Programa de mano, OSUG, 5 - 2da Temp, 2023

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Intermezzo de la ópera Atzimba (ca. 1900)

Ricardo CASTRO 6’ (1864-1907)

Música para charlar (Versión íntegra original 1938)* Silvestre REVUELTAS 20’ (1899-1940)

INTERMEDIO

Metro Chabacano (1987/Versión para orquesta de cuerdas)

Javier ÁLVAREZ 6’ (1956-2023)

Sinfonía (1942-1944/Ed. crítica 20122013)**

José Pablo MONCAYO 27’ (1912-1958)

**Estreno

*Estreno en Guanajuato mundial de la edición crítica realizada por Jorge Quesada Paniagua

ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Tradición y vanguardia

La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ocupa un lugar privilegiado en el panorama musical de México como uno de los ensambles orquestales de mayor prestigio en el país y con una sólida proyección internacional. Desde su fundación, importantes solistas y directores han participado en los programas de la orquesta, entre ellos Francesca Dego, Yuja Wang, Brodsky Quartet, Shlomo Mintz, Dmitri Hvorostovsky, Neeme Järvi, Cyprien Katsaris Christian Lindberg, Eduardo Mata, Jorge Federico Osorio, Leif Segerstam, y el Trío Altenberg.

En razón de su alta calidad interpretativa, la OSUG es la orquesta residente del Festival Internacional Cervantino, el festival dedicado a las artes escénicas más importante de América Latina, mismo en el que ha participado con programas de gran trascendencia como el estreno en México de la Sinfonía no. 4 de Lutoslawski, las Sinfonías no. 4 y 7 de Shostakovich, Das Lied von der Erde de Mahler y decenas de estrenos y ejecuciones de obras de compositores tales como Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras, Phillip Manoury, Igor Stravinsky, Anton Bruckner, Silvestre Revueltas. Gracias a su enorme repertorio, dinamismo y personalidad, la OSUG ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales.

Esta orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural del estado de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de una universidad mexicana. Su concierto inaugural ocurrió el 25 de abril de 1952 bajo la batuta del maestro José Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de ella por 34 años. En 1986 asumió la dirección el maestro Mario Rodríguez Taboada y para 1992 la OSUG se fusionó con la Filarmónica del Bajío para crear un solo organismo, del cual

asumió la titularidad Héctor Quintanar. Durante este periodo, la orquesta desarrolló un valioso proyecto de difusión de la música nacional con la grabación de seis discos compactos de la colección Compositores Mexicanos, integrada por 32 obras inéditas de 23 autores.

En 1997 José Luis Castillo asumió el cargo de director titular y expandió notablemente el repertorio de la orquesta, recorriendo todas las etapas del vasto espectro musical con un acento particular en lo contemporáneo. De 2005 a 2011 Enrique Bátiz asumió el cargo de director invitado y asesor musical, con quien la OSUG realizó giras por China y Egipto.

En 2012, año en que la OSUG cumplió sesenta años de existencia, se designó como director titular al maestro Juan Trigos, quien continuó la idea de difusión de la música nacional impulsada en la OSUG por Héctor Quintanar. Entre 2012 y 2014 se efectuaron giras por México, Estados Unidos e Italia.

En junio de 2015 Roberto Beltrán Zavala fue nombrado director titular de la OSUG. Con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos su enfoque en el sonido Orquestal y en el repertorio post-romántico ha dado a la OSUG una profunda personalidad como ente artístico..

En mayo y junio de 2017, con motivo de sus 65 años de fundación, la OSUG realiza exitosamente una gira por Europa, donde compartió escenario con, el Cuarteto Brodsky, Francesca Dego y Shlomo Mintz, en importantes salas de conciertos y teatros de España, Francia e Italia donde se culminó con un exitoso concierto en la prestigiada sala Verdi en Milán.

RICARDO CASTRO (1864-1907)

Intermezzo de la ópera Atzimba

Cosa curiosa y, ciertamente inquietante, no son muchas las óperas mexicanas que se han representado en el Teatro de Bellas Artes. En las enciclopedias que se han elaborado sobre el tema, se encuentran apenas poco más de una docena de compositores mexicanos cuyas óperas han sido vistas y oídas en nuestro máximo escenario de ópera: Vázquez, Hernández Moncada, Sandi, Moncayo, Bernal Jiménez, Chávez, Moreno, Jiménez Mabarak, Alcázar, Catán, Lavista, Ibarra... y por supuesto, Ricardo Castro, cuya ópera Atzimba ocupa un lugar interesante en la historia del Teatro de Bellas Artes. En el mes de marzo de 1935, se realizó la primera función de ópera en este escenario con la representación de Tosca de Giacomo Puccini (1858-1924). Unos meses después, en agosto de ese mismo año, la segunda ópera representada en la historia del Teatro de Bellas Artes fue precisamente Atzimba, realizada bajo la dirección musical de José F. Vázquez y la dirección escénica de Heliodoro Oseguera. Previamente, al parecer, Atzimba se había representado en 1928 en el Teatro Nacional, antecedente directo del Teatro de Bellas Artes.

El texto de la ópera Atzimba está basado en una antigua leyenda purépecha recogida por Eduardo Ruiz y puesta en forma de texto operístico por Alberto Michel y Alejandro Cuevas. En síntesis, el argumento de Atzimba es una de las muchas variantes del conocido conflicto de dormir con el enemigo, que es el motor narrativo de famosas óperas como Norma de Vincenzo Bellini (1801-1835) o Aïda de Giuseppe Verdi (1813-1901).

El libreto de Atzimba se refiere fundamentalmente a los amores encontrados de una princesa purépecha, Atzimba, y un capitán español, Jorge de Villadiego. Después de numerosas vueltas de tuerca típicas de los argumentos operísticos de la época, el capitán español es derrotado en su lucha contra los indígenas purépechas y es con-

ducido al sacrificio. Atzimba, desesperada por la suerte de su amado, arrebata su puñal al gran sacerdote Huépac y se da muerte. En algunas versiones de la leyenda, se menciona que un joven guerrero purépecha también estaba enamorado de ella, y que además del amor de la doncella con el español, resentía el hecho de que el hermano de Atzimba había decidido que ella se dedicara al servicio de la diosa madre, permaneciendo sin casarse y virgen por toda la vida. El estreno de Atzimba se llevó a cabo, al parecer con bastante éxito, el 20 de enero de 1900 con la compañía de zarzuela del Teatro Arbeu. En septiembre de ese mismo año se habría de inaugurar el Teatro Renacimiento, que más tarde se convertiría en el Teatro Virginia Fábregas, con una temporada que se inició con Aïda y terminó, el 11 de noviembre, con la reposición de Atzimba. Cuatro días después del estreno de la ópera, El diario del hogar publicó un texto firmado por R. N. Montante que decía:

El éxito de la ópera proporcionó un éxito franco, ruidoso, a los señores Alberto Michel y Alejandro Cuevas, autores de la letra, y Ricardo Castro, compositor de la música. El argumento está dividido en dos actos y seis cuadros. La parte patriótica del asunto fue manejada con sumo tacto para no incurrir en exageraciones ridículas. Seis magníficas decoraciones debidas al pincel de Solórzano obtuvieron unánime aplauso. Castro no escribió obertura siguiendo el sistema de los compositores modernos, sólo unos cuantos compases preceden au lever du rideau que diría un francés. Esta inmensa ventaja puede ser apreciada por aquellos que hemos escuchado las óperas Fedora y Andrea Chénier de Giordano. La instrumentación es en extremo delicada, siguiendo el sistema adoptado por el que acabamos de nombrar. El número que agradó más al público fue el Intermezzo, del segundo acto, pues mereció los honores del bis.

Muy popular se volvió también, según la historia, la Marcha tarasca de la ópera Atzimba, una obra que es principalmente un vehículo de expresión para la vertiente nacionalista del pensamiento

musical de Ricardo Castro. Algunas fuentes documentales, por cierto, mencionan que en su forma original Atzimba tenía las características de una zarzuela, y que sólo más tarde fue transformada en ópera. Seis años después del estreno de Atzimba habría de representarse por primera vez la otra importante ópera de Castro, La leyenda de Rudel. Muchos, muchos años después, en el 2000, se estrenó en el Festival de Salzburgo la magistral ópera L’amour de loin (El amor distante) de la compositora finlandesa Kaija Saariaho (19522023), basada en la historia del mismo personaje, el trovador Jaufré Rudel, que el de la mencionada ópera de Castro.

