Viernes 14 de junio 20:00 horas Teatro Principal Guanajuato
Orquesta Sinfónica de la
Universidad de Guanajuato
PRIMERA TEMPORADA 2024
José Luis LÓPEZ ANTÓN, director invitado
Pavana, Op. 50 (1887)
Gabriel FAURÉ* (1845 - 1924)
Pelléas et Mélisande, Suite Op. 80 (1880)
Gabriel FAURÉ* (1845 - 1924)
I. Prélude. Quasi adagio
II. La Fileuse. Andantino quasi allegretto
III. Sicilienne. Allegro molto moderato
IV. La mort de Mélisande. Molto adagio
Preludio sinfónico, SC 32** (1882)
Giacomo PUCCINI* (1858 - 1924)
INTERMEDIO
Marcha festiva, TrV 43** (1876)
Richard STRAUSS (1864 - 1949)
Sinfonía no. 1 en re menor, TrV 94*** (1880)
Richard STRAUSS (1864 - 1949)
I. Andante maestoso – Allegro vivace
II. Andante
III. Scherzo: Molto allegro, leggiero – Trio
IV. Finale: Allegro maestoso
*En ocasión del centenario de su fallecimiento **Estreno en Guanajuato ***Estreno en México
GABRIEL FAURÉ (1845-1924)
Pavana, Op 50
La pavana es una de las danzas renacentistas que más arraigo ha encontrado en compositores de diversas épocas. Durante el renacimiento, la pavana (grave, seria, de movimientos pausados) solía ir en pareja con otra danza muy popular, la gallarda (viva, rápida, en compás ternario). Ya entrado el siglo XVI, la pavana fue muy popular entre dos grupos muy especiales de compositores e intérpretes: los laudistas ingleses (Dowland, Morley, Robinson) y los vihuelistas españoles (Mudarra, Sanz, Milán, Fuenllana, Narváez), en cuyos respectivos catálogos podemos hallar varias pavanas. Como en el caso de otras formas antiguas de danza, los compositores más modernos han abordado la pavana a partir de un enfoque muy distinto al de su origen renacentista. Entre las pavanas modernas, dos son especialmente conocidas: La primera de ellas es la famosa Pavana para una infanta difunta de Maurice Ravel (1875-1937), escrita originalmente para piano en 1899 y orquestada en 1912. La segunda es la Pavana Op. 50 del caballero Gabriel Urbano Fauré, compositor, organista y maestro que tuvo entre sus tutores a Camille Saint-Saëns (1835-1921). Sobre los méritos de Saint-Saëns como maestro, Fauré comentó lo siguiente en uno de sus escritos:
No le fue suficiente iniciarnos en la música de Schumann, Liszt y Wagner, y con ello abrirnos nuevos horizontes; también quiso mantenerse informado sobre nuestros trabajos en la composición. Los leía con un interés y un cuidado solamente dignos de obras maestras. Después repartía elogios o reproches, siempre con ejemplos y consejos que nos impresionaban, nos maravillaban, nos llenaban de valor. Y como no dudaba en hacernos confidentes de sus propias obras a medida que progresaban, bebimos de la fuente misma la más fructífera instrucción que se nos pudo haber dado.
La música de Fauré comenzó a ser conocida principalmente por sus delicadas canciones y su bien balanceada música de cámara. En su música orquestal Fauré empleó recursos tímbricos que apuntaban claramente a lo que sería el sonido típico del impresionismo francés, sin llegar a los refinamientos propuestos por Ravel y Claude Debussy (1862-1918). Además de sus méritos propios como compositor, hay que señalar en Fauré el mérito de haber sido maestro de notables músicos, entre ellos el propio Ravel, Nadia Boulanger (1887-1979), Georges Enesco (1881-1955), Charles Koechlin (1867-1950), Jean Roger-Ducasse (1873-1954) y Florent Schmitt (1870-1958).
