4 minute read

Mario Seguí Silva, Majoral 2020

Next Article
Col·laboradors

Col·laboradors

Mario Seguí Silva Majoral 2020

LA MAJORALIA D’ENGUANY

Advertisement

LA SEMANA SANTA SAGUNTINA: MI ORIGEN, TRADICIÓN Y CREENCIA

Saber que viene, saber que ya está aquí… Semana Santa Saguntina 2020, después de todo y después de tanto. Solamente cofrades, familiares y allegados conocen bien lo que supone organizar y celebrar ‘La Fiesta’ y la importancia que cobrará este momento en nuestras vidas. Todo esto no tendría sentido si no viniera acompañado de lo que ya llevamos recorrido y compartido hasta hoy.

Me hicieron cofrade con escasamente un año y en la actualidad, con treinta y uno, he de decir que pocas son las cosas que uno ve con tanta claridad y sobre las que tiene la seguridad de poder afirmar que serán para siempre. Porque para

“para mí, la Cofradía de la Sangre y la Semana Santa son parte de mis raíces, de mi cultura y de mi vida cristiana”

mí, la Cofradía de la Sangre y la Semana Santa son parte de mis raíces, de mi cultura y de mi vida cristiana. Siento que forman parte de mí y, a su vez, que formo parte de ellas. Por ello, sé que es un sentimiento que no será pasajero y del que no podré desprenderme. Un sentimiento que se forja con el paso del tiempo, del que vas tomando cada vez una mayor conciencia y que hace que, incluso residiendo fuera de tu hogar como es mi situación desde hace ya tiempo, tengas la necesidad de regresar cada año a la ciudad de Sagunto para buscar esos momentos de contemplación y calma que tanto llevas esperando.

Cada año presente, para apartar las tareas urgentes y las prisas y dejar llevar el ritmo de mis pasos al compás de cornetas y tambores por las calles del casco antiguo. Desconectar del ajetreo para conectar con el sufrimiento y la oración al trasladar un paso a hombros. Volver a sentir el orgullo de un pueblo que sale a la calle para ver todas y cada una de sus procesiones. Despertar temprano en la madrugada para acompañar el paso del Nazareno por las catorce estaciones del Vía Crucis. Disfrutar de los nervios de la subasta hasta el último instante en el que La Soledad aparece frente a la Sangre. Volver a ponerse la vesta, cinturón, guantes, medalla y rosario para ser uno más entre los cientos de cofrades. De nuevo ver el zarandeo de las palmas el Domingo de Ramos, los ‘caramelets’ entregados en las manos de los más pequeños, Sagunto iluminado por las llamas de las hachas y lleno de banderolas moradas tendidas en sus balcones, la emoción y los aplausos tras la escenificación de ‘La Passió’, la espera del pueblo para besar a la Vera Creu, ese instante detenido en el tiempo cuando ambos pasos se juntan en El Encuentro, la imposición de medallas a los que serán futuros mayorales y el reconocimiento a nuestros mayores por tantos años de servicio… Volver porque es tu origen, tu tradición y tu creencia.

Y este 2020 es el año en que nosotros, dieciséis mayorales a los que tanto aprecio tengo, trataremos de celebrar una Semana Santa única sobre la que estoy seguro se superarán las expectativas soñadas, pero más allá de nuestros deseos propios, queremos de todo corazón que sea una fiesta por y para todos. Porque sería egoísta considerar que es nuestra. Lo más extraordinario del año que te toca organizarla, es cuando comprendes que simplemente eres testigo

de lo que tantas generaciones ya compartieron y entonces, pasas a dar testimonio a los que vienen detrás de ti para que nuestra Cofradía siga celebrando esta centenaria tradición por muchos años más. Por tanto, no cabe duda de que pondremos todo nuestro empeño y toda nuestra ilusión en cada uno de los actos para que sea disfrutada por todo Sagunto.

Por último, y no menos importante, quisiera añadir en estas líneas más personales, el agradecimiento a mi familia que ha estado siempre volcada y acompañándome incansablemente en todos los actos. Ellos son en gran medida los responsables de que no pueda faltar ni un solo año y los que me inculcaron el respeto y la convicción por esta tradición que forma parte de mí. Les estoy muy agradecido. Y de manera muy especial, a mi abuela Ana González Meroño, quien con gran ilusión quiso llevarme a la ermita para que me impusieran la medalla siendo tan pequeño y a la que le debo tantísimo por haberme permitido ser cofrade. Me hubiera encantado tenerte presente, que una vez más me hubieras ayudado a prepararme para salir en las procesiones y verte junto a la familia vivir con tantísima pasión estos días. Aun así, estoy seguro de que estarás disfrutando junto a nosotros cada uno de los momentos de esta gran fiesta. Gracias por todo abuelita.

Agradecer también a todos/as y cada uno/a de los/as que han hecho con su colaboración que esto sea posible.

PURÍSSIMA SANG DE JESUCRIST!

This article is from: