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D. Dubiel Ruiz Viera
D. Dubiel Ruíz Viera
ASPECTE SOCIAL DE LA CONFRARIA
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TEN AGALLAS Y DECIDE RESUCITAR
Querido clavario y mayoralía 2020, a petición vuestra escribo estas líneas no solo para vosotros, sino para toda esa gente que de una u otra forma han estado, colaborado y vivido junto a vosotros esta experiencia que vais a “vivir” y que os hará “revivir” vuestra religiosidad; a fin de que también acreciente la Fe en la persona de Jesús de Nazaret, alrededor del cual gira todas las celebraciones y actos que se desarrollarán estos días.
Intento contemplar el mundo como desde una ventana y descubro que el mal se abre paso en el corazón del ser humano; que el dolor y el sufrimiento adopta rostros y condiciona historias; que muchos hombres y mujeres lacerados por la enfermedad durante años han decidido tirar la toalla; que la falta de trabajo y la precaria economía en muchos hogares, genera ansiedad e inseguridad de cara al futuro.
Hay cruz y como acabo de describir, no viene sola, sino acompañada: tristeza, soledad, cansancio físico y emocional, frustración, apatía, frialdad y así la lista podría ser más grande.
Por otro lado, hay otra lista de rostros y actitudes de gente común, de a pie, que no hace tanto ruido, que no busca sobresalir, pero que es real y capaz de cambiar el entorno y el ambiente. Son la gente que nos recuerda que el amor es más fuerte que la muerte y que en esa cruz asumida con fe, está contenida también nuestra redención.
Existen hombres y mujeres que a pesar de lo que han sufrido, el dolor no les ha anulado la sonrisa e incluso sacan fuerza para acompañar y sostener a otros en sus luchas. Hay personas que creen en las segundas oportunidades y conservan la fe hasta el final. Conozco gente que su cáncer u otra enfermedad, la pérdi-
da de un ser querido o algún desamor, no les ha quitado la paz. Conozco gente que poseen una sonrisa contagiosa que te hacen despojarte por un rato de los momentos dramáticos y trágicos de nuestra vida. Hay gente que tienen asumido que las cosas no siempre suceden como uno quiere o espera, pero no se dejan envolver por el desánimo y buscan otros caminos, otros proyectos, otros sueños.
Queridos jóvenes mayorales, la alegría de la Resurrección se manifiesta en vosotros cuando sois positivos en cualquier circunstancia o ambiente donde se encuentren, asumiendo que la vida merece la pena. Ayuden a resucitar a otros dando voz a quienes no la tienen o se la han quitado, haciéndoles descubrir su valor y dignidad para que puedan recuperar la esperanza. En una sociedad consumista, superficial, egoísta, no dejéis de apostar por la verdad y la justicia a fin de crear un espacio común más digno y humano donde las personas no valgan por lo que tienen, sino por quienes son. Esto, querido jóvenes, es sembrar vida, resurrección en medio de la cultura de la muerte.
Querida mayoralía, la Semana Santa nos dice que la Cruz y la Resurrección se entretejen; pero también que es Jesucristo el que puede convertir nuestra noche en día. La Semana Santa nos recuerda que el dolor en algún momento tocará a nuestra puerta y que solo mirando al Crucificado podremos superarlo.
No se avergüencen nunca de ser cristianos católicos. No dejéis de hacer el bien sin importar condición social, cultural, sexual o religiosa. No se dejen manipular por aquellos que pretenden e intentan reducir el don de la Fe al ámbito de lo privado, negando que esta tenga una dimensión comunitaria y social.
A título personal y en nombre de los católicos que peregrinan en esta tierra saguntina os doy las gracias por vuestro tiempo, por la preparación para que los actos de esta Semana Santa sean vividos con esplendor y dignidad. la Iglesia os quiere y cuenta con vosotros.
Un abrazo fuerte.