Los proyectos ganadores de Inéditos 2017 son: I Would Prefer Not to [Preferiría no hacerlo] Comisaria Bárbara Cueto Grasping a Concept Is Mastering the Use of a Form [Asimilar un concepto es dominar el uso de una forma] Comisaria Beatriz Ortega Botas Scenographies of Power: From the State of Exception to the Spaces of Exception [Escenografías de poder: del estado de excepción a los espacios de excepción] Comisaria Maite Borjabad López-Pastor
INÉDITOS 2017
Inéditos es una convocatoria de la Fundación Montemadrid dirigida a jóvenes comisarios para la realización y presentación de proyectos expositivos de arte contemporáneo.
Scenographies of Power: From the State of Exception to the Spaces of Exception [Escenografías de poder: del estado de excepción a los espacios de excepción] propone una reflexión en torno a los espacios que materializan el “estado de excepción”, unos espacios que son propios de nuestra realidad globalizada. Con ello, esta exposición quiere reclamar las articulaciones espaciales que hacen posible albergar y ejecutar dicho estado de excepción como una herramienta de poder del aparato político contemporáneo. El espacio se convierte no sólo en el escenario que hospeda dichas articulaciones legales y políticas, sino que participa como testigo y cómplice de dichas estructuras de poder. El presente recorrido reclama estos espacios como agentes activos e interventores de dicho aparato con el fin de revelar las implicaciones y dependencias que lo legal y lo político tienen respecto a lo espacial. Así, a través del recorrido propuesto en Scenographies of Power se desvela cómo, en las materializaciones espaciales de la excepción, lo estético deviene en político. Cada una de las obras presenta el debate desde una tipología de espacio de excepción muy concreta, reactivando dicho espacio desde una acción subversiva que permite lecturas alternativas del aparato político que lo alberga.
Autonomy Cube es una escultura diseñada para ser mostrada en museos, galerías de arte y espacios cívicos. Esta pieza está pensada tanto para ser “vista” como “usada”, pues funciona a varios niveles. Autonomy Cube contiene varios ordenadores conectados a Internet que proporcionan un punto de acceso libre a wifi. Llamado a su vez “Autonomy Cube”, este punto de acceso funciona donde quiera que se instale la obra, permitiendo que cualquiera puede navegar por Internet. Pero esta escultura no proporciona una conexión normal a Internet, sino que dirige todo el tráfico de datos a Tor, una red global compuesta por miles de servidores voluntarios que redirigen la información con el objetivo de hacerla anónima.
De hecho, Autonomy Cube es en sí mismo un servidor de Tor y, como tal, es usado por usuarios de la red Tor de todo el mundo para navegar anónimamente por Internet. Cuando se instala Autonomy Cube en un espacio cultural, tanto la escultura como la institución que la acoge y sus usuarios pasan a formar parte de esta infraestructura de Internet administrada por voluntarios, que tiene como objetivo la privacidad en la navegación digital.
Artwork Autonomy Cube 2015 (ongoing) Trevor Paglen New York (United States)
AUTONOMY CUBE TREVOR PAGLEN
Autonomy Cube is a sculpture designed to be housed in art museums, galleries and civic spaces. The sculpture is meant to be both “seen” and “used”. This happens in several ways. Several Internet-connected computers housed within the work create an open Wi-Fi hotspot called Autonomy Cube wherever it is installed. Anyone can join this network and use it to browse the Internet. But Autonomy Cube does not provide a normal Internet connection. The sculpture routs all of the Wi-Fi traffic over the Tor network, a global network of thousands of volunteer-run relays designed to help make data anonymous.
In addition, Autonomy Cube is itself a Tor relay, and is used by Tor users around the world to anonymize their Internet use. When Autonomy Cube is installed, both the sculpture, host institution and users become part of a privacy-oriented, volunteer run Internet infrastructure.
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Trevor Paglen Nueva York (Estados Unidos)
TREVOR PAGLEN
Artist
Obra Artista Autonomy Cube 2015 (en curso)
AUTONOMY CUBE
Autonomy Cube es una escultura diseñada para ser mostrada en museos, galerías de arte y espacios cívicos. Esta pieza está pensada tanto para ser “vista” como “usada”, pues funciona a varios niveles. Autonomy Cube contiene varios ordenadores conectados a Internet que proporcionan un punto de acceso libre a wifi. Llamado a su vez “Autonomy Cube”, este punto de acceso funciona donde quiera que se instale la obra, permitiendo que cualquiera puede navegar por Internet. Pero esta escultura no proporciona una conexión normal a Internet, sino que dirige todo el tráfico de datos a Tor, una red global compuesta por miles de servidores voluntarios que redirigen la información con el objetivo de hacerla anónima.
De hecho, Autonomy Cube es en sí mismo un servidor de Tor y, como tal, es usado por usuarios de la red Tor de todo el mundo para navegar anónimamente por Internet. Cuando se instala Autonomy Cube en un espacio cultural, tanto la escultura como la institución que la acoge y sus usuarios pasan a formar parte de esta infraestructura de Internet administrada por voluntarios, que tiene como objetivo la privacidad en la navegación digital.
Artwork Autonomy Cube 2015 (ongoing) Trevor Paglen New York (United States)
AUTONOMY CUBE TREVOR PAGLEN
Autonomy Cube is a sculpture designed to be housed in art museums, galleries and civic spaces. The sculpture is meant to be both “seen” and “used”. This happens in several ways. Several Internet-connected computers housed within the work create an open Wi-Fi hotspot called Autonomy Cube wherever it is installed. Anyone can join this network and use it to browse the Internet. But Autonomy Cube does not provide a normal Internet connection. The sculpture routs all of the Wi-Fi traffic over the Tor network, a global network of thousands of volunteer-run relays designed to help make data anonymous.
In addition, Autonomy Cube is itself a Tor relay, and is used by Tor users around the world to anonymize their Internet use. When Autonomy Cube is installed, both the sculpture, host institution and users become part of a privacy-oriented, volunteer run Internet infrastructure.
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Trevor Paglen Nueva York (Estados Unidos)
TREVOR PAGLEN
Artist
Obra Artista Autonomy Cube 2015 (en curso)
AUTONOMY CUBE
Artwork
TREVOR PAGLEN
AUTONOMY CUBE
Artist
Obra Artista
AUTONOMY CUBE
TREVOR PAGLEN
Autonomy Cube 2015 (ongoing)
Cubo de plexiglás con componentes informáticos, 35 x 35 x 35 cm Cortesía del artista, Metro Pictures (Nueva York) y Altman Siegel (San Francisco) Fotografía: Trevor Paglen Studio
Plexiglas cube with computer components, 35 x 35 x 35 cm Courtesy of the Artist, Metro Pictures (New York) and Altman Siegel (San Francisco) Photo: Trevor Paglen Studio
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Autonomy Cube 2015 (en curso)
Artwork
TREVOR PAGLEN
AUTONOMY CUBE
Artist
Obra Artista
AUTONOMY CUBE
TREVOR PAGLEN
Autonomy Cube 2015 (ongoing)
Cubo de plexiglás con componentes informáticos, 35 x 35 x 35 cm Cortesía del artista, Metro Pictures (Nueva York) y Altman Siegel (San Francisco) Fotografía: Trevor Paglen Studio
Plexiglas cube with computer components, 35 x 35 x 35 cm Courtesy of the Artist, Metro Pictures (New York) and Altman Siegel (San Francisco) Photo: Trevor Paglen Studio
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Autonomy Cube 2015 (en curso)
Essay Author
Ensayo Autora
ETHEL BARAONA POHL
A TALE OF TWO WOR(L)DS: ANONYMITY AND HYPERCONNECTIVITY ETHEL BARAONA POHL
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HISTORIA DE DOS PALABRAS Y DOS MUNDOS: ANONIMATO E HIPERCONECTIVIDAD
Essay Author
Ensayo Autora
ETHEL BARAONA POHL
A TALE OF TWO WOR(L)DS: ANONYMITY AND HYPERCONNECTIVITY ETHEL BARAONA POHL
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HISTORIA DE DOS PALABRAS Y DOS MUNDOS: ANONIMATO E HIPERCONECTIVIDAD
Entra en el museo. Mira a tu alrededor. ¿A cuántas personas conoces? Vuelve a mirar. ¿Cuántas de esas personas forman parte de tu mapa social? ¿Llevas tu smartphone? ¿Tienes activados los servicios de geolocalización de Google Maps, de Tinder o de Facebook? Mira una vez más a tu alrededor. ¿Saben que estás ahí?
Uno de los mayores desafíos de la era de la hiperconectividad es el anonimato. Hubo un tiempo en el que el anonimato se entendía como algo natural; cuando se iba a votar, cuando se navegaba por Internet, incluso cuando se salía a la calle a protestar. Pero ese tiempo parece haber quedado atrás. El intercambio de datos se ha convertido en uno de los principales negocios a escala mundial y la despolitización de los derechos humanos asociada a los detectores IMSI (International Mobile Subscriber Identity [Identidad Internacional del Abonado a un Móvil]), al software de intrusión y a las soluciones de supervisión de Internet ha convertido el “anonimato” y la “privacidad” en términos pertenecientes a un léxico arcaico. Sin que nos demos cuenta, cada vez que ponemos en funcionamiento nuestros navegadores de Internet nos convertimos en “cautivos de la Nube”, según la expresión empleada por Metahaven1. Esta historia de dos palabras —que también es una historia de dos mundos— se expresa normalmente mediante el incontestable lenguaje binario, de esto contra aquello. Pero ¿es posible conciliar el anonimato con la hiperconectividad? Intercalado entre lo público y lo privado, existe todo un mundo de complejas dinámicas, una forma de anarquía que fortalece y debilita a la vez al usuario, donde el vigilante y el vigilado se entrelazan. Del mismo modo, Internet parece ser un estado sin estado —o una serie de estados infinitos y fluidos sin estado— donde las posibilidades son ilimitadas y las lagunas legislativas crean espacios en los que lo legal y lo legítimo se enfrentan entre sí, recordando las palabras de Giorgio Agamben, según el cual el estado de excep-
One of the biggest challenges in the era of hyperconnectivity is that of anonymity. There was a time when anonymity was traditionally accepted as something natural: when you went to vote, when you browsed the Internet, even when you went to protest in the street. But those times seem to not exist anymore. Data trading has become one of the main businesses around the globe; and the depoliticization of human rights related with IMSI (International Mobile Subscriber Identity) catchers, intrusion software, Internet monitoring solutions, etc., make “anonymity” and “privacy” seem like words belonging to and old lexicon. Often, we don’t even notice that every time we open our Internet browsers we become “captives of the Cloud”, as Metahaven poses it.1 This tale of two words—at the same time, a tale of two worlds—is commonly expressed in the incontestable language of binaries, of this against that. But can anonymity be reconciled with hyperconnectivity? Interspersed between the public and the private, there exists a whole world of complex dynamics, a form of lawlessness that empowers and weakens the user at the same time, where the surveillant and the surveilled become intertwined. Accordingly the Internet seems to be a stateless state—or a series of infinite and fluid stateless states—where possibilities are endless and the gaps in current legislations create spaces where the legal and the legitimate are confronted; by some means recalling Giorgio Agamben when he states that the state of exception appears as the legal form of what cannot have legal form.2 Already in 2002 the alpha version of a free software which enabled anonymous com1 - See Metahaven, “Captives of the Cloud: Part I”, e-flux, 37 (September 2012) (available at: http://www.e-flux.com/journal/37/61232/captives-ofthe-cloud-part-i/ [accessed: 5-4-2017]). 2 - See Giorgio Agamben, State of Exception (Chicago: University of Chicago Press, 2008).
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1 - Ver Metahaven, “Captives of the Cloud: Part I”, e-flux, 37 (septiembre de 2012) (disponible en: http://www.e-flux.com/journal/37/61232/captivesof-the-cloud-part-i/ [consulta: 5-4-2017]).
Enter the museum. Look around. How many people there do you know? Look around again. How many of these people are part of your social graph? Do you have your smartphone with you? Do you have Google Maps, Tinder or Facebook geolocation services turned on? Look around once again. Do they know that you’re there?
Entra en el museo. Mira a tu alrededor. ¿A cuántas personas conoces? Vuelve a mirar. ¿Cuántas de esas personas forman parte de tu mapa social? ¿Llevas tu smartphone? ¿Tienes activados los servicios de geolocalización de Google Maps, de Tinder o de Facebook? Mira una vez más a tu alrededor. ¿Saben que estás ahí?
Uno de los mayores desafíos de la era de la hiperconectividad es el anonimato. Hubo un tiempo en el que el anonimato se entendía como algo natural; cuando se iba a votar, cuando se navegaba por Internet, incluso cuando se salía a la calle a protestar. Pero ese tiempo parece haber quedado atrás. El intercambio de datos se ha convertido en uno de los principales negocios a escala mundial y la despolitización de los derechos humanos asociada a los detectores IMSI (International Mobile Subscriber Identity [Identidad Internacional del Abonado a un Móvil]), al software de intrusión y a las soluciones de supervisión de Internet ha convertido el “anonimato” y la “privacidad” en términos pertenecientes a un léxico arcaico. Sin que nos demos cuenta, cada vez que ponemos en funcionamiento nuestros navegadores de Internet nos convertimos en “cautivos de la Nube”, según la expresión empleada por Metahaven1. Esta historia de dos palabras —que también es una historia de dos mundos— se expresa normalmente mediante el incontestable lenguaje binario, de esto contra aquello. Pero ¿es posible conciliar el anonimato con la hiperconectividad? Intercalado entre lo público y lo privado, existe todo un mundo de complejas dinámicas, una forma de anarquía que fortalece y debilita a la vez al usuario, donde el vigilante y el vigilado se entrelazan. Del mismo modo, Internet parece ser un estado sin estado —o una serie de estados infinitos y fluidos sin estado— donde las posibilidades son ilimitadas y las lagunas legislativas crean espacios en los que lo legal y lo legítimo se enfrentan entre sí, recordando las palabras de Giorgio Agamben, según el cual el estado de excep-
One of the biggest challenges in the era of hyperconnectivity is that of anonymity. There was a time when anonymity was traditionally accepted as something natural: when you went to vote, when you browsed the Internet, even when you went to protest in the street. But those times seem to not exist anymore. Data trading has become one of the main businesses around the globe; and the depoliticization of human rights related with IMSI (International Mobile Subscriber Identity) catchers, intrusion software, Internet monitoring solutions, etc., make “anonymity” and “privacy” seem like words belonging to and old lexicon. Often, we don’t even notice that every time we open our Internet browsers we become “captives of the Cloud”, as Metahaven poses it.1 This tale of two words—at the same time, a tale of two worlds—is commonly expressed in the incontestable language of binaries, of this against that. But can anonymity be reconciled with hyperconnectivity? Interspersed between the public and the private, there exists a whole world of complex dynamics, a form of lawlessness that empowers and weakens the user at the same time, where the surveillant and the surveilled become intertwined. Accordingly the Internet seems to be a stateless state—or a series of infinite and fluid stateless states—where possibilities are endless and the gaps in current legislations create spaces where the legal and the legitimate are confronted; by some means recalling Giorgio Agamben when he states that the state of exception appears as the legal form of what cannot have legal form.2 Already in 2002 the alpha version of a free software which enabled anonymous com1 - See Metahaven, “Captives of the Cloud: Part I”, e-flux, 37 (September 2012) (available at: http://www.e-flux.com/journal/37/61232/captives-ofthe-cloud-part-i/ [accessed: 5-4-2017]). 2 - See Giorgio Agamben, State of Exception (Chicago: University of Chicago Press, 2008).
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1 - Ver Metahaven, “Captives of the Cloud: Part I”, e-flux, 37 (septiembre de 2012) (disponible en: http://www.e-flux.com/journal/37/61232/captivesof-the-cloud-part-i/ [consulta: 5-4-2017]).
Enter the museum. Look around. How many people there do you know? Look around again. How many of these people are part of your social graph? Do you have your smartphone with you? Do you have Google Maps, Tinder or Facebook geolocation services turned on? Look around once again. Do they know that you’re there?
ción surge como una forma legal de lo que no puede tener forma legal2. En 2002 se lanzó la versión alfa de un software gratuito que posibilita las comunicaciones anónimas conocido como Tor. Diseñado para ocultar la ubicación y la actividad del usuario a ojos de cualquiera que vigile la red, Tor permite navegar por Internet, chatear y enviar mensajes de forma anónima. El proyecto estrella de Tor es su navegador, que al finalizar una sesión elimina los datos identificables y el historial de navegación. El navegador Tor es parte esencial del singular experimento que conocemos como Autonomy Cube, una pieza que pretende conciliar estos dos mundos opuestos (y estas dos palabras) mediante el uso de un bloque minimalista —casi translúcido y etéreo— que alberga un router de wifi muy especial. Al tiempo que Tor encripta los datos, esta escultura se convierte en una reivindicación tan firme como visible en la que lo translúcido y lo etéreo se convierten en algo tangible, creando un espacio de excepción allí donde se exhibe. La obra Autonomy Cube ha sido descrita como un proyecto pensado “para ser expuesto y usado”, pero cabría añadir que se trata de un proyecto destinado a ser “expuesto, usado, apropiado y ampliado”, pues cuando una institución cultural, ya sea una galería privada o un museo público, instala la pieza, Autonomy Cube —y también Tor— pasan a formar parte de dicha institución. El gesto político está servido. Imagina que estás visitando una galería o un museo y que tu teléfono se conecta a ese router. Al instante, los datos del teléfono se redirigirán a la red Tor y, al mismo tiempo, tu teléfono se convertirá en un servidor de retransmisión de Tor; de repente, tu dispo-
Dos palabras —dos mundos— se fusionan en un único universo.
munications—Tor—was launched, intending to conceal the user’s location and usage from anyone conducting network surveillance, and thus enabling its users to surf the Internet, chat and send instant messages anonymously. The flagship project of Tor is the Tor browser, which upon termination of a session deletes privacy-sensitive data and the browsing history. The Tor browser is at the heart of a unique experiment called the Autonomy Cube, which intends to reconcile these two opposite wor(l)ds by the use of a minimalist block —almost translucent, nearly ethere-al—that houses a custom-made Wi-Fi router. Tor encrypts the data, and the Anonymous Cube makes a strong, visible statement out of it, where the translucent and the ethereal become something tangible, somehow creating a space of exception wherever it is exhibited. The Autonomy Cube has been described as a project “to be exhibited and used”, but we can add that it is a project “to be exhibited, used, appropriated and expanded”. If any cultural institution, be it a private gallery or a public museum, installs the piece, then the Autonomy Cube—and also Tor—become part of the institution. The political gesture is served. Imagine that you are visiting a gallery or a museum and you connect your phone to that router. Immediately it redirects its data over the Tor network, but it also simultaneously serves as a Tor relay—suddenly your device is one of the thousands of volunteer computers that bounce the traffic of Tor users, increasing the software’s anonymizing properties. Unexpectedly, you become part of the exhibited piece, the unseen becomes visible and anonymity and hyperconnectivity start working together. Two wor(l)ds forming one single universe. 33
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2 - Ver Giorgio Agamben, Estado de excepción, Valencia, Pre-Textos, 2004.
sitivo será uno más de los miles de ordenadores voluntarios que transmiten el tráfico de los usuarios de Tor, incrementando la capacidad de este software para garantizar el anonimato. Inesperadamente, el espectador se integra así con la pieza expuesta, lo no visto se vuelve visible y el anonimato y la hiperconectividad empiezan a trabajar de forma conjunta.
ción surge como una forma legal de lo que no puede tener forma legal2. En 2002 se lanzó la versión alfa de un software gratuito que posibilita las comunicaciones anónimas conocido como Tor. Diseñado para ocultar la ubicación y la actividad del usuario a ojos de cualquiera que vigile la red, Tor permite navegar por Internet, chatear y enviar mensajes de forma anónima. El proyecto estrella de Tor es su navegador, que al finalizar una sesión elimina los datos identificables y el historial de navegación. El navegador Tor es parte esencial del singular experimento que conocemos como Autonomy Cube, una pieza que pretende conciliar estos dos mundos opuestos (y estas dos palabras) mediante el uso de un bloque minimalista —casi translúcido y etéreo— que alberga un router de wifi muy especial. Al tiempo que Tor encripta los datos, esta escultura se convierte en una reivindicación tan firme como visible en la que lo translúcido y lo etéreo se convierten en algo tangible, creando un espacio de excepción allí donde se exhibe. La obra Autonomy Cube ha sido descrita como un proyecto pensado “para ser expuesto y usado”, pero cabría añadir que se trata de un proyecto destinado a ser “expuesto, usado, apropiado y ampliado”, pues cuando una institución cultural, ya sea una galería privada o un museo público, instala la pieza, Autonomy Cube —y también Tor— pasan a formar parte de dicha institución. El gesto político está servido. Imagina que estás visitando una galería o un museo y que tu teléfono se conecta a ese router. Al instante, los datos del teléfono se redirigirán a la red Tor y, al mismo tiempo, tu teléfono se convertirá en un servidor de retransmisión de Tor; de repente, tu dispo-
Dos palabras —dos mundos— se fusionan en un único universo.
munications—Tor—was launched, intending to conceal the user’s location and usage from anyone conducting network surveillance, and thus enabling its users to surf the Internet, chat and send instant messages anonymously. The flagship project of Tor is the Tor browser, which upon termination of a session deletes privacy-sensitive data and the browsing history. The Tor browser is at the heart of a unique experiment called the Autonomy Cube, which intends to reconcile these two opposite wor(l)ds by the use of a minimalist block —almost translucent, nearly ethere-al—that houses a custom-made Wi-Fi router. Tor encrypts the data, and the Anonymous Cube makes a strong, visible statement out of it, where the translucent and the ethereal become something tangible, somehow creating a space of exception wherever it is exhibited. The Autonomy Cube has been described as a project “to be exhibited and used”, but we can add that it is a project “to be exhibited, used, appropriated and expanded”. If any cultural institution, be it a private gallery or a public museum, installs the piece, then the Autonomy Cube—and also Tor—become part of the institution. The political gesture is served. Imagine that you are visiting a gallery or a museum and you connect your phone to that router. Immediately it redirects its data over the Tor network, but it also simultaneously serves as a Tor relay—suddenly your device is one of the thousands of volunteer computers that bounce the traffic of Tor users, increasing the software’s anonymizing properties. Unexpectedly, you become part of the exhibited piece, the unseen becomes visible and anonymity and hyperconnectivity start working together. Two wor(l)ds forming one single universe. 33
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2 - Ver Giorgio Agamben, Estado de excepción, Valencia, Pre-Textos, 2004.
sitivo será uno más de los miles de ordenadores voluntarios que transmiten el tráfico de los usuarios de Tor, incrementando la capacidad de este software para garantizar el anonimato. Inesperadamente, el espectador se integra así con la pieza expuesta, lo no visto se vuelve visible y el anonimato y la hiperconectividad empiezan a trabajar de forma conjunta.
Los proyectos ganadores de Inéditos 2017 son: I Would Prefer Not to [Preferiría no hacerlo] Comisaria Bárbara Cueto Grasping a Concept Is Mastering the Use of a Form [Asimilar un concepto es dominar el uso de una forma] Comisaria Beatriz Ortega Botas Scenographies of Power: From the State of Exception to the Spaces of Exception [Escenografías de poder: del estado de excepción a los espacios de excepción] Comisaria Maite Borjabad López-Pastor
INÉDITOS 2017
Inéditos es una convocatoria de la Fundación Montemadrid dirigida a jóvenes comisarios para la realización y presentación de proyectos expositivos de arte contemporáneo.
Scenographies of Power: From the State of Exception to the Spaces of Exception [Escenografías de poder: del estado de excepción a los espacios de excepción] propone una reflexión en torno a los espacios que materializan el “estado de excepción”, unos espacios que son propios de nuestra realidad globalizada. Con ello, esta exposición quiere reclamar las articulaciones espaciales que hacen posible albergar y ejecutar dicho estado de excepción como una herramienta de poder del aparato político contemporáneo. El espacio se convierte no sólo en el escenario que hospeda dichas articulaciones legales y políticas, sino que participa como testigo y cómplice de dichas estructuras de poder. El presente recorrido reclama estos espacios como agentes activos e interventores de dicho aparato con el fin de revelar las implicaciones y dependencias que lo legal y lo político tienen respecto a lo espacial. Así, a través del recorrido propuesto en Scenographies of Power se desvela cómo, en las materializaciones espaciales de la excepción, lo estético deviene en político. Cada una de las obras presenta el debate desde una tipología de espacio de excepción muy concreta, reactivando dicho espacio desde una acción subversiva que permite lecturas alternativas del aparato político que lo alberga.