LA PRÁCTICA DE LA ETNOEDUCACIÓN: LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA: “ CASITA DE LOS NIÑOS” EN EL NORTE DEL C

Page 1

LA PRÁCTICA DE LA ETNOEDUCACIÓN: LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA “CASITA DE LOS NIÑOS” EN EL NORTE DEL CAUCA COLOMBIANO


LA PRÁCTICA DE LA ETNOEDUCACIÓN: LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA: “ CASITA DE LOS NIÑOS” EN EL NORTE DEL CAUCA COLOMBIANO Por: Fabian Tello Torres fabite@yahoo.com Presentación. En el marco del I Encuentro: Diálogo de saberes sobre etnoeducación y afrocolombianidad desarrollado en el municipio de Villarica- Cauca el pasado mes de abril, se permitieron participar estudiantes de varias universidades del país incluyéndose algunos que hacen parte de la Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad Pedagógica Nacional. Dado que me desempeño como maestro acompañante ya hace varios años en el marco del espacio de práctica pedagógica: Infancia y contextos, me permitiré enunciar algunas líneas las cuales pretenden constituirse como notas que resaltan los aprendizajes y vivencias importantes resultado de esta salida de campo y también, las problematizaciones que poco a poco han permitido constituir reflexiones en este espacio académico. Estas reflexiones están relacionadas con las imágenes que constituyen al maestro como actor en los diferentes espacios sociales, al igual que, las infancias como categoría presente también en la cotidianidad de los contextos y territorios sociales. Sin duda, la atención de esta reflexión se encuentra focalizada en la experiencia pedagógica denominada Asociación Casita de los Niños1, su fundadora relata de manera apropiada algunos de los elementos que permitieron posicionar la experiencia actualmente, como un ejercicio en el territorio y la región.

1

La Asociación Casita de los Niños, es una iniciativa constituida en los años setenta en el municipio de Villarica- norte del Cauca colombiano, por un grupo de mujeres de la comunidad en vista de la falta de atención para los niños y niñas de primera infancia quienes se encontraban incluidos en problemáticas relacionadas con la desnutrición, así como la falta de espacios de atención y procesos pedagógicos para el cuidado, crianza y protección de las niñas y niños.


Acerca de los antecedentes de la experiencia pedagógica: Casita de los Niños. En el diálogo propiciado con el equipo que dinamiza y hace parte de la experiencia, se reconoce una sensación más bien asociada con la tranquilidad que produce desarrollar la Casita de Niños de la mano de un ánimo comunitario haciendo apropiada cada palabra, sonrisa y narración. Respecto de lo más importante, se encuentran en este diálogo elementos relacionados con el mejoramiento de las condiciones de vida de las niñas y niños del municipio y del sector rural, la recuperación de las tradiciones afrocolombianas, el retorno a las raíces ancestrales y a lo propio de la región, a la tierra, la música y la gastronomía. Sin embargo lo que más llama la atención y se desarrollará en líneas más abajo, es que, quienes han convocado a la reunión de esfuerzos y saberes para el bienestar de toda la comunidad son las niñas y niños de edades iniciales, siendo ellos y ellas un símbolo comunitario del cuidado, la crianza y la protección colectiva. La historia sobre las comunidades afro en Colombia, ha dibujado elementos muy duros para ser ignorados como lo son las múltiples formas de segregación de las mujeres, los hombres, los niños y niñas, dada la raza, la etnia y la construcción diferenciada de la cultura. La historia colombiana también evoca de esta región, las marcadas brechas instaladas en la memoria colectiva dado el transcurso de la esclavitud en lo que a ciencia cierta consideró al municipio de Villarica-Cauca en la época de la colonia, como un gran epicentro de la venta de esclavos negros por parte de los grandes latifundistas, quienes lo hacían con título de propiedad.


Otras de las problemáticas históricas que resulta del transcurrir de la región, es el cambio sobre la tenencia de la tierra por la conformación de los monocultivos como la caña de azúcar. Al desplazarnos por el municipio y por la vía panamericana que nos condujo hasta la zona, es imposible no percibir kilómetros y kilómetros de sembrado de la caña al norte y sur, promovidos por refinerías que ahora emplean por un salario básico a los campesinos quienes antes eran poseedores de la tierra. Ahora la problemática del lugar se ha orientado al desplazamiento de las familias hacia las grandes urbes del país en busca de oportunidades, los campesinos dedicados a cortar caña se han incluido en las cifras del desempleo, las familias se han desarticulado y como antes era posible el consumo de varios de los productos sembrados en la tierra propia como el zapallo, las frutas, verduras y el cacao ahora es más notoria la desnutricion infantil. Quienes finalmente son perjudicados de este proceso de pérdida de tierra son los niños y niñas más pequeños, que deben acompañar a sus madres al trabajo informal en casas de familia haciendo labores domésticas en las ciudades de Cali o Popayán, aumentan los índices de desnutricion y mortalidad infantil por falta de acceso a servicios de salud y evidentemente a los relacionados con la educación inicial. Es aún joven la propuesta que invita

al

país

reconocimiento multiculturalidad

hacia

el

de

la

y

la

conservación de las culturas, lenguas y tradiciones ancestrales, más bien poniendo en tensión la situación

de

desarrollo

económico y social que parece no comprender desde esta época posmoderna, a los campesinos, a los indígenas y a los afrocolombianos. Esta dinámica de reconocer lo propio de las prácticas culturales construidas ancestralmente en concordancia con los territorios y sus gentes, parecen reñir con la forma de productividad, economía y el desarrollo actual del país, el occidente como idea económica al igual que, el desarrollo global.


Sin embargo, existen nuevas miradas que sugieren la necesidad de dar un paso adicional hacia el llamado multiculturalismo desde la postura que han recorrido ya varios países como Nueva Zelanda, Australia y Canadá, enfoques que proponen que, el reconocimiento de la multiculturalidad no se quede en la celebración de la diferencia solamente, lo cual en ocasiones puede rayar en la exótización2, sino que se avance hacia el estudio sistemático de esas diferencias para reconstruir las inequidades que determinan las relaciones entre los diferentes grupos al igual que sus desigualdades (Ochoa, Santamaría y Sevilla, 2010, p. 14). Ahora bien, las implicaciones constitucionales de Colombia en un momento crucial de la historia como el actual, en el marco del proceso relacionado con el cese al conflicto armado y las políticas de pos-conflicto, ha constituido por las particularidades del contexto sociopolítico del país, la necesidad de reencontrar la memoria de lo colectivo y lo propio como forma de restituir los derechos y a las víctimas, en busca de que el pasado sea analizado no sólo para recordarlo, sino para “promover acciones transformadoras en el presente y el futuro, muchas de ellas ligadas al conocimiento de lo ocurrido, a la sanción de los responsables y al desarrollo de medidas de reparación” (Ortega, Castro, Merchan y Vélez, 2015, p. 32). También, los asuntos de la vida cotidiana a los que se enfrentan los niños y niñas de la región, invitan a pensar que el Estado manifiesto en sus instituciones es quien en efecto materializa las políticas públicas, los planes de desarrollo y la garantía de los derechos. Sin embargo como forma de dar respuesta de manera tácita a dichas necesidades que no son resueltas pero se encuentran presentes en la vida de la comunidad, resulta lo más adecuado atenderlas a partir de una estrategia comunitaria convocada principalmente por las mujeres en conjunto, quienes poco a poco acarrean la 2

Exotización- exotismo: Tendencia a incorporar formas y estilos artísticos de países alejados de la cultura occidental,


responsabilidad del cuidado, crianza y protección de los niños y niñas en el espacio que ahora se mantiene en la historia y funcionamiento como lo llaman sus gentes: La Casita. Sin embargo y pese a las condiciones del municipio, los sujetos que han convocado a la organización comunitaria son las niñas y niños de la región pues se constituyen como la vivencia misma de la cultura y la posibilidad de la transformación del futuro cercano. Aquí la memoria no es solo recordada y el recuerdo no es solo para vivenciar nuevamente el pasado, los niños y niñas constituyen la importancia que implica utilizar la memoria para no empezar de cero sino reconocer el camino andado por la familia, la Casita de los Niños, las maestras comunitarias y la comunidad en general. Como colectivo comunitario, lo que ahora se considera una forma de resistencia, pero también una para movilizarse y aportar a la unidad territorial y como una posibilidad para desnaturalizar la vida cotidiana que resulta ser a veces tan descarnada y sin sentido; en sus inicios se consolidó como un grupo

de

vecinas

que

particularmente cuidaban los niños y niñas: Algunas de ellas procedían al cuidado mientras las otras garantizaban el alimento y la existencia, resultaron después otras, que hacían la gestión comunitaria con el almacén de las venta de verduras y carne y con la galería del mercado, otras que se decidieron por la enseñanza y por el trabajo educativo ya que el grupo de niños y niñas fue aumentando en número, otras de ellas gestionaban los enseres, los elementos para organizar la atención de los niños y niñas, otras gestionaban los espacios en donde permanecían los niños y niñas y la adecuación de los mismos.


