Diseño y edición: Fabián Muggeri --©Juan Fernando García --Contacto: proyectomdf@gmail.com
ZOOLÓGICO
Poemas, dibujos, animales Breve antología
Ilustraciones: Francisca Yañez Selección: Juan Fernando García
colección que suerte que viniste
Madrugada entre caballos Francisco Madariaga Qué magnífico País que es… Cómo a los subjetivos les da subjetividad, cómo a los objetivos les da objetividad, y la miel, y el loro salvaje, y la no-imperdonable caída del estero en el infinito, y el bosque, pudriéndose en el depositario estero, con el herir del alba en la mano del mono, y el curandero-yeguarizo entreverado con los otros caballos: el inocente parejero, la yegua de la rosa sagrada en la rodilla, y el padrillo de la bondad criolla en llamaradas.
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En Llegada de un jaguar a la tranquera y otros poemas (1980)
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colección que suerte que viniste
De vuelta del campo Sonia Scarabelli
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¡Chau, chau –le digo–, hermoso campo argentino, no me pongo a pensar ahora mismo en tus muertos!, y lo miro, tendido y liso como la piel de un tambor, como la panza blanda de un ternero. Ya me dejo llevar, ya voy casi mecida en el oleaje inmóvil de sus pastos. Grito con los teros, me escurro con las comadrejas, salto y corro, veloz como las liebres. Lo imagino desde lo alto igual que lo vería un halconcito colorado, o un gavilán o hasta una torcacita. Él no habla, no dice nada, se aleja rápido en la cinta del camino, fuerte y descalzo como la juventud. Chau, chau, le digo, y ya queda atrás. Pero de pronto, en la última curva se levanta como si fuera el arco mismo de la luz, amarillo sube en el otoño y tiembla en la mañana que sonríe. Todavía por un segundo siento que todo ese cielo abierto, ese horizonte interminable es para mí.
En El arte de silbar (2014)
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AsĂ Alejandro Crotto
colecciĂłn que suerte que viniste
Que sea pura desmesura compactada. Armada la cabeza a ras del piso. Macizo, la piel gruesa, un poco cosa: una forma monstruosa de belleza. Mucho, inquietante, gris blindado. Potente, amontonado hacia delante. Monte indolente. AsĂ: rinoceronte.
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En Chesterton (2013)
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El grillo de la fiesta Alicia Genovese
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Al final de la fiesta un grillo sobre el mantel blanco. No lo maten, es suerte -dice la madrey una lluvia de pocas gotas pone su halo en el amanecer.
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El grillo con su flash sonoro despide la noche y el baile sigue en las piernas quietas como el fantasma de una foto movida, como una gasa que cae electrizada sobre la espalda. Quince años tres deseos, un pudor que la risa deshace en el raso encendido, en el bosque de los juegos y los disfraces. Primer despertar con la bombacha manchada y el sueño que tardará toda la vida en revelarse: el río oscuro de la atracción, el follaje de la entrega. La felicidad pegada al cuerpo. Este grillo es suerte. En La contingencia (2015)
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Los pulpos Joaquín Oreña no pueden tener amigos
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su vida solitaria transcurre siempre en el fondo del mar
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si la electricidad los ilumina entonces intentan aparearse son una especie inteligente la evolución tal vez los haya hecho un poco malvados cuando los persigue algún depredador el peligro es que de pronto otro animal se los devore pero en un acto reflejo ellos segregan cierto líquido negro que se expande rápido sobre el agua plástico y acuoso ese es su velo amargo que paraliza respirando allí debajo las burbujas explotan la temperatura es helada los rayos de luz penetrando desde la superficie van perdiendo energía poco a poco alguna forma de belleza seguro debe tener En Quiero que me dejes en el fondo del mar (2009)
el miedo único que sienten los buzos cuando equipados con un traje se mezclan con la vida submarina ella funciona como un ecosistema perfecto es una evidencia muy anterior a nosotros porque el futuro y el alimento se encuentran disponibles ahí flotando bajo el mar no existe la capacidad del habla y eso lo aceptamos naturalmente
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El cisne Concepción Bertone Blanco yesoso y largo trazo que parece esfumarse en la realidad, el cuello de una majestad depende del agua que lo rodea. Flexible, blanco yesoso y largo, se mueve ese cuello real. Ligero el pensamiento sopesa las plumas y el corazón. Al ave que en la prisión de su belleza desea, quizás, ser un ánade. Un doméstico pato que no pierde su gracia al alejarse del agua.
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En Citas (1993)
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Como hilos caía del cielo el canto de los pájaros Inés Aráoz
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El paisaje era mayor Como hilos caía del cielo El canto de los pájaros
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Como hilos caían en la tarde Los cantos de los pájaros O como lianas, serpenteando (Esta capacidad tenemos Para decir YO Mirando –es así, hacia el poniente) Las manos de uno hacían también Burdos intentos por tocarlos…
En Agüita (2010)
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El chanchito Diana Bellessi Así como aparece aquel raspón naranja sobre el cielo al sudoeste
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de pronto inesperado y desaparece en la turba gris de la tormenta
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así el chanchito cruza la ruta acerada del crepúsculo para perderse bajo el veloz misterio de sus patitas cortas como locas hacia el campo ¡oh mi chancho valiente de rosado lomo y trompa que corre entre los autos yo quisiera llevarte o atravesar con vos al otro lado pero huiste a los campos del oeste cuando cae la tarde tan veloz, bello y asustado!
En Pasos de baile (2014)
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A lo lejos resplandecen las lagunas Martín Vázquez Grillé A lo lejos resplandecen las lagunas y se pueden adivinar las siluetas de algunos animales correteando en el pasto largo frío de la llanura –jóvenes antílopes descubriendo el encanto de bailar entre la sombra– como si fueran conscientes de la necesidad de entretenernos, mantenernos asombrados en un momento, apenas eso, invariablemente único –como cuando prendidos de la mano, vos y yo volvíamos de la feria, esquivando baldosas rotas, un día sábado a la mañana– parecido a la sensación de los primeros rayos de sol sobre la piel de un niño que aún no sabe si es cierto que el mundo, a veces, se llena de luz.
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En Pequeños botes cruzando lo negro del río (2014)
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Antes de la lluvia Juan José Hernández A José Bianco La espiral o corona de insectos voladores,
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el canto de las ranas en las zanjas,
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el pájaro que afloja la tensión de sus alas, el sopor de la gata en la silla de hamaca, y el aire empalagoso con moscas obstinadas. (Muy pronto las mujeres, temerosas del rayo cubrirán los espejos de la casa.)
En Otro verano (1966)
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