UN LEGADO DE JAPÓN
De la Torre Eiffel a los Bosques de Fujimoto, la arquitectura vive, se globaliza y se transforma.
POR:
Fernando Guarneros
La torre Eiffel se completó en 1889 para la Exposición Universal de ese año, siendo en su momento una hazaña y el símbolo máximo de la era industrial. Para la edición 2025 de este evento, el arquitecto japonés Sou Fujimoto sustituirá el acero de París con la madera en Osaka. Su objetivo es claro: demostrar que la conexión entre naturaleza y arquitectura es posible, y más necesaria que nunca.
Para Fujimoto, este proyecto “es un bosque artificial”, un concepto que cada vez se retoma más en la arquitectura occidental y demuestra la importancia de la arquitectura japonesa ante el mundo, debido a sus elementos que combinan una visión sostenible y sustentable para crear la sociedad del futuro.
En sus decisiones de diseño toman en cuenta el impacto que un desarrollo va a generar en la comunidad y en la naturaleza y esa filosofía se ha trasladado a Occidente a través de proyectos sensibles, con aproximaciones al medio ambiente y que además son atractivos para la inversión de gama alta.
María Bustamante Harfush, directora de la asociación FundarqMx (Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica) de México, explica que el estilo de arquitectura japonesa se define, entre otras cosas, por su sencillez y pureza en lo visual, además de tener un respeto en el uso de materiales, pues si bien utilizan concreto y vidrio, también recurren a otros elementos naturales, como el bambú y la madera, utilizados “con mucha honestidad y expresividad”.
“La arquitectura japonesa no intenta ocultar el material”, detalla. “Lo utilizan conceptualmente para integrar el exterior, la naturaleza, con el interior”, lo cual se ha convertido en uno de los aspectos más atractivos de esta corriente en la arquitectura occidental.
En Japón, detalla el decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Panamericana, Luis Arturo Méndez Alba, es sumamente importante integrar la naturaleza en todo lo que hacen. Desde el punto de vista de la religión japonesa —el sintoismo— se deben a ella y, por lo tanto, la respetan e integran en sus proyectos de forma orgánica porque es parte de su vida.
Un ejemplo es Japoneza Retreat, una serie de hoteles boutique del arquitecto Fausto Terán, que privilegia el contacto con la naturaleza para “inspirar y curar el alma”. Detrás de su diseño está la palabra kintsugi, cuyo significado es “reparar con oro” y hace énfasis en que se trata de un espacio para olvidar la ansiedad y elevar la espiritualidad por medio de la arquitectura.
La sede en Tlaxcala (también hay una en Mérida) combina materiales como la madera y un estilo minimalista, elementos propios de la arquitectura japonesa, con grandes espacios en donde la naturaleza obtiene un lugar protagónico para darle un giro relajante y acogedor a la estancia.
Las enseñanzas de Japón también se reflejan en el uso de los materiales locales -a menudo reciclados-, y en el respeto por la biodiversidad y el impacto positivo en la comunidad, pues en cada desarrollo de este proyecto se utiliza mano de obra local para construir los edificios.
Mauricio Rocha o Salvador Macías, menciona Bustamante, son otros ejemplos de arquitectos mexicanos que han tomado inspiración de Asia para sus creaciones. Sin embargo, también hay ejemplos de artistas japoneses que han trabajado en México, como Tadao Ando, quien diseñó la sede principal de Casa Wabi, en Puerto Escondido.
Este espacio brutalista, detalla Terán, es importante para la región, pues además de ser un lugar en donde se fomenta el intercambio cultural con la población (a través de exhibiciones de arte y proyecciones de cine), también es una zona que busca la contemplación y la armonía en lo cotidiano.
JAPÓN A TRAVÉS DE SUS ARQUITECTOS
Por medio de su expansión mundial, ya sea con obras de artistas nipones o inspirados en ellos, la arquitectura de este país mantiene su autenticidad arraigada en sus tradiciones y formas de ver la vida, pero al mismo tiempo se abre a conceptos de otras corrientes.
Una de las explicaciones por las cuales mantienen esa autenticidad, menciona Méndez Alba, es que Japón es una isla, “no tiene vecinos y eso ha provocado que tengan una identidad cultural muy fuerte y muy bien conservada”.
Por otra parte, la representación de Japón también se muestra a través de sus nueve ganadores del Premio Pritzker, algo que Bustamante destaca, pues son artistas influyentes que han marcado tendencia en la forma de pensar del resto del mundo.