Este génesis del trabajo con niñas y niños, resultó cautivar las discusiones históricas sobre los enfoques diferenciales y de diversidad que en Colombia han tardado tantos años para materializarse; haciendo frente directo a la pregunta esencial que se orienta a poner fin a la diferencia, sea esta de color, género, raza o religión. La esencia misma de la experiencia se mantiene al proclamar que se requiere de un nuevo pensamiento educativo que dialogue con la imagen de escuela y lo que se espera de ella. Más bien son protagonicos elementos como la sensibilidad por el otro que es más importante que la lectura y la escritura en un territorio en donde los más pequeños crecen sumergidos en las problemáticas de las victimas y por imágenes perpetradoras de los antivalores y los anti derechos. La consigna fundamental de la experiencia se relaciona con que la educación inicial puede consolidarse como un movimiento social que transforma las comunidades, pensando procesos diferentes de crianza, cuidado y protección para los niños y niñas como sujetos importantes de la sociedad, implica un reconocimiento colectivo y una armonía de lo comunitario. De esta forma, lo que la experiencia quiere contar es que la constitución de los derechos fundamentales de todos los seres humanos de la comunidad deben ser una garantía innata, pues hasta que no se garanticen los derechos de todos y todas, no sería posible garantizar los de los niños y las niñas. El sector rural al igual que el trabajo del campo, han estado asociados en la dinámica del desarrollo posmoderno a significados cercanos con la representación de la pobreza y la falta de oportunidades, el efecto de ello es una problemática que las mujeres del colectivo han identificado en relación con la tenencia de la tierra. La pérdida de la cultura por el agro propio tradicional en las comunidades de la región ha sido desplazada por la venta de la tierra y de allí el uso de la misma para el asunto de los monocultivos. Los campesinos han pasado de ser los poseedores de la tierra para convertirse en los corteros de caña de azúcar, ello ha transformado las posibilidades económicas, sociales y de incluirse en eso que representa El Progreso.


Particularidades de la experiencia pedagógica. “Sin embargo con la arremetida de la industria cañera a esta zona durante los años setenta, los pobladores fueron despojados de sus tierras generando así una nueva forma de esclavización contribuyendo al resquebrajamiento familiar, económico y sometiendo a estas comunidades negras a condiciones de pobreza y desarraigo ancestral. Nuevamente la población afro se vio obligada a generar otras prácticas y procesos comunitarios de resistencia, tal es el caso de casita de niños” Centro de Memorias Etnicas- Documental Casita de los niños. Varios momentos se han constituido como posibilidad de esta experiencia pedagógica, ha sido importante de ella que de la mano de los postulados relacionados con la etnoeducación se ha venido configurando su actuar y las relaciones que los adultos de la comunidad construyen de manera diferente para con los niños y niñas. Como se ha dicho anteriormente, uno de los preceptos que forma parte sustancial de la experiencia

pedagógica

se

remite

fundamentalmente al reconocimiento de las problemáticas territoriales como forma de visibilizar la historia y las experiencias que permiten hacer de estos hechos parte de la reflexión. La invisibilidad de la comunidad afro es una de las condiciones que ha permitido hacer apropiada la permanencia de la cultura y las costumbres en el desarrollo del trabajo pedagógico y parte de ello, la cualificación permanente del talento humano son una condición instalada desde la comprensión orientada hacia mejorar las condiciones por el presente y futuro de lo comunitario representado en la experiencia.


Preguntas acerca del tipo de metodología que ha de utilizarse para el trabajo con niños y niñas en relación con la diversidad cultural, representa el encuentro y la puesta en acción de de otras formas

de

educar

y

aprender al igual que, las cuestiones relacionadas con lo que se espera del proceso pedagógico, con el futuro de las niñas y los niños. También surgen las iniciativas de las personas de la comunidad relacionadas con ¿Qué se quiere aprender allí? y, ¿Cómo ello repercute en la solución de las problemáticas territoriales? fueron consecuentes con la experiencia desde su inicio y construcción. “A través de la educación inicial, nos conocemos más para poder relacionarnos con el otro para una convivencia mucho más armónica” hacen parte de los comentarios que fundan la experiencia, su comprensión y cosmovisión en el territorio. Por tanto, este proceso se conjuga en una relación comunitaria- pedagógica, que apropia la cultura afro de la región y el espacio de la Casita de niños es un potenciador del trabajo comunitario, incide en el liderazgo de los sujetos parte de la comunidad, y le da significado al proceso educativo en un modelo propio que está avanzando hacia el vínculo con los enfoques diversos y diferenciales, un ejemplo de ello es el ejercicio pedagógico que se ha desarrollado a través de la construcción de juguetes y cuentos propios como el siguiente: La muñeca Negra Autor: Mary Grueso Romero Le pedí a Dios una muñeca pero no me la mandó; se la pedí tanto, tanto, Pero de mí no se acordó, Se la pedí a mi mamá Y me dijo: “Pedísela duro a Dios”, Y me jinqué de rodillas


Pero a mí no me escuchó. Se la pedí de mañanita Antes de rayar el sol Para que así tempranito Me oyera primero a yo. Quería una muñeca Que fuera como yo: Con ojos de chocolate Y la piel como un carbón Y cuando le dije a mi taita Lo que estaba pidiendo yo Me dijo que muñeca negra Del cielo no manda Dios; “Búscate un pedazo e’ trapo Y hacé tu muñeca vo”. Yo muy tristecita Me fui a llorar a un rincón, Porque quería una muñeca Que fuera de mi color. Mi mama muy angustiada De mí se apiadó Y me hizo una muñeca Oscurita como yo.

Se encuentra presente también en la propuesta pedagógica, el elemento

que

se

remite

directamente a que perdure la música

como

forma

apropiación de la cultura dado que es constante encontrar en el ejercicio

cotidiano

la

recuperación por las formas culturales que incluyen el ritmo, el cuerpo y el movimiento. Hay una invitación constante a que las niñas, los niños, las familias y la comunidad practiquen y visibilicen la cultura propia del norte del Cauca simbolizadas con las llamadas Jugas, los bundes del pacífico, los arrullos y las adoraciones al Niño Dios, dado que son ritmos tradicionales de la cultura afro acoplados desde las épocas de la colonia en una amalgama


usada por el adoctrinamiento fundada en los sentidos de la adoración y el respeto por lo divino. Estos procesos musicales pedagógicos, en palabras de Ana María Arango, implican no solamente la socialización de unas reglas de organización de sonidos en torno a unos criterios estéticos culturales, sino también la socialización de los valores éticos, y las estructuras y roles de una sociedad ( Ochoa, Santamaría y Sevilla, 2010, p.104). Es notoria la idiosincrasia femenina en la ejecución de las prácticas culturales relacionadas con la danza y el folclor, sin embargo la danza y el movimiento son un elemento de la interacción comunitaria, de identificación cultural y de sentido libertario (Portes, 1986, p.83). La mayoría de las cantoras son mujeres e invitan constantemente a los niños y particularmente a las niñas a identificarse con el atuendo, con los turbantes, con la recuperación del trenzado (y en él, el pelo chonto, afro, chuto), con el baile de la juga, la interpretación de la tambora, del guazá y de la marimba de chonta. Ejemplo de ello, resulta como lo entonan las Cantoras de Quinimayó, grupo folclórico representativo de la región, caracterizadas por el uso de sus trajes típicos, y por ser incluidas allí mujeres cantantes históricas de la región: La Guacharaca- Jugas de Quinimayó Donde está la guacharaca En el palo esta Donde está que no la veo... La guacharaca, la guacharaca En el palo está! La guacharaca, la guacharaca En el palo está!


Para finalizar con la mención de

los

elementos

característicos que constituyen la riqueza de la experiencia pedagógica, tener

en

es

importante

cuenta

que

la

conservación de la cultura incluye preservar una serie de deberes

ancestrales

relacionados

con

la

responsabilidad con el entorno ambiental y con el legado que se debe construir para los hijos y los nietos que han de venir. Por tanto la imagen general de desarrollo que promueve este deber ancestral, no se encuentra dibujada en el gran espectro que se nos ha construido como parte del occidente del mundo, es mas bien una imagen acerca de la felicidad, el disfrute por lo que se tiene y por lo que no; el diálogo, la comunicación y la confianza son la base de una felicidad en donde predomina lo familiar Bibliografía.

Centro de Memorias Etnicas- Fundación Yenyeré (sf), Documental: Casita de Niños: Un camino de etnoeducación para la infancia afrocolombiana. Popayán.

Grueso, Mary (2011), La muñeca negra, Apidama Ediciones, Bogotá

Ochoa, Santamaria y Sevilla (2010). Músicas y prácticas sonoras en el pacífico afrocolombiano, Pontifica Universidad Javeriana. Bogotá DC.

Ortega, Castro, Merchan y Velez (2015), Pedagogia de la memoria para un país amnésico, Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá DC.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.