Los Fideicomisos en Bienes Raíces (Fibras) llegaron al país como una propuesta para democratizar la inversión en inmuebles, al permitir que las personas obtuvieran rendimientos de renta de propiedades sin tener que haberse tenido que descapitalizar para obtener la construcción completa.
Su desarrollo en la última década fue viento en popa, pero su juventud no había permitido ver su resistencia a contextos económicos críticos, hasta que llegó la pandemia.
La prueba de fuego azotó a los mercados, detuvo las construcciones y tiró la demanda de inmuebles, pero ya pasado lo peor, la Fibras están seguras de haber mostrado su resiliencia.