SILVESTRE REVUELTAS (1899-1940)

Música para charlar

El hecho de que Silvestre Revueltas se haya involucrado en repetidas ocasiones con la creación de música para el cine añadió un rasgo importante al perfil moderno de este gran compositor mexicano. Dadas las limitaciones naturales y las exigencias peculiares de componer música para la pantalla, y dado el carácter libérrimo de Revueltas, es lógico que no toda su producción de música cinematográfica sea de la misma calidad. De ella, han sobrevivido en las salas de concierto dos partituras, importantes por razones diversas: Redes, una gran obra en sí misma, al margen de la película de Fred Zinnemann; y La noche de los mayas, música muy espectacular y poderosa, aunque menos sólida que la anterior, creada para la cinta dirigida por Chano Urueta.

Además de estas músicas, Revueltas creó fondos musicales para algunos otros largometrajes de poco interés y, al menos, para un cortometraje documental. De este filme y de la música que Revueltas escribió para él, existen importantes datos surgidos de la pluma de Otto Mayer-Serra. Al parecer, el documental en cuestión (hoy perdido) llevó por título Ferrocarriles de Baja California, una producción gubernamental para registrar y celebrar la construcción de una línea ferroviaria. Mayer-Serra consigna incluso el trayecto de esta línea de trenes: se trata del ferrocarril Fuentes Brotantes-Puerto Peñasco-Santa Ana, cuyo trazo original cruzaba el desierto de Altar en el estado de Sonora. Como suele hacerse en estos casos, Revueltas extrajo de la partitura fílmica original algunos trozos musicales que sintetizó en una pieza de concierto, originalmente dividida en dos partes: El ferrocarril y El desierto. Como ha ocurrido en muchas ocasiones, otros músicos se sintieron con el derecho de meterle mano a la música de Revueltas y producir sus

propias versiones de la música ajena. Primero, el director de orquesta Erich Kleiber tocó en concierto una suite de la música de la película, cambiando el título original de la pieza y poniéndole uno muy inútil, de su propio gusto: Paisajes. Más tarde, está el caso del director José Ives Limantour, quien a partir de la versión de concierto preparada por Revueltas hizo una síntesis de algunos de los materiales de la obra, y la grabó en un viejo disco de acetato, junto con La noche de los mayas. Cuando la música de Ferrocarriles de Baja California llegó a la sala de conciertos, ya llevaba el título con el que es conocida hasta ahora: Música para charlar

- Sin duda, el origen cinematográfico de esta Música para charlar explica y justifica su carácter plenamente episódico. De hecho, una audición de la versión de Limantour a esta pieza permite dividirla claramente en varias secciones, a saber:

- Un inicio épico, dramático y bien perfilado, con fuerte presencia de los metales. Se trata de una introducción típica de la música cinematográfica, con cualidades anecdóticas y narrativas muy claras.

- Un episodio lírico encabezado por las cuerdas, que en la repetición de la melodía son acompañadas por los acentos de la tarola.

- Una sección un poco más viva en la que el material melódico encomendado a cuerdas y luego alientos, es imitado puntualmente por el xilófono, logrando un interesante color orquestal.

- Después, una parte más calmada: se trata de otro episodio lírico construido sobre un ondulante patrón en las cuerdas, que más tarde será retomado por los alientos.

- Otro episodio de corte lírico, aquí ya francamente sentimental y de claro pero discreto sabor mexicano.

- Esta sección da paso a la parte final de Música para charlar, que se mueve en un alegre ambiente sonoro, mezcla de banda y charanga popular, y que finaliza con un cierto sabor marcial.

Como en el caso de algunas otras de sus obras, Silvestre Revueltas se refirió a la Música para charlar en términos típicamente sarcásticos:

Para charlar, para dormir, para tomar el té, qué sé yo: música para no pensar. La música que hace pensar es intolerable, martirizante, y hay gente que la prefiere. Yo adoro la música que me hace dormir. Por eso tengo una serie de admiradores.

