Obertura Las Bodas de Fígaro, K. 492 1786
4’
W.A. MOZART 1756 - 1791
Sinfonía no. 38 en re mayor, K. 504 “Praga” 1786
26’
W. A. MOZART 1756 – 1791
I. Adagio – Allegro II. Andante III. Presto INTERMEDIO
Obertura El mundo de la Luna*
5’
ca. 1777
Franz Joseph HAYDN 1732 - 1809
Sinfonía no. 100 en sol mayor, “Militar” 24’ *Estreno en Guanajuato
1794
Franz Joseph HAYDN 1732 - 1809
I. Adagio – Allegro II. Allegretto III. Menuet: Moderato IV. Finale: Presto
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO Tradición y vanguardia La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ocupa un lugar privilegiado en el panorama musical de México como uno de los ensambles orquestales de mayor prestigio en el país y con una sólida proyección internacional. Desde su fundación, importantes solistas y directores han participado en los programas de la orquesta, entre ellos Francesca Dego, Yuja Wang, Brodsky Quartet, Shlomo Mintz, Dmitri Hvorostovsky, Neeme Järvi, Cyprien Katsaris Christian Lindberg, Eduardo Mata, Jorge Federico Osorio, Leif Segerstam, y el Trío Altenberg. En razón de su alta calidad interpretativa, la OSUG es la orquesta residente del Festival Internacional Cervantino, el festival dedicado a las artes escénicas más importante de América Latina, mismo en el que ha participado con programas de gran trascendencia como el estreno en México de la Sinfonía no. 4 de Lutoslawski, las Sinfonías no. 4 y 7 de Shostakovich, Das Lied von der Erde de Mahler y decenas de estrenos y ejecuciones de obras de compositores tales como Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras, Phillip Manoury, Igor Stravinsky, Anton Bruckner, Silvestre Revueltas. Gracias a su enorme repertorio, dinamismo y personalidad, la OSUG ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales. Esta orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural del estado de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de una universidad mexicana. Su concierto inaugural ocurrió el 25 de abril de 1952 bajo la batuta del maestro José Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de ella por 34 años. En 1986 asumió la dirección el maestro Mario Rodríguez Taboada y para 1992 la OSUG se fusionó con la Filarmónica del Bajío para crear un solo organismo, del cual
asumió la titularidad Héctor Quintanar. Durante este periodo, la orquesta desarrolló un valioso proyecto de difusión de la música nacional con la grabación de seis discos compactos de la colección Compositores Mexicanos, integrada por 32 obras inéditas de 23 autores. En 1997 José Luis Castillo asumió el cargo de director titular y expandió notablemente el repertorio de la orquesta, recorriendo todas las etapas del vasto espectro musical con un acento particular en lo contemporáneo. De 2005 a 2011 Enrique Bátiz asumió el cargo de director invitado y asesor musical, con quien la OSUG realizó giras por China y Egipto. En 2012, año en que la OSUG cumplió sesenta años de existencia, se designó como director titular al maestro Juan Trigos, quien continuó la idea de difusión de la música nacional impulsada en la OSUG por Héctor Quintanar. Entre 2012 y 2014 se efectuaron giras por México, Estados Unidos e Italia. En junio de 2015 Roberto Beltrán Zavala fue nombrado director titular de la OSUG. Con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos su enfoque en el sonido Orquestal y en el repertorio post-romántico ha dado a la OSUG una profunda personalidad como ente artístico.. En mayo y junio de 2017, con motivo de sus 65 años de fundación, la OSUG realiza exitosamente una gira por Europa, donde compartió escenario con, el Cuarteto Brodsky, Francesca Dego y Shlomo Mintz, en importantes salas de conciertos y teatros de España, Francia e Italia donde se culminó con un exitoso concierto en la prestigiada sala Verdi en Milán.
Roberto Beltrán-Zavala Director titular
Considerado unánimemente por orquestas, público y prensa especializada como uno de los más interesantes directores de su generación, en los últimos años Roberto Beltrán-Zavala ha desarrollado una sólida reputación internacional como un artista del más alto nivel: Comunicador excepcional y músico altamente cualificado, Beltrán-Zavala construye relaciones fuertes e intensas con las orquestas con las que trabaja y es muy respetado por su entusiasta y devoto compromiso con las obras que dirige. En sus últimas temporadas, las actividades del maestro Beltrán-Zavala incluyeron exitosos debuts con orquestas en Holanda, Bélgica, Italia, Alemania, Suiza, Francia, Rumanía, Polonia, Malta, Argentina y México, dirigiendo piedras angulares del repertorio tales como los ciclos integrales de las sinfonías de Dmitri Shostakovich y Gustav Mahler, así como obras capitales del siglo XX de compositores como Stravinsky, Varese, Boulez, Messiaen, Bartok y Ligetti.
Director principal de la emblemática Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) desde 2015, BeltránZavala es también el director artístico de la re:orchestra de Rotterdam, considerada por la prensa especializada como una de las mejores orquestas de cámara de Europa. También es director titular del AKOM Ensemble, un grupo contemporáneo con sede en los Países Bajos y ha sido recientemente nombrado director musical del prestigioso Festival Internacional Palermo Classica en Italia. Ha dirigido entre otras, a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, Orquesta del Siglo Dieciocho, Orquesta Sinfónica Nacional de México, Orquesta de Auvergne, Filarmónica de Silesia, Holland Symphonia, Orquesta de la Radio Nacional de Rumanía, Rotterdam Philharmonic, Orquesta de Cámara de Bélgica, Orquesta Sinfónica de Xalapa, Sinfónica de Sanremo y la Orquesta Filarmónica de Malta. En otoño de 2016, BIS Records lanzó en todo el mundo su CD con un repertorio de Shostakovich y como parte de una serie llamada Essential Music. La grabación recibió un extraordinario reconocimiento por parte de la crítica especializada (The Strad, Gramophone, Klassik Heute, Amadeus, etc), así como una excelente acogida del público. Así mismo, en Diciembre del 2019 la Universidad de Guanajuato lanzó al mercado su grabación en vivo de la Tercera Sinfonía de Gustav Mahler y lanzará a mediados del 2021 su grabación de la Décima Sinfonía de Dmitri Shostakovich para un sello de prestigio internacional. Roberto Beltrán Zavala tiene nacionalidad mexicana y holandesa y vive en Rotterdam, Países Bajos.
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)
Obertura de la ópera Las bodas de Fígaro, K. 492 El 23 de febrero de 1775 se estrenó en París El barbero de Sevilla, divertida comedia escrita por uno de los más importantes dramaturgos franceses del siglo XVIII: Pierre Augustin Caron de Beaumarchais. El barbero de Sevilla se inspiró, entre otras cosas, por la estancia de Beaumarchais en Madrid entre 1764 y 1765, y en esta obra creó a uno de los personajes inmortales de la escena: el Fígaro, quien ha aparecido una y otra vez a lo largo de la historia del teatro y la música. Diez años después del estreno de El barbero de Sevilla Beaumarchais publicó la que habría de ser su obra más importante, y que de hecho es la continuación de El barbero: la nueva obra se titulaba Las bodas de Fígaro y a la larga habría de tener un éxito aún mayor que el de su predecesora. Las cualidades escénicas de ambas obras las hicieron candidatas in-
mediatas para ser puestas en música por diversos compositores. En 1782 el compositor italiano Giovanni Paisiello (1740-1816) compuso su ópera El barbero de Sevilla, que gozó de fortuna en los teatros de Europa hasta que en 1816 Gioachino Rossini (1792-1868) compuso su propia versión operística de El barbero de Sevilla, que de inmediato opacó a la de Paisiello. El estreno teatral de Las bodas de Fígaro en París se llevó a cabo en 1784, y muchos historiadores están de acuerdo en que el contenido de la obra ayudó al fermento social e ideológico que cinco años más tarde culminaría en el estallido de la Revolución Francesa. El origen de esta dinámica revolucionaria en la obra de Beaumarchais es bien claro: la imagen de un noble aristócrata consistentemente engañado, ridiculizado y superado por su sirviente, no podía menos que despertar ideas revolucionarias dondequiera que apareciera el insolente Fígaro. Luis XVI, rey de Francia, se dio cuenta de ello y prohibió durante cuatro años la representación de Las bodas de Fígaro. No deja de ser curioso el hecho de que las puestas en escena de la obra de Beaumarchais en los teatros de Europa fueran especialmente apreciadas por la aristocracia, que veía retratada en el escenario su propia arrogancia e insolencia. Sí, los nobles se reían de su burlador, pero no sabían que la risa iba a durarles poco. Una noble dama, evidentemente más inteligente que la mayor parte de la aristocracia, la baronesa de Oberkirch, observó lo siguiente después de una puesta en escena de Las bodas de Fígaro: “Los caballeros se rieron mucho de su propia imagen y, lo que es peor, hicieron reír a los demás. Algún día se arrepentirán”. En efecto, poco tiempo después la Revolución francesa puso a la aristocracia en su lugar, inaugurando una nueva era en la historia del mundo occidental. La popularidad de la pieza teatral de Beaumarchais fue tal que poco después de su estreno existían tan sólo en Alemania doce traducciones de Las bodas de Fígaro.