Shunichiro Higashi, quien es investigador de la Kyoto Arts and Crafts University, menciona en entrevista desde Japón, que a pesar
de que estos artistas no generaron una escuela formal entre ellos, su impacto sí ha construido una unidad de la expresión arquitectónica japonesa “muy poderosa”.
Desde Kenzo Tange hasta Riyen Yamamoto existe una gran variedad de expresiones artísticas, pero también hay una cohesión entre las construcciones de todos estos arquitectos reconocidos con el Pritzker y es por ello que esta nación es una de las líderes en el diseño arquitectónico, comenta Higashi.
Los premios Pritzker provenientes de Japón “nos han expuesto a una serie de formas muy puras y muy bien integradas con la naturaleza que nos ayudan para la inspiración de nuevas estructuras”, puntualiza Bustamante, quien resalta que la influencia del pensamiento japonés también ha permeado en la construcción de grandes torres con visión sustentable.
El rascacielos Taipei 101, en Taiwán, es un caso representativo, menciona la especialista, pues se trata de una torre de 509 metros de altura que cuenta con el certificado LEED-EBOM Platinum (Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible, por sus siglas en inglés) que permite,
entre otras cosas, optimizar y reducir el consumo de electricidad en un 30% respecto al promedio de este tipo de edificios.
“Es por estos motivos que la arquitectura asiática y japonesa no son una moda. A nivel mundial estamos en una crisis climática, económica y de espacio”, problematiza y agrega que la sustentabilidad implica generar construcciones que sean durables y sostenibles a lo largo de los años.
En este sentido, Méndez Alba agrega que Asia también puede dar lecciones en torno a la construcción de la vivienda social, pues es una región más consciente de la escasez del espacio, tanto en condiciones geográficas como de extensión de territorios.
México y Japón, por ejemplo, tienen casi la misma cantidad de habitantes, pero en términos de superficie, Japón podría caber seis veces en el territorio mexicano, además de que al tratarse de un país montañoso, la concentración de la población se da en el centro, lo cual reduce aún más el espacio para la construcción.
“La vivienda social en México es pequeña”, detalla Méndez. “Pero podemos aprender de Japón la forma en que se construyen los hogares, pues aquí nunca se sacrifica la sala o el comedor para recibir a las visitas, algo que sí es prescindible allá”.
En ese tipo de conceptos donde son pragmáticos, menciona Fausto Terán, es que los japoneses son disruptivos al igual que sus ideas detrás de la construcción, pues al buscar una conexión con la naturaleza, primero procuran espacios que “alimenten el alma” en vez de perseguir retornos de inversión inmediatos.
La isla de Naoshima es un ejemplo claro de esta filosofía. Se encuentra en el mar de Seto y su principal atractivo es la integración de obras de arte con proyectos arquitectónicos de forma armoniosa con la naturaleza del lugar.
El sitio se compone de 18 museos y Tadao Ando fue el responsable de diseñar la Casa Museo Benesse, una instalación construida a partir de formas geométricas completamente planificadas para evitar interrumpir el paisaje y las obras de artistas como James Turrel, Yukinori Yanagi o incluso Andy Warhol.
“Actualmente hay una necesidad de construir, de vender y de comprar. Así no ves proyectos que valgan la pena, porque muchos se repiten entre sí”, critica Terán. “Seguramente es un buen negocio de inversión, pero en muchas de esas ocasiones están despojando también a los locales de ese mismo territorio. Y eso es contrario a lo que supone la cultura japonesa”.
NUEVA ARQUITECTURA JAPONESA
La arquitectura japonesa tiene nuevos conceptos hacia el futuro, como los bosques artificiales de Fujimoto, que ahora se trasladan a las nuevas generaciones de arquitectos. En este sentido Higashi resalta una nueva corriente en las universidades fuera de las grandes urbes de Japón, donde los profesores enseñan cómo poder crear desarrollos sustentables a partir de campos o huertas en la ciudad para regresar la naturaleza a las metrópolis.
La isla artificial de Yumenoshima resulta un caso significativo, pues se creó para recuperar la bahía de Tokio, que fue un vertedero a partir de 1957; sin embargo, tras una serie de problemas sanitarios relacionados con plagas de
ratas y moscas que duraron años, el gobierno decidió transformar el lugar y convertirlo en una isla verde, en donde se encuentra el Parque Yumenoshima.
Además de áreas recreativas, como un gimnasio, un estadio de béisbol e incluso el campo de tiro con arco de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, en el sitio también se encuentra el Museo de Plantas Tropicales, un invernadero en donde los vecinos pueden acudir a cultivar sus plantas mientras aprenden sobre el concepto de ecologización urbana.
Esta nueva enseñanza de la arquitectura japonesa contrasta con el enfoque de las capitales desarrolladas, donde se construyen cada vez más torres, pero la población opta por migrar hacia zonas rurales a causa de la sobreocupación.
“En Tokio enseñan cómo levantar ciudades, pero en otras zonas los estudiantes aprenden a vaciarlas”, menciona Higashi y sostiene que esta es la próxima tendencia que Japón tiene para compartir con la arquitectura occidental: “Enseñar cómo poder regresar la naturaleza a la ciudad”.
MÉXICO LE PIERDE EL MIEDO AL COLOR
El color está presente en la cultura mexicana, pero la pintura blanca sigue siendo la reina de los espacios interiores.
POR:
Fernanda Hernández
La cromofobia, la aversión al uso de colores, ha avanzado en el diseño de interiores en el mundo gracias a la creencia que los espacios neutrales y blancos son más bellos y limpios que aquellos donde reina el uso de colores más vibrantes y vivos. La influencia de las redes sociales, donde estilos de interiorismo como el escandinavo y el minimalismo ganaron fuerza, principalmente durante la década pasada, contribuyeron a esta tendencia.
México, a pesar de ser un país con una cultura donde los colores vibrantes están arraigados, no se ha quedado fuera del todo de estas tendencias. De acuerdo con Comex, el cuarto mayor fabricante de pinturas de Norteamérica, los colores que más se venden son el blanco y los tonos neutros, como el beige.
MENOS MIEDO AL CAMBIO
Más allá de los estilos de diseño, el color blanco ha ganado adeptos en el mundo, pues ofrece mucha diversidad. Además permite el reflejo de más luz, por lo que suele ser usado en espacios con poca iluminación.
“El color blanco tiene muchas cualidades”, asegura Gerardo Broissin, director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Anáhuac. “Cualquier desarrollador inmobiliario pensaría que el color en el que
debe de pintar los interiores de su edificio es blanco porque es el color que ofrece la mayor versatilidad en combinaciones, es más fácil de mantener y es más fácil de reparar”.
Sin embargo, interioristas recomiendan hacer también uso de color, ya que esto puede influirán el estado de ánimo, además de servir como una forma de expresión personal.
“La gente le tiene miedo al color en los muros, pero si no te gusta, lo vuelves a pintar. Siempre hay solución de volver a pintar y regresar al casero sus paredes blancas. No hay mucho tema con esto”, dice la diseñadora de interiores Penélope de la Madrid.
Liz Galván, directora del programa ColorLife TRENDS de Comex, coincide con este punto de vista, e indica que los colores pueden hablarnos incluso de etapas de nuestra vida, que pueden ser marcadas por una selección de color específica.
“No hay una fórmula que diga, este color es el bueno. Hay tantos colores como diversidad en este país y en el resto del mundo. Y creo que más bien responde a la personalidad y a la creatividad de cada quien y a
sus referencias también estéticas”, puntualiza.
De la Madrid dice que además, hay otros elementos en el diseño de interiores, como los muebles o los accesorios, que pueden ayudar a perder el miedo a aventurarse a usar más color en los espacios.
“Yo creo que hay que incorporar el color con algo que no te vaya a molestar tanto, unos cojines, por ejemplo. Y después te vas por otra cosa. Un cuadro colorido y luego un tapete. Y así, más o menos. Que tú vayas viendo cómo te vas sintiendo con esos colores”, explica la diseñadora.
UN PAÍS COLORIDO
Desde la enorme biodiversidad que México goza, hasta las artesanías y la gastronomía, todo en México es color. La arquitectura y el diseño de interiores no se quedan atrás. A pesar de la tendencia al blanco, lo cierto es que hay muchos profesionales que han ocupado el color como una parte esencial de su trabajo. Un ejemplo es el trabajo del arquitecto Luis Barragán, el único mexicano en obtener un Premio Pritzker, considerado como el Nobel de la disciplina. Proyectos como la casa Gilardi, cerca de Chapultepec, y la Capilla de las Capuchinas pueden dar una muestra.
“La arquitectura de Barragán se caracteriza por este diálogo entre la luz y el color. Hay un diálogo siempre constante en la obra de Barragán, manejando la luz natural que interactúa con estos colores porque creaban sombras, reflejos”, explica Broissin de la Universidad Anáhuac. “Barragán se distinguía un simbolismo de la modernidad y la tradición mexicana”.
En la Casa Gilardi, en la alberca hay efectos de luz que hacen que el color pueda cambiar a lo largo del día, gracias al amarillo y al ónix del pasillo que conduce hacia ella y a la pared roja.
En las Capuchinas “nos da silencios visuales y espirituales, y convierte los espacios en lugares de retiro y meditación a través del color”, asegura el director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Anáhuac.
Ricardo Legorreta también siguió con el color como protagonista de sus obras. “Es mucho más simple escoger un color neutro que atreverte a pintar un hotel todo en naranja, que Legorreta se atreve y lo hace”, recuerda Broissin.
Pero esto no solo se queda en los grandes referentes. Los arquitectos y diseñadores contemporáneos cada vez más usan el color como una de sus principales herramientas para crear espacios atractivos.
“HAY QUE
INCORPORAR EL COLOR CON ALGO QUE NO TE VAYA A MOLESTAR TANTO, UNOS COJINES, POR EJEMPLO. DESPUÉS
TE VAS POR OTRA
COSA. UN CUADRO COLORIDO ”
Liz Galván pone como ejemplo el trabajo del despacho Productora, que en Laguna —una antigua fábrica de hilos y telas en la colonia Doctores de la Ciudad de México, se privilegia el uso del verde en sus patios, no solamente con el uso de plantas, sino con pintura en las herrerías, en contraste con las paredes de concreto.
Borissin recomienda también seguir el trabajo de Olga Hanono, Héctor Esrawe y Sofía Aspe, quienes, en su opinión, hacen apuestas arriesgadas con el color, aunque sin perder sobriedad.
DEPORTE DE LUJO
Las propiedades de alta gama ahora apuestan por experiencias deportivas únicas. Desde pádel hasta ciclismo, estos son los nuevos estándares.
POR: Josep Rodríguez
Los inmuebles de lujo se enfrentan a una transformación en las preferencias de su mercado, que ha empujado cambios en sus diseños. Los desarrollos residenciales y hoteleros de alta gama han comenzado a priorizar experiencias deportivas como parte de su oferta de amenidades. Spas, jacuzzis y saunas, antes protagonistas, ahora comparten espacio con canchas de pádel, rutas de senderismo y gimnasios especializados. Desde complejos residenciales en la Ciudad de México hasta villas de lujo en Los Cabos, el deporte ahora es el centro de atención. Estas amenidades no solo mejoran el estilo de vida de los usuarios, sino que aumentan significativamente el valor de las propiedades, atrayendo a un perfil de comprador exigente y activo.
En la actualidad, 31% de los compradores de propiedades de esta categoría en México buscan espacios que incluyen amenidades deportivas, de acuerdo a Mayela Sánchez de 4S Real Estate, consultora inmobiliaria.
Las actividades que se incorporan incluyen canchas de pádel, pistas para correr, gimnasios completamente equipados, muros de escalada, áreas de yoga al aire libre, ciclismo de montaña y, en algunos casos, piscinas olímpicas. Estas amenidades deportivas han transformado el paisaje de lujo, ya que ofrecen opciones tanto para deportistas profesionales como aficionados que buscan mantenerse activos sin salir de casa.
La tendencia también responde a un cambio cultural más amplio, en el que la salud y el bienestar físico han ganado importancia. Según
Rodrigo Pérez del Toro Rivera Torres, license partner de Engel & Völkers
Mexico City, agencia inmobiliaria especializada en el segmento de lujo, “las personas no solo buscan un hogar, sino un espacio que les permita mantenerse saludables en un lugar seguro sin salir del complejo”.
Los desarrollos que integran este tipo de actividades también son imanes de familias jóvenes, de entre 35 y 45 años, con hijos pequeños que valoran la seguridad y el confort de tener múltiples actividades dentro de su comunidad.
Rodrigo Pérez del Toro señala que “las familias buscan que sus hijos puedan jugar en casa y que los amigos puedan venir a disfrutar de esas actividades deportivas”.
EL DEPORTE Y LUJO EN ASCENSO
El mercado inmobiliario de lujo ha experimentado un crecimiento constante en la última década, impulsado en gran medida por la incorporación de nuevas amenidades deportivas.
Iván Carmona, cofundador de 100 Ladrillos, plataforma de crowdfunding inmobiliario, explica que “la demanda de propiedades con estas ca-
racterísticas ha crecido un 15% en los últimos años, y se espera que esta tendencia continúe”.
En particular, el enfoque hacia el bienestar y la salud se ha acelerado después de la pandemia, ya que los compradores buscan espacios que les ofrezcan actividades físicas.
Según Mayela Sánchez, directora de investigación de 4S Real Estate, consultora inmobiliaria, “las tendencias de consumo en las generaciones más jóvenes han cambiado; ahora, las experiencias deportivas son fundamentales para agregar valor a una propiedad”.
En el caso de desarrollos como Bosque Real, en la Ciudad de México, se han incorporado canchas de pádel, pistas de ciclismo y muros de escalada. Además, se han habilitado áreas de yoga al aire libre y piscinas para nadadores.
Rivera Torres explica que “los desarrolladores están dispuestos a invertir en amenidades porque saben que estas incrementan el valor percibido
de las propiedades”. Un claro ejemplo de ello es el incremento del ticket de venta en este desarrollo, que va desde 7.5 millones hasta 75 millones de pesos, dependiendo del tamaño de la propiedad.
En destinos turísticos como Los Cabos, el impacto de las amenidades deportivas es aún más significativo, ya que ofrecen una mayor variedad gracias a los amplios espacios de construcción. Las villas de lujo en Park Hyatt Los Cabos combinan comodidad con actividades deportivas, como ciclismo y acceso a playas privadas para deportes acuáticos, como el paddleboarding y el kitesurf.
También incluyen canchas de tenis y rutas de senderismo exclusivas para los residentes. El precio por espacio total en estas villas oscila entre los 10.5 millones de dólares y los 12.5 millones de dólares, alcanzando hasta los 12,500 dólares por metro cuadrado, comenta Malusa de Nova, license partner de Engel & Völkers Mexico City.
Este crecimiento del sector inmobiliario de lujo con enfoque en el deporte se ha visto impulsado, en gran medida, por el perfil de los compradores y sus preferencias, que están redefiniendo el concepto. Además, el incremento en la plusvalía de estas propiedades está atrayendo no solo a compradores nacionales, sino también a un mercado internacional que busca nuevas experiencias en destinos exclusivos como Los Cabos y la Ciudad de México.
CADA VEZ MÁS LUJO
El crecimiento del mercado de lujo se ha intensificado, no sólo por la demanda de amenidades deportivas, sino también por el aumento del valor de las propiedades que las incluyen.
Los desarrolladores inmobiliarios, conscientes de esta demanda, apuestan cada vez más por construir comunidades que ofrezcan experiencias deportivas integrales.
En Park Hyatt Los Cabos, las villas de 727 metros cuadrados con espacio exterior adicional de hasta 228 metros cuadrados alcanzan precios que oscilan entre los 10.5 y 12.5 millones de dólares, con una tendencia al alza gracias a la integración de nuevas experiencias.
“Hoy en día, los proyectos que no incluyen espacios deportivos simplemente no pueden competir en el segmento de lujo”, dice Malusa de Nova de Engel & Völkers Mexico City.
JORGE VIZCAYA
Es parte de Arquitectura y Civil de Sener, experto en diseño y gestión de arquitectura industrial, de transporte y deportiva. Los últimos años se centró en el desarrollo de innovaciones disruptivas en la arquitectura deportiva, como el Campo Automático Retráctil del Estadio Santiago Bernabéu de Madrid.
El cambio de paradigma de los estadios
La mayor parte de la gente desconoce que un estadio era una medida de longitud de la antigua Grecia que equivalía a 125 pasos, alrededor de 185 metros. La pista atlética de Olimpia, donde se realizaban los juegos, tenía esa longitud; lo que era una simple unidad de medida pasó a denominar también un tipo de edificio específico. En los últimos 3000 años, estos espacios han permanecido con nosotros, evolucionando y adaptándose a cada civilización.
EL ESTADIO PANATEANICO
SIRVIÓ COMO
REFERENCIA PARA LOS RECINTOS
El estadio moderno comenzó a finales del siglo XIX con el nacimiento de las diversas modalidades deportivas que, a medida que iban creciendo en popularidad, requerían infraestructuras de mayor tamaño donde alojar a sus aficionados. Surgieron así los primeros estadios de fútbol y rugby en Inglaterra o de béisbol en Estados Unidos. Estas edificaciones eran, en su mayoría, estructuras semi improvisadas ―muchas de ellas de madera― desprovistas de cualquier tecnología. No fue hasta 1896, cuando Grecia acogió en Atenas la primera edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna, en un reconstruido Estadio Panatenaico, cuyo diseño sirvió como referencia para otros grandes estadios nacionales como Wembley en Londres o la gran variedad de Coliseos Memoriales en Estados Unidos de principios de siglo XX.
DEPORTIVOS DE LA ERA MODERNA, COMO WEMBLEY EN LONDRES
Con el paso de las décadas, el interés por las competiciones deportivas creció, lo que hizo que se construyesen nuevos estadios y se ampliasen los existentes donde alojar a un número cada vez mayor de aficionados. Los estadios se convirtieron en espacios ideales para incorporar avances tecnológicos, como iluminación para encuentros nocturnos, mejores sistemas acústicos y videomarcadores. Sin embargo, la adopción de estos avances fue lenta y estuvo dirigida principalmente a mejorar las condiciones para la práctica deportiva.
Todo cambió drásticamente en el último cuarto del siglo XX, cuando tragedias como las de Valley Parade, Furiani o Heysel sacudieron la conciencia mundial, obligando a tomar medidas contundentes. Desde entonces, la calidad del diseño y la tecnología aplicada a los estadios aumentó considerablemente, disparando los costes de su construcción y operación. Esta nueva situación supuso el fin del modelo tradicional de explotación de estadios que había prevalecido durante más de un siglo, dando lugar a un cambio de paradigma: los estadios dejaron de ser estructuras para eventos esporádicos y se transformaron en importantes infraestructuras urbanas con un impacto económico y social positivo.
El éxito de este cambio de paradigma radica en su vocación como elemento tractor para un nuevo dinamismo urbano y económico. Estos edificios deben ser sostenibles no solo medioambientalmente sino también comercialmente.
Deben concebirse para un uso total, 365 días al año, con configuraciones y tecnologías que les permitan adaptarse a cualquier evento actual o futuro. Además, deben poder integrar diversos usos urbanos, lo que permite una gestión más eficiente del espacio y el transporte. Ya no son meros recintos de espectadores, sino verdaderos centros económicos, sociales y culturales.
Por todo esto, el modelo de estadio concebido para un único uso deportivo tiende a desaparecer, dando paso a edificios tecnológicos e integradores, mejor equipados y ubicados, donde el fútbol será solo uno de los muchos eventos a lo largo del año. Los estadios deben ser funcionales todo el tiempo y dejar de utilizarse solo unas pocas horas al año.
MARCELA HEREDIA IZQUIERDO
Presidenta CMIC Ciudad de México. Desde el 2016 participa de forma activa en el organismo, en donde ha fungido como vicepresidenta de Obras Hídricas, vicepresidenta de Obras Públicas, posteriormente como vicepresidenta de Mejoras Regulatorias y Operativas.
El futuro de la vivienda en CDMX, ¿sueño o pesadilla
En la Ciudad de México habitamos aproximadamente nueve millones de personas (9,209,944 según el censo de 2020 del INEGI), pero diariamente se suman a las actividades de esta ciudad al menos dos millones más que vienen de los estados aledaños. Un alto porcentaje de esta población “flotante” ha sido expulsada a otras entidades debido a la falta de oferta de vivienda asequible en nuestra ciudad.
Por lo que el desarrollo de la vivienda en la Ciudad de México debe abordarse desde una perspectiva integral. No es un tema aislado; tiene correlación con diversos factores como el económico —incluyendo oferta, demanda y costos—, la disponibilidad de servicios, la seguridad y, por supuesto, el bienestar y la calidad de vida de la población.
LA VIVIENDA ES UN TEMA CORRELACIONADO CON FACTORES COMO EL ECONÓMICO, SERVICIOS, SEGURIDAD Y BIENESTAR
Esto hace evidente la importancia de implementar políticas circulares de vivienda, algo imposible sin la muy necesaria planeación a corto, mediano y largo plazo.
La falta de acción en este sentido se traduce en una serie de problemas: largas horas en el tránsito, aumento de la gentrificación, sobreexplotación de acuíferos, escasez de agua potable, inundaciones,
socavones, contaminación, autoconstrucción en suelos de conservación con los riesgos que esto implica, y el incremento de las desigualdades, por mencionar solo algunos.
ONU-Hábitat señala que, para que una vivienda pueda considerarse adecuada, debe cumplir con siete elementos básicos: seguridad de la tenencia, habitabilidad, accesibilidad, asequibilidad, ubicación, adecuación cultural y disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura. Esto nos lleva a cuestionar: ¿qué porcentaje de la población de la Ciudad de México cuenta con una vivienda adecuada? Según ONU-Hábitat, el 38.4% de la población en México vive en viviendas inadecuadas.
En 2020, se registraban casi 50,000 familias sin una vivienda propia, y a esto se suman anualmente 30,900 nuevos hogares; de modo que, para satisfacer esta demanda, se requieren 70,000 nuevas viviendas por año y al menos 235,000 nuevas viviendas en este sexenio, solo en la capital. Estos datos fueron presentados en el reciente Encuentro por la Ciudad de México, organizado en conjunto con el Colegio de Ingenieros Civiles, la Asociación Mexicana de Urbanistas y la CMIC CDMX.
En 2023, el costo promedio de venta de una vivienda en la Ciudad de México superó los 3.4 millones de pesos, más del doble del promedio nacional, que ronda los 1.5 millones de pesos. Entre los factores que inciden en el alto costo se encuentran el precio del suelo, los costos directos e indirectos de trámites y permisos, además de un tiempo promedio de entre dos y tres años para su liberación en el mejor de los casos.
Entonces, ¿qué necesitamos para evitar que esta situación se convierta en una pesadilla y, en su lugar, lograr el sueño de una ciudad inteligente, más justa y sostenible, en la que queremos que nuestros hijos crezcan y se desarrollen?
Sin duda, los habitantes de la Ciudad de México tenemos muchos retos que enfrentar. Para transformar ese sueño en realidad, es necesario que gobierno, empresarios, académicos y sociedad civil planeen y trabajen juntos. Desde agosto, la actual jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha sostenido reuniones entre su gabinete y diversas cámaras, colegios y asociaciones. Esta iniciativa es percibida como un avance positivo.
En la CMIC, delegación Ciudad de México, consideramos que la certidumbre será el principal factor que detonará o frenará el desarrollo de vivienda y la inversión privada tanto en vivienda como en infraestructura, así como las oportunidades de nearshoring. Nos referimos a la certidumbre en todos sus aspectos: jurídica, de gobernanza y de acceso a servicios esenciales como movilidad, agua potable, saneamiento y seguridad pública. Sin claridad y planeación no puede haber certidumbre, de ahí la importancia de fortalecer y reactivar el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva, junto con sus planes y programas.
Otras propuestas que hemos planteado en la CMIC para generar transparencia y un crecimiento sostenible incluyen la digitalización en la gestión gubernamental para mayor eficiencia y transparencia, especialmente en trámites y permisos para la construcción de vivienda. Lo óptimo sería fortalecer y ampliar la Ventanilla Única de Construcción de la Ciudad de México (VUC), desarrollada por la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), y expandir los trámites disponibles, como la factibilidad de agua.
Soluciones integrales para la construcción de vivienda a corto, mediano y largo plazo, incluyendo la verticalización y redensificación de ciertas zonas, incentivos fiscales por el uso de tecnologías sustentables en los desarrollos, así como la actualización de la NOM 26.
Campañas de concientización para la ciudadanía, asegurando que no se verá afectada la disponibilidad de servicios, con el fin de evitar la oposición a nuevos desarrollos y situaciones de ingobernabilidad.
También implementar sistemas integrales de agua, movilidad e infraestructura urbana, así como frenar los asentamientos irregulares en suelo de conservación.
A riesgo de sonar repetitiva, concluyo enfatizando que, para lograr una mejor ciudad, es esencial la colaboración de todas y todos. El trabajo conjunto entre asociaciones, empresarios, sociedad y gobierno hará factible esta gran utopía de la Ciudad de México. Pongamos cada uno nuestra pieza en el rompecabezas para dar forma al futuro de una habitabilidad sustentable y asequible en nuestra querida Ciudad de México.