VIERNES 24 DE MARZO | 20:00 h
TEATRO PRINCIPAL, GUANAJUATO
Enrique Radillo, director invitado Louis Olenick, trombón
Obertura Carnaval, Op. 92 (1891)
Antonín DVORAK (1841 - 1904) 10’
Concierto para trombón tenor* 2018
Jeffrey OLENICK (n. 1952) 20’
I. Chant and variations (Moderato)
II. Air (Adagio)
III. Kopanitsa (Allegro)
Sinfonía no. 1 en si b mayor, Op. 38
“Primavera” 1841
Robert SCHUMANN (1810 - 1856) 30’
I. Andante un poco maestoso – Allegro molto vivace
II. Larghetto. (attacca)
III. Scherzo: Molto vivace
IV. Allegro animato e grazioso
PROGRAMA 5
INTERMEDIO
*Estreno mundial
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
Tradición y vanguardia
La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ocupa un lugar privilegiado en el panorama musical de México como uno de los ensambles orquestales de mayor prestigio en el país y con una sólida proyección internacional. Desde su fundación, importantes solistas y directores han participado en los programas de la orquesta, entre ellos Francesca Dego, Yuja Wang, Brodsky Quartet, Shlomo Mintz, Dmitri Hvorostovsky, Neeme Järvi, Cyprien Katsaris Christian Lindberg, Eduardo Mata, Jorge Federico Osorio, Leif Segerstam, y el Trío Altenberg.
En razón de su alta calidad interpretativa, la OSUG es la orquesta residente del Festival Internacional Cervantino, el festival dedicado a las artes escénicas más importante de América Latina, mismo en el que ha participado con programas de gran trascendencia como el estreno en México de la Sinfonía no. 4 de Lutoslawski, las Sinfonías no. 4 y 7 de Shostakovich, Das Lied von der Erde de Mahler y decenas de estrenos y ejecuciones de obras de compositores tales como Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras, Phillip Manoury, Igor Stravinsky, Anton Bruckner, Silvestre Revueltas. Gracias a su enorme repertorio, dinamismo y personalidad, la OSUG ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales.
Esta orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural del estado de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de una universidad mexicana. Su concierto inaugural ocurrió el 25 de abril de 1952 bajo la batuta del maestro José Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de ella por 34 años. En 1986 asumió la dirección el maestro Mario Rodríguez Taboada y para 1992 la OSUG se fusionó con la Filarmónica del Bajío para crear un solo organismo, del cual
asumió la titularidad Héctor Quintanar. Durante este periodo, la orquesta desarrolló un valioso proyecto de difusión de la música nacional con la grabación de seis discos compactos de la colección Compositores Mexicanos, integrada por 32 obras inéditas de 23 autores.
En 1997 José Luis Castillo asumió el cargo de director titular y expandió notablemente el repertorio de la orquesta, recorriendo todas las etapas del vasto espectro musical con un acento particular en lo contemporáneo. De 2005 a 2011 Enrique Bátiz asumió el cargo de director invitado y asesor musical, con quien la OSUG realizó giras por China y Egipto.
En 2012, año en que la OSUG cumplió sesenta años de existencia, se designó como director titular al maestro Juan Trigos, quien continuó la idea de difusión de la música nacional impulsada en la OSUG por Héctor Quintanar. Entre 2012 y 2014 se efectuaron giras por México, Estados Unidos e Italia.
En junio de 2015 Roberto Beltrán Zavala fue nombrado director titular de la OSUG. Con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos su enfoque en el sonido Orquestal y en el repertorio post-romántico ha dado a la OSUG una profunda personalidad como ente artístico..
En mayo y junio de 2017, con motivo de sus 65 años de fundación, la OSUG realiza exitosamente una gira por Europa, donde compartió escenario con, el Cuarteto Brodsky, Francesca Dego y Shlomo Mintz, en importantes salas de conciertos y teatros de España, Francia e Italia donde se culminó con un exitoso concierto en la prestigiada sala Verdi en Milán.
ANTONIN DVOŘÁK (1841-1904)
Obertura Carnaval, op. 92
Las dos grandes figuras de la música bohemia (quizás hoy día podríamos hablar de ellos como checos) son sin duda Bedřich Smetana (1824-1884) y Antonin Dvořák. Se suele pensar en ellos como una unidad integral, y quizá con algo de razón, ya que Smetana y Dvořák establecieron por primera vez en la historia de Bohemia un lenguaje musical auténticamente arraigado en las tradiciones, la cultura y la historia de su patria. Sin embargo, desde el punto de vista del temperamento y la biografía, fueron hombres bien distintos, compositores diversos entre sí. Ciertamente, la figura siempre intensa y trágica de Smetana contrasta con la luminosidad y el optimismo de Dvořák. El musicólogo Otakar Sourek escribió una prolija biografía de Dvořák en cuatro grandes volúmenes, cuya edición alemana finaliza con el siguiente párrafo:
Comparado con Smetana el inventor, que parecía transfigurado por el sufrimiento, Dvořák es un descubridor que actúa bajo impulsos naturales. Dvořák es el consentido de la vida y ha sido receptor consciente de la buena fortuna. Es por ello que el suspenso trágico le es ajeno. Y, sin embargo, subconscientemente, Dvořák sabe lo que es el destino. Sabe desarrollar el mayor equilibrio y la mayor estabilidad, pero no es inocente, como se dice en ocasiones, sino que la suya es una fuerza elemental, sin artificio.
No deja de ser interesante saber que este buen hombre, compositor de dotes naturales y gran inventiva melódica, fue
antes que un buen músico un buen carnicero, oficio que había aprendido de su padre, Franz Dvořák, carnicero y hostelero en el pequeño pueblo de Nelahozeves. Desde muy joven, Dvořák aprendió a tocar el violín, y una buena parte de su adolescencia y su juventud estuvo dedicada a una actividad musical poco menos que gitana: la de tocar su violín en las tabernas y posadas de su región natal. A los catorce años de edad, Dvořák se enfrentó quizá por vez primera a la enorme contradicción que más tarde habría de consolidar su pensamiento musical nacionalista. Siendo por entonces Bohemia una parte del Imperio austrohúngaro, era indispensable para todo súbdito del emperador saber hablar el idioma de la metrópoli. Así, el joven Dvořák fue enviado al cercano pueblo de Zlonice (que más tarde habría de dar nombre a su Sinfonía no. 1) con el objetivo fundamental de aprender el alemán. A pesar de ello y de las múltiples presiones políticas, geográficas y sociales que le rodeaban, Dvořák se mantuvo siempre fiel a su origen bohemio.
No ha faltado quien afirme que en la música de Dvořák puede detectarse una facilidad melódica y una elegancia que bien pudieran asociarse con la tradición mozartiana. Tal afirmación es particularmente interesante, porque Dvořák comparte con Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) un curioso elemento biográfico. Así como Mozart se había enamorado de la joven Aloysia Weber y había terminado casándose con su hermana Constanza cuando Aloysia decidió irse con otro hombre, así Dvořák se enamoró primero de Josefa Cermak, y más tarde acabó por casarse con su hermana Anna, que era una talentosa cantan-
te... igual que Constanza Weber. Durante una época la música de Dvořák estuvo influida notablemente por la sombra de Richard Wagner (1813-1883), al grado de que sus dos primeras óperas, Rey y carbonero y Alfredo, fueron óperas de corte wagneriano en más de un sentido. Para fortuna de Dvořák, su período wagneriano fue de corta duración y pronto desarrolló un lenguaje musical más cercano al del gran contrincante estético de Wagner, Johannes Brahms (1833-1897) y, sobre todo, más cercano a sí mismo, a su tierra, a su historia. Ya dentro de su estilo propio, Dvořák dedicó gran atención a la creación de obras para orquesta. Además de sus nueve sinfonías, compuso cinco poemas sinfónicos que contienen pasajes ricamente descriptivos y una serie de obras orquestales diversas, tres de las cuales ocupan un lugar especial. Entre 1891 y 1892, Dvořák escribió tres oberturas de concierto a las que originalmente les puso el título colectivo de Naturaleza, vida, amor como si se tratara de un ciclo unitario. Más tarde, el compositor las separó y les puso títulos y números de opus independientes: En el reino de la naturaleza, op. 91, Carnaval, op. 92 y Otelo, op. 93. Se sabe que Dvořák apreciaba mucho estas oberturas, al grado de que las envió a su editor, Simrock, junto con su espléndida sinfonía Del nuevo mundo, afirmando que eran sus mejores piezas para orquesta.
