BOLETIN OFICIAL DE AMEC • CASA DE ALABANZA 28 de julio de 2019 • Volumen XIV • No. 702
Nosotros, el pueblo de Puerto Rico, a fin de organizarnos políticamente sobre una base plenamente democrática, promover el bienestar general y asegurar para nosotros y nuestra posteridad el goce cabal de los derechos humanos, puesta nuestra confianza en Dios Todopoderoso, ordenamos y establecemos esta Constitución para el Estado Libre Asociado que en el ejercicio de nuestro derecho natural ahora creamos dentro de nuestra unión con los Estados Unidos de América. Al así hacerlo declaramos: - Que el sistema democrático es fundamental para la vida de la comunidad puertorriqueña; - Que entendemos por sistema democrático aquel donde la voluntad del pueblo es la fuente del poder público, donde el orden político está subordinado a los derechos del hombre y donde se asegura la libre participación del ciudadano en las decisiones colectivas;” (Parte del Preámbulo de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico)
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l preámbulo de la carta magna de nuestro pueblo posee unas expresiones que nos distinguen y nos definen como Visítenos a: www.ameccda.net pueblo. Una de ellas es que “la voluntad del pueblo es la www.ameccda.org fuente del poder público.” Otra, que “el orden político está subordinado a los derechos del hombre y donde se asegura Facebook: Iglesia AMEC Casa de Alabanza la libre participación del ciudadano en las decisiones https://www.facebook.com/IglesiaAMECCDA/ colectivas.” Sin embargo, la expresión que consideramos es la más importante de todas es esta: “puesta nuestra confianza en Dios Todopoderoso.” Todo esto, dice ese preámbulo, para procurarle a nuestra posteridad “el goce cabal de los derechos humanos.”
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s imperativo destacar que los acontecimientos y las experiencias que hemos vivido como pueblo durante este verano han marcado nuestra historia. Que no quede duda alguna, este verano ha cambiado el curso de nuestra historia. Nuestra historia como pueblo no volverá a ser la misma desde hoy en adelante. El pueblo de Puerto Rico ha dicho ¡BASTA! ¡Que lo sepan todos aquellos que aspiren a ocupar posiciones electivas y de ocupar sillas que el pueblo otorga como un privilegio! Este grito incluye al gobierno permanente que existe en Puerto Rico.
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os reclamos de nuestro pueblo han elevado las expectativas y las definiciones de los niveles de transparencia e integridad que exigimos de nuestros líderes, sean estos servidores públicos, ciudadanos privados y/o líderes religiosos. Estos reclamos trascienden los colores políticopartidistas que han matizado nuestro país a través de todos estos años. El pueblo se ha levantado a exigir que todas nuestras transacciones, decisiones, proyectos y programas que desarrollamos como pueblo sean realizadas sobre las mesas de trabajo. Ya no hay espacio para negociar por debajo de estas. Se exige integridad y pulcritud, se exige respeto y que todo lo que se haga en este país pueda garantizarle los derechos humanos a nuestra posteridad.
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l verano en el que hemos abierto nuestros ojos nos colocó ante la necesidad de ser retados por estas expresiones que aparecen en el preámbulo de nuestra Constitución. Nuestros ojos fueron abiertos y decidimos que estas expresiones son mucho más que letras en un documento político. ¿Significa esto que nuestros problemas se han acabado? La respuesta es que no: tenemos ante nosotros una ruta de reconstrucción que será ardua, y que exigirá mucho sudor y trabajo para poder resolver estos problemas. Lo que ha cambiado es nuestra visión y nuestros niveles de tolerancia para aquellos que llamamos a dirigir los destinos del país y la implementación de las soluciones de estos problemas.
