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María Forner Palanca
María Forner Palanca
REFLEXIONS I ESTUDIS
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LA ASOCIACIÓN DE JÓVENES TERESIANAS DE SAGUNTO
En el presente libro de Semana Santa, me he propuesto escribir sobre la Asociación de Jóvenes Teresianas de Sagunto, asociación desaparecida hace cincuenta años. He recopilado aquí la información reunida hablando con varias personas que pertenecieron a ella y que han tenido la amabilidad de compartir su sabiduría conmigo como Concha Colomer, Rosa María Albert y Chelo Ordaz, última presidenta.
Los orígenes de la asociación se pierden en la memoria, no he encontrado ningún documento fundacional ni ninguna noticia sobre una fecha concreta. En cuanto al final de la asociación, en 1970 ya no se hizo la procesión, por lo que han pasado cincuenta años de su disolución.
La asociación estaba formada por jóvenes solteras. Los niños y niñas formaban parte del llamado Rebañito del Niño Jesús y, al tomar la Comunión, las niñas pasaban a ser teresianas y los niños pasaban a formar parte de los Luises hasta que se casaban.
Desde la niñez, todos los miembros de estas asociaciones llevaban una medalla. El código de colores de las cintas de las medallas era el siguiente: El rebañito del Niño Jesús, cinta blanca; teresianas, cinta azul; Junta, cinta azul y blanca a rayas; colaboradoras voluntarias, cinta marrón y blanca a rayas.
La procesión de Santa Teresa tenía lugar el tercer domingo del mes de octubre. El día de la fiesta, a las 8 de la mañana, se asistía al rosario de la aurora, donde se cantaban estos versos:
Ya en el Oriente rayó la aurora. Llenan los aires ecos de amor. Lumbre apacible los montes dora. Himnos alcemos a nuestro Dios. Despertad, hermanas mías, y venid a la oración. A Teresa a dar los días, que su grande fiesta es hoy. Despertad, despertad, viva mil veces Jesús, mi amor, viva Teresa, bella cual sois. Viva, viva, Teresa, bella, bella, cual sois, que robas, que robas, a todos el corazón.
Después del rosario de la aurora, las teresianas que hacían la fiesta se iban a desayunar todas juntas. A las 12 comenzaba la Misa Mayor. Los niños y niñas del Rebañito del Niño Jesús llevaban un guion en la procesión, que tenía lugar a las ocho de la tarde. La imagen de Santa Teresa que se sacaba en procesión es la que ahora está en la iglesia de Santa María, obra del imaginero valenciano Vicente Pallardó. Al principio no tenía carroza hasta que en los años 60 empezaron a utilizar la de los Santos Patronos. La procesión pasaba, cuando no había carroza, por la calle Mayor, bajaba por la calle Escipiones (escalera de don Esteban), subía por Camino Real y volvía a Santa María por la calle Na Marcena y la calle Caballeros. Cuando se empezó a utilizar la carroza, el recorrido era calle Mayor, iglesia del Salvador, Camino Real, calle Capitán Pallarés, calle Buen Suceso, Plaça del Pi y calle Caballeros.
Para costear gastos, durante el año se vendía lotería, como sucede en muchas asociaciones religiosas y culturales hoy en día. Para pertenecer a la asociación, las socias pagaban 15 pesetas anuales.
Otra costumbre interesante es que en los entierros de los miembros de la asociación, las compañeras de la fallecida iban delante de la caja, vestidas de negro y con la medalla.
La Junta estaba constituida por nueve mujeres, entre las que estaba la presidenta, la secretaria, la tesorera y las vocales. Cada miembro de la Junta permanecía en ella cuatro años y, cada dos años, se renovaba la mitad. Acompaño aquí una imagen de los estatutos para la Junta:
Como vemos, los miembros de la Junta tenían que asistir a misa de negro y con la medalla los terceros domingos de mes. Al parecer, las colocaban las primeras para comulgar. Otra costumbre era que los Viernes Santos por la mañana la Junta salía con teja, mantilla y un clavel acompañada por la banda de tambores y trompetas a visitar los monumentos.
En los años 50, esta asociación encargó un retablo de Santa Teresa para la iglesia de Santa María que es el que todavía podemos contemplar. Su artífice fue Alfredo Lerga, que era ebanista de profesión. La imagen de Santa Teresa, del imaginero de posguerra Vicente Pallardó, data de 1942 y mide alrededor de 1,80 metros. Está realizada con madera de pino de Soria. Para su realización, se contó con un presupuesto de cuatro mil pesetas. Santa Teresa aparece representada con sus atributos clásicos: pluma para escribir y libro. Actualmente, le falta la paloma del Espíritu Santo que originalmente sí que estaba. La santa aparece representada con tres lunares. De hecho, relataba su confesor Francisco de Ribera, que «en la cara tenía tres lunares pequeños al lado izquierdo, que le daban mucha gracia, uno más abajo de la mitad de la nariz, otro entre la nariz y la boca, y el tercero debajo de la boca». Ha sufrido tres restauraciones: la primera en
Teresianas frente a la iglesia del Salvador. Años 40. Teresianas en la plaza Mayor. Años 60.
1966 o 1967 en la calle Alboraya, la segunda a principios de los años ochenta y la tercera, en 2015, año del V centenario de Santa Teresa. Ese año se restauró además del incensario y su repié, así como los candelabros que están en el ara de su altar. Así mismo, se limpió el retablo, se pintó el techo y se renovó el alumbrado eléctrico.
Esta es la información que he podido recopilar. Son ya muchos años desde que no existe esta asociación y no se hace la procesión, pero me parecía interesante recordar este patrimonio saguntino en el 50 aniversario de su desaparición.