Pues sí, no hay consensos sobre algunos temas de la agenda de reforma electoral local que tendrá que promulgarse en menos de noventa días para encuadrar en la federal, pero tampoco parece que eso sea muy importante en una Legislatura del Estado donde la oposición es un fantasma y el PRI tiene la sartén por el mango y ningún interés, tampoco, de hacerle concesiones –significativas- a nadie: ni a opositores ni mucho menos a partidario alguno de las candidaturas independientes. Claro: el tricolor hace concesiones retóricas y llamados a misa para que sus enclenques adversarios se incorporen a la discusión. De hecho lo hace, pero sin el mínimo apremio, y los opositores –los no aliados, por supuesto; los aliados no son opositores- acuden a sabiendas de que no pasan de ser comparsa legitimadora de lo que con ellos o sin ellos ocurrirá. Sus prioridades, las del PRI, están muy claras y habrán de cumplirse puntual y cabalmente.