En Viena se hablaba mucho de la obra, pero el emperador José II, con la misma previsión que su colega Luis XVI, prohibió su representación en los teatros. Fue entonces cuando Wolfgang Amadeus Mozart y su libretista Lorenzo da Ponte eligieron Las bodas de Fígaro para elaborar una ópera. Da Ponte era protegido de Antonio Salieri (1750-1825), compositor de la corte de Viena, y por ello tenía acceso al emperador. Aprovechando esta circunstancia, Da Ponte convenció al monarca de que Las bodas de Fígaro sería alterada y modificada para adecuarse a “la moral y las buenas costumbres”. Así, con la autorización del emperador, Da Ponte escribió su libreto y Mozart compuso su ópera, que quedó terminada el 19 de abril de 1786 y se estrenó el primero de mayo de ese mismo año, con gran éxito. Las bodas de Fígaro fue representada un total de nueve veces en el año de 1786 en la ciudad de Viena y, además de convertirse de inmediato en una de las grandes óperas cómicas de todos los tiempos, fue el catalizador de uno de esos casos en los que una obra maestra engendra otra obra maestra. En diciembre de ese mismo año Las bodas de Fígaro fue representada en Praga con tal éxito que a Mozart le fue encargada otra ópera. El resultado de este encargo fue Don Giovanni, considerada como la mejor de sus óperas. La obertura de Las bodas de Fígaro no pretende anticipar la acción del libreto ni describir sus situaciones o personajes. Es simplemente un scherzo vital y fogoso, de virtuosística escritura orquestal, que precede a una gran ópera del mismo tono y estilo. La perfección de esta obertura ha hecho que sea la que se interpreta con más frecuencia entre todas las oberturas de Mozart, y con plena justicia. Si bien Beaumarchais dejó en paz a Fígaro después de haberle dedicado sus dos obras más importantes, la historia del ingenioso barbero y lacayo no termina ahí. Dos escritores franceses modernos, Jean Jacques Brousson y Raymond Escholier, pu-
blicaron en 1928 una obra titulada La conversión de Fígaro, que es una extrapolación del trabajo de Beaumarchais. En la pieza, situada en plena Revolución francesa, el buen Fígaro se ha hecho amigo de los revolucionarios, gracias a su inagotable ingenio. Desde esa posición se dedica a proteger y salvar de la guillotina a los mismos nobles que poco tiempo antes eran sus déspotas patrones. Al menos en la literatura y en la ópera, se puede inventar un poco de justicia.
Sinfonía no. 38 en re mayor, K. 504, “Praga” Adagio – Allegro Andante Presto La fama inmensa de que gozan las tres últimas sinfonías de Wolfgang Amadeus Mozart (39, 40 y 41) ha provocado que, injustamente, sean ignoradas otras de sus sinfonías maduras que están, sin duda, a la altura de las mencionadas. Tal es el caso de la Sinfonía no. 38, compuesta por Mozart para una ocasión específica. El primero de mayo de 1786 se estrenó en el Burgtheater de Viena la ópera Las bodas de Fígaro, una de las obras maestras indiscutibles de Mozart, y de todo el repertorio operístico. Durante el resto del año, el compositor preparó un viaje a Praga, ciudad donde esta ópera suya debía ser representada por invitación del empresario Pasquale Bondini. Sin embargo, los últimos meses del año 1786 no fueron muy felices para Mozart: en octubre nació su tercer hijo, Johann Thomas Leopold, quien moriría apenas unas semanas después. Sobreponiéndose a esta y otras adversidades, Mozart terminó el año como pudo y el 8 de enero de 1787 partió hacia Praga. En este viaje, Mozart llevaba consigo la partitura de su Sinfonía no. 38, que había terminado durante el otoño anterior y que pensaba estrenar en Praga, ciudad que habría de ser siempre propicia para el desarrollo musical y personal del compositor.
La sinfonía, terminada en Viena el 6 de diciembre de 1786, tiene como característica peculiar que está formada por sólo tres movimientos, en vez de los tradicionales cuatro. Así, además del sobrenombre usual de “Praga” con el que la conocemos, esta sinfonía suele ser conocida también como la “Sinfonía sin minueto”. No se trata aquí, sin embargo, de que la sinfonía haya quedado accidentalmente inconclusa o de que el movimiento faltante se haya perdido. Simplemente, Mozart decidió que con los tres movimientos planteados estaba todo dicho, y así concretó esta brillante sinfonía, que es la única de sus sinfonías maduras que no contempla un minueto al interior de su estructura, aunque hay algunos antecedentes de ello en sus sinfonías más tempranas. Ya en Praga, Mozart asistió el 17 de enero de 1787 a la representación de Las bodas de Fígaro, que tuvo un gran éxito, y dos días después, el 19, se estrenó su sinfonía “Praga”. Es importante mencionar que en la orquestación de esta obra no hay clarinetes, pero sí hay trompetas y timbales, lo que le da un brillo muy especial. Entre los numerosos asistentes al estreno se encontraba un maestro de escuela llamado Franz Niemetschek, a quien hoy recordamos sólo por habernos legado una buena descripción de aquella primera audición. Escribió Niemetschek:
Mozart vino a Praga en 1787 para supervisar el estreno de Don Giovanni. El día de su llegada, se hizo el Fígaro y Mozart apareció en la ópera. En cuanto la noticia de su presencia se esparció por las plateas, y en cuanto la obertura hubo terminado, todo mundo estalló en un aplauso de bienvenida. Las sinfonías que compuso para esta ocasión son verdaderas obras maestras de composición instrumental, y son tocadas con gran elegancia y fogosidad, de modo que el alma misma es elevada a alturas sublimes. Esto es particularmente cierto de su
gran Sinfonía en re mayor, que todavía es una favorita en Praga, a pesar de que ya ha sido escuchada cien veces.
Para no perder de vista la componente cronológica de este asunto, bien vale la pena aquí reafirmar algunos datos. El estreno de Don Giovanni se llevó a cabo en Praga el 29 de octubre de 1787, y la ópera le había sido encargada en esa ciudad después del éxito de Las bodas de Fígaro en enero. Esto nos hace suponer una de dos cosas: que Niemetschek escribió el texto citado refiriéndose a la primera visita de Mozart a Praga al inicio del año y mezclando fechas y datos de la segunda visita, o bien que no asistió al estreno de la Sinfonía “Praga” sino a una ejecución posterior, cercana al estreno de Don Giovanni en octubre. Tampoco está de más mencionar que justo en medio de las dos visitas de Mozart a Praga en ese año murió su padre en Salzburgo, el 28 de mayo de 1787. Sea como fuere, el caso es que esta Sinfonía no. 38 es una digna antecesora de las tres grandes sinfonías con las que Mozart habría de cerrar su producción sinfónica. La obra es, al decir de los conocedores, más compleja y profunda que todas las sinfonías que Mozart había compuesto hasta entonces, a pesar de lo cual hallamos en ella aún algunas referencias al estilo sinfónico de Franz Joseph Haydn (1732-1809), en particular la introducción lenta que precede al inicio del Allegro inicial. Cabe mencionar en el plano puramente anecdótico, finalmente, que la hermosa ciudad de Praga que da nombre a esta sinfonía fue una especie de oasis para Mozart. Mientras sus paisanos en Salzburgo y Viena comenzaban a hartarse de él y a olvidarlo, Praga le abrió los brazos incondicionalmente, como queda claro por lo dicho hasta ahora. Para abundar en ello, recordemos que en 1789 Mozart volvió una vez más a Praga, donde el empresario Domenico Guardasoni le otorgó un contrato para una nueva ópera.
Dos años más tarde, en septiembre de 1791, Mozart se hallaba de nuevo en la ciudad para dirigir el estreno de su última ópera, La clemencia de Tito. De nuevo, la noble ciudad bohemia acogió al compositor con los brazos abiertos y le brindó su último triunfo, sus últimos momentos felices, tres meses antes de su muerte.
JOSEPH HAYDN (1732-1809)
Obertura de la ópera El mundo de la Luna, Hob. XXVIII/7 Debió haber sido allá por el fin de la década de 1980 cuando descubrí, en una transmisión de Radio UNAM, la monumental ópera Aniara (1959), del compositor sueco Karl-Birger Blomdahl (1916-1968). Toda la acción de Aniara ocurre en el interior de una nave espacial que ha perdido el rumbo y está condenada a perderse, con su numerosa tripulación, en el espacio infinito. Entre muchas otras cosas, la potente partitura de Blomdahl contiene buena música electrónica, y durante muchos años escuché decir que Aniara era la primera ópera de ciencia ficción. Más tarde, cuando aún no me había decidido a explorar más a fondo el extraño mundo de la ópera, me enteré de la existencia de una ópera de Joseph Haydn titulada El mundo de la Luna, y pensé: “¡Ahá!, ahora resulta que Haydn se le adelantó a Blomdahl”. Pero… la verdad es que no; Haydn no compuso la primera ópera de ciencia ficción. Porque, han de saber ustedes…
El Dr. Ecclitico está enamorado de Clarice. Su amigo Ernesto está enamorado de Flaminia, hermana de Clarice. Buonafede, padre de las muchachas, se opone a esos amoríos. Cecco, el sirviente de Ernesto, está enamorado de Lisetta, sirvienta de Buonafede. Como lo manda la tradición, hay que superar los obstáculos y hacer prosperar el amor. Para ello, Ecclitico finge ser un astrólogo y le regala a Buonafede un telescopio con el que, dice, es posible ver las maravillas de la Luna. Luego anuncia que ha sido invitado por el emperador lunar a una visita de cortesía, y el crédulo de Buonafede le pide que lo lleve. Ecclitico lo duerme con un fuerte narcótico y asegura a las asustadas Clarice, Flaminia y Lisetta que el viejo está a salvo. Las chicas deciden seguirle el juego a Ecclitico, y se organiza un baile que representa, supuestamente, el mundo de la Luna. Ecclitico ha transformado su jardín en un paisaje lunar, en el que Buonafede despierta, maravillado. Cecco aparece disfrazado de emperador lunar y reclama a Lisetta como su pareja, y al mismo tiempo decreta la unión de Eclittico con Clarice y de Ernesto con Flaminia. Embobado y engatusado, Buonafede accede a que se formen las parejas. Pero pronto descubre que ha sido engañado y enfurece; los involucrados en esta fantasía lunar le piden perdón, pero Buonafede no hace sino enojarse más y más. Sin embargo, no le queda otro remedio que aceptar que las tres parejas se han establecido, y pronto decide perdonar a los seis complotistas lunares. Como cereza para coronar el pastel, el engañado Buonafede decide otorgar a todos una generosa dote. A la usanza tradicional, el asunto concluye con eso que en muchas óperas cómicas se define como “regocijo general”. Los especialistas del mundo de la ópera (que no del mundo de la Luna) afirman que con esta fantasiosa ópera Haydn superó con creces a la mayoría de las óperas cómicas de su tiempo, sobre todo en lo que atañe a la fuerte caracterización de sus personajes y a la creación de una atractiva atmósfera de
cuento de hadas. Específicamente, los autores del Libro de la Ópera publicado por la casa editorial Simon & Schuster dicen esto sobre El mundo de la Luna:
Haydn aplicó toda la riqueza de su experiencia como compositor a la composición de esta ópera, que estuvo influenciada por la música italiana de la época, la llamada Escuela de Mannheim, por Gluck y por los temas y las cadencias de la música folklórica. La extraordinaria frescura y vitalidad de muchos de sus pasajes cómicos se deben sin duda a la familiaridad de Haydn con la música popular de su tiempo.
El libreto de Il Mondo della Luna (título original de la obra) fue escrito por Polisseno Fegejo, a partir de la obra homónima del notable dramaturgo veneciano Carlo Goldoni. El mismo argumento habría de servir como texto de óperas de otros compositores como Avondano, Paisiello, Astarita, Piccinni, Portugal y Coltellini. La carátula del libreto de esta curiosa opera buffa de Haydn dice, en el alambicado italiano de aquella época: “El mundo de la Luna. Drama jocoso en tres actos. Representado en el Teatro de Esterház. En ocasión de las felices bodas del señor Nicolás, Conde Esterházy de Galanta, hijo de Su Alteza Serenísima y la señora condesa Maria Anna Weissenwolf. Verano del año 1777”. Específicamente, la primera representación de El mundo de la Luna ocurrió en el palacio de Esterháza el 3 de agosto de 1777. Finalmente: si Ecclitico y sus cómplices engañaron a Buonafede, nosotros también hemos sido engañados, porque el falso Polisseno Fegejo arriba citado como autor del libreto, no es otro que un seudónimo del mismísimo Carlo Goldoni. A Buonafede lo engañaron porque en su nombre (Buena Fe) lleva la fama, pero… ¿y a nosotros?
Sinfonía no. 100 en sol mayor, Hob. I/100, “Militar” Adagio – Allegro Allegretto Menuet. Trio: Moderato Finale: Presto Además de ser rico, variado, históricamente importante, interesante y atractivo, el catálogo sinfónico de Franz Joseph Haydn ofrece al melómano curioso una faceta adicional, que si bien es trivial no deja de ser divertida. Me refiero al hecho de que un número significativo de sus sinfonías llevan curiosos sobrenombres; algunos de ellos son originales y fueron generados en la época en que las sinfonías fueron compuestas, mientras que otros son muy posteriores y por lo general tienen que ver poco con la música. A manera de muestrario, va la lista de los sobrenombres asociados con 34 de las 104 sinfonías de Haydn: Lukavec, La mañana, El mediodía, La tarde, Júpiter, El filósofo, Lamentación, Brukenthal, Aleluya, Hornsignal, Eco, El puño, Mercurio, Fúnebre, Los adioses, María Teresa, La pasión, Imperial, El maestro, El fuego, El distraído, La Roxelane, Tempora mutantor, Laudon, La caza, El oso, La gallina, La reina de Francia, Oxford, Sorpresa, El milagro, Militar, El reloj, Redoble de timbal, Londres. Algunos de estos sobrenombres tienen que ver con las circunstancias en que las obra en cuestión fue compuesta; otros se refieren a lugares o personajes asociados a determinada sinfonía; algunos más aluden a una cualidad particular de la música misma; y otros son meros inventos de editores o promotores que creyeron que era más fácil promover y vender una sinfonía de Haydn si llevaba asociado un sobrenombre “curioso”. En el caso de la Sinfonía no. 100, el sobrenombre de “Militar” es auténtico, y fue plenamente aprobado por Haydn para la promoción pública de la obra. Lo militar le viene a esta sinfonía del uso que hace el compositor (en los movimientos segundo y cuarto) del
triángulo, los címbalos y el bombo, considerados por aquel entonces como una fiel representación de la música de las bandas militares turcas (no está de más recordar que entre los ilustres colegas de Haydn que intentaron recrear músicas “turcas” con estos instrumentos se encuentran Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), en su ópera El rapto en el serrallo y Ludwig van Beethoven (17701827) en su música incidental para Las ruinas de Atenas). Además de estos instrumentos, la orquestación de la Sinfonía no. 100 incluye pares de flautas, oboes, clarinetes, fagotes, cornos, trompetas, timbales y la tradicional sección de cuerdas. En el verano de 1793, Haydn compró una casa en el suburbio vienés de Gumpendorf, con la intención de dejarla como herencia a su esposa. En el otoño del mismo año el compositor llegó a un acuerdo con el empresario Johann Peter Salomon para realizar una segunda visita a Londres y, como parte del acuerdo, componer para él una segunda serie de seis sinfonías. En enero de 1794 dejó Viena para dirigirse a Londres para cumplir su compromiso con Salomon; hizo escalas en Passau y Wiesbaden y llegó a la capital inglesa el 4 de febrero. Fue en este período, entre 1793 y 1794, que Haydn compuso la Sinfonía no. 100; esta obra del catálogo orquestal del compositor de Rohrau forma parte del grupo de 12 sinfonías (conocidas colectivamente como las sinfonías de Londres, de la 93 a la 104 de su catálogo) que escribió para Salomon, y que durante un largo tiempo fueron prácticamente las únicas de sus sinfonías en ser interpretadas de manera regular en conciertos sinfónicos. En un breve comentario sobre las sinfonías maduras de Haydn, en el contexto de un amplio ensayo sobre el compositor y su obra, Jens Peter Larsen afirma que las sinfonías, 93 a 104, compuestas para Londres están entre sus mejores logros de ese período. Larsen afirma que, si bien estas sinfonías no presentan elementos novedosos en cuanto a forma y expresión, sí son especiales por
una nueva concepción de “gran sinfonía”, basada sobre todo en la poderosa presentación de los materiales temáticos y en una nueva sonoridad asociada sin duda con las espléndidas orquestas y salas de conciertos que el músico austriaco tuvo a su disposición en Londres. Más específicamente, Jens Peter Larsen afirma: “Otra característica prominente es el uso de temas y motivos de una sencillez básica y de un atractivo inmediato. Ejemplos característicos de ello son el tema del Andante de la Sinfonía no. 94, ‘Sorpresa’ (citado por el propio Haydn como una tonada popular en su oratorio Las estaciones), el tema principal del primer movimiento de la Sinfonía no. 100, ‘Militar’, o el tema del Andante de la Sinfonía no. 101, ‘El reloj’”. La Sinfonía no. 100 de Haydn fue ejecutada por primera vez en Londres el 31 de marzo de 1794. En el segundo movimiento de la obra el compositor utilizó materiales provenientes del Romance de uno de sus conciertos para un extraño instrumento conocido como lira organizzata, pariente cercano del hurdy-gurdy.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO Director titular Roberto Beltrán Zavala Violines Primeros Dmitry Kiselev - Concertino Héctor Hernández Pérez – Asistente de concertino Maksim Smakkev Jorge Luis Torres Martinez Luis Enrique Palomino Katherine Giovanna Ramírez Urpi Dainzú Holguin González Yessica Melgar David Jesús Viña Pedro Zayas Aleman Alexander Applegate Violines Segundos Sergio Andrés González * (-) Claudia Valeria Blanco Mota ** (-) Elizabeth Martínez Ramírez Maria Camila Florez Andrés Idelfonso Gallegos Rodríguez Moab Alberto González López Fidel Berrones Goo Oscar González Violas Lydia Bunn ** (-) Augusto Antonio Mirón Pleitez Betsabé Jiménez Valencia Carlos Reyes Hernández Anayantzi Oropeza Silva Oscar Pinedo Nava Cecilia Melgar Azanza *** Violonchelos Michael Severens * Bruno Mente ** (-) Luis Gerardo Barajas Bermejo Fernando Melchor Ascencio Fortunato Rojas Francisco Omar Barrientos Andrés López Bermúdez Contrabajos Russell Brown * Óscar Argumedo González * Jorge Preza Garduño Rodrigo Mata Álvarez Pedro Álvarez Vigil Guillermo Caminos López Andrés Peredo Plascencia Flautas Cuauhtémoc Trejo * Victor Frausto Zamora ** Oboes Marie Park* Héctor Fernández ** Jorge Arturo García Villegas Clarinetes Hugo Manzanilla * Heather Millette ** - Clarinete Piccolo
*Principal | **Co-principal | ***Invitado | (-) Temporal
Fagotes Katherine Snelling * Ariel Rodríguez Samaniego Cornos Claire Hellweg * Darío Bojórquez ** Michelle Pettit Daniel Norman Apolinar Alavez Salas Trompetas Macedonio Pérez Matías * Juan Cruz Torres Díaz ** José Cayetano Hernández Díaz Trombones Louis Olenick * Gil Martínez Herrera
Trombón bajo John Swadley Tuba Salvador Pérez Galaviz * Timbales Óscar Samuel Esqueda Velázquez * Percusiones Alan Sánchez Sánchez Ulises Hernández César Pérez Prado*** Arpa Piano Iván Hugo Figueroa ** Personal Administrativo OSUG Alejandro Guzmán Rojas Gerente Carolina de la Luz Pérez Cortés Coordinadora de personal Lilian Bello Suazo Coordinadora de producción Diseñadora Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca Atziri Joaquin Ramos Coordinadora de relaciones públicas Zugehy Alejandra Soto Vázquez Administradora Cuauhtémoc Vega Gustavo Emilio Espinosa Manuel Gutiérrez Auxiliares técnicos Fernanda Negrete Servicio social Darío Sarmiento Saviñón Servicio social Programa de mano Notas al programa: Juan Arturo Brennan Corrección de notas: Jonathan Mirrus Fabiola Correa
DRA. CLAUDIA SUSANA GÓMEZ LÓPEZ Rectora General DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO Secretario General DR. JOSÉ ELEAZAR BARBOZA CORONA Secretario Académico DRA. GRACIELA MA. DE LA LUZ RUIZ AGUILAR Secretaria de Gestión y Desarrollo DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural