Esquizofrenia - guía práctica de trabajo con las familias

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ESQUIZOFRENIA GUÍA PRÁCTICA DE TRABAJO CON LAS FAMILIAS Elizabeth Kuipers Julian Leff Dominic Lam

Estuardo Alejandro Lizarazo Grados http://www.slideshare.net/lizarazogrados https://es.scribd.com/lizarazogrados http://issuu.com/estuardolizarazogrados http://psicodiagnosticofacil.blogspot.pe/


ESQUIZOFRENIA GUÍA PRÁCTICA DE TRABAJO CON LAS FAMILIAS CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN AL ENFOQUE Se concibe a la esquizofrenia como un trastorno de base orgánica que vuelve al paciente altamente sensible al estrés. El enfoque terapéutico implica tratamiento farmacológico en conjunción con el trabajo con familias, que son aliadas para ayudar al paciente, no se les culpa, ni se considera que necesiten tratamiento, pero el cuidar a un esquizofrénico es un trabajo arduo, exigente y la respuesta emocional de los familiares a la enfermedad del paciente puede conducir a un empeoramiento de los síntomas. El criticismo, la hostilidad y la sobrevinculación de los familiares son difíciles de afrontar para el paciente. La calidez que expresan los familiares puede servir en la mejora y favorecer el pronóstico de la enfermedad. Los terapeutas también deben ser cálidos, empáticos y trabajar con la familia en la resolución de sus problemas, apoyándose entre ellos y con su propio grupo de apoyo. CAPÍTULO II: VINCULAR A LA FAMILIA Es probable que se difícil vincular a las familias al tratamiento. Se debe ser persistente en la labor, reiterando el ofrecimiento terapéutico aunque inicialmente lo rechacen. Llegando el caso, puede ser conveniente trabajar con una parte de la familia, intenta vincular a los demás sobre la marcha. El primer contacto puede ser informal o producirse durante una crisis, pero siempre debe ser agradable y útil como sea posible. Es bueno recordar a las familias que la mejora es lenta para mantenerlas en tratamiento. CAPÍTULO III: SOMOS TERAPEUTAS, NO INVITADOS Por el hecho de trabajar en el domicilio del paciente, los terapeutas se ven sometidos a unas presiones sociales mayores de lo habitual. Deben asegurarse de que mantienen una relación de trabajo con la familia, pero sin ser descorteses. La televisión debe permanecer apagada en todo momento. CAPITULO IV: LA COTERAPIA Es recomendable que el terapeuta trabaje con un coterapeuta, en base a una adecuada relación de habilidades de negociación, que permita establecer alianzas y dividir tareas, recurriendo a la supervisión externa si es necesario, es más efectivo si las sesiones se planifican de antemano, debe de haber postsesión.


CAPITULO V: OFERTA DEL PROGRAMA EDUCATIVO El programa educativo de esquizofrenia se imparte en dos sesiones en casa delos familiares. Cubre la etiología, los síntomas y el pronóstico de la esquizofrenia, así como su tratamiento y manejo. Esta hecha a la medida de los síntomas y circunstancias de cada paciente. Es el comienzo del proceso de aprendizaje de la enfermedad que continua a lo largo del trabajo con la familia. CAPITULO VI: LAS SESIONES CON LA FAMILIA Deben tener en cuenta las normas estructurales y los roles familiares que se dan en cada grupo sociocultural. Existen, sin embargo, una serie de principios generales que hay que observar, como la necesidad de que los miembros de la familia se respeten unos a otros y cooperen para mejorar su calidad de vida. CAPITULO VII: MEJORA DE LA COMUNICACIÓN Mediante el establecimiento de reglas básicas: solo puede hablar una persona a la vez, los familiares deben dirigirse unos a otros directamente, el tiempo de hablar debe repartirse de forma equitativa, es frecuente motivar a escuchar a los demás. CAPITULO VIII: DELIMITACIÓN DE LAS TAREAS El establecimiento de una lista de objetivos, la elaboración de un orden del día y el establecimiento de prioridades, el acuerdo a una solución y las tareas son parte importante de un proceso de cooperación. Debe explorarse las opiniones y los sentimientos de todos los familiares por orden, escuchándolos y respetándolos al máximo. El proceso de la terapia es tan importante como su contenido. Tener presente la opinión del paciente principalmente a los familiares sobrevinculados que creen saber lo que piensan y sienten los enfermos. CAPITULO IX: TRATAMIENTO DE LA PERTURBACIÓN EMOCIONAL Entre las respuestas emocionales de los familiares esta la culpa, el sentimiento de pérdida, el enfado, la depresión y el estigma. Los terapeutas tienen que saber abordarlas y ayudar a normalizarlas. Muchas de estas emociones negativas están en la base de las críticas de los familiares. Los terapeutas deben ser capaces de interrumpir los comentarios abiertamente hostiles y connotarlos positivamente.


CAPITULO X: ¿CÓMO AFECTAN LAS FAMLIAS A LOS TERAPEUTAS? Las fuertes emociones generadas por la familia se transmiten a los terapeutas y a otros miembros del equipo asistencial, dificultando el proceso de trabajo conjunto. En general, cuando los terapeutas empiecen a experimentar sentimientos muy intensos en relación con la familia, como la culpa, el enfado o la desesperanza, es importante que reconozcan que están reproduciendo las emociones de la familia y que hablen de ellas con el coterapeuta y el grupo de apoyo. Una vez reconocido el origen de tales emociones serán mucho más fáciles de manejar, y los terapeutas podrán continuar con su trabajo de forma provechosa. CAPITULO XI: FINALIZACIÓN DE LA TERAPIA Hay que avisar a las familias con antelación cuando se decida poner fin a las sesiones, dejando un teléfono de contacto. Es útil repasar con la familia los cambios que hayan ocurrido durante el trabajo conjunto, pero es difícil que los familiares los reconozcan, se recomienda a los terapeutas no insistir sobre el tema. CAPITULO XII: RABIA, CONFLICTO Y RECHAZO La ira y la violencia dan miedo, pero pueden formar parte de las interacciones familiares. Los terapeutas han de apaciguar tanto como les sea posible las potenciales escaladas de intercambios negativos. Si es necesario, deben separar a los miembros de la familia y hablar con ambas partes. Los mismos terapeutas tienen que modelar interacciones positivas y establecer cuáles son las diferencias que hay que negociar, no deben unirse al conflicto familiar. Una vez desactivados, los patrones de comportamientos negativos deben se reemplazados por unos que sean positivos: para ello la familia a menudo necesitará una considerable ayuda. Si la violencia ha tenido lugar en su casa, después tiene que hablarse con calma y se deben ensayar y establecer estrategias para su futura prevención. CAPITULO XIII: MANEJO DE LA SOBREVINCULACIÓN Las relaciones sobrevinculadas son simétricas, la ansiedad y la dependencia entre ambas partes tienen que ser corregidas es conveniente negociar breves separaciones de prueba para atajar las ansiedades. Hay que animar a los familiares a atender sus propias necesidades y a poner límites a las demandas del paciente. La confianza del paciente en sí mismo tiene que ser restaurada y se le debe ayudar a establecer relaciones sociales fuera del hogar. Las técnicas estratégicas incluyen el cambio de sillas durante una sesión, la visita por separado delos subsistemas familiares y la invitación a los familiares a que recuerden cómo ellos se independizaron, entre otras.


CAPITULO XIV: EL DUELO Es una experiencia habitual en la familia cuando uno de sus miembros tiene una enfermedad crónica o discapacitante. Puede haber duelo por la pérdida de las esperanzas y de las aspiraciones depositadas en la persona, y a menudo una combinación de ambas. Los grupos de familiares son entornos seguros para que estos manifiesten su duelo abiertamente, sin temor a alterar a los pacientes y para compartir sus sentimientos. Los terapeutas deben alentar a los familiares a superar su duelo, a ver sus capacidades que los pacientes todavía conservan y a establecer pequeños objetivos realistas para posibilitar el progreso. CAPITULO XV LAS VULNERABILIDADES DE LOS PACIENTES ADULTOS Muchas familias deben ayudar a sus pacientes a afrontar sus defectos residuales. Puede ser difícil para los familiares evaluarlos con precisión y ayudarles a recuperar tanta independencia y funcionamiento adulto como sea posible. Las necesidades sexuales y la competencia social de los pacientes son dos dificultades específicas. Los terapeutas tienen que convencer a los familiares para que afronten estos problemas y facilitar que encuentren soluciones. CAPITULO XVI: EL ESTIGMA Muchas familias se sienten estigmatizadas y aisladas. En consecuencia suelen evitar el contacto con la gente de la podrían recibir apoyo y compañía. Ayudar a cuidadores y pacientes a romper con su aislamiento es un aspecto importante del trabajo con familias. Algunas veces es difícil aclarar si los cuidadores no salen debido a su sobrevinculación emocional o por miedo al rechazo. Los terapeutas tienen que explorarlo y tratarlo adecuadamente. La falta de habilidades sociales o de confianza de algunos pacientes, son debidas a la cronicidad de su enfermedad. La técnica cognitivo-conductual de establecer tareas graduales realistas es útil para contrastar sus creencias de que les miran mal o que les desprecian y así alentarlos a que se aventuren fuera de casa. CAPITULO XVII: LOS FAMILIARES AUSENTES La vinculación se puede reforzar mediante el mensaje de que los terapeutas no están ahí para tratar a la familia, sino para ayudarles con algunos de los problemas que la familia pueda tener debido a que uno de sus miembros padece esquizofrenia. Los familiares deben ser contemplados como unos valiosos aliados de los profesionales en el tratamiento de los pacientes. La definición de familia puede hacer bastante laxa, hay que identificar e invitar a las sesiones a los familiares importantes aunque estén distantes. La no asistencia de los familiares hay que tratarla con seriedad y los terapeutas deben esmerarse en conseguir que cada familiar asista habitualmente. De la misma manera, conviene explorar la falta de interés durante las sesiones y lo que la familia nos está diciendo con ello.


CAPITULO XVIII: TRATAMIENTO DE MATRIMONIOS Hay algunos problemas específicos que aparecen en los hogares conyugales. Entre ellos está el vivir de un solo salario, las tareas del hogar y el cuidado de los niños, la pérdida del cónyuge como confidente y los efectos de la enfermedad y del tratamiento farmacológico en la vida sexual de la pareja. Los terapeutas tienen que procurar el restablecimiento de una relación cálida entre los cónyuges. En ocasiones su trabajo consistirá en ayudar a la pareja a separarse de la manera menos cruenta posible. Si en el grupo hay cónyuges, puede ser un buen sitio para hablar sobre las dificultades conyugales. CAPITULO XIX: LOS HIJOS Los niños que tiene uno de los padres con esquizofrenia posiblemente van a manifestar una diversidad de problemas con la relación parental. Esto puede deberse directamente a la enfermedad o a su efecto indirecto en el progenitor sano. Los hijos van a tener que afrontar las ausencias del padre cuándo esté ingresado en el hospital, así como el hecho de presenciar los síntomas de la enfermedad. Los terapeutas tiene que darles una explicación apropiada a su edad. El trabajo con las familias puede ayudar a los hijos a resolver sus problemas, pero de lo contrario habrá que derivarles a un especialista infantil. CAPITULO XX CUANDO LOS CUIDADORES SON LOS HERMANOS O LOS HIJOS Probablemente los hermanos tengan complejos sentimientos negativos hacia el paciente. Sin embargo, en general hay un cierto grado de buena voluntad que puede ser aprovechado para implicarlos en el trabajo familiar. Tienen el potencial de ser unos aliados muy útiles en la ayuda a que el paciente se vaya independizando. Puede que los hermanos que se ocupan de cuidar al paciente hayan dedicado su vida a ello, mientras que los hijos adultos posiblemente experimenten ansiedad por el hecho de estar aprisionados en su papel de cuidador. En ambos casos la intención terapéutica es la de incrementar la capacidad del paciente hacia la independencia y la de liberar al cuidador de la carga de algunas de sus responsabilidades. CAPITULO XXI EL TRABAJO Un enfoque conductual para que el paciente realice las tareas del hogar facilita que se ejercite en las habilidades necesarias en un trabajo. Cuando solicitan un empleo, los pacientes se enfrentan al problema de cuánto debe contar de su historia psiquiátrica. No hay ninguna respuesta clara y rápida, pero los terapeutas deben debatir los pros y los contras con el paciente y con la familia. Puede que las familias necesiten ayuda para adaptarse al trabajo de los pacientes con algún déficit en sus habilidades laborales y a las reducidas posibilidades de encontrar un empleo o de volver a los estudios por tiempo completo. Para los pacientes con


incapacidades graves habrá que persuadir a las familias para que acepten alternativas como ayudar con el trabajo de casa o asistir a un centro de día. CAPITULO XXII: ASPECTOS CULTURALES Los aspectos culturales afloran habitualmente en el trabajo con familias en las grandes urbes. Las barreras lingüísticas pueden requerir el uso de un intérprete aunque muchas veces es un problema en este tipo de intervención. Los terapeutas han de tener en cuenta las variaciones en las estructuras familiares que se dan en las diferentes culturales. Las enfermedades mentales son más estigmatizantes en las familias de los países en vías de desarrollo. Aunque podría ser ideal la elección de la de la procedencia étnica de clientes y terapeutas, suele ser poco factible. Así pues, los terapeutas deben desarrollar una especial sensibilidad por las cuestiones culturales. CAPITULO XXIII: PROBLEMAS ESPECIALES QUE COMPLICAN EL TRABAJO CON FAMILIAS No es raro ver que las familias no sólo tienen que vérselas con la esquizofrenia, sino que además deben afrontar otros problemas que les pueden preocupar tanto o incluso más. Ente ellos están el abuso de tóxicos, el abuso de menores, los intentos de suicidio, las incapacidades físicas y que más de un miembro de la familia padezca una enfermedad mental. Cuando hay problemas múltiples los terapeutas tiene que ayudar a la familia estableciendo prioridades entre éstos y lidiando adecuadamente con ellos. Algunas veces las familias rechazan la ayuda que se les ofrece. Cuando esto sucede es importante que los terapeutas les reiteren las posibilidades de contacto futuro. CAPITULO XXIV: CÓMO CONDUCIR UN GRUPO DE FAMILIARES I Los grupos de familiares, a pesar de que son rentables, no siempre resultan visibles. Una vez formado un grupo, los terapeutas deben esforzarse mucho para conseguir la vinculación de los miembros y su asistencia continua. La conducción de un grupo de familiares requiere de unas habilidades similares a las descritas para las sesiones individuales, y sus objetivos y métodos son paralelos. Los terapeutas son ante todo facilitadores, y los familiares necesitan de su ayuda para vincularse. Puede que los pacientes se muestren suspicaces acerca de los propósitos del grupo. El lugar de reunión a de set céntrico y tener cocina. CAPITULO XXV: CÓMO CONDUCIR UN GRUPO DE FAMILIARES II Las reuniones de grupo deben tener una estructura y un control para posibilitar el trabajo de solución de problemas y el procesamiento emocional. Los terapeutas tienen que crear un clima cálido y positivo, trabajando activamente para mantener la asistencia. Se tratara un amplio


rango de temas que al principio será de índole práctica y más adelante podrán ser de tipo más emocional. CAPITULO XXVI: CONCLUSIONES Existen pruebas de la eficacia del trabajo con familias de enfermos con esquizofrenia. Lo ideal es que los terapeutas recojan opiniones de los familiares después de cada sesión para moldear sus prácticas y que la familia no rechace la terapia. Síntomas: 

Trastornos de pensamiento: dice cosas inesperada o sin sentido.

Perdida de la capacidad de pensar con claridad y de forma ordenada.

Temor a lo que le pasa, preocupación interna.

Engaños de la imaginación, oye y escucha voces que no existen, respondiendo a lo que escucha, hablando y gritando solo.

Pérdida de los sentimientos o confusión, alejándose.

Agresividad, rompiendo cosas, descontrol.

Desesperanza cuando compara su vida pasada y la actual, así como periodos de negación de la enfermedad, mostrándose hiperactivo.

Sensaciones paranoides, preferencia por no salir y quedarse solo.

Sueño prolongado, debilidad y desgano en actividades, lentitud.

Descuido de higiene personal, maniático por algunas pertenencias, rechaza el cambio.

Causas: 

Si uno de los padres tiene esquizofrenia, existe más probabilidad que herede a sus hijos, en porcentaje uno de cada diez.

Existen diversos factores que pueden desembocar en la enfermedad pero no están probados.

A más tensión y conflictos, son más probable las crisis.

Los medicamentos ayudan a recuperar, aunque demoran en hacer efecto y tienen complicaciones secundarias. Algunos enfermos de esquizofrenia tan solo tienen una crisis en sus vidas.

Después de cada crisis se nota un cambio en el comportamiento.



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