La crucifixión.

Page 1

La crucifixi贸n Forense retrospectivo: Una mirada Criminol贸gica y Judicial a la muerte de Jes煤s de Nazaret



Origen del fallecimiento: Suplicio ocasionado por crucifixi贸n

www.libertaddigital.com


Análisis forense retrospectivo Aguascalientes, ciudad; a 21 de marzo de 2016.Por: Pilar González. Con motivo de la Semana Mayor presentamos a usted, una investigación que nos acercará a conocer la muerte física de Jesucristo desde tres ángulos distintos: forense, criminológico y judicial. Transcurridos más de dos mil años, aún sin el cuerpo de Jesús, se ha logrado efectuar un análisis forense retrospectivo basado en testimonios y documentación de la época como los Evangelios y algunos otros textos apócrifos –descartados en el Concilio de Nivea- y en las improntas de la Sábana Santa – cuyo valor sigue sin desmentirse-. Según la documentación histórica romana, desde la detención hasta la muerte en la cruz de Jesús de Nazaret, transcurrieron 24 horas. Tras la crucifixión, sucedieron sólo dos para su muerte corporal, por la intensidad de las torturas previas de las que fue blanco.

El psiquiatra y especialista forense José Cabrera describe la tortura y muerte de Jesús en su libro titulado 'CSI: Jesús de Nazaret'. El documento relata que fueron múltiples las heridas encontradas en el cuerpo de Jesucristo. De acuerdo con las punciones presentadas en todo el cuero cabelludo, se cree que, no fue precisamente una corona de espinas lo que se le implantó en su cabeza, sino un casco tupido de espinas de los que eran utilizados para prender el fuego, como en España, se utilizan los sarmientos.


Casco de espinas. Uno como este, tuvo que llevar sobre la cabeza Jesús de Nazaret

Imagen: Luis Manuel Moll Juan, LA TORTURA DE JESÚS DE NAZARET,

La nariz, la tenía fracturada por un golpe y el hombro se encontraba desollado, es decir, la piel había sido arrancada por el peso del patibulum o palo corto de la cruz, cuyo peso oscilaba entre los 40 y 50 kilogramos. Los clavos le atravesaron las muñecas interesando los huesos Pisiforme, Piramidal, Semilunar, Ganchoso, Grande, Escafoides, Trapezoide y Trapecio.

“Los latigazos los recibió de un flagelum romano o látigo que partía de un palo o asidero y cuyas colas terminaban en bolas de plomo. La ley prohibía golpear con este látigo en la cabeza o en otros órganos vitales para provocar sufrimiento pero no la muerte, de modo que Jesús, que recibió hasta 300 impactos de esas bolas de plomo, -el triple


de lo permitido en la ley judía—, ya llevaba varias costillas fracturadas en el momento de acarrear el patibulum”. (1)

Fragelum romano . Imagen: Luis Manuel Moll Juan, LA TORTURA DE JESÚS DE NAZARET,

Una tortura así, conlleva a una condición “hipovolémica”, es decir la pérdida de altos niveles de sangre en el organismo, lo que a su vez ocasiona que el corazón se acelere para tratar de bombear sangre. La baja de presión como resultado de este fallido intento, puede provocar un desmayo o colapso y los riñones dejan de producir orina. La persona empieza a sentir necesidad de agua. Ello explicaría una de las frases que Jesús pronunció en el calvario: “Tengo sed”: Dr. José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Genética de la Universidad de Granada, en España.


Lesiones de importancia Otras lesiones de importancia, se localizaron en sus rodillas, desolladas a causa de las caídas y del peso del palo de la cruz, y en sus pies, superpuestos, en los que se empleó un solo clavo -de 18 centímetros-, que entró por los empeines donde el pie es más ancho. Según investigaciones al respecto, a los que en aquel tiempo eran crucificados, se les ataba, porque los clavos eran muy caros y sólo los podían usar para “ocasiones especiales”.