Revueltas concluyó la composición de la música para la película en julio de 1938, y el 15 de diciembre de ese mismo año, en el Palacio de Bellas Artes, el propio Revueltas dirigió el estreno de la versión de concierto de la Música para charlar. Es factible suponer que no se trató de la Orquesta Sinfónica de México, ya que los anales y archivos de la OSM no consignan Música para charlar entre las obras de Revueltas interpretadas por ese conjunto sinfónico; sin embargo, se menciona la actuación de una “Orquesta Sinfónica de Mexicanos”.

A la luz de los cortes, modificaciones e “intervenciones” sobre la partitura de Música para charlar arriba mencionados, es interesante saber que, en fechas más recientes, algunos directores de orquesta mexicanos como Román Revueltas y Rodrigo Sierra Moncayo han concentrado sus esfuerzos en dirigir (e incluso grabar) la versión original de la obra, a partir de un serio trabajo de preparación sobre la versión facsimilar de la partitura primigenia de Revueltas. Como testimonio audible, está la grabación realizada por Revueltas con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, de la versión original y completa de esta sabrosa partitura de su ilustre ancestro.

JAVIER ÁLVAREZ (1956-2023)

Metro Chabacano

Javier Álvarez concentró la primera parte de su carrera en el estudio y la ejecución del clarinete. Estudió en Milwaukee y en 1982 se trasladó a Londres para aprender y trabajar en el Royal College of Music; por esas fechas sus obras comenzaron a ser interpretadas en diversos países de Europa y América. Radicado durante largo tiempo en la capital inglesa, Álvarez creó un interesante catálogo de obras que lo colocan como uno de los compositores más importantes de su generación. En 1987, Javier Álvarez compuso una pieza para cuerdas titulada Canción de tierra y esperanza, dedicada a sus padres. Más tarde, en 1991, el compositor adaptó el material básico de la obra para cuarteto de cuerdas y la dedicó al Cuarteto Latinoamericano. El nuevo título de la obra (en ambas versiones), Metro Chabacano, se refiere a una fascinante instalación de arte cinético del artista Marcos Límenes en esa estación del Metro de la Ciudad de México: una escalera eléctrica cíclica, suspendida en lo alto, habitada por maniquíes que dan vueltas interminablemente. De alguna manera, la obra de Javier Álvarez, con su dinámica de ritmo insistente y su diseño casi minimalista, comenta de manera ideal el concepto de moto perpetuo que está en el origen de la obra de Límenes. Metro Chabacano fue interpretada en vivo por el Cuarteto Latinoamericano durante la inauguración de la instalación de Límenes, en septiembre de 1991, y más tarde el propio compositor realizó la versión para orquesta de cuerdas. Poco después de su primera ejecución en la estación del Metro, la obra recibió su primera interpretación en concierto, también a cargo del Cuarteto Latinoamericano, en la Sala Nezahualcóyotl.

Desde su creación, Metro Chabacano

se ha convertido en una obra favorita del público, tanto en México como en el extranjero, y ha sido grabada por varios cuartetos y orquestas de cuerdas. Además, esta divertida pieza ha sido objeto de varios arreglos y transcripciones, incluyendo uno particularmente interesante, para cuatro marimbas, realizado por el cuarteto mexicano de percusiones Tambuco. Tiempo después de escribir Metro Chabacano, Javier Álvarez comentó irónicamente la posibilidad de componer una obra dedicada a cada una de las estaciones del Metro de la Ciudad de México. Es claro que se trataba de un proyecto idealista a plazo muy largo, debido al enorme número de estaciones involucradas, casi doscientas. Pero el compositor sí dio el segundo paso, y en 1994 compuso Metro Taxqueña, también para cuarteto de cuerdas. El Cuarteto Brodsky estrenó la pieza en Londres ese mismo año. ¡Y el tercer paso también fue dado! La siguiente de la serie fue Metro Nativitas, de 1999, estrenada ese año por el Brodsky en el Concertgebouw de Amsterdam. He aquí unas palabras del propio Javier Álvarez sobre estas piezas suyas inspiradas en el transporte urbano colectivo:

