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Ruth Gómez Medina
noche.
Siempre estás ahí, desnuda, esperándome, como una cosa grande, sin tiempo, de bruces, frente al mar solitario.
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III Arte poética
Digo la verdad. No soy poeta. Lo que yo hago es cantar albas y atardeceres, al ritmo de la grata música que se escurre por las secretas rendijas del tiempo. Más que el aire, lo que yo necesito es beber de esa fuente sobrenatural, asirme al verso más sencillo para sentirme vivo y merecedor de este viaje al que estoy sujeto sin remedio.
La música que sale del tiempo invade todos los rincones de mi alma y yo quiero dejar este testimonio antes que la muerte me dé su lapazo.
Escrito por:
» Rafael Gallo Paredes
I Añoranzas
Cómo se extrañan los buenos tiempos, como esos momentos en que la angustia solo existía en las novelas, tiempos en donde todo era alegría y aventuras.
El añoro que palidece ante el espejismo que dejó tu efímera figura, ante el recuerdo que desvanece en tus ojos infinitos, la bella piel, los cálidos besos. Pedazos de recuerdos que dibujan sonrisas en el rostro, pero dejan heridas en el alma.
Aventuras que solo dejaban sin sabores, pasajeros, pero en el amanecer brotaba la alegría y en su comenzar el albor de un nuevo día. Te Confieso
Quiero que seas para mí,
Pues ya yo hago parte de ti… Si me dejaras me desvanecería, mi existencia se reduciría a ruinas.
Mientras el viento susurra….
Tu recuerdo vilmente, invade mi ser y mi pensamiento. Confieso que te dejo ir, pero regresas...
Ahí estás, como una fantasía que aparece cuando menos se le espera….
II Resignación
Solo me resigno a amarte, aceptar que eres mi lindo delirio, mi dulce tormento. En los rincones más profundos de mi alma solo vives tú. El fulgor de tu mirada me devolvió la vida. Tus besos, el elixir de la tan anhelada juventud. Tu esencia da luz a mi ser. Las nubes esparcen su lluvia, el viento enfría y enternece. Pero ahí están tus brazos, pero ahí está tu alma.
III Mis dos amores
Solo me resigno a amarte, aceptar que eres mi lindo delirio, mi dulce tormento. En los rincones más profundos de mi alma solo vives tú. El fulgor de tu mirada me devolvió la vida. Tus besos, el elixir de la tan anhelada juventud. Tu esencia da luz a mi ser. Las nubes esparcen su lluvia, el viento enfría y enternece. Pero ahí están tus brazos, pero ahí está tu alma.
Escrito por:
» Ruth Gómez Medina