La posición vertical en la que Jesús fue crucificado le impedía la respiración, pues para hacerlo una persona tendría que apoyarse en sus pies, que también estaban clavados. Cuando Jesús intentaba exhalar, el clavo desgarraba sus pies: Dr. José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Genética de la Universidad de Granada, en España

www.cineol.net


La crucifixión era un método romano de tortura y ejecución que consistía en inmovilizar clavando o atando a su víctima, generalmente desnuda, a una cruz, donde permanecía colgada hasta su muerte. Habitualmente se amarraba al reo a la cruz, siendo la crucifixión con clavos de reserva para casos de mucha gravedad o castigos ejemplares. La muerte podía producirse debido a la deshidratación, hipotermia o cualquiera otra consecuencia de encontrase a la intemperie durante horas o incluso días. Normalmente, los crucificados morían por asfixia, al agotarse, pues no podían soportar el peso de su propio cuerpo y quedaban “colgando” de sus brazos inmovilizados al listón horizontal, dicho peso causaba en sus pulmones una falla que los hacía invadirse de agua y provocaban la muerte por asfixia. (2)

Contrariamente a lo que se pueda pensar, las víctimas no eran clavadas a la cruz por sus palmas sin ser atados por las muñecas antes, ya que la carne de las manos no puede soportar el peso completo de la víctima. Normalmente se clavaban en las muñecas y se estacaban los pies que daban soporte adicional. Este violento proceso permitía que la víctima quedara expuesta a una lenta, dolorosa y angustiosa agonía causada por el hambre, las hemorragias, la sed, las inclemencias del clima; en algunos casos los romanos quebraban los fémures de sus víctimas para acelerar la muerte. (3) De acuerdo a lo escrito en los Evangelios, hubo un centurión de la guarnición romana, que tuvo como misión garantizar que nadie descolgara a Jesús con vida, por lo que éste, le atravesó el corazón clavando la lanza de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda. Las Sagradas Escrituras, dicen que: “Brotó agua y sangre”. (4) El agua era el suero que rodea el corazón porque la agonía se prolongó durante horas.


Esta condición llevó consigo una acidosis respiratoria, es decir el dióxido de carbono se diluye en la sangre como ácido carbónico. El corazón late de forma errática y ello a su vez ocasiona la acumulación de fluido en la membrana que rodea al corazón llamada efusión pericárdica, al igual que alrededor de los pulmones, llamada efusión pleural. Ello explica por qué brota agua del costado derecho de Jesús cuando es atravesado por la lanza de uno de los soldados. Un paro cardíaco terminaría con el sufrimiento corporal e iniciaría un hito importante de la fe católica: Dr. José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Genética de la Universidad de Granada, en España


Brota agua del costado derecho de JesĂşs cuando es atravesado por la lanza de uno de los soldados.

Imagen: danielartd.blogspot.com


¿Quién era Jesús? Jesús era un judío nacido en Belén de Judá. Por sus padres José y María era natural de Nazaret. Un hombre inteligente y de acuerdo a estudios, un individuo atlético que medía cerca de 1.80 metros de altura. De carácter definido, estaba acostumbrado a la incomprensión. Su discurso lo recitaba con coherencia y esa necesidad imperiosa por expresar “su verdad” acompañada de una ausencia de valoración de los riesgos que asumía, lo convirtieron en la víctima perfecta de un complot políticoreligioso. Por eso a Jesucristo, el anuncio de un reino nuevo, el Reino de Dios, le costó la vida.(5)

Imagen: ricardo-matos-tuesta. blogspot.com


“Los judíos denunciaron a Jesús por blasfemo y los romanos lo mataron por miedo. Solo los pobres lo apoyaban”. Para un creyente se convierte en confirmación del dolor como medio redención.

jejaja.wordpress.com

la de


Razones políticas. Pilatos condenó a Jesús por razones políticas. Dentro del análisis criminológico de los elementos que acompañaron a las torturas, además de “las omisiones” que se dieron en el proceso entre las dos leyes vigentes en Palestina, la romana y la judía, se puede determinar el dolo para perjudicar a Jesús como reo. Pilatos, al final, no tuvo ningún elemento objetivo para condenar a Jesús, y lo hizo por razones políticas. Cuando los romanos ejecutaban una crucifixión siguiendo sus reglas, simplemente dejaban que el inculpado muriera en la cruz, aunque fuera después de pasar varios días al calor del mediodía y al frío de la noche, torturado por la sed y por los insectos que se alimentaban en sus heridas abiertas. No enterraban a los que morían en la cruz, simplemente los dejaban a merced de los buitres y de los perros.

La ley judía era diferente, y establecía: «Si alguno hubiere cometido algún crimen por el que merece la muerte, y le ajusticiáis colgándole de un madero, no dejéis que su cuerpo pase la noche expuesto en el patíbulo; enterradlo sin falta el mismo día» (6). La Misná, la ley judía de los escribas, establecía: «Todo el que permita que un muerto pase la noche sin enterrar, transgrede un mandamiento positivo.» El sanedrín se encargaba de que hubiera dos tumbas dispuestas para los que sufrieran la pena de muerte y no pudieran enterrarse en el mismo lugar que sus padres.


Los hechos. Aunque hay quienes creen que solo Caifás y Anás juzgaron a Jesús, fueron en total 71 jueces los que asistieron a las sesiones del proceso judicial, un proceso sin crimen pero con castigo. Los presentes omitieron todas las normas jurídicas, por miedo. Declararon, a dos testigos juntos cuando deberían estar separados, se condenó a un hombre a muerte en una sala que no era la que correspondía. El sanedrín o tribunal, se reunió en tres ocasiones para juzgar al reo. Tres veces sin su presencia y sin la posibilidad de que pudiera defenderse. El delito: decir públicamente que era el Mesías.

Antes de ser detenido como un delincuente por la guardia judía después de la Última Cena, Jesús fue a rezar al huerto de Getsemaní. El especialista José Cabrera recrea el trasiego de vejaciones al que se vio sometido desde que fue llevado a la casa de Anás -suegro del sumo sacerdote Caifás-, pasando por la sede del sanedrín en el Templo y la Fortaleza Antonia; luego, de regreso al palacio de Herodes Antipas y otra vez a la Fortaleza, para una vez condenado subir de Jerusalén hasta el Gólgota, donde fue crucificado. La tortura comienza en el huerto. Jesús suda sangre por el intenso dolor que le provoca el saber los acontecimientos que se avecinaban. El tiempo transcurre más lento que en la actualidad, desde el punto de vista psíquico.


segos.blogspot.com

JesĂşs, suda sangre.


Que Cristo sudara sangre mientras oraba en el monte de Los Olivos ha dejado de ser un misterio para convertirse en objeto de una explicación médica. De hecho, este acontecimiento narrado en las Escrituras tiene un nombre, Se llama hematidrosis y surge como resultado de un elevado nivel de sufrimiento psicológico o estrés, según descifra el Dr. José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Genética de la Universidad de Granada, España.

Las lesiones inician con las primeras luces del alba, en casa-palacio de Caifás. Es 7 de abril del año 30. Pedro le ha negado y el cadáver de Judas yace colgado en algún árbol cercano. Los golpes con puños y palos se dirigen, todos, a la cara y al cráneo. Se produjo entonces, la entrevista con Poncio Pilato . El encuentro es sumamente corto y Jesús es trasladado hasta el palacio de Herodes, en donde empiezan las humillaciones: se le viste con una túnica reluciente de significado burlesco, vestidura cortesana apropiada para un loco que se cree rey.


