Miradas de Mujer

Miradas de mujer Cuaderno Viajero

A todas y a todos los que, de alguna manera o de otra, han hecho posible que este programa haya cumplido diez a単os de vida. A todas y cada una de las mujeres que han escrito historias como estas.

Introducción La Junta de Andalucía trabaja en la consolidación de un modelo social más equilibrado y articulado en el que todas y todos podamos situar la desigualdad cada vez más lejos de nuestras vidas. Es por ello, que cobran especial relevancia las políticas sociales de la Administración andaluza, materializadas, en este caso, en el trabajo de la Consejería de Empleo y la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, dirigiendo todos sus esfuerzos para la consecución de una Andalucía más próspera y justa.

Son ambas consejerías las que vienen trabajando de manera exitosa, desde el año 1999, en el programa Cualifica, un programa de Formación para el Empleo dirigido a mujeres víctimas de violencia de género, cuyo objetivo es facilitar su inserción laboral mediante un proceso integral que incide en el desarrollo personal a la vez que en el aumento de su nivel de empleabilidad.

Edita: Servicio Andaluz de Empleo. Consejería de Empleo.

Junta de Andalucía.

Elabora: Fundación Pública Andaluza Fondo de Formación y Empleo.

Colabora: Instituto Andaluz de la Mujer. Consejería para la Igualdad y Bienestar Social.

Diseño y maquetación:

Impresión: Gómez Alcalá S.L. Depósito Legal: xxxxxx © 2010. Fundación Pública Andaluza Fondo de Formación y Empleo.

Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la venta de este material a terceros, así como la reproducción total o parcial de sus contenidos sin autorización expresa de los autores y del Copyright.

El uso del lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre mujeres y hombres forma parte del ideario de la Fundación Pública Andaluza Fondo de Formación y Empleo.

Cualifica es un programa promovido por la Consejería de Empleo y la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, a través del Instituto Andaluz de la Mujer; cofinanciado por ambas consejerías y por la Unión Europea, mediante el Fondo Social Europeo; y gestionado por la Fundación Pública Andaluza Fondo de Formación y Empleo.

Un programa en el que se destaca, asimismo, la implicación y la participación activa de centenares de empresas que colaboran en la integración sociolaboral efectiva de estas mujeres a través de la formación práctica, así como la labor de todos aquellos y aquellas profesionales que trabajan a diario en contacto directo con las alumnas, como son las tutoras y los formadores y las formadoras del Programa.

En definitiva, un trabajo en red y coordinado de todos los recursos de intervención, basado en la calidad y el principio de igualdad de oportunidades, que está compuesto por un equipo experto y multidisciplinar de profesionales.

A lo largo de las diez ediciones del programa Cualifica han formado parte del mismo 2.140 alumnas, es decir, 2.140 nombres propios y 2.140 historias únicas de superación.

Haciendo un análisis de los logros y dificultades que Cualifica ha atravesado a lo largo de estas diez ediciones, hay que destacar, por una parte, los importantes efectos positivos que se han producido en la vida de las mujeres participantes en su paso por el programa, mejorando su autoestima, sus posibilidades y sus capacidades para conseguir su desarrollo personal y una vida autónoma de la que ellas son dueñas y en la que ellas son las que deciden.

Por otra parte, los importantes resultados que en todo este periodo arroja el trabajo realizado con las mujeres en el Programa, el cual, mediante la conciliación de la vida familiar y laboral de las mismas, ha conseguido incrementar notablemente su nivel de empleabilidad, llegando a alcanzar índices de inserción laboral de las alumnas cercanos al 80% en algunas de sus ediciones y una media del 65%. Unos datos que, sin duda, vienen a completar el proceso de recuperación integral de las mujeres participantes.

Queda prohibido no ser tĂş ante los demĂĄs Queda prohibido abandonarlo todo por miedo Queda prohibido no luchar por tus sueĂąos Queda prohibido llorar sin aprender Pero NO queda prohibido ser libre y feliz.

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Empezaré diciendo: Gracias, esto es mejor que un sueño.

Estas líneas son de reconocimiento. Estoy completamente agradecida por la gran oportunidad que me han dado en este Programa y todas las compañeras víctimas de violencia de género. Yo me fui de mi casa dejando amigos, familia y todo lo que quería por la persona que me ha hecho la mujer más desgraciada.

He pasado mucho miedo desde que decidí dejarlo, y he tenido que vivir en dos Casas de Acogida de distintas provincias andaluzas. Cuando regresé a mi ciudad, no sabía qué hacer, adónde ir, me tenía que esconder porque estaba amenazada de muerte. Y sin embargo he aprendido que los maltratadotes son cobardes, incapaces de enfrentarse a un hombre de verdad.

Hoy tengo vida nueva y estoy en un gran momento de mi vida. ¡Quien me iba a decir que saldría de este infierno! Pero he salido, igual que mis compañeras, y ahora tengo a muchas más amigas que albergar en mi corazón. ¡Os quiero mucho a todas!

Siempre me gustó soñar; perderme y evadirme de la realidad. Nunca fui muy comprendida por ello. Todos decían que era despistada sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues normalmente soy bastante observadora, aunque lo que más me admiran son los detalles. Las grandes cosas suelen carecer de importancia para mí. Como yo digo, vivo en un mundo pequeñito, aunque me hayan ocurrido grandes cosas, malas y buenas. De las primeras tengo muchas, de las otras me gustaría destacar la oportunidad que me han dado de estar en este Curso.

Siento que mi corazón, gotita a gotita, con cada palabra que oigo de mis compañeras, con cada carcajada, sonrisa, con cada mirada triste, alegre o brillante, con cada beso que se regala… todos estos detalles hacen llenar mi corazón.

Cuando entré en esta clase yo traía “un corazón roto en las manos”, no es que en dos días vuelva a estar reconstruido, por supuesto que no, pero algunas tiritas se han pegado en él. No estoy sola, no soy la única, no tengo vergüenza de sentir que guardo un secreto, no tengo que ser la mujer feliz que en muchas ocasiones he inventado.

Hoy me siento yo misma, siento, en lo profundo de mi alma que estos momentos son míos, que lo malo no es tan malo, que puedo empezar una nueva vida, siento muchos deseos de decir: Gracias, esto es mejor que un sueño.

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Hoy por fin, después de varios días con el Cuaderno, me he decidido a escribir, y eso que antes, cuando mi vida era una amargura, escribía todos los días en un diario.

Cada vez que me levanto y me acuesto le dio gracias a Dios por estos momentos que estoy viviendo. Es lo mejor que me ha pasado en 20 años, exceptuando, claro está, el nacimiento de mis tres hijas, que son lo más valioso que tengo. Es su padre el que se ha encargado de fastidiar mi gran alegría.

En primer lugar me gustaría dar las gracias por esta oportunidad tan bonita que me han dado al poder expresar mis sentimientos en este Cuaderno Viajero. Me encanta venir día a día al Curso y poder compartir mis sentimientos con otras compañeras, y sobre todo ir notando que crece la confianza en mí.

Me considero una persona muy observadora, clara y franca. No me gusta que me hagan daño, aunque desgraciadamente me lo han hecho en muchas ocasiones y aún siguen insistiendo… Pero este Curso me está haciendo mucho bien porque me está realizando como persona, me está ayudando a ser más yo, y me invita a ver las cosas con más claridad. Y sobre todo, he aprendido a decir NO. Simplemente me gustaría terminar diciendo que la vida hay que vivirla y que todo pasa: Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es TUYO.

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Hoy lo veo tan lejos que no me doy cuenta que fue ayer, con tantas lágrimas derramadas por una persona que no las merecía, y que hoy por hoy sé que esas mismas lágrimas lo hacían más fuerte y más cruel. Recuerdo su frase de cuánto me quería, pero que me trataba mal y bebía porque yo lo provocaba ¡qué pena! ¡Qué fácil era hacerme ver lo mala que yo era!

En este Curso he conocido a mujeres muy valientes, que salieron de su casa dejando todo detrás. Yo no tuve esa fuerza porque me daba miedo de meter a mis hijas en una Casa de Acogida, pero ahora he conocido a unas madres con coraje que me dan la esperanza que me hace falta. Cuando salgo a la calle y se me acerca alguien ya no me giro a ver quien hay detrás, esa sensación de miedo la perdí y no hay nada que ofrezca más libertad… “tú sin mí no eres nada”, gritaba, y ahora puedo ver cómo me voy superando sin él.

Me equivoqué, cierto, pero tengo también el derecho a rectificar, a pedir perdón cuando crea que lo debo hacer y sea necesario, y no porque me dan un golpe y tenga yo la culpa. En este curso he sentido cómo me había visto en estos años… a semejanza de esos animales que están encerrados y tienen horas para jugar, comer, reír, andar, llorar, dormir, pero con la diferencia de que yo sabía abrir esa jaula y no tenía valor. Hasta que un buen golpe me abrió los ojos y el pájaro salió volando. Tenía miedo, pero volaba solo y lo hizo sin mirar atrás, y empezó a respirar y a sentir la libertad… tan bonita… Gracias a todas mis compañeras y tutoras, que me han enseñado a que la gloria no consiste en No caer, sino en levantarse cada vez que sea necesario.

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Tengo 28 años y ahora empiezo a distinguir las cosas buenas de las malas. De pequeña he sufrido mucho por culpa de los maltratos de mi padre a mi madre ante mi hermana y yo. Muchas noches hemos estado las tres en plena noche, en pijama, lloviendo y llorando, huyendo de mi padre. Después he seguido sufriendo malos tratos el resto de mi vida.

Mi primer marido me pegaba tanto y tan fuerte que llegué a perder a mi primer hijo estando embarazada de cuatro meses. Me divorcié y me volví a casar con un hombre que me hizo la vida agradable durante tres años, sin embargo, cuando me quedé embarazada de mi hijo, comenzaron los malos tratos físicos y psíquicos de él y de su madre, mi suegra, que llegó a perseguirme con un cuchillo por las calles de noche. Me decían que si quería comer que me fuera a pedir a la calle, y durante cuatro meses estuve alimentándome de agua con galletas y dándole el pecho a mi hijo. Lo denuncié por pegarme una paliza muy grave y fue peor, porque siguió pegándome todos los días aunque con menos fuerza para que no hubiera pruebas.

Ahora puedo dar las gracias a la vida porque considero que es un milagro que haya salido de todo este infierno, y el hecho de conocer a compañeras con el mismo problema me ha dado a entender que no estoy loca.

He estado callada porque tengo miedo de hablar, mucho miedo por mi hijo, al que tengo que llamar por otro nombre porque no responde al nombre de su padre, que se llama igual. Ahora no me falta nada, ni casa ni comida, tengo amigas, me encuentro bien, y muchas más cosas que seguro que se me olvidan escribir.

Quiero descansar, olvidar el pasado y vivir una vida nueva… ¡quiero seguir hacia delante!

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Cuando empecé en este Curso dije que el Programa era una meta que tenía que alcanzar, y aunque haya tenido mis pequeños temores, me he dado cuenta que me ha servido para entender que la vida es muy bonita y, a veces, los problemas nos lo buscamos nosotras mismas y no esperamos a que lleguen. Sufrimos más.

Creo que nos afligimos por no sentarnos a pensar que algunos momentos son muy importantes, y eso nos ayudaría a solucionar muchas cosas. Yo he cambiado, he atraído la chispa que me faltaba para mejorar mi vida. Conociendo a mis compañeras he aprendido cosas de cada una de ellas y, curiosamente, de las que más he aprendido ha sido de aquellas que me han hecho llorar. Ya sé observar, me han enseñado a callarme y a hablar cuando debo.

Yo era una persona con muchísimos problemas y jamás me paraba a pensar todas las cosas locas que tenía en la cabeza, o mejor dicho, que me tenían trastornada la cabeza. Siempre estaba a la defensiva. Ahora me he parado a pensar y he tenido muchos menos problemas, así que escribo estas líneas para dar un consejo: pensándose las cosas se consiguen muchos objetivos buenos, y quiero que todas vosotras os los llevéis. Sabemos el camino que tenemos que coger, y con ayuda de profesionales, no debemos desaprovechar la oportunidad que nos dan. En esta vida hay que coger todo lo bueno.

Me gustaría que todas aquellas personas que lean estas líneas recogieran mis consejos. Tengo 31 años y llevo siete meses viviendo una vida nueva. Mi vida ha cambiado de la noche a la mañana y si vosotras os lo proponéis, lo conseguiréis.

El tiempo lo cura todo y tenemos otra oportunidad para empezar a vivir, a mí me ha costado meses asimilarlo y con mucha voluntad y ganas, aquí estoy luchando y encontrándome a mí misma.

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Soy capaz de volver a amar.

He empezado el Curso con temor pero con esperanza, nunca pensé que pudiera volver a encontrar el cariño de los demás y a sentirme como una niña, una niña que se hizo vieja muy pronto. Cerré los ojos a la realidad, me puse la máscara de la hipocresía y fingí no haber pasado 15 años de maltratos: terror, soledad, golpes físicos y verbales, abusos sexuales que me hacían sentir sucia, como una basura, pero que creí que merecía por no ser la persona que él esperaba de mí. Pero la que he sufrido he sido yo, porque él era feliz en su mundo…

Hasta que dije YA NO MÁS, por mí y por mis hijos, porque quiero ser libre de pensar, de actuar, de amar, que me quieran como soy realmente, y sobre todo, no fingir. Un día el profesor de mis hijos me comentó “¡pero si yo os veía muy bien como pareja!”, qué sabrá la gente lo que padecemos entre nuestras cuatro paredes.

