Mundo Kids (Edición 49)

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Nº49 - Año 11 - 2018 Distribución gratuita www.mundokidsweb.com.ar




La araña negra del arco Considerado por muchos como el mejor portero de la historia del fútbol, el guardameta ruso Lev Ivánovich Yashin, conocido en el mundo futbolístico como “la Araña Negra”, comenzó siendo arquero de hockey sobre hielo en el equipo de la fábrica de herramientas en la que trabajaba durante la Segunda Guerra Mundial. Yashin nació el 22 de octubre de 1929 en Moscú en una familia obrera. Cuando el pequeño Lev tenía 7 años apareció en las pantallas la película El portero, basada en la obra El portero de la república del escritor soviético Lev Kassil y que muy pronto se convirtió en una de las producciones más ejemplares para los niños. El fútbol, en ese entonces, no era simplemente un deporte, era un juego heroico, romántico y muy atractivo. Quizás estas dos razones impulsaron a Lev a seguir el camino que más delante le traería muchos éxitos y también algunos fracasos.

El difícil debut A los diecisiete años empezó su afición al fútbol, cuando tuvo que reemplazar a un portero. En 1949 ingresó al club Dinamo de Moscú, donde jugó durante toda su carrera. Fueron 22 temporadas históricas en el club moscovita. Pero su comienzo en el equipo en partidos profesionales de fútbol fue duro. En la primera mitad de 1949 el Dinamo disputaba un encuentro amistoso frente al Tráktor de Stalingrado (actual Volgogrado). El portero del Tráktor rechazó un balón que llegó hasta el área contraria y cuando Yashin se disponía a atraparlo chocó con su propio defensor. La pelota pasó traicioneramente


por el arco. Sus compañeros de equipo no podían contener la risa. Un año más tarde, en un partido importante contra el Spartak, Yashin tuvo que sustituir al portero titular que no podía jugar por una lesión. Las rodillas del joven portero temblaban y todo terminó en una fatalidad. Yashin volvió a chocar con otro defensor y un jugador del Spartak, lo que posibilitó el empate de los rojiblancos. Cuentan que luego del partido un policía ingresó a los vestuarios del equipo y ordenó quitar a ese “mocoso” de su vista. Tuvieron lugar casos de intervención de funcionarios del OGPU en los asuntos internos del club, cuando la reputación del club podía menoscabarse. Hasta 1953 Yashin estuvo sentado en el banquillo de los suplentes pero le dieron una oportunidad en un partido que su equipo iban ganando 4–1. Luego de ingresar, el marcador rápidamente se convirtió en 4–4. Pero para suerte de Lev, en los últimos minutos los del Dinamo lograron subir el marcador hasta 5–4. Tras la decepción Lev se fue a jugar al hockey sobre hielo e incluso pudo conquistar con el Dinamo la Copa de la URSS. Pero este periodo de su biografía terminó muy rápido: el fútbol lo esperaba.

Hasta la cumbre de la gloria Ya a mediados de los años 50 se convirtió en el mejor portero de la Unión Soviética. Tal nivel de juego lo adquirió gracias a los duros entrenamientos que tenía con su entrenador Alexéi, “El Tigre”, Jómich. La cantidad muy pronto se convirtió en calidad. Yashin atajaba con clase y calidad, contrariamente a lo que se veía en aquella época. Incluso se atrevía a abandonar su portería para cortar alguna jugada de ataque del equipo contrario. El crecimiento de Lev influyó también en el desarrollo del fútbol en el país en general. En cuanto a su apodo, a Lev Yashin lo llamaban “la Araña Negra” debido a


que en los partidos siempre usaba una camiseta negra de manga larga, y además por sus largos brazos. Con Yashin en el arco, la URSS conquistó el oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne de 1956 y la Copa de Europa en 1960. Disputó tres Copas del Mundo: en 1958 en Suecia, 1962 en Chile y 1966 en Alemania, donde consiguió con su selección el cuarto lugar, tras perder frente a Portugal en el partido por el tercer puesto. A lo largo de su carrera fue además reconocido en once ocasiones como el mejor guardameta del país. Fue pentacampeón de la liga soviética y tricampeón de la Copa Soviética. Sumó un total de 326 partidos de liga jugados, de los que 270 terminaron sin que su portería fuera abatida. El año 2000 fue nombrado por la FIFA el mejor portero del siglo XX.

El mundial fatal y el partido salvador En el Mundial de Chile la URSS perdió 2–1 en los cuartos de final contra el equipo local. En aquella época la televisión no transmitía los partidos de fútbol y la versión de los periodistas soviéticos, que decía que los dos goles convertidos por Chile fueron culpa de Yashin, se esparció como un reguero de pólvora por todo el país. Presionado por la gente, el guardameta decidió retirarse del fútbol y se fue a vivir a su casa de campo. Sin embargo, un día decidió volver y, para mal de los que lo criticaban, lo hizo de la mejor manera. Jugó tan bien que fue premiado con el Balón de Oro al mejor futbolista de Europa en 1963, siendo el único portero que ha recibido tal galardón. A principios de los años 60, Lev Yashin se convirtió en uno de los ciudadanos soviéticos más reconocidos en el mundo. En 1963 fue invitado a jugar un partido dedicado a los 100 años del fútbol inglés, en compañía de grandes figuras como Ferenc Puskás, Di Stéfano, Raymond Kopa y Eusébio.

El estilo de Yashin Si hablamos de su estilo de juego, uno de sus compañeros en el Dinamo, Valeri Máslov, asegura que Yashin sabía leer el juego. “Hay muchos porteros que saltan muy bien, con buena técnica y una increíble reacción. Todo esto también lo tiene él, por lo menos cuando está libre de lesiones” dice. “Pero además de eso, Lev Ivanóvich Yashin sabía cómo anticipar una situación de juego. Nunca jugó para el público. Prefería ocupar un buena posición bajo los tres palos y gracias a eso atrapaba balones que a simple vista parecían difíciles” cuenta Máslov. “Podía avisar a tiempo a los defensores hacia dónde correr, a quién cubrir y a quién dar el pase. No lo pensábamos ni un segundo, hacíamos todo lo que él nos decía. En el campo era como un entrenador que juega”, enfatizó el ex futbolista.

“Gracias, público” Su partido de despedida, el número 813, se disputó el 27 de mayo de 1971,



entre la selección de la sociedad soviética deportiva del Dinamo y el equipo del “Resto del Mundo”, donde destacó la figura del portugués Eusébio da Silva Ferreira, el inglés Robert Charlton y el alemán Gerhard Müller, quien a pesar de sus constantes intentos de marcar a Yashin, nunca pudo anotar. Al final del partido Lev Yashin se quitó los guantes y se los entregó al arquero de la selección uruguaya y del Peñarol de Montevideo, Ladislao Mazurkiewicz (considerado el mejor arquero del continente americano), a quien Yashin le dijo: “Tú serás mi sucesor”. Luego se dirigió a las abarrotadas tribunas del estadio Luzhnikí y solo pudo decir una corta frase: “Gracias, público”. Yashin colgó los guantes como un héroe nacional. En el paseo de la fama del estadio Luzhnikí se encuentra un monumento dedicado al gran futbolista. Lev Yashin murió el 20 de marzo de 1990 tras una intervención quirúrgica a causa de un cáncer de estómago. Su recuerdo no se perderá nunca en Rusia donde, a pesar de los cambios políticos vividos por la ex Unión Soviética, para todas las repúblicas surgidas de esa federación, siempre sería un punto de unión deportiva. Así, las autoridades de Moscú decidieron levantar una estatua al legendario futbolista ruso, por considerarle uno de los mejores de todos los tiempos. Hoy, la prensa deportiva suele decir que el fútbol de ese entonces “ha envejecido”, pero echándole un vistazo a algunos vídeos de aquella época uno se da cuenta de que lo que afirman no es completamente cierto. Muchos expertos y colegas de Yashin mencionan que su juego era muy moderno. Recordemos como hablaba de los errores de los porteros: “Qué clase de portero se es, si no se reclama a sí mismo por el gol que le han hecho. Está en la obligación de reclamarse. Si no le importa, entonces, es su final. Haya tenido el pasado que haya tenido, ese portero ya no tiene ningún futuro”.

Poster mundialista Igor Gurovich, artista elegido para hacer el póster del Mundial de Rusia 2018,eligió a el legendario Lev Yashin como figura principal de la estampa. “El póster oficial del Mundial de la FIFA 2018 es un fiel reflejo del patrimonio artístico y futbolístico de Rusia”, comentó Fatma Samoura, secretaria general de la FIFA, que añadió que “estamos muy orgullosos de este hermosos activo histórico que retrata un ícono tan importante y celebra el próximo torneo en suelo ruso”. “Fue muy importante para nosotros retratar a Rusia como el país anfitrión en el cartel oficial”, agregó el presidente del Comité Organizador Local de Rusia 2018, Vitaly Mutko. “Es por eso que elegimos a Lev Yashin, un símbolo del fútbol ruso, como la figura principal. Estoy seguro de que el póster se convertirá en uno de los símbolos más memorables de la Copa del Mundo y que tanto los aficionados como los participantes lo aprobarán”. En el poster, Lev Yashin sale vestido con su traje tradicional y se muestra deteniendo una pelota, de la que una mitad es una pelota típica y la otra la vasta superficie de Rusia vista desde el espacio.



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El genio de la computación

(William Henry Gates III; Seattle, Washington, 1955) Informático y empresario estadounidense, fundador de Microsoft. La fortuna de este precoz programador, que no llegó a terminar sus estudios y que a los 31 años era ya multimillonario, procede del éxito arrollador de su sistema operativo, el MS-DOS (1981), que evolucionaría hasta convertirse en el popular Windows 3.1 (1992) y daría lugar a las sucesivas versiones de este sistema operativo, omnipresente hasta nuestros días en la inmensa mayoría de los ordenadores portátiles y de sobremesa. Es difícil juzgar hasta qué punto fue suerte o genial intuición advertir que, en la eclosión de la informática de consumo, había un mercado tan valioso en la fabricación de ordenadores (hardware) como en la creación del sistema operativo y de los programas que habían de emplearse en ellos (software). Lo cierto es que, mientras los fabricantes competían duramente por el hardware, una serie de circunstancias llevaron a que su sistema operativo se extendiese hasta quedar sin apenas competencia. De hecho, a menudo se ha acusado a Microsoft de prácticas monopolísticas, y a su fundador de falta de verdadera creatividad. Pero, aun admitiéndolo, deberá reconocerse que su contribución efectiva a la popularización de la informática (y a la vertiginosa escalada tecnológica que ha conllevado) fue inmensa.

Biografía Bill Gates nació en una familia acomodada que le proporcionó una educación en centros de élite como la Escuela de Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard (1973-77). Siempre en colaboración con su amigo Paul Allen, se introdujo en el mundo de la informática formando un pequeño equipo dedicado a la realización de programas que vendían a empresas o administraciones públicas. En 1975 se trasladaron a Alburquerque (Nuevo México) para trabajar suministrando a la compañía MITS una serie de programas susceptibles de ser utilizados con el primer microordenador, el Altair, para el cual habían desarrollado una versión del lenguaje de programación BASIC. Ese mismo año fundaron en Alburquerque su propia empresa de producción de software informático, Microsoft Corporation, con Bill Gates como presidente y director general. Su negocio consistía en elaborar programas adaptados a las necesidades de los nuevos microordenadores y ofrecérselos a las empresas


fabricantes más baratos que si los hubieran desarrollado ellas mismas. Cuando, en 1979, Microsoft comenzó a crecer (contaba entonces con dieciséis empleados), Bill Gates decidió trasladar su sede a Seattle.

El negocio del software A principios de la década de 1970, la invención del microprocesador permitió abaratar y reducir el tamaño de las gigantescas computadoras existentes hasta entonces. Era un paso decisivo hacia un sueño largamente acariciado por muchas empresas punteras en el sector tecnológico: construir ordenadores de tamaño y precio razonable que permitiesen llevar la informática a todas las empresas y hogares. El primero en llegar podría iniciar un negocio sumamente lucrativo y de enorme potencial. Era impensable que una empresa como Microsoft, dedicada solamente al software (sistemas operativos y programas) pudiese jugar algún papel en esta carrera entre fabricantes de hardware, es decir, de máquinas. Y así fue al principio: una competición entre fabricantes de ordenadores no demasiado honesta, pues hubo más de un plagio. A mediados de los años setenta, en un garaje atestado de latas de aceite y enseres domésticos, Steve Jobs y Stephen Wozniak diseñaron y construyeron una placa de circuitos de computadora, toda una muestra de innovación y de imaginación. Al principio tenían la intención de vender sólo la placa, pero pronto se convencieron de la conveniencia de montar una empresa, Apple, y vender ordenadores. En 1977 empezaron a comercializar la segunda versión de su computadora personal, el Apple II, que se vendía con un sistema operativo también creado por Apple: un hito histórico que marca el nacimiento de la informática personal. Bastante ingenuamente, Apple cometió el error de dar a conocer a otras empresas las especificaciones exactas del Apple II. Para desarrollar su primer ordenador personal, la empresa IBM copió y adaptó la arquitectura abierta del ordenador de Apple y escogió el microprocesador Intel 8088, que manejaba ya caracteres de 16 bits. De este modo, en 1981, IBM pudo lanzar su primer PC (Personal Computer, ordenador personal). Pero el sistema operativo de su PC, imprescindible para su funcionamiento, no había sido creado por IBM, sino por Microsoft. Un año antes, en 1980, Bill Gates había llegado a un acuerdo con IBM para suministrarle un sistema operativo adaptado a sus ordenadores personales, el MS-DOS, que desde 1981 iría instalado en todos


los ordenadores de la marca. IBM obtuvo un gran éxito comercial con su PC. Con un precio que, con el paso de los años, sería cada vez más asequible, cualquier consumidor podía comprar una computadora de tamaño reducido, cuyas aplicaciones no hacían sino aumentar, y que abarcaban tanto el ocio como múltiples actividades laborales. Pero IBM también cometió errores en el uso de la patente. Muchas empresas, conscientes del gran boom que se avecinaba, se lanzaron a la fabricación y comercialización de PC compatibles, llamados en la jerga informática clónicos, más económicos que los de IBM. El mercado se inundó de ordenadores personales compatibles con el de IBM que funcionaban con el sistema operativo de Microsoft, que podía venir instalado o adquirirse por separado, porque, aunque IBM lo había encargado, el MS-DOS no era de sus propiedad: había cedido los derechos de venta a Microsoft. Por otro lado, aparte de las empresas y administraciones, no siempre los usuarios adquirían la licencia del MS-DOS. Era sencillísimo conseguir una copia e instalarlo sin pagar, hecho que favoreció aún más su difusión.

Del MS-DOS a Windows Aún existían otra opciones, pero se quedaron en minoritarias: gracias a su bajo coste, la combinación PC más MS-DOS acabó copando el mercado y convirtiéndose en el estándar. Mientras los fabricantes de ordenadores intentaban reducir costes, entregados a una guerra de precios de la que nadie pudo sacar una posición dominante, una empresa de software, la de Bill Gates, se hizo con prácticamente todo el mercado de sistemas operativos y buena parte del de programas. A partir de ese momento, la expansión de Microsoft fue espectacular. Y no sólo porque los PC necesitaban un sistema operativo para funcionar, sino también porque los programas y aplicaciones concretas (un procesador de textos, un hoja de cálculo, un juego) se desarrollan sobre la base de un sistema operativo en concreto, y ese sistema era el MS-DOS. Las distintas empresas de software (y entre ellas la misma Microsoft) podían desarrollar, por ejemplo, distintos procesadores de textos, compitiendo entre ellas para agradar al usuario. Pero como la inmensa mayoría de usuarios tenía MS-DOS, desarrollaban programas para funcionar con MS-DOS, y acababan por hacer un favor a Microsoft, que podía presumir de que sobre su sistema operativo podían funcionar todos los programas imaginables: los suyos y casi todos los de la competencia. Esa retroalimentación viciosa era el fabuloso activo de Microsoft, y Bill Gates supo conservarlo. El MS-DOS, sin embargo, era un entorno poco amigable, cuyo manejo requería el conocimiento de comandos que se introducían a través del teclado. Con el lanzamiento en 1984 del ordenador personal Macintosh, Apple pareció tomar de nuevo la delantera. Su sistema de ventanas supuso un salto cualitativo; su interfaz simulaba la distribución de una mesa de trabajo por medio de iconos. Un pequeño aparato, el ratón, cuyo movimiento se reflejaba en la pantalla con un icono parpadeante, permitía recorrerla en busca del documento o programa buscado. En lugar de tener que recordar los comandos de cada una de las operaciones y teclearlos en cada momento, bastaba acudir a los listados de acciones posibles y hacer clic con el ratón sobre la



opción elegida. Por el momento, aquellas innovaciones no parecían hacer sombra a Bill Gates. En 1983 Paul Allen dejó Microsoft, aquejado de una grave enfermedad. Y cuando, en 1986, Microsoft salió a la Bolsa, las acciones se cotizaron tan alto que Bill Gates se convirtió en el multimillonario más joven de la historia. Volcado en un proceso de innovación tecnológica acelerada, y en su caso imitando más el Macintosh de Apple que innovando, Gates lanzó una interfaz gráfica para MS-DOS llamada Windows: Windows 3.0 en 1990 y Windows 3.1 en 1992. No era, en realidad, un nuevo sistema operativo, sino, como se ha dicho, una interfaz gráfica con ratón, iconos y ventanas bajo la que seguía corriendo el viejo MS-DOS, pero fue muy bien recibido por los usuarios, que disponían finalmente de un sistema tan intuitivo como el de Macintosh pero mucho más económico al funcionar sobre un PC, gracias a lo cual se impuso fácilmente en el mercado. El enorme éxito llevó a la verdadera renovación que fue Windows 95 (en cuya campaña de promoción a escala mundial asumió el propio Gates el papel de profeta de la sociedad cibernética como personificación de Microsoft), al que seguirían Windows 98 y las sucesivas versiones de este sistema operativo, de entre las que sobresale Windows XP (2001), el primero cien por cien de nuevo cuño, que dejaba completamente de lado el antiguo MS-DOS. Entretanto, el negocio no había cesado de crecer (de los 1.200 empleados que tenía en 1986 hasta más de 20.000 en 1996), y, con la generalización de Windows, Bill Gates pasó a ejercer un virtual monopolio del mercado del software mundial, reforzado por su victoria en el pleito de 1993 contra Apple, que había demandado a Microsoft por considerar que Windows era un plagio de la interfaz gráfica de su Macintosh. Desde 1993 embarcó a la compañía en la promoción de los soportes multimedia, especialmente en el ámbito educativo. Además de Windows, muchos de los programas y aplicaciones concretas más básicas e importantes producidas por la empresa (el paquete ofimático Microsoft Office, por ejemplo) eran siempre las más vendidas. Surgieron muchas voces críticas que censuraban su posición monopolística, y en numerosas ocasiones Microsoft fue llevada por ello a los tribunales por empresas competidoras y gobiernos, pero nada logró detener su continua ascensión. Empresario y filántropo El talento de Gates se ha reflejado en múltiples programas informáticos, cuyo uso se ha difundido por todo el mundo como lenguajes básicos de los ordenadores personales; pero también en el éxito de una empresa flexible y com-


petitiva, gestionada con criterios heterodoxos y con una atención especial a la selección y motivación del personal. Las innovaciones de Gates contribuyeron a la rápida difusión del uso de la informática personal, produciendo una innovación técnica trascendental en las formas de producir, transmitir y consumir la información. El presidente George Bush reconoció la importancia de la obra de Gates otorgándole la Medalla Nacional de Tecnología en 1992. Su rápido enriquecimiento ha ido acompañado de un discurso visionario y optimista sobre un futuro transformado por la penetración de los ordenadores en todas las facetas de la vida cotidiana, respondiendo al sueño de introducir un ordenador personal en cada casa y en cada puesto de trabajo; este discurso, que alienta una actitud positiva ante los grandes cambios sociales de nuestra época, goza de gran audiencia entre los jóvenes de todo el mundo por proceder del hombre que simboliza el éxito material basado en el empleo de la inteligencia (su libro Camino al futuro fue uno de los más vendidos en 1995). Los detractores de Bill Gates, que también son numerosos, le reprochan, no sin razón, su falta de creatividad (ciertamente su talento y sus innovaciones no son comparables a las de un Steve Jobs, y más bien siguió los caminos que abría el fundador de Apple), y critican asimismo su política empresarial, afirmando que se basó siempre en el monopolio y en la absorción de la competencia o del talento a golpe de talonario. A los críticos les gusta subrayar un hecho totalmente real, pese a que parezca una leyenda urbana: ni siquiera el MS-DOS es obra suya. Bill Gates lo compró por 50.000 dólares a un programador de Seattle llamado Tim Paterson, le cambió el nombre y lo entregó a IBM. En la actualidad, Microsoft sigue siendo una de las empresas más valiosas del mundo, pese a haber perdido diversas batallas, especialmente la de Internet y la de los sistemas operativos para teléfonos móviles, que lidera ahora Google (Sergei Brin y Larry Page), otro gigante tan valioso como Microsoft. Frente al dinamismo de la era de Internet, en la que surgen y se convierten rápidamente en multimillonarias nuevas ideas como la red social Facebook, de Mark Zuckerberg, la empresa de Gates parece haber quedado algo anquilosada, aunque no se pone en duda la solidez de su posición. Tampoco ello es exclusiva responsabilidad de Bill Gates, que ya en el año 2000 cedió la presidencia ejecutiva de Microsoft a Steve Ballmer y pasó a ser arquitecto jefe de software para centrarse en los aspectos tecnológicos. Bill Gates había contraído matrimonio en 1994 con Melinda French, con la que tendría tres hijos. En el año 2000 creó, junto con su esposa, la Fundación Bill y Melinda Gates, institución benéfica dedicada a temas sanitarios y educativos cuya espléndida dotación económica procede mayormente de su fortuna personal. No en vano el fundador de Microsoft es un habitual de las listas anuales de la revista Forbes: en 2014 la había encabezado ya en quince ocasiones como el hombre más rico del planeta. En 2008, Bill Gates abandonó definitivamente Microsoft para dedicarse íntegramente a sus labores en la fundación, que había recibido el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2006. Si antes fue una figura discutida, esta nueva etapa como filántropo despierta más bien unánime admiración: al igual que lo fue su empresa, su fundación es la más grande del mundo por lo que respecta a la cuantía de sus aportaciones económicas a toda clase de programas de ayuda, investigación y desarrollo.








Zona Sur Ferroclub Argentino Av. 29 de Septiembre 3500 (Remedios de Escalada). Tel. (0221) 475-0018. Parque Hudson Calle El Zaino s/n (Florencio Varela). Tel. 4283-1053. Abremate Av. Hipolito Yrigoyen 5682, Remedios de Escalada Tel. 4247-4485/89/90 interno 106 Zoo Florencio Varela Presidente Perón 800. Tel. 4275-0614. República de los Niños Camino General Belgrano km. 7 (Gonnet). Tel. (0221) 484-1409 / 0800-999-5959. www.republica.laplata.gov.ar Museo de Ciencias Naturales Paseo del Bosque s/n (La Plata). Tel. (0221) 425-9161 / 7744.

Capital Federal Zoológico de Buenos Aires Av. Las Heras y Sarmiento. Tel. 4011-9900.


Parque Tierra Santa Av. Rafael Obligado 5790 (Costanera). Tel. 4784-9551. Jardín Botánico Av. Santa Fe 3951. Tel. 4831-4527. Museo de los Niños Abasto Av. Corrientes 3247. Abasto de Buenos Aires. Tel. 4861-2325. Museo Eduardo Sívori Av. Infanta Isabel 555 (frente al puente del Rosedal). Tel. 4772-5628. Museo de la Ciudad Defensa 219. Tel. 4343-2123. Planetario de la Ciudad Galileo Galilei Av. Sarmiento y Belisario Roldán. Tel. 4771-6629 / 9393. Museo Argentino de Ciencias Naturales Angel Gallardo 490. Tel. 4982-6595. Museo Argentino del Títere Piedras 905. Tel. 4304-4376. Observatorio de la Asociación Amigos de la Astronomía Av. Patricias Argentinas 550. Tel. 4863-3366.


Se me lengua la traba Azúcar

El azúcar de la azucarería de Azucena, lo guardo en mi alacena, para mi cena y para mi nena, María Helena.

¿De qué te reís? Castigo

En el colegio: Señorita Profesora, ¿es verdad que no se debe castigar a un niño por una cosa que no haya hecho? No, claro que no, le responde la Profesora. Estupendo, le dice el nene, porque no hice los deberes… Países

La maestra le dice a su alumno: “A tu edad yo me sabía todos los nombres de los países”. Y el alumno le contesta: “Sucede que en esa época sólo existían dos o tres”. Trabajo

El hijo se levanta y le dice a su papá: “hoy me levanté con ganas de trabajar”. Y el papá le contesta: ¿y qué vas a hacer? Acostarme para que se me vayan las ganas.






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