HACIA UNA MULTILÉCTICA* DEL AGUA HIMALAYA: LA HIDROPOLITICA NEPALESA Y LA GUERRA DEL PUEBLO MAOISTA
John McSweeney
Introducción Hay pocas cosas que pueden mover montañas con tanta efectividad como el agua corriente, una sustancia que es poderosa y frágil al mismo tiempo –su presencia permite la posibilidad de vida. El agua y su uso sostenible representan un tema fundamental en la gestión de recursos que deben abordarse seriamente en las próximas décadas, sin embargo, para millones de nosotros el conocimiento del ciclo hidrológico consiste simplemente en abrir y cerrar el grifo de la cocina. Actualmente, más de 5 millones de personas, la mayoría niños, mueren cada año por enfermedades y dolencias relacionadas con una pobre calidad del agua –el equivalente a 35 aviones accidentados cada día- y la situación continúa empeorando. Numerosos estudios predicen que alrededor del 40% de la población mundial habitará regiones con escasez de agua para el año 2025, con relaciones
* N. del T. Del inglés Multilectic. Palabra inexistente en castellano…(de momento). Análogo a la dialéctica, se refiere a una forma de oponer diferentes puntos de vista para encontrar sus similitudes
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tensas, exacerbadas por más de doscientos canales (compartidos) en las vías de agua internacionales. En matemáticas, uno más uno siempre es igual a dos. Para los analistas socio-hidrológicos sin embargo, H2O no siempre es igual a H2O y su valor está determinado por su significado cultural, religioso, ambiental, político, geo-histórico y económico (por varios accionistas) –en un tiempo y lugar determinados. Como recurso ambiental que es, el agua se mueve a través del espacio, rompiendo con nuestra noción de propiedad privada, discreta y limitada y los efectos de esta posición pueden afectar a todos los demás usuarios. Para mucha gente el agua es nuestro enlace con lo divino, e incluso para otros el río que fluye representa la vida misma, porque nos provee de pesca y alimentos, la marca con la que los recién nacidos son bautizados- y en la cual las cenizas de los muertos serán lanzadas, con el fin de reintegrarlos con el ciclo de vida del mundo. El desarrollo de los recursos hídricos en el Himalaya es una cuestión de intensos debates, feroces opiniones y, para muchas personas, su resultado es la diferencia entre la vida y la muerte. La manipulación del agua ha sido una fuente de poder político y económico, pero para cientos de millones de personas, el acceso a diversos productos medioambientales (incluyendo el agua), representa la base de sus medios de subsistencia y su supervivencia. En la práctica, los proyectos que restringen el acceso tradicional a los recursos fundamentales, sin una compensación adecuada o soluciones alternativas, son atacados con frecuencia –con la supervivencia en juego- mediante métodos violentos. Como corresponde a algunas de las mayores democracias del mundo, el debate sobre el desarrollo de centrales hidroeléctricas en el sur de Asia es muy intenso -lo que refleja la sensibilidad de la cuestión, así como las disputas sobre las opciones de planificación y las elecciones tecnológicas. Esta relación hidro-humana (entre agua y personas) representa un ciclo hidro-social, que se diferencia de los ciclos hidrológicos estudiados cuidadosamente por los promotores de las presas. Como científico social, implicado en temas de agua y desarrollo, uno tiene la tarea de examinar los ciclos hidro-sociales que han sido afectados por propuestas de intervención en algún sistema hidrológico en particular. Lamentablemente, los beneficios para alguna población, por la manipulación de un determinado cauce de agua, pueden significar el desastre para otra –destruyendo la miríada de dinámicas sociales y relaciones ambientales elaboradas en torno a estos flujos existentes. La comprensión de la dinámica y la complejidad de cambiar la forma de los flujos de agua para beneficio de una población, requiere el análisis de las fuerzas políticas y económicas que generan cambios específicos –¿Quién se beneficia? ¿Quién paga?
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“una nueva y robusta arquitectura del conocimiento”
Agua y Desarrollo Sostenible El principio de “equidad” es crucial –tanto como principio básico de Desarrollo Sostenible e históricamente, como principio fundamental de la legislación internacional por los derechos del agua. Se afirma que el desarrollo Sostenible está basado en el principio de equidad y definido aquí como equidad intrageneracional y equidad inter-generacional. Si, es fundamental para la sostenibilidad preservar los recursos suficientes para futuras generaciones (equidad intergeneracional). Igualmente, esto no puede ser realizado privando a un gran porcentaje de la población actual de los suficientes recursos para la supervivencia inmediata (equidad intra-generacional). No hay justificación en privar a las generaciones actuales con el fin de alimentar a las futuras –particularmente cuando los costes inmediatos son soportados por los ya pobres- cuando los que ya son ricos fingen ignorancia y preocupación. Se postula la equidad como elemento clave para el éxito en el desarrollo hidrológico sostenible en el Himalaya –y donde sea-; no la igualdad de resultados pero si el tratamiento transparente de los pueblos como iguales (y no en relación con su poder adquisitivo). Tenemos que teorizar una nueva y sólida arquitectura del conocimiento, para representar adecuadamente la complejidad en la que vivimos y que se manifiesta cuando se proponen cambios a gran escala. Las construcciones alteran la experiencia de los pueblos en su entorno (“aquello que nos rodea”) y puede dañar esta interrelación de manera imprevista –con tal frecuencia que esto podría y debería preverse. Históricamente han surgido disciplinas como el Feng Shui (China), Mo (Tíbet) y Vastu Shrasta (India), que reconocen este impacto negativo y contraproducente. Corresponde a arquitectos, ingenieros y todos aquellos que construyen sus diseños sobre el espacio de “otros”, prever los cambios que, más allá de su comprensión inmediata, serán provocados por sus construcciones –y diseñar y construir de forma que protejan lo vulnerable, lo humano, el medio y las poblaciones (no humanas) sobre las que la cultura y la comunidad sobreviven. Arquitecturas de agua Los Trans-Himalayas son el centro mundial del agua dulce. Desde estas, relativamente nuevas y crecientes montañas, brotan los ríos Ganges, Brahmaputra, Indus, Oxus, Mekong, Chao Prah, Amarillo y Yantzee y miles más que conjuntamente, proveen de agua a billones de personas. Desde que los seres humanos comenzaron a vivir en comunidad han manipulado las fuentes hídricas a su alcance para aprovisionarse –y, a su vez, las sociedades humanas
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se han organizado en torno a ciertos acuerdos sociales y civiles necesarios para asegurar un adecuado abastecimiento de agua. Proyectos hidrológicos a gran escala en el sur de Asia se remontan miles de años atrás, en Mohenjadaro, Urak y en las civilizaciones del valle del Indo, como las grandes obras de riego con las aguas del río Yamuna, que funcionaron en los tiempos de Mughal. Sin embargo, se puede afirmar que fue con la llegada de los británicos –y particularmente con la capital británica en India- que tuvo inicio la época de verdaderas y masivas manipulaciones hidrológicas, tales como presas, canales, sistemas de irrigación y plantas Hidroeléctricas. De la variedad de técnicas y tecnologías hidráulicas disponibles, el conflicto en torno a las grandes presas es y ha sido, el más polémico, tanto para los promotores de este tipo de construcciones como para activistas anti-presas en todo el mundo, quienes se ven envueltos en disputas que van desde el debate político a la resistencia armada. En las décadas de 1970, 1980 y 1990 el principal impulsor mundial de construcción de presas fue el Banco Mundial que, después de una pausa en las financiaciones para construir grandes presas durante la mayor parte del régimen del presidente Wolfenson, ha celebrado recientemente el nombramiento del neoconservador Wolfowitz con el lanzamiento de la financiación para el masivo proyecto de Nam Theun en Laos –una gran presa exitosamente parada durante los últimos diez años por sus opositores que apelaban contra el impacto negativo que supondría sobre el medioambiente, la cultura, la población y la economía del país. Los opositores a las presas sostienen que existe una excesiva atención por los aspectos económicos y técnicos de las diversas propuestas y proyectos para presas, en lugar de examinar sus consecuencias negativas en el aspecto social para las personas afectadas directa o indirectamente por este tipo de construcciones. Lo anterior tiene como resultado presas que pueden parecer “económicamente racionales” de construir (basados en supuestos muy optimistas), pero cuyos costos reales se hacen evidentes en los grandes “efectos colaterales” legales, políticas sociales y ambientales, que surgen cuando el número de refugiados duplican o triplican las predicciones; cuando el área irrigada es la mitad de la requerida; cuando la vida útil de los embalses resulta ser décadas más cortas de lo previsto; cuando solamente se genera una parte de la electricidad prometida; cuando el exceso de gastos alcanza, una y otra vez, el doble de lo previsto en muchas de las presas del sur de Asia. Obtener el valor de derecho del agua es crucial para millones de personas. Según un informe de la Comisión Mundial sobre Represas, desde 1945, entre 40 y 80 millones de personas han
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Sitio de 200m propuesto para la presa Pancheswar, 1999 Todas las imágenes © John McSweeney
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Los refugiados viven donde pueden, Dehli, 1999
Sitio de la presa de Terhi, India (ahora sumergida) desviaci贸n
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“las políticas de la elección tecnológica”
sido desalojadas de sus tierras debido a inundaciones provocadas por grandes y medianas represas. Entre 20 y 40 millones solamente en India. La ambigüedad de estas cifras indica el grado de importancia que tienen los pobladores afectados para los promotores de este tipo de proyectos, como los cuerpos civiles in Irak, que raramente son tomados en cuenta por los poderosos agentes del cambio radical. Agua, Nepal y la guerra del pueblo Maoísta Los meses de protestas en las calles de Katmandú en 1989 forzaron al rey Birendra –uno de los monarcas absolutos en el mundo (asesinado en 2001)- a permitir la participación de los partidos políticos en el gobierno. Desde las primeras elecciones multipartidistas en 1990, ha habido docenas de coaliciones, frecuentemente entre compañeros políticos muy peculiares. Los altos niveles de corrupción y el comportamiento interesado de muchos políticos han hecho mella en la confianza de los nepalíes en sus gobernantes, pero al mismo tiempo ha habilitado un vibrante conjunto de instituciones sociales civiles, dedicadas a poner en vigor componentes socialmente beneficiosos en los proyectos de desarrollo planificados así como en las más profundas instituciones políticas nepalíes. El escepticismo en sus políticos y en su monarquía ha empujado a algunos nepalíes hacia una resistencia violenta y, desde 1996, el país ha sufrido lo que Amnistía Internacional describe como una guerra civil de “bajo impacto”. Desde la muerte de su hermano, el actual rey Gyanendra ha dejado libre al ejército Ghurka entre los maoístas y sus partidarios civiles y la guerra se ha convertido en un asunto mucho más cruel, apoyada por la coalición EE.UU.-G.B. así como por la India y otros países. A principios del año 2005, Gyanendra suspendió el parlamento y arresto a políticos y líderes sindicales así como a periodistas y a cualquiera que desafiara su autoritario retorno a la monarquía absoluta. Este autor sostiene que la pérdida de la democracia nepalí está directamente relacionada con las disputas por el agua y su desarrollo –las políticas de las opciones tecnológicas en Nepal. En las próximas décadas, aumentarán las disputas entre países por el agua. En Nepal estas disputas entre diferentes facciones por su “oro blanco” (sus fuentes de agua), han provocado una guerra civil que ha matado decenas de miles de personas y se ha intensificado por intereses extranjeros que ayudan con armamento a ambos bandos. Nepal cuenta con pocos recursos naturales más allá de la belleza natural de su territorio y población, y el desarrollo de sus ríos es crucial para su futuro bienestar económico. Las políticas hidrológicas en el país proporcionan una
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perspectiva crucial y única sobre sus divisiones entre los “Socialistas de Nehruvian” (a favor de las grandes presas) y los “Neo Ghandistas-Maoístas” –que están a favor de las aldeas pequeñas y descentralizadas y de un desarrollo a nivel de distrito con estrategias que históricamente cuentan con el apoyo de China, Noruega y Suiza. Un representante de la Alianza Nepalí de la Energía ha revisado el desarrollo hidrológico que Nepal experimentó entre los años 1980 y 1995, dirigido por el Banco Mundial y países “donantes”. Una serie de costosos proyectos le dotaron de electricidad, pero no “fortalecieron ni reforzaron la capacidad industrial ni la experiencia nepalesas”. “Cada vez que se emprendía un nuevo proyecto, estábamos volviendo cíclicamente al mismo punto de partida, en donde las instituciones nepalíes permanecían tan incapaces como lo habían sido en el primer momento en que se debatían las grandes o medianas Hidroeléctricas”. La Alianza Nepalí por la Energía, un conjunto de diferentes ONGs de todo el país, abogan por la construcción descentralizada de las aldeas y por proyectos a pequeña-mediana escala, de entre 30 y 80 MW. Sostienen que retrasando los proyectos de mayor envergadura hasta después del año 2015, la industria nepalí tendrá la experiencia necesaria para completar tales obras. Esta generación descentralizada será crucial para proporcionar energía a las aldeas alejadas de la red eléctrica nacional (en donde vive aproximadamente el 90% de la población). En contraposición, la élite nepalesa, los industriales, gobernantes y sus partidarios internacionales prefieren las mega-presas relativamente grandes, dos de las cuales repasaremos ahora. El plan de Arun era el proyecto de una Hidroeléctrica de un billón de dólares en el río Barun-Arun al este de Nepal, cancelado (bajo coacción) por el Banco Mundial en 1995, que marcó un hito tanto en la historia reciente de Nepal como en la política del BM sobre las presas en general. El conflicto de Arun muestra como los opositores a la presa tuvieron éxito en un giro legalista –y totalmente pacífico- del proyecto y con ello alteraron el panorama político del país. Al ser analizados los informes producidos por los partidarios del plan, proporcionaron las bases jurídicas para que los opositores impugnaran la constitucionalidad de la aceptación por parte del gobierno de Nepal, a las muchas condiciones exigidas por el Banco Mundial. Las condiciones mismas fueron encontradas ilegales conforme a la constitución, ya que su funcionamiento iba en contra de los intereses de la población nepalí (incluyendo por ejemplo, restricciones democráticas acerca de las cantidades que los gobiernos futuros podían gastar en salud y educación). Muchos de los informes acerca de su impacto ambiental, en los refugiados y en los pueblos indígenas eran contradictorios y
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“el poder pacífico de la gente ha sido cínicamente explotado”
además permitían la exposición legal de estas inconsistencias en la planificación del proyecto, forzando a los defensores de Arun a retirarse –debido a la falta de síntesis y transparencia en el diseño del proceso de moderación. Un observador de la Fundación para la Conservación del Agua en Nepal ha comentado respecto a la presa “se produjeron decenas de reportes y estudios, pero al final fueron rechazados por falta de coherencia entre sí. No había síntesis, ningún análisis riguroso ni conclusiones, carecían de holismo”. En un sorprendente cambio en agosto de 1995, Wolfenson, presidente del Banco Mundial, canceló el préstamo ofrecido a Nepal en un movimiento que terminó con el proyecto de Arun, cuando otros donantes siguieron su ejemplo. Wolfenson comentó que: “…Bajo las circunstancias actuales y con la información que dispongo, los riesgos para Nepal son muy altos para justificar seguir con el proyecto”. También apuntó la probabilidad de que los costes de Arun podrían “excluir importantes inversiones en los sectores sociales de Nepal, tales como la sanidad y la educación”, problemas que habían sido apuntados por las ONGs nepalíes durante años. El proyecto Arun fue un eje fundamental en el sector hídrico y su cancelación ha sido descrita como uno de los mejores ejemplos de la democracia en Nepal –tal vez el único. Sin embargo, este brillante ejemplo de las disposiciones legales y del poder pacificista de la población fue cínicamente explotado apenas cinco meses después, cuando los gobiernos de India y Nepal acordaron la construcción de una presa diez veces mayor. Este hecho fue subrayado por muchos nepalíes como la inutilidad de la oposición pacífica y finalmente llevó al país a una guerra civil que aún causa estragos. El tratado del río Mahakali se anunció en el parlamento en Katmandú el 12 de febrero de 1996, provocando un severo desacuerdo que sin embargo terminó, tras años de lucha pacífica en contra de Arun (aplazada por motivos de dimensiones y coste), en la presa de Pancheshwar de 315m de altura. Debido a su tamaño, coste y un mínimo de 100.000 refugiados, este proyecto conjunto con la India, ha provocado gran temor y resistencia en Nepal. Al día siguiente de ser anunciado el tratado en el parlamento nepalí, se inició la guerra de los pueblos maoístas, que ha matado ente 15.000 y 25.000 personas aproximadamente, desde el 13 de febrero de 1996 hasta la fecha. La propuesta de la presa no es la causante de la guerra –pero la ha impulsado al socavar la confianza de la población de que el gobierno actúe en su nombre y para su beneficio. En ausencia de recursos legales o de supervisión independiente de gran alcance, la violencia es percibida como la única vía para que las cuestiones locales sean tomadas seriamente por
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élites remotas y metropolitanas. Todo fue a peor cuando la subida al trono de Gyanendra, después de la muerte de su hermano, fue acompañada del más brutal y duro intento de hacer frente a la insurrección maoísta. Respaldados por arsenales que incluían helicópteros armados, suministrados por las políticas exteriores del Nuevo Laborismo (y descritas como “ayudas al desarrollo”), los sucesivos gobiernos nepalíes y sus monarcas han sido apoyados en las masacres de campesinos. Todas estas “ayudas” deberían ser detenidas inmediatamente. Conclusión En antropología, el término “iteración” representa aquellas circunstancias en las que se observa “el mismo” acontecimiento o proceso, entendiendo que las situaciones en las que ocurre son completamente diferentes. Esto representa la diversidad, simultaneidad y pluralidad de los puntos de vista o visiones en cualquier circunstancia. Esta “simultánea pluralidad” describe como percibimos el mundo y asumimos que el entorno físico externo encaja perfectamente con “nuestra” concepción previa del mismo. Se refiere a la disparidad de puntos de vista sobre un mismo evento –perspectivas condicionadas por la cultura, experiencia, educación y vida familiar. La iteración puede ser entendida como un “entendimiento posicionado” en el que se entiende cómo una serie de datos varía de persona a persona y a través del tiempo y el espacio. Por ejemplo, cuando un agricultor y un ingeniero de recursos hidrológicos se encuentran a la orilla de un río mirando el agua, pueden tener perspectivas muy diferentes sobre la misma y valorar la substancia de diferentes maneras de acuerdo a sus conocimientos y experiencia acerca de su uso y sus atributos. Uno de los observadores puede ver el potencial que hay ahí para cinco mil megavatios, el otro, una fuente de bienestar espiritual y material que ha sostenido al valle y a sus pobladores desde que cayó del cielo y los dioses. La terminología estándar del desarrollo es definida y delineada de tal manera por un “experto” que favorece el lenguaje técnico sobre el “conocimiento local” de forma algunas veces arrogante y que a veces es causa de violentas confrontaciones sobre el futuro de determinado río. Un político científico en Katmandú sostiene que las estrategias de desarrollo apoyadas por los organismos internacionales, fomentan un “triángulo de acero de corrupción” –políticos, empresarios y contratistas-, cuyos “cortes” han hecho de la electricidad en Nepal, la más costosa de la región. También destaca el aspecto espiritual del desarrollo, comentando que “el cambio es básicamente espiritual, no simplemente la transmisión o importación de tecnología”, lamentando que no se hayan tenido
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“diferentes deseos para la misma agua”
en cuenta “los conocimientos indígenas y sistemas de valores”, afirmando que estos proyectos “seguirán siendo extraños en la psique de las poblaciones. Esto hará a las personas más dependientes, menos independientes”. Como se ha señalado, la Iteración es el estudio de las diferentes perspectivas que pueden surgir cuando personas en diferentes entornos cosmológicos observan “la misma cosa” –y llegan a diferentes conclusiones. Yo creo que estas perspectivas –la iteración de los valores del agua- poseen un poder explicativo al analizar las consecuencias de una presa (o la construcción de una mina), que pueden generar resistencia violenta. La iteración de los valores del agua en el Himalaya también debe ser observada desde el punto de vista de las relaciones de poder entre los actores involucrados. Actualmente en Nepal, un considerable número de ciudadanos han renunciado a la posibilidad de que el Estado los proteja de los grandes y poderosos intereses externos. Cuando la gente no cree más que el Estado puede actuar como un “intermediario honesto” entre grupos políticos con intereses en conflicto, cuando los políticos son sospechosos de llenarse los bolsillos en lugar de crear los canales de riego y pozos para las aldeas; cuando los recursos de propiedad común como el agua, son “privatizados” por el mejor postor, cuando las agendas que favorecen los beneficios dirigen las acciones que permiten ejecutar programas por encima de las legítimas aspiraciones del pueblo, entonces hay peligro - porque sin justicia social no puede haber paz y la democracia misma estará en peligro. La dialéctica relacional de Harvey nos permite teorizar los complejos y sutiles vínculos en los ciclos hidro-sociales del Ganges y evaluar cómo los cambios propuestos probablemente afectarán a otras poblaciones ribereñas. Las perspectivas de equidad son tan importantes como las económicas, en las que las personas utilizan los bienes ambientales como principales factores de producción para sus medios de subsistencia. Necesitamos de una “Multiléctica” que permita un espacio para la inclusión de los principios de equidad y la iteración de diferentes perspectivas cuando se analizan los posibles impactos de determinados proyectos. Mientras que los modelos dialécticos muestran la eterna lucha entre opuestos dualistas, la Multiléctica incorporará la profusión de “lécticas” que coexisten simultáneamente en cada rincón de los dinámicos y cambiantes sistemas fluviales del Himalaya. Cuando el agricultor deseé agua del Ganges para irrigar sus campos, el sacerdote la querrá para sus oraciones y el viejo, para sus cenizas; al mismo tiempo, el burócrata las querrá para sus cultivos, el economista para el PIB y el ingeniero, para su presa. Aún así, todavía debe ser compartida
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con los ribereños de Uttar Pradesh, Bihar, Bengala Occidental y Bangladesh, cada estado igual de complejo con requerimientos similares pero diferenciados para el uso de la misma agua. Visto desde la perspectiva de la pluralidad simultánea, el agua debe ser teorizada en una complejidad multiléctica: más allá de una relación dialéctica. No para reemplazar dualismos, sino para representar la complejidad contemporánea y como ayuda para aquellos que deben teorizar posiciones de apoyo para los derechos de personas que afrontan duras opciones de lucha por la equidad y la justicia hidrológica. Una “Multiléctica” del agua examina los contextos en los que está siendo vista así como a quienes la ven, yuxtapone la voz del agricultor, el espectador y el ingeniero; evoca la ética tan frecuentemente como la eficiencia económica –y centra la equidad en cualquier noción para autorizar un desarrollo que sea sostenible. En las leyes hidrológicas, este principio de equidad demanda que aquellos que realmente llevan ventaja, renuncien ocasionalmente a incrementar su riqueza en beneficio de aquellos que tienen menos, destacando los principios de “no dañar” cuando planifican intervenciones que puedan causar impactos negativos a las poblaciones ribereñas y sus entornos.
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