El profesional como deliberador en tiempo de crisis.

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Dicho sentido se haya todavía en expresiones tales como ‘la enfermedad hace crisis’, ‘el gobierno ha entrado en crisis’, etc. La crisis, pues, ‘resuelve’ una situación, pero al mismo tiempo designa el ingreso en una situación nueva que plantea sus propios problemas. En el sentido más habitual de ‘crisis’ es dicha nueva situación y sus problemas lo que se acentúa. Por este motivo suele entenderse por ‘crisis’ una fase peligrosa de la cual puede resultar algo beneficioso o algo pernicioso para la entidad que la experimenta”7. Casi nadie duda hoy de que el término “crisis” caracteriza nuestra situación de país. Vivimos un momento de cambio que cierra una etapa y abre otra. Una fase que emerge de un proceso histórico que puede producir beneficios o daños mayores a nuestro país. Es una situación inestable, frágil pues aún la balanza no se ha inclinado en una de las dos posibilidades. ¿Qué caracteriza esa nueva situación? ¿Cuáles son los problemas que conlleva? El nivel de complejidad de esta crisis es tal que tiene aspectos financieros (consumimos más de lo que producimos), económicos (se ha agotado un modelo económico y tenemos una gran parte de la población bajo el nivel de pobreza), sociológicos (conflictos socioeconómicos no resueltos, violencia en muchas manifestaciones), políticos (el estatus político ha sido invalidado y no tenemos proyecto de país), de administración pública (la calidad del servicio no está a la altura de lo responsablemente requerido), educativa (no somos capaces de transmitir los conocimientos necesarios de una generación a la otra). Añadimos otro renglón de la crisis: el Huracán María, para el cual no estábamos preparados, ha exacerbado todos los aspectos ya mencionados de la situación actual. Sin embargo, aunque todo lo mencionado es gran parte de la crisis, los autores analizarán un aspecto de esta que no ha sido muy discutido: la dimensión ética y axiológica (áxios significa en griego “valor”). Esta dimensión de la crisis la podemos llamar “aberración estimativa” o crisis cultural, que está muy vinculada al grave problema de la corrupción, como discutiremos. La crisis ético-cultural: un serio disloque entre valores intrínsecos y los valores instrumentales. Mucho se ha hablado de “valores” y de “crisis de valores”. No es nuestra intensión desarrollar toda una teoría sobre esto. Pero merece consideración unas breves clarificaciones y reflexiones. Los valores quedan expresados en juicios valorativos o estimativos. Los hechos se perciben y se 7

José Ferrater Mora, “Crisis”, en Diccionario de Filosofía, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1964, p. 374.

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