El Gobierno federal emprendió una reforma educativa que fue criticada porque no contenía planes y proyectos de planes de estudio de largo plazo. La idea de la medida fue más bien una reforma laboral y administrativa que intenta quitarle al Sindicato de maestros la rectoría de la educación, porque los líderes magisteriales han puesto secretarios de educación en las entidades, controlan el ingreso y la permanencia de los maestros y doblegan a las autoridades a través de paros y protestas. Hoy el deterioro educativo es muy alto, y en el caso de Quintana Roo, si se doblaran los esfuerzos para corregir el rumbo de la educación no bastaría la próxima década para alcanzar el promedio de los países miembros de la OCDE. La estrategia actual es terminar el Censo realizado por el INEGI y que el Gobierno federal concentre la nómina de los docentes; quien no aparezca en el Censo no cobrará, dicen los más optimistas.