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EL DEPARTAMENTO DONDE ALGUNAS PIEZAS
ENCONTRARON UN HOGAR, MIENTRAS QUE OTRAS UNA SEGUNDA VIDA .
enía ganas de armar un espacio mucho más sencillo y sobrio, con pocos elementos que fueran estridentes o llamativos”, dice Adolfo sobre el departamento en la colonia Roma que encontró con un letrero de “se renta” mientras caminaba por la zona y al que se mudó hace poco más de dos años. Es así que durante este tiempo fue armando el espacio con cosas que compraba, que encontraba o que traía de casa de sus papás. “Fue un proceso de mover y cambiar cosas. Mucha prueba y error”, dice. Y en este proceso se encargó de incluir piezas únicas, a veces rescatadas, pero también de diseñadores y artistas jóvenes latinoamericanos. “En realidad los muebles del departamento los diseñé yo y los hizo mi carpintero o son vintage. Algunos como el sofá y la silla blanca son de Azotea, pero mi cama, la cajonera y el buró, por ejemplo, eran la recámara de mi padre”, cuenta. “Creo que es muy importante darle una segunda o tercera vida a todo, incluyendo el mobiliario” dice, y agrega que frecuentemente compra muebles, libros y ropa usada.
Si recorremos las distintas áreas es fácil ver que Adolfo tiene un gusto por el diseño, el arte y por apoyar a una nueva generación de creativos. Solo en la sala encontramos la lámpara OBJ-01 de Manuel Bañó, una jarra rosa de Panorammma, vasijas de Disciplina Studio (que son de sus favoritas por los materiales y colores), pinturas de Jerónimo Rüedi y Daniel Adolfo, además de otras piezas de Originario de Andrés Gutiérrez, Sara Bozzini y Barón y Vicario. Hay también una serie de vasijas que ha ido coleccionando, algunas las ha comprado, otras son regalos de amigos que las han traído de países como Venezuela o Japón y otras más han estado en su familia varias generaciones, incluyendo una que se rumora se encontraron al construir la alberca en la casa en la que Adolfo crecío en Tepoztlán.
Casi todo el departamento está pintado de blanco y la mayor parte del día, una luz natural muy suave lo impregna todo, lo que es fundamental para este director de la agencia de comunicación y producción, base (@baseagency.mx), que pasa mucho tiempo trabajando desde casa. Y esa la luz natural, sobre todo, le ayuda a ajustar su ritmo del día. “Me despierto muy temprano, me gusta hacerlo cuando todavía no hay luz para ver la transición del cielo a través de mis ventanas”, dice Adolfo sonriente, quien disfruta mucho vivir en la Roma porque aún mantiene esa esencia de barrio y tiene todo muy cerca, cafeterías, restaurantes, galerías, amigos que viven en la zona, además de varios parques donde llevar a pasear a Justina, su perra.
La consola de radio se la compró a un amigo que se fue del país y que había comprado en el tianguis de la Lagunilla. El cuadro es de Daniel Adolfo, un artista venezolano radicado en México.
El lugar de la casa donde más tiempo pasa Adolfo es la habitación, en donde la cama, la cajonera y el buró fueron un regalo de su padre cuando tenía quince años.
(Página opuesta) En todo el departamento hay pequeñas configuraciones que combinan elementos contemporáneos con otros más tradicionales, como en el comedor de madera con un florero de barro y un cuadro colorido que rompe la armonía. (Esta página) Aunque Adolfo admite que no pasa mucho tiempo en la cocina, cuando planea cocinar, le gusta hacerlo acompañado.