De estas tres oberturas, Carnaval ha sido siempre la más popular. Está construida en una clara forma ternaria, con una primera parte robusta y brillante, una sección central de carácter pastoral y contemplativo, y una tercera parte ágil y vigorosa, semejante a la primera. Si bien las tres oberturas de este ciclo son inde-
pendientes, Dvořák conservó la idea original de darles cierta unidad. El punto de contacto entre las tres piezas es un tema común, que en los tres casos es confiado a los clarinetes en su primera aparición. Por cierto, ese tema aparece en repetidas ocasiones, muy similar al original de Dvořák, en la partitura de la película Los vikingos, realizada por Richard Fleischer en 1958 y protagonizada por Kirk Douglas y Tony Curtis. La partitura de Los vikingos está acreditada a Mario Nascimbene y Gerard Schurmann.
Concierto para trombón tenor y orquesta
Chant (Moderato)
Air (Adagio)
Kopanitsa (Allegro)
Originario de Chicago, Jeffrey Olenick es un músico básicamente autodidacta. En sus años de juventud tocó el clarinete, el fagot y el banjo y tomó algunos cursos de música a nivel escolar. Entre los estudios que realizó por su cuenta se pueden mencionar estudios de etnomusicología que lo llevaron a desarrollar un interés especial en la música de la región de los Balcanes y de la tradición de la música klezmer. A su trabajo como compositor e intérprete (en numerosas bandas y orquestas), Jeffrey Olenick añade una intensa labor como arreglista. Profesionalmente, se preparó como médico en la Universidad de Wisconsin y practicó la medicina hasta su retiro en 2022. Sobre su labor musical, Olenick afirma:
Mis prioridades al escribir música son relacionarme emocionalmente y producir placer al público, así como a los músicos que la interpretan. La música a veces debe retar tanto al intérprete como al oyente, pero siempre debe complacer y satisfacer. Mi estilo ha sido fuertemente influido por los compositores románticos tardíos y post-románticos, pero también por la música de cine y televisión.
La composición del Concierto para trombón le fue inspirada a Jeffrey Olenick durante una visita a Guanajuato en el año 2018, específicamente al escuchar a su
JEFFREY
OLENICK
hijo, Louis Olenick, ejecutar un concierto para trombón con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Un impulso secundario para la redacción de esta obra fue una reflexión sobre el hecho de que existen relativamente pocos conciertos para trombón solista. El compositor describe la obra con estas palabras:
El primer movimiento, Chant, está designado Moderato. Está inspirado en el canto gregoriano y es un guiño al origen del trombón como instrumento de iglesia. El tema principal es presentado por el trombón al inicio del movimiento, y es desarrollado con elementos dodecafónicos, e incluso de la música klezmer, para crecer hacia un clímax heroico al final del movimiento.
El segundo movimiento, Air, está designado Adagio. Inicia con un tema introductorio cantábile del solista, al que hace eco el oboe. Luego el arpa presenta el tema principal, una melodía lírica de inspiración irlandesa. Este tema proviene de una pieza titulada Shore Leave, escrita hace más de 20 años para que mi hijo Louis la tocara en el Concurso Estatal de Música de Oregon. Se trata de una lenta, apasionada afirmación de amor. Después de una breve cadenza para el solista y una repetición orquestal, el movimiento termina en paz.
El tercer movimiento, Kopanitsa, está designado Allegro. Está escrito en compás de 11/8, el ritmo de una danza tradicional búlgara. La pieza crece gradualmente a la vez que mantiene su carácter bailable, y termina en una nota aguda sostenida.
En general, y cuando es posible, es una buena idea consultar no sólo al compositor, sino también al intérprete, sobre todo cuando se trata de una obra de estreno, y con más razón si compositor e intérprete son padre e hijo. Al respecto, el trombonista Louis Olenick comparte estas palabras:
He observado desde que tengo el uso de la razón, que mi papá a pesar de no haberse dedicado en sí a la música en su vida profesional, cuenta con unas capacidades musicales tanto de ejecutante como compositor que son de admirarse y mucho. Es un privilegio poderle dar un estreno internacional a una obra suya, para que el público exigente de Guanajuato conozca ese mismo calibre artístico al cual yo he estado expuesto toda la vida. Y por supuesto, el hecho de que dicha obra sea un concierto escrito para mí es un honor y también representa un gran compromiso y responsabilidad de mi parte. El Concierto en su meollo es un homenaje al trombón como uno de los instrumentos de uso más diverso y extendido en la historia. Es una mezcla colorida inspirada en diferentes estilos clásicos y populares que acostumbran llevar trombón. El contenido es vivaz, rítmico y resueltamente melódico. Un lenguaje musical innegablemente moderno sin ser brusco, enfocado en destacar todas las posibilidades y particularidades del trombón como el protagonista “infrautilizado” de la orquesta sinfónica.
El Concierto para trombón tenor y orquesta de Jeffrey Olenick (el padre) recibe su estreno absoluto el 24 de marzo
de 2023, con Louis Olenick (el hijo) como solista y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato dirigida por Enrique Radillo.
Sinfonía no. 1 en si bemol mayor, op. 38, Primavera
Andante-Allegro molto vivace Larghetto
Molto vivace
Allegro animato e grazioso
Desde mucho antes que Antonio Vivaldi (1678-1741) escribiera sus cuatro conciertos para violín titulados colectivamente Las cuatro estaciones, los músicos ya tenían una marcada afición por intentar describir las estaciones del año a través de sus composiciones. Sin duda, por razones bien evidentes, la estación que con más frecuencia ha sido elegida para ser descrita musicalmente es la primavera, y esto queda bien documentado a través de la muy larga lista de composiciones que llevan la palabra ‘primavera’ en su título. Como la mencionada lista es enorme, basta citar aquí los apellidos de algunos compositores notables que en algún momento de su vida se sintieron primaverales: Beethoven, Brahms, Britten, Copland, Tchaikovsky, Debussy, Delius, Grieg, Liszt, Schubert, Sibelius, Wolf, Stravinski, sin olvidar al compositor mexicano Joaquín Beristáin y su obertura La primavera. A esta lista es necesario añadir la primera de las cuatro sinfonías de Robert Schumann, que en realidad no es la primera sino la segunda, ¿cómo es esto?
Resulta que allá por el año de 1832 Schumann hizo su primer intento sinfónico: escribió una sinfonía en sol menor que resultó bastante pobre, sobre todo porque su orquestación era débil y rudimentaria. Este problema habría de aque-
ROBERT SCHUMANN (1810-1856)
jar a Schumann durante toda su carrera y fue el primero en reconocerlo. El mismo año de la creación de su fallida sinfonía en sol menor escribió esto en una carta a un amigo, refiriéndose a su orquestación: “Con frecuencia pongo amarillo donde debiera poner azul”. Esta afirmación tiene que ver, de un modo muy directo, con la teoría de Schumann respecto a que a cada tonalidad musical se podía asociar un color. El caso es que la mencionada sinfonía resultó tan pobre que el mismo Schumann se desentendió de ella y la olvidó.
Años después, en 1840, Schumann se casó con la pianista Clara Wieck, que había sido su alumna. Al parecer, los primeros felices tiempos de casado fueron una inmejorable fuente de inspiración para Schumann, quien se decidió a abordar de nuevo la creación de una sinfonía. Además, Schumann tomó como pretexto un poema de Adolph Böttger relativo a la primavera para dar título a su sinfonía. De hecho, Schumann fue más allá, dando títulos a cada uno de los cuatro movimientos de la obra: Despertar de la primavera; Noche; Alegres compañeros de juego; El adiós de la primavera. Estos títulos, sin embargo, fueron descartados más tarde por el compositor cuando la sinfonía quedó lista. La alegría y el optimismo que caracterizan la obra parecen confirmar que Schumann, en efecto, pasaba por uno de los mejores momentos de su vida. El estreno de la obra se llevó a cabo en Leipzig el 31 de marzo de 1841 bajo la dirección de Félix Mendelssohn, quien por entonces era el director de la famosa Orquesta de la Gewandhaus. La reacción del público ante la nueva obra fue cordial mas no apoteótica, a pesar de lo cual Schumann, quien por entonces
gozaba de excelente humor, consideró el estreno un triunfo. Antes de entregar la partitura de su sinfonía Primavera al editor, Schumann revisó a fondo la orquestación de la obra.
Tiempo después, en 1843, cuando la sinfonía Primavera se iba a interpretar en Berlín, el compositor escribió al director de la orquesta lo siguiente:
¿Podría usted infundir a su orquesta durante la interpretación de mi sinfonía el mismo anhelo por la primavera que sentí cuando la escribí en febrero de 1841? La primera entrada de las trompetas quisiera que sonara como si viniera de lo alto, como una llamada al despertar. Y quisiera que se leyera entre líneas, en el resto de la introducción, cómo por todas partes surge el verde, cómo vuelan las mariposas. Y luego, en el allegro, cómo poco a poco todo parece pertenecer a la primavera. Sé que estos son pensamientos fantasiosos que me vinieron después de terminar la obra; sólo quiero decirle que el cuarto movimiento me pareció un adiós a la primavera.
Sobre estos impulsos poéticos de Schumann respecto a su Sinfonía no. 1, el musicólogo inglés Mosco Carner escribió:
“Es precisamente esta intrusión de ideas poéticas lo que da al trabajo sinfónico de Schumann su valor especial. Él abrió para la sinfonía un mundo de imágenes y lirismo romántico que era a la vez nuevo y personal”.
Parece ser que en algún momento de su vida Schumann afirmó que la pluma de acero con la que había escrito su sinfonía Primavera había sido hallada por él sobre la tumba de Beethoven en el cementerio Währing en la ciudad de Viena.
Nunca se sabrá si esto es cierto o no. Sin embargo, si la afirmación de Schumann era simbólica y con ella quiso decir que se consideraba heredero de la tradición sinfónica culminada por Ludwig van Beethoven (1770-1827) en su Sinfonía no. 9, lo cierto es que estaba equivocado, porque esa herencia habría de ser continuada con mayor fortuna por Johannes Brahms (1833-1897), Anton Bruckner (1824-1896) y Gustav Mahler (1860-1911).
JUAN ARTURO BRENNAN
ENRIQUE RADILLO Director invitado
Enrique Radillo es uno de los directores de orquesta más versátiles de su generación, con un repertorio que abarca del barroco a la música de nuestros días. Inició sus estudios musicales como pianista en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara bajo la guía de Francisco Orozco y Marco Antonio Verdín y participó en cursos de perfeccionamiento pianístico dictados por personalidades como Walter Blankenheim.