Metro Nativitas, Metro Taxqueña y Metro Chabacano son estaciones pertenecientes a una de las líneas del vasto sistema de Metro de la Ciudad de México. Mis piezas, sin embargo, no buscan retratar ningún aspecto particular sonoro o visual del metro. Más bien, oigo estas piezas como pequeños viajes cíclicos imaginarios a través de paisajes urbanos fugaces. Y dado sus orígenes y estilos inspiradores similares he decidido recientemente agruparlos bajo el título colectivo de Línea 2. Metro Chabacano tiene un movimiento continuo en corcheas a una velocidad moderada, del cual emergen sucesivamente breves solos melódicos de cada instrumento. Las notas repetidas dan una falsa sensación de sencillez porque, aunque las frases son en su mayoría periódicas, los ritmos, acentos y fugaces fragmentos melódicos desmienten intrincadamente el flujo del moto perpetuo

Muchos años después de la creación de Metro Chabacano en sus dos primeras versiones, el director de orquesta Juan Carlos Lomónaco encargó a Javier Álvarez una nueva versión de la obra,

esta vez para orquesta sinfónica. El compositor puso manos a la obra, concluyó la orquestación en un par de semanas, y el Metro Chabacano sinfónico se estrenó el 30 de septiembre de 2012 en el tradicional concierto anual de la Academia de Artes, en el Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta de Lomónaco.

Dicho lo cual: a Javier Álvarez le quedaron pendientes un par de cientos de obras para completar su imaginaria red musical del Metro de la CDMX. En cambio, nos dejó un catálogo musical amplio, sólido y luminoso, que merece ser explorado a fondo.

JOSÉ PABLO MONCAYO

Con la intención de dar a este texto cierta coherencia, doy inicio haciéndome una pregunta retórica: ¿quiénes son los sinfonistas mexicanos importantes? Yo mismo proporciono la respuesta (mi respuesta, tan subjetiva como pueda ser) basado un poco en la experiencia, un poco en la estadística. Sin pretender ser exhaustivo ni mucho menos, incluiría de inmediato a tres compositores: Candelario Huízar (1883-1970), Carlos Chávez (1899-1978) y Federico Ibarra (1946). Las cinco sinfonías de Huízar, las seis de Chávez y las cinco (hasta la fecha) de Ibarra justifican su inclusión en esta breve lista, no sólo por su cantidad sino también por su calidad e importancia en el ámbito de nuestra música. De esta reflexión surge entonces la siguiente pregunta lógica en el contexto de esta nota: ¿qué lugar ocupa José Pablo Moncayo en el ámbito del sinfonismo mexicano? Probablemente la pregunta no sea del todo precisa, y sería prudente plantear otra antes de responder a ésta: ¿qué importancia tiene Moncayo como compositor de música sinfónica? La respuesta no puede ser menos que inmediata, categórica y matizada: mucha, equívoca, y no tan reconocida como se merece.

Evidentemente, en su calidad de autor del emblemático y delicioso Huapango, Moncayo debe ocupar un lugar preponderante entre nuestros compositores de música orquestal. Es un hecho, a la vez, que ese lugar tendría que ser más

(1912-1948) Sinfonía Allegro Scherzo Lento Lento – Allegro

alto y más destacado si nos permitiéramos considerar de vez en cuando la riqueza y atractivo del resto de su producción de música orquestal, tan injustamente olvidada y relegada. De ahí la necesidad, la obligación imperiosa de programar, interpretar, escuchar, grabar, difundir obras suyas como Tierra de temporal, Cumbres, Bosques, Llano alegre, Hueyapan, Tres piezas para orquesta, Canción india y Ofrenda. Cuando toda esta música del (aparentemente) muy admirado y respetado compositor se difunda más ampliamente, nos daremos cuenta de que el Moncayo del Huapango no es necesariamente el mejor Moncayo ni el Moncayo más importante. En este rubro de música sinfónica de su catálogo, aparece otra deliciosa obra, su Sinfonietta de 1945, de la que bien podría pensarse que fue un ensayo, un bosquejo, un antecedente de su Sinfonía. Sin embargo, la cronología desmiente esta idea, ya que la Sinfonía (1942-1944) es anterior a la Sinfonietta.

En el año de 1944, la Orquesta Sinfónica de México convocó a un concurso de obras orquestales, que fueron analizadas y evaluadas por un jurado compuesto por José Rolón, Juan D. Tercero y Luis Sandi. La obra premiada resultó ser la Sinfonía que Moncayo había sometido a concurso bajo el seudónimo de Mundo. En el acta de adjudicación del premio (rescatada y citada por José Antonio Alcaraz en una nota discográfica), el jurado alude a “el rango formal, la calidad melódico-armónica y la habilidad de orquestación que campean en la obra”.

