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Ceremonia del café árabe es un ritual de generosidad

Por Marianela Rodríguez Freepik

El café árabe simboliza la unión en una amplia región que congrega a diferentes países. En estas naciones miles de personas se congregan en torno a la oscura infusión en una tradición que desde hace algún tiempo es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

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En naciones como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Omán y Qatar esta práctica tiene un carácter especial y fue allí donde fue reconocida por la entidad internacional como patrimonio en el año 2015.

Tradicionalmente el café árabe es preparado con especias como azafrán, cardamomo, clavos y canela. Las especias que se usan para preparar el café le dan un sabor muy especial y muy diferente al que estamos acostumbrados en occidente. Las especies como el azafrán, le dan esta infusión un sabor y un color muy distinto.

A diferencia de otros lugares del mundo, en lugar de azúcar el café siempre va acompañado de algo muy dulce como dátiles, fruta escarchada y algún dulce como mejhle. La preparación varía de acuerdo con el lugar, pero siempre es signo de hospitalidad y se considera un acto ritual de generosidad.

Servir un café árabe es un elemento importante de la hospitalidad en las sociedades arábigas y se considera un acto ritual de esplendidez. Ancestralmente el café se prepara en presencia de los invitados y los preparativos comienzan con la selección de los granos, que se tuestan ligeramente en una sartén plana antes de ser triturados en un mortero de cobre con un mazo del mismo metal.

Luego se colocan los granos molidos en una gran cafetera de cobre que se llena de agua y se pone al fuego, según explica el sitio web de la Unesco.

Cuando la infusión está lista, se vierte en un recipiente más pequeño del cual se servirá a todos los presentes. Por educación, el café se reparte por jerarquías, así que primero se entrega la taza al invitado más importante o de mayor edad como muestra de respeto.

Las tazas de los invitados sólo se llenan hasta un cuarto de su capacidad y así se puede volver a servir café varias veces más. La costumbre exige que cada invitado beba al menos una taza, para agradecer la hospitalidad, pero no más de tres.

Una costumbre ancestral

El café árabe es preparado por hombres y mujeres de todos los segmentos de la sociedad, especialmente en el hogar familiar.

Se considera que los principales custodios de esta práctica cultural son los jeques y los jefes tribales que sirven café en sus espacios de reunión, los hombres y mujeres de mayor edad de la comunidad beduina y los propietarios de negocios de café, detalla la agencia de las Naciones Unidas.

Durante siglos el apego por esta bebida ha trascendido de generación en generación, principalmente a través de la tradición oral, la observación y la práctica. Lo habitual es que las personas de mayor edad y experiencia guíen a los jóvenes para que aprendan a escoger los mejores granos y a preparar la infusión siguiendo los métodos ancestrales.

Desde tiempos antiguos hasta la actualidad es común ver como grupos familiares o de amigos se reúnen frente a las casas para preparar el café árabe al aire libre, una experiencia donde todos son bienvenidos.

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