-RECETAS DE LLUVIA Y AZÚCAR-
Por: Fabian Tello Torres
Experiencia del equipo de educación inicial de la Secretaría de Educación del Distrito
Vereda Las Mercedes
Usme Rural- Bogotá DC Julio de 2023
Esta es una composición provocada por el contexto de la lluvia del bosque de páramo, en una combinación de azúcar en el aire y de perritos acompañantes de los pasos por el musgo y el agua al caer. Nos convoca el azúcar que contiene no solo la fruta y el alimento sino, la que está contenida como una sensación que sonríe entre palabras, los pasos andando y la contemplación silenciosa de la cotidianidad rural de Bogotá.
Todas y todos pusimos las manos para preparar los ingredientes que se agregarían a la olla que primero contuvo la magia de las plantas aromáticas de la represa de Chisacá y sus historias contenidas en los recuerdos y las memorias, luego el aporte de los ingredientes típicos para la preparación del sancocho colombiano. Aquí no faltó nadie pues incluso las niñas y niños de la Institución Educativa Las Mercedes y sus maestras abrieron sus manos para contarnos de su cotidianidad rural que en la mayoría de los casos parece muy alejada de la cotidianidad bogotana que transcurre entre edificios y Transmilenio.
Aquí en la vereda Las Mercedes de Usme- Bogotá todo es agua, todo reverdece y todo es vida como me lo indica la flor morada del lulo que se asoma en la gruta de los caminantes. Las capas, sombrillas y botas de caucho coloridas de todas y todos son un recorrido simbólico de conexión por la tierra del páramo que hemos olvidado habitar; esta lección nos chispea de frente en la cara, nos moja las manos y la ropa bogotana además de cruzarnos el cuerpo con el aroma de humo y tierra que caminamos de manera desprevenida.
Desde una pequeña ventana natural de descenso entre la montaña, observamos la represa de Chisacá, mientras en silencio convocamos la conciencia de los 4 elementos para agradecer por el acto de estar vivos, de poder respirar, de poder arder y renacer desde la tierra. Ahora ya puedo reconocer los alisos llenos de musgo como parte del bosque nativo de la vereda, mientras que las niñas y niños me muestran su contexto, sus lugares, su espacio, sus bichos entre las manos con las uñas llenas de tierra. Agradablemente, el páramo nos saluda entre deliciosas recetas de lluvia y azúcar mientras me rodeo sensiblemente de nuevas historias en cuerpo y voz de quienes que me acogen en lo diverso y natural en el ir, llegar, volver y retornar sobre lo que implican nuevas relaciones de la conexión humana.
