El cultivo de la caña de azúcar dejó de ser negocio, se hunde con los precios internacionales del mercado, y ahora sólo es una actividad que genera pérdidas para los productores y pobreza para las comunidades que viven de esa industria. Incluso la organización de los productores de caña ha decidido bajar el volumen de producción ante unos precios que no dan señales de mejoría durante los últimos años. Las pérdidas son millonarias. Superan los mil millones de pesos. Es urgente un cambio en las políticas del sector. Hoy día, para enfrentar el problema, se incentiva a los productores a cultivar productos alternativos, y la pitahaya y la piña están dando buenos resultados. Nabil Eljure Terrazas, subsecretario de Planeación de la Secretaría estatal de Desarrollo Agropecuario y Rural (Sedaru), dice que con sólo el 1.5 por ciento del total de la superficie de la caña, los productores de pitahaya tuvieron ingresos por 8 millones de pesos.