A lo largo de su carrera, Fauré compuso sólo una decena de obras orquestales, algunas de las cuales han sobrevivido en forma fragmentaria. Además de estas obras puramente orquestales, Fauré escribió también algunas obras para instrumentos solistas y orquesta; muy a la usanza de la época, los instrumentos elegidos por el compositor fueron el violín (un Concierto, una Berceuse y un Romance), el violoncello (una Elegía) y el piano (una Balada y una Fantasía). Entre las obras puramente orquestales de Fauré, la Pavana, compuesta en 1887, es sin duda la más conocida y difundida de esta parte de su catálogo. Fue escrita un año antes del estreno de su obra más conocida, el Réquiem compuesto a la memoria de su padre. La Pavana fue compuesta originalmente para una orquesta de pequeñas dimensiones, y en la partitura el compositor contempla una parte coral ad libitum No deja de ser curioso el hecho de que, respecto a esta parte coral, dos fuentes de información ofrecen dos versiones distintas. Una de esas fuentes afirma que el texto para el coro ad libitum proviene de las Fiestas galantes de Paul Verlaine; la otra fuente afirma que se trata de un texto anónimo de carácter pastoral en el que se nos cuentan los amores y desamores de personajes como Lindor, Tirsis, Myrtil y Lisette. En un ensayo sobre la música de Fauré, el musicólogo Jean Michel Nectoux afirma que la Pavana corresponde al segundo de los cuatro períodos estilísticos
del compositor, un período fuertemente influido por los poetas parnasianos y, en particular, por su descubrimiento de la poesía de Paul Verlaine.
Vale la pena mencionar, como corolario, que existe un testimonio particularmente interesante de la Pavana de Fauré. Si bien las crónicas de sus contemporáneos indican que Fauré no fue un gran virtuoso del piano (a diferencia de su maestro Saint-Saëns), también mencionan el hecho de que era un muy buen intérprete de sus propias obras, y un soberbio acompañante de sus canciones. Entre 1904 y 1913 Fauré grabó para las firmas Hupfeld y Welte-Mignon algunos rollos de pianola con sus propias obras. Entre ellas están uno de sus Romances sin palabras, la primera Barcarola, el tercer Preludio, el tercer Nocturno, la Siciliana, el Tema y variaciones, los Valses Capricho Nos. 1, 3 y 4, y una versión para piano de la Pavana que hoy se conoce en su versión orquestal.
GABRIEL FAURÉ (1845-1924)
Pelléas y Mélisande, Op. 80
Preludio. Quasi adagio
Andantino quasi allegretto
Siciliana. Allegretto molto moderato
Molto adagio
Nacido en Gante y muerto en Niza, el dramaturgo, crítico y poeta belga Maurice Maeterlinck (1862-1949) fue el creador del teatro simbolista, y en 1911 se hizo acreedor al Premio Nobel de Literatura. El uso de símbolos, la creación de atmósferas, la propuesta de un teatro casi estático, la expresión de emociones profundas a través del silencio y la soledad, cierta tendencia al misticismo, personajes remotos y elusivos, una vena sentimental, la peculiar combinación de filosofía, fantasía e historia natural, son algunas de las características que los analistas han hallado en la obra de Maeterlinck, cuyo impacto se sintió sobre todo en los primeros años del siglo XX. Una de las obras más significativas de la producción de Maeterlinck es el drama Pelléas y Mélisande, escrito en 1892 y estrenado en 1893, que sirvió a varios compositores importantes como punto de partida para la creación de obras musicales de distintos géneros.
En términos muy simples, esta obra de Maeterlinck narra el extraño encuentro del caballero Golaud con la doncella Mélisande y el subsecuente matrimonio entre ambos. Más tarde, Mélisande conoce a Pelléas, hermanastro de Golaud y termina enamorándose de él. Al final de la obra, Golaud mata a Pelléas, y Mélisande muere después de dar a luz a un hijo. Narrado de esta manera sintética, el argumento de la pieza de Maeterlinck parece muy simple, pero en realidad es mucho más complejo que esto. Una lectura más a fondo de la obra permite descubrir numerosas escenas que aparentemente no tienen una continuidad lógica entre sí y, como es de esperarse en una obra de Maeterlinck, Pelléas y Mélisande está llena de símbolos, algunos de los cuales son relativamente fáciles de interpretar, mientras que otros son crípticos e indescifrables. Uno de los elementos más atractivos y sugerentes de esta pieza de Maeterlinck es la personalidad de Mélisande, quien por una parte es una heroína trágica del mundo medieval, y por la otra presenta rasgos típicamente románticos. Incluso, hay quienes han dicho que esta Mélisande de Maeterlinck, con toda su carga mística y simbólica de la antigüedad, es una típica mujer fatal de la Belle Époque
A partir de la obra de Maeterlinck nacieron al menos cuatro partituras importantes que llevan el mismo título que el drama del escritor belga: una ópera de Claude Debussy (1862-1918), estrenada en 1902; una suite de música incidental de Jean Sibelius (1865-1957) compuesta para el estreno del drama en Helsinki, en 1905; un extenso y fascinante poema sinfónico de Arnold Schoenberg (1874-1951), creado en
1902; y la música incidental al drama compuesta por Gabriel Fauré en 1898. (No deja de ser interesante el hecho de que en el corto lapso de siete años fueran creadas estas cuatro partituras sobre el Pelléas y Mélisande de Maeterlinck, y que resultaran cuatro obras tan ricas en sí mismas y tan distintas entre sí.)
La década de los 1890s fue especialmente importante en la vida de Gabriel Fauré. En el año de 1896 obtuvo uno de los puestos musicales más codiciados de la capital francesa, el de organista titular en la iglesia de La Madeleine, y al mismo tiempo fue nombrado profesor de composición en el Conservatorio de París. Durante esa misma década, Fauré realizó varias visitas a Londres, con el propósito fundamental de asistir a festivales musicales privados que eran organizados por amigos suyos como los Maddison, Frank Schuster y John Sargent, este último un pintor que realizó un muy buen retrato del compositor. Fue precisamente durante una de esas visitas a Londres que Fauré recibió el encargo de componer la música incidental para la obra de Maeterlinck. Así, el 21 de junio de 1898 se estrenó en el Teatro Príncipe de Gales de Londres la versión inglesa de Pelléas y Mélisande, traducida por J.W. Mackail y acompañada por la partitura de Fauré. En la suite de Pelléas y Mélisande es posible hallar las cualidades principales de la música de Fauré, que son muchas y muy importantes: refinamiento, sensibilidad, delicadeza, inventiva armónica, elegancia, claridad, artesanado impecable y una engañosa sencillez.
Para finalizar, un par de datos sobre esta obra de Fauré. Fue el propio compositor el que eligió los cuatro movimientos que forman la suite, a partir de la totalidad de la música incidental. El tercero de estos movimientos, la Siciliana, existía desde 1893 como una pieza para violoncello y piano, que fue adaptada por Fauré para esta música teatral. La primera versión de la música incidental fue orquestada por Charles Koechlin (1867-1950), alumno y amigo de Fauré, mientras que una segunda versión fue orquestada por ambos. Finalmente, Fauré mismo realizó la orquestación de la versión final de la suite, para una orquesta de mayores dimensiones que la de la partitura original. Para los melómanos con espíritu de investigación comparativa, este dato discográfico: existe en el mercado un interesante disco compacto, protagonizado por Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel, que contiene las obras de Fauré, Schoenberg y Sibelius sobre el Pelléas y Mélisande de Maeterlinck. La audición de este disco es una experiencia fascinante y altamente recomendable.
GIACOMO PUCCINI
(1858-1924)
Preludio sinfónico
Primer asunto: ¿cuántos operófilos estudiosos y conocedores saben que el nombre completo del muy admirado creador de óperas imperecederas era Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini?
Segundo asunto: ese extenso y variopinto nombre tiene que ver con el hecho de que Puccini (el Puccini famoso, claro) fue miembro de una dinastía musical numerosa. Fue hijo del maestro y compositor Michele Puccini, quien a su vez fue hijo del compositor Domenico Puccini, y éste, hijo de Antonio Puccini, cuyo padre fue el otro Giacomo Puccini (1712-1781).
El destino manifiesto de Puccini era el convertirse en un modesto organista de iglesia; fue a través de su trabajo como ejecutante que comenzó a componer música, principalmente piezas para órgano en las que combinaba materiales originales con aires folklóricos y trozos de óperas famosas. Y como en tantos otros casos, la casualidad intervino para cambiarle el destino a un músico: en 1876 Puccini asistió a una representación de la ópera Aida de Giuseppe Verdi (1813-1901), y la experiencia le cambió la vida, literalmente. Al salir de la función ya había decidido dedicarse a la composición de óperas, y para lograr su objetivo se fugó de su natal Lucca cuatro años después para irse a estudiar a esa importante meca operística que era (y sigue
siendo) Milán. El resto es historia… o para decirlo con mayor propiedad, historias, las historias que puso en música para lograr algunas de las óperas más queridas del repertorio. Precisamente en el momento de descubrir Aida, Puccini compuso el primero de sus escasos trabajos orquestales, el Preludio sinfónico. Respecto a esta pieza, el especialista Keith Anderson ha redactado estas líneas:
El Preludio sinfónico de Puccini fue escrito en 1876 y sugiere la familiaridad del compositor con la música de Wagner, aunque indicando parte de su propio lenguaje musical en evolución. Instrumentado para una gran orquesta y en la tonalidad de La mayor, se abre suavemente en las maderas, respondida a manera de eco por las cuerdas. La obra avanza gradualmente hacia un grandioso clímax dinámico, seguido de una delicada conclusión, recordando la atmósfera y los elementos temáticos del comienzo.
La audición de este sencillo y bien orquestado Preludio sinfónico, que se interpreta con escasa frecuencia, puede resultar una sorpresa para los conocedores de las óperas de Puccini, entre otras cosas porque no es la influencia de Verdi la que aquí se percibe sino, sobre todo hacia el final de la pieza, la de Richard Wagner (1813-1883). Dato inútil pero interesante: durante muchos años, el manuscrito de la primera composición orquestal de Giacomo Puccini estuvo en manos del notable coleccionista musical Natale Gallini.
RICHARD STRAUSS (1864-1949)
Marcha festiva, TrV 43, Op. 1
Cuando son los propios compositores los que organizan y numeran el catálogo de sus obras, siempre resulta interesante saber a qué obra consideraron lo suficientemente significativa como para asignarle el número de Op. 1. En el caso de Richard Strauss, su Op. 1 es una Festmarsch (‘Marcha festiva’) que data de 1876. ¿Qué sabemos sobre esta obra tan temprana de su producción?
Una de las más interesantes entre las muchas biografías de Strauss que se han publicado es la de George R. Marek, entre otras cosas porque desde su título mismo (Richard Strauss: Vida de un antihéroe) ya denota una aproximación poco convencional al objeto de su estudio. En la parte de la biografía que nos interesa, Marek narra lo siguiente:
En la primera parte de su carrera compuso tres obras de juventud, cada una de las cuales tiene cierta importancia. Su primera obra orquestal completa fue una Marcha festiva, que no deja de revelar una asombrosa audacia, considerando que fue compuesta en 1876 por un niño de doce años. Fue la primera de sus obras que se publicó y actualmente lleva el número Op. 1. La Marcha festiva fue publicada porque su tío Georg Pschorr pagó los gastos de edición. El joven Richard se dirigió nada menos que a Breitkopf y Härtel, una de las dos editoriales más importantes de Alemania y se la publicaron, ya que nada tenían que perder.
Escuchar la Marcha festiva Op. 1 de Strauss conduce a pensar que ya quisieran muchos compositores del doble y el triple de edad escribir música con esa soltura, facilidad y seguridad. La Marcha festiva, por cierto, sigue el esquema formal de Marcha-Trío-Marcha. Como es perfectamente lógico, la dedicatoria de la partitura dice:
Dedicada a su querido tío el Señor Georg Pschorr.
Y para entender un poco mejor el entorno de Richard Strauss, no está de más recordar que Pschorr, el apellido de su madre es el de una próspera familia cervecera de Baviera, cuyos amplios recursos le hicieron la vida fácil al joven aspirante a compositor.
Con el paso del tiempo, Strauss habría de componer otras dos Marchas festivas, una en 1884-1885 y la otra en 1889, ninguna de las cuales lleva número de Opus en el catálogo.
Sinfonía No. 1 en re menor, AV 69 / TrV 94
Andante maestoso – Allegro vivace
Andante
Scherzo: Molto allegro, leggiero
Finale: Allegro maestoso
Asunto interesante, que va más allá de la semántica musical y la nomenclatura: Richard Strauss fue un enorme compositor de música sinfónica, pero no fue un sinfonista siquiera mediano. ¿Hay contradicción en ello? Probablemente no: a Strauss le fue suficiente el poema sinfónico para dar cauce a lo más importante de su pensamiento orquestal, y fue en el ámbito del poema sinfónico donde creó algunas de sus obras más significativas y duraderas. En este contexto, no está de más dar una ojeada al catálogo de su música orquestal, en el que hay más de una cincuentena de obras, muchas de ellas muy poco conocidas y menos difundidas. Durante esa ojeada, el lector atento encontrará dos sinfonías, que sí tienen una circulación más o menos constante en las salas de concierto y las grabaciones: la Sinfonía doméstica y Una sinfonía alpina. La Sinfonía doméstica (1902-1903) es una blanda y complaciente obra de autoglorificación de la vida doméstica del compositor. A su vez, Una sinfonía alpina (1911-1915) es una soberbia pintura tonal de paisajes, climas, horas del día y trayectos, con numerosos momentos de un enorme poder de evocación, y una orquestación de altos vuelos. Dicho lo cual: ni la Doméstica ni la Alpina son sinfonías: son poemas sinfónicos. Dicho lo cual, ¿hay verdaderas sinfonías en la notable producción de música orquestal del gran compositor de Munich?
Sí, sí las hay. El catálogo da noticia de una Sinfonía en re menor de 1880 y de una Sinfonía en fa menor de 1883-1884. La cronología de estas dos sinfonías tempranas de Strauss es ciertamente significativa: ambas son anteriores a su primer poema sinfónico, Aus Italien (‘Desde Italia’), designado oficialmente como fantasía sinfónica, que data de 1886. En todo caso, si se considera estrictamente a Macbeth (18861888) como el primer auténtico poema sinfónico de Strauss, las dos sinfonías mencionadas también son anteriores a esta obra.
Cuando aún era un adolescente, y estaba apenas en el proceso de adquirir su educación musical formal, Strauss fue invitado por su padre, Franz, a tocar en la sección de violines de una orquesta que había formado poco tiempo antes. Junto con esta experiencia orquestal, el principal aprendizaje del joven Strauss se dio a través del estudio de las partituras de las óperas de Richard Wagner (1813-1883), especialmente la de Tristán e Isolda. Gracias en parte a su trabajo y su talento, y en parte a las buenas conexiones musicales de su padre, Strauss tuvo ocasión de escuchar interpretaciones de sus obras cuando su carrera era aún incipiente. Y sí, algunas de estas ejecuciones fueron realizadas por músicos asociados a su padre y a su entorno familiar, pero su música también fue abordada por músicos y ensambles profesionales fuera de ese círculo. Así, el 30 de marzo de 1881, la Orquesta de la Corte de Munich, conducida por el prestigioso Hermann Levi, estrenó la temprana Sinfonía en re menor de Strauss, cuando el compositor contaba con sólo 17 años. Una reseña periodística sobre la obra, publicada el 3 de abril, se refería a la obra en estos términos:
El tercero de los conciertos por suscripción de las Academias Musicales incluyó una obra nueva, una Sinfonía en re menor de Richard Strauss. La reciente ejecución de su Cuarteto de cuerdas ya había llamado nuestra atención sobre el significativo talento que posee este joven compositor. La sinfonía, también, muestra una considerable competencia en el tratamiento de la forma, así como una nota-
ble habilidad en la orquestación. Debe decirse de la obra no puede alardear de originalidad alguna, pero demuestra en toda su extensión una fértil imaginación musical a la que la composición se le da con facilidad.
Esta Sinfonía en re menor de Strauss es una obra ortodoxa, muy correcta y apegada a los parámetros sinfónicos de su tiempo, incluyendo por ejemplo una introducción lenta que precede al Allegro inicial y un Scherzo en el tradicional esquema ternario A-B-A (Scherzo-Trío-Scherzo) La orquestación es rica y compacta, todavía menos audaz y diversificada que la de sus obras de madurez, y Strauss aprovecha bien las posibilidades expresivas de la tonalidad de la sinfonía, re menor. Una audición atenta de la Sinfonía AV 69 / TrV 94 permite descubrir que en esta obra temprana (que había sido precedida por media docena de obras orquestales en otros géneros) Strauss muestra algunas influencias importantes, entre ellas la de Franz Schubert (1797-1828) y la de Anton Bruckner (1824-1896).
JOSÉ LUIS LÓPEZ- ANTÓN – Director
de Orquesta
Semblanza
José Luis López-Antón es considerado una de las más brillantes y carismáticas promesas de la nueva generación de directores de orquesta en España. Actual director titular y artístico de la Orquesta Sinfónica de Ávila (OSAV), en muy poco tiempo su carrera está teniendo un gran ascenso. En pasadas temporadas ha dirigido en España a diversas orquestas como la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión española (ORTVE) , la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL), la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM), la Orquesta de Córdoba, la Orquesta Sinfónica de Navarra, la Orquesta Filarmónica de Málaga, la Orquesta Verum, la
Juan Arturo Brennan sOrquesta Clásica Santa Cecilia, la Orquesta Sinfónica de Málaga, la Orquesta Joven de Extremadura (OJEX), la Orquesta Sinfónica del COSCyL, la Joven Orquesta Sinfónica de Castellón, la Orquesta de Segovia, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Politécnica de Madrid, la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora, el Ensemble de Música Contemporánea del COSCyL, y la Orquesta infantil “In Crescendo” del proyecto socioeducativo de la OSCyL. También destacan sus presentaciones de temporada de abono en México junto a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) en la Sala Silvestre Revueltas, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en el Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí y la Orquesta Filarmónica de Querétaro (México). En Portugal con la Orquesta Clásica de Madeira, Argentina con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo y en El Salvador con la Orquesta Sinfónica Nacional de El Salvador.
En el terreno operístico se destaca por su versatilidad habiendo realizado junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León el estreno mundial de las óperas “Yo, Claudio” y “Los Comuneros”, ambas de Igor Escudero, sobre la obra literaria de Robert Graves y el 500 aniversario de la Batalla de la Revuelta de los Comuneros, respectivamente. Recientemente destaca el estreno de la Zarzuela “El Orgullo de Quererte” de Javier Carmena junto a la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. También destacan en su repertorio La Traviata, la Flauta Mágica, Rigoletto, la Bohème, las zarzuelas “La Revoltosa” de Chapí y “La Manta Zamorana” de Fernández-Caballero, etc. Ha colaborado con artistas líricos de talla internacional como Javier Camarena, Ruth Iniesta, Alejandro Roy, Ruth Terán, Luis Gomes, Santiago Ballerini, José Luis Sola, Paride Cataldo, Maria Rey-Joly, Letitia Vitelaru, Antonio Poli, Enrique Viana, Viktoria Miskunaite,…
Ha dirigido en las principales salas de concierto españolas, como son el Auditorio Nacional de Música de Madrid, Palau de la Música de Barcelona, Teatro de La Maestranza de Sevilla, Palau de Valencia, Auditorio de Zaragoza, L’Auditori de Barcelona, Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, Kursaal de San Sebastián, Teatro Cervantes de Málaga, Teatro principal de Vitoria, Teatro Calderón de Valladolid, Auditori de Castellón, Baluarte de Pamplona, Riojaforum de Logroño, Forum Evolución de Burgos, Palacio de congresos de Salamanca, Wizink Center de Madrid. Y en importantes festivales como el Otoño Musical Soriano, el Festival de Música Española de León, el MUSEG de Segovia o el Festival Tio Pepe de Jerez. Actúa con solistas de reconocido prestigio internacional como Gordan Nikolic, Branford Marsalis, Asier Polo, Eddie Vanoosthuyse, Rafael Aguirre, Ana María Valderrama, Carlos Bonell, Iñaki Alberdi…
Próximos compromisos incluyen a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica de Navarra, la Orquesta Clásica Santa Cecilia. Ha sido galardonado con un “Disco de Oro” por la grabación del doble CD/DVD “Diabulus in Opera” distribuido por Warner Music. Por su participación como director de orquesta en el citado proyecto junto a la banda Mägo de Oz y la Orquesta Sinfonietta de México. Nacido en 1990, realiza sus estudios superiores en el Conservatorio Superior de Salamanca, obteniendo Matrícula de Honor y Premio Extraordinario Fin de Carrera. Durante tres cursos consecutivos obtuvo la beca para alumnos con Excelente Aprovechamiento Académico de la Junta de Castilla y León como premio a su expediente.
Destacan en su formación los maestros Miguel Romea, Andrés Salado, Achim Holub, y Andrew Gourlay, anterior director titular de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, del que ha sido director asistente en diversas producciones. También ha sido asistente de los maestros Vasily Petrenko, Gordan Nikolic, Guillermo García Calvo y Óliver Díaz. Es profesor asociado de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) realizando asimismo publicaciones académicas universitarias. Destaca su firme compromiso con el acercamiento de la música clásica a todos los ámbitos, desarrollado en el programa de conferencias “Contando la Música” que desarrolla en diferentes foros y lugares.
ORQUESTA SINFÓNICA
DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
Violines Primeros
Dmitry Kiselev - Concertino
Héctor Hernández Pérez – Asistente de concertino
Maksim Smakkev
Jorge Luis Torres Martinez
Luis Enrique Palomino
Katherine Giovanna Ramírez
Urpi Dainzú Holguin González
Yessica Melgar
David Jesús Viña
Pedro Zayas Alemán
Alexander Applegate
Violines Segundos
Sergio Andrés González * (-)
Moab Alberto González López ** (-)
Andrés Ildefonso Gallegos Rodríguez
Fidel Berrones Goo
Elizabeth Martínez Ramírez
César Ulises Gómez García **(-)
Violas
Lydia Bunn * (-)
Oscar Pinedo Nava **(-)
Augusto Antonio Mirón Pleitez
Betsabé Jiménez Valencia
Carlos Reyes Hernández
Anayantzi Oropeza Silva
Andres Carballar Trejo **(-)
Violonchelos
Michael Severens *
Bruno Mente ** (-)
Luis Gerardo Barajas Bermejo
Fernando Melchor Ascencio
Fortunato Rojas Francisco
Omar Barrientos
Andrés López Bermúdez
Cintia Presa Rodríguez *** (-)
Contrabajos
Russell Brown *
Óscar Argumedo González *
Jorge Preza Garduño
Rodrigo Mata Álvarez
Pedro Álvarez Vigil
Guillermo Caminos López
Andrés Peredo Plascencia
Flautas
Cuauhtémoc Trejo *
Víctor Frausto Zamora **
Oboes
Marie Park *
Héctor Fernández **
Jorge Arturo García Villegas
Clarinetes
Hugo Manzanilla *
Heather Millette ** - Clarinete Piccolo
Fagotes
Katherine Snelling *
Ariel Rodríguez Samaniego
Cornos
Claire Hellweg *
Darío Bojórquez **
Michelle Pettit
Apolinar Alavez Salas
Trompetas
Macedonio Pérez Matías *
Juan Cruz Torres Díaz **
José Cayetano Hernández Díaz
Trombones
Louis Olenick *
Gil Martínez Herrera
Trombón bajo
John Swadley
Tuba
Salvador Pérez Galaviz *
Timbales
Óscar Samuel Esqueda Velázquez *
Percusiones
Alan Sánchez Sánchez
Ulises Hernández
Katheryne Cruz Martínez*** (-)
Piano
Iván Hugo Figueroa **
Arpa
Alejandra de ita López ***(-)
Músicos invitados
David Pérez Patlán- Violín 1º ***
Andrés Tovar Gómez– Violín 1º ***
Diego Velazco Yount - Violín 2º ***
Christian Barajas Hernández – Violín 2º ***
Abraham Quintanilla Melgar – Violín 2º ***
Astrid Jerez Rodríguez – Violín 2º ***
Mario Armando Soria Silos – Violín 2° ***
Angelina Islava García– Viola ***
Eva Nogueria Rodrigues - Flauta ***
Juan Raúl Gutiérrez Morales - Corno***
*Principal
**Co-principal
***Invitado (-) Temporal
Alejandro Guzmán Rojas Gerente
Carolina de la Luz Pérez Cortés Coordinadora de Personal
Lilian Bello Suazo Coordinadora de Producción
Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca
Atziri Joaquín Ramos Coordinadora de Relaciones Públicas
Zugehy Alejandra Soto Vázquez Coordinadora Administrativa
Patricia Guillen Cabrera
Delia Vázquez Ramírez Enlace y Apoyo Administrativo
Cuauhtémoc Vega
Gustavo Emilio Espinosa Rodríguez
Manuel Gutiérrez Auxiliares Técnicos
Programa de Mano | Notas al programa
Juan Arturo Brennan
DIRECCIÓN DE EXTENSIÓN CULTURAL DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ
Director de Extensión Cultural
Lic. Pablo Alfredo Damián Medina, Secretario Particular | Mtra. Indra Samantha Miguel Roldán, Coordinadora Administrativa | Mtra. Karina Jussiel Espinos Gómez, Coordinadora de Seguimiento Programático y Enlace Transversal | Mtra. Valeria Rangel Romero, Coordinadora de Proyectos Culturales | Mtra. Chris Celeste Cuello Vargas, Coordinadora de Talento Artístico, Planeación de Arte y Cultura | Miguel Ángel Mata Castro, Coordinador de Programación y Difusión | Mtra. Gisela Gpe. Villegas Bolaños, Coordinadora de Fomento Cultural | Lic. Luis Ángel Arcos Sierra, Coordinador de Museos y Galerías
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DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural
de Extensión Cultural