Posteriormente realizó la Licenciatura en música con especialidad en Dirección de orquesta en la Universidad de Colima, institución en la que asistió previamente a un diplomado en fundamentación, análisis e interpretación musical con especialidad en dirección de orquesta.
De manera profesional, Radillo participó en el Encuentro Nacional de Directores de Orquesta, así como en cursos magistrales de dirección con Orquestas como la Sinfónica del Estado de México, Sinfónica de Xalapa y Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Obtuvo el Cuarto lugar en el Segundo Concurso Nacional para Directores de Orquesta organizado por la Asociación Mexicana de Orquestas Sinfónicas (AMOS).
Entre 2012 y 2015 tomó parte en diversos cursos de dirección, como los realizados por el director Kenneth Klieser con la Sinfónica Carlos Chávez en la Ciudad de México, Fernando Ávila con la Orquesta de Cámara de Xalapa y Lanfranco Marcelletti y la Sinfónica de Xalapa. Algunos de sus principales mentores han sido los Maestros Francisco Savín, José Guadalupe Flores, Enrique Bátiz, Héctor Guzmán, Marco Parisotto y Lanfranco Marcelletti.
Durante varios años se desempeñó como Director huésped principal de la Orquesta Filarmónica de Querétaro, con la que dirigió conciertos de temporada, además de desarrollar una gran labor con presentaciones en municipios y delegaciones, conciertos didácticos, presentaciones con ballet y como maestro repasador en óperas y zarzuelas.
En 2008 fue director asistente en el estreno mundial de la ópera Santa Anna con música de José María Vitier y libreto de Carlos Fuentes. Así mismo, participó en la XIII edición del Festival Cultural de Mayo de Guadalajara dirigiendo al destacado bandoneonista Néstor Marconi con el Concierto para bandoneón de Piazzolla.
En 2014 Enrique Radillo fue maestro interno y director asistente en la temporada operística de la Orquesta Filarmónica de Jalisco. Con dicha agrupación también dirigió las galas del XXIII Encuentro Nacional del Mariachi y la Charrería y en 2016 dirigió el concierto inaugural del Festival Internacional Cervantino en Guanajuato, así como un concierto didáctico en el mismo Festival. Invitado por Escenia Ensamble, Enrique Radillo presentó el estreno latinoamericano de la ópera Un tranvía llamado deseo de André Previn en la Ciudad de México en 2017, con una estupenda recepción de público y crítica. Dos años después dirigió como huésped la Desert Symphony Orchestra en California (Estados Unidos) con una gala con mariachi.
Ha dirigido constantemente la recientemente formada orquesta Solistas de América, con la que fue director concertador de la ópera Madama Butterfly de Puccini en el Conjunto Santander de Artes Escénicas de Guadalajara, así como el Concierto de año nuevo 2021 en conmemoración del 250 aniversario natalicio de Beethoven.
Ha dirigido a destacados solistas como Jorge Federico Osorio, Abdiel Vázquez, Conrad Tao, Daniela Liebman, Antonio Dubatovka, Mauricio Díaz, Fernando de la Mora, Grace Echauri, Lourdes Ambriz, Irasema Terrazas, Enrique Ángeles, Lorena Flores, César Delgado, Carlos López, Vanesa Jara, Adriana Valdés, Rogelio Martín, Guadalupe Pineda, Alejandro Fernández, Mario Iván Martínez, entre otros.
Desde los inicios de su carrera, Enrique Radillo fue invitado a dirigir conciertos de temporada y especiales con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, misma que lo nombró su Director asistente en 2022.
En enero del 2023 es nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan.
Enrique Radillo ha recibido comentarios como estos:
Buen director, con gesto muy claro y gran musicalidad, preparó un programa muy difícil en poco tiempo”. Gabriel Chmura. Director de la Ópera de Poznań, Polonia.
Enrique Radillo es un gran artista de gran solidez musical”. Juan Pablo Contreras. Compositor nominado al Grammy Latino 2019.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
Director titular
Roberto Beltrán Zavala
Violines Primeros
Dmitry Kiselev - Concertino
Héctor Hernández Pérez –Asistente de concertino
Maksim Smakkev
Jorge Luis Torres Martinez
Luis Enrique Palomino
Katherine Giovanna Ramírez
Urpi Dainzú Holguin González
Yessica Melgar
David Jesús Viña
Pedro Zayas Aleman***
David Pérez Patlan***
Andrés Tovar Gómez***
Violines Segundos
Sergio Andrés González * (-)
Claudia Valeria Blanco Mota
** (-)
Elizabeth Martínez Ramírez
Maria Camila Florez
Andrés Idelfonso Gallegos
Rodríguez
Carlos Alberto López García
Moab Alberto González López
Fidel Berrones Goo
Oscar González
Abraham Quintanilla***
Christian Barajas ***
Violas
Alexander Applegate *
Lydia Bunn **
Augusto Antonio Mirón Pleitez
Betsabé Jiménez Valencia
Carlos Reyes Hernández
Anayantzi Oropeza Silva
Víctor Manuel Rufino Figueroa
Oscar Pinedo Nava
Violonchelos Michael Severens *
Bruno Mente ** (-)
Luis Gerardo Barajas Bermejo
Fernando Melchor Ascencio
Fortunato Rojas Francisco
Omar Barrientos
Omar Sánchez ***
Isaac Quintanilla Melgar***
Contrabajos Russell Brown *
Óscar Argumedo González *
Jorge Preza Garduño
Rodrigo Mata Álvarez
Pedro Álvarez Vigil
Guillermo Caminos López
Andrés Peredo Plascencia
Flautas
Cuauhtémoc Trejo *
Laura Gracia
Aurora Morales Rabago***
Oboes
Héctor Fernández *
Jorge Arturo García Villegas
Clarinetes
Hugo Manzanilla *
Heather Millette ** - Clarinete
Piccolo
Fagotes
Katherine Snelling *
Ariel Rodríguez Samaniego
Cornos
Claire Hellweg *
Darío Bojórquez **
Michelle Pettit
Daniel Norman
Apolinar Alavez Salas
Trompetas
Macedonio Pérez Matías *
Juan Cruz Torres Díaz **
José Cayetano Hernández Díaz
Trombones
Louis Olenick *
Gil Martínez Herrera
Edgardo Jiménez ***
Trombón bajo
John Swadley
Tuba
Salvador Pérez Galaviz *
Timbales
Óscar Samuel Esqueda Velázquez *
Percusiones
Mario Alonso Gómez Sosa **
Octavio Zapien González
Alan Sánchez Sánchez
Ulises Hernández
Arpa
Betuel Ramírez Velasco***
Piano
Iván Hugo Figueroa **
Personal Administrativo OSUG
Alejandro Guzmán Rojas
Gerente
Carolina de la Luz Pérez Cortés Coordinadora de personal
Lilian Bello Suazo
Coordinadora de producción Diseñadora
Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca
Atziri Joaquin Ramos
Coordinadora de relaciones públicas
Zugehy Alejandra Soto Vázquez Administradora
Paulina Torres Ordaz
Servicio profesional
Cuauhtémoc Vega
Gustavo Emilio Espinosa
Manuel Gutiérrez
Auxiliares técnicos
Programa de mano
Notas al programa:
Juan Arturo Brennan
Corrección de notas:
Jonathan Mirrus
Fabiola Correa
*Principal **Co-principal | ***Invitado (-) Temporal
DR. LUIS FELIPE GUERRERO AGRIPINO Rector General
DRA. CECILIA RAMOS ESTRADA Secretaria General
DR. SERGIO ANTONIO SILVA MUÑOZ Secretario Académico
DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO Secretario de Gestión y Desarrollo
DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural