Revista, Favor de interrumpir, 2023

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FAVOR DE INTERRUMPIR

7 ° EDICIÓN

UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO ESPIRAL FORO UNIVERSITARIO

FAVOR INTERRUMPIR DE

2022

Esta publicación se realiza gracias a la Universidad de Guanajuato como parte del proyecto estudiantil Espiral Foro Universitario. La responsabilidad de los textos publicados en Favor de Interrumpir recae en las autoras y autores de manera exclusiva. El contenido de esta revista no refleja el criterio de la institución necesariamente.

Editorial

Coordinación Editorial:

Luciana Marlene Guerrero Arteaga

Diseño e Ilustración:

Carlos Marcelo Sánchez Dionisio

Pablo Gabriel Cervantes Milán

Paloma Colunga García

Gerardo López Beltrán

Mariano Umaña García

Luciana Marlene Guerrero Arteaga

Victoria Cervantes Tovar

Edición y Redacción:

Victoria Cervantes Tovar

Colaboran:

César Ruíz Caballero

Cynthia Valeria Murillo Carillo

Carmen Paola Mares Pérez

Página Web: www.espiral.ugto.mx

Contacto: espiralforouniversitario@ugto.mx

UG Espiral Foro Universitario
POESÍA CONTENIDO ÍNDICE Mensaje Editorial .......................................................................... 6 POESÍA Bostezo en/callado ....................................................................................... 9 Dísticos de mí mismo ................................................................................... 13 Sílaba .......................................................................................................... 14 Memoria de dos ríos ..................................................................................... 15 Ceguera ....................................................................................................... 16 Mar profundo .............................................................................................. 17 Tu fantasma ................................................................................................ 18 Capítulo Final ............................................................................................. 19 Réquiem ...................................................................................................... 19 Pink rolling paper ........................................................................................ 20 Apoteosis de un gato .................................................................................... 21 Murió ek caracol .......................................................................................... 23 Otoño .......................................................................................................... 24 Estaciones ................................................................................................... 25 CRÓNICA PROYECTO POESÍA CUENTO ENSAYO LITERARIO
CUENTO Jornada de tificación numérica .................................................................... 29 Catherine ..................................................................................................... 32 Una nueva era ............................................................................................. 35 Beatriz y Salvador ...................................................................................... 40 Hard Bop .................................................................................................... 45 Nixtamal ..................................................................................................... 49 Un viaje matrimonial ................................................................................. 51 Bucle ........................................................................................................... 53 De ti ............................................................................................................ 54 Cruel summer .............................................................................................. 55 ¿Quién es Emiliano Gonzáles? ..................................................................... 57 El desván de la cruz ..................................................................................... 59 ENSAYO LITERARIO La relación entre intérprete-compositor y su implicación en la transformación del producto artístico .................................................................................. 63 El miedo de ser comido o cómo evitar que el matadero se sature .................. 66 Paisaje sonoro, consideraciones para su valoración cultural.......................... 68 Del otro lado de la luna ............................................................................... 71 Del amor y la soledad .................................................................................. 78 Un mundo triste y enfermo .......................................................................... 81 Labios unicornio: Derechos Reservados ....................................................... 88 Sueño e identidad ........................................................................................ 90 CRÓNICA Al final las palabras duelen... ¡y callan! ........................................................ 95 Muerte a voluntad, fama contra ella ............................................................ 99 Amor : Muerte ............................................................................................. 102 Cuestión de cobardía.................................................................................... 107 PROYECTO CULTURAL/ARTÍSTICO Abeja Phill .................................................................................................. 115 Lego UG ...................................................................................................... 118 Compañía Tetral de Títeres .......................................................................... 122 El Hechicero y PapaShifu ............................................................................ 126 Alan Daniel Brito Díaz y su recorrido a través de la Serendipia ................... 128

Mensaje Editorial Mensaje Editorial

Una vez más la revista ¡Favor de interrumpir! tiene la dicha de compartir un recorrido literario lleno de emociones y sensaciones, expresado a través de una de las manifestaciones artísticas más maravillosas como lo es la escritura, mencionada edición tiene como objetivo reinventar el sentir; esa maravillosa sensación de poder expresar lo que se acentúa en el alma es inexplicable, es por ello que a lo largo de los distintos cuentos, poemas, ensayos literarios y crónicas, las y los autores nos permiten ver el reflejo de obras que son de su autoría, lo que a su vez nos permite ver el reflejo de su florecimiento, de sus experiencias, pero sobre todo de aquello que permanece muchas veces en silencio y que es transformado en versos que nos envuelven a través del entendimiento y la calma.

Es preciso mencionar que la experiencia universitaria nos brinda las herramientas y los espacios para poder compartir y plasmar, aquello que permanece en la mente y que se transforma en palabras, también reconocer lo afortunados que somos, por poder tener en nuestras manos, una edición que se ha creado bajo el respaldo de la Universidad de Guanajuato, por ello es sumamente digno de reconocer a nuestra Alma Mater, sin olvidar que quienes la conforman son una maravillosa comunidad que se une, que todo lo plasmado a continuación sería imposible de lograr sin las bases solidas de conocimiento que ha sido un factor clave para poder recopilar todas y cada una de las creaciones que a continuación podremos leer.

Todo lo compartido a continuación, es el resultado de un cúmulo de experiencias, de vibraciones y una explosión de emociones, sin más, esperamos que disfrutes la experiencia de esta fiesta de palabras, recordando lo maravilloso que es reivindicar el sentir y recordar siempre estar a ¡Favor de interrumpir!

¡A seguir interrumpiendo!

Bostezo en/ callado

Omar Cancino Robles Licenciatura en Música

I

Me muero de sueño -BostezoDuermo de tristeza.

II Demuero, Desnudo de frío Demudo mi piel

/En-tresueño tristeza

/En-

-Tres sueños son míos: Un loco un dragón y un presagio (tristeza). Ensueños fantásticos

En uno soy un inconsciente en otro soy sino un cascajo.

/En-tresueños distintos demuelo mi vida

Arraso con lo que me alegra de ser

Y deMuero -nacer

Pero en otro Mudan de plumaje Mis alas

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En sueños

Soy una serpiente emplumada Mudando su piel

Y las mudas de ropa Callan/Equipajen

Empacan Sus ánimos

No encajan Ya dejan ésta, la ciudad Para ser otra piel

Ya dejan la serpiente Y sólo son alas

Ya dejan las alas Para solo ser

II + I

En Tres sueños son distintos: Es

Irme, quedarme o regresar.

Pero entre sueños es distinto Todo es rojo, Todo es negro Todo es río

No son ríos, Pensamientos

Yo me miro en el reflejo rojo, como soy en sueños que parecen un infierno y no sonrío.

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Pero luego me sueño

Muriendo de hambre

Durmiendo de frío

Llorando de nadie

Y nadie

Viene a cobijármame

De municiones

Para no llorátame

Ya, mamá, que Nadie viene a mirámame

Como en mis sueños

Más lúcidos

Donde

Me muero de sueño

Corrijo

Me muero de -un-sueño

Corrijo

Hay una corriente

En donde me muero de sueños, De tantos y sueños

Y de cada uno colores y sombras

Corrijo

Me muero de sueño y

Me muero de sueños

Me muero De un

Sueño:

Demuero tristeza

Y duermo

De pura tristeza.

IIl + Il

Un sueño: soñar que mis sueños en los que (jamás) nunca pienso a pesar de eso se harán realidad.

Otro: sueño con Quetzalcóatl, hoy

he volado que soy como él.

Otro:

Vuelo que sueño volver.

Sueño un sueño, Que Vuelo volar.

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IV

Ahora creo que es demasiado (Lo que duermo)

Ya he soñado en cinco partes (que son tres)

Y ya me he arrepentido (ya son seis).

I + I + I + I +
+
I
I
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Dísticos de mí mismo

Tengo por hada madrina tristeza o melancolía.

Hoy recoge mis lamentos anacrónico anapesto.

Guarda algo de novela mi singular teorema.

En la vida tuve un mérito: haber sido el primogénito.

Pues la cruz de mi destino es de madero torcido.

Véase en mí al suicida que pretende ser escriba.

Con el lodo, incendio y mirra constituyo mi saliva

Y concierto el matrimonio de la rima y del binomio.

Risa, angustia, culpa hacen mi propia tercia de ases. Presiento obstruido el suero por el que baja el deseo.

Solo al reducirme a estrago entro en mis tubos de ensayo.

Salpimiento mi salmodia con la hiel y con la soya.

Soy el ateo jesuita de contrición masoquista, el que promulga que al toro tiene por santo patrono.

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Sílaba

Al mirar por microscopio la sílaba del poema, deduzco que no la quema ni el sol enunciado, propio; no la entume (si la copio) el espacio en blanco, nieve; se multiplica hasta nueve a los diez dados centígrados: son las sílabas tardígrados y mi lectura los mueve.

Memoria de dos ríos

Ya nadie recuerda los ríos.

Palabra vaga, hueca, sabor a nada, con su toque de elemento bíblico, tan ajena a mí como los recuerdos de mi padre.

¿A que suena? ¿A qué sabe un río? No lo encuentro montado en los trenes que vienen del sur, confundido y triste, ni rondando las esquinas de la media tarde, cabizbajo y distraído, vendiendo antidepresivos a los niños.

¿Para qué era? ¿Cómo se nombraba? Ámame un río.

Dos ríos para llevar, por favor.

Buenas tardes, ¿ya estará listo mi río?

Chingas tu madre tú y el río. Así, amor, así, hazme un río.

Dicen que amaneció un río sin cabeza por el boulevard.

Neftalí

Nuestros ríos son las vidas… Me abrieron y extirparon el río que me estaba matando. Lo siento, no eres tú, es el río. Un río al mediodía y estoy como nuevo. Otra vez está tardando el río.

¿Habrán ríos después del amor?

¿Habrá amor después de la vida?

No lo sé. Lo supongo. Acaso lo imagino. Solo de algo estoy seguro.

Aquí yace un río.

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Ceguera

Neftalí S. AlmanzaO Licenciatura en Letras Hispánicas

No recuerdo si busco unos ojos o la mirada, la boca o una voz, los labios o el temblor de un beso, su hombro o mi llanto, una mujer o mi presencia.

Al mirar por microscopio la sílaba del poema, Sombras que de ser tan sombras reparan carne. Huesos se endurecen como un grito de piedra. Sangre caliente y verdadera corre furiosa por venas verdaderas hasta formar un cadáver vivo.

Finjo que busco ese cadáver. Finjo que lo encuentro, y al encontrarlo, se desvanece en sombras.

Otra vez la búsqueda y el olvido. Y me tropiezo con las nubes buscando el cielo, derribo arboles buscando el bosque, y grito “¿Dónde maldita sea está el mar? Aquí solo Veo sombras.”

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Mar profundo

Todo está lleno de nostalgia, la melodía suave que acompaña al viento me habla de ti, sombra de lo que algún día fue, alegrías, enojos, momentos tiernos y algunas tristezas.

La estela de luz brillante que dejaste a tu paso al cruzar el manto celeste, aún se contempla en el horizonte cálido de esta tarde lluviosa.

Te dibujé tantas veces que mis manos reconocen tus trazos sin ni siquiera verte; la forma de tus manos, las sutiles ondulaciones de tu frente, la comisura de tus labios, la forma de tus ojos y el amor que desprendían al mirar.

Te pienso, lentamente, te contemplo muy dentro de mí, cielo abierto y mar profundo, los azules los cubren todo y las olas se dispersan danzando rítmicamente, tu rostro, tu cuerpo, se han perdido, ya no hay memorias de figuras etéreas, te rodea la inmensidad del infinito, estás en todo y en nada.

El camino que guía a lo eterno me ánima, un reencuentro, tal vez. Tiempo, espuma, posibilidad pérdida, Reflejo de muchos colores.

Tiempo, espuma, posibilidad pérdida, Soy una burbuja flotando en el aire.

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en

Tu fantasma

Hoy en día todo va bien sin ti, es solo que a veces desearía que pelearas conmigo porque no te compré golosinas antes de vernos, porque no te dirigí la mirada cuando me estabas contando por enésima vez sobre tu último sueño que tuviste o porque no repetí de nuevo la canción que te dije que solo pondría una vez.

Hoy en día todo va caminando, es solo que a veces me distraigo con tu carente mirada, tus cejas pobladas ya no invaden mis complejos freudianos y tu sonrisa alocada ya no me distrae del bullicio cotidiano.

Hoy en día extraño lo sombrío de tu pelo, el aroma sacro de tu piel por las mañanas, tu vehemencia al hablarme de tus creencias, tus ojos arábigos y místicos, así como tu cuerpo virginal y escaso.

Hoy en día me prometí olvidarte tarde o temprano, pero presiento que andarás por aquí otra temporada; tu fantasma me ronda y yo no tengo otra alternativa que perseguir tu recuerdo y delirar una vida lejana.

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Capítulo Final

Aunque el tiempo no cura nada, nos demuestra lo que somos, en verdad quise ser tu ángel, quedarme en tu vida y cuidarte.

Para mí has sido fuego y poesía, lo más tierno y lo más complicado, y me moría por pedirte que te quedaras, pero parecías llevar tanta prisa.

Siempre serás lo más cercano que estaré del paraíso, y aunque me has hecho esperar sobre una cama de espinas, prefiero haber tenido una sola mirada tuya que ninguna en la eternidad.

Y aun cuando no podamos regresar ni inventar una despedida, finjamos que tuvimos una, en la que supimos ponerle un final a esta historia.

Réquiem

Es aciago el espacio que has dejado en mí; tu ausencia es como el fracaso insistente de que debo seguir sin tu bendita presencia.

Ya no recuerdo muy bien tus labios, las líneas de tus manos ahora son difusas pero aun así daría todo por recorrerlas.

Recuerdo haberte dado tantos consejos en aquellos días en que coincidimos, pero ninguno para que te quedaras a mi lado.

Sacrifiqué toda mi felicidad por verte crecer y mira que la vida me devolvió mi acción, con la consigna de extrañarte toda la vida.

Es tan triste saber que te estás apagando, nunca he querido dejar de amarte, y no lo haré. Es solo que el maldito tiempo no hace justicia. La vida sigue y necesito superar ya tu partida.

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Pink rolling paper

Una vez que no sea necesario mirar la negritud sensual de tu propia sombra, & tu mano se abra como una herida sin b l u e s guardado en el bolsillo // una sola vez que seas tu propia lengua & te deslices a la puerta sin tener idea de lo que ha b l a s sabrás que hay intenciones de agitar saliva la contraesquina de la avenida Morgue esperando afreakanamente re b o t a r como baqueta en la tarola del asfalto de una maquinaria resplandecientemente dolorosa; puedes suponer que todo consta de una sola ventana & varias moscas atrapadas en la voz rocosa de la ceniza vudú que manifiesta el filo de una calle que te desintegra poco a poco: a una altura kármica de 24 años & cay en d o.

Where, oh where shall I look, my love?

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Weed(1971)

Apoteosis de un gato

Recuerdo esa mañana cansada, cansada como un gato, como yo. Ella, ya no estaba. El calendario no avanzaba yo la esperaba. Mi estómago ardía en llamas. La llamaba, con un maullido inestable pero constante. Las flores que estaban alegres, se marchitaban, el olor seco del aire atormentaba mi alma.

No podía seguir ahí, ella fue una razón para morir pero también una para vivir.

Me incorporé y salí a orquestar un viaje hacia la nada sin expectativas, buscando respuestas a mi falta de preguntas. Le di paso a la lucidez, al dolor, a las inclemencias y al placer abriendo paso a mis propias promesas que pintaban mis ojos. Caminé entre sendas, en bucles, escape de mil perros rabiosos y goteé de sentimientos, entre la brecha de una aurora rota. Colgué en las estrellas el tacto de un individuo gentil y el asco de otros más, fue mi arenero.

La metamorfosis de mi ser, desprendía confusión como si fuera un sueño. Días, tardes, noches, primaveras, otoños, inviernos, ruidos, silencios, la precipitación y el fuego. Subía a los muros y desde afuera miraba las ventanas y me abatía observando las paredes húmedas, vacías, sin cuadros colgados, con tanta ausencia de amor, suspendida en el aire.

Me condicionaba a la soledad aun con las ánimas a un lado mío pero más cerca al desosiego. Tantos fantasmas podridos. Buscando la felicidad como si la aflicción no valiera nada ante la vida.

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Ardiendo entre la palidez de una máscara esbozando risas y espinas. Así quien te conocerá con lo que callas.

¡Pero yo! ¡Un gato! Que podía hacer más que sobrevivir cargando los días y mirando el cielo, buscándote en ellos, pero encontrándote solamente en lo imaginario.

Si bien; hice amigos, yo era mi enemigo, pero… soy y seré aquel gato viejo y huraño que se manifestaba en las noches y buscaba dormir profundamente de día con los sueños súbitamente tranquilos pero que, al despertar, no recordaba ninguno de ellos.

Sé que los demás, me ven como cosa fútil por dentro, otros; como el felino criminal que asesinaba a los pájaros en esas jaulas. Yo solo abría sus cárceles para que surcaran por el cielo. Más yo pienso que les daba una muerte digna, liberándolos del calvario de vivir atrapados, sin conocer el horizonte mismo.

Yo escapé de esa jaula antes de que esa nitidez me absorbiera. Y aun así mi concepción misma es tan inaudible hacia los demás, pues no han visto lo que yo. Conocí el caos de la ciudad y miré como volaban las farolas en la oscuridad.

Descubrí el bien y el mal ante mis pupilas. Me trasladé a lugares sin dirección, siguiendo solamente las bandadas de los pájaros saltando de galerías en galerías.

Y aun así soy tan banal, como todo fantasma en este mundo. Ardiendo con las aventuras más aburridas y tan gélido como mis luceros. Pero hoy estoy agotado.

Encontré tanto en esta vida, pero no buscaba amor pues ya lo conocía, había sido amado y ame, ame todo lo que me rodeo. Pero nada es sempiterno y es momento de volver a casa. Con las últimas fuerzas de mi cuerpo recorrí el trayecto.

Y mi estupor es tanto.

Pues las plantas que estaban moribundas, hoy están llenas de vida.

Y tal vez estas plantas y yo, sigamos coexistiendo en este confuso sistema.

Hoy, eso ya no importa; ella fue una razón para vivir pero también una para morir.

La luz de seda golpea mi cara, y mis ojos.

Se cierran.

Ese impacto de duermevela, hasta que todo se torna negro.

Siento el roce delicado, ella siempre estuvo a mi lado.

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Murió el caracol

No sé en que momento paso. Ayer lo vi deslizándose entre la hierba. Y hoy, en la mañana, lo encontré entre la tierra. No se movía, y pensé que quizás solo estaba dormido. Pasaba el tiempo, y yo solo lo observaba, seguía quieto. Con las yemas de mis dedos lo tomé. Ahora solo quedaba el puro caparazón.

Por la tarde, lo vi. Estaba tan cambiado, que casi no lo reconocí. Murió el caracol, le dije. Él me observo con una cara de decepción. En su rostro se mostró la desilusión. Solo frunció sus cejas, se río y luego se alejó. Quedándome así con una sensación de angustia. Sola, me decidí a marchar, llevándome así el caparazón.

Murió el caracol, me dije a mi misma. No fue fácil de asimilar, pero lo tenía que aceptar. Ayer, andaba sin prisas bajo la hoja de la planta. Deslizándose con toda libertad, sin medir el tiempo. No lo pude cuidar, y ahora lo único que me queda es su caparazón.

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DCEA

Otoño

Miré por la ventana las hojas cayendo de los árboles, meciéndose sutilmente al compás del viento, hojas que, al teñirse de rojo, naranja y amarillo, parecieran estar reflejando pequeños atardeceres de un cielo vespertino una vez que se encuentran en el suelo.

¿Será que también nosotros pasamos por estaciones y unos días retoñamos y desprendemos calidez y otros más nos oscurecemos y perdemos algo?

Qué bien le va la brisa a ese cabello tuyo que aún no conozco, pero que ya imagino, lleva en él impregnada la atmósfera de la tercera estación del año, estación que debería llevar tu nombre.

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Miré por la ventana y no supe si llegaba el otoño o llegabas tú.

Estaciones

“Descubrí el invierno en la soledad de los primeros latidos, mientras el frío besaba mis mejillas en un gélido roce, las mantas envolvían mi cuerpo de diminutas proporciones y el vapor desprendiendo de aquellos líquidos sanaba mis adentros.

La primavera cautivó mis ojos de inocencia y en las palmas de las manos llevaba sembrados sueños imprudentes. Entre las ramas del futuro incierto se percibía el canto estremecedor de un ave que clamaba nuestro presente y la ilusión de despertar de aquel letargo asfixiante.

Un suelo dotado de amor nos vio desprender los primeros colores. Calidez, los rayos de ese sol bañaron con gentileza mis huesos congelados, pues el verano germinó el existir escondido en girasoles. Las raíces-valientes se aferraron a sus ventrículos y la arritmia provocada por ese miedo pactó un final carmesí.

Con los atardeceres bañando las aceras del otoño toqué la suavidad de esas nubes donde me recosté para aliviar el dolor entre mis muñecas, el crujir de las hojas a punto de morir fue la puntada final para cosernos el alma. Nada pereció, en medio de mi campo en llamas ella seguía intacta, su brillo de ojos esperanzadores dotó mi vida del aliento devuelto con nuestro primer beso.

Descubrí el invierno en la compañía de su mano atada a la mía, mientras jugaba con mis cabellos desordenados, nombrando cada día un motivo más para quedarse, entre las mantas de un cuarto irradiante de sus colores nuestros cuerpos encontraron cobijo, mis lágrimas se convirtieron en felicidad y sus sonrisas lo significaron TODO. Besarla era beber de su dulzura y el calor desprendiendo por su compañía terminó por sanarme.

Las luces de nuestros recuerdos adornaron este amor, abrí mis puertas al compás de una tranquilidad que nos parecía ficticia. En mis adentros le esperaba una fogata, una taza de té, aquel árbol de Navidad en desuso para decorarle con sus ocurrencias y la promesa de ser mi compañera.

Ella entró con unas rosas perpetuas, siguen sembradas en mi alma, y pactó nuestro futuro escribiendo en mi pecho “Quiero que seas la última estación para florecer.”

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“Florecer exige pasar por las cuatro estaciones”

La estela que dejó en mí el creador, me permite extrapolar la experiencia humana en aquello que carece de humanidad. Mis sentidos se reflejan en el agua, y en su retorno buscó seducirme.

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“Seducir el agua” El hechicero
Mariano Umaña García

Jornada de numéricatificación

Francisco se levantó, como cualquier otra mañana, desaliñado y compungido a causa del estrépito incesante que prorrumpía su instigadora, pero pertinente, alarma de sobremesa. Otro extenuante día laboral le aguardaba y, a pesar de haber contado una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve e infinidad de ovejas adicionales la noche anterior —¡tantas como para abarcar la completitud de los números naturales! —, tal procedimiento no le había granjeado, al parecer y ni por asomo, un ánimo menos cansino al despertarse.

Realizó, como ya estaba acostumbrado al ser profesor de matemáticas, una operación mental, un cálculo sencillo, en que tabuló someramente las ocupaciones de su trabajo, junto a las respectivas horas que le ocuparía dirimir cada una de ellas. De repente, recordó un hecho que lo concilió un tanto: aquella tarde, la institución de educación media en donde impartía sus lecciones, el colegio Euler, celebraría un festejo con motivo del aniversario de su fundación; subsiguiente le sería, pues, una coyuntural laxitud.

Sin embargo, tampoco constituyó tal consideración un rotundo paliativo a su animadversión, porque, en consorcio con la conmemoración, le venían asociadas una serie sucedánea de obligaciones. En concreto, él debía ser quien se encargase de conseguir los enseres apropiados, solicitados con antelación por una orquesta de cámara contratada por los organizadores, para la ceremonia de inauguración. Por fortuna, dicha tarea, por haberla llevado a cabo en otras ocasiones, y no ser en esta demasiadas, ni muy complejas, las exigencias de los músicos, le resultaría sencillo satisfacer su función. Tras asearse, vestirse y procurarse un frugal almuerzo, se encaminó a la única tienda de instrumentos que había en todo el municipio.

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Ya en ella, después de reunir lo que precisaba, al tiempo en que se propuso a pagar, el empleado del mostrador le notificó algo que le provocó una impresión tan terrible como la que experimentara antaño, al escuchar a alguien aseverar que el cero innegablemente pertenecía a los números naturales, ignorando por completo el esmero axiomático de Peano.

—Dispénseme por no fungir como algún mensajero de albricias —empezó a referir con flemático tono, ridículo a propósito, mordaz—. Temo decirle, señor matemático, que desde hace unos meses parece haber ocurrido un error en sus cuentas, ya que jamás se ha preocupado por cubrir sus deudas, ahora acumuladas. Por ello, me parece conveniente recordarle, en su jerga, que también existen lo que llamamos números enteros. Esos a los que les antecede el signo menos, creería. Y, vea usted, ¡qué curioso! Justo uno de ellos es el que me figura en su crédito.

—¿Quizá sea ese el cero? —sugirió Francisco, simulando credulidad, pero conociendo de antemano la respuesta verídica.

—-¡Oh, cuán ingenu… ingenioso, es usted! —exclamó sarcástico, asintiendo enfáticamente —. Por supuesto, eso es cierto. Le ruego disculpe mi embrutecido desliz, al olvidar un dato tan elemental, como que el cero también es entero; aunque, ya hablando francamente, no podrá adquirir nada más de este establecimiento hasta no saldar sus actuales adeudos.

Se le remitió con el gerente del lugar y, una vez le hubo expuesto la situación, a la par que hecho especial hincapié en la condición de asiduo cliente de la entidad que representaba, llegó a un acuerdo con el gerente del lugar. De tal suerte, consiguió acudir puntualmente a su compromiso, así como trasladar el par de aditamentos que eran requeridos.

El concierto ocurrió sin mayores percances y, pasados demás eventos, al arribar el momento de la merienda, un inusitado gesto por parte del comedor comunitario emocionó a todos los estudiantes. Un cargamento de manjares estaba dispuesto a lo largo de cada una de las mesas y, para que el bien no se tornara en un caos debido al hervor, los docentes se encargaron de distribuirlos acorde a sus grupos tutelados. Se formaron en filas, aguardando su turno apaciblemente.

A Francisco se le suministró lo correspondido, excepto unas tartas de exquisito aspecto y magnífico aroma, que habían escaseado. Al repartir los alimentos entre sus discentes, como era lógico, nadie estuvo conforme con abstenerce de probar una porción del postre. Aprovechando lo dispuesto, preguntó:

—Díganme, entonces, jóvenes —comenzó, alzando la voz entre los cuchicheos de queja— ¿qué tipo de números podrían servirme para saber cuántos pedazos darle a cada uno de ustedes, y cómo tendrían que ser éstos para considerárseles equipolentes? ¡Una pista! Son el cociente de un par de enteros.

Auspiciados por la animosidad del momento, nadie levantó la mano, y tan solo se oía desde la muchedumbre ideas dispersas:

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«¡quebrados…!», «¡fracciones…!», «¡razones…!». «¡dividir…!». Satisfecho con el pequeño ejercicio, les aclaró que, si bien todas esas eran designaciones más o menos correctas, lo apropiado en el marco de la teoría de conjuntos era decirles racionales.

«De hecho…», prosiguió, «…también habrán escuchado nombrar su contraparte, los números irracionales… ¿qué no? ¡Claro que sí! Pi, como lo demostró von Lindemann; el número del gran matemático por quien se nombró esta escuela, es decir, Euler, como lo probó después Hermite; o el que descubrió hace poco más de un par de milenios el pitagórico Hípaso de Metaponto, la raíz cuadrada de dos. Todos tienen la facultad de poseer infinitos decimales y, por lo tanto, no pueden expresarse como una fracción de enteros.

Y, ya sea que lo hagamos como Cantor, a través de sucesiones de Cauchy, o siguiendo el concepto de cortaduras propuesto por Dedekind, puede delimitarse con ambos tipos de números los reales, base del cálculo y el análisis matemático, como un cuerpo ordenado completo».

La mayoría de alumnos (si bien algunos estaban notablemente embelesados por la explicación de Francisco), clamaban indolentes, como turba voraz, por su último resquicio de carbohidratos. Se detuvo en seco, percatándose de cuánto le apasionaba, en realidad, su vocación. Sedado el antojo y saciado el apetito, un muchacho se atrevió a reavivar, de nueva cuenta, la interesante cuestión.

—¡Maestro! Había escuchado yo, también, mencionar a unos tales, ¿eh? ¿cómo eran? —dijo dubitativo, parándose a pensar un tanto—. ¡Ah! Números imaginarios, me parece. ¿Estos qué son? ¿Unos inventados, suerte de burla?

—Para nada, para nada. Son muy ciertos —corrigió Francisco—; como el resto, surgieron ante la necesidad de desentrañar ciertas expresiones que, de otra manera, hubieran quedado irresolutas. En particular, se recurrió a definir «i», por cambio de variable, como la raíz de menos uno, que antes no tenía resultado. ¡Es más! Tan útil fue esto que ayudó a establecer el teorema fundamental del álgebra, el cual dicta que, a cualquier expresión algebraica, polinómica, de grado enésimo, y con coeficientes complejos, pueden hallársele todas sus raíces complejas. Al conjunto de reales e imaginarios, precisamente, se le conoce como complejos.

—¿Eso significa que ya no hay más tipos de números, profesor? —preguntaron, sorprendidas y al unísono, unas cuantas voces.

—¡Oh, por supuesto que los hay! —respondió complacido por la suspicacia de los asistentes—. Los complejos pueden ampliarse en hipercomplejos, tales como los cuaterniones; pueden plantearse modos de construcción divergentes, como los surreales de Conway; o, inclusive, existen clasificaciones alternativas, como en números construibles, algebraicos, computables y normales. El único requisito para describirlos —concluyó, reflexionando sobre sí—, es la curiosidad, en conjunción con la voluntad por aportar al progreso del conocimiento matemático y científico.

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Fátima Joseline Arreola Patiño Bachillerato General en ENMS Centro Histórico León

“Catherine” Esa voz

No sé dónde estoy ni como termine aquí, pero siempre estuvo esa voz conmigo, una voz profunda pero amigable. Una voz que me llamaba por mi nombre, pero al abrir los ojos no había nadie, simplemente estaba rodeada de miles de flores que acariciaban mi pelo con ternura y estaba vestida con una ridícula ropa que parecía pertenencia de alguna campesina.

Mi nombre es Catherine, no sé cuál es mi apellido, tampoco sé dónde estoy, ni la razón del por qué. Mi vida antes de despertar en este sospechosamente tranquilo lugar es casi nula, solo tengo pequeños recuerdos como si de un álbum de fotos se tratase.

Aquella voz me saludo amablemente,se presentó a sí misma como una IA de última generación, orgullosa de haber sido creada y aparentemente preocupada por mí “repentino” despertar de lo que él llama, un “sueño reparador”.

—¿Cómo te llamas?

—fue la primera pregunta que le hice.

—No tengo un nombre definido, señorita Catherine —respondió con la misma voz tranquilizadora. —Pero mi número de serie es MENTE, señorita Catherine.

Era complicado para mi comprender que una voz me siguiera a todas partes, no podía verlo, ni podría ver señales de que alguien más estuviera conmigo, sin embargo, siempre lo escuchaba, como si de mi conciencia se tratara.

—Te llamaré Mente, es mucho más fácil —dije sin pensarlo demasiado —y llámame Kat, recuerdo que alguien solía llamarme así y me molesta que me llames “Señorita Catherine” cada que termines una frase. —No tengo ningún problema con eso, Kat.

Mente se definía a sí mismo como una IA encargada de mi cuidado y supervisión, aunque nunca supe de qué se suponía que debía cuidarme, nunca sentía la necesidad de comer, nunca me sentía cansada a pesar de ver el sol ocultarse y volver a salir por el lado contrario conforme las horas pasaban, aunque algunas veces me quedaba dormida esperando que el tiempo pasara más rápido y, sobre todo, estaba rodeada siempre de las mismas flores de colores tranquilizadores, que por alguna razón, no me tranquilizaban.

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Catherine

—¿Dónde estamos? —Pasaba horas haciendo preguntas a Mente intentando entender por qué estaba ahí —¿Por qué no puedo verte?

—No lo sé Kat —y él siempre intentaba responderlas —Estoy aquí desde el mismo tiempo que tú, y no creo que estés lista para verme.

—¿Y desde cuándo estoy aquí? —Perfecto Kat, más preguntas —Llevabas inconsciente poco más de tres años. ¡¿Tres años?!

Mente se tomó todo el tiempo que necesité para explicarme todo lo que estaba sucediendo, al parecer yo fui una persona muy valiosa para el supuesto creador de Mente, y con el fin de mantenerme segura programo a Mente con el único propósito de mantenerse al tanto de mí. Aunque debo de admitirlo, intentar que Mente hablara sobre el pasado era bastante complicado.

—¿Qué eres? —inicia la ronda de preguntas diaria.

—Soy una inteligencia artificial, ya te lo había dicho.

Eso era verdad, Mente se tomó el tiempo de explicarme lo que era, al parecer la inteligencia artificial es una nueva forma de resolver problemas controlando sistemas, controladores y robots. Básicamente, Mente es un robot programado con el propósito de vigilarme, según él, para cuidarme y asegurarse de que todo esté en orden, recopilando datos e información sobre lo que sucede conmigo y a mis alrededores. Qué trabajo más aburrido, aquí no hay nada más que flores y una niña albina sin nada que hacer.

Mente intenta integrar el conocimiento de sistemas, en otras palabras, es un sistema inteligente capaz de escribir su propio programa, un sistema experto definido como una estructura de programación capaz de almacenar y utilizar esa información. Una persona muy inteligente debió de ser la encargada de su creación, después de todo, ¿qué tan fácil será hacer un robot que piense como una persona?

No lo sabía todo, simplemente sabía lo que su creador quería que supiera. Así que iniciamos con la tradición de que ahora él también podría preguntarme lo que quisiera saber y yo intentaría responderle.

—Kat, me gustan las flores —ahora el inicio la conversación.

—Me alegra, es lo único que hay aquí, todo está lleno de las mismas flores —respondí molesta, como de costumbre.

—¿Cómo se sienten las flores? —continuo.

—¿Sentir? ¿Las flores? —Esa pregunta me tomo por sorpresa —Emmm... supongo que se sienten frías, frágiles, como si se fueran a romper en cuanto las tocaras. Se sienten…. Vivas.

—¿Qué se siente vivir? – volvió a preguntar tranquilo.

Mente cada día preguntaba más cosas, cosas complicadas de responder y que no recordaba a nadie haberlas preguntado antes. Él era un experto en teoría, sabía cómo funcionaba una flor, sabía como se creaban los colores, incluso sabia cómo fun-

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cionaba una flor, sabía como se creaban los colores, incluso sabia cómo funciona mi organismo de pies a cabeza, pero, aun así, preguntaba por ellos, hasta que ese día llego.

—Kat, sabes que es la criogenización? —otra vez él iniciaba la conversación

—Nunca lo había escuchado —respondí acostándome en el enorme prado de flores.

—La criónica se basa en congelar a alguien después de que se declara la muerte legalmente para mantener su cuerpo y su mente lo menos dañados posible —comenzó a explicar Mente.

—¿Congelan un cadáver? —dije sorprendida —¿eso de que sirve?

—Esto tiene como objetivo comprar tiempo para el paciente hasta que la medicina pueda devolverlo a la vida y curarlo de lo que sea que hayan muerto —continuo —pero no se podía realizar en muchos lugares.

Mente intentó explicarme de la forma más simple posible todo lo relevante con la criogenización, las razones del porqué se realizaba y que solo personas extremadamente talentosas podrían lograr cosas de esa magnitud y que todo estaba totalmente justificado.

“Inteligencia artificial, modificación genética, ingeniería de células madre: todos estos campos están reivindicando lo que estamos haciendo, que es brindar a las personas la mejor oportunidad posible”.

— ¿Y porque me cuentas todo esto? —pregunte después de una larga explicación.

—Crees que las personas que estén ahí se sientan frías? —hizo una larga pausa —Frías como las flores que estás tocando.

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—Por lo que me cuentas creo que esas personas estarían mucho más frías.

—Existe una excepción, una persona no murió, pero aun así esta criogenizada —volvió a hacer una pausa, esta vez más larga —me gustaría poder tocar las flores.

Tal vez algún día tu creador te pueda arreglar y llevarnos a los dos a otro lado, al exterior.

—Kat —su voz comenzó a escucharse más fuerte y ya no tenía ese tono que lograba tranquilizarme —No existe un exterior.

Las flores que me rodeaban se desvanecieron, el hermoso cielo que estaba lleno del color naranja del atardecer, ese sentimiento de extrema comodidad que me aburria había desaparecido, todo se volvió oscuro, y al volver a abrir los ojos estaba flotando en un tanque enorme de alguna sustancia que para nada parecía agua. Mi cuercuerpo estaba lleno de tubos que atravesaban mi cuerpo con distintas etiquetas en ellas, “Comida”, “Agua”, “Drenado”.

“Estoy listo para tus preguntas, Sujeto de prueba #0 —Catherine”.

Una nueva era

Ángela María Ramírez Gómez ENMS Centro Histórico León

¿Te has preguntado cómo seriamos los humanos, dentro de 7,000 años? ¿Cómo sería el hábitat? ¿En dónde viviríamos? ¿Qué comeríamos?, bueno, yo te lo explicaré; Me llamo Inna, y actualmente estamos en el año 1067 después de la tierra, y te preguntarás, ¿Cómo que después de la tierra Inna? Pues efectivamente, hace 1067 años lo que conocen como planeta tierra cambio.

Aún no diré como es que nos encontramos, primero les contaré la historia, vallan por un bocadillo, y pongan mucha atención.

En el año 4004 la tierra, iba aumentando sus pérdidas de bosques, de especies, “su color...” Los humanos seguían buscando la forma de ayudar al planeta, pero no daba resultados. Las personas no estaban acostumbradas a dar de más ni a plantar su pequeño granito en el mundo. (La avaricia los condeno).

Siempre querían más, y eran pocos los consientes que trataban de sembrar el cambio. Se inventaron cosas que pensaban podrían ayudarlos. Pero, mientras unos creaban un popote de bambú para no contaminar, otros, seguían haciendo

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celulares, utilizando bolsas de plástico, botes de unicel y baterías, cada vez más radiactivas. Proporcionando, nada bueno.

La cantidad de basura inorgánica estaba aumentando demasiado, pero, aun así, las empresas seguían creando y creando y las personas consumiendo todos esos productos.

Pasaron dos años y todo seguía igual, pero aun no había problemas realmente graves.

En el año 6550 empezó lo preocupante. Terremotos, tsunamis, más perdida de flora y fauna, y también de algunas islas. El sol, era otro problema que cada vez era más peligroso salir de casa sin ningún tipo de cuidado, era realmente grave, si lo hacíaspodrías desarrollar quemaduras hasta de tercer grado. Y entonces la avaricia de las empresas pensó en crear un aparato, que te ayudaría a salir sin ningún tipo de protector solar, era una especie de burbuja, color transparente que llegaba hasta tus tobillos, nada pesada, así que la podrías utilizar cuando quisieras, lo malo aquí, fue que se recargaba con pilas, y todos sabemos que ese es un grandísimo ¡error!

Las pilas son unos de los mayores contaminantes (Contiene compuestos extremadamente dañinos y peligrosos. Por ejemplo, una pila de mercurio simple puede contaminar 600.000 litros de agua. Las pilas alcalinas están casi dos veces más contaminadas. Por ejemplo, 40 pilas AA contaminan por completo una piscina profesional). Pero como hacer un modelo de recarga solar, les quitaba mucho dinero, decidieron hacerlo con esas pilas y las ganancias aumentarían.

El sol era demasiado fuerte, en muchos lugares dejo de nevar, y en otros simplemente haciademasiado calor.

En los próximos tres años, intentaron crear una burbuja más grande en la que pudieran meter a un pueblo entero, y lo lograron, buscaron hacer un plástico más resistente, y según ellos mucho mejor. Pero no duro mucho, porque el sol arraso con eso también.Quemando el plástico y logrando más contaminación.

Cabe resaltar que varias, empresas se vieron con la necesidad de empezara crear cosas que en verdad les ayudaran. Pero muchas de ellas tenían un precio no accesible, por el proceso y los productos que utilizaban. Aunque eran las mejores opciones, no había dinero para pagar, tales cosas. La economíacomo en todos los añosera un factor que también afectaba demasiadoa la hora de crear el cambio.

Gracias a la radiación del sol, las verduras, no se daban en los campos, y el mundo se volvió un caos mayor, pero se vino una idea de cosecharla dentro de las casas en lugares oscuros, con una lámpara enfocando a la semilla, y aire que dieran a estas. Las semillas que el gobierno vendería, sustituyendo toda las frutas y verdu-

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ras.¡Frutas enlatadas!

Varios animales desaparecieron en los próximos años, y asociaciones se encargaron de mantener la vida de algunos, teniéndolos en cautiverio y haciendo que se reprodujeran.

En el año 6988, la población enloqueció, todo lo antes mencionado, iba en aumento, y ahorra buscaban urgentemente una propuesta, para poder parar con todo, y volver a lo de antes. Como siempre, ¡demasiado tarde!

Muchos, países desaparecieron incluso continentes. El primero en desaparecer por completo fue Oceanía, países como Canadá, Rusia,china, yales faltaba poco para dejar de mirarse en el mapa. Al igual que las costas en los diferentes lugares.

Las expresiones de las personas, eran ¡El mar se está comiendo todo!, y efectivamente el mar crecía y crecía arrasando con ciudades enteras. Los polos ya no eran tan fríos, y abundaba demasiado el agua.

Las personas también cambiaron, gracias a la radiación del sol, se provocaron demasiadas quemaduras, y el estrés de los dolores, logro que se les callera el pelo. El cuerpo produjo mucha melanina en el organismo, lo que provocó que la mayoría de personas fuera de tés obscura.

A finales del año 6999 solo quedaban islas pequeñas. La gran parte de la población murió, igual de los animales terrestres, otros mutaron para poder permanecer en el agua. Parecía que las lluvias dejarían de suceder, por la cantidad de sol exagerada. Teniendo en cuenta el ciclo del agua, debería de ser diferente, gracias al sol el agua de los mares se evaporaría y llenaría la nube de agua, provocando grandes tormentas, pero el sol, era más rápido y el agua no lograba caer por el día. En cambio, en la noche sí que llovía, pero tan potente era el sol, que la primera noche que llovió despuésde años, todos estaban emocionados salieron a disfrutarlo, pero al caer el agua, era demasiada alta la temperatura que quemaba y tuvieron que resguardarse.

Nuestro fundador decidió cambiar las cosas, tenían lachas y buscaron en las islas cercanas más personas, decidiendo que esto no nos destruiría y así se fueron creando tribus y civilizaciones obligándonos para aprender a pescar y a nadar muy bien. Conforme pasaron los años, nuestro cuerpo muto, para poder adaptarse al agua.

Ahora sí, te contare como es que vivimos actualmente. Para empezar, las islas desaparecieron por completo, solo hay agua y algunos barcos, pero tuvimos que aprender a nadar, y a sobrevivir en el mar.

Nuestra altura aumento, todos medimos más de 1.80 m, por los ejercicios que hemos realizado nadando, durante toda nuestra vida. Tengo 18 años, sé que sonara raro, pero me han salido escamas en los brazos, las manos, las pantorrillas y los pies. Son muy pequeñas, pero se notan. En la cabeza tengo poco pelo y muy delgado, porque a pesar de estar dentro del agua, se sienten las desesperantes temperaras del sol. Tengo el cuerpo muy delgado, por la falta de alimentación y es que anqué encontramos forma de crear nuestros alimentos, y sigamos siendo pocos no

SIGNIFICADO

Inna:

Nombre ruso femenino cuyo significado es: “agua que se mueve con fuerza, torrente de agua”.

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podemos comer mucho. Nuestra cornea del ojo está afectada, por la sal del mar, y los diferentes líquidos, que se vertieron en siglos pasados, y que al ser juntados crearonnuevas sustancias, logrando que tengamos la vista borrosa.

Estamos muy mal de condiciones, y a veces no soportamos, lo que sucede, pero tratamos de sobrevivir.

—Inna, ven otro chico está muriendo ...

—Es mi madre, debo ayudar ...

Cabe resaltar, que esto es una forma de ver el mundo, conforme a lo que está sucediendo en la actualidad. No significa que pasara.

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“Así que, por favor, cuida el planeta y ahórrate, estos sufrimientos, se consiente de que talvez a ti no te afecte, pero a las futuras generaciones si”

Beatriz y Salvador

La noche que llegaron

Esa noche llegaron los revolucionarios, eran villistas, decían las voces. La gente del pueblo estaba en sus casas, y para defenderse de la inesperada amenaza, unos tenían machetes, algunos otros tenían escopetas y otros muchos solo sus manos. Eran cerca de las diez de la noche, cuando tres hombres irrumpieron en la casa de la familia de don José y de doña Eloísa, gritaban que buscaban a María, la hija mayor que apenas 16 años tenía.

En cuanto escuchó su nombre, su madre le dijo que se escondiera. María rápidamente se ocultó en el corral del caballo, entre la paja, mientras don José valientemente enfrentó a los hombres y les decía que ahí no había ninguna María. Ellos no le creyeron, y para seguir buscando sin obstáculos, dos tiros le dieron al infortunado padre, quien quedó en el piso, diciendo como últimas palabras: “Aquí no hay nada para ustedes”.

Los villistas buscaron por todas partes y no daban con María, pues por un momento logró escapar escabulléndose por un agujero de la cerca que solo ella conocía, pues estaba atrás de la paja, oculto por una vieja tabla. María, aunque aterrada, corrió al predio del vecino, huyendo de un destino que tan solo un momento antes, no imaginaba. La pobre Maríano contaba con que ahí, ya otros dos hombres la esperaban. Ese día se la llevaron.

Eloísa, la madre de María, atestiguó con horror cuando le arrebataron la vida a su amado José, lo vio desde debajo de la mesa donde se escondió con su bebé de apenas un año, a la que le tapaba la boca para que no hiciera ruido y no las descubrieran. Esa noche tuvieron suerte, pues los tres hombres no las buscaron, pues su interés era María.

Luego de que los hombres se fueron, Eloísa y su bebé permanecieron quietas otro rato. Eloísa estaba muy asustaba, pensando en María, pero también en su hijo Jesús, quien, en ese momento, no estaba en la casa. Eloísa no sabía que hacer, lo esperaba, estaba en shock, quería ir corriendo a buscar a María, esperaba que esta siguiera escondida.

Había pasado una hora, Jesús, de recién quince años cumplidos, andaba con unos amigos a las afueras del pueblo, vio cuando los villistas llegaron y pudo ver cuando se fueron, sabía que estos ya habían terminado su limpia y que seguían su camino al próximo poblado. Lo que no sabía es que su padre yacía muerto en la casa familiar.

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Cuando llegó Jesús a la casa, notó que todo estaba quieto, lo cual era extraño, entró a la casa, pasó por el portal, vio todo patas arriba, y cuando entró a la cocina, al lado de la mesa, vio a su padre tirado, en un charco de sangre. Jesús estaba horrorizado, asustado, enojado y quien sabe que más sentía el pobre, pues también estaba preocupado por su madre y hermanita, que era lo que le quedaba.

Jesús buscó a su madre y la encontró bajo la mesa con la bebé en brazos, ella lo vio con un ápice de alegría, pero no podía a lo pronto decir palabra alguna, estaba inmóvil, pasmada aún por la impresión, no podía creer que su esposo ya no estuviera, temía por María, al tiempo que agradecía a Dios que Jesús estuviera ahí, con vida.

De pronto, Eloísa reaccionó, se levantó del suelo, vio a los ojos a Jesús y le preguntó llorando dónde había estado, él aún asustado y con la voz entrecortada, le contó que se escondió en el camino, tras unas piedras, que desde ahí vio cuando los villistas entraron al pueblo y cuando se fueron, también le contó que con ellos iba María, en un caballo y que también se llevaron a otras muchachas del pueblo, a quienes reconoció a pesar de que la luz de la luna era teue.Siguió diciendo que, en cuanto vio alejarse al grupo de hombres, corrió hacia la casa a buscar a sus padres y a su hermanita Beatriz.

Eloísa estaba asustada, sabía que ese ya no era un lugar seguro para nadie, no quería estar ahí, quería proteger a su bebé, por lo que de inmediato revisó el corral, donde ya no buscó a María, pues sabía que no la encontraría. La madre ahora buscaba al caballo y vio con alivio que no se lo robaron, seguramente porque era un caballo ya grande, pero no sabían, que para las carreras aún daba batalla. Eloísa se alegró y vio en el viejo caballo una esperanza. En el fondo lloraba por su José y también por su María, a quien tenía el presentimiento de que nunca más volvería a ver -y así fue.

Aún temblorosa, envolvió en un paliacate unos pedazos de pan duro -del que le dejaron, lo demás se lo quitaron los villistas -y llenó de agua el ánfora que tenía tras de la puerta. Se los dio a Jesús, envolvió a Beatriz en unas mantas y le dio instrucciones a Jesús de que se llevara a Beatriz lejos, a un pueblo que estaba a unas horas de ahí, y que a buen paso y con suerte, sus hijos llegarían con bien, quizá por la tarde.

Eloísa le dio la bendición a Jesús, le dijo que no se preocupara por ella, que ella se iría también, que se encontrarían pronto. Le pidió que pusiera a salvo a Beatriz y que después regresara por ella, que la encontraría en el camino. Le dio instrucciones de cómo llegar al pueblo donde tenía que buscar a doña Cástula, su tía abuela, para que cuidara a Beatriz, en tanto ella llegaba.

Eloísa tenía que ser fuerte, al tiempo que veía con los ojos llorosos y ya hinchados como sus hijos, los dos que le quedaban, se iban en ese viejo caballo, el caballo que por ahora era la única salida y que ella ansiaba fuera el salvador de sus hijos. Sus esperanzas iban a todo galope esa madrugada, esa madrugada en la que ya había perdido tanto. Fue así como Eloísa les dio la bendición antes de que el sol saliera y también agarró camino, pero con sigilo y más lento, pues avanzaría a pie, sabía que los peligros eran muchos para una mujer sola, pero tenía a su favor que conocía bien el camino, aun así, como la madre que era, lo que más le importaba y le preocupaba era que sus hijos estuvieran a salvo.

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Campos y cercas

Esa madrugada Beatriz y Jesús no solo salieron de su casa y de su pueblo, si no que la totalidad de su vida cambiaba. Jesús estaba asustado, pues con solo quince años, asumía sin pensar el nuevo papel, ser el hombre de la casa, el protector del hogar, y ahora con la doble misión de poner a salvo a Beatriz y de regresar por su madre.

Jesús y Beatriz cruzaron campos y saltaron cercas. La niña no lloraba -quizá tanto movimiento la arrullaba -. Pasaron por un campo de maíz donde las milpas estaban ya secas, y ahí Jesús se bajó, pues detrás alguien venía. Pensaba en correr más rápido, pero llevaba a una bebé, así que pensó en esconderse al saltar una cerca para perder el rastro y luego continuar. Cuando se detuvo lo hizo de golpe, en seco, entonces Beatriz cayó del caballo, Jesús se asustó, volteó para atrás y ya no vio a nadie –quizá nunca hubo nadie -. Respiraba muy rápido, estaba asustado, agitado y temeroso de que algo le hubiese pasado a su hermanita.

Jesús respiró profundo, abrió las mantas que envolvían a Beatriz, aho- ra sí que lloraba -no era para menos –Jesús revisó a su hermana, la observó y suspiró profundo cuando pudo ver que solo un rasguño tenía en la mejilla derecha, un rasguño de una milpa seca, tuvieron suerte, pues las mantas aminoraron el golpe. Beatriz, aunque joven y pequeña, era fuerte; su historia recién se empezaba a escribir, ¡pobre Beatriz, con un año de edad, ya galopando y ya cayendo de un caballo!

Ya más tranquilo Jesús, y hasta que Beatriz dejó de llorar, siguieron su camino. El día avanzaba y llegó la tarde, el naranja del cielo anunciaba el ocaso. Jesús levantó la mirada y la dirigió al horizonte, ya más cerca, divisó un pueblo a la orilla de una loma, un pueblo que parecía el final del camino, un pueblo que, de no ser por las indicaciones de su madre, Jesús no habría encontrado.

Jesús siguió avanzando, el caballo, al que decidió llamar Salvador, estaba cansado, pero caminaba, como si supiera todo. Así, llegaron a la entrada del pueblo, había poca gente, quizá por la hora. En las calles solo hombres con sombrero, en la plaza más hombres con sombrero, quienes con curiosidad se asomaban para ver quién pasaba, cuáles vigías sentados en diferentes puntos, cada uno con su macheteo escopeta sal lado.

Jesús, ya en la plaza, se bajó del caballo con la niña en brazos, observó para todos lados, y solo vio hombres, y bueno, también uno que otro perro. En la plaza había árboles no muy altos, un quiosco al centro, la iglesia de cantera al lado y parecía que había misa, pues la campana repicaba una tercera llamada, y en eso Jesús recordó que era domingo. Parecía todo tranquilo, un lugar para el que la Revolución y sus ejércitos aún eran un rumor, pero se preparaban. Jesús los veía y pensaba que esa gente no sabía cuan afortunada era.

Luego de no saber para dónde caminar, Jesús se detuvo en una esquina, se acercó a un grupo de cuatro hombres que estaban sentados, a quienes preguntó por la señora Cástula, uno de los hombres se levantó, caminó hacía él, lo miró de arriba abajo, se quedó quieto y luego lo miró fijamente a los ojos, Jesús también lo miró, ese hombre era bajito y con gran bigote, y para hablar se quitó el sombrero, entonces le dijo: “Subes ese callejón -señalando al frente -y te vas derecho derecho, verás una casa con un álamo afuera, y ahí es”. Jesús le agradeció, y siguió el camino derecho derecho, hasta que dio con el álamo, tocó la puerta, pero nadie salía, decidió esperar, pues supuso que doña Cástula estaría en misa.

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En tanto, Jesús se recargó en el álamo y abrazó a Beatriz, le dio un pedazo de pan y agua que aún tenía, Beatriz lo miraba y no entendía qué pasaba, pero no lloraba. Jesús sentía una aparente calma, se relajó un poquito, pues estaba tan cansado y llevaba tantas horas sin dormir, que de pronto cerró los ojos y durmió con la bebé en sus brazos. Salvador los cuidaba a un lado.

Jesús despertó sobresaltado, pues escuchó pasos y un bastón acercándose, por lo que fijó la mirada en el callejón y vio la silueta de una mujer anciana. Era una señora, quien cuando se acercó más les preguntó quiénes eran. Jesús, aún desconcertado, observó a la mujer y pudo ver que era alta, de tez morena, usaba vestido oscuro hasta los tobillos y un reboso que cubría su cabeza, cuello y parte de su espalda y pecho; de su edad, tendría unos setenta años, al menos eso pensó Jesús, pues era de noche y había poca luz de luna, no podía distinguir bien, además de que estaba ya muy cansado, por lo que no podía esforzarse mucho. Finalmente, lo que importaba es que fuera doña Cástula, por lo que Jesús preguntó a esa señora si su nombre era Cástula... ella dijo que si.

Jesús, gustoso por encontrar a la mujer que debía buscar, le contó a Cástula que su madre era Eloísa y que le había pedido encontrarla, pues necesitaba de su ayuda con urgencia para esconder a Beatriz, pues los revolucionarios estaban cerca. También le contó que su padre estaba muerto y que su hermana María había sido raptada por los villistas. Doña Cástula, abrumada por las noticias de su sobrina y el destino de su familia, guardó silencio por un momento, miró al cielo, se persignó y encomendó el alma de don José a Dios Padre. Por María también pidió, aunque sabía que esperanzas de verla ya no había.

En cuanto a la petición de cuidar de Beatriz, en un primer momento quería decir que ya era vieja y¡que cómo iba a poder cuidar y criar con sus años a una bebé! Pero de pronto, y antes de decir cualquier palabra, miró a Jesús, él le recordaba a Eloísa, su sobrina, a quien quería como a una hija, por lo que de inmediato le dijo que no se preocupara que ella cuidaría de Beatriz el tiempo que Dios se lo permitiera. Abrumada, doña Cástula, se percató de que no había invitado a pasar a sus sobrinos, de quienes recién se estaba enterando de su existencia, pero Jesús no quería pasar, dijo que tenía que irse, que necesitaba ayudar a su madre. Doña Cástula entendió bien a Jesús, sabía que ahora era el hombre de la casa, por lo que no lo iba a detener, solo le pidió esperar un poco para que comiera algo, alimentara al caballo y luego se fuera de regreso a buscar a su madre.

Luego de que Jesús y el caballo comieron, doña Cástula le dio un itacate con pan y le rellenó su ánfora de agua. Jesús le agradeció lo que hacía por su familia, le dio un beso en la frente a Beatriz y luego se subió a su caballo. Ya eran las nueve de la noche cuando se despidió de doña Cástula, quien con Beatriz en los brazos le dio la bendición a Jesús. La amable señora vio cómo Jesús y Salvador se alejaban cuesta abajo en el callejón.

Doña Cástula entró a la casa con Beatriz, y mientras veía ala bebé en sus brazos, pensó en María, en Eloísa y también en Jesús, y con lágrimas de impotencia le pidió a Dios que estuvieran bien. Pensó en el caballo, al que le deba las gracias, pues sin saber era un héroe. En seguida y como todas las noches, cerró la puerta con cerrojo y se preparó para intentar dormir, pero esa noche solo Beatriz lo consiguió.

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Hard Bop

El hombre es un ser que espera y, por lo mismo, acaba conociendo la decepción.

Gilles Lipovetsky

A girl named Sandoz

The Animals

Un pinchazo, dos, tres...

uántos más para apaciguar la fatiga de ser uno mismo? Me pregunté mientras observaba las aspas impasibles de un reguilete que no dejaban de girar y que cuanto más fijo las miras, más de prisa iban.

—¡Sadie!, ¡Sadie...! Escucha, he pasado gran parte de mi vida mirando, pero apenas he observado lo que ocurría a mi alrededor. El mundo del arte progresa concentrándose en un punto de fuga falso, perdiendo de esa manera las perspectivas cíclicas y generales. Y por supuesto no es fácil ser visionario en medio de la niebla. Recuerda, solo hay cosas transmisibles a través de las escalas del jazz.

Mientras Lee sostenía su perorata, Sadie continuó con sus labores sin prestar la menor atención a lo que él decía.

—¡Ya lo tengo, Sadie! La fórmula parece sencilla. El primer track del disco debe tener un tema capaz de penetrar en la mente del escucha en cuanto ponga la agija sobre el vinil.

Un tono que haga rechinar, chirriar, acariciar, raspar, cortar, gozar al alma. Los temas restantes ya no serían tan importantes, quizá un poco la primera pieza del lado b, pero todo lo demás sería olvidable. Algo así como, mmmm..., espera —¿Mi trompeta Sadie?, pásame el maldito instrumento.

Sadie ignoró la orden de Lee y sin aspavientos se dirigió al cuarto de baño para tomar una ducha, pero antes sacó del cajón de la vitrina la .38 snub nose que Lee le había conseguido para su protección, y la ocultó dentro uno de los bolsillos de su gabán, pues temía que Lee fuera a cometer una estupidez. Una vez que ella entró a la recámara, escuchó a lo lejos el eco de un reclamo: “A la mierda,Sadie, ve-te mu-cho al ca-ra-joooo”.

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Lee alargó la la última sílaba de la palabra al punto de cambiar de color como un camaleón capaz de mimetizar su piel con las hélices anaranjadasy rojizas del reguilete, después, se incorporó con dificultad del sofá, sostuvo su trompeta e intentó interpretar la frase melódica que rondaba en su mente, pero no pudo, el aire de sus pulmones había desaparecido, entonces intentó inhalar aire a profundidad, pero su esfuerzo lo hizo desplomarse sobre el sofá como si cayera hasta el fondo de un vórtice y, sin más, se quedódormido. Sadie,una vez fuera del baño,se dirigió a la sala y como un ama de casa cuidadosa que evita que un polvillo de ceniza caiga al suelo, recogió algunos algodones hervidos, una cuchara, un par de ligas, una jeringuilla, y el mechero. Antes de irse a acostar, colocó sobre el cuerpo inerte de Lee una frazada.

Al día siguiente, desde la primera hora de la mañana, Sadie insistió en que Lee debería de caminar por el parque para desintoxicarse. Él la entendió, era fin de semana e iniciaba la jornada de trabajo. Lee salió del apartamento abrigado, pues aunque apenas empezaba el otoño, el frío ya calaba los huesos. Mientras Lee deambulaba por el parque, le llamó la atención cómo también la fronda de los árboles se había adelantado a la estación, tornando su ramaje en una gama de anaranjados como cuando se dispara un arma. Manhattan ardía.

El resto de la tarde, Lee dejó que su sombra se deslizase por la ciudad con un solo propósito en la mente: disponerse de un pinchazo y después ir a un gigal Village Vanguard para interpretar con la trompeta una depurada experimentación melódica. A la media noche, mil y una punzaditas de una fina aguja atravesaban la piel del antebrazo de Lee hasta depositar la sustancia deseada en la sangre. Ya en el escenario, listos para tocar, los instrumentos crujían y se estiraban como si se desperezaran del peso de lo humano. “La tensión rítmica y unos nerviosos metales interrumpían en condiciones extrañas,nunca antes ejecutadas. Había nacido un nuevo estilo, algo de una novedad absoluta capaz de trastornar la conciencia”. Eso fue lo que les dijo Sandoz a los músicos cuando dejaron de tocar. La ovación se interrumpió justo cuando el baterista sustrajo de su neceser una jeringuilla de cristal cortado en forma de tapón de botella con una nueva dosis de “manteca”.

—¡Lee, Lee...! Tienes llamada, es Sadie y por su tono de voz parece estar muy cabreada.

Lee regresó la jeringa a Berkley y fue refunfuñando a tomar el auricular.

—¿Cómo te va, nena? —preguntó él para suavizar la conversación.

—¿Por qué no has llegado a casa Lee? —respondió ella con una inflexión hosca.

—No he podido, el Village está a reventar y a todos les ha fascinado el nuevo tono.

Ella se agravió:

—¿Por quién me tomas? Estoy segura de que estás con esa.

—No, por qué iba yo a querer ofenderte. Lo único que digo es que no he podido regresar a casa.

—Pues ya no regreses.

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—Si es lo que quieres, que así sea —Entonces hasta pronto.

—Hasta nunca.

Lee colgó el teléfono y regresó consternado a la sala donde esperaba su orquesta.

—Señores, se acabó el gig —dijo —. Ya no puedo más.

Esa noche Lee la pasó con Sandoz. Ellos se habían conocido dos meses antes durante la presentación en el Five Spot. Después del gig hubo una juerga a la que la invitaron y Lee nomás verla, le dio prioridad ante todas las demás mujeres, incluyendo a Sadie.

A la mañana siguiente, Lee regresó a casa por sus cosas y Sadie al verlo se le abalanzó con caricias.

—¡Basta, Sadie! —Sabes, te agradezco mucho lo que hiciste por mí, pero lamento confesar. Tú eres de ese tipo de gente que hay que ver una sola vez en la vida. Después de todo, ¿por qué tienen que ser eternos los lazos entre las personas? Aquí ya hay tedio, rehechura, irritación, cansancio.

Sadie se derrumbó en lágrimas, Lee la abrazó y comentó:

—Lo que nos toca es lo más inmaterial, lo más específicamente humano, eso es lo que nos hace derramar lágrimas.

Con una voz entrecortada, Sadie respondió:

—Recuerda, aún habrá noches en que no sabrás qué camino tomar y yo estaré ahí.

Lee alistó una maleta y antes de abandonar el apartamento mencionó a Sadie que festejarían el décimo aniversario del Slungs` Saloon con un nuevo tono y que ella estaba invitada. En ese punto, Sadie experimentó un dolor como luego de una operación en la que han quitado algo sin nombre. Le haría falta algo que no se puede explicar, pero tampoco sustituir.

El día del aniversario Sadie decidió asistir al Slungs`. Tomó hacia el Lower East Side y caminó sin ver, aunque bien sabían sus pasos a dónde dirigirse. Entró al Slungs` y colgó su gabán en el perchero de la recepción y cuando ingresó al salón principal, observó sorprendida cómo Lee tocaba la trompeta llevando el ritmo con un movimiento brusco de cabeza como el de un gorrión enjaulado que no oye nada de lo que el espectador escucha, que escucha eso que el público no oye. Así lo sintió Sadie, ebria de excitación, similar a la primera vez que lo escuchó soplar la trompeta en la entrada de la estación del metro Pelham Parkway, pero esta vez la sensación era aún mayor, te llevaba hasta un oasis de reflexión ideal.

La orquesta terminó de tocar y Lee, absorto con su logro obtenido, dio un vistazo para contemplar el estupor de la audiencia, fue cuando miró cerca de la entrada a Sadie. Descendió raudo del escenario y ya próximo a ella de manera vacilante dijo:

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—Viniste, —con un dejo de interrogación más que de alegría.

Esa pregunta, por nada, causó algún pesar, ella estaba feliz y respondió:

—Estuviste extraordinario, Lee. Tus dedos parecían más ligeros que tus pensamientos revoloteando sobre las válvulas del instrumento.

—Te dije que tenía una fórmula para triunfar.

—No hay fórmulas para el éxito, Lee, tú eres un genio.

De repente, Lee observó cómo se le iba descomponiendo el rostro a Sadie. Sus párpados no aleteaban, sus sienes no se deformaban ni su ceño se fruncía, carente de arrugas como un infante; simplemente, el globo de sus ojos se deslizaba como si estuviera en altamar, de izquierda a derecha y de arriba para abajo, rodando sobre sí mismo.

Cuando Sadie albergaba las esperanzas de que volverían a la normalidad, de reojo vio a Sandoz y se estremeció, al grado de que se intimidó ante aquella mujer con la que ahora Lee se acostaba. Era hermosa y joven, casi una adolescente. Se había sorprendido de tal forma que no podía recobrar el aliento. La tenía en suspenso entre el cielo y la tierra, pero cuando creyó sentir cómo el olor de Sandoz se adhería a su ropa, la puso de vuelta en su sitio y sin reparo afirmó:

—Su perfume es violento y vulgar, tufo a incienso viejo, tan venenoso como el hálito de aquellos que emergen del ghetto. —Basta olerlo para saber que le gusta la mugre.

Sadie, aunque por dentro estaba deshecha, se tragó su orgullo y airada abandonó el Slungs’ Saloon. Afuera nevaba.

Lee, al darse cuenta de que Sadie había olvidado su gabán, salió del lugar tras ella para entregárselo y, consciente de la pena que había causado, enredándose en su saliva espesa y pegajosa, pidió perdón. Sadie recibió el gabán, se lo puso y a pesar de ello tuvo frío, después, sin verle el rostro a Lee, dio media vuelta y se retiró de allí. Por su parte, Lee regresó al salón para unirse al desenfreno con Sandoz y los demás músicos.

Lejos de todos y abandonada, Sadie se despeñó. Se llevó las manos incontroladas a los bolsillos del gabán, encontrando al alcance de la mano derecha el revólver que reposaba cerca de su vientre, acarició el cañón y pensó que solo había que tomarlo y descargar la ira; el efecto de una acción tan insensata e irremediable que llevase tras de sí el fin del mundo. De pronto, junto con un alarido excesivo o quizá la rabia de una nota disonante desfogada de la trompeta, la mujer sostuvo el arma, entró al salón principal con parsimonia; ligera, flotante, espectral. Lee observaba que venía a su encuentro en un silencio espantoso, como el eterno silencio de un sordo. Ya frente a frente, Sadie apuntó a la altura izquierda del pecho y antes de activar el gatillo profirió con sarcasmo: “Siempre tuviste razón, Lee, la vida es un péndulo oscilante entre el sufrimiento y el tedio”.

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Me levanto a las 5 de la mañana como todos los días, antes del alba, para prepararle de desayunar a mi viejo. La noche anterior había puesto el nixtamal a cocer y para esta hora ya ha quedado listo. “Cuando ya se despellejen los granos mi’ja, ahí ‘ta listo” me decía mi mamá mientras le ayudaba a prender el fogón. Enjuago el nejayote con agua del pozo y preparo el metate para moler los granos, “Es harta chinga esto de moler mi’ja, pero te va a ayudar a que puedas cargar a tus niños sin mucho esfuerzo” ella decía al respecto. Se suda mucho moliendo el maíz, eso va de mi experiencia.

Para las 6 ya he terminado, prendo el fogón y pongo una olla. De barro la olla, como las que usaba mi mamá, porque solo así sabe rico el atole. Ay, a mí como me regañaba “No le pongas piloncillo al agua, eso no está bien”, pero yo se lo sigo poniendo porque si no se lo pongo no le hallo sabor. Cuando mi viejo me trae tablillas de chocolate mejor le pongo una de esas y, si nos va bien, le pongo unas ramitas de canela para que agarre cuerpo.

A las 6:30 voy a despertar a mi viejo y a mi’jo, ya tienen su vasito de atole listo, ellos beben mientras yo me trenzo el cabello. Se van por ahí de las 7, antes les digo que a las 10 les llevo unos taquitos para que coman bien. Se sale mi’jo, Joaquín

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Esthepany García Magaña Licenciatura en Letras Esapañolas 49
Nixtamal

se llama, entonces me quedo con su padre “Juanita te ves bien bonita el día de hoy” me dice, yo nomás le digo que se calme y que se vaya, él se ríe. Se van.

A las 9:30 me alisto la comida en una canasta, me pongo el rebozo por la cabeza, me lo cruzo por debajo del cuello hacia el lado izquierdo y salgo apresurada. Ya una vez allá en el cerro les doy sus tacos y me regreso a trabajar en la casa. Casi siempre de regreso a mi casa veo a mucha mujer hablando entre ellas, a mí me gustaría poder acercarme a hablar, pero pareciera que me tienen miedo. Ellas me miran con disgusto, con odio a veces, pero yo ni les he hecho nada. Mi comadre Tencha me ha dicho que es porque tengo la sangre pesada, yo nunca le he entendido a esas cosas que me dice. Pienso yo que me miran feo por los huaraches remendados, o por el rebozo mal puesto, también porque a mi pelo ya le andan saliendo canas… es que si yo supiera o pudiera arreglarlo yo ya lo habría hecho, pero nomás nadie me dice.

Mientras ellos no están en la casa yo me pongo a lavar las ollas y los trastes, lavo la ropa y le hecho agua al piso para que no se levante tanto la tierra. Siempre que ando teniendo tengo piensos de mi hijita, a mí como me gustaría que ella todavía viviera. Hay veces en las que prendo la radio y salen puras canciones tristes, yo no entiendo el afán de la gente de escuchar canciones tristes si la vida es tan bonita. La felicidad de la vida está en la sombra del mezquite, en el refrescar del agua, en las nubes gordas y grises, en el canto de los pájaros, en el olor a tortilla y en el sabor del chile entre los frijoles. Yo pienso en eso cuando me acuerdo de mi difunta niña, apago la radio mejor.

A las 2 regresan mi’jo y mi viejo, comemos lo que sobró de la mañana y casi siempre hago arroz rojo para llenar bien. Mi viejo se va a descansar, entonces yo me quedo hablando con Joaquín. Él siempre ha sido un muchacho muy bueno, siempre me ayuda a llevar las cosas pesadas y me cuenta de sus planes de vida. Hace como dos semanas me dijo que vio pasando a una muchachita por el centro, dice él que ella entró a misa y que de ahí no supo más. A veces me da risa lo que dice el Joaquín siempre pensando en tanto, siempre ayudando tanto, siempre queriéndonos mucho. Yo también quiero mucho a mi’jo.

A veces también quisiera tener a mi niñita, por estas fechas hay fiesta en el pueblo y llevan todas las mamás a sus niñas bien arregladitas, con trenzas y toda la cosa a ver al santo de acá. Me encantaría vestirla con faldas que yo le cosería, trenzarle el cabello negro lacio, cargarla, enseñarle a prender el fogón, a hacer tortillas, a no ponerle piloncillo al atole blanco. Vivir con mi niñita sería muy bonito.

En las tardes siempre me pongo triste, para olvidarme de eso me salgo al patio y, debajo de la sombra del mezquite, me pongo a coser servilletas o ropa o lo que haya. Hay veces en las que se sale mi viejo también y me empieza a contar de su día, eso me alegra. Cuando él no sale yo me pongo a llorar quedito, suave, para que se disfrace con el sonido del viento y nadie pregunte por mí.

Como a las 6:30 me meto a calentar la comida para poder cenar, a las 7 nos reunimos todos y cenamos. Mientras ellos reposan yo me pongo a lavar el maíz, a calentar el agua, a ponerle cal y a echarle los granos limpios, así el nixtamal va a estar listo para mañana, así yo seré feliz cuando me acuerde como mi mamá me decía que se hacen las tortillas. El día de mañana, mientras muela el maíz, yo seré feliz, aunque sude. Mañana tal vez las mujeres no me vean feo, el mezquite de más sombra, las nubes estén gordas y yo ya no me acuerde de mi niña. Quizá mañana yo ya no sienta la ausencia y pueda ser feliz.

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Un viaje matrimonial

Por más que alguien trate de hallar rastro alguno de civilización en este lugar, no lo hay. La carretera hace ya buen rato que se encuentra vacía, no hay coches que nos acompañen en este largo viaje. El silencio reina y el mar verde de árboles se corona sobre nosotros de una manera impetuosa, majestuosa, casi imponente. El coche ha desaparecido entre los laberintos boscosos que nos consumen, trayendo consigo la melodía de la naturaleza y un suspiro profundo de tranquilidad. En mis adentros sonrío, no podría desear algo mejor que esto. La paz parece escurrirse por todos lados, dejando empañados los vidrios del auto y suprimiendo la agonía urbana casi por completo.

—¿No es un lugar precioso, cariño? Hace tanto que no veníamos —Héctor, quien no ha lanzado ni una palabra desde que salimos de la ciudad, permanece con la cabeza pegada a la ventana del auto. No hay una res puesta de por medio, pero tampoco lo noto ya enfadado. Podría asegurar que la misma calma que yo experimento, él la siente. Es nuestro momento, su momento. Él reflexiona de una manera casi envidiable, tan sereno, por lo que me limito a no seguir privándolo de sus pensamientos. No veo completamente su rostro casi cubierto por el reflejo del bosque, pero puedo asegurar que una sonrisa aguarda en sus adorables labios.

El rugido del auto, casi destartalado, comienza a resonar con crudeza en los adentros de la marea verde, aunque al mismo tiempo no puede evitar perderse entre los últimos cantos de los pájaros y la propia melodía que el viento impone sobre la arboleda. Subo un poco la música del auto, Tchaikovsky suena, aunque no lo suficiente para que nos aleje de la atmósfera tan pacífica del momento. Héctor sigue con los ojos cerrados, reflexiona profundamente, quizá sobre el rumbo al que nos dirigimos y del cual no tiene ni la menor idea. ¿Estará pensando en nosotros? Durante mucho tiempo he planificado a lujo de detalle este viaje, tanto que no permitiría que de nuevo se viera arruinado por “planes de último momento”. Supongo que esto no le agradó mucho a mi querido esposo, pero terminó aceptando. Obligado, pero lo hizo. Qué va, terminará encantándole la sorpresa que le tengo.

Me sorprende notar que el silencio que se experimenta entre nosotros al fin hace que nos conectemos tan bien. Hace mucho que ni las propias palabras lograban que nos entendiéramos tanto como justo ahora, tan solo había gritos, discusiones y motivos para que los vecinos pensaran que pronto las cosas entre nosotros terminarían. Este viaje prometía tanto que lo vi como la entrada al paraíso, como un boleto a la salvación, pues estoy segura de que Héctor al fin comprenderá qué tan dispuesta estoy por rescatar las ruinas de lo que fuimos. Al fin sabrá cuánto lo amo. Vaya que lo amo, con cada entraña de mi ser, con cada suspiro y con cada acción que hago por él.

La sensación granulosa bajo las llantas me alerta que al fin el tramo de carretera ha terminado, que no falta mucho para llegar a nuestro destino. De reojo observo que Héctor ha derramado granadina, pues una mancha profunda se esparce debajo de su asiento, pero prefiero no decirle nada al respecto. No quiero despertarlo con una nueva discusión, no quiero que este último viaje acabe tan rápido. Aunque, siendo franca, me preocupa que esa mancha no salga tan fácil de la tapicería.

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—No tienes idea de cuánto tiempo estuve pensando en esto, cielo. Hace tanto que no viajábamos y te sentía así de cerca de mí —tomo su mano, la cual descansa a un costado de su asiento. Está fría, seguramente porque el sol comienza a ocultarse y la temperatura a bajar. No hemos traído abrigos, este viaje fue tan repentino que no hubo siquiera tiempo para cerrar la puerta del departamento. Ojalá los vecinos no entren pensando que algo ha sucedido, me daría tanta pena que vean el desastre de la cocina. No he tenido tiempo de limpiarla, aunque ahora que lo pienso, los rastros escarlatas no le van tan mal a la decoración, aquella cocina era espantosa. Qué desastre, solo espero que alguien no se corte con los cuchillos que quedaron regados en el suelo.

Gracias a una curva, el cuerpo de Héctor cae de pronto sobre el mío. La velocidad obligó que este se abalanzara sobre mí y dejase caer su cabeza sobre mi hombro. Sonrío con ternura, qué romántico. Desde que descubrí su secretito de pasiones había dejado de portarse así de dulce conmigo. Beso su frente, dejando con mi labial otro rastro carmín sobre él.

—Venga, mi vida. Hemos llegado —pobre, está tan cansado que he tenido que ayudarlo a salir del auto y a recargarlo sobre él.

El lugar es maravilloso, es perfecto para él. He planeado esta fogatita por más de dos meses. Debía hacerlo rápidamente antes de que él tomase la decisión de marcharse, no podía permitírselo. No se burlaría de su mujer, de todo lo que esta desgraciada había hecho por él durante tanto tiempo.

El ambiente coopera para los planes. Una luna radiante brilla para nosotros, las nubes negras crujen y me informan que nadie se atreverá a pararse por aquí esta noche. He venido por varios días para asegurarme que el próximo lecho de mi marido sea ideal, tanto que no tendrá ganas de marcharse, aunque así lo quisiese. Disfrutará de un lecho para él solo, a varios metros del mundo para que nunca más tenga la necesidad de poner los ojos sobre alguien más.

Han pasado varias horas desde nuestro último asalto, aquel que quedaría grabado en su mente por la eternidad. De nuevo una pelea inútil por su intento de fuga que terminó en una larga charla en la cocina. Estaba tan cansada y él estaba tan furioso que un solo cuchillo sirvió para que el silencio reinara de una forma sanguinaria y modesta. ¿Quería paz? Paz y pasión escarlata tendría. Ya no hubo gritos, ni reclamos y mucho menos amenazas de romper nuestros lazos sagrados. Ya nunca más tendría miedo de que se marchase y me dejara sumida en la duda, ahora solo me preocuparía de que su eterna cama de tierra le agradase.

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Lo observo una última vez antes de tomarlo por los hombros y guiarlo a su último destino. Le doy un beso final y un “Te amo” glorioso. Admiro su expresión adorable bañada por un manto de gotas rojas que voy limpiando de sus mejillas blancas y heladas. Ya no tiene un ceño fruncido y cargado de ira, ahora solamente parece dormir plácidamente. Envidio su nueva tranquilidad, he deseado esto por tanto tiempo, sentirlo así de pacífico conmigo de nuevo. Solo deseaba que comprendiera que no podía vivir sin él y que experimentara lo que se sentiría perderlo todo sin mi presencia.

He planeado este viaje por mucho tiempo, sin embargo, ahora me costará comprender que este fue nuestro último viaje juntos. Suerte que mi eterno amor dormirá en su lugar favorito, espero considere que he sido bastante piadosa con él. Ahora solo deseo que tenga siempre presente que hubiera dado mi vida por nuestro amor, pero que en esta ocasión a él le tocó perder.

Bucle

Andrea Jazmín Conejo Rocha

Licenciatura en Letras Española

La mayor parte del tiempo siento como si fuera la primera vez, las pocas veces puedo percibir lo que pasará con resignación. Condenada a un bucle en el tiempo que parece nunca terminar. ¿Quién era yo antes de ese momento? No logro recordar. Sin embargo, mis pasos, mis pensamientos siempre son los mismos de aquella noche. Nada cambia...

Tal vez cometí un terrible pecado y mi condena es repetir una y otra vez los últimos minutos antes de mi muerte.

...

Lo único que no olvido de él son esos ojos cafés oscuros, tan penetrantes que me encantaban. Él es el amor de mi vida. Lo sé. No obstante, por más que intento no recuerdo nada más, su rostro siempre es borroso, pero sé que me hacía sentir como un mosquito atraído a su luz, y yo me sentía dispuesta a morir por él. El comienzo de la escena es confuso, puedo percibir el crujido de las hojas secas bajo mis pies, mi visión poco a poco adaptándose a la oscuridad y el frío que amenazaba con aumentar; presagiando mi fin. Después todo es más nítido: un camino de tierra alumbrado solo por la Luna, yo me sentía nerviosa, un mal presentimiento, pero ¿Qué era? ¿Por qué me siento así? ¿Acaso tenía miedo a la oscuridad?

Unas pequeñas luces amarillas me sacaron de mis pensamientos. Luciérnagas. Quedé hipnotizada por lo que me parecieron minutos. Respiré hondo el aire fresco y el dulce aroma a petricor. Podía seguir ahí, admirando aquella paz y tranquilidad, pero su voz me sacó de mis pensamientos: —Ahí está el camino de regreso. No debe estar muy lejos la carretera.

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Asentí y continúe caminando cuesta arriba. Él iba detrás de mí ¿Muy lejos o muy cerca? No lo sé, pero a veces podía sentir su respiración ¿O era solo el viento? Volví mi cabeza para mirarlo, esta vez el ciclo fue diferente.

Recordé todo, sabía cómo iba a terminar. Por más que intenté dominar mi cuerpo y huir de ahí, no pude. Mis piernas andaban automáticamente. No podía escapar de mi destino, y mucho menos de él. Adán estaba a un metro de mí, nos miramos por dos segundos, en los cuales intenté grabar todas sus facciones faciales para recordar a quién amé y me traicionó. En sus ojos pude encontrar la verdad de sus intenciones, no había vuelta atrás.

Seguí caminando cuesta arriba. Estábamos a punto de llegar a la carretera, unos metros más, y estaría cerca de la civilización, otra vez rodeada de la luz artificial, de los carros que a pesar de la hora seguirían pasando. Ya casi lograba estar a salvo, pero sentí un golpe seco en la nuca. Caí inmóvil. En mis momentos de lucidez, sentía las embestidas, algo dentro de mí se rompía ... ¿Era mi corazón por creer que me amaba?, o ¿Solo era el desgarro de mis genitales? Lo último que vi esa noche entre las ramas de los árboles era la luna llena, blanca y plena de vida. Confidente, amiga. El cielo no tenía estrellas, pero las luciérnagas pretendían hacer ese rol. Volando libres, las oí murmurar que pronto acabaría todo y me uniría a ellas. Me prometieron ser parte de la noche, brillar junto con la luna, alumbrar el camino de los perdidos. Me dejé llevar por su luz, el de la luna y el de sus ojos, hasta que todo se volvió negro... Y comenzaba de nuevo la historia.

Docente en Licenciatura en Psicología Clínica

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De ti
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Cuando visito un café, un parque o un pequeño bar a tu lado y expreso mi sentir con un ¡está bonito, muy agradable!, no se trata del lugar, siempre se ha tratado de ti.

Cruel summer

Estuvimos juntos, lo recuerdo muy bien.

Estabas de pie en la playa y me sujetabas con el calor de tus brazos, la arena de tus manos y el ardiente deseo de tu cuerpo por tenerme todavía más cerca. A mí el corazón me estaba matando, con aquel aceleramiento que se suscitaba en él. Y aun así me aferraba al unísono y dulce sentir de tu pecho.

Nunca me soltaste.

El sol quemaba nuestra piel, el mar nos refrescaba el rostro y el aire nos envolvía como la sabana blanda y transparente que era.

Llegamos al final de la playa.

Risas eran el mejor instrumento del momento para llenarnos de una dicha tan grande, pues lo único importante éramos tú y yo.

Sólo tú y yo.

Te detuviste, nos detuvimos y entonces nos recostamos en la arena.

Nadie más estaba.

¿Escuchaste eso? Fue el palpitar acelerado de mi corazón.

Aún hacías que me matara.

Un beso, dos besos y luego tres hasta inundarme todo el cuerpo. ¿Esto era un profundo cautiverio de Romance? ¿El cautiverio del amor? ¿Acaso eras tu Cupido? Tus manos bajaban lentamente y las mías toqueteaban tu espalda con delicadeza.

Y pasión.

¿Por qué tus manos eran las de los mismos ángeles? Me entregaste tu corazón, yo te entregué el mío.

Nos amábamos hasta morir.

«¡Que no te fueras!» era mi fatal súplica. «¡Que te quedes!» era la tuya.

Y luego el verano terminó.

Y te fuiste. Y te llevaste mi corazón entero. Pero no hay lágrimas, al menos, no mías. ¿Una persona puede llorar luego de quedarse sin corazón? ¿Tú lloras? Yo no me llevé el tuyo.

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Estuvimos juntos, lo recuerdo muy bien: me rodeaste con el calor de tu cuerpo aquel verano del 45, me amaste hasta que apenas pudiera reconocer cuál era mi bendito nombre y te fuiste, llevándote una buena parte de lo que me daba vida.

Y ahora sólo estoy yo, sentada en la arena, mirando el mar de los recuerdos.

Tus recuerdos.

Estuvimos juntos, lo recuerdo muy bien.

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¿Quién es Emiliano Gonzáles?

Fue lo que me preguntaste aquella mañana, ¿lo recuerdas? En la cafetería que está contra esquina del templo y la universidad. Esa mañana fue muy fría, no recuerdo otro tiempo donde hubiese salido tan temprano de mi habitación para tomar un anestésico café matutino. Estaba sentado al lado de una vidriera que daba al callejón principal. Pienso que fue por ello que me viste ahí sentado. Paseabas por la calle y te topaste con un conocido. Creo qué nunca te pregunté qué hacías tan temprano por esa ruta; la biblioteca aún estaba cerrada y no eres tan religiosa como para acudir a la iglesia, te conozco.

Te vi de pie frente a mí, no pretendía ignorarte, así que cerré mi libro de cubierta desgasta y verdosa. Para no perder mi página utilicé lo primero que estuvo a mi alcance; una servilleta doblada a la mitad sirvió. En ese momento estaba leyendo Las Gárgolas, uno de mis pasajes favoritos del libro. Ibas vestida con tu mítica falda negra, medias del mismo color y tus botines que te daban un poco de altura. No recuerdo el color de tu suéter, ¿era el verde o el amarillo? Pienso que era el amarillo, recuerdo que traté de contar un mal chiste que relacionara a Chambers. De igual forma, ambos suéteres se te veían muy bien.

Como un sueño de Opio, quizás, te me apareciste, como a Cavalieri cuando invoca a su Eugenia. No recuerdo haber consumido ningún estupefaciente en esos momentos, tal vez solo era el efecto del café en esas mañanas húmedas y la compañía de un libro que desprendía gases alucinógenos. Una de esas mañanas donde llueve durante la madrugada, las nubes son negras y proyectan luces mortuorias azuladas. Ese era quizá el sueño de Opio del Sol. Se encontraba crudo sobre el cielo, sin poder asomar un pequeño ápice de su luz violenta, no había nada de calor, tal vez la droga lo dejó en un estado de coma. Completamente helado y sin la cordura de brillar más.

Qué te iba a contestar? Primero te invité a tomar asiento y una taza de café. ¿Cómo se encontraba tu sensibilidad esa mañana? Podría haberte contestado con las cosas maravillosas de González que se podrían interpretar de terroríficas, o acaso si te hablaba de lo terrible lo interpretarías como lo bello. Es difícil hablar de un escritor que tanto le gusta a uno, es como si las palabras le faltasen para poder abarcar todo un mundo de sensaciones e imaginaria. No reducirlo y a su vez poder abarcarlo todo. También pensando siempre en una, difícil, primera impresión. Pero a ver, teambién, ya somos lectores un tanto crecidos, no podemos ocultarnos bajo una máscara hipócrita de rechazar cualquier pensamiento escrito, por más inadecuado, personal o transgresor que sea. Siguiendo las máximas Wildeanas “la literatura no nos puede hacer daño”. González no nos puede hacer daño. Nos miramos a los ojos y nos interrumpieron cuando llegó tu café.

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Tal vez el primer impacto que podría causar en ti es dejando que toques el libro con tus propias manos. Te lo acerqué, de mano a mano. No pude ignorar tus manías de rosar con tus dedos la cubierta, como si retirases una capa ultra delgada de polvo. Leíste el título en un susurro “Los sueños de la Bella Durmiente”. Le diste vuelta entre tus manos, tus dedos arácnidos tejían una tela invisible por todo mi libro. Recuerdo tu pregunta: “¿por qué la calavera sufre?” Creo que sonreía mientras le daba otro sorbo al café. Yo más bien pensaría que la calavera recita un poema en pleno éxtasis, pero tu interpretación tenía igual o incluso más peso que la mía. Te ganó la inquietud y partiste el oscuro mundo posado sobre tus palmas. La servilleta doblada por la mitad cayó de la página. Tus ojos recorrieron un soneto, yo solo estaba expectante, frente a un escenario que ahora resultaba desconocido. Que maravilloso espectáculo el que alguien lea algo que a uno le gusta. Siempre imaginamos una respuesta positiva o una tierna duda que provoca el declive de una cascada de palabras. No te quería abrumar, dejaría que siguieras explorando el libro tu sola.

“Que decadente” dijiste. Vaya que sí lo era en algunos pasajes. “Que bello” dijiste. Vaya que si lo era en todos sus pasajes. La imagen del Diablo, la Muerte y el Caballero son fulminantes. Nos hablan de un estilo, y esa última aseveración de la Muerte victoriosa, es como las gotas de lluvia que empezaron a caer fuera de la cafetería. Era un hecho que volvería a llover, era un hecho que el Diablo maquinaría su plan, era un hecho que el Caballero perdería a su Doncella y era un hecho quela Muerte siempre triunfaría.

“Me lo prestas”—preguntaste. ¿Cómo rechazar esos ojos negros?

El resto de la conversación siguió el camino de las gotas que se derramaban sobre el cristal de afuera.

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El desván de la cruz

Entre la polvareda de relatos ocultos en el desván. Ansiosos por ver la luz. Se refugia el sargento Vera de la Cruz. Su voz es el repiqueteo de la lluvia, sereno y distante. Tarde o temprano llega a todos lados, y su palabra riega a caudales. Refresca y revitaliza.

Armoniza con el repiqueteo entre las cacerolas y las maderas chirriantes del desván. Hay un genio en la mente del sargento Vera. De vez en cuando sale a monitorear, pero permanece callado. Es su formación, más no su naturaleza. Se disfraza siguiendo el corriente acompañado por el viento.

Testigo de tantos tormentos e injusticias, intenta gritar, más entre furia e impotencia se decanta en llanto y agonía. Pic, pac, poc… resuena el repiqueteo, resuena su melodía.

Entre muchos otros papeles y relatos viejos, corre la magia en el desván del viejo sargento. Taciturno el fantasma, el farolero perdido, el pregonero silencioso. Entre tantos que han sido relegados al olvido. Pero imperceptible e indudable, su voz resuena tarde o temprano.

Su condena no es una cárcel, es una estancia en la que se enriquecen y sazonan sus palabras.

Yacen, acumulando polvo y humedad… Pero contrario a lo que parece, muchos seres encuentran en ese sitio un refugio, una realidad.

Así como inician susurrantes, sus mensajes a los viajeros perdidos, a los sordos y los entendidos. Corre como un eco, va y viene entre el cavernoso desván.

Abriéndole paso al silencio.

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Los restos marchitos de las arenas carmesí. Poder domesticado y sin cáscara. Un alma en confinamiento produce solo ira.

Estimula el gen de creación y elimina su influencia sobre tu sangre.

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“Crimson Gates” El hechicero Mariano Umaña García

La relación entre intérprete -compositor y su implicación en la transformación del pro- ducto artístico

Alo largo de las diferentes investigaciones musicológicas ha perdurado la discusión de la metamorfosis del producto artístico y sus implicaciones según el individuo que lo presente, pues este puede resultar en diferentes vertientes según sea la necesidad o función del mismo. Por ejemplo, el objetivo del compositor siempre será concretar una obra lo más fiel posible a las ideas que convergen dentro de su imaginario, por lo que plasmar en papel lo que en un inicio será algo intangible será, ya desde el inicio, un trabajo arduo. La cuestión anterior se complica en el caso de que su objetivo sea desembocar en una práctica interpretativa, ya que elementos ajenos al compositor serán puestos en juego; si bien es cierto que el músico puede fungir como figura interpretativa de su propia obra, la inclusión de un tercero será inevitable según las funciones de la obra artística, así como las necesidades instrumentales de la misma.

El rol del intérprete dentro de la cultura musical es entonces un elemento tan importante como la concepción del compositor y su obra. Dicho personaje tiene la tarea de traducir la notación escrita proporcionada por el creador artístico a un medio efímero y sonoro. El intérprete toma decisiones respecto a los aspectos de una obra musical que un compositor no puede escribir con precisión debido a las limitaciones de un lenguaje enfocado a un arte que tiene movimiento no solo dentro del espacio, sino también del tiempo; el entendimiento del individuo frente a cada obra es puesto a prueba en cada interpretación, siendo condicionada por los conocimientos que se tienen de esta así como de la personalidad del intérprete, resultando en un trabajo que contiene elementos de comprensión, intención y, finalmente, ejecución.

Es así que la interpretación de una obra musical será, en ciertos sentidos, comparable con el trabajo del actor en una obra de teatro, pues comparte la lectura personal de un medio escrito y dota a cada ejecución de inflexiones que le diferencian de la de otros individuos, aún cuando el texto es el mismo. Además, la ejecución de una obra siempre se verá presa de un momento específico en el tiempo, con condiciones diferentes entre dos prácticas distintas, aun cuando sean ejecutadas por la misma persona, puesto que cada escena musical es un evento único que no podrá ser reproducido con exactitud en una segunda función.

Derivado de las obras de las que no se tiene registro el proceso creativo del compositor, surgen ciertas preguntas: ¿cómo podemos conocer las intenciones del creador de la obra artística?, ¿la intención original del compositor se pierde al ser llevada a la práctica interpretativa por un tercero?, y ¿la obra pierde valor al inevitablemente modificar dichas intenciones?

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Derivado de las obras de las que no se tiene registro el proceso creativo del compositor, surgen ciertas preguntas: ¿cómo podemos conocer las intenciones del creador de la obra artística?, ¿la intención original del compositor se pierde al ser llevada a la práctica interpretativa por un tercero?, y ¿la obra pierde valor al inevitablemente modificar dichas intenciones?

La interpretación del músico y la preocupación del compositor

Los compositores, naturalmente, siempre han tenido la tendencia de proteger lo que han escrito, ya sea de los intérpretes o de los editores de la obra. Muzio Clementi, por ejemplo, se encargó de editar y publicar una gran cantidad de la obra de Beethoven en Inglaterra. Sin embargo, el gran músico alemán siempre renegó de los distintos cambios que sufrió ésta al ser publicada en dicho territorio. Desde lo que él consideraba correcciones en la armonía de las piezas hasta cambios en las indicaciones de dinámica del creador original, la obra terminó por ser un producto diferente al inicialmente pensado.

Y es que concretar las mismas intenciones del compositor frente a una obra específica es imposible, por lo menos cuando se trata de productos anteriores al siglo XX. En cierto modo, el intérprete musical es igualmente el autor de un nuevo producto artístico derivado del proporcionado por su creador. La línea que el intérprete desarrolla frente a la música escrita no dirige a un objetivo específico sino a una dirección que contiene un espacio amplio de variación. La interpretación solo se puede dar en los elementos que carezcan de un sentido fijo, por lo que el músico podrá establecer una propuesta basada en la ya formada por su compositor.

El proceso creativo del compositor incluirá varios elementos: en primer lugar, el estilo interpretativo que rodea el contexto musical del creador le servirá de base para desarrollar las ideas que busca plasmar en papel. De igual forma, los instrumentos disponibles en el año de publicación, así como el espacio al que se destina la presentación de la composición, formaran una línea de creación única para cada obra. Varios de los elementos mencionados con anterioridad tendrán que ser tomados en cuenta por el intérprete, pues el consumidor comúnmente juzgará con base en la ejecución, no en la composición.

La metamorfosis del producto artístico

No obstante, someterse a las necesidades del compositor y que el músico pierda valor como individuo que piensa, siente e interpreta es un pensamiento que discierne mucho de los ideales actuales en la cultura musical, donde se busca que cada músico genere una propuesta diferente, promoviendo la variedad de interpretaciones según el gusto de cada consumidor. Lo ante rior genera una nueva discusión en torno al producto artístico y el valor que este tiene para el consumidor promedio. ¿Tiene más valor la partitura manuscrita autógrafa del compositor, o la práctica interpretativa de la misma por un tercero?

En la mayoría de los casos, el producto artístico sufre diferentes transformaciones hasta llegar al consumidor de una u otra forma. Pongamos de ejemplo al libro de preludios compuestos por Claude Debussy. El compositor impresionista comprende la importancia del intérprete y lo hace partícipe de su obra al ubicar el título de cada uno de sus preludios al final de la partitura, y no antes, como comúnmente se acostumbraba. Dicho cambio transforma la función descriptiva del producto al eli-

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minar el condicionamiento del compositor, otorgándole al intérprete la posibilidad de cambiar su perspectiva personal según la primera lectura que este le dé a su obra.

¿Es entonces más importante la publicación impresa de los preludios tal y como los proporciona Debussy? O, más bien, ¿es de mayor valor la infinidad de interpretaciones que cada uno de los ejecutantes le podrá dar a la obra? Ciertamente, no es posible afirmar ninguno de los dos argumentos, sino que conviene tomar de manera independiente a cada uno de ellos, entendiendo el proceso que fue llevado para lograr su conclusión artística, así como las funciones que tienen tanto de manera conjunta como independiente.

Alejándose de las ideas del compositor

Jean Jacques Rousseau afirma en su diccionario de la música que es a partir del buen gusto musical del intérprete que este llegará a comprender las ideas del compositor. Sin embargo, definir buen gusto es algo tan subjetivo como lo es la interpretación per se. El arte no ha evolucionado solo, sino que el individuo lo ha llevado por un largo recorrido a lo largo del avance socio-convencional de la creación humana. No podemos dar pasos atrás y ser músicos del siglo XVII, pues nuestra visión musical es lo que es gracias a un desarrollo artístico que hoy en día aceptamos sin titubear. Aún con lo anterior, en la práctica interpretativa el músico busca libertad mientras, irónicamente, se encierra dentro de una forma de tocar arraigada a las costumbres de la época en la que fue concebida.

En la actualidad, gracias a los recursos digitales y los medios audiovisuales, lograr una reproducción total de la idea original del compositor contemporáneo se ha vuelto más sencillo. Sin embargo, dichas reproducciones están condicionadas por una tecnología sin capacidad de comprender los elementos más humanos dentro de las obras musicales. Además, la infinidad de herramientas que nos permiten reproducir la obra y las diferencias técnicas que hay entre ellos dan como resultado que escuchar la misma canción en dos dispositivos distintos (una bocina y un par de audífonos, por ejemplo) conviertan al consumo del producto en experiencias disímiles.

En definitiva, preservar la belleza de la obra compositiva de un creador artístico recae en el intérprete para su representación y divulgación. Sin embargo, el intérprete no podrá reproducir de manera totalmente fidedigna el producto artístico, transformándolo y ofreciendo nuevas propuestas musicales derivadas de una obra creada con percepciones específicas. Dependerá del músico ejecutante encontrar el punto de balance perfecto entre el conocimiento disponible para reproducir las ideas sonoras de un individuo y la subjetividad suficiente para enriquecer la composición con su comprensión personal de la misma. Al final, la música es un lenguaje, y como lenguaje nos permitirá expresar elementos concretos de una idea que el consumidor se encargará de traducir y aprehender que, de por sí, ya fue sometida a cambios durante la práctica interpretativa.

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El miedo de ser comido o cómo evitar que el matadero se sature

Entre los tantos recuerdos de mi breve infancia, recuerdo con cariño y rencor aquel momento en que el simpático barbero, con navaja en mano y sujetando con violencia mi cabello, me susurró al oído “no te muevas, que te corto la cabeza y te pongo una de perro”. Desconozco si el lector fue igual de temeroso, como yo de infante, de los perros, pero la imagen de mi cuerpo siendo decorada con la cabeza de un can me era aterradora. Desde ese día, decidí quedarme estático durante todas las visitas al peluquero, ser siempre obediente al hombre de la cuchilla.

Jonathan Swift deja en claro en su modesta propuesta la intención de sacrificar niños sin gracia de Dios para las mesas de los que se bañan con jabón de olor; mientras tanto, sus padres reciben una pequeña compensación por dos razones: por dar un buen alimento y por cachondos. Sin embargo, su propuesta ignora un hecho importantísimo: siempre hemos de arrancar de raíz la mala hierba. Esta mala hierba, consciente de la fórmula niño es igual a una docena de malas costumbres, comenzará un negocio que podría no tener fin como el mismo vicio; desde otro ángulo, detonaría una saturación de comida: ¿qué haría Dublín —o México—con tanto pobre desgraciado, con tanto alimento desperdiciado y en crecimiento? Porque no es lo mismo comerse al niño regordete de ocho años al puberto con pelos en la mano.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2018,uno de cada dos menores de edad se encuentra en situación de pobreza; en otras palabras, hay cerca de 20 millones de pequeños trozos de filete en potencia regados por México. A menos de que decidamos hacer un asado masivo a la uruguaya, jamás acabaríamos esta plaga. Si queremos frenar la propagación, la próxima peste, habrá que detener a los dueños de la fábrica de estos pequeños bastardos: a la gestora y al responsable de comenzar la producción en masa. Y he aquí mi atrevida propuesta.

El primer paso sería crear una institución encargada en tener registro, de todas las formas posibles, de los mendigos que planean vender a sus hijos: un control de semejante índole nos permitirá reconocer cuando un dúo de malos padres tenga la intención de aplicar la ley del tlacuache, diciendo “es mi primer hijo” cuando ya hizo una pequeña fortuna. Sin embargo, tampoco se trata de dejar a los burgueses wannabe sin la oportunidad de formar una familia uno nunca sabe, podría salir un pequeño genio de las letras o un excelente piloto espacial—, por lo que se les permitirá tener uno o dos descendientes por si las moscas.

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Hasta ahora, no se ha comentado la mejor parte de las propuestas: el castigo. Para los que responden por los niños-comida, quedará la castración; aunque quede la defensa, conformada por los amantes de los niños, gritando “¡Queremos nuestros niños cordon bleu!”, deberán entender que hay otras variedades de carne para su consumo, por lo que no deberían morir de hambre —además, no significa que no habrá producto, solo se reducirá su disponibilidad—.

Quedará, finalmente, preguntarse qué hacer con los pequeños sobrevivientes de la purga infantil. Retomando mi trauma de la niñez, mencionado al inicio de esta propuesta, me permito señalar la solución: usar el miedo y el mito para frenar toda ilusión de querer seguir el fallido negocio familiar. Bien señaló Freud en su texto Lo siniestro, donde rescata a Der Sandmann de E. T. A. Hoffman para ejemplificar que el miedo más grande del hombre es quedarse ciego: El ‘hombre de arena’arrancaba los ojos delos niños después de arrojarles, claro, arena, hasta hacerlos sangrar. Este genio no se quedaba con esa única intención: fiel a las modestas propuestas, raptaba a los pequeños ciegos para alimentar a sus propios hijos.

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Si seguimos la propuesta Sandmann-Swift, veremos que el miedo es un recurso esencial para evitar este futuro apocalipsis gastronómico. Podríamos, por ejemplo, inventarles a los críos afortunados que vendrá el ‘hombre del matadero’ (un cerdo vestido de traje, muy formal, por decir algo) para comérselos si se les ocurre, en un futuro próximo, tener hijos para venderlos a precios bajos. El pobre ingenuo quedará traumado y ni se le ocurrirá la idea de tener hijos; tal vez, hasta se convertirá en un padre ejemplar, un excelente hombre de familia preocupado por su niño restante.

Así, tendríamos solucionado el problema a medio y largo plazo: los irresponsables se quedarán sin bisne y los que tienen la intención de hacer franquicia con sus descendientes no tendrán ni ganas de comenzar. Si bien los amantes del niño al pastor no tendrán su comida para los martes, jueves y sábados, su posición social mejorará enormemente: comerán, aunque eso lo un día a la semana, un platillo extravagante y escaso, más premium.

Paisaje sonoro, consideraciones para su valoración cultural

En esencia se vislumbra que el paisaje es todo aquel contexto natural, o artificial intervenido por el hombre, con el propósito de cubrirlas necesidades de espacio para sus actividades; de esto, los espacios poseen elementos naturales como el terreno y los recursos hídricos, así como presencia de seres vivos -vegetales y animales-; y en lo artificial variedad de estructuras, edificaciones, plazas y avenidas; en todos los casos, influye la ubicación geográfica del sitio, definido por su clima y factores interrelacionados a temperatura, precipitación pluvial, humedad y asolamiento; es así qué, el paisaje reviste en toda una serie de experiencias sensitivas para un individuo receptor, en donde además, el ambiente paisajístico brinda una pregnancia memorable; tal como argumenta John Brinckerhoff Jackson, historiador y teórico del paisaje norteamericano, en palabras de Jean Marc(Besse, 2010, pág. 4):

1 Del sonido, se encontró qué: “[...] se propaga mediante ondas que se producen cada vez que un objeto, como una bocina estéreo, agita el aire que le rodea, provocando pequeños cambios en la presión del mismo. Para describir las ondas sonoras, los expertos de acústica utilizan conceptos como frecuencia y amplitud.”(Apple Inc., 2022).

2 Del ruido se tiene: “[...] es el contaminante más común. Puede definirse como cualquier sonido que sea calificado, por quien lo recibe, como algo molesto, indeseado, inoportuno o desagradable”. (Ministerio del Medio Ambiente. Gobierno de Chile, 2022).

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Ya no vemos al [paisaje] como separado de nuestra vida diaria, y de hecho creemos hoy en día que formar parte de un paisaje, buscar en él nuestra identidad, es una condición determinante de nuestro estar en el mundo, en el sentido más solemne de la palabra.

En consecuencia, el paisaje se ha vuelto en lo receptivo, parte fundamental del ser humano y del grupo social al que pertenece; llevándole al logro de una identidad cultural, que abarca los sentidos y el pensamiento.

Continuando con el paisaje sonoro, se concibe que cada sitio paisajístico contiene seres vivos en convivencia con elementos naturales y artificiales, que con acciones cotidianas generan sonidos1 o ruidos2 con distintas cualidades, esto ya representa, per se, un ambiente que puede provocar una experiencia estética de aceptación o derechazo receptivo, ya sea de manera permanente o temporal, empero evolutivo; de donde Woodside (2008) en Cárdenas Soler & Martínez Chaparro (2015, pág. 130)señala:

[...] cada expresión sonora está ubicada en un contexto socio-histórico particular y toma referentes de paisajes sonoros específicos. De esta forma, R. Murray Schafer, desde finales delos años 60´s del siglo XX, acuña el término Paisaje Sonoro, refiriéndose a los sonidos producidos en un espacio determinado, con una lógica o sentido otorgado por el entorno social en el que se producen y que además indican la evolución de dicho entorno social en el que se producen y que además indican la evolución de dicho entorno o sociedad (Schafer, 1977ª).

De esta manera, los autores determinan, que el paisaje sonoro es portador de diálogos sonoros, con significaciones sociales, culturales e ideológicas, que permiten establecer una identidad (ibidem, pág. 131).

Por tal motivo, en el ejemplo del paisaje urbano con cualidades sonoras reconocibles, existe un método orientado a la fenomenología3 y la psicoacústica4 expresados en relaciones de nitidez o claridad, con niveles de legibilidad de la imagen urbana(Quintero Sandrea & Recuero, 2018, pág. 191); por lo que parafraseando a los autores se agrega, qué para la compresión de los modos de escucha en el espacio urbano, se puede fundamentar en los análisis interdisciplinarios realizados por el Institut de Recher-che sur l’Environnement Construit -Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne(iRec) en colaboración con el Centre de Recherche sur l’Espace Sonore -Ecole d’Architecture de Grenoble(cResson), al expresar el fenómeno acústico, en las siguientes dimensiones: socio-cultural, arquitectónica y acústica; y de tipologías de escucha: memorizada, reactiva y cualificada, de lastres tipologías, se analiza, vive y percibe el mundo sonoro, y en este proceso, se identificarán símbolos, signos e iconos sonoros, que se comunican a través de la forma, el espacio y el tiempo, imprimiendo una identidad al ambiente(Ibidem, pág. 194).

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3 Francisco J Rivas, plantea sobre el fenómeno del ruido, una extensión a una dicotomía entre ruido-sonido más allá dela dimensión léxica: “¿Hay, en la vivencia, algo como el ruido, que distinga del sonido? Si atendemos a una fenomenología de la escucha; es decir, a la observación pormenorizada que describe la formación de un sonido de nuestra conciencia, descubriríamos que en principio no hay una distinción radical entre el sonido y el ruido.”(2015, pág. 81).

De las experiencias en lo arquitectónico, los usuarios tienen la manera de percibir al espacio en la cualidad sonora, según la ubicación y tránsito de estos, López Frías (2021, pág. 15)explica al respecto de acuerdo con Bernhard Leitner, artista y arquitecto austríaco:“[...] se sitúa el descubrimiento que realiza el propio oyente mientras se mueve y deambula por el espacio. Nuestra mente “renderiza” unas imágenes que nos describen del universo, basadas en los estímulos recibidos mediante la percepción.”

Por esta razón, se interpreta qué en su recorrido espacial, un sujeto tiene la posibilidad de captar información auditiva, con cualidades particulares, que marcan distancias, direcciones y hasta cualidades de los materiales, que llevarán a la creación de una experiencia memorizable.

A manera de conclusión

Sobre las consideraciones en la comprensión del paisaje sonoro, se tiene al usuario de un espacio natural, artificial, o mixto; que capta un universo de sonidos y ruidos, recreados en símbolos memorizados, o producidos de nuevas fuentes emisoras, y que de acuerdo a una culturalidad, otorgan un significado especial al paisaje; por lo tanto, en el diseño, rediseño y conservación del paisaje, surge la necesidad actuar con sensibilidad acústica, explorando y recuperando sonidos(o ruidos) que enriquecen los ambientes, hacia una elevada significancia cultural, que con el paso del tiempo se consolide como un valor patrimonial para las sociedades.

Bibliografía

Apple Inc. (2022). Sonido y audición. Obtenido de https://www.apple.com/mx/sound/#:~:text=El%20 sonido%20se%20propaga%20mediante,conceptos%20como%20frecuencia%20y%20amplitud.

Besse, J.-M. (2010). El espacio del paisaje. En I. J. Hoy (Ed.). (págs. 1-12). La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Obtenido de https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1488/ev.1488.pdf.

Cárdenas Soler, R. N., & Martínez Chaparro, D. (2015). El Paisaje Sonoro, Una Aproximación Teórico Desde La Semiótica. Rev.Investig.Desarro.Innov, 5(2), 129-140. Obtenido de https://revistas.uptc.edu. co/index.php/investigacion_duitama/article/view/3717/3271.

López Frías, I. O. (2021). Arquitecturas sonoras: el evento sonoro como generador del proyecto (I). Espacio Sonoro Revista de Música Actual(53), 1-45. Obtenido de http://espaciosonoro.tallersonoro.com/ wp-content/uploads/2021/02/02.-Isabel-Olmedo-LF-_53_2020.docx.pdf.

Ministerio del Medio Ambiente. Gobierno de Chile. (2022). Ruido Ambiental. Obtenido de Ruido: https:// ruido.mma.gob.cl/temas/

Núñez Rubiano, A. (2011). ¿Qué es la psicoacústica? Psicoacústica, 1. Obtenido de https://www.psicoacustica.com/articulos/081205.pdf.

Quintero Sandrea, C. A., & Recuero, L. M. (2018). El espacio urbano ‘calle’ a través de la mirada del paisaje sonoro. Una propuesta metodológica*. Territorios(38), 191-214. doi:https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.5484.

Rivas, F. J. (2015). Fenomenología política del ruido. Ixaya. Revista Universitaria de Desarrollo Social(9), 75-96. Obtenido de http://revistaixaya.cucsh.udg.mx/index.php/ixa/ article/view/6778.

4 “La psicoacústica es el estudio de la respuesta psicológica y psicopatológica de un estímulo físico sonoro, donde el cerebro analiza diferentes cualidades de sonido (intensidad, tono y timbre) y las transforma en un mensaje con reacciones física-mentales y física-corporales.”(Núñez Rubiano, 2011).

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Del otro lado de la luna

Licenciatura en Artes Visuales

Para mi parte de la creación artística se convierte en la visión de mis propias experiencias convertidas en relatos visuales, de las circunstancias que me hicieron ser más fuerte mi testimonio, esperando que pueda ser testimonio y voz de muchas situaciones de maltrato que sufrimos, así como la lucha constante de gritar lo que silenciamos y esta serie lleva como título “El otro lado de la luna”, todo aquello que no es visible, aquello que se oculta en las sombras y muchas veces callamos. La narrativa de una experiencia vivida con intención de mostrar parte de mi intimidad para poder acompañar aquellas que sufren en silencio, mostrar que no están solas y acompañarlas tal vez en un propio descubrimiento.

D e d i c a t o r í a

A todas las mujeres que sufren el maltrato y el abuso, no debemos permitir que nadie nuble nuestro ser, quebrantándonos en un silencio, si estás llorando escucha a tu voz interior ella siempre sabe cuándo algo te está lastimando, encontré que amándote a ti misma es como podrás salir de esta oscuridad, no puedo regresar el tiempo, pero sí puedo aprender de todo lo que enfrento y que si solo tengo este momento no permitiré que nadie vuelva a lastimarme, es por eso por lo que hoy quiero decirte, cuida tus pensamientos, tu cuerpo y tu espíritu solo así llegará esa paz y felicidad que siempre añoraste.

T o d o p a s a y e l d o l o r t a m b i é n p a s a r á

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“NIÑA BAJO LAS SABANAS”

¿A ti mi pequeña niña, que te escondes debajo de la cobija para poder llorar, ¿pero qué es lo que sufres en silencio?, ¿acaso es que te sientes sola y mal amada?, ¿será acaso que solo has recibido gritos y maltratos, enojos y palazos?, ¿por qué sufres mi niña?, ¿será acaso que nunca te han abrazado?, que en tu niñez has sido hecha a un lado por ser mujer, has tenido que jugar sola y tras la ventana has visto como tus hermanos jugaban y se divertían, pobre niña que siempre se sintió sola, y que solo en otros lugares se sentía acompañada, pero igual silenciada por miedo a que también te rechazarán.

“DULCE AMOR”

Siempre buscaste una persona a quien le pudieras importar, te enamoraste como nunca y tu mirada cambio, juntos descubriendo el mundo y para ti ese amor inocente fue de lo más especial hasta que las cosas comenzaron a cambiar.

Cambio tu mundo, te enseño a defenderte de las injusticias y te hizo sentir amada y protegida, construyen un camino de sueños en el cual los dos estarían por siempre juntos, hasta que la mancha comenzó a nublar su vista con las lágrimas comenzaron a brotar.

¿Acaso ese dulce amor comenzó a separarte de ti misma?

“FLOR MARCHITA”

Siempre pensaste que eras la responsable de que las cosas cambiaran, comenzaste a pensar que no eras suficiente, que aquella rosa se comenzaba a marchitar por eso el buscaba rosas más frescas, su mirada comenzó a obsesionarse, de imágenes de botones de rosas, te hacia mirar y tu solo supiste callar te llenabas de pensamientos de culpa y tristeza, de odiarte por no ser un brote y así sin saberque hacer seguiste aferrada a un amor que ya no te correspondía, seguiste aferrada por los primeros años de dulce miel, y pensaste que todo volvería algún día a ser como era, la esperanza era lo único que te mantenía.

Desde el principio él volteo la mirada a el jardín de la dulce niña, quien pensaba que de dulce ya no le quedaba nada, comenzó a odiar su jardín a pesar de que ella lo cuidaba desde que era apenas unos brotes, sentía amor, pero algunas veces enojo por no ser aquellas flores frescas ni brotes pequeños, pobre niña te hizo pensar tantas cosas y sentir otras más, tus alas comenzaron a quebrarse y tu mirada cada vez más se iba perdiendo.

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“Niña debajo de las sábanas”
Akary, 2021
“Telaraña” Akary, 2021

“EL HADA QUE YA NO PUDO VOLAR”

Esa dulce niña ahora con las alas rotas comenzó a crecer, pero con hilos en su cuerpo, cómo una marioneta limitada en su pensamiento, su corazón ahora está roto, siempre mirando desde lejos los actos perversos de su amante, actos que manchan todo lo que toca y ella solo permanece sentada sin hacer nada, su pensamiento solo se limita a imaginar que el algún día va a cambiar y la volverá a ser como en el principio.

Pero todo cambia y eso es lo que nadie le enseño, con su corazón roto ella ahora camina, y si se expresaba sobre lo incorrecto era sometida por las hirientes palabras de que ella siempre será igual.

La verdadera culpable es ella por no entender que las cosas son así, esas palabras resonaban en su cabeza cada vez que el justificaba sus actos… como van a ser así, no vez que está sufriendo por tus caprichos, ella sigue limitada a observar, pobre niña que comienzas a sentir tanto, que por dentro te consumes, tu cuerpo, tu alma y tu espíritu, todo por una ilusión de que algún día mejorará y su bello sueño se va a realizar.

Aquella dulce niña ahora es una mujer, cinco años y su mirada sigue aferrada, no puede ver, no puede hablar, parece que su ser se mezcló con el de él y solo hace lo que sus caprichos desean, pensando que está bien mientras pueda estar cerca de él, aunque le haya dicho que ya no la ama, ella no puede dejar que su amor muera y ruega por pedacitos de esperanza, finalmente acepta ser su eslava, sus lágrimas se contienen y hay días que se odia a sí misma por no ser otra rosa, no se da cuenta de que su jardín peligra ante los deseos de aquel joven, quien llena su estante de trofeos de flores, jactándose ante ella de lo que hace con ellas, ella sigue escuchando sin decir nada, sonriendo sin gritar, mirando sin poder llorar, ella no entiende porque al que más ama en el mundo la trata así, y se culpa una y otra vez a ella misma por no ser suficiente, todas las noches sale al patio y mira la luna, deseando alejarse y ocultarse en las sombras.

“JARDÍN MARCHITO”

Él es astuto e inteligente y sabe bien que ella hará todo lo que él le diga, han pasado 8 años, ella sigue siendo un objeto más de sus deseos, ella lo sigue amando con todo su ser, a pesar de que la ha convertido en una muñeca de porcelana, hueca y frágil. Aquí es donde el obtiene lo que quería, robarse una rosa de su jardín para seducirla, llevando a un lugar donde solos podrían estar, ella gritaba por dentro, pero no podía decir nada, solo fue un títere cual guion está escrito, la mancha que dejo ese día perduraría y poco a poco se secaría. Pobre jardín, lo que tiene que pasar, esa sombra de ese rostro se borra en los recuerdos, pero no deja de perturbar en los sueños, 4 rosas ahora se separarían, y la niña de la historia siempre recordará que nunca debió dejarlo entrar.

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“TELARAÑA”

“SUSPENDIDA ENTRE LÁGRIMAS”

Dentro del océano en el que me encontraba, lleno de obscuridad, no me quedaba nada, ya no podía perder nada más, me sentía vacía, en ocasiones me invadía la tristeza y no podía salir de ella, reía por fuera, pero me ahogaba por dentro, sufría la soledad aunque me encontrará en compañía, siempre me sentí a un lado sin importancia alguna y la persona que más amaba me hacía hecho daño, si me llego a amar, pero a su manera destructiva y egoísta, no podía ver porque mis ojos siempre estaban llenos de mar, y mi cuerpo enfermo de tanto aguantar, esto no era vida, no me quedo más que llegar a un vacío en el silencio absoluto de la profundidad.

“TOMA MI MANO Y NO ME LA SUELTES”

Y así la pequeña niña que ahora es una mujer, ella decidió que ya no podía seguir en el fondo del mar, solo quedaba subir y salir de aquella marea negra que nublaba su mirada. Tenía que reencontrarse con ella misma, se dio cuenta de que a su alrededor siempre encontraría apoyo si llegaba a expresarse y tomo fuerzas para dejar ir aquel sentimiento que la ataba, con dolor e inseguridad, pero sabía que no podía vivir en un ciclo en el cual poco a poco destruiría su vida, su alma y su humanidad. Gracias a su propia fuerza, ella salió de sí y miro a la pequeña niña en una esquina llorando por sentirse sola, tomo su mano y la abrazo entre sus brazos, abrazo su dolor, su sufrimiento, seco sus lágrimas y prometió que la cuidaría y estaría con ella siempre. Nadie más podía lastimarla porque ella sería amor.

Y así logro liberarse de la sombra que le atormento por tanto tiempo, ella aprendió a amarse incluso con su dolor, sus lágrimas se convirtieron en flores que estarán tatuadas en su cuerpo visible solo si sabes observar, cada quien es responsable de cómo enfrentar las situaciones adversas, y sobre todo entender que el dolor no es para siempre, las heridas sanan, el tiempo transcurre y lo que he aprendido es el amor es la solución más poderosa, sobre todo aquellas mujeres que son maltratadas o son malqueridas, comenzando por nosotras mismas.

El dolor no desaparece ni las cicatrices, pero si podemos transformarlas, no podemos vivir juntos e infelices, buscando un poco de amor, un corazón roto acepta la violencia física y psicológica, queremos que permanezcan igual por aquellos momentos contados de felicidad con la esperanza de que algún día va a cambiar, porque tenemos miedo al cambio que todo termine destruido y el dolor sea insoportable, atarse emocionalmente es un círculo de destrucción, y perder ese miedo es el verdadero camino a la transformación.

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“UN JARDÍN DE CICATRICES DORADAS”

“Un jardín de cicatrices doradas”

Akary, 2021

“Y en el otro lado de la luna, se libre, se feliz”

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Del amor y la soledad

“El amor es un pájaro. Y a ti te quedan cortas todas las metáforas”

La idea del amor ha evolucionado a lo largo del tiempo, comprendiéndolo de diversas formas, como un sentimiento que nace fervientemente entre dos personas, un vínculo que se va construyendo a partir de la interacción con el otro, un constructo social como tantos más que buscan perpetuar nuestra existencia como especie, un mero concepto o incluso, algunos se han atrevido a decir que el amor no existe. La misma Elvira Sastre escribió alguna vez que el amor es como darle a tu asesino el arma con la que serás liquidado, con el gatillo puesto y listo para expulsar bala, esa que aparece de forma imprevisible, dejándote

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sin oportunidad alguna de escapar de su impacto.

Para la filosofía, por ejemplo, el amor es fundacional, solo el que ama la sabiduría está en condiciones de asombrarse, mantiene la capacidad de asombro y la curiosidad que nos mueve a seguir aprendiendo sobre el mundo. La duda es la impulsora de todo conocimiento, debiéramos ser como el infante que pregunta ¿por qué el cielo es azul? ¿De dónde viene la comida que está servida? ¿Por qué la noche es distinta del día? Y les pregunta a todos y está atento cuando recibe una respuesta. El amor entonces es motor.

Platón, en “El Banquete”, nos relata el mito griego del andrógino, donde explica que antes existían tres géneros distintos, masculino, femenino y el andrógino. Los seres que pertenecían a esta última clase eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuesto, dos órganos sexuales y estaban unidos por el vientre. Con tal fortaleza y vigor, decidieron que podían combatir contra los dioses y al notar esto, Zeus decidió separarlos quedando seres de dos piernas solamente, por lo que pasaban la vida entera haciendo esfuerzos inimaginables para encontrar a su otra mitad y, una vez que lo hacían, nada más importaba. Esto coincide con la idea romántica que se tiene actualmente de la media naranja que “necesitamos” para estar completos, la pareja que llegará a complementarme y yo a ella, lo que ha generado una cultura sumamente compleja y hasta cierto grado disfuncional de tener que estar con alguien para poder sentirme bien emocionalmente, olvidándome muchas veces de comprenderme como ser individual y procurar el cuidado de mí mismo.

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Esto ha originado que, en algún momento, las personas lleguen a encontrarse en una especie de limbo emocional, oscilando entre la elección de abrazar la soledad o el anhelo de una compañía. Qué difícil es encontrar y mantener un equilibrio. Qué sencillo es caer en la polarización de dos partes que no deben ser entendidas como contrarias. La individualidad es igual de importante que la elección de ser con otro(no para otro).

¿Será que te estoy queriendo o me siento solo? ¿Te quiero o te necesito? ¿En la búsqueda de pertenecer a alguien dejé de pertenecerme a mí mismo? ¿Cuánta soledad somos capaces de soportar? ¿He sentido ya todo lo que podía sentir?

La respuesta a estas y tantas otras preguntas a veces le antecede a la misma duda. En el cuestionamiento se encuentra, pues, la resolución y la honestidad afectiva se vuelve entonces un acto de amor.

A veces pienso que evito las películas o series románticas porque son muy fantasiosas y se alejan de la realidad y debo confesar que para mí incluso el género de ciencia ficción se acerca más a lo que en verdad sucede en nuestro mundo, abordando los problemas más añejos de nuestra condición humana:la muerte, el sentido de vivir, las emociones humanas y el amor mismo.

Tal vez solo se trate del filtro con el que concebimos e interpretamos las cosas y aquello a lo que no podemos acceder es lo que nos parece más lejano. Seguro estoy de qué estoque escribo es todo menos un ensayo, quizá sí una confesión. Nos enseñan a alejarnos de personas que nos hacen daño, pero no a lidiar con nosotros mismos, eso que algunos llaman“demonios internos”no es otra cosa, sino la versión de uno mismo que no nos gusta, pero que no estamos dispuestos a cambiar, ¿Qué mayor enemigo, sino uno mismo y su voluntad?

Cuando se nubla el cielo y pareciera que la lluvia quiere tocar el suelo para hacer breves espejos donde miramos la parte de nosotros que no le mostramos al mundo, pasa que también se me nubla el interior y mi corazón se asemeja a un pedazo de papel mojado que alguien está apretando con su mano.

Entonces desdoblo cuidadosamente esa hoja maltratada y me da por escribir, como si al plasmar lo que siento en un papel, pudiera tener control de ello. No obstante, a veces creo que siempre he escrito sobre algo que no conozco, ¿Qué es el amor entonces?

Probablemente, nunca encontremos una respuesta exacta, sin embargo, es importante comprender que para establecer relaciones interpersonales sanas, primero hay que trabajar en uno mismo y que lo que han nombrado amor propio no es otra cosa que el cuidado del autoestima, autoconcepto y autoconocimiento.

Abracemos la compañía, la soledad y el justo medio entre ambas.

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Un mundo triste y enfermo

Mirando a mi alrededor pude observar diferentes personalidades pensando nos hemos vuelto víctimas del odio, ¿Estaremos mal? Pero la realidad es mucho más que ello.

En un trayecto, a un mundo surrealista, algo desconocido. Con una sociedad que no entiende motivos, pero exige explicaciones, un caso singular, aunque lo sospechaba, sabría que tendría que lidiar con ello una vida entera. Le tomamos poca importancia a la salud mental, es algo complejo, pero no menos importante.

Sumergiéndome, intentando perseguir un hilo de historias jamás contadas, lo que hoy en día no se dice, y aunque queramos ver la vida de colores, nunca dejará de ser lo que es.

Somos la generación con expectativas de cambio, con escenario de percepciones sobre el cambio fundamentalmente el tecnológico, Imaginando un futuro muy diferente a lo conocido, y la capacidad propia de la sociedad adulta para encarar los retos del presente y mañana.

Sin embargo, la repercusión negativa en los mismos jóvenes hoy en día, ha llevado a problemas tales como el desarrollo del pensamiento abstracto y crítico, pérdida del realismo, así como el desdoblamiento de la personalidad, idealizando cosas inexistentes o no propias y por lo mismo, genera mayor ansiedad y depresión.

Los celulares y las aplicaciones están explícitamente diseñados para detonar la liberación de dopamina, con el objetivo de hacer que sea difícil dejar de usarlos. Pues el exceso de dopamina puede conducir a alucinaciones o esquizofrenia.

Considerando que todos necesitamos de un psicólogo, pues hay situaciones mentales que no te permiten avanzar. Pero las oportunidades son escasas. Recordando que el ayer es historia, el futuro un misterio, pero el hoy es un regalo por el simple hecho de ser presente.

Todo lo que vemos de repente ya no está, por ser solo parte de algo temporal.

Me preguntó: ¿Cuántas veces dónde busque simplemente no había nada? Solo quedaba alguna ilusión que brillaba cuando me la imaginaba. Repitiendo, que todo estaría bien, y si no lo está, es porque no hemos llegado al final.

He aquí una historia, metafóricamente, de la importancia de la salud mental.

Este pequeño relato es un tanto peculiar, pues narra la historia de una familia en aquellos tiempos de escasez de recursos y oportunidades, como conocemos, las familias perfectas no existen. Es algo hipotético hoy en la actualidad.

Esta familia estaba conformada por un grupo pequeño de personas al promedio, sin

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embargo, muchos podrían pensar que el amor principalmente se encuentra en casa. Pues este no sería el caso, pues esta familia, se conformaría por siete hijos, un padre maltratador y una madre que vivía por sus hijos.

El hijo más grande, con la edad de 17 años, se llamaba Alejandro un chico que solía ser muy extrovertido, alegré y valiente para su edad. El que seguía, llamado Luis con la edad de 15 años, muy distraído pero carismático. A comparación del hermano siguiente, llamado Liam, edad 13 años, un chico introvertido, pero resguardaba alguna ternura. La gratitud que conllevaba hacia su madre era sorprendente, este tenía una relación en particular con sus hermanos. El hermano que seguía, Ethan con la edad diminuta de 11 años. Un chico que percibía una gran astucia, pero problemático. Y finalmente en género masculino, el más pequeño. Robert, con tan solo 8 años, un niño muy alegre e inteligente.

Dos chicas mayores, con un atractivo. Tan solo la edad de 18 y 19, Olivia y Erika veían por sus hermanitos. Solían estudiar y trabajar, para solventar una casa que carecía económicamente. Diferentes personalidades mismo objetivo “salir de la pobreza”.

¡Pero existe la luz!

Y cuando se va, se enciende una vela con la fe de que se cumpla tu petición.

El padre emprendía una tienda de abarrotes, que sus ganancias iban dirigidas hacia el alcohol, lo cual maltrataba a sus hijos para que ellos manejaran la tienda, mientras él se ponía a tomar con sus amigos. Mientras que la madre, con situación de vulnerabilidad, se ponía a vender revistas y periódicos con los pocos ingresos que ganaba para darles de comer a sus hijos.

Sin embargo, Alejandro veía los constantes abusos de su padre hacia su madre y hermanos y el pavor que este les ocasionaba. Con una mentalidad soñadora, y sus ganas de sacar adelante a su familia, se tomó de valentía y partió hacia los Estados Unidos de América, evidentemente se fue de migrante para generar oportunidades y poder ayudar en su casa. En cuanto llegó, no tardó mucho para empezar a trabajar y mandarle dinero a su familia. El cual desaparecía en cuanto llegaba a manos del padre.

Pues el padre no dejaba de manipular y golpear a su familia, principalmente a la madre y al pobre Liam. El cual, debidamente al constante abuso de su padre, creció con traumas y complejos.

El tiempo pasaba, los chicos dejaban de ser niños y se empezaban a convertir en jóvenes.

Liam solía escribirle cartas a su hermano Alejandro el cual no veía, y eso lo devastaba pues fue alguien muy influyente en su corta vida. Liam le escribía a su hermano la profundidad de sus sentimientos, cuánto lo extraña. Y lo que necesitaba, pues él siempre quiso una bicicleta. A lo que le llegó a su hermano Alejandro, pudo hablar por última vez con su pequeño hermano y le mando el dinero para que pudiera adquirir esa bici que tanto anhelaba. El mismo que no pudo recibir, ya que su padre se lo quedó para poder mantener su vicio.

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La noche posterior, hubo una discusión de por medio. Porque al llegar a casa vieron a su madre con sangre en el suelo. Liam sabía que no sería la última vez, que poco a poco guardaba rencor por su padre.

Esa misma noche algo había cambiado, algo tendría que ser distinto. Se convirtió en una desgracia para aquella familia. Pues como sabrían que esa misma noche la madre recibiría una llamada inesperada, dónde le avisarían que su hijo, ese que estuvo entre sus manos y por meses en su vientre, ese mismo que tomo el valor para buscar alguna esperanza para su familia, su hijo Alejandro, estaría muerto. Algo imprescindible, ¿Cómo pudo ser que, de un día para otro, él ya no estaría en su vida? Que por un error en su trabajo le costó la vida, un chico tan joven y con ilusiones, que en un instante se las arrebataron.

La familia estaba de luto, sabían que nada sería lo mismo para ellos desde ese día. Que su hermano, al que tanto amaban, se había llevado una parte de ellos desde aquella lamentable tragedia.

Una frase que recordó aquel chico introvertido:

“La vida es una preparación para el futuro; y la mejor preparación para el futuro es vivir como si no lo hubiera ninguno”

La vida es corta, hoy estamos, mañana no se sabe, ama y disfruta a tu familia.

Liam no tardó mucho en caer, su objetivo en ese momento fue aprender artes marciales para que nunca nadie volviera a dañar a su familia, y dicho y hecho, él buscaba clases gratis, porque no podía solventar los gastos, pero era demasiado bueno, así que no le fue difícil encontrar quien le diese clases gratis, para hacer muestras, a pesar de su rendimiento y constancia.

Liam ya no podía ver a su padre como lo que era, sino, como un enemigo. Teniendo al enemigo en casa:

El enemigo era impecable, eficiente, pero no fue suficientemente inteligente, recordando a su hermano día a día. Diciéndose: ojalá hubieras vivido para estar aquí con nosotros, ojalá nunca te hubieras marchado. Pero ahora perteneces a un simple soplo de viento. Todo, excepto tu coraje. El mismo que nos motiva.

Liam de ser el chico más noble de la familia, endureció su corazón. Y se volvió un joven frío, depresivo, no encontraba algún sentido en la vida, pero nunca dejó de amar incondicionalmente a su madre.

Mientras que su hermano Luis, empezó a juntarse con malas influencias, además de la gran tristeza que habitaba en su ser, que lo indujeron al camino fácil a consumir drogas.

Pues no era fácil ver a tu madre ser golpeada por tu padre constantemente, el que se suponía que debía de estar ahí para cuidar a su familia. Era el que más daño ocasionaba. Pensando que cada problema que conseguía este sujeto, lo tenía que encarar su familia.

Algo que nunca pasarán por alto de tantos problemas, en una ocasión un atardecer

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silencioso. Cómo era costumbre su padre se encontraba en estado de ebriedad, eso no evitaría el mal momento que pasarían. Pues este, empezó a gritarles a unos malvivientes de la colonia e insultarlos, estos con gran velocidad invadieron la casa de lámina, y pronto se encontraban cara a cara, a lo que comenzaron a golpear al padre, los niños al ver lo que estaba sucediendo y que pronto podrían lastimar a su mamá comenzaron a defender a su padre, los malvivientes empezaron a apuñalarlo a lo que una de sus hijas lo abrazo, para evitar que dejarán de apuñalarlo, que le ocasionaron graves heridas en los brazos, pero esto evito que su padre pudiera estar muerto, los niños no pudieron ver igual a la vida desde aquel momento tan grotesco.

En cambio, sus hermanas, encontraron una “liberación” juntándose con una pareja. La chica mayor quedó embarazada enseguida, el miedo la invadía. Y cuando se enteró el padre de esta, después de golpearla, la corrió descaradamente.

Pero está, no tuvo la suerte de encontrar alguien que realmente la amase y encontrará por fin alguien que la protegiera a ella y a su hijo. El infierno no terminaba, pues no le basto el sufrimiento en su casa, para que la familia de su novio empezará a maltratarla y no obstante a ello, sino que el novio repitiera cada vez que tenía oportunidad que el hijo que esperaba no era suyo. Esta decidió que lo mejor sería huir de aquella casa, para volver a reencontrarse con sus padres. Esta vivió ahí un par de meses en lo que se aliviaba y encontraba un lugar donde pudieran vivir ella y su bebé. Pero esto no sería la última desgracia de Olivia.

Sin embargo, Erika, se dijo a ella misma que no volvería a aquel infierno. Aunque extrañaría a sus hermanitos. Pues recordó todas las veces que ella y su hermana tuvieron que trabajar para que sus hermanitos pudieran recibir algún regalo los días festivos. Pero ahora tenía que pensar por ella misma, además de que sus hermanitos ya habían crecido, ahora tenían que hacerse cargo por ellos mismos, se fue para nunca volver.

¿Qué sería de los chicos menores?

Ethan y Robert, se llevaban bastante bien. Aunque eran muy distintos, Ethan no acababa en un problema cuando se metía en otro, mientras que Robert era un chico tímido y el más dotado de su escuela. Ambos ingresaron a una de las escuelas más prestigiosas de México, la UNAM. Robert fue un chico muy inteligente, y lo consideraron como el mejor promedio de su generación.

A Robert no solía irle bien socialmente, ya que le hacían bullying por ser demasiado comprometido con sus estudios. Un día harto del menosprecio de sus compañeros, le platico a su hermano Ethan, el que casi no le gustaba meterse en problemas, el típico chico con fama de malo. A lo que él le respondió despreocupado, que lo esperaría a la salida del día siguiente. El tiempo pasó, pero Robert miraba el reloj como si fuera una eternidad, preocupado pensando: ¿Qué pasaría si su hermano no lo esperaría ahí?

El momento de salida ha llegado, Robert sin pensarlo se paró bruscamente y se dirigió a dónde tenía que encontrarse con su hermano Ethan, pero no pasó desapercibido por sus compañeros, no evitaron seguirlo para molestarlo. Robert llegó al punto medio, no miraba a su hermano por ningún lado, pero si a sus compañeros con unas malas intenciones sobre él, a lo que el temeroso, pero con determinación, encaro la

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situación, y se tomó de valor para ganarse algún respeto, en ello vio a su hermano con un bate y ambos se unieron para hacerle frente a la vida.

Eso que no está, siempre está porque no deja de ser lo que nunca fue.

¿Será que entre menos tienes, menos hay que perder?

Olivia había perdido la noción del tiempo, y cuando menos lo espero ya estaba en una clínica a punto de prepararse para dar vida a un ser indefenso, no sabía que estaba a punto de presenciar un descalabro que cargaría con ello toda su vida. Que le cambiaría la visión, que dejaría de ver por ella para no recordar aquel día que le quitaron lo que más amaba, lo único que le quedaba. Pues despertó y el bebé ya no estaba allí, suponiendo que lo llevarían con ella para poder conocerlo. Pero eso nunca pasó, mientras le vendían una mentira y cruelmente el destino se reía de su angustia. Con la idea de que supuestamente lo había perdido y no pudieron hacer nada al respecto, pero la realidad fue mucho más despiadada.

Olivia rota por dentro sin poder creerlo, su mundo se convertía en una agonía, nunca había sentido los minutos tan lentamente, sin saber qué hacer con una gran desesperación que le creo problemas mentales a lo largo de su vida, un episodio que jamás pudo borrar. Pues años más tarde, se enteró de que realmente su hijo no había muerto en aquel Hospital, sino que su padre y su tía lo habían vendido y jamás supo a quién.

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Pero el tiempo no se detiene y no perdona.

Ellos tenían que seguir pues, aunque las circunstancias ahora eran distintas, el tiempo avanzaba. El objetivo seguía siendo el mismo.

Robert, siguiendo el ejemplo de su hermano hace un par de años atrás. Abandono sus estudios para recurrir a un trabajo. El cual tuvo en claro lo que quería y fue el más destacado, fue de gran ojo alegre al tener 3 hijos con madres diferentes, bastante bien para aquel “chico” de 27 años para entonces. Vivió un tiempo con la madre de estos dos últimos, al final no había una buena comunicación, aquella pareja de enamorados había llegado a su fin. Aquel chico ahora se había vuelto madre y padre, bastante bueno hoy en día, los llevaba a la escuela, les hacía de desayunar, incluso peinaba a su hija con un tanto de delicadeza.

Sin embargo, más tarde tendría cuentas pendientes con sus estudios, y se iría a terminarlos a su ciudad natal, no antes de ver por sus hijos, un chico de 7 años y una chica de 5 años. La mejor idea que tuvo fue dejarlos con su madre, no sonaba tan mal, pues allí vivían sus primos y su hermana mayor de aquellos chicos. El único niño fue tan apegado a su padre, por lo cual le tenía tanto afecto que al momento de su partida, él estaría esperando por la ventana la llegada de su padre, el cual aún no creía que se había marchado. A pesar de que nadie regresaría por aquella puerta.

Robert proponiéndose ahora ser un empresario, fue haciéndose de algunos negocios, los chicos sin saber de su madre, quizá habría muerto. Supieron cuidarse bastante bien para su edad, no tenían a alguien más. El tiempo voló una vez más, Robert había encontrado una nueva pareja, en el cual tuvo una hermosa y pequeña hija, la cual todos sus hermanos la querían bastante, a pesar de no ver con buenos ojos a la pareja actual de su padre, ahora eran cuatro. Tres chicas y un chico.

Un día de diciembre el frío se hacía notar, hubo un desenlace tan trágico, pues, la pequeña chica de tan solo 8 meses no llegaría al año, los chicos despertaron y a su vez presenciaron la partida de aquella bebé. Ese sentimiento era añejo, algo vagamente familiar, pues ver a tu hija fría en una caja de madera para ser cremada no podía ser lo mismo.

A pesar de ser distintas circunstancias, distintos tiempos, distinto dolor. Estos personajes no pudieron encontrar una satisfacción en la vida, lo cual te impide avanzar como persona. A veces el mundo es tan grande, pero cabe en un pañuelo.

No hagas planes con tu camino, camina sin pensar. Piensa solo cuando no sepas por dónde pasar.

Pero si insistes en atravesar eso que no te permite pasar, atente a las consecuencias, muchas veces no es bueno insistir pues te puedes arrepentir.

Y sí, caemos, no hay que preocuparnos. Pues muchas veces encontramos un tesoro justo donde tropezamos.

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Labios unicornio: Derechos Reservados

¿Qué es? ¿Un dragón? ¿Una vaca? Ojo zafiro de la vida que escapa. Un alebrije. La sonrisa hermosa, con la que rompes tus dijes, con la que encantas los pupitres de las estaciones más grises. ¿Qué haces hoy? ¿Llegaste a donde el paisaje quema mejor? Dices, de tu nombre, un sentimiento que desborda, una lágrima que brota entre las ruinas que alborotan la deriva que desciende decidida mientras tu despedida me agota. Me hablas de Polanco, las luces que nos vimos, los parques que bebimos, el aire muerto que compartimos (pinche Polanco, todo raro). Me compartes, iniciales del Soul-Maya, cinetecas y arañas, árboles que sueñan con aprender a cruzar las avenidas más hurañas, noches extensas, manos de a mentira, (mentira verdadera que me asfixia por tu huida, verdad mentirosa que me preocupa y me lastima), sentencia que me permite conocer como respiras.

Ya te extraño, soy Carlitos y tú me abriste la puerta, porque veinte minutos no bastaban para saberse las rimas que crecen en todas las huertas. Parpados neón, labios de sabor, tu pronunciación responde igual que mi hambre de smog. Pasan las horas, me alejo de ti. Me pregunto ¿sí es posible que volvamos a vernos así? Planetario que devora, Netflix no nos abandona, “Don´t look up” ¡pero sí! ¡mira la hora! Vamos tarde, aunque nos queda todo cerca; la vida entre departamentos suena a verbos que acomplejan. Y aún así, te robo un abrazo, te lo cambio como un recuerdo entre innombrables libralazos, acuerdo que se entera de las comitivas, y predice los potenciales elementos del suicida, de las compras en la Roma y la pobreza que los espabila.

Complejos privados que como la ropa caen, y entre rezo y rezo, el ruido de tu voz no me sabe nada mal. Incluso me absorbe como el eco al viento, me da las ganas de escribirte una vez más despierto. Te cuento un poco, las cabezas que he salteado, tres botellas de Hiroshima, pinche sake raro. Sáquese de aquí, más de mil pesos en la cuenta, nos vamos volando como Vlada Rusa, que se pelea porque nadie le anda coqueteando sus vodkas de mezcal-marquesa, intrusa-excusa, sus chongos de clavel, en Guerrero me dijo que le encanta robarse hasta el mantel, tintas güeras de hipotermia obtusa, una copa más y nos canta su versión de la mariachisuvska.

Impresión en lona, impresioname ésta, te escucho reir y wow, que belleza. Tu nombre, desnudo de Lilith, me compartes la manzana y desaparecemos de aquí. Nos vamos, solo dime que sí, mi corazón hecho pedazos, ahora desea llorar solo por ti. Dime, ¿estás leyendo esto? Te dije hasta donde vivo porque pa’ pendejo no carezco, te pensé lo que no tengo porque adoro el proceso, que entre el verso y la escritura, te reescribe, te re-proceso.

Te prometo que esto no es un retroceso.

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Es que no hay nadie como tú. Nadie igual a ti. Aunque sea unos días más, permíteme saber de ti. Déjame saber que estás bien, que el tour se pospone más desde un hasta pronto que desde un hasta después. Hasta mañana, descansa. Hasta siempre, me encantas. No te subas a los taxis porque algunos si son unos culeros y te entranzan. Conejitos fugaces, te escribo una impresión, me encantan tus muñecas, tu falda larga y tus labios de rock and roll. Te espero consciente, como una maquinaria de construcción, y a donde sea que vayas, ojalá te encuentres siempre de lo mejor.

Te escribo esto, porque así soy yo. Hace unos veinte días recordé lo que no soy, un pelmazo que escribe, disque invito y me enamoro, del pueblo para el pueblo, allá donde dorado-mundo-raro me eclosiono, cabeza de serpiente con peyote hit-moteado, porque desde aquí y ahora, soy parte de tu pabellón Gigeriano, parte de donde partes tú, porque tengo la confianza en que un día tú también sabrás en donde estoy.

Sal-de-mar, li-toral de coral. Gustavo Cerati me recuerda porque me encanta esta pinche ciudad... aunque siempre huela tan mal. Sal por li, olvidé tu apellido (eso no me sienta feliz). Los detalles me alcanzan como pueblo entre azar, monumento Sal-teado, ángel li-beral, tú y yo, juntos, como Morelli, podríamos ser un personaje brutal. Dime, ¿aquí termina nuestra ilusión? Por lo menos escríbeme (de vuelta), dime que todo se encuentra un poco mejor. Que tu causalidad ya no desliza la humedad sangrienta, y que los gritos, son solo por las puertas que dejamos permanecer abiertas. Que tus manos ahora solo tiemblan de frío, y que cuando me veas de nuevo, me dirás bobo, sigues siendo tan lindo y tan esquivo. Salirocal, recuerda que el derecho a roncar es más hermoso que el derecho a la paz. Salivestal, dédalo imperfecto que consume la sal, que sale desde el metro enfermo hasta el cagado parque del Chapultepeco-LomaPark.

Luma eléctrica, encriptado asiático, tus ojos rasgados, tesoro de los que pocos hemos encontrado. Hotel Comala y un Boing de Guayaba, extraño la curva donde te vi sentada, tu camisa dragoncito derechos-reservados, Donceles escribe que aquí nos hemos reencontrado. Botines de punk para que me pises las calaveritas y gritemos de nuevo este pinche silencio tan sabroso sí me excita.

Sal literatura, sal-de-mí y de todo aquello que te quiera hacer sentir que ya no perteneces aquí, porque entiendes, porque construyes y te escapas, pero al final de todo, eres la única que sabe lo que realmente pasa. Salicita mi dolor y aunque Vlada se moleste, esta noche y el resto, ya solo deseo mirarte a vos.

Volver a mirarte y alegrarte la voz.

Volver a pensarte, como el calor de la inmensa ciudad, de la inmensa postal donde nos vimos y nos preguntamos: oye, ¿y si lo pedimos para llevar? Al fin y al cabo solo quedamos los dos.

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Sueño e identidad

Normalmente, la pregunta de quiénes somos y a dónde vamos florece con las inseguridades: el acné y la metamorfosis del cuerpo. Parecería que no es suficiente con un cambio, sino que hay que voltear al mundo, trastocarlo, deformarlo lo suficiente para que en parte sea cuestionado y nuevamente apreciado. Las cosas no parecen las mismas, las ideas o verdades con las que nuestro mundo se sostenía se vuelven más frágiles, es entonces que tenemos que construir nuevos pilares.

Al principio es como un mal sueño, igual a esas pesadillas que teníamos cuando niños, el abrupto despertar era la salvación que necesitábamos, pues venían nuestros padres a consolarnos o al menos alguien cercano para hacernos saber que todo estaría bien. Los sueños no son reales, no pueden hacerte daño. Sin embargo, este sueño continúa y se magnifica en alcance conforme crecemos; amplía las dimensiones, preparándonos para lo que está por venir. Para unos cuantos la realidad deja de ser suficiente, de la cabeza surgen fantasías para lidiar con lo crudo del día a día, y para otros es una cárcel con el incesante sonido de nuestra voz retumbando en nuestra cabeza, el cual no deja respirar. Cada persona es un mundo.

Empecemos por la identidad: me parece que la mayoría de las veces un impulso nos llama a encontrar nuestra identidad, posiblemente se debe a que no nos sentimos del todo completos, faltan piezas en el rompecabezas, otras no encajan. Como ya dije, la duda surge en la adolescencia. Por otro lado, la infancia es un momento crucial para conformar la persona que somos, pero no lo es todo, en esta etapa se maquinan los cimientos, aprendemos y replicamos conductas de nuestros familiares, programas de televisión, personas en la calle, etc. Aunque es complicado definir qué es más significativo para cada persona y, por lo tanto, en lo que se enfoca, dos individuos pueden actuar totalmente distinto en la misma situación.

Lo que consumimos conforma una buena parte de la identidad, este punto está muy guiado por nuestros gustos, dependiendo de si lo que nos atrae es lo que buscamos. Entiéndase consumir como todo (películas, series, comidas, productos, libros, ropa, música, etc.) lo que masticamos y digerimos para satisfacer, según el criterio personal, nuestros gustos y necesidades. Nos identificamos con los personajes, lloramos con ellos a través de las páginas, resonamos con las canciones que escuchamos, degustamos los sabores acordes a nuestro paladar, olemos como nos dicta el sentido, pero ¿cómo expresar lo que somos? La respuesta es sencilla, la carta de presentación que es nuestra persona es una forma de darnos a conocer, que hasta cierto punto podemos modificar y sirven para manifestar parte de nuestra personalidad, las prendas de ropa, los colores, estilo y accesorios son muy buen ejemplo. A simple vista pudieran decir poco, solo falta indagar, rascar más allá de la superficie para encontrar los significados. Sin embargo, a pesar de poder modificar nuestra apariencia como si se tratase de un avatar, esta no deja de mostrar rasgos de nuestros familiares, que van desde el tono de piel hasta nuestra estatura, estas características no se excluyen a la hora de conformar la identidad.

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Aunque somos individuos, las personas con las que nos juntamos definen una parte de nosotros. Solemos estar perdidos en el mar de nuestros pensamientos y nos olvidamos de que existen otras situaciones similares a las nuestras. Sin embargo, el convivir con otros dibuja los bordes de quiénes somos. Se debe mencionar que interactuar con otros puede ser difícil, pues no solo es cuestión de tener gustos acordes, también maneras de actuar y formas de pensar son puntos cruciales para congeniar, considerar a alguien no un conocido, sino un amigo. Yendo de lo micro a lo macro tomemos en cuenta otro factor: la generación a la que pertenecemos, ya sea que estemos de acuerdo con ella o no, se comparten puntos similares, estamos viviendo los mismos tiempos, pero cada uno de manera diferente.

Como generación buscamos algo que nos permita pertenecer a un todo, es uno de los llamados que siente el ser humano —formar parte de algo más—. Esto no es una especie de “no estás solo”, sinceramente me aborrece la frase y no podría estar más equivocada (a mi parecer). Estamos solos la mayor parte del tiempo, pensemos en el transporte público, ¿acaso creen que estamos ahí en un momento de comunidad? Es más bien necesidad y muchas veces a lo largo del día nuestras interacciones no son voluntarias, sino que se requieren en la dinámica de lo cotidiano. A pesar de ello, sí hay momentos en los que formamos un sentido de comunidad. Como ejemplo, pongo a las personas en un concierto: ellas se encuentran en un mismo espacio por el simple hecho de escuchar algo que les gusta, entonces cuando la música suena puede existir la posibilidad de perderse entre la multitud y compartir, sentir comunidad y compañerismo con la gente desconocida alrededor mientras se grita a todo pulmón. Me parece que es en esa clase de momentos cuando se pierde la soledad y despertamos del sueño.

Por su parte, el sueño complementa nuestra identidad, porque soñar lo puede ser todo, desde las mentiras que nos contamos —y les decimos a los demás—hasta aquello que añoramos mientras estamos despiertos, la promesa de que las cosas pueden ser mejor, una construcción de lo que podría y debería ser según nuestros propios criterios, la fantasía que simula un tanque de oxígeno cuando buceamos en la rutina de la vida, vivir en otros mundos de los que deseamos no despertar, el gran escape. Es así que, en medio de nuestros gustos, las ideas que nos componen, las fronteras que se establecen, nuestras creencias y lo que damos a conocer de nosotros, se encuentra el sueño. Este, a su vez, es nuestras preocupaciones o problemas manifestados, el subconsciente haciéndose presente, mensajes de lo profundo lo llamarían algunos.

Otras teorías dicen que por medio del sueño se vislumbran otras realidades, como las vidas pasadas, aunque en este punto ya estamos sobrepasando el terreno de la especulación. El sueño toma lugar y se nutre de las fantasías, pero no por eso es menos real, ni menos importante para nosotros, nos complementa gracias a que en ocasiones eso es lo que necesitamos, solo una fantasía.

No podemos alcanzar a crear una definición concreta y satisfactoria de lo que es identidad, porque todavía hay muchos factores que no se toman en cuenta y existen muchos tipos de identidades (como la nacional o sexual), son demasiados los puntos que se necesitan unir para tejer todo su significado.

De la misma forma es mucho menos sencillo sintetizar una definición del sueño, una de las aproximaciones más aceptadas (ya mencionada en el texto) es la del subconsciente, pero puede no ser suficiente para algunas personas. Por eso, este ir y venir de la vida, que oscila entre la afirmación y negación de aquello que somos y no somos —o queremos ser—es el sueño e identidad, presente en todos los ámbitos de nuestra vida diaria.

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El horizonte de la tierra se convirtió repentinamente en una costa. Más allá de ella, el oro que brotaba del sol durmiente construía la superficie de un mar dora do interminable. “Cielo”, dijo mi alma al recordar. “Esto es el cielo”. Esta alma mía y el tejido que la compone. Recuerdan este mismo cielo, y lo que se sentía al navegarlo.

“Stairs to a Sea of Gold”

El hechicero

Mariano Umaña García

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Al final las palabras duelen... ¡y callan!

El día de las almas perdidas

Ayer sentí que la cabeza me daba vueltas. Todo a mi alrededor me parecía inquietante, ni siquiera podía saberme tranquila en la suavidad de mi cama. Habría huido de casa si la señorita Evelyn no estuviera al pendiente de mí todo el tiempo o si la rata muerta no obstruyera el paso para salir del callejón e ir hacia no sé dónde. Apesta. Yo también, solo que de un modo meramente repugnante: soy un fiasco en todo lo que hago, pienso y digo, por lo que mis palabras resultan una especie de basura acumulada con mosquitas rondando por doquier.

Ya no soy lo que era antes y mis palabras son la prueba de ello. Si la maestra me leyera ahora mismo o si mi papá se percatara de la forma en la que manipulo el bolígrafo, quizás se avergonzarían de mí. ¿Cómo es posible que el poder de las palabras se haya ido de mis manos? ¿En dónde quedó esa niña que se desvivía por el arte y creaba historias como si no hubiera un mañana? Esto es molesto, porque yo nunca lo busqué ni tampoco lo pedí.

Y la verdad es que ya no creo que exista un mañana para mí.

—Andrea, el fiasco

08.18.21

El cielo de las ilusiones distorsionadas

Está nublado y la casa se siente más fría que otros días. Tenía la intención de escribir para mi web novel, pero las palabras no me salen. No sé si sea a causa del clima o a que llevo mucho tiempo sin escribir... mis ánimos no han ayudado últimamente. Y si en algún momento aparece «algo», no dudo en borrarlo y empezar de nuevo, pues siento que no tiene nada que ver con el arte. Me da la impresión de que, tal vez, se debe a la universidad: a veces los compañeros son duros con la crítica y pareciera que todo lo que sale de mi boca o de mis manos en el papel es un asco.

Licenciatura en Letras Españolas
08.12.21
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Mi mamá dice que sea valiente para escuchar ya prender, al igual que mi profesor de L.E.: «Estamos en un campo de entrenamiento. Equivócate todo lo que sea necesario y sé valiente para levantarte». Sé que tienen razón, que todo lo que aprenda gracias a la crítica será de gran ayuda para el futuro, aunque dudo mucho que mis ánimos sigan permitiéndome asistir a la universidad sin miedo alguno. O si yo pueda mitigarlos de una vez por todas. Me siento como en una cuerda floja: quiero equilibrarme y, en vez de eso, me caigo y me lastimo.

Antes creía que las palabras lo podían todo, como salvarme la vida. Me aferré a ellas creyendo que podían hacerme una persona libre, auténtica y fiel a sí misma en todos los aspectos posibles. Pero me han lastimado. No importa si vienen de afuera, de mí o si nunca llegan: son un arma de doble filo con la que debo tener cuidado. Si alguna vez quiero alcanzar mi sueño con ellas, entonces tengo que aprender a controlarlas.

La página sigue en blanco y mi computadora casi se apaga.

La noche de los inocentes

El día de hoy, una de mis clases de la universidad programó una tarea de escritura para el próximo viernes. No me sorprende porque ha sido así desde que entré a la facultad, ni mucho menos cuando sé que es parte de mis estudios. Sin embargo, esta vez el profesor ha cruzado el límite con las indicaciones del ensayo, al agregar una nota final que llamó mi atención:

Ya no escribes para ti. Tus textos son académicos desde que entraste a la universidad, así que olvídate de todo.

¿Letras te convierte en escritor? ¡Eso es una vil mentira!

Mi miedo por escribirse ha convertido en rabia.

Detesto que la universidad me imponga qué escribir. Si por mí fuera, en lo único que mantendría la cabeza ocupada sería en mi web novel o en cualquiera de mis escritos personales, aunque tenga en cuenta que las palabras se han transformado en una condena para mí. ¿Por qué no puedo volver a ser libre con ellas? ¿Por qué parece que el arte me aprisiona? ¿Por qué la universidad es tan cruel conmigo? Me hace sentir miserable cada vez que pongo un pie en el auditorio. No importa qué tan amplio y fresco sea, pues es igual de sofocante que mi reducida habitación.

La cabeza volverá a darme vueltas como hace unos días: me costará trabajo encontrar qué puedo decir en el escrito de la universidad. Volveré a sentir dolor en las sienes, al igual que una opresión en el pecho. Me han arrancado las alas y ya no puedo seguir volando por mis sueños. Por muy increíble que parezca, así es.

Todo me pesa y nada puedo S O P O R T A R.

— La señorita odio-todo: Andrea Esmeralda

— E... ¡E de equivocada! 08.20.21
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La tarde de los caídos en tiempos lluviosos

Las gotas de lluvia golpean la ventana de mi habitación, una tras otra, y luego se corroen por toda su extensión hasta llegar al suelo. Hace un frío terrible. La tarea de la universidad me está esperando en el escritorio, pero lo único que me apetece en estos momentos es estar envuelta en las sábanas de mi cama y ver k-dramas. Tan sólo pensar en que debo cumplir con aquella tarea, me da náuseas.

No quiero hacerla.

La página en blanco me aterra. No sé qué decir, todo es absurdo. Ya no puedo escribir.

Es un milagro que aún continúe escribiendo en estas hojas amarillentas lo que me sucede, como si fuera lo más interesante que tengo para contar... contar, ¿a quién? ¿A mi mamá, papá o profesor? ¿A mis compañeros? ¿A mí misma?

Por la mañana hablé con mi mamá. Ella dice que debería dejarme de estupideces y solo ponerme a escribir, al fin y al cabo, sí puedo hacerlo. Cree en mí y eso solo me da falsas ilusiones: al ser quien me dio la vida, es de esperarse que lo haga. Quisiera ver más allá de esa simple verdad, también creer que puedo hacerlo y que puedo volver a tener el poder de las palabras en mis manos, como si nunca hubiera decepcionado a nadie. Pero las palabras solo aparecen en la oscuridad de mis memorias aquí, y no logro comprenderlas para hacerlas mías en otro espacio. Mi web novel está suspendida y la tarea solo es una página en blanco del montón.

Ojalá el computador no se apague. Y que las palabras se compadezcan de mí.

— Andrea... ¿Esmeralda? ¿La mártir?

08.26.21

El mediodía de los corazones doliente

Todavía no he escrito nada. Mañana es la entrega de mi ensayo y la página sigue en blanco, esperándome. Me siento sin energía para escribir, pobre de espíritu y carente de ideas. Mi cabeza me ha dado incontables vueltas, buscando algo que le convenza para cumplir con el deber, pero no se decide por nada.

Todo ya se ha dicho... olvídalo, no queda más

El corazón me duele más que nunca. La melancolía que se suscita en mi interior al recordar mis días de gloria con las palabras me calla y me lastima. ¿De qué sirve escribir si no puedo hacerlo con libertad? El arte es la cárcel de mi alma. Me he quedado vacía, escribir lo era todo para mí. No encuentro consuelo en las palabras. ¿Quién lo diría? La niña que creaba historias sin cesar, la adolescente que las llevaba al papel con ahínco, ahora es una joven rodeada de miedo y sin esperanzas. Culparé a la universidad hasta el fin de mis días por ello. Tengo la certeza de que no hay otro culpable detrás de mi desgracia. 97

08.22.21

La oscuridad resplandece Cuando el día desvanece.

La luz opaca la mente mía, Pues las sombras la hicieron suya mientras vivía

El sueño despierta Porque la mente está muerta En un río repleto de amantes Con todos sus recuerdos agonizantes.

La niña duerme con una canción, Sin saber que ya el alma ha perdido. La cordura nunca fue una opción Para un espíritu libre y decaído.

Un espíritu libre y decaído, que se pregunta todo el tiempo: ¿de qué sirve el arte si se le aprisiona bajo los efectos del mundo? Estoy loca. — A... ¡A

El día de la victoria final... o la caída total

08.27.21

La página en blanco se llenó de palabras en la computadora. Fue difícil. Sólo espero que la rata no apeste más en la entrada del callejón, ni tampoco mi trabajo en la universidad. Hoy es mi mañana... ¡Qué miedo!

— Esmeralda, la miedosa.

de adormecida! ¡A de Andrea!
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Muerte a voluntad, fama contra ella

Renata Zamorano García Licenciatura en Letras Españolas

La mañana del primero de mayo del año 1947, la ciudad de Nueva York reinaba de una manera imperiosa y deleitante. El humo de los trenes inundaba las calles de la ciudad, y los ruidos naturales de las avenidas encubrían la desgracia palpitante que se acercaba al Empire State.

El monstruo de las naciones al fin respiraba un poco de calma después de un largo periodo bélico que destrozó a todos sus habitantes. Algunas familias incompletas aún lloraban la pérdida de sus amados, soldados trataban de recuperarse del trago amargo de las batallas y otros más festejaban la patria que con arduo esfuerzo defendieron. Estados Unidos comenzaba a recuperarse después de tanta sangre y lágrimas derramadas.

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Las ciudades renacían de entre las cenizas, las personas comenzaban a salir de sus casas sin miedo a que sus vidas fuesen arrebatadas sin previo aviso a manos de los enemigos. Sin embargo, la desgracia lucía de distintas formas, y aquel inicio de mayo de 1947 fue prueba de ello.

Evelyn McHale se convirtió en la desafortunada víctima y estrella del momento gracias a una fotografía que quedaría plasmada en la memoria del mundo. McHale no fue actriz, cantante o amante del polémico presidente Harry S. Truman. Se trató simplemente de una ciudadana promedio, integrante de una trágica familia y una hermosa joven que dejó a su prometido a medio camino de nupcias y decidió tomar al Empire State como rehén de su final.

Aquel día, alrededor de las 7:00 am, fue vendido un boleto de tren en Pensilvania que tenía por destino Nueva York. Se sabe que el 30 de abril Evelyn había visitado al que se volvería su esposo en junio. No se experimentaron discusiones, cancelaciones de planes nupciales o nuevos cuadros depresivos por parte de la novia. Fue un día común y corriente para la pareja de enamorados, quienes festejaron el cumpleaños número 24 del ex-soldado.

Sin preocupaciones de por medio, a la mañana siguiente, Barry Rhodes dejó marchar a su prometida después de su despedida final. Si bien era cierto que habían tenido sus altibajos durante los últimos meses, estaba seguro de que todo mejoraría un mes después al obtener aquel “Sí, acepto” que tanto anhelaba. Antes de subir al tren, Evelyn le dio un beso y prometió que pronto volvería.

Los 66 minutos entre la estación de Pensilvania y la de Nueva York fueron clave. No se sabe si la decisión de la joven fue tomada desde tiempo atrás, o si sucedió algo en aquellos minutos que logró derrumbarla. Lo que es seguro es que Evelyn bajó del tren, se trasladó al hotel Governor Clinton y ahí escribió las que serían sus últimas peticiones: «No quiero que nadie, sea o no de mi familia, vea mi cuerpo, ¿podrían incinerarlo? Les uego que no organicen ningún funeral o acto en mi memoria». Sin embargo, su súplica pronto se vería frustrada ante una cámara que la volvería una musa eterna en contra de sus deseos.

Cerca de las 10:30 am, su elegante silueta rondaba a paso lento y firme por las escaleras del Empire State. Con boleto en mano, escaló hasta el piso 86 del lugar, en dónde admiró por algunos minutos la que sería su parada final.

John Morrisey, quien patrullaba la quinta avenida y la calle 34 ese día, reportó que a las 10:40 am observó un pañuelo blanco, proveniente de las alturas del gran edificio, balancearse al compás del aire. Contempló el deleitante baile del pequeño trozo de tela por algunos instantes, para después percatarse de un cuerpo que caía velozmente desde el mirador.

La joven tardó 4 minutos entre su salto del piso 86 de la torre, hasta su impacto sobre el toldo de la limusina Cadillac de la Asamblea de las Naciones Unidas. Entre las personas que se acercaron a contemplar el lamentable hecho, se encontraba el estudiante de fotografía Robert Wiles. Para desgracia de Evelyn, él transportaba aquella mañana la cámara con la cual la dejaría inmortalizada ante los ojos de las futuras generaciones.

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Poco se sabe de la mujer que, sin quererlo, terminó volviéndose un ícono bello y devastador a lo largo de los años. Si bien el famoso escritor Edgar Allan Poe llegó a argumentar que «la muerte de una mujer hermosa es, sin duda, el tema más poético del mundo», McHale no tenía contempladas dichas palabras al momento de tomar su decisión final. La contadora pública no pretendía volver su cuerpo o su muerte, una escena bella, ni mucho menos ser el cuadro perfecto para Wiles.

A través de la cámara del fotógrafo se puede observar una escena escalofriante titulada “El suicidio más bello”. Evelyn McHale yace sin vida sobre el toldo destrozado del Cadillac. De no ser por las medias rotas, la falda mal acomodada y las ondas metálicas aloscostadosdel cadáver, todo parece ser perfecto. La serenidad se aspira de una forma aterradoraen la imagen, ella parece estar en un sueño profundoy encantador. No hay sangre, violencia u horror, solo una bella joven posando inconscientemente para alguien que jamás deseó que se cruzara en su camino.

Durante las investigaciones, la nota de suicidio de McHale fue entregada a su hermana, Helen Brenner. Fue ella quien reconoció su cuerpo y quien respetó sus peticiones. No hubo funeral ni alguna tumba en donde yaciera su cuerpo. No obstante, tan solo once días después, la privacidad y voluntad de Evelyn fueron quebrantadas por la revista Life Magazine. La fotografía de página completa venía acompañada de la leyenda: «En la parte inferior del Empire State Building, el cuerpo de Evelyn McHale reposa con calma en un féretro grotesco, su cuerpo caído golpeado en la parte superior de un auto.»

No se sabe si la familia de la joven llegó a enfrentarse a la revista por invasión ala privacidad de Evelyn. Lo que es cierto, es que aquella fotografía desató tanto furor que hasta la fecha sigue siendo una de las fotografías más icónicas de todos los tiempos. Prueba de ello fue su aparición en la serigrafía Suicide de Andy Warhol, lanzada en el año 1962. Y, aún más reciente, la propia Taylor Swift elaboró un guiño al trabajo de Wiles en su vídeo Bad Blood en el año 2014.

Desde su presencia en Life Magazine, McHale ha sido fuente de inspiración y una leyenda para el arte. Su muerte ha sido contemplada, vendida, recordada, parodia, day cuestionada por muchos años. Tanto fue su impacto no contemplado sobre la sociedad, que, durante las siguientes tres semanas, 5 personas acabaron con su vida de la misma manera. Todas ellas saltaron del piso 86 del Empire State. Ante esto, las autoridades se vieron obligadas a poner una cerca de malla y capacitaron a las autoridades en un intento de frenar la ola de suicidios que se habían desencadenado tras la fotografía de Evelyn McHale.

Mucho se habló sobre la belleza en la muerte de la joven de 23 años, sobre su elegancia y serenidad con la cual fue capturada aquella mañana del primero de mayo de 1947. Sin embargo, nadie jamás se cuestionó sobre las razones que orillaron a la chica a lanzarse del edificio, ni mucho menos contemplaron que la joven jamás deseó hacerse conocida por su fallecimiento. Casi nadie se enteró que aquella pose tan dramática y tranquila, era tan solo una fachada, pues horas después su cadáver quedó hecho añicos al momento de que las autoridades quisieran trasladarla para su identificación.

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Todos vieron las perlas tan delicadas que aún se mantenían en su cuello al momento de los hechos, su belleza, sus labios rojos, su apacible rostro. Más, nadie contempló el horror que ella vivió semanas antes de afrontar su duelo con aquella decisión. Todos quedaron perplejos, atónitos y encantados con la fachada que Robert Wiles capturó, y pronto se olvidaron de que aquel ser humano tuvo una vida que decidió concluir. Por sobre todas las cosas, aquella fascinación por la muerte y la juventud ha imperado a través del tiempo.

Aquel “Suicidio más bello” fue la coartada perfecta para robar lo poco que dejó Evelyn, y darle la razón a la máxima de James Dean: vivió rápido, murió joven y dejó un bonito cadáver.

Amor : Muerte

Osiris Samara Rios López Licenciatura en Psicolodía Clínica

El encuentro fue repentino. La luna nueva nos había asaltado compartiendo desventuras con otras almas y recuerdos de nuestra eternidad inexistente. Nunca llegué a conocerla del todo, pero en aquel instante pretendí “certezas”. Sin imaginar que me ahogaría en el abismo de sus cabellos oscuros. Las caladas de aquellos cigarrillos estaban por expirarse. Ese aliento de muerte selló mi condena al rozar sus labios.

Se tomaban de las manos más de la cuenta. Hace años vienen jugando rayuela en las aceras cercanas a su casa, unos días a las traes, otros a los encantados. Pero nunca a las escondidas, pues aquella de las manos heladas temía se le escapasen las muecas de la niña ojos miel.

En medio del tumulto me atrapó el estruendo de su risa. Aspiraba a ser tranquilidad entre sus tempestades-pasado. Escribía melancolía para sus adentros. Pero era un deleite ante el rozar furtivo de mis dedos sobre su rostro. Ignorante de aquella maravilla, la vida transcurrió. Nadie se detuvo a obsérvarnos desatar el caos.

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Apareció en el primer suspiro de llanto, le acarició las mejillas, sofocó los sollozos y se colocó la máscara de calma. No entendía por qué no amarle, si ella era una constante. Aquel cuerpo no dejaba espacio para la desesperación del tumulto y le arrullaba por las noches, cuando a nadie más parecía importarle.

No conocí ser capaz de apartarle de aquel deseo de convertirse en una. Quien entrase en su laberinto llamado vida, se volvía loco o terminaba cediendo ante la tristeza.

Pero yo, que sé de caos y tempestad, la reconocí a más de mil latidos de distancia. «Esta mujer me va a hacer temblar hasta los cimientos» y pasó… pasamos. Jugar a habitar entre las costillas de la otra, como si fueran las propias. Gran error querer vivir en un lugar donde aún se escribía aquel nombre por todos los rincones.

Breves momentos acaricié sus manos, las cuales no eran más que unos diminutos dedos encarnados en aquellos huesos desgastados. Era hermosa a pesar de su vieja compañera. Esta no apartaba la amenaza de devorarla. Poseía una piel blanca llena de líneas minúsculas, ojeras de historias insoportables y labios delgados que se escondían tras el humo de sus cigarrillos. Uno de tantos detalles que le convertían más en esa de cuencas vacías.

El devenir de sus palabras se colaba en mi presente. Dedicaba latidos a una historia que olvidé cómo escribir. El dolor de aquellas letras hizo estragos en mis antebrazos. Los cortes sangraban y dejaban entrever las terminaciones nerviosas. He de extinguirme. Pero aquel invierno tomé su menudo cuerpo e hice un refugio en el vacío de mi pecho, para ser solo una.

Ella murmuró a mis espaldas. Arañó las costillas con su cuchilla. Inmóvil debido a aquella declaración las lágrimas golpetearon con prontitud. El desconcierto no detuvo la brea que se escapó de entre sus dientes. Pues al proferir nuestra despedida no me miraba. Su ser se apartaba con cada respirar. Y aunque fuese amor, no soporté la idea de vivir con el peso muerto de esas sombras. Abandoné sonrisas, lágrimas de alegría, temblores y susurros, en la orilla de aquel balcón. No me despedí. Hice el menor ruido posible y las dejé solas.

Seis estaciones plagadas de nostalgia, dos más con mi sonrisa por bandera. Seguí tras los pasos de un futuro incierto y fui huracán para el propio cielo. Renuncié a la bocanada-sufrimiento, pues dejó de importar si se me escapaba su dulce aroma. Por fin nos negaba palabras coherentes al compás de un andar distante.Con el tic tac los pasos dejaron de doler. Las mariposas llevaban su nombre, pero no se posaban en mí. Los poemas hicieron estragos en la punta de mis dedos y el tabaco dejó de llenar mis noches.

La vida se tornó cálida. Pintaba su silueta con un brillo en los ojos. Escribía amor en mi tórax. Ya no parecía herida, casi la llamaba cicatriz. Pero todo no estaba dicho. Había dos cuerpos inertes en medio de la habitación. Uno llevaba el corazón expuesto en la boca, mientras el otro le sostenía con la palma abierta a punto de caerse. Ignoramos aquel presagio. Nos resumimos en el porvenir de ese encuentro. Creímos en la eternidad.

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La llegada del invierno trajo más que días de mantas, café y libros. El huracán nos volvió a azotar. Nuestros corazones se entrelazaron en aquel abrazo. Volver a tocarle fue como vivir por primera vez, desde los silencios provocados por el tú, ella y yo. Pero ya no la encontré. Sus ganas de escapar de este mundo con ella se habían esfumado. Ya no jugaba con sus letras, ni le dedicaba versos. Dejó los anhelos de saltar al abismo, personas que no la amaban, aferrarse a pasados y tiempos de heridas, que en mis manos seguras se convirtieron en cicatrices. El avioncito-refugio se quedó vacío. Apartó a la muerte por sostener mi alma.

El jardín donde alguna vez sembramos tulipanes comenzó a palidecer. Noté el rumor de las olas que rompían contra el colchón. A lo lejos su canto me hipnotizaba, pero nadie advertía que me desangraba. En casa el silencio nos consumía y ahora solo se alcanzaban a percibir mis sollozos tras la puerta de la habitación.

Absurda ilusión fue la permanencia de mi cuerpo desdibujado entre sus sábanas. Al final no fui la mujer que volaba en medio de sus besos insaciables, fui efímera. Escribimos futuro en historias sin poder ser un presente. Llovimos tanto que acabamos con una vida maltrecha y algún fantasma que tarareaba nuestras canciones en medio de un parque. El cual ya no nos ve recostadas en el césped mientras contábamos razones para amarnos.

Absurdo hablar de eventos que fueron escritos con sangre en mis tobillos. Absurdo prolongar el relato de lo no vivido. Abrí mi cuerpo en canal. Admití el terror prematuro de un adiós y fui llanto una vez más.

El principio del fin. Desde pequeña el mar rompía con furia contra mis cuencas. No conocí la suavidad de una caricia prematura. Anduve con paso trepidante junto a la soledad. Me dibujaba sonrisas o elefantes rosas, por eso del alma rota. Cómo es que le pedía cobijo a la niña de las pupilas-girasol, si el invierno le consumía con prontitud. Cómo es que fuimos refugio y ahora ruinas.

Cantaba dulces mentiras de camino a sitios vacíos. Nunca supe llamarles hogar. Estos se encontraban repletos de carcajadas ignorantes de mis manías. Las cuales cobraron sentido bajo su sonrisa a medias, pero jamás torcida. Las pupilas se me dilataban ante el volar de cualquier mariposa, imagina la maravilla al toparme con su volar errante. Garabateaba mi hogar en las paredes, más este fue su silueta cocida a un siempre. Buscaba más de la cuenta, por el miedo a no encontrarme. El tropezarme con su ser fue eso, el lugar al que pertenecía el latido.

Lamentamos las mentiras acumuladas, el sabernos seres rotos. Comprendíamos el sufrimiento de una infancia atestada de putrefacción. Pero desconocía cómo se debilitaba cada vez que acallaba mis adentros. La inexistencia de un futuro juntas golpeaba con ahínco el portal. El dolor de las sombras nubló mi mente y alguien gritaba desde dentro para dejarle huir.

Me recosté con sus restos, después de un atardecer donde nos extinguimos, estos me besaron en la comisura de los labios. Dejaron un sabor bermellón. En aquel instante

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fue cuando la sentí y detuvo el tiempo. Con manos heladas me acarició la espalda. En un suspiro condenó mi existencia a la pena de un infierno a la medida. El temor le hizo un hueco entre mis sueños. Amantes lo que restó de nuestra historia.

La solté. Aquel espacio entre nuestras manos se tornó abismal, pues nuestras flores se habían marchitado y las fotografías parecían hablar de un cielo en llamas. Aquellas paredes que un día nos vieron gritar amor, ahora sangraban. Me rendí ante el suplicio de saberme una desconocida.

Así pasaron las noches. Las reglas del juego que inventé de niña para ahuyentar a nuestros monstruos no le fueron suficientes. Ella se colaba entre la transitoriedad de mi consciencia, a pesar de que sus manos me sostuviesen en un arrullo prolongado. Aquella me arrastraba al olvido. Silenciosa me susurraba mentiras que cobraron vida en mis primeras despedidas.

En mi habitación el terror cobró vida. Era una madeja de dudas, culpa y miedos. El sueño se escapó al compás de la lluvia, hace más de 10 lunas. El apetito se esfumó. Mi cuerpo resultaba demasiado grande. Me habitaba un sufrimiento disfrazado de calma. Mi rostro palidecía. Sus besos ya no eran antídoto. Al observarnos en el espejo no estábamos solas. Ella parecía abandonarla para posarse a mi costado. Tomó nuestro hilo rojo y con el se cosió a mi costilla. Pude apreciarle con delicadeza diseccionar mi cuerpo, coger la cuchilla-pasado y mutilarme. Comprendí que no había marcha atrás, pues no sangraba. El sufrimiento era paliativo de lo que se avecinaba. El alquitrán inundó mi pecho.

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Pretendí nuestra soledad. Posé su cabeza en mis piernas mientras acariciaba sus cabellos-entramado de ahoras. Nos recité una vida que no llegó. Puse nombre a nuestros hijos y le imaginé con un niño de constelaciones en las pupilas, pero algo se rompió.

Caminábamos una pegada a la otra. La penumbra andaba de puntillas tras nosotras. Cómo es que imaginamos un mundo sin ella. Arremetió contra mi pasado. Despotricó contra su futuro, en este había muerto.

En medio del beso bajo la lluvia se nos escapó más de una vida. Su corazón frágil entre mis manos dio el último latido. La mujer que era poeta, pero siempre mi musa le rasgó las vestiduras y ella le dedicó un gélido ademán. La invitación tan ansiada para la pequeña del alma rota.

El miedo hizo trinchera en el armario. Ella clavaba sus huesos contra mi cuello cada vez con más fuerza. Mis labios proferían te amos tintados de odio. Perdía el control, parecía que iba a morir. Qué razón tenía la niña-abandono, nos había sentenciado a la prontitud del encuentro con ella. Dejamos de ser incendio y nos consumimos. Decidí que no perdonaría si mis dedos se hundían en su pecho hasta arrancarle el corazón. Después del lamento no vino la calma, pero sí nuestra despedida. Lloré como se apagaba la ilusión de los pequeños a los que no vi sonreír. Como se resignaba el dolor de lo que no fue.

Doscientos ochenta y seis días juntas. El reloj parecía andar despacio cuando compartíamos el mismo aire. Ahora no sé distinguir cuando el cielo se tinta de colores brillantes y nos consume la penumbra.

Imposible seguir el engaño. Su alma nos tintaba de carmesí. Decidió cavar hasta encontrar su infierno. Recordé cuando abrí mi cuerpo en canal por su llegada. Los trozos sangrientos de un encuentro sanador. La metáfora que lleva su cuerpo.

El frío azotaba con fiereza mi nuca. El escalofrío del adiós me inundó. Nos resumíamos en ser un encuentro fortuito, un dolor compartido. Los esbozos de mi futuro se desdibujaban en la palma de mi mano. Otra vez me encontraba huyendo, de mi vida, lo que escribimos, el porvenir. Nada fue suficiente, me estaba volviendo loca. La felicidad se encontraba contenida en píldoras. Pero esta me aprisionaba en un rincón de la sombra que pretendía ser. Cortaba mis cuerdas vocales, perfilaba mis cuencas, extinguía el brillo de mis ojos y me consumía en el humo de su adiós, mientras este quemaba las muñecas y trazaba renglones torcidos para escribirnos final. La infancia-alquitrán. Sola. Desamparo. Miedo. Irrealidad. Y como estas letras, no alcancé a vislumbrar cuándo me convertí en ella. Cuándo dejé de ser prisionera para ser refugio de un quizá. Los latidos se precipitaban, pero el futuro devoraba los adentros, las sogas se afianzan al pecho y la inestabilidad dominaba las extremidades. Mi vida a su lado contenida en menos de cien palabras, mi vida-tormento entre dos latidos. El cuarto a oscuras, ochenta y seis susurros de muerte.

Escribí amor con punto final sobre su clavícula y lo sellé con un beso. Tomé entre sollozos nuestro veneno y lo dejé correr hasta hacernos nada. Mientras mi rostro perdía color, los ojos se volvían cristal de su reflejo. Ella me esperaba con los antebrazos desgarrados por el tiempo. Silencio.

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Cuestión de cobardía

Galilea Hernández Solís Bachillerato General en ENMS Guanajuato

Nunca le ha temido a la muerte, cuando era niña incluso le costaba entender a aquellos que se negaban a envejecer o a quienes aceptaban los tratamientos contra el cáncer para aplazar lo inevitable; no hay que malinterpretarlo, para ella la vida siempre ha sido la metáfora de un río, uno en el cual hay que ceder a la corriente. En sus momentos más felices, le parecía que dentro de las caudalosas aguas se podía remar, aprender a montar una canoa, aprovechar las corrientes y disfrutar las caídas, todo hasta un día lograr mantenerse erguido con naturalidad; sin embargo, en los episodios más amargos, vislumbraba la idea de un destino inevitable, donde no importaba que tanto nadaras o que tan bien navegaras, la corriente te llevaría al mismo inevitable final y te impediría perpetuamente mantenerte a flote por más que solo un rato. Esta última idea, un tanto más desconsoladora, al menos la reconciliaba con el conocimiento de que no todos habían sido arrojados al río con una canoa, que lo irremediable de ese fin al menos compensaba la incapacidad de muchos para remar, y la aceptación de ese destino intransportable al menos ahorraría el agotamiento de esforzarse por alcanzar algo distinto.

Lo anterior podrá parecer desesperanzador, pero la verdad es que Gisela siempre fue más indiferente respecto a la vida. Siempre tenía una postura para todo, una opinión, una idea y muchas preguntas, pero cuando se trataba de actuar o de sentir, se mantenía al margen; nunca fue su decisión, a menudo se sentía asfixiada por la impotencia de no sentir más, de no querer u odiar, de no tener la necesidad intrínseca de elegir un sí o un no.

En su infancia, deseaba ser como sus hermanos, que inevitablemente sucumbían a aquello que les era prohibido, ella podría tener mucho que decir sobre los métodos de educación deplorables de su madre o la presencia ausente de su padre en su crianza, pero al final de todo, nunca peleaba si la respuesta a algo que pedía era un sí o un no, nunca buscó la adrenalina que sentía Jaime al escaparse de casa por las tardes para ver a sus novias a escondidas de sus papás; más tarde, siendo adolescente, tendría mucho que decir sobre la carente responsabilidad afectiva en las relaciones de sus amigas, pero en el fondo, siempre envidió la posibilidad de enamorarse perdidamente, deseaba la capacidad de sucumbir a los encantos más mínimos para caer rendida, sentir ese hormigueo en la barriga, exclamar chillidos de emoción incontenibles y perdonar hasta el error más escandaloso a un patán, todo solo por lo que a esa edad se compraba como amor, pero ella no podía, no porque no tratara, buscaba desesperadamente virtudes en cada muchacho que conocía, pero al final, ninguno producía en ella tales efectos apocalípticos; y cuando fue adulta, una vez que despertó al impresionante descubrimiento de poder elegir al fin sobre sus creencias, se aterró de su fe nublada, rezaba y asistía a misa dogmáticamente, con frecuencia ruñía su propia cólera ante algunas ideas del sacerdote en el sermón e incluso debatía con pasión

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sobre temas polémicos en los almuerzos con el hermano Gabriel, pero nunca supo si creía en Dios o no, no acudía a él ni siquiera en búsqueda de consuelo, pero el solo imaginar su inexistencia parecía aún más imposible que la posibilidad de que fuera real. Aunque la curiosidad fuera una de sus características, nunca le interesó averiguar si estos eternos conflictos eran producto de una antinatural imparcialidad o de una, igualmente, antinatural insensibilidad; simplemente vivió así, dejándose llevar por la corriente, pero creyendo siempre que tenía los remos al alcance de la mano. …

Nunca le han gustado los domingos, no eran su día menos favorito en la semana, pero para nada se acercaba a agradarle; se respiraba un aire desalentador desde el alba del amanecer hasta pasada la media noche, Enrique solía decirle que era solo su idea, pero Gisela estaba segura de que tenía razón, maldecía al dios que se le había ocurrido descansar y resucitar en un domingo, ella pensaba fervientemente que ello estaba relacionado; no era que las tragedias ocurrieran los domingos, eran más bien los silencios y la soledad lo que la agobiaba, si alguna vez debió arrepentirse de no tener hijos, fue un domingo.

Enrique trataba de convencerla de que los domingos podían ser un día como cualquiera, pero ella se negaba, y él había dejado de pelear, aunque nunca le daría la razón al irracional juicio de ella, en parte por eso se había enamorado de él; Gisela era obstinada y necia, pero innegablemente inteligente, y en ese tiempo esto era visto como una combinación peligrosa en mujer, siempre obtenía lo que quería, nadie le decía que no, al menos hasta que conoció a Enrique, el primer hombre en su vida que no se dejó intimidar por ella, el único con el valor de negarle algo, no era que le gustara que la controlaran, le gustaba que la retaran, sentía que la motivaba. Se conocieron tras trabajar juntos para un juicio de divorcio, estaban en el mismo bufete hacía años, pero él llevaba derecho penal y ella familiar; era la primera vez que interactuaban y para él fue simple, lo primero que lo atrajo de ella fue su cinismo y su sarcasmo, le llamó la atención su falta de vergüenza al decir su edad en un momento donde esto no debía preguntársele a una dama, y su coquetería, su inteligencia, su porte y su falta de paciencia solo terminaron por atraparlo; a él también le gustaban los retos.

Nadie entendió jamás como pasó, ni siquiera ellos mismos, los dos tenían fama de peligrosos y sueltos, así que se echaron a competir, al inicio fue un capricho, pero una vez que se conquistaron el uno al otro, decidieron extender la competencia, y resultó la competitividad algo tan sano, que terminaron por vivir juntos desde hacía más de seis años.

Enrique vivía viciosamente de ese juego de amor que los dos mantenían, era emocionante saber que cualquiera de ambos sería capaz de asesinar su amor con solo un tiro, pero que ninguno de ellos elegía hacerlo; los dos eran tan desapegados que jamás en todo el largo tiempo compartido se les habría ocurrido pensar que no podrían vivir el uno sin el otro, el único detalle era que, aunque nunca se vieran como necesarios entre sí, a diario tomaban la decisión de elegirse. Él venía de una familia formada por un padre paciente y una madre amorosa, ambos sólidos como robles; al comienzo le habría parecido Gisela un gran prospecto para compartir pasiones, “Asegúrate, antes de elegir mujer, que se ame a sí misma y a nuestro señor” le había dicho doña Catalina con la boca llena de migajas de galleta la primera vez que al mocoso de solo siete años se le había ocurrido mencionar que la niñita de la banqueta de cruzando la calle era bonita, y aunque en la infancia ese fue el comentario más irrelevante, puesto que las chiquillas aún le producían una repulsión casi enfermiza, lo cierto fue que, con los

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años, habría de darle algo de razón a su abuela. Gisela era fuerte, tenía presencia, una amabilidad ensordecedora y una independencia casi peligrosa para el hetero patriarcado impuesto por el Dios en que los católicos de la época creían, al menos cuando les era conveniente; era el tipo de mujer que se esperaría saludable y formidable, sin embargo, su primer sobresalto fue descubrir que jamás hablaba de sí misma, tal vez de sus gustos e intereses, pero averiguar lo que le asustaba o lo que la lastimaba fue una investigación de años que, a menudo, creía que nunca llegaría a concluir.

Le tomó un largo tiempo y constantes tropiezos con las evasiones de Gisela, pero finalmente, tras mucho leer entre líneas, luego de los constantes desvíos de preguntas personales a bromas y las risas socarronas y comentarios sarcásticos cada vez que debía hablar de ella, rescató lo que le pareció más importante; su independencia era resultado de su necesidad de escapar en sí misma, su fortaleza producto de todo aquello que alguna vez se desmoronó sobre ella, su amabilidad venía de su miedo al rechazo y su resiliencia no era más que supervivencia; tenía la humildad confundida con el síndrome del impostor, su fuerza era pura insensibilidad y tenía el amor entorpecido, si algo alguna vez le salió mal, fue amar, no se dejaba querer por miedo a ser un estorbo y se negaba a querer a cualquiera por miedo a perderlo. Todo aquello pudo ser un tanto decepcionante, pero para Enrique no, a él el amor ya le había ganado; se acostumbró felizmente a su manía de expresar el amor por los ojos y las manos cuando no logró sacarle las palabras de la boca y leerle la mente estuvo fuera de plano, pero se seguía negando a su idea de amarla “sin oídos” como ella decía, él peleaba cada que tenía oportunidad por convencerlade dejarlo conocerla y por borrarle la idea de que, si lo hacía, dejaría de quererla. Más adelante, habría de arrepentirse de no haber peleado más por ello.

La única forma de cariño con la que alguna vez logró reconciliarse, era la amistad; el amor en las relaciones tenía fecha de caducidad para ella, y había creado un concepto complicado de la familia, ni siquiera era capaz de creer que se le debiera amor y lealtad a personas a quienes se está obligado a aceptar solo por un lazo sanguíneo, negaba que el perdón debiera otorgarse sin reparar en daños solo porque se trataba de familiares y, en su caso, aunque poco se sabía de quienes alguna vez fueron su familia, nadie se había ganado su aprecio; pensaba que la familia en muchas ocasiones podía elegirse y ella ya había formado la suya, sus amigos.

Enrique era un hombre de familia y siempre demostró interés por que su pareja lo fuera; pese a ello, pudo pasar por alto la inexistente familia de Gisela una vez que, de viaje en Puerto Vallarta, cuando apenas empezaban a interesarse el uno por el otro, Marcela hizo un comentario inocentemente revelador: “Poco a nada sabemos de su familia, tenía varios hermanos y el nombre de su madre es Laura, pero eso es todo; lo cierto es que, si se le conoce, se sabe que no hay que hacer preguntas. Nos conformamos una vez que averiguamos que a esa mujer podrá desagradarle todo, pero es leal como un perro de la calle y todo mundo le cae en gracia; así que, algo grave habrán hecho para que se aleje.” Desde entonces, se conformaba con la lealtad que, en efecto, poseía y desde que la conocía, estaba dirigida a la familia que ella misma había creado: Amigos, amigas y un par de lo que parecían ser las únicas figuras paternas que tenía.

Los primeros años le alarmó que la única vez que le vio amor en los ojos, fue mirando a sus amigos; incluso envidiaba la confianza que tenía en Marcela e Isabel cada vez que les decía algo que él tendría que esperar años para saber, o cuando permitía que Hugo la abrazara por la espalda, cuando a él le huía de cualquier contacto. Una vez

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incluso le preguntó si podría tener algo más allá que amistad con Hugo; fue en una de esas conversaciones que solo estando ebria y adormecida por el cansancio y la tranquilidad del silencio de la casa, se atrevería a tener, nunca podría olvidarla y a menudo se la recordaba para hacerla molestar:

“—¿Hace cuánto Hugo y tú son amigos? —estaban acostados en el suelo de la sala y recargados en las cajas de la mudanza, habían decidido vivir juntos hacía un par de semanas y Gisela comenzaba a llevar ya sus cosas al apartamento en Polanco que entre los dos habían comprado con recomendación de su jefe.

—No lo sé, desde que recuerdo —siempre decía recordar solo los años felices de su vida; todo antes de ello lo había olvidado, no lo quería recordar o carecía de importancia— ¿Por qué? —interrogó burlona sabiendo ya la respuesta.

—Parecen muy unidos —sabía que los celos le parecían inmaduros y la amistad, decía, solo los imbéciles la veían sin inocencia; él comenzaba a retirar la pregunta, optando por mejor llenar de nuevo la copa ya vacía entre sus dedos—, eso era todo.

—Anda ya al punto —sonrió ladinamente mientras le respondía— ¿Alguna pregunta que quiera hacerme, licenciado?

Vió la oportunidad y la tomó: —¿Estuviste alguna vez enamorada de él?

—¿De Hugo? No, nunca; le falta la socarronería que a mí me gusta. —tomó de la copa sin dejar de sostenerle la mirada— Que, por otro lado, una parte de mí siempre estará enamorada de Marcela.”

Marcela era su amiga desde que tenían trece años, eran muy similares en lo que importaba, bromeaban con querer ser enterradas juntas (Dios sabrá que tan cierto era), se querían en silencio y entre golpes y bromas pesadas, cantaban las mismas canciones y se compartían cada cita de los libros que les gustaban porque decían que solo la otra las disfrutaba tanto como se debía; si antes de esa noche ya le quedaba claro a Enrique, esa conversación lo declaró definitivo, y es que ni los años de investigación por conocerla, ni la fusión de pieles en la cama e incluso que Gisela le proclamara entre suspiros la primer noche que durmieron juntos estando casados que le dedicaba el resto de su existencia, eran ya suficientes para ganarle a Marcela, no la conocía ni la mitad de lo que ella lo hacía, no tenían entre los dos la confianza que sin esfuerzo se creaba en la amistad y ella le llevaba años de ventaja a él. Es por eso que lo supo, ese 14 de septiembre de 1866, cuando le entró la llamada a su oficina notificando la muerte de Marcela, entendió que la misma Gisela había dejado de vivir.

Era un domingo frío, casi como cualquiera, solo que peor; las vacaciones de invierno le daban mucho tiempo libre; el frío y viento helado, aunque los adoraba, eran tendencialmente deprimentes; detestaba año nuevo, pues alegaba que, de todas las fiestas, esa era la peor, y el primero de enero del 67 era desde ese viaje a Noruega en la niñez, el peor frío que recordaba haber sentido, aunque últimamente siempre tenía frío. Enrique estaba aterrado por ella, pero tal como se resignó en vida

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de Marcela a perder la batalla por conocer a Gisela, ahora estaba comenzando a asumir la derrota por mantenerla entre los vivos; había dejado de trabajar desde agosto, cuando no pudo ponerse de pie de la cama, las ganas no le daban ni para comer y apenas se bañaba de vez en cuando, decía sentirse helada y se la pasaba envuelta en mantas; lo había intentado al inicio, siguió su vida como si nada hubiera cambiado, ignoró la ausencia que le pesaba y al igual que siempre, se insensibilizó, llevaba el cabello negro y pesado bien acomodado, la cara de porcelana igual que siempre y la ropa derrochando elegancia; pero se cansó de remar y se dejó un rato por la corriente. “Es solo un episodio” se consolaban Hugo, Isabel y Enrique entre sí; ella también se lo repetía a ella misma, pero era domingo y tenía mucho frío...

Antes bromeó alguna vez con que el suicidio era la muerte más entretenida “Me trajeron a vivir a la fuerza, me aventaron al cauce de este río de malas aguas; me he ganado el derecho, yo decido cuando me ahogo para parar.” Pero siempre se sintió muy cobarde para hacerlo. No sabe bien que pasó, solo tomaba los mismos calmantes de siempre, Enrique había ido a misa con su suegra y Gisela tuvo la impresión de estar tranquila, se preguntó si le había dolido, y descubrió que le dolía, la muerte de su amiga y las miles de cosas más que nunca se permitió sufrir; entonces recordó algo que una vez Enrique le preguntó en una de sus pláticas filosóficas de maridos borrachos “¿Qué es más cobarde? ¿Suicidarse o no hacerlo?” en ese entonces no supo que responder, pero ahora, tenía la respuesta. No era que le faltara amor, como le iban a decir a su marido, le reprocharían que todo lo tenía de sobra; pero es que, cuando finalmente lo necesito, cuando por fin ocupaba lo que nunca pensó necesario, estiró la mano para salir de la corriente de los rápidos y no encontró los remos. Con ganas de pedir ayuda, pero silenciosa y elegante como siempre, se dejó ganar “Hay que saber perder” decía; y lo aceptó, se bañó, se arregló por primera vez en meses y planeo como tenderse en la cama. No sabe cuántas pastillas tomó, pero lo que fuera, le dejó de doler, vio a Enrique entrar a la habitación, y antes de que se le borrara la sonrisa de saludo en la cara y se remplazara por el terror, ella cerró los ojos y suspiró aliviada; tal vez aún están a tiempo de despertarla, o no, ya le es indiferente. Si la despiertan, ella tendrá la respuesta a su pregunta.

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La vida crecía a la perfección a través del paisaje, sin prestar atención al reloj del padre separando los días y las noches. La Madre Tierra fue una vez lo suficientemente valiente como para dar a luz al niño que soportaría la carga del tiempo y su crueldad. Él, el primero de la prole de la tierra en ser besado por el tiempo. Él, el primer hijo del tiempo y de la tierra.

“El Hijo del Tiempo y de la Tierra” El hechicero Mariano

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Umaña García

AbejaPhill

Nuestra comunidad estudiantil universitaria cuenta con grandes personas talentosas que merecen tener un mayor reconocimiento de su trabajo, tras el placer de tener una agradable reunión con el estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura en Arquitectura de Campus Guanajuato, Espiral se complace en presentar a Carlos Marcelo Sanchez Dionisio, creador de “Abeja Phill” cuyo proyecto está compuesto principalmente de ilustraciones y memes que narran algunas vivencias estudiantinas de varios personajes, principalmente Phill, una abejita universitaria con la cual toda la comunidad puede identificarse en algún momento, y que así como puede sacarnos algunas risas, puede sumergirnos en momentos de reflexión en cuanto el contexto de la intensión del contenido lo requiera.

El origen de todo se dio aproximadamente en 2020, como amante de la ilustración comenzó a pensar sobre un medio en que pudiera representar la visión de los estudiantes, un espacio que represente este sentido de unidad de la comunidad estudiantil, fue así como inició las primeras imágenes de Phill, con el tiempo su objetivo fue evolucionando a hacer otros personajes que simbolicen las diferentes divisiones y la amistad que se da entre los estudiantes sin importar de donde vengan, además, le da énfasis e importancia a estos lazos más allá de la universidad, pues al final, por el entorno en que convivimos, compartimos varias experiencias entre nosotros.

Con Phill a aprendido que todos podemos comunicar nuestras ideas sin la necesidad de palabras, es a través de ella que de alguna forma siempre encuentra la manera de expresarse, no considera tener una obligación social al momento de hablar sobre ciertos temas, pero como parte de la comunidad es un deseo propio el que lo motiva a hacerlo. Como tal es dar visibilidad, difundir y defender ciertas situaciones si lo requieren, no obstante, no recurre para ello en la agresividad, ya que al momento de pelear entre nosotros justamente perdemos este sentido de unidad de la comunidad.

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Phill la abeja

En algún momento la conversación gira en torno a su trayectoria, que al conversarlo puedes comprender que para llegar a este punto a pasado por todo un proceso a lo largo de estos dos años, al comienzo se tardaba mucho en hacer una sola ilustración, con satisfacción comenta que es más rápido y fluido en la actualidad, a sido grato ir alcanzando las metas que se ha ido proponiendo con este proyecto, así como poder apreciar su evolución artística y ver toda la evidencia de estos años, sin duda, el perseverar a dado sus frutos.

Su familia a sido un gran apoyo en este tiempo, motivándolo a expandirse a otros medios como sacar productos de la Abeja Phill, ha trabajado en ello con algunas comisiones que se le han encargado, pero todavía está en etapa de desarrollo este lado del proyecto. Aunque, admite con sinceridad no haber contemplado alguna manera de institucionalizar el proyecto con la Universidad de Guanajuato, es algo que tendría que pensar, pero admite que un apoyo por parte de ellos sería bien recibido, ya que así podría dar a conocer y difundir a mayor gente a Phill como la imagen de convivencia y armonía que es.

Por último, nos compartió un consejo que les da a todos aquellos que tienen dudas al momento de querer dar a conocer su trabajo o al sacar un proyecto adelante:

“Todos los que empezamos tenemos miedo de que pasemos desapercibidos o que se nos desaliente en el camino, pero está en nosotros confiar en nuestras capacidades. No te rindas sin haberlo intentado, puedes sorprenderte de lo que eres capaz de alcanzar”

Carlos espera seguir trabajando con Phill mucho tiempo más, al igual que ir evolucionando como artista para crear novelas gráficas, aprender a hacer manualidades, y abrirse a crear otros proyectos ilustrativos, como un pequeño robot que tiene en mente. Te invitamos a darte una vuelta por sus redes sociales, sin duda alguna cualquier persona puede disfrutar de su trabajo, especialmente si perteneces a la comunidad estudiantil.

¡Espiral le desea un excelente viaje a esta abejita!

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Tuvo la oportunidad en León de conocer a Raul Valdés, ilustrador mexicano de comic que a trabajado para DC Cómics y Marvel, con quien pudo charlar y presentarle su proyecto, fue una experiencia maravillosa al este, no solo motivarle, sino que incluso esperaba en el futuro poder trabajar con él

Lego UG

Luis Ángel Rodríguez Montelongo, estudiante de Licenciatura en Ingeniería Ambiental de la Universidad de Guanajuato. A lo largo de la siguiente entrevista nos comparte como ha sido su experiencia para poder crear la idea del set de Lego de la Universidad de Guanajuato, desde los pasos que tuvo que seguir y todo el trabajo que hubo dentro para que la idea se desarrollará, pero también nos comparte la importancia de la perseverancia y la resiliencia como clave para poder lograr todo aquello que deseamos, por ello para Espiral es todo un privilegio poder compartir la siguiente entrevista.

• ¿De dónde surge la idea de realizar un set de Lego de la universidad de Guanajuato?

Principalmente a mí me gustan mucho este tipo de juguetes que son tanto como para niños como para adultos puesto que manejan algunas categorías especiales para personas ya grandes, mayores de 18 años. A mí siempre me han apasionado, el problema es que son juguetes un poco caros, entonces en internet me tope que hay softwares en los cuales puedes diseñar o recrear sets que ya existen, mi idea era recrear uno de los que siempre me han gustado y ya en medio del proceso dije ¿Por qué no hacer uno yo?, Y pensando en lo que podía hacer, se me ocurrió hacer la universidad, realmente yo nunca lo hice con el fin de publicarlo, solamente como un pasatiempo, hasta que en Facebook

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Un proyecto complicado, pero gracias al apoyo de la gente y su gran alcance en los medios, me han motivado a salir adelante y superar los obstáculos

encontré que existe un apartado en Lego en donde puedes subir tus proyectos para que sean valorados y para poder realizarlos como sets, entonces decidí hacerlo y después publicarlo.

¿Cómo fue que se dio el acercamiento para que tu proyecto, llegara a ser publicado por la marca LEGO?

LEGO lo maneja desde el apartado de Lego idea, cualquier persona puede subir un proyecto que tenga, es una plataforma abierta simplemente hay que cubrir las reglas que ellos manejan porque son reglas un poco exigentes, yo al inicio cuando lo subí no las leí siendo sincero, porque primero estaban en inglés, entonces hice mal, porque realmente el primer proyecto, bueno el primer boceto por así decirlo que yo hice de la universidad incumplía con una de las reglas que era que no podía sobrepasar a más de 3000 piezas, y el primer set que hice sí fue muy grande, muy detallado, relativamente era casi idéntico por dentro, entonces sobrepasaba el límite de piezas, llegaba a una cantidad de piezas aproximadas de 11000, cuando LEGO te mantiene nada más un límite de 3000 entonces lo que hice fue que quite casi todo lo de adentro y aun lo seguían rechazando porque era un set muy grande entonces lo volví a hacer desde cero, escalado ya un poco más pequeño igual dije que vamos a ponerle un poco de detalles y empecé a poner detalles llegando a un a un total de piezas de 1700 piezas, posteriormente me di cuenta que LEGO te puede dar la opción de actualizarlo, algo que no te gusta o pequeños detalles que tú vas viendo y después ir mejorando y conforme iba pasando el tiempo, van pasando los meses yo le fui esté dando pequeños detalles que es como se ve el día de hoy en la página.

¿De qué manera diste a conocer tu proyecto a la Universidad de Guanajuato? Y ¿Cómo fue la reacción de las autoridades educativas?

Yo nada más publique el link y publique los renders del proyecto en mi perfil de Facebook, yo no creí que iba a impactar mucho, realmente no soy una persona muy social, entonces de la nada lo publique alrededor 11:00 de la noche, me fui a dormir, al día siguiente tenía alrededor de 200 0 300 compartidos y cerca de los 500 likes, posteriormente vi que se comenzaba a publicar cada vez más y más, entré a la página de LEGO y veo que tuvo un pico alto, porque me dio una gráfica estadística por día de los likes que se van teniendo dentro de la plataforma y veo que tiene el primer pico alto alrededor de 200 o 300 likes en un día y posteriormente, es cuando me empiezan a contactar primero periódicos locales, el primero que me contactó fue el heraldo y después el A.M, tardó 2 semanas en contarme la universidad, yo nunca los contacte, ellos mismos fueron quienes se acercaron, como mi correo institucional nunca lo abro realmente no hubo comunicación hasta que me mandaron mensaje por Messenger y así fue como se contactó la universidad conmigo.

Primero que nada quienes me contactaron, fueron los abogados por los derechos de autor para poder ver cómo

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maneja LEGO esa parte entonces me citaron en el despacho de la universidad, me dijeron que podía ir acompañado, le pedí a mi hermano que me acompañará, él es una de las personas que ha estado conmigo apoyándome entonces ya tuvimos la cercanía con los abogados. Realmente en la página de LEGO subir un proyecto es un poco laborioso, porque si estás enfocado en una idea para los derechos de autor tienes que poner el nombre del lugar para que ellos posteriormente, si se llega a aprobar se puedan poner en contacto con los dueños de los derechos de autor, para que lo autorice, entonces en la reunión esto fue lo que sé platicó, ellos me dijeron que hiciera como que si fueran subir un nuevo proyecto para ver cuál es todo el seguimiento que se le da para ellos verlo desde el ámbito legal para que no llegue a existir un problema también y ver cómo me va a beneficiar a mí para que tampoco me perjudique, entonces así es como lo abarcamos en esa reunión y cuando llegue a la penúltima etapa voy a volver a tener reunión con ellos, para ya estar preparados para cuando LEGO los contacte.

• ¿Cómo te sentiste cuando comenzaste a recibir el apoyo de la comunidad universitaria?

Realmente me sentí nervioso, nunca había hecho un proyecto así, el impacto para mí fue algo 100% nuevo, soy una persona que es muy cohibida, o sea me cuesta trabajo socializar y de la noche a la mañana relativamente la mayoría de mis compañeros y de los estudiantes no solo de mi división, sino de otras divisiones ya me conozcan, para mí fue algo sorprendente, porque me empezaron a mandar mensajes chavos diciendo que mi proyecto estaba padre, era una sensación nueva y si se siente muy padre la verdad, cuando salía en los medios un poco más grandes, en los que llegó a salir fue en televisa y TV

azteca, es cuando realmente sí tuvo un impacto más fuerte, porque empezaron a contactarme personas cercanas a gente famosa por ejemplo con Adela Micha, tuve contacto pero ya no se le dio seguimiento para un programa donde iba a salir con Derbe, pero igual tener esas cercanías me hacen feliz y realmente más que nada, porque yo no lo hacía como un fin, lo hice como pasatiempo, entonces me da más gusto, porque yo no lo busqué, sino sólo vino.

• ¿Tienes proyectos a futuro en los que te gustaría hacer colaboraciones con la marca LEGO?

Si, la verdad es que sí, nada más que sería un poco complicado, a mí me gustaría realizar el teatro de bellas artes, mi objetivo de los próximos proyectos que tengo es lanzar edificaciones o lugares emblemáticos de México, porque LEGO últimamente ha estado sacando sets ya un poco más complicados y enfocados por ejemplo automóviles pero realmente su armado es muy complicado, también sitios emblemáticos como el Coliseo romano, la torre Eiffel, la torre de Pisa, el puente de Inglaterra, el big bang etc; entonces por qué no nosotros tener un set emblemático de México, porque realmente no lo hay, no existe, entonces si la universidad llegara a pasar a la etapa final y llega a realizarse como set, sería el primer set enfocado o realizado en algo de México, mis próximos proyectos están centrados en realizar edificaciones o artículos que tengan que ver con la cultura mexicana

• ¿Qué mensaje le darías a la comunidad universitaria?

Que cuando quieres realmente algo lo puedes hacer sin importar los obstáculos que te pongan enfrente, para mí fue muy complicado poder realizar esto, yo estaba pasando por una etapa emocional muy difícil entonces para mí fue una pe-

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queña salida y nunca me imaginé que en esa tormenta que yo estaba viviendo iba a ver esta luz, siempre dicen que después de la tormenta viene lo mejor, yo no me lo imaginaba. Cuando se quiere hacer algo realmente se puede, por más imposible que parezca, a mí en lo personal algo que me motivó mucho era ver a la universidad en alto, principalmente porque cada año se realiza el cervantino, un evento internacional, la universidad es reconocida internacionalmente por eso, por su carrera en medicina y en derecho que son de las mejores en el país y se dio a conocer la universidad internacionalmente cuando salió el juego de Forza donde aparece Guanajuato como una ciudad central dentro del juego, y ahora decir yo lo estoy realizando en lego es dar más visibilidad a la universidad, el set que yo hice, únicamente va enfocado para divertirte y para que lo tengas como un adorno sino también lleva un pequeño mensaje ahí dentro, los monitos que yo realicé son de

las licenciaturas más emblemáticas que tiene la universidad, para que los niños que la vean en la tienda digan, ¡Ay mira! hay una escuela a mí me gustaría seguir estudiando o, a mí me gustaría estudiar en esa escuela, el mensaje que yo daría es seguir estudiando, seguir esforzándote y si no estudias pues luchar por eso que tanto quieres, que tanto anhelas. Y que lo hagas más por gusto que por el lado económico, cuando es por gusto recibes muchísimo apoyo y cuando lo ves por el lado económico siento que te enfocas tanto en eso que se pierde el sentido y se pierde el gusto.

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Compañía Teatral deTíteres

por Luciana Marlene Guerrero Arteaga y Victoria CerventesTovar

Para Espiral es todo un placer poder compartir el proyecto estudiantil de Manuel Antonio Fonseca Navarro, estudiante de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Guanajuato. Su proyecto se centra en una Compañía de Títeres la cual nace en 2018, durante ese mismo año se estrenó una dramaturgia títulada “El Circo del Rey”, donde Caliclas, un pequeño niño que tiene una situación de vida complicada, es el protagonista. La dramaturgia comienza como un día cualquiera en el cual Caliclas va a la tienda, durante ese trayecto conoce una serie de personajes peculiares, como lo es el chango-cholo y el polipayaso, además, como dato interesante, Manuel nos comparte que algunos de los personajes que desarrolla en sus obras son personas que conoce en la vida real y los lleva a la exageración.

Cuando la dramaturgia “El Circo del Rey”, se estrena, es muy bien recibida, nos comparte Manuel, la audiencia ríe mucho porque es un humor muy crudo, pero cuando se llega al final, el público reflexiona lo visto, personalmente, una de las partes que mayormente goza, ya que, durante toda la obra la gente ríe y lo disfruta, cuando se llega al final se quedan mudos, e incluso comienzan a llorar. Además, después de esta misma presentación, al público le termina gustando los títeres, algo que fue sumamente especial para Manuel.

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Buscar rescatar la presencia de las obras de títeres en nuestro México actual, perdurando su legado

Uno de los objetivos centrales de la puesta en escena de las obras, es concientizar, porque dentro de las obras o dramaturgias se presenta un humor muy crudo, en el que se ve reflejada la pobreza, inclusive la gente que más se perturba ante algunos sucesos de la puesta en escena, calificándola de horrible, suele ser aquellas personas que hablan desde un privilegio, la gente que no lo vive no logra comprender este otro lado de México que también está muy presente en el día a día. Otro de los objetivos es visibilizar a través de los personajes, al final de la obra se deje una pequeña reflexión la cual compartiremos a continuación:

“Que pensaron, señores, ¿Qué este circo se ha acabado? ¡Que creen señores, les tengo una noticia! Como este circo seguirá pasando mañana y todavía pasado mañana y al igual que hoy lo único que hicieron fue quedarse sentados y ya de perdis su sonrisa regalaron”.

Entonces el público se queda en shock, comparte Manuel.

Dentro de las dramaturgias el público ríe mucho y podemos observar, se pueden enseñar cosas muy crudas y rudas, a través de un humor más humano, hay discursos que el propio Manuel se atreve a tocar dentro de las obras, porque los experimento, su reflexión es que se puede tocar estos discursos sin victimizar a nadie, además, se puede crear una conciencia a partir de la incomodidad de las personas.

Durante 2019, que fue el año de la pandemia, le fue un poco complicado seguir con la puesta en escena, ya que todo se llevaba por medios digitales y era difícil poder competir con las plataformas digitales, a pesar de que tuvo varias complicaciones, se hicieron algunas grabaciones que fueron presentadas. Para 2020, nuevamente se retomaron las presentaciones de la compañía dentro de la Universidad de Guanajuato, dirigida a la Licenciatura en Artes Escénicas, donde también se tuvo participación en dos congresos; en el congreso de Teatro Internacional en Querétaro y en el Teatro Universitario en Aguascalientes, “El Circo del Rey”, fue nuevamente muy bien recibida en ambos congresos por público conocedor de la rama de las artes, lo que fue sumamente emocionante para todo el equipo.

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Algunas de las dificultades que se han presentado dentro de la compañía ha sido el hecho de que muchas personas piensan que los títeres son exclusivamente para niños y en muchas de las ocasiones los adultos no les dan una oportunidad de ir a la obra, otra situación es que tampoco existen muchos titiriteros, por lo que el proceso creativo de los títeres resulta difícil, ya que no existen manuales que digan paso a paso como elaborar un títere, por lo que Manuel le ha representado también, todo un proceso creativo de experimentación.

El equipo de trabajo que actualmente lo acompaña son Alejandro quien se desempeña como compositor y como músico, su papel es fundamental, porque escribe toda la música desde cero, además se desempeña como actor; también lo acompaña Karen que es la jefa de foro e iluminación, que se encuentra en cabina. Manuel admite que, aunque su equipo de trabajo sea pequeño, se encuentra muy feliz de poder contar con su apoyo y su talento.

En experiencias propias, Manuel nos compartió que las presentaciones que más lo han conmovido, han sido dos; la primera de ellas en Querétaro, específicamente porque se hicieron presentes todos los procesos de maduración y descubrimiento, que culminaron y además hicieron reír, divertir, emocionar y llorar al público, la obra iba dirigida a estudiantes de universidades de teatro, por lo que era un público exigente y el hecho de que lo hayan aceptado, fue emocionante y cautivante; otra de las presentaciones fue en una comunidad de Guanajuato, estaba dirigida a niños y el hecho de verlos emocionarse, le recordó por qué seguía con su proyecto, e hizo que le recordara su lado humano.

La intención de la compañía de títeres es poder rescatarlos, ya que en México la tradición de los títeres fue muy popular, envidiada, estudiada e inclusive hubo compañías que duraron 100 años en estar presentes, una de las compañías que más le ha inspirado, ha sido la de Rosete de Aranda. Otro de sus propósitos es con sus discursos rescatar historia de México, y romper con los paradigmas euro-centristas.

Asimismo, aparte de “El Circo del Rey”, la Compañía de Títeres cuenta con formatos más pequeños que llevan a la representación, como lo es un repertorio de obras cortas para cuentacuentos, otra representación ha sido “La leyenda de la Danza del Torito” y “Detrás de la máscara”.

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Después de una agradable entrevista llena de anécdotas, por último, Manuel nos comparte un hermoso mensaje:

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“Se vale soñar, nunca es tarde para iniciar”

El Hechicero y PapaShifu

Todo comenzó con piezas creadas con base en fotos que tomaba en mi casa, fraccionamiento o ciudad. Con el paso en el tiempo, la galería fue recibiendo piezas mucho más abstractas y modernas en técnica y presentación. Estas nuevas obras ahora constituyen el estilo predominante de la galería, el cual es arte contemporáneo, abstracto y altamente expresivo

Mariano Umaña García, estudiante de la Licenciatura en Sistemas de Información Administrativa en la Universidad de Guanajuato, nos comparte dos de sus proyectos más importantes realizados hasta el momento, uno es aquel que pudimos ver a través de la lectura de esta edición de la revista, me refiero a La colección de arte de El hechicero, una galería digital de piezas visuales de arte de más de 120 piezas (las cuales hemos de mostrar cinco), cada pieza fue conceptualizada, diseñada, creada, editada y publicada por Mariano. La galería de arte era inicialmente un proyecto personal a través del cual buscaba preservar momentos y lugares de su entorno físico inmediato.

A palabras del propio Mariano: “Todas las piezas de la galería cuentan con una pequeña pieza literaria en la que se describe tanto el sentimiento detrás de la obra, como una historia conceptual que conecta a todas las piezas de la galería en un universo completo. Este universo conceptual en el que se desarrollan las historias de las piezas de la galería cuenta con personajes, eventos, localizaciones, y filosofía propia. Las piezas y su contexto literario también se conectan con las historias descritas en mi proyecto musical “Papa Shifu”. Por lo que tanto la música como la galería se complementan entre sí para pintar el escenario en el cual se intentan conceptualizar mi arte”.

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PapaShifu es el nombre de su proyecto musical que inició en 2019, actualmente el proyecto cuenta con 38 canciones, las cuales fueron totalmente desarrolladas por el propio Mariano. Para él, todo comenzó a partir de los 10 años en que aprendió a tocar la guitarra, fue en ese primer momento que no se detuvo en seguir mejorando su técnica hasta la fecha, si bien las canciones en su mayoría están compuestas por guitarra, de igual forma cuentan con más instrumentación de cuerdas, teclas, MIDI’s sintetizados, etc.

Las canciones varían en estilo y origen estético, pero predomina el género experimental en todas las obras. Abarcando géneros como el Pop, Rock Alternativo, Rock Progresivo, Electrónica Alternativa, Industrial, HIP-HOP.

Su carrera musical comenzó en 2019 con la publicación de 3 EP’s de Metal, y un single llamado “The Little Seed” en diciembre de es mismo año. El primer álbum familiar stains fue publicado el 1 de julio del 2020. El segundo álbum,“El Hechicero” fue publicado el 14 de agosto del 2021, y por último, el tercer álbum fué publicado el 10 de junio de este año 2022.

“Sigo trabajando en nuevo material musical, y mi próximo proyecto títulado Child Of Time And Earth, será el más largo, ambicioso, y avanzado en niveles de escritura y producción musical”, comentó Mariano.

Para todos los amantes de la música, esta es su oportunidad para que puedan dar una visita a su cuenta de Spotify: PapaShifu, así como su galería digital, nada como el arte más cerca de ti.

“El Hechicero”

El hechicero Mariano Umaña García

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Alan Daniel Brito Díaz y su recorrido a través de la Serendipia por

Victoria Cervantes Tovar

Espiral tiene la dicha de compartir acerca de la creación del canal de YouTube de Alan Daniel Brito Díaz, quien es estudiante de la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biólogo en la División de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Guanajuato, actualmente se encuentra cursando su último semestre de la licenciatura a la vez que administra su cuenta de YouTube en donde comparte videos explicando contenido referente a la Química Verde Analítica y Orgánica.

Alan admite que en un inicio, no encontraba ni una pizca de motivación por la materia de Química e inclusive la reprobó en más de una ocasión, la materia llevaba una secuencia de cursar por tres semestres y durante las tres veces que la llevó la reprobó en la primera oportunidad, sin embargo, en la acción de recursar las materias, le empezó a tomar el gusto a la materia y sus calificaciones comenzaron a subir de manera considerable. Alan aprendió que el hecho de decidir cuándo tomar un libro y ponerse a estudiar por cuenta propia, se encontraba completamente en él.

Un día, Alan decidió por simple pasatiempo ponerse a grabar mientras resolvía ejercicios de química en un pequeño pizarrón blanco, decidió subir su video a la página de su división y uno de sus profesores reconoció su trabajo, a pesar de que no ha mantenido una constancia en su canal, admite que sus videos han ayudado a sus compañeros y una de sus más grandes satisfacciones ha sido esa, el de poder reunirse y apoyar a sus compañeros de carrera, inclusive de grados mayores.

El mensaje que nos transmite Alan es, que, aunque en un principio él quería estudiar algo relacionado con la física, (en una materia que no le fue del todo bien en un principio), por serendipia fue encontrando su pasión, la invitación que le hace a la comunidad universitaria, es a no rendirse con una materia a pesar de que no te vaya bien en ella, no te desanimes, ¡son carreras, no carreritas! Además de no olvidar que el trabajo en equipo dentro de la carrera es esencial.

No olvides visitar su canal de Youtube Química Verde Analítica y Orgánica, es especial a aquellos estudiantes que estudian carreras afines a la química o las ingenierías.

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Un gran agraadecimiento de su parte a sus profesores Eduardo Peña Cabrera y Horacio Serrando Torres, por ser de sus mayores influencias.

FAVOR DE INTERRUMPIR

DIRECTORIO

Dr. Luis Felipe Guerrero Agripino Rector General

Dra. Cecilia Ramos Estrada Secretaria General

Dr. Sergio Antonio Silvia Muñoz Secretario Académico

Dr. Salvador Hernández Castro Secretario de Gestión y Desarrollo

Dr. José Osvaldo Chávez Rodríguez Director de Extensión Cultural

UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

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