2 minute read

la MAISON du CHOCOLAT

En este rincón, dos chaises longues forman un espacio para descansar, desconectar, platicar y convivir. Tiene capas y capas de telas, cojines y mantas compradas en distintas etapas, pero en esta casa todo va.

NOS MUDAMOS A ESTA CASA A MEDIADOS DE 1999. EN ESE ENTONCES TENÍAMOS 24 AÑOS, DOS BEBÉS, Y NOS PARECIÓ UNA BUENA IDEA

Viniendo de la ciudad de México, me parecía mágico que los niños pudieran ir al colegio en la mañana y al mar en la tarde; era realmente un privilegio. Más adelante nacieron nuestros otros dos hijos y hoy todos viven fuera de casa. Así que en los veinticuatro años que llevamos aquí, el espacio ha pasado por muchas etapas en las que se ha ido modificando de acuerdo a nuestras necesidades. Hoy su función es ser un oasis de paz y tranquilidad en el que regresamos a recargar pilas, compartir ideas y reír.

Desde niña fui chacharera y me gustaba hacer pequeñas colecciones, desde gomas de borrar, estampas y lápices, hasta papelitos y cartas de mis amigos. Hoy colecciono de todo, arte, cerámica, cristal, granadas, vajillas, piedras y plantas de lugares a donde viajo. Y mis temas siempre se repiten, si encuentro una cosa que me gusta la vuelvo a buscar en viajes, anticuarios, eBay y empiezo una colección nueva. Definitivamente minimalista no soy. Me gustan las cosas y muchas. Pero mi verdadera pasión desde siempre, han sido los libros. Cuando cumplí siete años, pedí de regalo un Larousse ilustrado. Para entonces ya leía también una enciclopedia de biografías que había en casa de mis papás, así que esa fascinación por los libros la tengo desde niña. Siempre me ha apasionado el poder de la lectura y la manera en que los libros te transportan a mundos nuevos y desconocidos.

Libros y objetos que cuentan una historia. Te puedo decir dónde y cómo llegó cada cosa a esta casa, muchas compradas por mí y algunas regaladas por amigos e invitados que han estado aquí.

Entre los miles de libros que tengo ahora (nunca los he contado), tengo más de cien libros de cocina. Un ritual que nos encanta los fines de semana es leer recetarios. Organizamos el menú, dividimos las tareas de las compras, ponemos la mesa y cocinamos. Así se nos va el día entero en la cocina, que es el epicentro de la casa. Desde la pandemia, seguido invitamos amigos a un late lunch o un early dinner y pasamos horas comiendo, tomando, hablando y riendo…

En los últimos meses me he hecho la pregunta de qué es un hogar. ¿Son cuatro paredes? ¿Es el espacio? ¿Son las cosas dentro del espacio? Yo creo que el hogar son los miembros que habitan en él y las vivencias y los momentos compartidos en ese espacio. Los objetos también forman parte de la vida y cuentan historias que se tejen con las experiencias y hacen que ese lugar cobre vida. Para mí eso es el hogar.

Este biombo lo compré en una subasta, pertenecía a uno de mis ídolos, John Richardson, biógrafo de Picasso, excéntrico, intelectual y bon vivant. La colección de ojos empezó hace algunos años y ahora cada vez que encuentro uno, lo compro.

Cuando cocinamos, ponemos un bar en la cocina con algo de picar, así que todo mundo viene y va en lo que la comida se prepara. Cocinar es un affaire de todo el día que incluye a toda la familia y a sus invitados.

CASI TODO EN LA CASA HA SIDO HECHO POR MÍ. CUANDO ME CANSO DE UN ESPACIO, PINTO, PONGO UN PAPEL TAPIZ Y ASÍ VOY AGREGANDO ELEMENTOS.

NORMALMENTE CUANDO ALGO ENTRA EN ESTA CASA, ES PARA QUEDARSE. ME GUSTA AGREGAR TEXTURA A LOS ESPACIOS PARA QUE NO SE VEAN FLAT.

This article is from: