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Deporte y Estado en Ecuador

Jugando desde el fondo - Artículos cortos de periodismo deportivo

Deporte y Estado en Ecuador

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Domingo 05 de septiembre de 2021 Pichincha Comunicaciones

“El apoyo estatal a nuestros deportistas es indispensable para fortalecer el potencial del Ecuador”, la frase corresponde a un tuit de Guillermo Lasso, no reciente, del 31 de marzo de 2021, la última campaña electoral. Y es que el apoyo del Estado al deporte y a los deportistas es una bella promesa de amor muy difícil de cumplir ante la avasallante industria que rodea a las distintas competiciones deportivas.

En países como Ecuador, donde las personas de escasos recursos se juegan la vida en las calles para evitar el incremento en el precio del diésel, donde no existen medicinas en los hospitales públicos, donde los maestros luchan por mantener una educación pública digna ante el permanente recorte de presupuesto; es inviable pensar una estructura a largo plazo donde el Estado sea el sostén del ecosistema deportivo.

Pero las autoridades deben comprender que no se trata solo de presupuestar dinero sino también de despertar la imaginación y trabajar en gestión. Una Ley del Deporte que estimule a las empresas a auspiciar deportistas y eventos deportivos es una alternativa saludable, siempre y cuando las élites no lo usen para evadir impuestos, destinando esos recursos únicamente “al apoyo” de sus hijos y sobrinos, temor que me lo comentó el actual ministro del Deporte, Sebastián Palacios, cuando aún socializaba el proyecto en su condición de Asambleísta.

También tiene que ver con el fomento de iniciativas de clubes deportivos para la realización de eventos y torneos. Muchas de las competencias de distintas disciplinas se ven truncadas por una lista de trámites infinitos y onerosos que mantienen un

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estándar para una final de fútbol profesional masculino lo mismo que para un torneo provincial infantil y juvenil de BMX. El Estado también es eso, el que puede ordenar los criterios para fomentar torneos y no instituir incesantes trámites para obstaculizarlos.

Y de la infraestructura tampoco puede desentenderse el Estado, que adelantándose al “no tenemos presupuesto”, debe también invitar a la iniciativa privada para la construcción y mantenimiento de espacios públicos para la práctica del deporte. Carpuela, pueblo mayoritariamente afro, ubicado en la vía que une a Imbabura y Carchi (entre Ambuquí y El Juncal), fue tendencia en los últimos días por las medallas alcanzadas por las atletas paralímpicas Poleth y Anaís Méndes en impulso de bala.

Al igual que las hermanas Méndes, Anderson Colorado, Damián Carcelén, Roberto Chalá y Jordi Congo, parte de la misma delegación ecuatoriana que nos representa en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020, entrenan y compiten en el Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento de Carpuela, inaugurado en 2013. Esta “obra emblemática”, tal cual lo describe el sitio web del Ministerio del Deporte, fomenta la práctica “del atletismo, judo, taekwondo, voleibol, baloncesto, boxeo, lucha olímpica, levantamiento de pesas, fútbol sala, béisbol y ecuavoley”. Quienes lo hemos visitado, lamentamos la falta de mantenimiento tras un uso progresivo de casi nueve años. El arco de agua como bienvenida cuando ganan está bien, pero el adecentamiento de los lugares donde nuestros jóvenes entrenan y compiten es urgente.

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