Cuando el jurado se refiere al rango formal de la obra, está aludiendo a que se trata de una sinfonía que adapta muy bien al lenguaje y temperamento de Moncayo: la clásica estructura en cuatro movimientos. El Allegro inicial es, por así decirlo, bastante moderato. El breve Scherzo (colocado aquí como segundo movimiento, en contra de la usanza tradicional de ponerlo como tercero) sigue la forma tradicional A-B-A, en la que el trío central es de una inesperada expresividad, y la repetición de la sección A no es idéntica a la primera. El Lento, si bien no carece de algunos momentos culminantes, se mueve en un ambiente que tiene mucho de pastoral y campirano. Para su movimiento final, Moncayo utiliza un procedimiento que, en las sinfonías clásicas, solía ser más usual en los movimientos iniciales: plantear una introducción lenta antes del esperado Allegro. Este movimiento, que tiene algunas sec-

ciones más contemplativas, es en general más extrovertido que el primero, y concluye de una manera enérgica y poderosa. A lo largo de toda la obra se perciben con claridad las pinceladas de impresionismo a la mexicana que Moncayo trazó también en sus otras obras para orquesta.

Es válido decir que la Sinfonía de Moncayo es cabalmente representativa de su madurez como compositor y, más importante aún, es inconfundible en su estilo, su lenguaje y su manejo de la orquesta. Esto, claro, para quienes hayan escuchado con atención algunas de las obras orquestales de Moncayo enlistadas arriba. Porque, ¿sabe usted, estimado lector y melómano? La Sinfonía de Moncayo en nada se parece a su inmortal Huapango. Y este es, quizá, uno de sus grandes aciertos.

La Sinfonía de José Pablo Moncayo fue estrenada en el Teatro de Bellas Artes el primero de septiembre de 1944, con la Orquesta Sinfónica de México dirigida por Carlos Chávez. Durante mucho tiempo, la única grabación de la obra fue la realizada en 1997 por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de Enrique Arturo Diemecke. En 2012, centenario natal del compositor, se produce un álbum discográfico que contiene, entre muchas otras cosas, una nueva grabación de la Sinfonía dirigida por Enrique Bátiz.

Ahora bien, resulta que estos dos registros discográficos de la obra no corresponden a las intenciones originales del compositor, ya que una comparación con el manuscrito de la Sinfonía permite detectar numerosos errores y, sobre todo, omisiones de una cantidad sustancial de compases. En el lapso de un año, entre 2012 y 2013, el compositor, flautista y docente Jorge Quesada Paniagua realizó como parte de sus créditos académicos una minuciosa labor de revisión y edición de la partitura de la Sinfonía, corrigiendo tanto los errores de origen como los errores insertados en revisiones subsecuentes de la obra; este trabajo de edición incluyó la restitución de la gran cantidad de compases que antes habían sido omitidos.

La edición crítica de la Sinfonía de Moncayo realizada por Jorge Quesada Paniagua se interpreta por primera vez hoy 15 de septiembre de 2023 con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato dirigida por Rodrigo Sierra Moncayo.

RODRIGO SIERRA MONCAYO Director invitado

Originario de la Ciudad de México, se graduó con honores de la licenciatura en piano por la Escuela Nacional de Música, UNAM, donde fue alumno de Ninowska Fernández-Britto. Formó parte del Taller de Dirección Orquestal del Sistema Nacional de Fomento Musical donde fungió como director asistente de la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez. Ha tomado cursos de dirección con maestros de la talla de Enrique Diemecke, Enrique Bátiz, Michael Jinbo, Tito Muñoz, José Luis Castillo, Fernando Ávila, Francisco Savín, Lanfranco Marcelletti, Kenneth Kiesler, entre otros. Se ha presentado como director huésped en México, Italia, España, Alemania y Polonia, al frente de las orquestas Filarmónica de la CDMX, de Jalisco, de Querétaro, del Festival del Benevento, OFUNAM, Sinfónica Nacional, de Aguascalientes, de Oaxaca, de la Universidad de Guanajuato, Universitaria Eduardo Mata, del Estado de México, de Xalapa, del IPN, de Cámara de Bellas Artes, de Cámara Irpina, de Cámara de Kazajistán, de Navarra, di Cosenza, Guido D Arezzo, Filharmonii Warminsko-Mazurskiejt, entre otras. Fue director artístico de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan (2016-2022). Actualmente es director artístico de la Orquesta Metropolitana de Guadalajara, jefe del área de música de la Dirección de Cultura de Guadalajara y director artístico adjunto del Palacio de la Cultura y los Congresos (PALCCO), en Jalisco.

DR. LUIS FELIPE GUERRERO AGRIPINO Rector General

DRA. GRACIELA MA. DE LA LUZ RUIZ AGUILAR Secretaria General

DR. SERGIO ANTONIO SILVA MUÑOZ Secretario Académico

DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO Secretario de Gestión y Desarrollo

DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural

ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Director titular

Roberto Beltrán Zavala

Violines Primeros

Dmitry Kiselev - Concertino

Héctor Hernández Pérez –

Asistente de concertino

Maksim Smakkev

Jorge Luis Torres Martinez

Luis Enrique Palomino

Katherine Giovanna Ramírez

Urpi Dainzú Holguin González

Yessica Melgar

David Jesús Viña

Pedro Zayas Aleman

Alexander Applegate

Violines Segundos

Sergio Andrés González * (-)

Claudia Valeria Blanco Mota

** (-)

Elizabeth Martínez Ramírez

Maria Camila Florez

Andrés Idelfonso Gallegos

Rodríguez

Carlos Alberto López García

Moab Alberto González López

Fidel Berrones Goo

Oscar González

Violas

Lydia Bunn ** (-)

Augusto Antonio Mirón Pleitez

Betsabé Jiménez Valencia

Carlos Reyes Hernández

Anayantzi Oropeza Silva

Oscar Pinedo Nava

David Gutiérrez Escalante***

Violonchelos

Michael Severens *

Bruno Mente ** (-)

Luis Gerardo Barajas Bermejo

Fernando Melchor Ascencio

Fortunato Rojas Francisco

Omar Barrientos

Cintia Presa ****

Contrabajos Russell Brown *

Óscar Argumedo González *

Jorge Preza Garduño

Rodrigo Mata Álvarez

Pedro Álvarez Vigil

Guillermo Caminos López

Andrés Peredo Plascencia

Flautas

Cuauhtémoc Trejo *

Victor Frausto Zamora **

Luisa Carolina Saldivar***

Oboes

Marie Park*

Héctor Fernández **

Jorge Arturo García Villegas

Clarinetes

Hugo Manzanilla *

Heather Millette ** - Clarinete

Piccolo

Adriana Cortés Rosales ***

Saxofón

Alexander Applegate (Participación especial

Fagotes

Katherine Snelling *

Ariel Rodríguez Samaniego

Cornos Claire Hellweg *

Darío Bojórquez **

Michelle Pettit

Daniel Norman

Apolinar Alavez Salas

Trompetas Macedonio Pérez Matías *

Juan Cruz Torres Díaz **

José Cayetano Hernández

Díaz

Trombones

Louis Olenick *

Gil Martínez Herrera

Trombón bajo

John Swadley

Tuba Salvador Pérez Galaviz *

Timbales Óscar Samuel Esqueda Velázquez *

Percusiones

Mario Alonso Gómez Sosa **

Octavio Zapien González

Alan Sánchez Sánchez

Ulises Hernández

Everardo Pérez Casasola***

Arpa Betuel Ramírez Velasco***

Piano Iván Hugo Figueroa **

Personal Administrativo

OSUG

Alejandro Guzmán Rojas Gerente

Carolina de la Luz Pérez Cortés

Coordinadora de personal

Lilian Bello Suazo

Coordinadora de producción Diseñadora

Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca

Atziri Joaquin Ramos

Coordinadora de relaciones públicas

Zugehy Alejandra Soto

Vázquez Administradora

Cuauhtémoc Vega

Gustavo Emilio Espinosa

Manuel Gutiérrez

Auxiliares técnicos

Fernanda Negrete

Servicio social

Darío Sarmiento Saviñón

Servicio social

Programa de mano Notas al programa:

Juan Arturo Brennan

Corrección de notas:

Jonathan Mirrus

Fabiola Correa

*Principal **Co-principal | ***Invitado | (-) Temporal

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