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no de los datos más relevantes de todo este proceso es la participación masiva de la juventud puertorriqueña. Algunos sectores de la vida política de Puerto Rico habían etiquetado a estos jóvenes como un grupo apático a las realidades políticas y económicas que vive nuestro país. La realidad demostrada es otra. No se trata de que estos hayan dicho “presente” en medio de estas crisis. Se trata de que sus voces han sido preponderantes durante todo este verano.1
1 No vale la pena darle espacio aquí a un grupo minúsculo de revoltosos que quisieron adelantar sus causas.
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abe aquí formularnos algunas preguntas. Una de ellas gira alrededor de la pobre capacidad o incapacidad que hemos demostrado tener para hablarle a este sector de nuestro pueblo. ¿Cómo podemos aprender a hablar el idioma que hablan estos? Hay grandes sectores de nuestra Iglesia en Puerto Rico que necesitan buscar una respuesta a esta pregunta. Tanto los políticos de turno como aquellos que pretenden aspirar a ocupar posiciones de servicio público o privado tienen que tomar muy en serio este asunto; esos jóvenes van a decidir las elecciones generales. Además, ellos han probado ser capaces de afectar el futuro de aquellos que interesan lucrarse de Puerto Rico desde sus intereses y ejecutorias privadas.
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tras preguntas giran alrededor de la interpretación o la hermenéutica que los jóvenes (y todo el pueblo) pueden estar haciendo de los procesos que estamos viviendo como país. ¿Estará el pueblo convencido de que el manejo de toda esta crisis depende exclusivamente de la fuerza de pueblo que podamos exhibir y acumular? ¿Habrá espacio en sus interpretaciones para insertar otras ópticas sociales, políticas, religiosas y/o bíblicas?
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esponder a estas preguntas requiere un espacio con el que nos contamos aquí. Un Pastor Joven de nuestra Iglesia abordó recientemente este tema en una de las reflexiones semanales que él publica en las redes sociales. Citamos algunas de las expresiones escritas por el Pastor Mizraim Esquilín Jr. (Pastor MJ) en su columna del 23 de Julio de 2019: “……si cometemos el error de solo confiar en nuestra fuerza de pueblo entonces nos quedaremos esperando por nuestro milagro. No es la multitud lo que derrumbará las murallas. No son las masas lo que garantiza nuestra conquista. Aquello que estamos esperando no se va a dar por virtud de las personalidades que convoquen o de los partidos políticos que ejerzan presión. Lo único que puede garantizar nuestra victoria como pueblo es la presencia de Aquél que va delante de nosotros como poderoso gigante.”2
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a advertencia profética que encierran estas palabras no puede ser tomada con liviandad ni superficialidad. Hay un reclamo divino dentro de estas palabras. Hace algunas décadas, el Pastor Adrian Pierce Rogers (Sept 12, 1931 -Nov 15, 2005), Pastor Rector de Bellevue Baptist Church, en Memphis, Tennessee, le hablaba a la nación Norteamericana en medio de una crisis similar a la que nosotros vivimos. El entonces Presidente, William Jefferson Clinton (Bill Clinton) se encontraba enfrentando un juicio de residenciamiento (“impeachment process”) por haber mentido bajo juramento durante la investigación del escándalo provocado por su relación con una joven llamada Monica Lewinsky. La Srta. Lewinsky era entonces una joven de 22 años que había sido seleccionada para una posición de trabajo como interna en la Casa Blanca. La falta de integridad moral del Presidente Clinton había sido “magnificada” por su capacidad para mentirle la nación acerca de su relación con esta joven. Lo más terrible de todo este proceso es que la nación respaldó al Presidente.
2 https://www.facebook.com/pastormjesquilin/posts/2316572488426587? tn =K-R
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o hay duda de que estos procesos se convierten en crisis para cualquier nación que los experimenta y en el caso de los Estados Unidos, esto produce crisis en muchos países en todo el planeta. Uno de los mensajes del Pastor Rogers durante ese período de crisis nacional fue titulado de la siguiente manera: “Will God Impeach America?” (¿Residenciará Dios a América?)3. Entendemos que este sermón fue retransmitido reciente por el ministerio “Love Worth Finding.”4 La tesis central de ese sermón era que los Estados Unidos estaban bajo el juicio de Dios y que Bill Clinton no era el único que necesitaba ser residenciado; el país y la Iglesia debían ser residenciados.
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ste sermón utilizaba como base el Salmo 80. Este salmo es la base bíblica para esta reflexión. El bosquejo general que el Pastor Rogers siguió para la presentación de este sermón fue el siguiente:
- Introducción (Oración pidiendo un avivamiento) (vs 1-3) - La descripción de la pérdida de esperanza del pueblo (vs 4-6) • Esterilidad espiritual (v4) • Tristeza personal (v5) • Vergüenza nacional (v6) -El diseño de Dios para esa nación (vs 8-11) -El grave peligro nacional (v 12) •Peligros de enemigos externos (v12) •Peligros de corrupción interna (v 13) •Peligros por juicios (vs 15-16) -Petición de liberación (vs 14-19) •Mirar hacia arriba •Confesar •Hablar •Ponerse de pie -Conclusiones
A continuación el Salmo 80 en tres versiones bíblicas: Salmo 80, RV 1960 1 Oh Pastor de Israel, escucha; Tú que pastoreas como a ovejas a José, Que estás entre querubines, resplandece. 2 Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés, Y ven a salvarnos. 3 Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 4 Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo mostrarás tu indignación contra la oración de tu pueblo? 5 Les diste a comer pan de lágrimas, Y a beber lágrimas en 3 https://www.lwf.org/pdfs/2149-WILL-GOD-IMPEACH-AMERICA.pdf 4 https://www.lwf.org/sermons/video/will-god-impeach-america-2149
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gran abundancia. 6 Nos pusiste por escarnio a nuestros vecinos, Y nuestros enemigos se burlan entre sí. 7 Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 8 Hiciste venir una vid de Egipto; Echaste las naciones, y la plantaste. 9 Limpiaste sitio delante de ella, E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. 10 Los montes fueron cubiertos de su sombra, Y con sus sarmientos los cedros de Dios. 11 Extendió sus vástagos hasta el mar, Y hasta el río sus renuevos. 12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, Y la vendimian todos los que pasan por el camino? 13 La destroza el puerco montés, Y la bestia del campo la devora. 14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, 15 La planta que plantó tu diestra, Y el renuevo que para ti afirmaste. 16 Quemada a fuego está, asolada; Perezcan por la reprensión de tu rostro. 17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste. 18 Así no nos apartaremos de ti; Vida nos darás, e invocaremos tu nombre. 19 ¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos PDT 1 Pastor de Israel, escúchame. Tú que guías al pueblo de José, tú que estás sentado en un trono entre los querubines, ¡escúchanos! Aparece 2 ante Efraín, Benjamín y Manasés. Muestra tu poder, y ven a salvarnos. 3 Dios mío, acéptanos de nuevo; sé bueno con nosotros y sálvanos. 4 SEÑOR Dios Todopoderoso, ¿cuánto tiempo más vas a mostrar enojo ante la oración de tu pueblo? 5 Nos has dado lágrimas por comida; lágrimas en abundancia por bebida. 6 Tú nos hiciste pasar vergüenza ante las naciones vecinas; nuestros enemigos se ríen de nosotros. 7 Dios Todopoderoso, acéptanos de nuevo; sé bueno con nosotros y sálvanos. 8 Sacaste una vid de Egipto; expulsaste de esta tierra a las naciones que no te conocen y plantaste esa vid. 9 Limpiaste el terreno para la vid, ella echó raíces y llenó la tierra.10 Los montes se cubrieron con su sombra; sus ramas cubrieron los cedros más altos. 11 Sus frutos se extendieron hasta el mar, sus retoños llegaron hasta el río Éufrates. 12 ¿Por qué destruiste los muros que protegían tu viña? Ahora todo el que pasa por allí se lleva la fruta; 13 la destruye el jabalí del bosque, y los animales salvajes la devoran. 14 Dios Todopoderoso, regresa; mira desde el cielo a esta vid y cuídala. 15 Es la vid que plantaste con tus propias manos, el retoño que cultivaste para ti. 16 Tu vid fue quemada por el fuego como si fuera basura; muéstrales lo enojado que estás y destrúyelos. 17 Pon de nuevo tu mano derecha sobre tu elegido; al que una vez le diste fuerzas para servirte. 18 No nos alejaremos de ti, déjanos vivir y alabaremos tu nombre. 19 SEÑOR Dios Todopoderoso, acéptanos de nuevo; sé bueno con nosotros y sálvanos. NTV 1 Te pido que escuches, oh Pastor de Israel, tú, que guías como a un rebaño a los descendientes de José. Oh Dios, entronizado por encima de los querubines, despliega tu radiante gloria 2 ante Efraín, Benjamín y Manasés. Muéstranos tu gran poder. Ven a rescatarnos! 3 Oh Dios, haznos volver a ti; haz que tu rostro brille sobre nosotros. Solo entonces seremos salvos. 4 Oh Señor, Dios de los Ejércitos Celestiales, ¿hasta cuándo seguirás enojado con nuestras oraciones? 5 Nos diste tristeza por comida, y nos hiciste beber lágrimas en abundancia. 6 Nos convertiste en el desprecio de las naciones vecinas. Nuestros enemigos nos tratan como si fuéramos una broma. 7 Haznos volver a ti, oh Dios de los Ejércitos Celestiales; haz que tu rostro brille sobre nosotros. Solo entonces seremos salvos. 8 Nos sacaste de Egipto como a una vid; expulsaste a las naciones paganas y nos
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trasplantaste a tu tierra. 9 Limpiaste el terreno para nosotros, y echamos raíces y llenamos la tierra. 10 Nuestra sombra cubrió las montañas; nuestras ramas cubrieron los poderosos cedros. 11 Extendimos las ramas al occidente, hacia el mar Mediterráneo; nuestros retoños se extendieron al oriente, hacia el río Éufrates. 12 Pero ahora, ¿por qué has derribado nuestras murallas de modo que todos los que pasan pueden robarse nuestros frutos? 13 Los jabalíes del bosque los devoran, y los animales salvajes se alimentan de ellos. 14 Te suplicamos que regreses, oh Dios de los Ejércitos Celestiales. Observa desde los cielos y mira nuestro aprieto. Cuida de esta vid 15 que tú mismo plantaste, este hijo que criaste para ti. 16 Somos cortados y quemados por nuestros enemigos; que perezcan al ver tu ceño fruncido. 17 Fortalece al hombre que amas, al hijo que elegiste. 18 Entonces jamás volveremos a abandonarte. Revívenos para que podamos invocar tu nombre una vez más. 19 Haznos volver a ti, oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales; haz que tu rostro brille sobre nosotros. Solo entonces seremos salvos.
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s un secreto a veces que el escritor de este Salmo había sido testigo de una crisis nacional similar a la que nosotros hemos experimentado como país. El escritor de este Salmo reconoció que el pueblo estaba bajo el enojo-juicio de Dios (v 4), que había sido sometido a una dieta de lágrimas (v 5) a ser avergonzado ante los pueblos vecinos y a ver que se habían robado el fruto de sus trabajos (v12b). Todas estas cosas provocaron que este salmista levantara esta oración suplicando la restauración de su pueblo.
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l escritor de este Salmo reconoció que esto era un juicio de Dios: el juicio de Dios contra el pueblo de Judá. Sin embargo, el escritor de este Salmo reconoció que el juicio que sufría el pueblo no era necesariamente la vergüenza ni el oprobio que experimentaban (v 6): tampoco el saqueo y el robo de los bienes que formaban parte del patrimonio nacional (vs 12b13). Para él, todo esto formaba parte del producto de este juicio divino. Para ese salmista el juicio de Dios es definido como la remoción de la protección divina (v 12a). O sea, que el juicio de Dios inicia cuando Dios decide quitar el cerco de protección que Él le había puesto a su pueblo.
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l salmista reconoce que la historia del diseño de Israel que Dios ensambló con este pueblo convirtió a Israel en una nación muy especial y particular (vs 8-11); diseñada por Dios. Este diseño incluía la protección de Dios, tipificada aquí como muros establecidos por Dios para proteger a Su pueblo. El salmista se preguntaba ¿por qué Dios había decidido remover, aportillar, destruir, o derribar esos muros? Ese era el verdadero juicio de Dios: la pérdida de la protección divina.
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l estribillo que repite el salmista es sin duda alguna una joya bíblica y poética, además de ser una expresión del corazón:
“3 Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.” “7 Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.” “14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,” “19 ¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”
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uestro análisis de este salmo comienza destacando el paralelismo existente entre este salmo y la visión del capítulo 6 del libro de Isaías. Estos pasajes revelan la presencia de una crisis que trasciende las esferas nacionales para convertirse en una personal. Estos pasajes implican la percepción de la ausencia de Dios en todos estos procesos de crisis nacionales hasta que Dios decide revelarse con poder, con majestad y santidad. Ambos pasajes giran alrededor de la necesidad de contemplar la revelación de Dios encendiendo todo lo que está a su alrededor con el fuego de su Santa presencia. Isaías vive esta experiencia en los tiempos del Rey Uzías. Este salmista, con toda probabilidad vive su experiencia en la parte final del reinado de Ezequías (2 Rey 20)
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saías nos dice que esta manifestación de Dios transforma la interpretación que se tiene de la crisis provocada por el desgobierno y la crisis de soberanía que experimentaban el pueblo y el profeta. La realidad que vivió Judá es muy similar a la que vivimos como pueblo en el verano de 2019. Son muchos los que han pensado que Dios no puede estar presente en medio de las crisis que hemos experimentado. Isaías nos deja saber que Dios es soberano y siempre estableciendo Su agenda para las naciones. Este salmista nos deja saber que ese era precisamente su interés; el deseo de su corazón: que dios interviniera a favor de Su pueblo.
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l salmista comienza a realizar esta petición desde los versos iniciales de este salmo. Sus ruegos iniciales giran alrededor de pedirle a Dios que resplandezca en medio de Judá: “1 Oh Pastor de Israel, escucha; Tú que pastoreas como a ovejas a José, Que estás entre querubines, resplandece. 2 Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés, Y ven a salvarnos. 3 Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”.
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saías había contemplado el resplandor, el fuego de Dios y su santidad. Ese resplandor y esa santidad condujeron al profeta al análisis y la aceptación de su condición y la condición del pueblo. Es precisamente esto lo que procura el salmista. Él quiere que Dios encienda las lámparas sobre su nación. Hay muchas cosas que suceden cuando Dios resplandece sobre su pueblo. Veamos lo que dice la Palabra Santa acerca de esto: “23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 24 Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. 27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.” (Nm 6:24)
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l resplandor de Dios sobre Su pueblo está relacionado con el cuidado paternal que Dios exhibe sobre los suyos. Ese resplandor está relacionado con la bendición de Dios y con las promesas que Dios ha hecho de guardar (“shâmar”, H8104) a los suyos. Ese resplandor está relacionado a la demostración de la misericordia divina y del derramamiento de su paz (“shâlôm” H7965, bienestar holístico). Esta es la misma interpretación que surge del análisis de otro pasaje bíblico: “14 Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. 15 En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. 16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; Sálvame por tu misericordia. 17 No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol. 18 Enmudezcan los labios mentirosos, Que hablan contra el justo cosas duras Con soberbia y menosprecio. 19 ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!” (Sal 31:16) De hecho, Job alega que entró en el centro de su crisis cuando perdió el resplandor de Dios sobre su cabeza: “1 Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo: 2 ¡Quién me volviese como en los meses pasados, Como en los días en que Dios me guardaba, 3 Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, A cuya luz yo caminaba en la oscuridad; 4 Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda; 5 Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, Y mis hijos alrededor de mí; 6 Cuando lavaba yo mis pasos con leche, Y la piedra me derramaba ríos de aceite! 7 Cuando yo salía a la puerta a juicio, Y en la plaza hacía preparar mi asiento,” (Job 29:3)
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s correcto afirmar que el resplandor de Dios trae todas las bendiciones antes mencionadas. Es también correcto señalar que podemos sufrir dolores y quebrantos que no implican la ausencia de ese resplandor. Pero hay que hacer la salvedad de que el resplandor de Dios traer consigo otras cosas. Cuando Dios enciende las lámparas, salen a la luz toda la podredumbre, los pecados, las incapacidades, la inmoralidad y la falta de integridad y la corrupción que ha operado en las oscuridades y las tinieblas que surgen cuando Dios deja de protegernos. Es precisamente esto lo que anhela el salmista; que Dios resplandezca, que encienda las lámparas para que salga la luz todo esto.
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¿Por qué? ¿Para qué?: para poder ensamblar un proceso de restauración que sea correcto y comprensivo. “28 Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.” (Sal 18:28)
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sta es una de las funciones de la Palabra de Dios. Ella es lámpara a nuestros pies (Sal 119:105) porque es capaz de discernir “los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” (Heb 4:12b-13) Es aquí que comienza el proceso de restauración: cuando tenemos una visión correcta, comprensiva y completa de lo que somos y con lo que contamos. Si no tenemos esto, cuando solo confiamos en nuestras fuerzas como individuos o como pueblo, no experimentaremos cambios ni transformaciones significativas y esenciales.
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s por eso que la victoria de un pueblo no está en las marchas ni en las fuerza de pueblo que éstas puedan aglutinar. Necesitamos trascender y llegar al examen minucioso de los enredos, las tinieblas y todo aquello que es malsano que ha estado operando en la oscuridad. Hace falta que Dios resplandezca para que todo esto pueda ser revelado y entonces ser capaces de buscar la restauración. Hay que pedirle a Dios que resplandezca. Es aquí que el salmista decide pedirle a Dios que ese resplandor provoque que el pueblo retorne al Todopoderoso. Esta es la traducción literal del concepto “restáuranos” (“shûb”, H7725). La idea que se comunica aquí no es la de que Dios re- ensamble las piezas. La idea que se comunica es la de que nosotros regresemos a Dios y que lo hagamos dispuestos a pactar con Él. Esta aseveración surge del uso del mismo concepto para describir el regreso al servicio santo que espera el Señor (Dt 30:2-3, 8-10; Ne 1:9; Jer 35:15). Este reclamo divino comienza por la Iglesia. El Profeta Joel lo señala así en su profecía: “12 La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. 13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación. 14 Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.” (Joel 1:12-14) “12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.14 Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? 15 Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al
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oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? 18 Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.” (Joel 2:12-18) El salmista asevera que esta es la única ruta que posee el pueblo para poder salvarse: “7 Haznos volver a ti, oh Dios de los Ejércitos Celestiales; haz que tu rostro brille sobre nosotros. Solo entonces seremos salvos” (Sal 80:7, NTV).
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saf continua destacando lo que sucede dentro del pueblo. Tal y como destacara el Pastor Rogers, el pueblo sufre de esterilidad espiritual. Esto está subrayado en este Salmo por la incapacidad para creer que Dios está escuchando las oraciones del pueblo (v 4). Este dato es seguido por la forma en que se describe lo que Rogers llamó un bautismo de lágrimas (v 5). La expresión que utiliza aquí el Salmista es similar a la que se usa en otro Salmo: “3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?” (Sal 42:3)
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n ambos salmos se destaca que esta dieta de lágrimas está acompañada por el cuestionamiento al que se somete el alma sobre la presencia y los cuidados de Dios en los tiempos de grandes tensiones y de aflicciones. Esto además, viene acompañado de vergüenza interna e internacional (vs 6). Cualquier parecido con lo que hemos experimentado en días recientes no es casualidad.
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sto es precisamente lo que le ha acontecido a Puerto Rico. El juicio no es la presencia de la administración desarrollada por los integrantes del “Ricky leaks.” Todo esto encuentra espacio entre nosotros porque Dios quitó su mano de protección. Esta Isla era protegida hasta de los huracanes: gozábamos del encomio y los elogios de todos los países Centro y Suramericanos. ¡Y qué decir de nuestros vecinos Caribeños! Nos llamaban la democracia más estable y consistente de todo el ambiente Hispanoamericano. Nuestra economía y nuestras agencias y corporaciones públicas eran reconocidas hasta por el Gobierno Federal. Hoy somos la noticia que comenta el planeta. ¿Qué nos sucedió? La respuesta a esta pregunta la ha ofrecido el profeta Jeremías:
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“13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa? 15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.” (Jer 2:13-15)
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al y como señalamos al principio de esta reflexión, el salmista subraya que esta crisis tiene como génesis que Dios haya quitado su mano de protección sobre Su pueblo. La ausencia de este muro permitió el robo de los que estaban afuera y la corrupción y el robo de las bestias que viven entre el pueblo. El Señor nos quitó su protección porque nos olvidamos de Él. Una cantidad significativa de Nuestros sacerdotes y nuestros ministros decidieron contaminar el altar con teologías extrañas, fuegos extraños y testimonios y conductas muy pobres. Se vira la cara cuando se levantan denuncias contra el adulterio, la fornicación y la adicción a la pornografía en la Iglesia. No se predica la necesidad del arrepentimiento y la liberación de esas cadenas. Dios decidió quitar su protección.
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l huracán que trajo viento y agua (María) barrió con mucho de la teología de la prosperidad. Este otro huracán, “Ricky leaks,” sin viento y sin agua, está limpiando los altares contaminados con compromisos políticos. Dios continuará limpiando los altares de las influencias llamadas revelaciones nuevas y extra bíblicas que se han insertado en el medio de la Iglesia y que han servido como instrumento para abusar de algunas congregaciones.
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ue nadie se llame a engaño; la marchas y la fuerza de pueblo son piezas muy importantes. Sin embargo, lo más importante es la súplica y el ruego al Eteno para que encienda sus lámparas sobre su pueblo; que resplandezca sobre Puerto Rico. El resplandor del Señor traerá a la luz todo lo que está escondido en el gobierno, en los sectores privados y en la Iglesia. Es aquí que hay que llevar ante el Señor todas “las piezas de nuestros rompecabezas.” Hay que regresar al Señor y continuar haciéndolo hasta que Él tenga misericordia de nosotros (Sal 123:2) y nos vuelva a esconder en el hueco de su mano.
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s allí que hay que suplicar que Dios nos restaure. Es allí que hay que enfrentaremos las batallas más grandes que un pueblo puede enfrentar. Es allí que crecerá nuestra confianza, porque el que habrá de resplandecer tiene nombre y apellido: Jehová de los ejércitos. Se trata del Dios que se revela; se trata del Dios que pelea por nosotros. Nunca olvidemos que el Dios que se revela es poderoso, invencible en batalla (Sal 24:8). El Pastor Rogers decía que la gente de Dios tiene que estar llena de la resolución que llenó a este salmista. Tenemos que hacerlo, decía él, reconociendo que Jesucristo es nuestro Comandante y el Espíritu Santo es nuestro aliado. Esto garantiza nuestra victoria. Concluimos esta reflexión con las palabras del profeta Isaías: “14 Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15 Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. 16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros. 17 Tus edificadores vendrán aprisa; tus
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destruidores y tus asoladores saldrán de ti. 18 Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia. 19 Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos. 20 Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more. 21 Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos? 22 Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. 23 Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí. 24 ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? 25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. 26 Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.” (Isa 49:15-26, RV, 1960)
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