TerminologĂa del desahucio
Fabio Lozano Uribe
POESIA
La conciencia de la muerte habilita la nociรณn del desahucio, le da vida a la posibilidad irrenunciable de perder la vida. Sรณlo los extremos pueden librarnos de esa latencia: volver al terciario o la inmortalidad.
Enjambre de púas
Debemos devolver a Narciso Al orden de los circuitos y las redes integradas. La Era del Vacío Giles Lipovetsky–
Podrías acabar todo en este instante Corriente, cuerda, cuchillo, abismo Comarcas de un dios en sangre y negro Podrías pintarte un tiro al blanco en la sien Desperdigar los sentidos o abrazarlos Peinarte con gomina o disparar Termina, hoy, la cuenta regresiva Despierta a los vecinos y a los perros Inicia, con tu almizcle, otro Amazonas Piénsalo. Penas hieren, penas matan El dolor se encomienda a sus ungüentos Como la calma ansían las tormentas Rusa es ruleta, chuzo es estileto Perdigones en su tinta, bárbaros Enjambres de púas te atomizan Porque hay días que te quedan grandes Y noches que se te vienen encima Mientras, con lupa, te escarban los ojos
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Lacerantes son los espejos, como Ensordecedoras las retahílas Y la visión de las escupideras Hay miradas que te hieren las corneas Gatos que caen de la tapia y mueren Estridencias cobrizas, letanías Das el brazo a torcer y sin pensarlo Te lo tuercen, te mochan la ilusión Y te asfixian con tu propia almohada Grandilocuente, dicen: es la vida Su garganta frágil, pero potente y Consecuente a si misma: su grito Arriesga, con los besos, la lengua Alza, aunque caigan, castillos de naipes Conjuga, primero, labios y reinas Violenta otras cosas: la cal, el solfeo La resma de papel, la arcilla ámbar Y el recto orden de los alejandrinos Cierta tu vitalidad, cierto el apuro Cercanas la contravía y el desvío Sombríos, del domingo, sus sermones Se te atragantan los lunes, los martes Doblas esquinas a punta de golpes Y cambias por anzuelos los relojes Aruñas los percances de la tarde Y le huyes también a las barracas Capaz eres de matar a Cenicienta
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Empapado de algo más que muerte Vas de ferreterías y cometes un acto, para el cual no hay indulto Consabida es la lección, consabido El resultado, coladera el cuerpo Y más que anunciado: el descalabro
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Otro sinfín
Cambio mi vida por un anillo de hojalata. Relato de Sergio Stepansky León de Greiff–
Hemos sido políglotas, es cierto Monumentos con palabras y letras Hemos construido. Mañana, en fin No quedarán las serifas, ceros tal Vez y cantos de lo que nunca fuimos Quedarán lo ordinario y lo binario Los andamios que alzan catedrales Palimpsestos y ruido de tambores Conatos de discursos y regaños Abreviaturas, vanas, de los vivos El sol no será sino una letra “o” Y la luna no será más que una “c” Vendrán las haches mudas y su alma El vaivén de las cerillas, la oración La mácula, será, de los humanos Guardadas las costumbres y los días Finiquitados los abecedarios Vendrán a reemplazarnos las cisternas Las que otrora fueran vino y cántaro Vuelo de sílabas en caravana
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Algidos recuerdos los que se habrán ido Historias las más cortopunzantes Le habremos fallado a la secuencia: vida Taladrado, a cincel, los horizontes Y entronizado las mañanas frías ¡Qué más da, si otros planetas esperan! Augurios de cabos y cañaverales ¡otras aguas, otros aires, otra vid! Otro ordenamiento de pirámides Otro hielo, otro espacio, otro sinfín Han regresado los cartógrafos La regla: la invención de los compases La norma: otro abismal acantilado La verdad: mujeres sin ovarios y Los hombres de un color invernadero Acaecido el contratiempo hongo Fuego, hueco, vacío, nada y nada Volverán las luces apagadas y Los recuerdos, las gracias, los de nadas Y un sueño: el de Gregorio Samsa
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La ciudad de los abrigos
Existen dos formas básicas de hacer evidente el artificio: reducirlo al mínimo o alimentarlo hasta la hipérbole. Manifiesto Nadaísta
Una alacena llena de esteroides Con los tarros de sonrisas saqueados Las naves del retorno, no dan signos De vida; pero tampoco de muerte Por la Quinta, pululan saltimbanquis Pero tienen más cara de suicidas Transeúntes vestidos del mismo gris Con bufandas de colores pálidos Siluetas que se ven en las ventanas Como premoniciones del asedio Podemos llamarnos Ur o Damasco Los apelativos poco nos importan Hay una disidencia sin carteles Violencias de gestos, en los baños La verdad, todos quieren ser más fuertes Pensando que se acerca la ignominia
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Hubo, por supuesto, desapariciones Pero fueron personas que se fueron ¡Eso sí! Se quedaron las palomas Que nunca abandonaron sus rutinas Los indigentes se tomaron patios Dormitorios y las salas de las casas ¡Raro! Los parricidas se escondieron Dejaron oxidar los arsenales Quedan abuelas en las mecedoras Sin moverse, no hablan y están ciegas Muy pocos niños juegan: los febriles Y aquellos, aún, bien alimentados Los radios están todos apagados Tratando de emular silenciadores Nos alistamos para el juicio final Y se volvieron jueces los verdugos La ciudad se ha llenado de mandriles Vienen con misiones y arcabuces Han llegados, al unísono, los misioneros Algunos, más alcahuetas que distantes El frío, nos ha vuelto permisivos Compartimos cobijas con cualquiera Nadie menciona los apocalipsis Los varios, del Quijote a Jesucristo
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Son muy pocos los que han vencido el cáncer Derrotas, hay más graves, dicen muchos Nada más sombrío y, sin embargo Buscamos abrigar los genitales
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Rosalinda
Ella amaba asombrarme con su fausto. Doña Ocaso Juan Lozano y Lozano–
Llegará el día en que desoigas tu campana En que te inclines y me veas sediento En que el agua turbia se decante al viento Adivinanzas quedarán en el olvido Y cabezas rodarán en tus batallas De los caídos yo seré el menos vencido Caminarás las alamedas circundantes Y no mirarás atrás, está prohibido Preferible, será volver a tus diamantes Me salvaré de las estacas y las cruces Conservaré un aprendido pundonor Y alejaré mi existencia de tus fauces Quien quita, sin embargo, que vuelva un día Que se pierdan los vigías desorientados Y te encuentre en las esquinas y mercados Fijarás la vista en un reloj, un poste Media vuelta darás, sobre tacones Y un resoplido tocará tus aldabones
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Es la espera lo que te tiene confundida Pensar que, aún, tu corazón no estrenas Y es, un día tras otro, lo que llamas vida Pasan de largo los navíos por tu puerto Evidencias el escorbuto y la sequía No se arrastran ni las lombrices en tu huerto El horizonte es apenas una idea Concepto de bardos y malos hechiceros Perdidos en el vino y la fiebre tifoidea Ciertamente, tu castillo es un castillo Pero los tapices no ven la luz del sol Y así es que el oro pierde su valor, su brillo Que te han visto llorar los albatroces Que el rumor del oleaje evita tu aposento Y gritas con el chillido de otras voces Es tu rey. Juega con trenes de juguete Le dedica más tiempo a la lavandería Y entiende, poco, el rudimento de la hombría Me buscarás, entre la gente, Rosalinda Cabalgarás a rienda y lomo tus dragones Y vendrás a llenarte de mis ojos verdes No habrá oráculo que frene tus impulsos Ni armada que amenace un desembarco Vendrás y si es del caso lo desmiento todo
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A la loca
-¿Qué gigantes?- dijo Sancho Panza.
Todo lo seguimos guardando adentro Incluido el óxido de los años Muñecos y bailarinas de cuerda Amores de corredor y recreo El silencio obligado de la siesta El miedo a los ladrones y a lo oscuro Somos de otro material, pensamos Rechazamos mitologías ajenas Pero no la nuestra, forjada a diario Nuestros fantasmas son nuestros fantasmas Tenemos dudas frente a los espejos Y la certeza de lo que no somos No somos alcanfor, somos arcilla Volubles, horneables, mancillables Somos árboles, circones y focas Pero no somos rugido, ni aplauso Silbido, es posible, entre barandas Y arrestos de palabras pronunciadas Verbo, a veces, cuando se amerita Y como las gárgolas: adjetivo Somos adverbio en las mañanas dulces 17
Y llevamos acento de guirnaldas Nuestros labios son puntos suspensivos Y somos sustantivo, por supuesto Vivimos y sobre eso no hay dudas Morimos y sobre eso tampoco Pero sobre lo que, a veces, decimos Sin pensar, al responder un agravio O con la ligereza de un aliterado Si hacemos, a la loca, conjeturas
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Cuasi Zanzibar
Well my body's been a mess, And I miss your ginger hair, And the way you like to dress. Valerie Amy Whinehouse–
Tú eres una mujer de boulevard De ti cuelgan vitrinas y sábados Eres una mujer a quemarropa Cargas, hoy, con bastantes desahuciados Tú eres una mujer de Zanzíbar El pequeño night club de Chapinero Cuero sobre el cuero, piel sobre la piel Fuego de fusiles, cocaína y hiel Eres una mujer cuasi pecado De motín y proclive al descalabro Vendes cerveza en el supermercado Cobras los besos, pero no el sudario Eres una mujer de periferia Anclada a los grises de la tarde Coloreas la sombra de las lámparas Y secas la humedad de tus zapatos Apuras los encuentros, convalidas Los contrarios y bendices tu jardín Eres una mujer con adversarios Sueltas tu lengua y tu mastín a diario 19
Tienes los genitales pomarrosa Una cintura de tu propio almizcle Apuestas al amor y a los caballos Guerreros, hay, que esperan tu armisticio Juegas a ser un ámbito celeste Eres una mujer de balaustrada Cercana a las aceras y a la rabia Desdeñas la cadena alimenticia Eres una mujer cortocircuito Que cruza los jadeos con el aliento Eres una mujer superlativa Desnuda, pasas del colchón al verbo Eres de la pipeta, su aspirada De la euforia, su calma anticipada El químico que del remedio sana De la más dura cicatriz su aliada Eres una mujer de contrabando Herida, tal vez, pero firme y clara Pasan por tu frontera delineada Los hombres de apetito en carne viva Hombres felices de tu mujería En la margen del deseo, náufragos Pero en tus arrecifes obstinados No en vano, de la noche eres pretexto
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Terminología del desahucio
Valar Morghulis.
No habrá puestas de sol, dejaste claro Quedarán habilitados los desvíos Pernoctarás desnuda para siempre Y volverán a puerto tus navíos Dijiste: ahí quedan los despojos Que los huesos, también sirven de abono Y que el paso alterado de los años Es el polvo que deja la carroña Somos cal, somos una sola piedra Somos alma, somos carnes calcinadas El destino de una sola catarata Merienda de los cerdos y mil nadas Algún día habré de callar, repetiste Enfundaste tus espadas y tu nervio Enrollaste la piel como un tapete Y, hoy, no tuviste para más moronas Aún crees que hay diatribas de diatribas Que la princesa flagelada, siente Aún vas por las esquinas, errabunda Pensando: qué corrupta es la simiente 21
Es que hay un puesto para cada cosa Un ahora de terminologías Una escueta sombra larga y pálida Para siglos de luces y aporías Encuentro fascinante que me digas Que eres de esencia balbuceante Que escoges a los hombres con un dado Y a las mujeres por el sexo humeante Imaginé que la muerte era más seria Mucho más rigurosa en protocolos Más apegada a la justicia viva Que al arbitrio de las circunstancias Tampoco eres eterna, me dijiste Me hablaste de una suerte de anatemas De un juego entre pasados y presentes Una ruleta en ciernes y una liebre Me hablaste del hielo en las siluetas Del vacío que queda entre los vivos De la sangre que deja de fluir Del desembarco, de tus astros sin labios Dijiste tanto entre el gris y el negro Que no dejaste respiros, ni espacios Ni tiempos, ni hoces, ni epitafios necios No dejaste nada y nada más dijiste
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Los poetas
We don't read and write poetry because it's cute. We read and write poetry because we are members of the human race. Dead Poets Society
Estuvimos en Masada Pero la vimos, de muy lejos, caer Fuimos al acantilado Pero otros saltaron al vacĂo De turismo estuvimos en Despina De la brĂşjula, somos el estuche De la argamasa, el agua que se seca Del universo, apenas, su orbitaje Somos los poetas Sangramos en las pilas bautismales Cuando nos vemos al espejo saludamos Y si vamos al Hades, nos quedamos Somos los poetas Flotamos como diĂŠresis, a veces Como vapores de permanganato Y hacemos lloviznar atardeceres Somos los poetas Sin culpas, masticamos amapolas Tenemos un amigo en cada cementerio Y perdonamos a quienes nos sancionan 23
Somos los poetas LĂĄnguidos y taciturnos poetas Enjaulados en nuestro propio espacio Vastos de eternidad, pero cortos de esquirlas Somos los poetas De Omar Kayam, de Homero y de Virgilio socios Dolientes somos de tanta vanidad De tanta higiene y tanto sacriďŹ cio Somos los poetas Ardientes vamos entre las neveras Y conquistadores de una brizna, un soplo Somos sĂłlo y solamente eso: los poetas
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En tablas
Lo plenamente hueco y que no es más que hueco Pero crece. Porque me cree su perro Oliverio Girondo–
Transeúnte del espejo El maquinista se quedó dormido Revierte el curso de su nervatura Mira de las tristezas, sus estragos No hay París que niegue un recorrido Y tampoco Berlines divididos Bastan los recreos, es cierto Y cercenar de tajo a los heridos Está la zona franca entre tu pecho La pestañina en el cajón derecho Me elevo y me sublevo De eso vive el corazón abierto Amaneces cargada de regalos Hoy, los traes de la Oniria Mañana del Amazonas o del Lacio Víctimas son del moño y la resaca Nada sabes de esperanto Pero irrumpes en muchas otras lenguas Confundes tus salivas con ofrendas Y entregas tu salmuera en las subastas 25
Definitivo: soy el no guerrero El cobarde, el comedido He caído después de la batalla Y no soy el Sansón para Dalila Ya no soy ni siquiera contrincante Vencidos los alfiles y las torres La reina tiene sastres y esgrimistas Soy rey y soy peón al mismo tiempo Presiento un renacer de guillotinas Pero no soy carpintero Tampoco soy verdugo, tú lo sabes No esperes de mis labios tu condena Tengo mi soledad, no se te olvide Recuerdos anteriores a los tuyos Frecuencias que nunca sintonizas Y, para ti, un epitafio anticipado: Aquí yace la que alguna vez amó La equívoca, jamás arrepentida Te reusaste, pese a tus vaivenes A terminar en tablas la partida
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Vigilias
No quiero tu amor Ni tu extraña fiesta, Hoy me haré invisible y me voy. Miguel Mateos–
Tuviste tiempo de pintarte las uñas Mis perfiles adivinar en la acera Imaginar un horizonte en el techo Y molestarte por la inútil espera De lentejuelas saliste a buscarme Pidiendo a la noche sus galanterías Me hallaste en un bar, me pediste el desarme Y tuve excusas para cada queja Lo siento, dije y te llené de: te amos Camino a la casa llovieron lloviznas Se gritaron gritos, temblaron páramos E hicimos la guerra entre los peatones Qué noches aquellas, las de la rutina La fiesta agónica, la charla sin freno La droga en hileras, la sed del alcohol Cansadas las risas y alerta el amor Humedades mortales, la fingida paz Los sinfines roces, la carne, el spleen La hiel de las fauces, la mentira ruin El sudor, la hoguera, la plasta, el mastín 27
Cubiertos de plata, cristal baladí Lenguas carcomidas entre la ponchera Puñaladas fieras entre las costillas Y certeros cortes de lomo o cadera Amigos que dicen llamarse enemigos Cruentos viceversas guardan las carteras Versos y reversos, palabras hendidas Palmo a palmo pasan las escurrideras Fortines construyen vastos argumentos E inundan ciudades falsos vertederos Quedan soslayados los varios lamentos Y cauterizadas las faldas al viento Lo que se conversa es un deshuesadero Los besos, en cambio, son de doble hoja Cortan por una cara y matan por la otra Qué noches aquellas, las de la zozobra Las de las guirnaldas, de cal y de hielo Las amenizadas por los acordeones De juglar corrupto y bardo asesino Mezcladas de esquirlas y vinagres rones No quiero las curvas de tu acantilado Tampoco la noche que llevas al lado Menos la vigilia de tus desencantos Y amarte no puedo, si evitas mis voces La tristeza es buena si es de vez en cuando Las algarabías, los muslos abiertos El cántico magno de la piel y el labio Y las noches tibias que nos gustan tanto
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Antes del cansancio
There is an outdoor ballroom in the gardens of Versailles. In what follows, that much at least is true. A Little Chaos
Hay un desarraigo de simetrías Velas que se izan en las ciudades Labores de saltamontes y sapos Que desdicen de su verde ímpetu Hay unas reglas para cada cosa Y un sino distinto para cada una Alcanfores, hay, que huelen a vagina Kamasutras llenos de alucinación Mercados de axilas y rodillas calvas Salivas que venden al mejor postor Los cuerpos se acercan a otros cuerpos Y el uso y el abuso los repelen Maravillosas son las filigranas No así su poca resistencia al tiempo Hasta la última brizna subsisten Sospechosas, como las telarañas Bastan dos hilos, agujas y manos Para hacer de la soledad, sudario
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Qué importa lo que no hagas mañana Temprano, ni tarde, son ya coordenadas Es la sumatoria, el uno más uno La fila de arena, antes del cansancio El envión postrero que te da la parca Del que la musa entiende su sentido No hay piso que no lleve a una escalera Peldaño que no lleve a otro peldaño Vacíos que no auguren la zozobra Ni muertos que abandonen la batalla
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Qué tiempos aquellos
All men are dancers and their tread Goes to the barbarous clangour of a gong. W. B. Yeats–
Me equivoco con todas mis fuerzas Con las mismas que me recupero y Aunque hay fila para mirarse al espejo Mi corazón no vierte inquina rapaz Quinquenios han pasado sin ardides Sin falsos pecados, ni injurias de sal Y sin miramientos para el más audaz Qué tiempos aquellos, los de Lancelot Los de Marco Polo y los del gran Solón Qué tiempos aquellos los del Olifante Los de Mesalina y la ras virtud Los de Facundo y los lenguaraces Los de Baldaquino y las hetairas De oriente, bailando para el dios Abul Qué tiempos aquellos, qué atrevidas Garras las de Federica, sus monjas Y orgías, su malabar morisco Su colchón beduino traído de Ur Donde caldea el mortal basilisco Qué tiempos aquellos, gentil cadencia 31
De bares marinos y pálida piel Desmedidos púlpítos y buen rapé Genitales los cuellos y los mangos Mordidos, lamidos, sin pepa y sin fe ¡Canten argonautas! ¡Cuiden amarras! Qué tiempos aquellos los del gran Amir Los del bardo Egeo, sus epigonías Sus secos lamentos y su loa fakir Balbuceos al borde del Guadalquivir Desdichas varias las de Torquemada Conquistas salvajes bajo el sol maorí Cruentas estocadas en Paternina En La Quemada, en Puy, en La Puerta Y otras emboscadas de cobarde añil Ríos escarlatas en lienzo carmín Goyesca la pax, romana la fragua Plateado el filo y el tajo, gárgaras De sangre, costras de cal y de canto Nanas y parteras sin nada que hacer Barracas terrosas con techos de zinc Traicioneras dagas en el costillar Sahumerios egipcios, grises guerreros De Tlalpán, aurigas tornasolados Dragoneantes de oro sin dios y sin ley Qué tiempos aquellos los del arrabal Los del manco Peralonso y Zulia Su alegre alquimista de carnes y huesos El bien horneado hojaldre de Titus Andrónicus y de Safón la abulia Qué tiempos aquellos los del fariseo 32
Los de Atlántida, los de Harry el Sucio Los tiempos de Caspia, la del cianuro Y los de Básculo y la cimitarra Amén de los que cayeron en Kuro Qué tiempos aquellos los de Cabiria Sus noches frías color chocolate Cándidas esquelas de casanovas Sempiternas gárgolas en Sinistra Aldabones y lámparas cobrizas Qué tiempos aquellos los de ying y yang Los del buen Gepeto y el pájaro Urán Me han tocado en vida reyes eternos Moradas sin duendes, arcas sin dueño Falacias negras en las balaustradas Entiendo: las guerras, el albur, las lanzas La corneta falsa, la espada frigia Victorias flácidas de tamerlanes Y atravieso, solo, a nado, el Estigia
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Compostela
A Chumi.
Feliz aquel que ahora es peregrino Si encontraste al amigo, busca el vino Si encontraste al amor, pierde cuidado Tus pasos darán fe de tu destino Camina en la labranza y en el frío Respira en la abundancia y el hastío Recuerda que no hay nada pasajero Todo queda en la savia y el anhelo Es la pausa, es el reto, son los días Es la empresa de dios, son los desvíos Guarda todo en el sitio concebido Y no temas al cambio, ni al aullido Por más curvas, por más melancolía No tendrás desaliento en la subida Es tu agite, es tu obra, tu valía Es la fuente que topas en la vía Raíces tiene el viento, no lo olvides Alivios y paciencia te da el río Por eso, no apures los encuentros Ni pierdas de la luna su silencio 35
Y si piensas qué fue del recorrido Cuando vuelvas a tu arca y a tu nido Será tuya la gloria de tu viaje Y nadie entenderá lo sucedido Volverás a las tardes relucientes De la memoria de lo ya vivido Pues, sólo tú aprendiste en el camino Que ya nada en el tiempo está perdido
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Tu hiel
The cosmos is interesting rather than perfect, And everything is not part of some greater plan, Nor is all necessarily under control. Carl Sagan–
Lo supimos, tienes puntos de quiebre Agonizan tus cinturas tórridas Tus ombligos hondos, tu maravedí Y el delta del Danubio entre tu alhelí Tus vastas praderas como anillos Que me colman, como el Serengueti Como aquella vista desde Gibraltar O de Cacahuamilpa, los colmillos Peligran las entrañas atlánticas El aterrizaje de carrocerías la cadencia de la Tramontana Y los destinos de la palangana Me dejo invadir de tu energía solar Poseer en tu alcoba terráquea Subyugar por tus altas cordilleras Y tus órbitas que emulan palmeras Le temo, igual, a tus huracanes Al curso de las placas tectónicas En su lento acomodar del tiempo Y a tus aristas graves y jónicas 37
Como los caracoles, te distraes En tu Vía Láctea: el alma yerma En tu canto: las sirenas y en tu hiel: Los augurios de tu futuro y tu merma Sin haberte, del todo, inoculado Te explotamos por unos cuantos males Nuestro semen negro sobre tus cuellos De poliéster, te siembra de costales Aunque algunos escuchan tus lamentos La mayoría voltean en serio O se esconden como las avestruces En tu casa, planeta, cementerio
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Mirra y embeleco
Al vencedor de Apulo y Paternina se lo llevaron preso. Comentarios bramantinos
Hoy, tus labios me saben a pólvora Hoy, recuerdo tu coro y tu hada Hoy, del tingo al tango voy Y batirme, pienso, en retirada Tengo el pretexto, desde varios frentes Tengo el impulso, la mirra y el canto Tengo el embeleco Las ganas mías de descruzar los puentes Del tingo al tango voy Adentro va el decoro Afuera la guirnalda Tibieza entre tu falda Del tingo al tango voy Certero en la mirada Correcto en el andar Las mieles de tu boca Del tingo al tango voy Pretextos los hay miles, de camisas Tiradas en el piso Coros extenuantes, sábana y satín Pieles ensortijadas 39
Rumores, estropicio, cardamomos Candela, lumbre roja Naranjas, soles, tucanes y matiz Bandeja al desayuno Sobras de otros rondando por ahí Hoy, tengo el embeleco Mañana el desenfado Recuerdo de jardines De tango y de cadera Hoy, tengo el embeleco De verte tras la lluvia De amarte en el remojo Con verbo y diapazones Hoy, tengo el embeleco No hay oculto afán, hay desapego No hay montaña en medio del camino No hay envolturas Sólo tengo una intención vacía Salirte al paso con varias excusas Salir de ti, de ese yo expúreo Salir de un girón Tirar la puerta y convocar las musas
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Someramente igual
Snow White still remains unseen. Pandora's Box Procol Harum–
Será que ya estoy recogiendo pasos Bienvenidos los días infantiles La masturbación en las librerías Las niñas y sus cuartos menguantes Los escondites de las casas grandes Los pellizcos de algunos profesores Y las vanas creencias de lo escrito Será que no hay extraterrestres Los había, cuando se perdía el balón Y cuando el viento levantaba faldas Los había, entre axilas peludas Entre las fauces del amor extraño De los besos, como babosas de jardín Y lenguas como arnés de gelatinas Será que no hay Atlantis, ni unicornios Que los superhéroes perdieron el tren Que Peter Pan, por fin, salió del clóset Que la mujer maravilla envejeció Y Luisa Lane se quedó con Clark Kent Será, será que no hay mundos paralelos Que de noche las palabras no circulan
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Será que mirar para atrás, pasma Que nos volvemos de piedra y alcanfor Que es inútil, que te quita velocidad Y te obliga a contemplar el abismo Los lugares a los que no llegaste Los pastizales que no recorriste Y los invernaderos putrefactos Será, será, será que no hay regreso Será que, hoy, es todo lo que queda Que no se cuelan horas de otro tiempo Que no se erradican los agravios Que son, todas las fotos, cicatrices ¿Sirve, de algo, visitar los fallecidos O todo será igual, someramente igual? Está bien que el pasado sea intocable Que un aire a desfavor hubiera echado todo Por la borda y por las varias esquinas Aquellas donde aún la siesta duermes En la misma ciudad de los milagros Donde, para bien, se ajustan las cargas Y, para mal, se adoran relicarios Cuesta creer que estés, aquí, tan lejos Sin intermediarios, sin aquel destino Hecho de material prefabricado Y que yo mismo sea mi compañía Mi no pasado y mi no futuro Mi hoy, mi calendario repetido Con eso basta y con eso me conformo
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Previsión
The CSA space shuttle Deliverance has been destroyed. The final mission to save mankind has failed. Seeking a Friend for the End of the World
Empieza el conteo de la eternidad Hubo muertos bajo los parapetos Las montañas que no se habían movido Le abrieron el paso a los lanzallamas Los dragones salieron de su autismo Ya era hora de que se disiparan Se perdió el jardín de las hespérides Pero quedaron unos rascacielos Hiroshima fue, apenas, una muestra Los contrincantes dejaron de serlo Conformaron un bando de vencidos Y esperan, que la espera se termine Esperan de entre las nubes, el cielo De la negra noche, su hospitalidad Que se apaguen, sin razón, las alarmas Y que los ogros se queden dormidos La vida es inminente, por supuesto Se impone ante cualquier malentendido O eso fue lo que nos enseñaron Que, ésta, prevalece ante los miedos 43
La duda asalta, de cualquier manera ¿Cómo no? El previsto apocalipsis Los múltiples finales anunciados El fondo abismal de los oráculos La escueta voluntad de la existencia Prevalece, así también la noción De que todos merecen el milagro: Del sí y del color anaranjado Y por lo pronto, mientras algo pasa Hago las cosas propias de estar vivo: Buscarte, sobre todo, en los parques Donde, solos, se mueven los columpios
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Bola de nieve
¡Pero qué fuerte te has vuelto! Me gustabas más cuando eras frágil. La flor de mi secreto Pedro Almodóvar–
Dignidad: otra palabra en desuso Inclusive para los matrimonios Que la portan como fiel estandarte Quieren ellas un amor masculino Reciben látigo, más no la seda Y cualquier mujer es mujer cualquiera Ellos, en cambio, un pétalo de rosa Se precian de tener en sus jardines Y cuentan, por capullo, cien espinas Compartimos, primero, las trincheras Deponemos los besos ante el frío Y tales para cuales nos volvimos Pretextos hay para iniciar la guerra Siempre habrá suficientes armamentos Y carne de cañón entre blindajes De la ropa interior al armisticio Hay más que compromisos y perdones Ciertas miradas son como arañazos
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Paulatina la mujer, tajante el hombre Dos agujeros, son, de un mismo hueco Donde anidan las flechas y las balas Corazón de melón, trochas de brío Corrientes alternas, ruletas rusas Parafernalias de dobles suicidios Todo por un amor o por un vacío Con el mayor gusto o con pesadumbre Por satisfacción o por un hastío Entre el agua y el aceite; el aceite Entre el oro y la plata: los diamantes Entre los arsenales: las caricias Él y ella, se quejarán de lo mismo Con Bob Dylan, van rodando y rodando De la bola de nieve al cataclismo
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En la mitad de todo
A Zoad.
Esta bien, fallaron todos los intentos Pero no importa, nos queda el aliento Nos queda la perla jamás encontrada La tarde redonda, la luz, el cimiento Nos quedan las horas, el largo silencio La conversación a corazón abierto Felices trasnochos que como jaurías Arrasan de tajo, la calma y el tedio Fuimos temerarios a nuestra manera Surcamos, ingenuos, el nido del búho Sus vastos dominios, su vuelo cualquiera Sin graves falacias y sin juramento Sin heridas, quejas, ni vanos lamentos Afortunados y en la mitad de todo Tu hermosa presencia, la paz de tu cuerpo Tu acento de mujer expuesta al verbo Estuvimos donde pastan lunas, cierto Pero nunca fuimos al abrevadero Pasamos de largo, como adolescentes Que guardan las manos y empiezan de cero 47
Eres la chispa de mi universo oscuro Eres preรกmbulo, trama y argumento Antes de llegar, te devolviste, entiendo Amarme hubiera sido, tal vez, un contratiempo
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Las aguas tibias
Todo está inundado y va a seguir lloviendo, es hora de cambiar de parecer. Vicentico–
Estamos condenados a olvidar A Julio Cortázar, a Bonnie and Clyde A Rosanno Brazzi, a Woody Allen A Pedro Almodóvar y a Matusalén Estamos entregados al placer Al caldo con papas, a la estupidez Al cariño blando, al adjetivo Al hondo vacío y al nada que hacer Estamos estancados en el tiempo En las expectativas proyectadas En la inercia de lo que no hicimos hoy En la procrastinación y la lagaña Estamos tupidos del miriñaque Escanciados en nuestro propio ardor Jactados de toda nuestra ignorancia Y remendados de tanto desmadre Estamos extraviados de nosotros De las pléyades, del cosmos humano Del lazo, del sentimiento umbilical Del presente y del halo futurista 49
Estamos a trasmano del pasado De Enrique el Navegante y Carlos Quinto De Magallanes, de Cortés y de Colón De Isabel la Católica y Fernando Estamos, con rigor, embalsamados Reducidos al mínimo esplendor y Alejados de la magia y la sorpresa La inteligencia y la perplejidad ¿No hay acaso cegueras pasajeras ilusiones en el fondo del estanque? ¿No hay luciérnagas al mediodía Sombreros londinenses en la noche? ¿Qué pasa? ¿Estamos o no estamos? Aniquilamos el valor y el miedo Por cada brillo hay un color opaco Y por cada prostituta un casto Nos gustan los derrumbes invisibles Las aguas tibias y el cordial anhelo Pronosticamos soles en enero Y pasamos diciembre bajo techo Los cuatro puntos cardinales, somos Con una sola dirección en mente Estamos donde alguna vez caímos Con el alma y el cuerpo fracturados
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Albur cobarde
No importa la circunstancia. Más tremendo que el amor no correspondido, es el amor no pronunciado. Los cántaros del firmamento Silvia Castellar Ponce–
¿Y si fueras, la mujer sin historia? La imposible, la que todos niegan ¿Y si fueras? La que tuvo el valor de nacer ayer Y ser, yo, su recuerdo primerizo La que me abre como al chocolate El que, hoy, recién probó, lamió y amó ¿Y si fueras? La que arando en el olvido me encontró Por un albur, una secuencia al revés Un tiro al aire, una lotería Una desesperanza camuflada ¿Y si fueras? La mujer sin historia, mi río y piel Mi sangre, inclusive: ¡así te quise! Te llevé conmigo, sola, te rapté Sin más opciones que cerrar la boca Y pensar en ti, como si fueras hora Siendo mi tiempo, mi único tiempo Mi calendario de pocas semanas O pocos meses, que se han vuelto años Y sí, es cierto, he sobrevido A todo –nadie lo cree– menos a ti 51
Te usé en silencio y, hoy, te evito Un par de encuentros en treinta años Eso es todo, ahora, eso me basta Recuerdo mi ausencia en tus cumpleaños Por eso me pregunto: ¿Y si fueras? La que te diste cuenta, la que sabes Que cuando te secuestraron otros Y no había nadie más adolorido Volví a pensarte con la misma fuerza Para saberlo tendrías que renacer Pues no hubo indicios, salvo una fragilidad: La mía, en su más mínima expresión Escondida. Temerosa de salir Pero ya es tarde: ¡si fueras, lo sabrías! Por última vez, hoy, quiero llorarte Agradecido muy agradecido y Dejarte esta prueba de mi desvarío Está claro que no eres, ni has sido Sin embargo, aquí te dejo un poema con toda la carga de mi cobardía
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Hurgar profundo
Tantos odios para curar Tanto amor descartable. Virus–
Te dejo mis intervalos, dijiste Y de tajo te llevaste lo bueno Dejaste también las superficies Mi piel, los pisos, los argumentos El jardín y el estadio de nuestro amor Donde siempre jugué de visitante Quedó tu olor, las monedas de cambio Quedaron, sobre todo, las preguntas Las mías, ameritando otras mentiras Otras aceptaciones de mi parte Mi cara de payaso, inexpresiva Mis blindajes a punto de asfixiarme Y otras afirmaciones previstas Las que te permitían dormir tranquila Sin aquellos fantasmas calcinantes Con sábanas de moteles, vestidos Hurgaste muy profundo, sin embargo No quedan las secuelas a la vista Nada que evidencie el desembarco Ayer, estuve con unos amigos Y no temblaron los tenedores 53
Lástima, alguien hubiera podido Levantarme el ánimo, lástima Tampoco chillaron acordeones Pasó lo que pasa, lo que siempre cae: La bruma de los filibusteros Has dejado los campos de batalla Minimizado civilizaciones Henchido el botín de tus amantes A cambio de ruines episodios Te acuestas con la luna y con el sol Apagas las lámparas y el aire, por Que no has adiestrado tus poderes Las cuatro palabras del hechizo Bastan: eco, pienso, sal y palomar No hay desvarío, sin desvarío Pedernales, dirán, seguramente Lenguaraces esguinces de vida Opacas diademas circundantes El viento sopla a tu favor, es cierto Pero repito: apagaste el aire
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Anuencia
Ya mi talle se ha quebrado Como caña de maíz. Muerte de Antoñito el Camborio Federico García Lorca–
Como un soldado raso Como una montañita Como una reverencia Así somos ante la muerte terca Como el perro que no muerde Como un aguacero en ciernes Como hierba en la ladera Así somos ante la muerte inútil Como una trova cubana Como un lánguido lamento Como la luna entre nubes Así somos ante la muerte lenta Como diciembre en enero Como un parque para viejos Como compases sin punta Así somos ante la muerte exigua Como lanceros durmiendo Como amargas madrugadas Como zafiros de vidrio Así somos ante la muerte anuente 55
Ante la vida congruente Ante el amor que nos hierve Ante la cruenta enfermedad Somos, como ante la muerte, esquivos
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Sombra o luz
La soledad es poesía, pero primero es dolor. Los vientos de otras partes Juan Luis Heredia Quetame–
Se llora en soledad, no hay otro modo Y se debe hacer cuando todos duermen El dolor debe hervir, escanciarse Hasta rebosar, soltar la espuma Subir, hasta convertirse en nube Y volver a caer, en estampida El dolor, como el amor, se recicla Y se reconstruye de los añicos Las piezas, cada vez más disparejas Se pegan con lo de siempre: tiempo Es distinto llorar ante los otros Lástima o comprensión son inútiles Si somos tuertos, lloramos al ciego Si indigentes, lloramos al muerto Por uno mismo es que se debe llorar Por el abismo que, hoy, nos enfrenta Tiempos pasados tuvieron su río Y el mañana espera: otro poema La vida no rima igual cada día 57
La soledad tiene sus sutilezas Sus escondites, sus propios disfraces A veces nubla, a veces aclara No tiene agenda, ni bullicio sordo Llena estรก de lo que realmente somos
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Un día particular
Una roja invasión de hormigas blancas. Eduardo Carranza–
Hoy, salieron de huelga las modistas Las cansó la vigilia solitaria Y los chasquidos de los transistores No vieron toros desde la barrera Ni atestiguaron bramidos ajenos Sólo ellas, solas con sus paraguas Y con el goteo de sus alegatos Hoy, colorearon las pescaderías Como si fuera necesario, abrieron Rojos y verdes de Buenaventura Dorados de San Bernardo del Viento Y magentas de Taroa y Manaure Taparon, de nuevo, callosidades Y el mediodía, duró hasta la tarde Hoy, cayeron algunos pedestales Se rompieron las crismas de piedra Y los tumbó la policía, dicen Faltaría ver si eso es cierto, pregunto Pues las palomas se ven sospechosas No sólo rondan las comisarías Se les vio con un cincel y un martillo
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Hoy, se alcanzó a ver el Nevado del Ruiz Entre vientos ocres, aires de nata Y horizontes de pequeñas violencias Ahora, encapuchado de nieve Amarilla, como una campana O el asesino de la esquina brava Se esconde entre malheridas nubes Hoy, subió el precio de la marihuana Soledad en los centros comerciales En las estanterías de los parques Y bajo el techo de los aguaceros El olor es, ahora, el que quedó Del almuerzo y los respiraderos No abandonan los estados de alerta Hoy, los soldados vistieron de blanco Echaron betún, brillaron herrajes Marcharon en paz, bajaron las armas Y ¿quién lo diría? Dieron la cara De frente y abrazaron a los niños Le sonrieron a los grandes y viejos Y olvidaron a los enemigos Hoy, los dormidos no soñaron nada Y los insomnes salieron a la calle Un día particular, dijeron todos Como mañana y pasado mañana Como cuando sale, redondo, el sol Y se desquitan los enamorados Sin malquistarse, sin pedir descuentos Un día que no es sino este instante Que acaba de pasar sin aspavientos
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Corto y punzante
A Lilo.
Fuiste, de alguna manera, espejismo Subidos en la rueda de Chicago Juntos, detenidos en la cúspide Corroboramos nuestro miedo al frío Llegabas con bastantes otros nombres E historias que contabas como tuyas Heroínas, de otro tiempo, tal vez O diosas de un presente paralelo Hablamos, desde el adjetivo al verbo Acariciamos la idea de encontrarnos Un día, libres de más hipocresías Y alejados de tanta mascarada Grande nos quedó tal aventura Salieron ogros de sus escondites El viento se tornó cortopunzante Y el agua no llegó al abrevadero Un enjambre de abejas te persigue Es tu néctar, tu luz y tu guarida Proteges con metales tus espinas Y guardas la distancia con tu grito 61
La inesperada incandescencia, eres Sutil, pasas del ahogo al lloriqueo Con ánimo febril abres barrancos Y sangre se te cuela entre los labios Llevas la esencia de la algarabía y las secuelas del enfrentamiento Llevas alfileres, un silbato rojo Un pistón quemado y una enredadera Aún quedan inmóviles las nieblas Del menguante que nunca abandonamos De las horas conjugadas en reversa Y del eco común de los ladridos Esas horas que tú llamas: sagradas Compartidas, conmigo, alguna tarde Fueron la sustancia de un idilio Aunque ambos volteáramos la espalda
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La vida sucede afuera
Aberbilis, aberlongas, recoleta de milongas. Miguel Cacho Argüelles–
No por intelectual se es erudito Beremundo perdió todas las llaves Las del tiempo y también las del espacio Todas. Alguna le entregó a Aldecoa Sin rosa sinisterra, afán, ni agravio Cesa el bartuleo, sin previo aviso Se doblan las esquinas de los libros Y, ahora, hay semáforo en las ágoras Suma inquietud la de los iniciados Que en vertientes, de aquellos montes, hablan Blanco, como los blancos velámenes Y negro como las parcas encías En todo caso, los atrabiliarios pierden Y las habas se cuecen varios días Eres infinito Alejandro y Magno, pero lejos de ser Aquiles Estuviste y lejos de ver el Mar De los Zargazos. Siempre lo supiste Ningún misterio hay en esto, ni en nada 63
Los renacentistas murieron todos No hay jubileos, ni anatemas Nada hay de Esquilo en lo contemporáneo Se acabaron las artes de pastores Sin embargo, hay ovejas como Dolly Demorados los vientos y las nubes Enfrascado, sin aire, el pandemónium Inclusive, somos translucíferos Como la tenue luz de los atriles De las librerías, sí, ni se diga Estas venden café y supositorios Siguen pidiendo aire, los escribas Se vacunan del virus mediático Contra la publicidad y la sandez Pero siguen mirando las ventanas La vida es algo que sucede afuera Que León vislumbró entre las saetas Y que Dalí equiparó a los cuernos Carcomidos, de los rinocerontes La religión es para desempleados Muchas almas se pierden con el ruego Y a la más sagrada fe le hacen mella Las ínfulas de los dubitadores Sobre las antítesis del trópico Se cuestionaba Harald el Obscuro Estamos engendrados por la polis Somos de material ventripotente Más de chamizo que de otra cosa Maceramos con pienso los andenes 64
La cuenta del dolor
Te volví a ver y ¡fíjate! a la tierra le salió otra luna. F. L. U.–
Te encontrabas en el supermercado Palpaste las mandarinas, es cierto Pero mi presencia, ya, estaba contigo Me viste al voltear las carnes frías El impulso eviscerado, tu tinta Y la de los pulpos en las neveras Todo, se nos vino encima y todo Dio la vuelta, un, dos, tres cuatro, cinco, seis Compraste cigarillos y saliste Volviste a entrar y me buscaste, sola Me buscaste, curiosa e incesante Un abrazo, como mínimo, una luz Me encontraste probando tenedores Y el amor -ahora deshielo- que no Fue, realmente, tuyo, nos apabulló Te lloré, si es algo que quieres saber Veintiuno, veintidos y veintitres Pasaron algunos niños, tropecé Tus ojos negros, tu abedul, tu minué La alborada que cantas, citadela Que escondes, amortiguados los gritos Una pausa, una esperanza, té o café Hablaste primero, callaste después 65
Noté de tus labios un vago temblor El pasado errado de un bardo burgués Las peatonales en Hagia Sophia El cándido brillo de un Mercedes Benz Todo el arrebol que lucen las palmas Bajo la alameda, la de aquellos otros La de aquellos hombres que hablaban inglés Había rebajas en los congelados Mentiras diversas de donde escoger Abarrotes, lumbre, gambas y maguey Sin importar precios, hambrunas, ni ley De la Habana viene un barco cargado De aromas y versos, mil, dos mil, tres mil Bártulos, ruedos de varios dobladillos Capul, medias de lana, desparpajo Y todo aquello que se te ha perdido Que es mucho y no poco, pregúntame a mí El guillotinado, el mozo de a pie El macilento, desdentado y puerco El que fui y soy, bramante en tu cuello Remero en tu pelo, aguardiente, sol Y una que otra chispa rimada a destiempo Sin prisa, vacante en mi propio cuerpo Revierto el conjuro, con ajo y cebolla Me siento a tu lado, retomo el aliento Reconozco, tiento, cien, doscientos mil Un millón de años, sin verte, también Comparas los vinos ¿Su precio tal vez? Todo lo más caro, es quien eres tú Tus pechos apuntan alguna virtud Perdida en el tiempo, por no decir más Eras transparente, eras carmesí Tus labios cerrados hablaban por ti Hoy, todo lo dices, como la cascada 66
Tránsfuga de un fondo que no conocí Cegado tu aliento, confusa tal vez Eres monumento, no brillotibiés Un trillón de vida, me queda sin ti Ya no hay caracola pintada de gris No hay sahumerio seco, no hay arrogantés ni falsas esquirlas llenas de aserrín Aún tengo, ilusos, algunos amores Otras han pasado y contrario a ti han preferido mi verso al folletín A tu forma inusual de fingir cercanías Mentirología con más resquemores Que navíos quemados por Exxon Valdez Eres subterfugio del intelectual Mientras te requieren para jugar golf Lleva aún tu nombre, la vana ilusión Condolida, reptilinea, cabizbaja Y muerta en vida: como la dejaste
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Desmemoria de la nada
Caminó por las callecitas estrechas, sin pensar en nada, cruzando al azar por una u otra esquina, sabiendo que el suyo era un laberinto ciego, sin centro, que la condenaba a errar por sus pasadizos sin encontrar una salida. Después de todo Piedad Bonnet–
Hay momentos para desaparecer Y, sin embargo, son los más nítidos Es la vida manifiesta Con sus marcadores rojos Es la afrenta de tus ojos Como sables detenidos Es la una y mil veces: tú La invisible, la imperfecta Extraña latencia en nuestras miradas Y augurios que son más que adivinanza Es la misión del silencio La que te corroe y llama La justiciera de a peso En los espejos ausente Eres arrepentimiento Y has caído de repente Entiéndelo, te volviste grafitti Duras un día, máximo dos o tres Ya no eres abundancia 69
Ni recreo, ni bulimia Tampoco sales de farra Ni distingues tus ladrones Te acuestas de madrugada Pero no duermes, transpiras Fingen buscarte, guardan la distancia Y, sólo por ti, han barruntado esquelas Delirio, pasión y muerte Se te quedan en pañales Engarrotas un postigo Y enlagunas una fuente Hoy eres la que no fuiste Y mañana la demente Frías son las losas donde te paras Y abrasiva la desmemoria tuya
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La nueva miscelánea
Dios quedó estancado entre la evolución y la cultura. Recapitulación teológica del Siglo XXI Ramón Villatermas-Brioch–
Y los dioses se tomaron Bogotá Crearon, primero, iglesias de icopor E integraron íconos urbanos En sus altares, biblias y vitrinas Después inventaron himnos y salmos Y entronizaron un par de milagros Se declararon, reemplazo de Cristo Llenaron con volantes los billares Las putas se volvieron pitonisas Ungidos, con su propia pestilencia Los santos, aclamaron las esquinas Y diseñaron sus escapularios La Diócesis, famosa discoteca Se encargó de capacitar ángeles De inventar los augurios para el diario E instalar micrófonos, en los postes Por cada cuadra, los evangelistas Alargaron, sin fin, mil perifoneos Las ollas, declaradas camposanto Recorridas, en buses y busetas Fueron visitadas por turistas 71
Que, a la postre, se volvieron peregrinos Repartieron brochures en cada idioma Y ofrecieron incienso de colores Cada fiel escogió sus avatares Los ángeles cayeron en desuso Las vírgenes, por fin, se uniformaron Les dio por atender los montallantas E hicieron la simbiosis evidente Al burdel y después al matrimonio Los drogadictos recogían el diezmo Lo gastaban en el atrio de Lourdes Y en las puertas de la Catedral Primada Las sacristías, ahora misceláneas Vendían gran variedad de municiones Y medallitas en forma de letrinas El Hijo, el Padre, el Espíritu Santo Sentados en la banca, denunciaron La inquina y las múltiples afrentas Agotaron las instancias celestiales Y perdieron por falta de abogados Conocedores de los testamentos Tanto lastre y tanto rezo expúreo Tanto acto de fe sin agonía Y tanta Santa Madre sin Iglesia Finalmente, ante Cristo sucumbieron El Vaticano, se volvió un museo Y los papas viven en Barquisimeto
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Noches de la ambigüedad
Su actividad mental es continua, apasionada, versátil y del todo insignificante.
El Aleph Jorge Luis Borges–
Me pregunto: ¿De los hombres cuál soy yo? ¿El anfibio, el transverso, el macilento? La pregunta, también es en sí misma Un afán intermitente, un quizás Una duda circular, un aliciente El presente contra el ahora mismo Una costra constante del delirio Me contesto: Soy del viento la pared Soy del libro la página perdida Del Quijote sus oxidados pernos Del empeño su mermada estrella Un amago de bombillo, una lombriz La castrada lengua del políglota Y de mi dios su malogro y su aserrín Sin embargo: Convoco a las musas Aquellas que guardan olor a burdel Que ponen el vientre, que meten rapé Cordura y locura me hinchan los pies Prefiero las noches de la ambigüedad 73
Y que abra las piernas la diosa Atenea Para ver de nuevo el pretendido aleph
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Pasas de largo
Habrá que declararse incompetente. Al lado del camino Fito Páez–
A veces, es cuestión de calendario Pasas de largo una semana, un día Ventaja he de tomarle al precipicio O hacer del corazón un inventario Pasas de largo una semana, un día Y tu agenda se vuelve imprevisible Prefieres emular con los vacíos De la masacre de las colombinas Qué pasa con la luna de neones ¿Acaso de tu vientre fue testigo? También pasas de largo en la vigilia Y cambias por eneros los diciembres La ciudad ya no te sirve de escondite Todo el mundo lo sabe en los billares No preguntes por la isla sin tesoro Es mi esquina en tu esquina inexistente Alguien me cuenta que en los taxis hablas Mientras miran debajo de tu falda Un embeleco en las aceras dice Que entre las balas y el gatillo andas 75
Al menos no llevas una máscara Y te mantienes firme como un puente Pasas de largo una semana, un día Y la lluvia se seca antes que verte ¿Pondrás en tu ventana un barrilete Ahora que bajaste los altares? Bastará con causar un estropicio Un cuerpo del delito es indecente Te encargo que uno de estos días, pronto Pases de corto, tomes un atajo Y vengas al que fue tu territorio Sin que tengas que saltar el alambrado
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