Pero, la verdadera tortura se inició al volver a la Fortaleza Antonia, sede de la guarnición militar romana y residencia del procurador Pilato. Atado de manos y en una postura encorvada, Jesús recibe múltiples latigazos con un azote corto con mango de madera del que colgaban varias tiras de cuero a las que se ataban bolas de hierro o trozos de huesos de oveja. El instrumento causaba profundas contusiones y desgarraban la piel. Dolorido y exhausto cae al suelo -no pierde el conocimiento, pero se encuentra en estado de shockLa flagelación concluye a las 10:00 horas. La guardia romana le instala con violencia un casco de espinas, largas, agudas y fuertes, según el estudio forense de la Sábana Santa. No usaron una simple corona como se aprecia en muchos lienzos y como ha quedado grabado en el imaginario colectivo .Una hora después llega la orden de conducir a Jesús al Gólgota.

Son 500 metros en los que el condenado carga sobre la parte derecha de su cuerpo el palo transversal de la cruz de 47 kilos, aproximadamente.

Cae varias veces al suelo, por la debilidad y el peso. Es El Vía Crucis. Heridas, golpes y www.youtube.com contusiones que se acumulan. A su arribo, a eso de las 12:30 horas, la escuadra de soldados romanos tiende al reo sobre el madero, clava sus pies y manos y eleva la cruz para ponerla vertical. Jesús resiste crucificado, entre una y dos horas, no más, explica el forense. “En Tus manos pongo mi Espíritu”, logró decir. Y expiró.


El especialista forense José Cabrera, al recrear la autopsia de Jesucristo, aprecia en la cabeza pequeñas pero profundas heridas múltiples. En el tronco hay lesiones con rotura de piel provocadas por cientos de latigazos. Las costillas sufren fisuras. En la zona costal derecha se ve una herida que entra en el costado a la altura del corazón -el centurión lanceó a Jesús para comprobar su muerte-. Los clavos que penetraron en ambas muñecas y pies lesionaron los nervios y causaron parálisis y espasmos. En la cruz, señala, su cerebro estuvo sometido a tres impactos: Dolor lacerante de todo el cuerpo, sufrimiento por asfixia progresiva y falta de sangre cada vez mayor. La causa inmediata de su muerte, a los 33 años: parada cardiorrespiratoria por detención de los latidos cardiacos. ¿Resucitó Jesucristo?, se le ha preguntado al forense. -Nunca he visto un resucitado, como médico forense no puedo aceptar la resurrección de la carne, responde tajante.

Cree, sin embargo, en la resurrección sin ningún fundamento científico. Está claro, la fe no necesita ciencia, pero la ciencia sí necesita fe.(7)

www.pinterest.com


En el siglo XX, el papa Pío XII, fue el primero al que un cirujano, Pierre Barbet, le describió estas lesiones y los sufrimientos de Jesús desde el punto de vista científico. De esta entrevista, el médico aseguró, que el Santo Padre lloró al admitir: " No lo sabíamos, nadie nos lo había contado así". El sentido cristiano: Hasta la muerte y muerte de cruz

Christus factus est pro nobis oboediens usque ad mortem, mortem autem crucis: Por nosotros Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. "Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, predicamos un Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1 Co 1, 2224).

La muerte de Cristo tiene un alcance universal: "Si uno murió por todos, por tanto todos murieron" (2 Co5, 14). Su muerte ha dado un sentido nuevo a la muerte de cada hombre y cada mujer. A los ojos de san Pablo la cruz asume una dimensión cósmica. Por ella Cristo derribó el muro de separación, reconcilió a los hombres con Dios y entre sí, destruyendo la enemistad (cf. Ef 2, 14-16).


De aquí la tradición primitiva desarrolló el tema de la cruz árbol cósmico cuyo brazo vertical une el cielo y la tierra, y cuyo brazo horizontal reconcilia entre sí a los diversos pueblos del mundo. Acontecimiento cósmico y a la vez personalísimo: "Me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Por cada hombre, escribe el Apóstol, murió Cristo (cf. Rm 14, 15). De todo ello brota el sentimiento de la cruz, ya no como castigo, reproche o causa de aflicción, sino como gloria y honor del cristiano, como una jubilosa seguridad, acompañada de profunda gratitud, en la que el hombre se eleva en la fe: <En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!> (Ga 6, 14). San Pablo plantó la cruz en el centro de la Iglesia como el palo mayor en el centro de la nave; hizo de ella el fundamento y el baricentro de todo. Fijó para siempre el marco del anuncio cristiano. Los evangelios, escritos después de él, seguirán su esquema, haciendo del relato de la pasión y muerte de Cristo el eje hacia el que se orienta todo.(8)


La crucifixi贸n


FUENTES El material de referencia relativo a la muerte de Cristo se compone de un cuerpo de literatura y no de un cuerpo físico o sus restos. En este tenor, la credibilidad de cualquier discusión sobre la muerte de Jesús será determinada básicamente por la credibilidad de las fuentes. Para este repaso, el material de referencia incluye los escritos de antiguos cristianos así como autores no cristianos, los escritos de autores modernos y el Sudario de Turín. Utilizando el método histórico-legal de investigación científica, los eruditos han establecido la confiabilidad y precisión de los manuscritos antiguos. Las descripciones más extensas y detalladas de la vida y muerte de Jesús han de ser encontradas en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Los otros 23 libros del Nuevo Testamento soportan pero no amplían los detallados registros de los evangelios. Algunos autores contemporáneos cristianos, judíos y romanos proveen información adicional sobre los sistemas legales judíos y romanos del siglo I así como detalles sobre flagelación y crucifixión. Seneca, Livy, Plutarco y otros se refieren a las prácticas de la crucifixión en sus trabajos. Jesús es mencionado por los historiadores romanos Cornelius Tacitus, Plinio el Menor y Suetonio, por los historiadores no romanos Thallus y Phlegon, por el sátiro Luciano de Samosata, por el Talmud judío, y por el historiador judío Flavius Josephus, a pesar de que la autenticidad de porciones de este último es cuestionable. El Sudario de Turín es considerado por muchos como la tela con que envolvieron a Jesús, y varias publicaciones sobre los aspectos médicos de su muerte sacan sus conclusiones de esta suposición. El Sudario de Turín y descubrimientos arqueológicos recientes proveen información valiosa sobre las prácticas romanas de crucifixión .


La interpretación de escritores modernos, basados en conocimientos científicos y médicos desconocidos en el primer siglo, podría arrojar más luz en cuanto a los posibles mecanismos de la muerte de Jesús. Cuando se toman en conjunto ciertos datos -el testimonio extenso y contemporáneo tanto de proponentes como oponentes del cristianismo, y su aceptación universal de Jesús como una verdadera figura histórica; la ética de los escritores de los evangelios, y el corto intervalo de tiempo entre los eventos y los manuscritos; y la confirmación del recuento de los evangelios por historiadores y por descubrimientos arqueológicos- aseguran un testimonio confiable para elaborar una interpretación médica moderna de la muerte de Jesús. (9)




Bibliografía (1) José Cabrera. “CSI: Jesús de Nazaret”. El crimen más injusto, de Neverland Ediciones. (2) http://mb-soft.com/believe/text/crucifix.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Crucifixi%C3%B3n http://www.corazones.org/jesus/sufrimientos_pasion_medic ina.htm (3)http://www.escalofrio.com/n/Curiosidades/Muerte_por_C rucifixion/Muerte_por_Crucifixion.php (4)uan 19-35 (5) http://www.larevista.ec/cultura/historia/la-autopsia-dejesucristo-dos-mil-anos-despues-de-su-muerte (6) Deuteronomio 21:22-23. (7) http://www.larevista.ec/cultura/historia/la-autopsia-dejesucristo-dos-mil-anos-despues-de-su-muerte (8) http://www.vatican.va/liturgical_year/holyweek/2009/documents/holy-week_homily-frcantalamessa_20090410_sp.html (9) William Edwards ; Wesley Gabel ; Floyd Hosmer traducción : Luis Simpson. Sobre la muerte física de Jesucristo


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.