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El Cinturón
EL CINTURÓ
El trabajo se ha realizado en Lorca, en el taller de bordados JOAQUINA Y PILAR ALACID que trabajamos para Valencia desde el 1995, nuestros trabajos se diferencian por el acabado que realizamos y nuestras técnicas de bordado. (PAGINA DE FACEBOOK, BORDADOS JOAQUINA Y PILAR)
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Consiste en la realización del cinturón de la Mayoralía 2020 y el palio para el trono de l a Virgen.
En ello han participado aparte de nosotras, las bordadoras Francisca Carrillo, Francisca Morales y Magdalena Bermúdez.
Para la elaboración del cinturón y del palio ha sido necesario 4 años por su minuciosidad y detallismo de los mismos.
Para nosotras ha sido un orgullo que esta mayoralía haya contado con nosotras para este trabajo, ya que el diseño es espectacular y hemos podido crear un trabajo que nos enorgullece, creemos que el resultado es simplemente impresionante.
Por parte de nosotras nos ha encantado trabajar con esta Mayoralía, porque hemos pasado muy buenos ratos y el trato ha sido excepcional.
Tanto el cinturón como el palio están confeccionados en terciopelo negro y materiales de primera calidad, oro, plata y seda.
El cinturón consta de una hebilla que lleva bordada la Vera Cuz, un medallón central de la cara del Cristo y cuatro alegorías a cual más bonita, la columna con los azotes, el cáliz de la sangre del cristo, la fachada del calvario de Santa María y otro medallón de la Virgen a los pies del Cristo Crucificado, aparte de otros detalles que le dan al cinturón un toque especial.
Tanto la seda como el oro y plata llevan diferentes puntadas, a relieve, en realce, punto corto, punto ladrillo y otra serie de puntos del mismo estilo.
Todo el bordado del cinturón que cierra cada alegoría está bordada a relieve como si fuera seda pero con un hilo especial de oro muy delicado y de diferentes tonalidades.
La Vera Cruz está realizada en seda y plata con unos toques de hilo de oro para realzarla.
El palio de la Virgen está bordado en hilo de oro con unos relieves sueltos que le dan un toque especial ´ya que esta técnica es muy trabajosa y muy delicada de hacer.
En este proceso se han roto unos miles de agujas por su costoso trabajo.
Lleva dos medallones centrales que destacan en las bambalinas bordados en seda, oro y plata y el símbolo del Espíritu Santo que destaca en el centro del techo del paleo bordado en seda blanca con toques dorados
Su techo en calado le da un toque de luz que resulta impactante ya que de día o de noche entrará luz a la imagen que encantara a todo aquel que esté esperándola por donde pase.
CARTEL ANUNCIADOR SEMANA SANTA SAGUNTINA 2020
“Han pasado días de sol, de escasas lluvias y de suaves fríos y, tras conmemorar el nacimiento de Nuestro Salvador, llega el tiempo de reescribir la historia de cada cuaresma La ciudad se llena una vez más de carteles anunciando nuestra Semana Santa, carteles que pellizcan nuestros corazones y despiertan nuestras ansias…”
Normalmente, entendemos el cartel como un papel escrito o manuscrito colocado en un lugar visible para dar a conocer un hecho. Sus posibilidades comunicativas dependen en gran medida de su calidad técnica y estética y, por supuesto, de su adecuada ubicación.
Se trata de un soporte gráfico en el que se busca dar información a la persona que lo mira. Con él se funda la publicidad exterior y es a su vez el origen de un lenguaje específico: el lenguaje bimedia, constituido por una imagen de alto impacto y un texto breve.
Los carteles han mantenido una cierta relación con la pintura, en especial en sus primeros años de existencia. La gran diferencia entre ambos sería el hecho de que el cartel es una forma de arte que no espera al visitante, sino al contrario, sale a la calle a buscar al público.
Hay que señalar que los anuncios públicos tienen una larga historia cuyos orígenes se remontan a la Antigüedad. Así, los festivales egipcios, 300 años antes de Cristo, se anunciaban mediante pinturas en las paredes. Destacable también es que en las ruinas de Pompeya se encontraran un variado catálogo de carteles con lemas de carácter político y comercial. A su vez, se tiene conocimiento que los romanos anunciaban las batallas de los gladiadores a través de carteles ilustrados con coloreados dibujos y textos sumamente explícitos.
Pero realmente se considera que el primer anuncio impreso se produjo en Inglaterra en 1477; en él William Caxton, trata de ilustrar las propiedades de las aguas termales de Salisburg.
Seguidamente, en 1482, se realiza en Francia el primer cartel ilustrado obra del artista Jean du Pré.
Casi cuarenta años después, en 1518, se materializa en Alemania el que se considera el primer cartel artístico de la historia; diseñado por el pintor Albertch Altdorfer, anuncia un juego de lotería.
En nuestro país tendrán que pasar más de dos siglos hasta que, en 1763, aparezca el primer cartel del que se tiene constancia; tiene lugar en Sevilla y anuncia una corrida de toros.
No será sin embargo hasta el siglo XIX, cuando el cartel empiece a tener relevancia gracias básicamente al uso de técnicas como la xilografía y a la utilización de la imprenta. La evolución de las artes gráficas va a permitir que la cartelería consiga excelentes cotas artísticas, llegando a ser objeto de interés de renombrados artistas que van desde Toulouse Lautrec hasta Gaudí.
Será también a partir de este siglo cuando el cartelismo comercial adquiera en España grandes cotas de desarrollo. Desde finales del siglo XIX, una serie de substanciales transformaciones van a hacer de la publicidad una de las principales preocupaciones de las firmas comerciales. Paralelamente a esta coyuntura, asistimos a la aparición de un nuevo factor que en pocas décadas incidirá decisivamente en el terreno económico: la actividad turística. Este momento es aprovechado por distintas empresas privadas (muchas de ellas relacionadas con el ferrocarril), para fomentar la cartelería turística como medio publicitario de sus actividades.
Pocos años después las iniciativas públicas tomarán este mismo camino, apoyándose en el recién fundado Patronato Nacional de Turismo. Este Patronato nace en 1928 con la intención de anunciar, tanto a los españoles como a los ciudadanos extranjeros, los distintos atractivos turísticos que ofrece España. Es precisamente al Patronato de la época monárquica, al que debemos la primera campaña de fomento del turismo en la que los carteles fueron grandes protagonistas.
Después de la Guerra Civil surge un nuevo organismo que va a regir los destinos de la promoción turística: la Dirección Nacional de Turismo. Será esta estancia pública la primera en utilizar la Semana Santa como reclamo turístico y de emitir cartelería al respecto. El primer ejemplar que de estas campañas se conserva data de 1941 y en él toma protagonismo la figura de un Nazareno con capirote y farol junto al paso procesional de la Virgen de la Macarena y frente a la silueta de la catedral de Sevilla.
En este primer cartel, obra de José Morell, se promocionaba conjuntamente la Semana Santa de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, Málaga y Sevilla.
Posteriormente, en 1943, Morell diseñaría un cartel con motivo del centenario del martirio de Santiago Apóstol; este cartel será reimpreso en 1948 para anunciar la Semana Santa Compostelana.
La cartelería que hace referencia a las procesiones de Semana Santa tal como las conocemos hoy día es relativamente reciente ya que estas no se remontan mucho más allá del principio de los años treinta del siglo pasado.
Aunque existen carteles anunciando las diferentes celebraciones de la Semana Santa en Andalucía desde los primeros años del siglo XX, estos aluden a sus Fiestas de la Primavera, Semana Santa y Feria como una celebración conjunta. Lo cierto es que la elaboración y exposición de carteles que tienen como objeto específico la Semana Santa, tiene sus comienzos en el periodo que va desde el final de los años veinte y el comienzo de la década de los treinta.
Esto es una pequeña muestra gráfica de como fueron estas primeras obras de arte:
En nuestra cofradía, el primer cartel anunciador de la Semana Santa Saguntina lo publicó la mayoralía de D. Juan Vicente Ferruses Antoni en el año 1969. La iniciativa no fue secundada en los años siguientes y todo hacía parecer que la que la idea había sido completamente desestimada.
Hubo que esperar quince años para ver publicado un nuevo cartel de nuestra Semana Santa; será el clavario D. José R. Peris Quevedo y su mayoralía del año 1985 los responsables de esta nueva edición.
Pero aún tendríamos que aguardar hasta 1988, para que la presentación formal de un cartel anual elaborado por la mayoralía del año fuera una realidad.
De este modo, con pasos cortos pero firmes, es como los hechos van arraigando en la manera de proceder de los pueblos y llegan a formar parte de sus tradiciones centenarias.
“El Cartel”, ha entrado con letras mayúsculas en el rico conglomerado de elementos que conforman nuestra Semana Santa y es parte fundamental de la imagen que la Cofradía exporta al mundo.
Y es que el cartel de Semana Santa trasciende su propia imagen abriendo ventanas en paredes y escaparates para anunciarnos que es tiempo de recogimiento y meditación; tiempo de sacar del armario las negras vestas; tiempo de colgar banderolas en los balcones y preparar fachadas para el paso de la Vera Cruz; tiempo de disponer hachas y encargar caramelos. Nos avisa y anuncia que un año más estamos aquí gracias a Él, que el tiempo se va y que todo es efímero.
Son muchos los caminos elegidos por las distintas mayoralías para el diseño de sus respectivos carteles y es cierto que, año tras año, la realización de este proyecto va ganando importancia pues se ha tomado conciencia de que este, junto con el cinturón, va a conformar la imagen de la mayoralía dentro de la Cofradía en el devenir de los años.
Hay que decir que nuestra Semana Santa se mueve por pasiones y en el caso de la elección de un cartel anunciador no va a ser de otra manera. Tanto es así que a menudo, el objetivo primario de su ejecución es la búsqueda de la expresión de un íntimo sentimiento coral de mayoralía, ajeno muchas veces, al público al que va destinado.
Nuestra mayoralía no podía ser menos, y dejándonos llevar por la pasión que nos inspira el profundo dolor corredentor de la Virgen en su misterio de la Soledad, hemos dejado que nuestras actuaciones nos dirijan a honrar a María como nuestra Reina. Es por esto, que decidimos enaltecer materialmente el dogma de la realeza de María regalando a la Cofradía un nuevo palio, ricamente bordado en oro, bajo el cual y mecida por sus portadores, avance nuestra Virgen majestuosa, con su sereno llorar y sus brazos abiertos hacia nosotros, sus hijos. La ejecución del nuevo palio y su especial significación, nos ha llevado a desear que el cartel que nos represente sea parte de él. Que su diseño se geste en él como elemento independiente de un todo que se disgrega para ponderar y expandir nuestra pasión a toda persona que lo contemple.
Al contrario que en el proceso creativo de un pintor, el cartelista debe alcanzar la esencia de una idea o concepto que no nace de él y ejecutarla a través de un trabajo de reducción que consiste en analizar, organizar, filtrar y purificar. El diseño desplaza el foco fuera del territorio de la complacencia: “El arte señala aquí, el diseño indica allí”. El proceso de elaboración de un cartel está lleno de condicionantes que obligan al diseñador a realizar un ejercicio de empatía y acatamiento.
Sabedores de las limitaciones que los condicionantes impuestos causaban en las posibilidades creativas, pedimos a Miguel Chordá Corbatón, licenciado en Bellas Artes e ilustrador profesional, plasmara en papel este objetivo base.
Después de una intensa espera y con la obra finalizada, por fin llega el momento de presentar nuestro cartel.
Traspasar el muro del papel con sus imágenes para convertir dichas imágenes en palabras escritas, es un difícil ejercicio que tiene que ver tanto con la capacidad analítica, como con la sensibilidad de quien lo intenta. Nada es intrínsecamente como lo percibimos, toda visión es subjetiva.
Aún así vamos a intentarlo:
El resultado es un cartel de diseño impactante en el que se mezcla el barroquismo con la simplicidad de líneas, consiguiendo sobre un soporte totalmente diferente, reafirmar la personalidad del palio. Porque al igual que la aguja pasea por el terciopelo para deleitarnos con repujados bordados, el lápiz del dibujante recorre discretamente el papel y nos lleva con armónicos trazos a la verdad desnuda, encontrando la esencia de lo que fue y el espíritu de lo que es.
Su excelente composición nos lo hace percibir como un todo en la distancia, donde cada elemento armoniza creando una unidad visual estética, pero al acercarnos, intuimos rápidamente su génesis a través de una figura central ocupada por la representación en forma de paloma del Espíritu Santo. De ella fluyen rayos de luz y líneas de movimiento que nos conducen hacia ricos elementos barrocos ornamentales. Tres ventanas se abren sobre el conjunto para dar cabida al texto de letras sencillas y contundentes
En el ámbito que conecta lo visual con los sentidos, su contemplación nos lleva a la evocación de la solemnidad de mantos y palios que lucen nuestras imágenes durante los recorridos por la penumbra de las calles durante la Semana Santa mientras impacta el descendimiento del Espíritu Santo, arropando con sus alas nuestro año y derramando su gracia sobre todo aquél que lo contempla.
La austeridad en la aplicación del color está íntimamente relacionada con el escenario que se quiere representar. Así, el fondo absolutamente negro nos alerta que Dios ha muerto; Cristo está en el sepulcro y junto a Él, su madre María. Es el día de la ausencia, día de dolor y de soledad. Y junto al dolor, el negro de la oscuridad de la noche que desde la hora sexta cayó sobre toda la tierra.
En contraposición, el color brillante de la plata como símbolo de Resurrección. Plata que es luz. Luz que ahuyenta las tinieblas de la muerte. Luz que lo vence todo. Muerte que anhela ser vida. Luz de Cristo que nos guía y nos hace ver el camino.
Ojalá este cartel sea un susurro que penetre en nuestras conciencias. Que en esta Semana Santa Saguntina 2020, anunciada por la imagen del Espíritu Santo descendiendo sobre el palio de nuestra Virgen de la Soledad al igual que descendió sobre Ella en el Misterio de la Encarnación, convirtiéndola en Reina, el Espíritu Santo nos llene de Su Verdad; pidámosle, como así ha recomendado nuestro Papa Francisco, nos de “un corazón abierto a Dios y acogedor con los demás”.