Pero eso ya no me importa, no me afecta que no me acepten, que me miren raro, ya no quiero cerrar los ojos ante la realidad, y gracias a este Curso, estoy aprendiendo con todas mis compañeras a recomponer mi mundo interior, aprendo algo nuevo todos los días, y sobre todo, a reconocer el amor y el cariño, la alegría de volver cada día y a aprender de mí misma, adquiriendo la capacidad de hacer muchas cosas sola.

Hoy me he encontrado estupendamente en el museo, apreciando las cosas bellas que nos aporta la historia, buscando el porqué del artista y sus sentimientos, y luego salir a la calle y poder compartir las sensaciones con las demás. Estoy apasionada.

Gracias por hacerme volver a amar todas las cosas bellas de la vida, por compartir y volver a empezar a ser la niña que fui. Me habéis abierto la puerta.

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Es mi primer día de Clase, y me doy prisa, no quiero llegar tarde. Estoy inquieta, nerviosa, doy mil vueltas y me miro al espejo, me quedo allí inmóvil mirándome, escuchando al silencio.

El dolor y el sufrimiento se acentúan en mi rostro y en cada poro de mi piel… y tengo miedo. Miedo de no saber que voy a encontrar en esta nueva etapa de mi vida, miedo a no poder ser yo y tener, una vez más, que interpretar un papel en mi vida que no me corresponde. Camino torpemente por la calle, me tiemblan las piernas y tengo ganas de llorar, debo calmarme y comenzar a pensar porque, a partir de hoy, puede ocurrir cualquier cosa.

Al entrar en clase encuentro a las compañeras en el pasillo… mimos, abrazos, caricias… eso me gusta y siento como mi cuerpo poco a poco va perdiendo la rigidez que siempre me acompaña. Todas estamos sentadas escuchando a la tutora leer un cuento, con una música de fondo… es todo un regalo. En ese momento sentí como si alguien me cogiese de la mano para ayudarme a salir de mi mundo interior en el que estaba escondida, donde ni siquiera sabía si estaba viva. Miro a mis compañeras y me quedo observándolas a todas, y en cada una de ellas me veo yo. Tienen algunas la mirada ida, dolor en el rostro, pero están llenas de amor y ternura, y siento que detrás de cada una de nosotras hay una gran mujer.

Apenas nos quedan lágrimas, nos lo han quitado todo hasta rompernos la vida, y casi sin fuerzas y con el miedo que nos invade el cuerpo, intentamos reconstruir los pedazos rotos que nos quedan, porque lejos de ser mujeres frágiles, somos valientes.

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Soy una mujer de 42 años y 20 de sufrimiento y malos tratos, aguantando siempre por la frase: “voy a cambiar por ti…” pero no ha llegado nunca ese momento. Desde que conocí al padre de mis hijos, me sucumbió en la esclavitud y cambié por completo. De ser una persona que se iba a comer el mundo, llegué a ser nadie. He luchado y trabajado mucho por mis hijos para que no faltara de nada en casa, pero esa era “mi obligación” como mujer y madre, según me comentaba. Sin embargo, él jamás tenía deberes de ningún tipo.

Hoy puedo decir que hay tres cosas de las que jamás me arrepentiré: ser hija de mis padres, madre de mis hijos y haber dado este paso y enfrentarme a la vida tal como soy. Es muy difícil dejarlo todo, salír de casa con un hijo en cada mano y 20 euros en bolsillo, pero hay que echarle valor a la vida porque al fin de todo es bonita y merece la pena luchar por todo lo que te rodea. Por eso doy ánimos a mis compañeras porque, a pesar de todos los problemas, estoy empezando a ser yo, a tomar mis propias decisiones y a vivir la vida, porque todo no es malo y hay que buscar disfrutar con nuestros hijos, que se lo merecen todo, y sin ellos no estaríamos aquí.

Os digo que seamos fuertes y siempre miremos para adelante, nunca atrás, para recuperar nuestra dignidad aunque empecemos desde cero. Siento que no sepa escribir bien, pero lo importante no es como lo escribes sino que lo escribes con el corazón.

Desde aquí mando un beso a mis compañeras que se lo merecen por haber dado este paso.

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Cuando entré en este Curso, yo era una persona con una autoestima muy baja ¡qué digo, si no tenía! Pero mis tutoras y compañeras me han ayudado desde el primer día. Pensaba que nunca podría salir adelante ni encontrar o realizar un trabajo… ¡y nada de eso!

Ahora me siento muy especial, capaz de comerme el mundo. Me doy cuenta que la vida es maravillosa y yo estoy aquí para vivirla junto a mis hijos. Ya soy una mujer libre, no tengo a nadie que me quiera hundir, y escribo estas palabras porque si alguien lo lee y está en la situación en la que yo estaba, que sepa que si hemos podido aguantar una vida de malos tratos ¡cómo no vamos a poder vivir una vida llena de ilusión!

Un beso para todas y todos los que han participado directa o indirectamente en hacer que mi vida haya cambiado, y sobre todo, para mis compañeras del Programa, porque quiero que nuestras vidas sigan entrelazadas, porque siempre las recordaré y nunca se me podrán olvidar esas risas, abrazos, apoyo en los momentos difíciles… y que siempre estarán en lo más profundo de este, ahora, feliz corazón.

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No estoy acostumbrada a escribir, pero lo voy a intentar porque quiero decir algunas cosas. Quiero comentarles a mis compañeras, en primer lugar, que siento haberlas conocido en esta situación, pero de otro modo no habría ocurrido. Ellas, aunque no lo sepan, me ayudan a levantarme por las mañanas, al pensar que todas están haciendo lo mismo que yo, a pesar de todos sus problemas, me da fuerzas para seguir adelante.

Unas tienen más ánimo que otras, pero todas están luchando por abrirse camino a pesar de todos los obstáculos que tienen en sus vidas. Nos reímos por todo, procuramos ver siempre la parte positiva, nos ayudamos mutuamente, y cuando vemos que alguna está decaída, ahí estamos todas para levantarle la moral. Son todas mujeres extraordinarias, luchadoras valientes. Yo quisiera ver a muchos hombres en nuestra situación, a ver que hacían, porque creo que la mayoría moriría de angustia. ¡Y ellos dicen que somos el sexo débil! Pobres, no saben lo que dicen, son como niños, por eso es mejor que lo comprendan sus madres, porque las madres siempre lo aguantamos todo.

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Relajada, con música de fondo y el Diario en mis manos… ¡Qué lujo de momento!

Podría llenar ahora mismo todas las páginas de este Cuaderno, pero creo que será mejor resumir para que todas tengan su espacio.

He de deciros que antes de comenzar a escribir he leído uno por uno todos los escritos de mis compañeras y me han parecido muy tiernos, cada uno con la forma peculiar de expresarse de cada una de ellas. Me parece que casi sé quien es cada una tan sólo con sentir sus sentimientos… es algo muy bonito.

La verdad es que hay que ser una misma, aunque duela, porque duele más ser “otra”, te van a querer igual.

¿Qué decir del Curso? La verdad es que me ha costado integrarme en él. No por el Programa en sí ni por mis compañeras, sino por el ritmo de vida que nos ha tocado llevar, siempre trabajando a la carrera para poder aprovecharlo todo, sin olvidarnos de la casa y de que tenemos que ejercer de padre y madre a la vez, con cuidado de que nada salpique a nuestros hijos y, por supuesto, olvidándote del espacio para ti, eso es mucho pedir.

¡Basta! Al fin soy yo, así como me veis, con mis días buenos y malos, fea, guapa, antipática, simpática, educada, soez, vulgar, feliz, infeliz… pero soy yo, y se que soy genial. Sé todo lo que os puedo dar y lo que puedo compartir, lo que tengo que ofrecer y, sobre todo, lo mucho que valoro lo que me dan.

Todo un cúmulo de circunstancias que hacían sentirme mal en clase, como si estuviese perdiendo el tiempo. Mi mente rechazaba el mero hecho de estar haciendo algo que verdaderamente me hacía sentir cómoda y que realmente me estaba instruyendo. Mi estrés era más fuerte que la propia razón.

No dejéis que nadie os haga creer que no valéis, pues sois reales, existís y sois muy importantes. Siempre habrá alguien que os necesite, al menos así me hacéis sentir a mí, eso es maravilloso.

Sin embargo, os digo una cosa: toda esa tontería se acabó. Tengo muy claro que lo que vengo a hacer aquí es esforzarme al máximo para sacarle el mayor partido a las clases, para hacer unas prácticas inmejorables y terminar con un oficio y un título en la mano, para luego recoger el fruto de todo mi esfuerzo, que sin duda será un contrato de trabajo.

Estoy aquí en ni habitación y escucho la risa de mi hijo en el salón y me emociona, pero me pone triste pues pronto lo dejaré de ver otra vez… bueno, mejor os dejo y voy a disfrutar de este momento, y aunque no escriba más líneas, sabéis que no dejo de acordarme de vosotras.

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Ésa es mi meta. Me he dado cuenta de que me había encerrado en mis propios problemas, algo que no me aportaba nada bueno. He tomado la decisión de trabajar para vivir, dándole a cada cosa su espacio, sin volver a perder todo este optimismo que tengo. Me siento privilegiada de pertenecer a Cualifica. Porque este Curso sólo es para mujeres fenomenales, nunca lo olvidéis.

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Al principio, cuando me enteré de este Curso, tenía muchas dudas de si aceptarlo o no. Gracias a mi familia, que es bastante numerosa, me decidí. Todos me animaron mucho porque el problema no estaba en el hecho de hacerlo. Tenía tantas cosas en mi cabeza que no sabía qué camino coger… Al día de hoy me siento muy contenta de ir a clase y de conocer a tantas mujeres que están en mi misma situación, pues pensaba que yo era la única, lo veía todo muy negro.

Hace un año y medio me fui de mi casa con mis dos niños. Fue lo más doloroso, porque cada vez que los miraba me sentía culpable de que estuviesen sufriendo esas circunstancias tan difíciles. Sin embargo, ahora cada día los veo mejor, integrados en la escuela, con sus nuevos amigos… Todo el cambio que hemos vivido ha merecido la pena. Yo estaba fatal en todos los sentidos pero ahora cada vez me siento mejor, tengo mi hogar que, aunque sea de alquiler, es mi propio espacio y el de mis hijos.

Este Programa Cualifica nos ayudará a seguir adelante. Me considero una persona muy trabajadora, muy fuerte físicamente, aunque también tenga mis bajones como todas. Creo que Dios nos pone a prueba a todas las mujeres que estamos en esta situación porque sabe que en el fondo somos fuertes y vamos a tener el coraje para salir de ello, tanto por nuestros hijos como por nosotras mismas. Siempre hemos estado pendientes de los demás y ha llegado la hora de valorarnos y de pensar en nosotras como mujeres y como personas.

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Hace una semana que hemos empezado el Programa Cualifica. Estoy muy contenta de estar aquí porque, aunque los primeros días me sentí muy mal al ver entre mis compañeras gente tan joven y con tantos problemas como yo, sé que este Curso nos va a ayudar mucho y a abrir muchas puertas.

Mi marido me dijo un día las siguientes palabras: “tú sin mí no existes”. Me dolieron mucho porque me negaba como persona, pero al mismo tiempo despertaron en mí la certeza de que eso no era verdad.

Cuando pienso en mi futuro siento que la vida me tiene aún guardadas muchas cosas y que voy a ser capaz de alcanzarlas. Soy consciente de que ésta es una gran oportunidad y voy a aprovecharla al máximo.

Gracias.

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Me gusta compartir con vosotros una carta que en un momento determinado de mi vida escribí a mi hijo mayor. Pienso que muchas compartiréis conmigo el sentimiento y el consejo que intenté plasmar en el papel.

“Esto es para ti, mi niño. Eres el gran apoyo de mi vida y lo más importante…

Mi hijo, mi amigo, mi médico y defensor. Sé que te ha tocado una vida difícil, marcada por los gritos, insultos y golpes. Siento que hayas sufrido tanto a mi lado y espero que algún día me perdones por ello, siempre he intentado darte lo mejor.

Sólo quiero que algún día puedas llegar a ser feliz, sin miedos ocultos, ni peleas internas, llegando a ser consciente de las vivencias, pero sabiendo apartarlas para dejar hueco en tu corazón a la belleza de la vida”.

Te quiero. Tu madre.

Después de leer tantos testimonios de este Cuaderno me cuesta trabajo escribir porque la emoción nubla mi mente. Son tantas las mujeres luchadoras, con tantas ganas de superación a pesar de haber pasado tanto…Tienen esperanza como estudiantes y sus corazones están llenos de ilusión. Me siento orgullosa de todas ellas. A muchas no las conocía, pero he aprendido mucho simplemente con revisar este Diario.

Hoy quisiera escribir muchas cosas pero sé que es una gran responsabilidad.

Entrar en este Programa ha sido para mí algo importantísimo. Tenía mucho miedo, pero a la vez grandes esperanzas. Me habían hablado muy bien de él, pero todo se quedó corto.

No os podéis imaginar cuánta emoción siento. Cada día aprendo más y estoy deseando que llegue la clase siguiente. Es como cuando estaba en el instituto, qué tiempos tan maravillosos… Ahora es igual y me siento como aquella adolescente que un día fui.

Y de mis compañeras qué voy a decir… Todas son estupendas y muy, muy buenas personas. Cuánto aprendo de ellas... Todas tienen mucho que aportar y lo que tengo claro es que todas van a conseguir sus metas y un empleo digno.

La vida es muy hermosa y hay que vivirla y disfrutarla sorbo a sorbo. Todos los días amanece y se abren nuevas ventanas llenas de luz y de esperanza.

Por muchos obstáculos que aparezcan en nuestras vidas los tenemos que saltar porque somos mujeres luchadoras, valientes y, sobre todo, llenas de amor, de mucho amor.

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Queridas compañeras: Me gustaría expresar todo lo que pienso. Porque siento ganas de vivir, cosa que antes no sentía.

Hoy sólo quería deciros que la alegría también nos llega y todas vosotras os la merecéis tanto como yo.

Espero que os podáis sentir tan queridas como yo me siento ahora.

Creía que no era nada ni nadie, pero bueno, gracias al Cualifica y a sus maravillosas monitoras, me he dado cuenta de que la vida es bonita y de que hay personas que comprenden a otras que han pasado mucho en la vida. Bueno, en la “vida” por decir algo, porque yo en verdad nunca viví. Siempre pensaba y creía que estaba en una pesadilla de la que nunca despertaba, hasta que un día desperté y ahora lo veo todo diferente, aunque creo que aún tengo que mejorar.

Tengo a mis hijos por fin juntos y sin miedo a que se separen otra vez. A mis padres que me apoyan más que nunca y al hombre con el que he comprendido que puedes tenerlo todo en uno, alguien que me quiere y que me respeta, un amigo y un compañero. Alguien que me ha hecho sentirme mujer otra vez. Sobre todo, os tengo a vosotras, mis compañeras y tutoras.

Ahora puedo deciros que acabo de nacer, que he despertado y por fin he salido de la pesadilla. Me alegro mucho de haberos conocido a todas y deseo, de corazón, que tengamos todas muy buena suerte, en el trabajo y en todo lo demás.

Os doy las gracias a todas por lo bien que me siento desde que estoy en el Programa y deciros también que, aunque lleve poco tiempo tratando con vosotras, os quiero mucho y ya formáis parte de mi corazón.

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Sentada frente a esta hoja en blanco, miles de recuerdos y sensaciones invaden mi cuerpo y mi mente, temerosa de no saber explicar todo lo que aquí he vivido. Me acuerdo del primer día, cuando una llamada de teléfono me confirmaba que estaba admitida en el Programa. Fue como una inyección de esperanza que recorrió cada parte de mi cuerpo, de mi alma, devolviéndome la ilusión perdida.

Qué responsabilidad, cuántas vidas escritas en este Diario…

A ver cómo rompo el hielo. Voy a intentar dejar un mensaje positivo. He decidido empezar una nueva etapa y una buena manera de hacerlo es comenzando un Curso con nuevas compañeras. Cada una viene aquí con muchos problemas. La mayoría de nosotras ya los hemos superado; otras por el contrario no y al escuchar hablar de ciertos temas no pueden evitar que se le salten las lágrimas. De lo que sí estoy segura es de que todas vamos a superar cualquier resto de nuestro pasado.

Somos mujeres con muchas ganas de salir hacia adelante con el apoyo de nuestra tutora y con el de nosotras mismas. Vamos a ser mucho más fuertes a nivel personal y laboral.

Sólo me queda dar las gracias a todas las personas implicadas en este Programa, por darnos la oportunidad de empezar una nueva vida. A mis compañeras les deseo, de corazón, que sean fuertes y consigan hacer lo que quieran con su futuro.

Con esta fuerza acudí a clase, sin saber quiénes iban a estar allí. Cuando entré en el aula encontré paz y calor humano, vuestro calor. Los primeros días me sentí indigna de estar allí, porque a mí no me pegaron y eso me hacía sentir inferior.

Quizás fue el miedo a reconocer lo que había vivido y a lo que durante tanto tiempo quise negarme.

Sin embargo, aquello salió con vosotras, con vuestras palabras, con vuestros sentimientos, con vuestras lágrimas, con vuestras inquietudes, con vuestra esperanza, con vuestras sonrisas. Descubrí que también eran mías. Yo también sentí miedo, fui manipulada, privada de mi esencia, de mi libertad, de mi vida.

Gracias a todas vosotras, hoy soy consciente de lo que he vivido y ese aprendizaje es el que me hace saber perfectamente que no quiero volver a vivir nada de eso nunca más. Gracias a todas por mostraros como sois, por darme la oportunidad de aprender con vosotras, de vosotras.

Gracias por construir esta clase, el aula del conocimiento, de la vida, del amor, de la esperanza, de la fuerza, de la confianza. Un aula única en el mundo, donde los libros pasan a un segundo plano, dejando paso a la mejor de las lecciones, las nuestras.

Para adelante, valientes.

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Mi tutora del Programa Cualifica ha puesto hoy en mis manos este Diario. Tenía ganas de leerlo, pero a la vez me noté algo extraña por no saber expresar lo que siento. Voy a ser yo misma y como me gusta tanto la lectura os voy a contar un cuento que leí hace unos días y que se titula “Las ranitas en la nata”.

Antes de comenzar este Curso pensaba que era la única mujer en esta situación.

Pero ahora me doy cuenta de que, desgraciadamente, son muchas las que de una u otra manera se encuentran en esta misma circunstancia.

Aquí somos veinte mujeres con un triste pasado en común, pero aún así muy diferentes, lo que nos permite aprender las unas de las otras. Nuestro mayor reto, hoy por hoy, es aprender a pensar en positivo, no en negativo. Nos ha costado, pero por fin hemos entendido que nuestra actitud marcará nuestras vidas, y es mejor así, con fuerza, alegría y ganas de superación, para poder mirar atrás con un buen sabor de boca.

Tampoco puedo olvidar a nuestras profesoras, dos personas que no se limitan a dar clases, sino que realmente se preocupan por nosotras, derrochando amabilidad y simpatía. Por todo ello, no tengo más que palabras de agradecimiento para todas porque, de una vez por todas, siento en mí más ganas de reír que de llorar.

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Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían, era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas pataleaban en la nata para poder llegar al borde del recipiente, pero era inútil, sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar. Una de ellas dijo en voz alta…“No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir no veo por qué prolongar este sufrimiento, no veo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo inútil”. Dicho esto dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.

La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo a sí misma: “¡No hay manera. Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento, no quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”. Siguió pataleando y chapoteando en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas. De tanto patalear y batir las ancas la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y patinando llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando tranquilamente… Espero que esta historia os haya gustado y os deseo que aprendáis de la segunda ranita: que pataleéis y chapoteéis hasta conseguir lo que estáis buscando. Os deseo lo mejor.

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Después de pensarlo mucho, hoy ha sido el día que he traído el Cuaderno a casa. Lo he pensado tanto porque me cuesta mucho expresar mis sentimientos, casi toda mi vida ha sido así.

Un buen día me di cuenta de que la vida que llevaba no era la vida que yo quería, lo dejé todo y empecé de nuevo. Me dejé la piel y mi existencia en ello, creía que estaba sola y me vi como un bicho raro, hasta que empecé un Curso donde todas las mujeres integrantes habíamos pasado por los mismos maltratos.

Me sentí muy extraña, pero entendí que no estaba sola, que como yo hay muchas compañeras que quieren lo mismo que yo: empezar a crecer como mujer y a ser más valiente.

Poco a poco hemos ido haciéndonos más fuertes, nos han ayudado en todo, nos han enseñado a creer en nosotras mismas y a ver todo lo bonito que llevamos dentro. He tenido mis días buenos y malos, pero he seguido luchando por ser persona y liberarme del pasado.

Como mis compañeras saben, vengo de un pueblo pequeño y, aunque os cueste creerlo, casi nunca he salido de allí pues al ser la mayor de tres hermanos siempre estuve muy protegida por mi madre. Por parte de mi padre siempre recibí mucha rigidez y nunca me sentí valorada. Hoy todavía sigo sintiendo esos miedos y no me siento valorada por él.

Tras la separación de mi marido tuve que continuar mi vida sola. Al principio me sentía libre y segura por el paso que había dado, pero tuve que irme a casa de mis padres y comencé otra vez a caer, puesto que estaba otra vez rodeada de los mismos miedos y sentía que estaban controlando mi vida de nuevo. Esta situación me impulsó a dar el salto, alquilé un piso y me mudé con mis hijos. Comencé a sentirme bien, aunque algunas noches me invadía la ansiedad pensando si podía o no seguir adelante sola.

Esto fue el principio de mi nueva vida, ya que después decidí entrar en el Programa Cualifica. No tenía mucha confianza en conseguirlo pero ahora estoy aquí y eso me hace valorarlo más. Día a día voy superando barreras y eso me hace creer un poco más en mí, sobre todo para encontrarme a mí misma y llevar las riendas de mi mundo. Pienso que esto es una puerta para mi felicidad. Aunque me cueste y muchas veces me desborden esos cambios, siento que lo voy a conseguir.

Tenemos una gran ayuda con nuestras tutoras, a las que quiero darles las gracias. Nunca imaginé que hubiera personas con tantas ganas de ayudar. Desde aquí les vuelvo a dar las gracias y un beso para todas.

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Mi vida, como la de ustedes, también ha tenido un sabor amargo. Algún día contaré mi experiencia, como también escucharé las vuestras. Hoy no me apetece hablar de esa persona negativa porque en mi corazón hay mucha gente maravillosa y positiva que merece que yo me detenga en ella.

Nunca imaginé que ese día, cuando llegué a la Casa de Acogida de Sevilla, iba a ser para mí el preludio de una nueva vida, y que en esa vida iban a aparecer personas tan fantásticas como las que he tenido la suerte de conocer. El mundo debería dar las gracias a todo ese grupo de gente asombrosa que siempre ofrece ese acto de bondad injustificado e ilógico.

Un equipo extraordinario, encabezado por su directora, una mujer estupenda que creyó en mí incluso cuando yo misma dudaba de todo. Y el resto de mis compañeras, que han conseguido que me sienta necesaria, ofreciéndome mi mayor regalo: “hacerme sentir amada”. No hay suficientes palabras en el diccionario para expresar mi gratitud por el cariño constante y desinteresado que he recibido.

Ahora he llegado a Cualifica y espero seguir conociendo a gente así de estupenda. Siento que es una oportunidad que tengo que aprovechar para poder recuperar esa seguridad que me falta. Seguridad que me ayudará a obtener un trabajo con el que conseguir esa estabilidad para mí y para mi hijo, el amor de mi vida. Voy a luchar por ello y os digo que no voy a permitir nunca que nadie más con pésimos hábitos derrumbe las mejores esperanzas de mi corazón.

He aprendido: Que quiero volver a ser persona, quitarme el susto que tengo y ser feliz. Que poniendo empeño y esfuerzo se consiguen muchos objetivos. Que hay más mujeres con el mismo problema que yo y que hablando las cosas nos entendemos mejor. Que seguir aprendiendo más y más me da fuerzas y me hace sentir querida y apoyada. Que tengo que subir mi autoestima y dedicarme más a mí. Que es un gran orgullo que mis compañeras me quieran tanto.

Y que cuando llegué a este Curso no tenía ganas de nada, y ahora sé hacer un currículum, una entrevista de trabajo, negociar mi sueldo… Me siento persona y empiezo a estar orgullosa de mí misma.

Para terminar, amigas, os recomiendo que os hagáis las sordas cuando alguien os diga que no podréis realizar vuestros sueños. Un beso a todas.

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Tengo 45 años, dos hijas y el año pasado salimos de casa dejándolo todo atrás.

Cuando pienso en lo que era mi hogar siento mucha pena, pero no quiero volver por miedo a los recuerdos. La noche que dejé mi casa, ya os podéis imaginar, fue la peor de mi vida. Aunque ahora que lo pienso, no fue muy diferente a muchas otras.

La verdad es que esa noche en menos de medio minuto estábamos las tres en la calle y gracias a eso puedo contarlo.

Fueron momentos terribles, con mucho miedo y sin saber qué hacer ni a dónde ir. Lo abandonamos todo y nos acordábamos de muchas cosas: el colegio, los exámenes de mi hija mayor… Pero todo daba igual.

Cuando llegamos a la Casa de Acogida lloramos más aún, pero de alegría. Era una casa preciosa, todo muy blanco, con muchas plantas y con un recibimiento del personal que nunca olvidaremos. Nos dieron nuestra habitación, con tres camas y un cuarto de baño. Nos duchamos y nos pusimos ropa limpia. Nunca podré pagar el cariño y la comprensión que recibimos durante esos ocho días.

Cambiamos de Casa y de provincia y vivimos tres meses en otro centro, con personas maravillosas que nos ayudaron mucho a todo, por ejemplo, a entrar en el Programa Cualifica donde por fin ya vivo con mis hijas. Todavía seguimos andando el camino, unas veces más cuesta arriba que otras, pero gracias a vosotras, educadoras, trabajadoras sociales, etcétera… que nos apoyáis en el día a día, se nos hace más fácil y alegre el trayecto.

Muchas gracias.

Decir “orgullosa” es poco para expresar lo que siento por estar en este grupo de mujeres tan especiales y luchadoras. Al principio del Curso creí que éste no era mi lugar, pero poco a poco he ido sintiendo cosas nuevas que están aportando a mi vida grandes ilusiones. Cada vez que me levanto pienso en la cantidad de cosas que voy a aprender, y lo cierto es que cuando me acuesto me acuerdo con satisfacción de todo lo que he recogido durante el día en clase, con mis compañeras, donde todas aportamos algo.

Estoy muy contenta con el Programa. Me ha cambiado la vida y era lo mejor que me podía suceder. Ha cambiado mi manera de pensar, tengo muchas ilusiones y esperanzas que antes no encontraba… y estoy deseando terminar el Curso para tener en mis manos el título y decir que ahora puedo luchar por un trabajo, con la satisfacción de saber que soy independiente y no tengo que depender de nadie.

Que soy capaz de sacar adelante a mi hija yo sola.

Cada día es un reto nuevo. Estoy recordando cosas que ya tenía olvidadas, aprendiendo otras y superándome a mí misma. Creo que todas lo vamos a conseguir. De mis tutoras lo único que puedo decir es que son personas muy comprensivas y que tienen el cielo ganado con todas nosotras. Son personas muy especiales y desde aquí les doy las gracias por todo lo que están haciendo, que es mucho.

Respecto a mis compañeras, volver a repetir que son mujeres muy valientes y luchadoras. Espero que todas lleguemos a la meta que tenemos en mente. De hecho creo que todas lo vamos a conseguir, porque somos personas muy fuertes.

Deseo que la vida les dé todo lo bueno que se merecen.

Un beso desde el fondo de mi corazón.

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Hoy me ha tocado a mí escribir en este Diario, nuestro Diario. Cuando me senté frente a él no sabía qué poner, me quedé en blanco. Por eso, abrí el Cuaderno por la primera página y comencé a leer lo que habían escrito mis compañeras. A medida que lo hacía, sentía una gran emoción, me sentía identificaba con todo lo que cada una de ellas había intentado expresar.

Sinceramente, la relación que ha nacido entre nosotras es muy especial, y al menos para mí, muy fácil de crear porque todas son estupendas y me siento orgullosa de haberlas conocido. Respecto al Curso, quiero decir que voy a aprovechar al máximo esta formación para poder lograr una de mis mayores metas: conseguir un trabajo remunerado. Deseo que todas logremos conseguirlo, nos lo merecemos.

Gracias a todas.

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Sé que en clase no se me escucha porque debido a mi timidez me cuesta mucho conocer a gente nueva. Durante 12 años he estado presa de un infierno en el que yo no era nadie. Incluso tengo tres hijos y ni por eso era madre. Es muy duro vivir en una cárcel donde ves que pasan los días y sólo puedes rezar para que no te peguen. Siento deciros esto, pero creo que al igual que todas, he sufrido mucho.

Como siempre, lo único que me preguntaba era, ¿por qué?

No obstante, quiero dejar a un lado las penas para deciros que cuando casi nadie apostaba por mí, viéndome como un caso perdido, se me abrieron las puertas en la Casa de Acogida de Sevilla. Gracias a las tutoras y a todo su equipo por darme su confianza y su paciencia.

Cuando llegué aquí mi única motivación fueron mis niños, lo único que me quedaba por perder, pero gracias a ellos he podido ver que la vida tiene sentido. Aunque ahora estoy pasando por una mala racha, puedo afirmar que nada me va a hundir.

Después de superar el cáncer que tuve a mi vera, puedo reír, dormir, respirar… y disfrutar de mi tranquilidad y la de mis hijos.

Hoy amanece otro nuevo día para mí.

Soy más positiva, más optimista, me veo más segura, y esto se debe a la vida y al trabajo que desempeño en la vida: ser yo misma. ¡Gracias!

Gracias por haberme brindado la oportunidad de realizar este Curso. Quiero aprovecharlo todo porque ya me he dado cuenta de que las mujeres también somos personas y creo que nos merecemos algo más en la vida. Deseo esta formación para obtener un empleo, sentirme independiente y, ante todo, persona.

Hace un año que escapé de mi cárcel.

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Mi vida ha sido siempre una lucha continua. Desde muy pequeña me pusieron la etiqueta de persona irresponsable, alocada e independiente… Siempre he luchado por defender mis ideas, mi intimidad y mi forma de ser, aunque con esa batalla me haya ganado muchas críticas. Críticas dolorosas, por venir de la propia familia, que nunca entenderé.

Me pregunto por qué se creen con el derecho a opinar sobre mi vida, mi manera de educar, mis hijos… Yo jamás me he creído con ese poder, pues respeto cualquier forma de vida, ya que cada madre intenta dar a sus hijos lo mejor que tiene y sabe, aunque a veces nos equivoquemos.

Intento vivir sin meterme con nadie, por lo que me gustaría que de una vez por todas me respetaran como persona. Nadie es mejor o peor por el simple hecho de no someterse a los cánones que dicta la sociedad.

Todos deberíamos ser un poco más tolerantes y respetarnos más sin juzgar al otro por el hecho de no ser igual a nosotros.

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Siempre se me ha dado mal esto de escribir, pero creo que es la única forma de expresar con palabras todo lo que siento. Alguna gente cree que soy muy fuerte y que olvido mis problemas con facilidad. Lo primero es cierto, pero lo segundo no tanto. Desde bien pequeña aprendí a ocultar todo lo que me sucedía.

Tan sólo tenía seis años cuando comenzó mi vida de sufrimientos en silencio.

Estar en casa era un horror, ya que sufría abusos sexuales por parte de mi hermano mayor. Yo callé y no conté nada a nadie, y fue en ese momento cuando comprendí que el dolor se tenía que llevar por dentro sin dar señales de ello. Siempre quise aparentar ser una niña alocada, y supongo que en el fondo sólo quise ser la chica que nunca fui.

“La salvación”. Eso fue lo que pensé cuando conocí al padre de mis hijos. Por fin podría marcharme del infierno que era vivir bajo el mismo techo que mi agresor.

Pero nada más lejos… Sólo cambié de maltratador.

Querido Cuaderno: Mi experiencia es muy parecida a la de todas mis compañeras y no me gusta recordar los malos momentos, la tristeza, los llantos… porque, además, no serviría para nada.

Sólo quiero dar un voto de confianza a la vida, tener esperanza en nosotras mismas, vivir en paz con nuestros hijos y nuestras familias. Estas líneas están dirigidas a todas las personas maltratadas, porque lo merecemos y valemos mucho. ¡Ánimo y a mirar siempre para adelante!

Llegué a creer que era un castigo por todo el “mal” que habría hecho en mi vida, y decidí aguantar hasta que me di cuenta del daño que les estaba causando a mis hijos. Al fin pude dar el paso de terminar con todo mi sufrimiento. Nunca es tarde.

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No sabría describir el dolor que llegué a sentir, porque eran muchos los sentimientos y las sensaciones de vacío, impotencia y soledad… Emigrante, sin dinero y con un niño de nueve años, sin saber a dónde ir. Yo creía ser una persona de muchas certezas, que siempre tenía respuestas a mis preguntas de ¿por qué?, ¿para qué?, ¿por qué a mí?... siempre me respondía. Podía ser optimista, positiva, realista y con la cabeza llena de pajaritos… Aunque esta vez ya no tenía tantas respuestas bonitas a mi vida, la realidad era otra. Más que preguntas pasaban a ser dudas, incluso llegué a desconfiar de mí misma. No tenía la más mínima autoestima por mi vida, mi realidad había cambiado por completo.

Afortunadamente sólo me bastó con mirar a los ojos de mi niña y ver su tristeza y desesperación para darme cuenta de que en mí había una fuerza muy superior a cualquier dificultad. Era el amor materno, ese amor que es una luz que rompe hasta la más profunda tiniebla. Y aquí estoy compañeras… dando un vuelco a mi vida para bien. Un vuelco positivo, muy positivo.

Ahora miro hacia atrás y la pesadilla se convierte en un mal rato de mi vida, un mal rato que me dio una nueva oportunidad en la que he crecido como persona. Me he encontrado a mí misma y ahora las respuestas a mis preguntas son coherentes.

Muchas personas se lamentan diciendo “si yo pudiese volver atrás” o “si yo volviese a nacer sería…” Hasta yo creo haberlo dicho en algún momento... Compañeras, en verdad os digo que desde mi propia experiencia, he vuelto a nacer en todos los sentidos. Eso sí, con mucha fe, optimismo, esperanza y, algo muy importante, con amor propio.

Gracias a las personas que me han rodeado, las que me han escuchado, que han creído en mí y que en los momentos difíciles me brindaron confianza, seguridad y protección como las personas de la Casa de Acogida, las tutoras del Cualifica y vosotras compañeras… Gracias. Gracias por esos bonitos detalles de compañerismo y por esa alegría que transmiten cada día, que hacen que sea un día más, lleno de esperanza.

Hoy, en el Curso, he dibujado una llave como símbolo con el que me siento identificada, porque son puertas que se abren en mi vida, a la luz y esperanza. Nos han enseñado a tener las mínimas limitaciones posibles para acceder a un empleo, a ser una buena profesional.

Mis compañeras me han dedicado frases bonitas que me han hecho saltar las lágrimas. Me he sentido importante, y han aflorado los sentimientos cuando la monitora nos ha dedicado una canción.

Un recuerdo especial para mi tutora con todo mi cariño: “Sinceramente, has conseguido que todas las mañanas llegue la ilusión a mi vida, entre luz por mi ventana. Dicen que el tiempo es oro… gracias por ese tiempo, ese tiempo eres tú.

Jamás olvidaré tu paso por mi vida”.

Un recuerdo especial para mi compañera: “Que tu nombre haya caído en mis manos no es casualidad, eres una persona especial y especial eres para mí, he tenido la suerte de tenerte como compañera y espero tener también la suerte de tenerte como amiga”.

Un recuerdo especial para una frase: “El lado más oscuro y deprimente de la existencia aguarda desesperadamente el momento señalado para demostrar que la vida siempre espera las situaciones más críticas para revelar su lado más hermoso, profundo y brillante”.

Espero compañeras, y a quien lea este Cuaderno, transmitirles mi optimismo, mis deseos de salir adelante y luchar por mis ideales. Que sientan, al igual que yo, la fortuna de volver a creerse libres, seguras y escuchadas.

Os recordaré siempre.

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Desde hace mucho tiempo, esta oportunidad es lo que anhelaba, formarme para ser una profesional y tener un puesto de trabajo. Realmente nos han brindado, nos han entregado esta oportunidad que es de oro.

El éxito no llega de un día para otro y depende de algo más que de la fuerza de voluntad; la paciencia y la perseverancia son características que distinguen a los profesionales de los aficionados. El éxito es conseguir aquello que queremos, algo que es muy distinto de la felicidad. ¡Felicidad es querer aquello que conseguimos!

No te dejes llevar por el pensamiento negativo de ninguna manera, viendo que detrás de toda sombra aparente está la esplendorosa luz blanca. La vida, ¡que sabia es! y es ella la que nos coloca a cada uno de nosotras en su sitio, nos hace una circunferencia y hasta que no rectifiquemos, no se sale.

Jamás imaginé que al cambiar mi propio destino iba a cruzarse en mi camino personas ¡tan importantes! Como vosotros ¡tan llenas de luz! Es verdad que el saber no ocupa lugar, pero vuestro nombre siempre ocupará un lugar muy importante en mi corazón.

Volví a calzar zapatos nuevos, cuando a mis años comprobé que había personas que podían enseñarme cosas y momentos nuevos, y que mi vida existía para seguir el gran puzzle de la vida.

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Siempre se me ha dado mal esto de escribir, pero creo que es la única forma de expresar con palabras todo lo que siento. Alguna gente cree que soy muy fuerte y que olvido mis problemas con facilidad. Lo primero es cierto, pero lo segundo no tanto. Desde bien pequeña aprendí a ocultar todo lo que me sucedía.

Tan sólo tenía seis años cuando comenzó mi vida de sufrimientos en silencio.

Estar en casa era un horror, ya que sufría abusos sexuales por parte de mi hermano mayor. Yo callé y no conté nada a nadie, y fue en ese momento cuando comprendí que el dolor se tenía que llevar por dentro sin dar señales de ello. Siempre quise aparentar ser una niña alocada, y supongo que en el fondo sólo quise ser la chica que nunca fui. “La salvación”. Eso fue lo que pensé cuando conocí al padre de mis hijos. Por fin podría marcharme del infierno que era vivir bajo el mismo techo que mi agresor. Pero nada más lejos… Sólo cambié de maltratador.

Llegué a creer que era un castigo por todo el “mal” que habría hecho en mi vida, y decidí aguantar hasta que me di cuenta del daño que les estaba causando a mis hijos. Al fin pude dar el paso de terminar con todo mi sufrimiento. Nunca es tarde.

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Seguro que mucha gente se sentirá orgullosa de conocer a personas famosas, por codearse con niveles altos, aristócratas, etcétera… Pero, ¡yo sí que conozco gente con niveles altos y buenas personas! Me refiero a las del Programa Cualifica. Creo que en el libro de la vida y la lucha por sobrevivir está Cualifica. En él somos protagonistas de nuestra propia película.

Sólo quiero decir que me encanta el Curso. No puedo faltar, ¡no quiero faltar!

Hoy me tuve que hacer un análisis de sangre y estaba deseando terminar para ir a las clases. Aquí soy yo misma. ¿Sabéis por qué me gusta tanto reírme y sentirme bien, viva y enérgica? Porque en realidad soy así. Lo que ocurre es que al individuo que tuve a mi lado le daba asco y vergüenza de mí, de que yo estuviera feliz… Pero ahora me he propuesto no consentir que nadie más me impida ser yo. Por dentro todavía no soy del todo yo misma, pero con esfuerzo y con ayuda de vosotras espero conseguirlo.

Confío en que este Curso sirva para emprender una nueva vida y… ¡a ver cuándo quedamos para ir de marcha, chicas! Aunque parezca mentira, os tengo mucho aprecio y os estoy cogiendo cariño, mucho cariño.

Nunca había tenido tantas amigas como las que cuento ahora. Y la verdad es que debo darles las gracias a mis compañeras por ser tan buenas. Todas nos comprendemos porque, aunque cada una ha tenido una realidad diferente, hemos sufrido mucho. Ahora nos ha tocado vivir una vida feliz y llena de alegría. Habrán existido malos momentos en el pasado, pero ya nunca volverá a ser igual.

Nunca me hubiera esperado tener esta oportunidad para aprender cosas nuevas. Incluso me gustaría que hubiera clase los siete días de la semana porque las cinco horas que pasamos juntos se me hacen muy cortas.

Al principio me ponía muy nerviosa, aunque poco a poco lo he ido superando.

Besos para todas mis compañeras y tutores.

Creo que ver a personas en la misma situación que tú nos da el don de tener un “feeling” especial.

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He sentido la arena en el cuerpo y el mar en el alma. Me he olvidado de todo, solo he pensado en mí y en lo que estaba disfrutando. Parecíamos todas niñas, riéndonos y jugando alegremente sin importarnos nada, esperando excitadas a ver qué juego viene ahora.

Es maravilloso el sentir que eres parte de algo, parte de un grupo de personas que te respetan, que te dan cariño. Hay momentos preciosos en el Curso, y ahora, tranquilamente, los recuerdo, como aquel día al hundir los pies descalzos en la arena, sentí frío y me di cuenta de que yo también estaba viviendo ese momento, ya no estaba sentada viendo como la vida pasaba delante de mí. O como aquel poema con la brisa y el mar de fondo, o el día que coloreamos los sentimientos con lápices de colores en un papel, como cuando era una niña… disfruté cubriendo la cartulina blanca con sueños de colores, esquivando a la tutora que venía risueña a mancharnos con las manos llenas de pintura, pero con el alma de color… En realidad, todas terminamos con el alma de color… Momentos mágicos nuevos e irrepetibles.

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En estos momentos siento tantas cosas dentro de mí que no puedo expresar todo lo que sale del corazón. En primer lugar, me considero una persona muy afortunada por haber pasado por aquí, donde he encontrado todo lo que me habían quitado de un plumazo. He conocido amigas de verdad que las llevo y las llevaré en el corazón toda mi vida. Ésta ha sido una experiencia inolvidable, gracias a todas. A las monitoras deciros que sois unas grandes personas.

Ya sabéis donde encontrarme cuando me necesitéis, os quiero mucho.

Un beso muy fuerte y mucha suerte.

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Antes de llegar aquí no sabía qué buscaba exactamente en mi vida, pero gracias a todas vosotras, a vuestro apoyo y cariño, al fin lo he descubierto: quiero ser feliz, disfrutar día a día de mi vida y de la de mi hija, verla crecer y celebrar con ella cada uno de sus cumpleaños, darle un hogar para las dos a consta de mi esfuerzo y trabajo, pero sobretodo, darle todo mi cariño y todo mi amor, que al fin y al cabo es lo más importante de esta vida.

Por ello, ahora no me queda más que darle las gracias a todas y cada una de las personas que me han ayudado a abrir los ojos, a ser feliz, que han regado estos meses con alegría e ilusión. Antes de conoceros solía pensar que las amigas se contaban con los dedos de una mano, pero ahora me doy cuenta de que no tengo suficientes para contar las mías, ni siquiera usando los dedos de los pies.

Espero, de corazón, que todo os vaya muy bien, porque ya sabéis que después de la tormenta llega la calma. Así que ya veréis como después de todo lo malo que nos ha tocado vivir, nos espera lago maravilloso. Cuidaros mucho y daros a respetar.

Porque recordad: nadie es dueño de nuestra vida.

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No sé si aún me quedan muchas cosas nuevas por aportar, porque, en esencia, lo que siento ya lo han expresado mis compañeras, cosa que me alegra infinitamente porque significa que no he sido la única para la que este Curso ha significado una experiencia única, tanto a nivel personal como profesional, ya que estamos aprendiendo a ejercer diferentes puestos de trabajo.

Ahora no me queda otra cosa que darle las gracias eternamente a aquellos que me han abierto las puertas de este fabuloso viaje, que me ha permitido encontrar personas tan maravillosas, como mis profesoras y compañeras.

Para éstas últimas sólo tengo un deseo: volvernos a encontrar un día no muy lejano para comprobar cómo cada una ha sido capaz de conseguir su sueño, tener su trabajo, su casa, pero, sobretodo, a nuestros hijos cerca. A todas os mando mucha fuerza para seguir adelante y un consejo, seguid pensando en positivo y veréis como así conseguiremos todo aquello que nos propongamos.

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Qué puedo decir sobre todo lo que estoy aprendiendo en este Curso… Son tantas las cosas que estaban ahí, ajenas a mí y a mi vida y que ahora poco a poco me pertenecen, que no sabría expresar cómo he crecido como persona. Ahora soy consciente de que realmente me gusta aprender y de que, si me lo propongo, no tengo límites. Estoy feliz con el Programa, con mis profesoras, con mis compañeras.

Esto es para mí como un soplo de aire fresco y diferente que necesito para seguir día a día. No voy a negar que me supone un gran sacrificio, ya que no cubre mis necesidades económicas, sin embargo me aporta algo mucho más importante: sentirme bien conmigo misma.

Por eso lo voy a terminar, aunque desearía que no acabara nunca. Ya sé que cuando eso ocurra echaré de menos a todas esas personas que me han estado acompañando durante estos meses de mi vida. Para todos ellos y ellas un millón de gracias. Siempre estaré con vosotros.

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Tengo un trabajo! Aunque sea en prácticas, y además con mi compañera del Cualifica, con la que más afinidad tengo. Las dos estamos muy contentas, porque además ha nacido una amistad muy bonita que pensamos cultivar día a día.

El ambiente entre todas las del Curso es muy bueno, ya nos conocemos, nos apoyamos en lo que más necesitamos y procuramos chocar lo menos posible entre nosotras. Así que, compañeras, deciros que cada día me voy levantando como madre, trabajadora y persona, que esto es poco a poco, pero que con paciencia, propósito y tesón todo se consigue, y nosotras estamos en el buen camino, despacito pero con una meta, que ya se le está viendo el color. Desde estas líneas, un abrazo a mis fenomenales compañeras.

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Ya hemos comenzado otra etapa del Cualifica. Aunque ya no estamos todas juntas, permaneceremos siempre unidas a través de nuestras mentes. Yo particularmente me acuerdo todos los días de vosotras, espero que os vaya bien y que estéis contentas con lo que hacéis en estos momentos. En mi especialidad de Camarera de Piso tengo una profesora bastante cualificada. Hemos comenzado por estudiar el tema del turismo antes de entrar directamente en el trabajo de hotel. Poco a poco voy descubriendo que es una materia que me gusta bastante. Espero aprenderlo todo muy bien para conseguir más adelante un puesto de trabajo. Y no sólo por mí, también por todas aquellas personas que han hecho posible este Curso.

No sólo por las personas que conozco y que están a mi lado, sino por todas aquellas que están detrás de todo esto y que han conseguido que el Programa Cualifica se lleve a cabo.

A todas ellas, mi agradecimiento más sincero. Por la ayuda que me habéis brindado, gracias de corazón. A mis antiguas tutoras, decirles que las echo mucho de menos, aunque esto tenga que continuar. Gracias también a vosotras por lo maravillosas que sois. Y, por favor, no cambiéis, pues hay muchas mujeres que como yo os necesitan para seguir adelante con sus vidas.

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Una mirada provoca un pensamiento, Una sonrisa despierta un sentimiento, Una palabra descubre lo que hay dentro de tu corazón, Una caricia encierra un universo, Un solo beso es un pájaro preso, Déjalo libre, deja que vuelen tus sentidos, Siente la fuerza del deseo en tus entrañas, Sigue tu instinto de mujer que no te engaña, Libera el fuego eterno de tu piel, Libera la ansiedad que hay en tu voz, Libera tus secretos de mujer, Libérate, Deja que vuele el corazón, Libera la alegría de vivir, Libera el amor propio que hay en ti, No temas desbordarte de pasión, Libérate.

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Hola me llamo J.; tengo 10 años hasta dentro de unos días que cumpliré 11. Quiero compartir con vosotras el tiempo que ha pasado desde que salí, con mi madre y mis hermanos, de la que fue mi casa.

En esos momentos tanto mi madre como mis hermanos, nerviosos pero a la misma vez contentos, decidimos empezar una nueva vida, la cual hemos empezado muy bien; ahora puedo salir con mi madre y con mis hermanos sin que nadie lo impida. Estoy feliz, porque veo que mi madre, se ríe, se arregla, que está muy contenta con el curso que está haciendo y todos los días me cuenta cómo le ha ido y las cosas que aprende. Quiero daros las gracias a todas las personas que habéis ayudado a mi madre, desearía que mi madre llegue a tener un trabajo, para poder salir adelante y tener una casa donde vivir; tener nuestro perrito, poder salir con mis hermanos, los días que podamos disfrutar juntos.

Sólo deseo que mi sueño se cumpla y que seamos tan felices como somos ahora. Sin más, sólo daros las GRACIAS.

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Hace un año en mí sólo veía lágrimas, tristeza, dolor y ausencia de ganas de vivir.

Hoy agradezco a mis hijos, que son lo más importante de mi vida, el apoyo que me han dado.

Hoy estoy aquí para contaros que se puede salir. Que hay personas maravillosas y formadas que pueden ayudarnos. Agradezco al programa todo lo que he aprendido: a valorarme, a quererme, a luchar y a saber escuchar, a ver las cosas de forma positiva.

Hoy veo una mujer que quiere alcanzar su meta y sus propósitos, y luchar y seguir adelante. Sin mirar atrás.

A mi familia y a mis dos angelitos, gracias por el apoyo que me habéis brindado.

Sobre todo a esos dos ángeles preciosos. Sus besos, sus abrazos, su sonrisa, sus gestos y sus diabluras también me llenan. Me hacen olvidar los malos ratos y la tristeza.

A todas las mujeres que estén en esta situación, igual o parecida, no dejéis de luchar y buscar ayuda de profesionales, que merece la pena.

Una mujer lo es todo. ¡Sonríe!, que nada ni nadie te quite esa sonrisa.

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Ya transcurren varias semanas del comienzo del curso que nos ha dado a todas una oportunidad en lo laboral y personal.

Así que ahora no nos podemos venir abajo porque tendremos en cuenta a todos aquellos profesionales que han hecho que nosotras seamos las elegidas, sabiendo que otras mujeres como nosotras no han podido acceder a esta oportunidad.

Porque yo no sé si estáis de acuerdo, pero lo que es cierto es que ellos son los que nos hacen sentirnos útiles y tener nuestra propia personalidad.

Valoro cada minuto que estoy con todas y me hacéis superar los bajones.

Tengamos en cuenta que nadie es más que nadie y que tenemos que luchar, aprender a querernos más y no parar hasta conseguir nuestro objetivo y no dejarnos manejar. Ser siempre nosotras mismas y no perder nuestra personalidad.

Gracias a la tutora por confiar en todas y darnos tu apoyo y comprensión día a día. Eres una gran profesional. Sé que no es fácil ya que en ocasiones al escuchar nuestro diario he visto en tu rostro lágrimas que has derramado. Gracias por ser como eres, no cambies nunca.

Gracias a todas las compañeras del CUALIFICA.

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Doy muchas gracias a Dios por haberlas puesto en mi camino en estos momentos de mi vida que son tan difíciles para mí. Me he sentido apoyada por ustedes y me dan mucha seguridad y, en cierto modo, me siento protegida. Creo que una de las mejores cosas que me ha pasado en este momento es compartir con ustedes este curso.

Me han enseñado que no me debo rendir, que tengo que salir adelante. Sobre todo porque reconozco que tengo un enemigo muy poderoso y es el miedo, que no me deja despegar ni tomar decisiones. Al compartir con ustedes esto lo puedo alejar un poco de mí.

Al igual que todas tengo muchas metas que quisiera cumplir, muchos sueños.

Espero que todo esto que nos da ilusión lo podamos realizar por nuestros hijos e hijas y por nosotras mismas. Que tengamos que dejar todos estos problemas que arrastramos, en algún momento desaparecerán y llegaremos a alcanzar la estabilidad emocional que tanto deseamos. Espero que, en el futuro, sigamos siendo amigas y cuando nos encontremos algún día seamos ya mujeres completamente realizadas.

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Me siento como si estuviera soñando, un sueño que no quiero que se acabe. Por primera vez estoy haciendo algo en la vida que vale la pena, conocer gente a la que en realidad les importo, amigas, compañeras, profesores que tienen toda la paciencia del mundo para explicar, sin pedir nada a cambio.

Ahora doy sentido a mi vida, me doy cuenta de que puedo caerme y volver a levantarme, a no tener mas pesadillas de que no soy nada en la vida, que sólo se vive una vez y es una pena no saber vivirla.

“Sólo se vive una vez”.

Hoy he despertado, he visto el camino infinito lleno de luz, sin obstáculo alguno que no pueda superar. Me siento capaz de saltar hasta montañas, mis hijos me dan fuerza, amor, ganas, me dan vida. Son mi mundo, así que cualquier piedra del camino es pequeña para mí.

Hoy sonrío. Cada gota de lluvia, cada rayo de sol, cada amanecer y anochecer, son motivos suficientes.

Todo ser humano nace libre y debe seguir siéndolo de por vida.

Agradecer a mis tutoras y compañeras el empujón que me han dado y desearles que sigan siendo emprendedoras, libres y luchadoras.

Por un mundo de igualdad.

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En una sola palabra GRACIAS: GRACIAS por la oportunidad.

GRACIAS por vuestra ayuda.

GRACIAS por la mano que me ha sacado del pozo en el que me encontraba.

GRACIAS por ayudarme a ser yo.

GRACIAS por ayudarme a recuperar la esperanza perdida.

GRACIAS por ayudarme a recuperar la sonrisa.

Ha sido una oportunidad para todas nosotras que no debemos desaprovechar, tanto personal como profesionalmente.

Este curso me ha enseñado mucho, tanto por parte de las monitoras como las profesoras/es. Valoro bastante lo aprendido con las experiencias personales contadas por todas ellas.

Hemos sido cuarenta mujeres muy diferentes, aunque al final del camino todas tenemos un objetivo común: recuperar la confianza en nosotras mismas y conseguir reincorporarnos al mundo laboral.

Me llevo mucho de este curso, sería bastante largo de contar, todas mis experiencias, mis pensamientos,… Lo que también me llevo son amigas y compañeras que sé que siempre estarán ahí, aunque nos separemos al final del trayecto.

Termino con la misma y única palabra: ¡GRACIAS por la oportunidad de pertenecer a este programa!

Y yo me pregunto ¿cómo expresar todo lo que siento en unas pocas líneas?, ¿cómo escribir todo lo vivido en pequeños párrafos?; saber que lo que estás contando puede servir a muchas personas de gran ayuda, o por lo menos a saber que no eres la única, que no estás sola, que somos una gran mayoría.

Todo empieza desde el mismo momento en el que te privan de la libertad, de poder tomar decisiones, en el que empiezas a sentir que no vales nada, que hagas lo que hagas serás una inútil y que todas tus acciones serán utilizadas en tu contra.

Es muy difícil explicaros tanta rabia contenida, tanto tiempo sin sentir que eres alguien, que eres persona, que puedes ser todo lo que te propongas y conseguir todo lo que perdiste.

Cómo expresaros todo mi dolor y toda mi impotencia y decir: todo ha sido un sueño, una pesadilla, despertaré y encontraré mi vida junto a los míos.

Sin extenderme demasiado voy a contaros que ahora mismo estoy en el punto de partida en el que yo muevo mis fichas, para bien o para mal, y donde yo dirijo mi propia película.

Contaros que este curso me está dando la oportunidad de realizarme como mujer, de sentirme útil, de sacar todo lo que llevo dentro en todos los sentidos, de llevarme, en definitiva, una de las experiencias más bonitas de mi vida. Me está dando también la oportunidad de aprender a expresar mis sentimientos, de saber que si alguien lee este libro sabrá que no está sola, que la vida es muy bonita si sabes vivirla y, sobre todo, de saber que soy una persona.

Espero que os guste todo lo que expreso y si, en algún momento, tenéis un bajón me gustaría que pensaseis que hay que seguir adelante, primero por ti y luego por tus hijos.

Un fuerte abrazo para todas y mucha suerte.

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Nunca me valoré tanto hasta que decidí denunciar y empezar desde cero.

De lo malo vivido procuro olvidarlo todo, pero de lo bueno recordarlo y saborearlo todo. Porque me siento muy orgullosa de mi misma.

Desde que empecé en el curso conozco a mujeres maravillosas, con muchas ilusiones y con muchas ganas de vivir, como yo.

Estoy muy contenta porque además de tener unos monitores muy competentes que nos enseñan muchísimo, conozco a mujeres que han pasado lo mismo que yo y las unas a las otras nos damos ánimo, cariño y nos servimos de psicóloga.

Me siento muy contenta en la empresa donde nos estamos formando, nos tratan muy bien. La pena es que ya mismo tenemos que dejar estas instalaciones para empezar las prácticas y me da pena.

Por último, decir que espero y deseo que a todas nos vaya muy bien donde nos toque.

Siempre he tenido miedo a relacionarme con los demás, nunca he sabido, ni tampoco he tenido compañeras de trabajo. Siempre he salido con mi familia porque sólo me sentía segura con ellos, no confiaba en nadie, simplemente me daba vergüenza sentarme en una cafetería o ir a comer a un restaurante. Me casé tan joven que no me dio tiempo a tener amigos, ni salir al cine ni a ningún sitio. Aún estaba jugando con las muñecas cuando tuve a mi primer hijo. Pero estoy muy contenta de tener a mis tres hijos, ya son grandes y soy joven.

Este curso me ha enseñado muchas cosas y todas buenas, primero a relacionarme con la gente, a tener compañeras de trabajo y hasta incluso amigas, hablar en voz alta y que personas que no conoces te escuchen, escuchar a personas que tienen problemas igual que yo,….

No me gustaba la cocina, pero ahora puedo decir que me gusta bastante; si no tienes conocimiento de algo nunca digas esto no me gusta o no sé hacerlo. Yo creía que la cocina es como la de tu casa, pero es totalmente diferente, es otro mundo.

Sé manejar muy bien el cuchillo, hacer muchas clase de masas…, lo que más me gusta son los postres y las ensaladas. Mis niños me dicen que hago de comer mucho mejor que antes y os puedo decir que es verdad.

Estoy más orgullosa de mí misma porque gano mi dinero trabajando y no dependo de nadie.

Los monitores son muy profesionales y tienen mucha paciencia con todas, nos enseñan bastante bien y hemos aprendido muchas cosas de ellos.

Me despido por ahora diciendo esto: voy a conseguir todo lo que me proponga en esta vida pero paso a paso; sin prisas, pero sin pausa.

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He aprendido que soy alguien, que puedo expresar mis sentimientos, que después de un día duro llega otro mejor, que debo pedir ayuda cuando la necesite, he aprendido, también, a ser fuerte pero sin pretender ser “superwoman”…, a tener ganas de arreglarme para sentirme bien por fuera y así poder llegar a sentirme mejor por dentro.

Yo me considero una persona muy fuerte, siempre lo he sido, sin embargo jamás me he valorado, todo esto que me ha pasado me hacía sentir torpe, desastre, fea,… Pero aquí nos han enseñado a reconocer nuestros valores, me siento la persona más afortunada del mundo por haber sido una de las cuarenta seleccionadas.

Me encantaría contar un montón de anécdotas que me han pasado en este curso, pero no lo hago porque tendría que contar algunas técnicas que se han empleado y quizás las quieran aplicar en cursos posteriores, pero lo que sí diré es que he llorado hasta soltar todo el dolor de mi pecho y que he reído hasta encogérseme todos los músculos de mi cuerpo (por cierto, ¡menudas agujetas al día siguiente!).

Hay una luz al final del túnel y no es algo tan simple como parece, siempre hay algo por lo que seguir avanzando en el camino.

Cuando pierdas el norte coge la brújula de tu instinto, quédate en silencio, a solas, y escucha tu corazón, él te indicará la dirección a seguir. Tus deseos a veces son inhibidos porque nos da miedo lo desconocido, pero arriesgar es avanzar y equivocarse es aprender.

Una de las metas que nos comentaron al empezar este curso era el conseguir que todas fuéramos una y: ¡lo han conseguido!, ¿cómo?, no sé, ¡magia!

He encontrado en este curso muy buenas amigas que se han preocupado por mí y me han ayudado al igual que yo a ellas.

Para mí “las chicas” se han convertido en mi “pequeña gran familia” y ya sólo me queda dar las gracias a nuestras dos tutoras, ¡son las mejores! Gracias por vuestra paciencia, gracias por vuestro cariño, gracias por vuestra profesionalidad, gracias por ese abrazo, ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!

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Y ahora ¿qué?

Después de esa primera parte…

Después de sobrevivir…

Tenemos el valor de seguir adelante, ¿Cómo puedo afrontar la vida?

Ser seleccionada entre tantas mujeres fue el primer paso. Me sentí contenta por tener la oportunidad, pero con miedo e incertidumbre.

UNA SONRISA

A través de este curso, cuya finalidad es nuestra vuelta al mundo laboral…

Ante todo mi agradecimiento a todas esas personas que hacen posible este programa CUALIFICA…

Una sonrisa es lo mejor que tienes, es la que dice que estás bien, que te encuentras bien, que estás contenta porque estás donde quieres estar, porque los tuyos y los que te rodean están bien.

Ellas luchan por nosotras, y nosotras por sobrevivir…

Trabajan con nosotras para que seamos capaces de afrontar todos los posibles problemas que podamos encontrar en nuestro viaje…

Una sonrisa la tienes porque consigues tus metas, tus propósitos, porque te hacen reír, porque tu estado de ánimo está genial. Una sonrisa dice: “estoy aquí, estoy despierta, soy libre, soy feliz”.

Nos ayudan a encontrarnos a nosotras mismas, nos dan nuevas perspectivas para lograr nuestros objetivos. Nos enseñan a valorarnos por nosotras mismas para obtener un trabajo. ¿Dónde ir? ¿Cómo buscar? ¿Cómo poder desenvolvernos? ¿Cómo sacar partido de todo lo que aprendemos y sabemos? Una formación con la cual poder salir adelante, una cualificación…

Nunca dejes que tu sonrisa se apague, que no la suprima nada ni nadie. ¡Sonríe!

En especial al que yo pertenezco: Auxiliar de Grandes Superficies; pasamos por varias secciones, aprendemos la forma de trabajar en cada una con diferentes personas, por lo que podríamos adaptarnos a cualquier función. Aprendemos a desenvolvernos en cualquier lugar y por supuesto a lograr nuestro objetivo: encontrar empleo.

Sólo me queda decir lo agradecida que estoy. He conocido personas maravillosas y muchas de ellas son amigas de verdad y para toda la vida.

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El primer día que me citaron para la entrevista pensé que no me iban a seleccionar, que había mucha gente y que era imposible, pero sí tuve esa suerte, me llamaron y ahí empezó todo. El primer día del curso íbamos atontadas, nadie conocía a nadie y la verdad, todas íbamos con algo en común, éramos mujeres víctimas de violencia de género. A mí no me hacía mucha gracia, la verdad, porque todas empezaron a contar porque estaban allí, y me daba vergüenza contarlo y terror tener que volver a recordarlo. Poco a poco fuimos conociéndonos y la verdad es que había gente maravillosa, gente que merecía la pena, nos apoyábamos las unas a las otras; fue pasando el tiempo y gracias a las tutoras y a sus clases, hemos aprendido mucho, a ver las cosas de otra manera, a saber que podemos valernos por nosotras mismas a pesar de todas las barreras que nos pongan.

En la empresa nos están dando la oportunidad de labrarnos un futuro mejor para no tener que depender de nadie, al principio no sabíamos nada pero ya nos sabemos defender solas.

A esto ya le queda poco, yo sólo quiero decir que CUALIFICA me ha dado la vida, me ha ayudado a levantarme cada mañana más contenta, a hacerme más responsable y sobre todo, a trabajar en equipo. Esto ya se acaba y es una lástima, sólo espero quedarme trabajando en la empresa en la que estoy haciendo mis prácticas, creo que estoy aprendiendo y aprovechando el curso.

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Cuando me enteré del curso estaba en terapia de grupo en el Instituto de la Mujer.

Me pareció una oportunidad para emprender un rumbo nuevo.

Te dan una formación que la mayoría no tenemos, te abren muchas puertas que creías cerradas para ti. La experiencia es lo mejor que te podía pasar. Cuando termine, no me preocupa sólo el trabajo, vine a buscar algo que me devolviera ilusión y las ganas de superarme día a día, encontrando apoyo, comprensión y cariño.

Sé que conservaré algunas amistades para siempre. Recuerdo a todas mis compañeras superándose cada día y viendo un futuro mejor. Ahora sabemos todas que puede ser que hoy alguien se interese por nosotras y esté dispuesto a ayudarnos siempre.

Espero terminar y seguir mi camino con pasos firmes y ser fiel a mi misma.

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AHORA ME TOCA A MI!, sí, así, tal y como suena, subrayado y con mayúsculas si es necesario, sintiendo que día a día, de repetirlo tantas veces, al final es un grito que cada vez más soy capaz de creerme. Me veo levantándome y, en cualquier sitio, diciéndolo sin sentir vergüenza.

Mi historia es muy parecida a la de tantas otras mujeres de mi generación, cuarentañeras, educadas para servir, obedecer y ser casi perfectas, retazos de un pasado aún demasiado cercano en el tiempo. Mujeres acostumbradas a dar sin que te lo agradezcan o lo valoren, rodeadas de gente creyéndose con derecho solo a recibir, llorando donde nadie te vea, tirando del carro como un burro con orejeras para que no puedas mirar a los lados.

Decides no levantarte y, entonces alguien te dice “vamos a hacer algo al respecto” y tú te dejas llevar como una muñeca rota, te dejas arrastrar a donde te lleven y se hace la luz, te abren los ojos, te dan opciones y vuelven a confiar en ti y en la vida poco a poco, aprendes a decir “no”, descubres que eres capaz de aprender y te dices a ti misma “que lista soy y que desaprovechada”, priorizas tus horarios y aprendes a compaginar y a delegar responsabilidades, a no tolerar que te humillen si no estás de acuerdo con algo.

Todo esto me ha enseñado el CUALIFICA: a subirme quizás a mi último tren aunque esté en marcha, sin miedo o temblando, pero para adelante siempre.

Me quiero, os quiero y me comprometo a difundir vuestras enseñanzas, a enseñarles a otras lo que he aprendido y a gritar cada vez más fuerte y segura, y si es posible de la mano de otras: ¡AHORA ME TOCA A MI!

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Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida y nunca disfruté tanto de cada momento como ahora.

Ahora sé que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que venga mi príncipe azul en su caballo blanco, porque, ni soy una princesa, ni estoy encerrada en una torre, ni tengo un dragón que me custodie.

Hoy reconozco que soy una mujer capaz de amar. Sé que puedo dar sin pedir, pero también sé que no tengo que hacer nada, ni dar nada que no me haga sentir bien. Por fin encontré al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas, descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás y hasta de hacer algunas cosas indebidas. Y a pesar de todo ello sentirme bien. Y, por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy, sí… así un poco loca, mandona y muchas veces terca, también cariñosa, habladora, besucona, abrazadora y, a veces, por algún motivo, triste, porque también tengo mis momentos tristes, esos en los que pongo mi cara larga con un aire de pensadora y me da por llorar.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado,… sonrío a la que soy hoy…, me alegro del camino andado y asumo mis errores. ¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce el correr tras los sueños!, ¡qué bien!, ya aprendí a tener paciencia. El ser humano tarda mucho en madurar ¿verdad?

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Quería dar las gracias a todas las personas que me han ayudado a seguir adelante.

Si no hubiera hecho este curso no sería la misma que soy. Antes no tenía ilusión por nada, ni siquiera sonreía, ahora veo la vida de manera diferente, me veo persona y soy feliz.

En este curso he logrado abrirme a las personas. Hacer cosas por mí misma, saber que puedo luchar sola y no cambiaría la vida que tengo ahora por nada en este mundo.

Le doy las gracias de todo corazón a la tutora, que es la más buena del mundo, y a todas las personas que están ahí ayudando a tantas mujeres, hacéis mucho por nosotras, y a mis 19 amigas del CUALIFICA, que las quiero mucho y les deseo toda la felicidad; espero que siempre estemos juntas. A R. que has hecho un excelente trabajo, que me ha enseñado mucho aunque a veces parezca que no me entero.

Has tenido mucha paciencia conmigo y con mis compañeras y también te echaré mucho de menos.

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He comprobado que la vida son ciclos que acaban… para volver a empezar. En los momentos bajos, que se hacen insoportables y parecen eternos, se sufre y, hasta que no pasa, no podemos ver que había algo que aprender de ellos.

Cada día que pasa, cada momento que se vive es una meta, un paso que vuelves a dar.

Cuando nace un bebé se encuentra indefenso, depende de las personas que están a su alrededor, al empezar a caminar están indecisos, tambalean con cada paso que dan, hasta el día que sus piernas se hacen tan fuertes que sin darse cuenta empiezan a caminar, ya no miran si se van a caer, sólo andan buscando un lugar.

Las personas que atraemos, en esos instantes, parece que las elegimos para llegar hasta el límite, ponernos a prueba, sacar fuerza y superarlos. Sólo entonces vemos que desde ahí, nos han enseñado algo. Tomar nota de esa experiencia y aprender de ella, es el epicentro del seísmo que nos sacude.

En el punto contrario del ciclo, nos sentimos grandes, fuertes y mucho más seguras, también entonces atraemos a las personas adecuadas para reforzarnos y compartir las bondades que nos regala la vida y ahí es donde está CUALIFICA, acompañándonos desde abajo y hasta el punto del bienestar.

Me emociono al notar el buen hacer de este programa, ahora estamos listas para empezar a caminar, con más independencia y más preparadas.

Yo me siento bienaventurada por recibir vuestra ayuda, vuestros cuidados y por rescatarme del lugar de la balanza donde me encontraba y que parecía insuperable.

Espero, deseo, quiero y confío en que éste sea el despegue para iniciar una nueva etapa y poder afrontarla con la sabiduría que me han proporcionado todas mis vivencias anteriores.

Enhorabuena por vuestra labor y gracias por elegirme para participar en este curso. Creo que acertasteis conmigo, porque he puesto todo mi interés y he aprendido mucho con todos y cada uno de los pasos que he dado en estos meses. He sentido vuestra ayuda como una bendición. Gracias.

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Estamos a mitad de curso. Muchas cosas han cambiado en nuestras vidas. Cuando me llamaron para empezar, sentí un pellizco en la boca del estómago. Un sitio nuevo, gente nueva, no sé si eran nervios o, por qué no, miedo.

Conforme iban pasando las semanas nos íbamos conociendo. Con el paso de los días vas sintiendo que quieres saber más. Otros días se hacen un poco más largos porque, sin querer, en tu mochila se cuelan cositas de las demás mochilas y cuesta soltar el lastre.

Caramelito es sinónimo de cariño y afecto en mi hogar actual. Utilizamos esta palabra para expresar el amor que sentimos entre nosotras ya que, de un tiempo atrás, no conocía este tipo de sensaciones, y no esperaba que mi vida cambiara después de sufrir tanto. He conocido a mujeres que han sufrido malos tratos, como yo y me he sentido muy identificada con ellas. Sin embargo, a pesar de todo ahí estaban dándome apoyo para seguir adelante. Mis profesoras me enseñaron a valorarme y a tener autoestima, me han enriquecido como mujer, he realizado tareas que no me podía imaginar, ahora en mi vida puedo marcarme retos; gracias al curso salgo adelante, a pesar de mis limitaciones, ahora puedo aconsejar a mujeres que se encuentran en mi misma situación, a que sean valientes, como yo lo fui.

Gracias a mis profesoras y compañeras, a las que les debo un trocito de mi corazón, nunca las olvidaré.

Cuando empezamos las especialidades y nos separamos, otra vez el pellizco en el estómago, un nuevo cambio. Echas de menos los ratitos en el aula. La burbujita en la que estábamos metidas y los mimos de las tutoras. Todas hemos cambiado.

Cuando veamos y comparemos la foto del principio (con las caras de susto) y la del final, entonces sí que notaremos el cambio. Quizás sólo algunas nos quedemos donde estamos haciendo las prácticas, pero eso es lo que menos me preocupa, ya que muchas puertas se abrirán para todas.

No sé si dentro de muchos años seguiremos en contacto, pero si sé que todas nos acordaremos con cariño de estos meses juntas. Y les contaremos esta historia a nuestros nietos y dirán que son batallitas de viejas y nos reiremos. En el fondo de nuestros corazones sabremos que no son batallitas, sino parte de nuestras vidas, y podremos sentirnos orgullosas de cómo día a día nos hemos superado.

Lo más importante ha sido descubrir que cuando crees que todas las puertas están cerradas, se abre una inmensa, en la cual pone SALIDA con letras muy grandes. Cada una de nosotras tenemos una forma diferente de ver la vida, pero creo que todas tenemos un mismo sueño. Estando en este curso nos hemos encontrado con personas maravillosas y hemos visto el privilegio que tenemos, sobre todo en la manera de tratarnos y enseñarnos. Por todo esto me quedo con todos estos buenos momentos y con el cariño que he recibido.

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Holaaaa!, solo expresar lo feliz que me encuentro en CUALIFICA. Pienso que, por fin, se ha acabado mi calvario y que empieza mi nueva vida. Me siento realizada, alegre y dispuesta a comerme el mundo y a afrontar las cosas de forma que me afecten lo justo y a aceptar las cosas tan maravillosas que están por venir, porque la mala racha ya la he pasado.

Lo que he aprendido aquí es que: nada ni nadie volverá a hundirme JAMÁS, y que todas mis metas las voy a conseguir. ¡FUERA MIEDOS! Me siento todo lo contrario a como me sentía antes; estoy “SUPERPOSITIVA” y he aprendido a decir “NO” y que todo lo que emprenda lo conseguiré.

Me han enseñado “mis tres ángeles”, a las que echo mucho de menos y quiero con locura, todo lo que antes he puesto y además esto: Prohibido el: “no puedo, no quiero, no sirvo, no voy a ser capaz, no soy inteligente,…”.

Tengo buenas amigas y espero que sigan a mi lado para siempre porque ya forman parte de mí, ¡Ay si no os hubieseis dado a querer!

Quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que participe en este programa. Cuando entré a formar parte de él estaba hundida anímicamente y con mucho miedo a afrontar el futuro.

En este curso además de formación, he recibido apoyo emocional, me siento más fuerte que cuando empecé, más capaz de volver a tomar las riendas de mi vida. Por eso quiero dar las gracias a todas las personas que hacen posible este programa. A las instituciones, a los formadores que además de diseñar su trabajo con gran profesionalidad, han demostrado una gran empatía hacia nosotras y siempre han tenido la palabra y el gesto necesario.

También a las compañeras por su apoyo, por hacerme reír y por abrirme los ojos. Espero que se sigan haciendo programas como este porque creo que cumplen una labor social muy importante.

Dedicado a mis tres ángeles, porque sin ellas esto no habría salido igual. Sois maravillosas, gracias por vuestra paciencia y constancia.

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Un curso en nuestra nueva vida que nos ha hecho ser más fuertes, confiar en nosotras. Llegamos a este curso, sin ánimos, pero con metas, desconfiadas y con muchos miedos, a no encajar. Día a día fuimos ganando la amistad, entre todas las compañeras y con gran el apoyo que nos dieron la tutora y monitora, que han sabido escucharnos y apoyarnos, haciendo un gran trabajo con ello. Nos hemos llenado de muchas emociones diferentes (risas, llantos, abrazos, desahogos contándonos cosas del día a día, llamadas de ánimo, etc.).

Nunca pensé que conseguiría escribir un texto como este, gracias a este curso siento que puedo tener un futuro mejor, muchas puertas, muchos caminos pueden abrirse.

Este curso no sólo me enseña a cocinar, también a trabajar con compañeras, espero que pronto pueda contaros que soy Ayudante de cocina en un bonito hotel.

Es cierto que quien encuentra un amigo encuentra un tesoro; yo lo he encontrado en mis compañeras, mujeres con corazones muy grandes y con una gran valentía. A ellas les doy un abrazo más grande y saben que pueden contar conmigo y yo con ellas.

Referente al curso, en un centro comercial, diría que entré con mucho miedo de no saber adaptarme y equivocarme, creo que encontré mi sitio, una formación que me gusta e intento superarme y aprender todo lo necesario para encontrar un trabajo el día de mañana en algún establecimiento.

Agradeciendo también, tanto a jefes como empleados el vuelco hacia nosotras.

Ayudándonos a aprender y valorar el trabajo.

Sólo me queda decir que las que hemos pasado y las que pasen por estos programas no cierren puertas, que se unan en una piña y miren atrás cuando no teníamos nada y ahora somos unas grandes mujeres que saben luchar y sobrevivir, demos la oportunidad a muchas otras que pasarán por aquí, dejando sus vidas de esclavas, pisoteadas y sin autoestima. Si 18 de nosotras lo hemos conseguido, 200 más también podrán y lo lograrán.

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Es una gran oportunidad para nosotras, dada nuestra situación y hay que aprovecharlo al cien por cien. He aprendido muchas cosas de la vida laboral, cosas nuevas para mí que jamás imaginaba que era capaz de hacer. Me siento capaz de pedir trabajo y de moverme en este mundo que me era desconocido.

Durante el curso me he sentido muy a gusto, útil, realizada y valorada por toda la gente que me ha rodeado. Es una cadena de valores que no sabes explicar y que me ha servido de mucho.

Y ahora, con ganas de seguir para adelante y luchar por la vida, creo que estoy más preparada para luchar y ser más fuerte.

Aunque suena a tópico me gustaría dar las gracias a todas esas personas que luchan y hacen posible que nos lleguemos a sentir bien.

Gracias a todas las personas que están ahí y que no hemos llegado a conocer pero que lo hacen posible. Gracias, gracias…

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Creo que el CUALIFICA es un programa muy interesante, pues en la situación que nos encontramos necesitábamos una experiencia positiva y participar en él nos ha ayudado a mirar las cosas desde otro punto de vista. Encontrarnos con gente con nuestras mismas inquietudes, nuestros miedos, nuestras penas, nuestros sueños,… aquí es donde ves que hay gente como tú, con tus mismas vivencias y buscando las mismas salidas a la vida.

Veo que este curso nos ha subido mucho la autoestima, descubres que hay personas dispuestas a ayudar a mujeres como nosotras. El curso me ha aportado el estar más relajada, conocer gente, experimentar cosas nuevas como hablar en público, ya que yo soy una persona que tengo mucho sentido del ridículo y me cuesta mucho expresarme delante de la gente, aunque parezca lo contrario.

Ya nos han dicho a cada una donde haremos las prácticas y, aunque con nuestros miedos a enfrentarnos a esta nueva etapa, estamos ilusionadas por la oportunidad que se nos brinda.

Van pasando los días, las semanas y cada vez nos vemos más preparadas y con la autoestima más alta, creo que esto nos ha aportado mucho valor y seguridad.

También tengo que decir que hemos tenido unas tutoras encantadoras muy conscientes de nuestros problemas, sobre todo pacientes, pues somos muchas y cada una de una forma diferente.

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Un día recibí una llamada de la Fundación para realizar un curso. Empecé con muchos nervios, muy apagada, pero a medida que pasaron semanas y meses volví a sonreír. He conocido gente ejemplar, porque así las considero. Este curso me ha dado la vida, me ha enseñado a valorarme como mujer y sobre todo a encontrar a esa chica que no existía.

Y, ¡cómo no!, jamás podré agradecerle a mi hijo, que aunque es muy chiquitito, me da fuerzas para luchar. Cuando me veo deprimida me voy corriendo hacia él porque no se merece que yo esté mal. Tengo que hacer de mamá y de papá y darle cada día mi atención y mi amor para que se le quede grabado para siempre.

Gracias a todo el personal de la Fundación por haberme devuelto las ganas de vivir.

A todas las mujeres que estén pasando por esto: ¡Luchad! Porque entre tanta soledad, encontraréis a gente que sabe valorarte y volveréis a vivir. ¡Luchad! Y encontraréis vuestro premio que es la libertad.

Hace ya tres años salí de mi casa con dos maletas y un montón de cajas, eso era lo único que quedaba de 22 años de mi vida…

Cuando llegué a esta ciudad con las cajas, me sentía incapaz de abrirlas. Precisamente el otro día hice ese comentario con mis compañeras de curso y mi profesora de la especialidad me dijo “eso es que todavía nos conocemos poco, porque si no vamos todas y en un periquete abrimos las cajas y te las colocamos en casa”. ¡Qué razón tenía!

Al principio tenía miedo y pensaba que no pintaba nada en este curso, ahora, en cambio, es mi guía y me preocupa faltar, me preocupa no hacer las cosas bien, me preocupan mis compañeras,… En definitiva: empiezo a ver la luz al final del túnel.

Es un esfuerzo muy grande pero merece la pena.

Sobre todo valoro mucho a mis compañeras, ellas son muy valientes y luchadoras, nunca se rinden. De verdad las admiro.

Besos a todas mis compañeras con todo mi corazón, os deseo lo mejor.

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Hola queridas amigas.

Empezaré diciendo que tengo dos hijos que son mi razón de vivir. Si no fuera por ellos quizás no estaría aquí. Aunque realmente vivía, no he estado viva, sólo andaba y respiraba, pero no existía.

Para aquellas que no me conocéis me veis siempre riendo y con ganas de guasa, pero sólo es una máscara que he aprendido a mostrar para que nadie viera realmente lo que sentía. Yo he sido la responsable de que mis hijos, y sobre todo mi madre, no se sintieran mal.

Gracias a la trabajadora social conseguí entrar en este programa, que me ha servido muchísimo porque me ha ayudado a sentirme de nuevo viva, con ganas de reír de verdad, con ilusiones y otras sensaciones muy positivas. ¡Gracias tutoras por querer trasmitirnos tranquilidad y seguridad! ¡Gracias a mis compañeras, a todas os aprecio muchísimo por ser como sois, tan maravillosas! ¡Seguid así! ¡MUCHAS GRACIAS CUALIFICA! Y muchas gracias a todas aquellas personas que están detrás, por haber hecho que CUALIFICA funcione. Sin ellas, esto no se hubiera realizado.

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Antes de expresar mis vivencias quisiera decir lo que es para mí el significado de la palabra CUALIFICA. Son cualidades diferentes capaces de realizar por nosotras mismas.

Hoy si puedo decir que hablo y me expreso, mis dudas y sentimientos, sin miedo a poderme equivocar. Soy humana y eso puede pasar. Quiero agradecer a todos aquellos profesionales que hacen posible el programa, con su esfuerzo y lucha diaria, para ofrecernos una realidad sin miedo, con capacidad de tomar decisiones y un gran autocontrol. Recordándonos diariamente que no podemos perder nuestra personalidad y que hay que cuidarse mucho más interior y exteriormente ante todos los demás.

Hoy quiero aprovechar para agradecer concretamente a esa persona que apostó por mí desde un principio y nunca me ha dejado a pesar de sus propios problemas y a esas personas muy especiales que me iluminan día a día. Gracias por estar ahí.

Y a todas sólo os puedo decir que seáis siempre vosotras mismas, que no juzguéis a las personas sin conocerlas, que toda verdad tiene su camino. Por muchas vueltas que se le quiera dar no perdáis las ganas y fuerza de luchar siempre.

Hay un objetivo por el que luchar y, realmente quien os conoce en estos momentos os apoyará sin fallaros, como todos esos profesionales que nos han dado esta gran oportunidad. Gracias.

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No me aclaro. Ni siquiera para el título de éste escrito, que ya he cambiado tres veces y escribo sin él.

Ahora soy una nueva persona que lucha por no ser nunca más una víctima, por transformar el dolor en energía y en ganas de vivir la vida. Estoy saliendo de la noche más oscura y este curso y todas mis compañeras-amigas han iluminado mi camino y me recuerdan que siempre se puede encontrar un motivo más para intentar ser feliz, por muy dura que sea la tormenta.

Me gustaría comenzar este breve y resumido diario dando las gracias al programa CUALIFICA por todo lo bueno que estoy recibiendo de él, ya que necesitaba una oportunidad como esta para ampliar el abanico de posibilidades hacia una formación y al mundo laboral, y por supuesto conocer a todas las compañeras que hoy en día tengo. Espero que con el tiempo podamos ser grandes amigas y si eso no fuese así, me conformo con que seamos buenas compañeras.

Dedicado a todas las heroínas del programa CUALIFICA, a las supervivientes del maltrato físico, psicológico y espiritual.

Desde que mi compañera, mi niña como yo la llamo, me diera el diario, he estado pensando cómo empezar, ya que hace muchísimos años no escribía.

Porque a fin de cuentas nunca es tarde para volver a nacer y aprender a amarse.

Y porque hay por ahí más mujeres maltratadas de las que creemos.

Quiero dar las gracias a todas las personas anónimas que han hecho posible que exista este programa y por supuesto a todos/as los/as monitores/as y tutoras por su paciencia, comprensión y empatía y por sacar de nosotras todo lo bueno, ya que gracias a ellas y a él hemos vuelto a nacer. Un millón de gracias.

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Gracias al CUALIFICA yo he vuelto a nacer. Para mí es el “buenos días” en mi vida; buenos días porque me despierto cada día con una nueva ilusión y porque me va haciendo crecer día a día. Me está enseñando a ser prudente, a ser solidaria, a tener compañerismo y a una cosa muy importante “trabajar en grupo” y a no rechazar a la gente cuando necesito ayuda.

A mí, personalmente, me está embelleciendo tanto física como interiormente.

Yo, hasta hace poco, me sentía “presa en libertad”, pero poco a poco este programa me está devolviendo las alas que me cortaron en su día. También siento más seguridad en mi misma.

Agradezco muchísimo a este curso el haber conocido gente tan maravillosa como son mis compañeras y el equipo de profesionales que hemos tenido.

Espero que este programa se desarrolle por muchos años y que todas las que vayamos pasando por él sepamos valorar lo que tenemos en nuestras manos.

Gracias CUALIFICA.

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Como vosotras he pasado por cosas buenas y malas; más malas que buenas, hasta que recobré la libertad. Al principio pensé que la libertad era no estar en esa prisión, decidir por mí misma lo que hacer y cómo hacerlo, pero en estos cinco meses del programa, me he dado cuenta que no es sólo eso.

Este curso empezó para mí como una salida para no seguir encerrada en casa, conocer gente y, cómo no, un empuje para mi inserción laboral. Lo que yo creía que no tenía estaba ahí, dentro de mí y yo ni siquiera lo sabía. En las prácticas, me descubrí aprendiendo un trabajo que me gusta y que no me imaginaba que podría realizar, algo inalcanzable.

Y todo esto se lo debo al CUALIFICA y a las mujeres que he encontrado aquí.

Al programa porque, desde el primero al último monitor, me han ido llevando paso a paso hasta donde me encuentro ahora. Han sido como los padres que enseñan a andar a su hijo poco a poco hasta que sin darse cuenta ya están corriendo.

Este curso también me ha dado el conocer personas con una calidad humana impresionante, tanto por parte de mis compañeras como en la formación de la especialidad. En la formación se han volcado con nosotras haciéndolo todo más fácil.

Este curso ha cambiado mi vida. Soy una nueva mujer, más segura de mí misma y eso se refleja en todos los aspectos de mi vida, desde el profesional al personal.

Quería dar las gracias a las personas que han apostado por mí. Que me han enseñado a subir la autoestima, cada día, y a pensar que soy capaz de realizar y desenvolverme en un trabajo, sin miedo a lo desconocido.

Este curso me ha dado confianza para relacionarme con los demás y ser capaz de describir si estoy feliz o triste. Puedo contar con 19 mujeres para lo que me haga falta, me abren puertas apostando por mí y por mi personalidad. Aunque me cuesta un poco expresar mis problemas, la rabia que siento.

Me levanto con ganas de luchar y de tener una vida bella, gracias a Dios ya todo ha pasado; por fin soy feliz, soy libre, no tengo que dar cuentas a nadie que me controle.

Bueno ya me voy a dormir que mañana tengo que volver al curso. Animo a aquellas mujeres que todavía viven en las garras de ese bicho a que piensen que hay otra vida bella y a que no tengan miedo, hay mucha gente que nos apoya.

Y en este cambio han influido unas mujeres especiales, mis amigas, a las que quiero un montón. Quiero daros las gracias por ser mis amigas, por apoyarme en los momentos difíciles, gracias por estar a mi lado, por vuestras risas y como no por ser como sois, excepcionales y con un gran corazón.

Ahora soy libre.

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Cuando fui seleccionada para participar en el programa, jamás pensé que iba a ser tan afortunada como lo he sido a lo largo de estos meses, tanto a nivel personal como profesional.

En este camino me he encontrado a personas maravillosas que me han apoyado cuando he estado triste y que cuando las he buscado han estado ahí, hablo por supuesto de la tutora, que es todo corazón y se ha implicado mucho. Para ella mi más sincera enhorabuena por todo el trabajo que está haciendo con nosotras.

Gracias a mis monitoras, al Instituto Andaluz de la Mujer y sobre todo por haber encontrado en el curso a las mujeres más luchadoras y emprendedoras y positivas y, mucho mejores, madres.

Carta dirigida a mi familia: Gracias por vuestra comprensión y ayuda cuando más lo necesitaba, por haberme dado de comer y un techo donde dormir a mis hijos y a mí.

Gracias por confiar en mi capacidad para salir adelante.

Gracias a mi madre, que ha sufrido tanto o más que yo.

Carta dirigida a mi maltratador: Nunca más me dejaré arrinconar.

Nunca más verán mis hijos a su madre maltratada.

Nunca más me harán sentir inferior.

Nunca más seré el sexo débil.

Mis hijos sí verán a su madre como siempre, trabajando, a una mujer emprendedora, soñadora, tenaz, luchadora, con un gran corazón, cualidades que yo a ellos les enseño desde pequeños y el respeto a los demás.

Carta dirigida a las mujeres: Me dirijo a ti mujer, que todavía no has denunciado y que sigues viviendo bajo el mismo techo que tu maltratador. No te rindas, sigue luchando y seguro que algún día encontrarás las llaves de esas cadenas que te siguen oprimiendo; pide ayuda, tú eres la víctima, haz realidad tus sueños, lucha por tus ideas, que nada ni nadie te arrincone, sobre todo hazlo por ti y por tus hijos.

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Quiero deciros lo que significa el curso CUALIFICA para mí.

Yo no tuve la suerte de ir al colegio, por mucho tiempo, por circunstancias de la vida mis padres me sacaron muy joven. Todo el tiempo que estuve casada jamás se me dejó hacer un curso ni nada que se le parezca, mi función era la casa y los niños.

Y ahora he tenido la gran suerte de formar parte del curso CUALIFICA. Y desde aquí quiero dar las gracias a todo el mundo por esa oportunidad que la vida me brinda, es algo maravilloso, porque te sientes viva. Ves que no estás sola y lo más importante es que descubres que vales como persona, todos los días aprendes cosas nuevas. Quiero felicitar a todas las personas que forman CUALIFICA. Sólo puedo decir GRACIAS, y seguro que llegaré muy lejos, deseo tener un trabajo en el cual me he formado, cuidarlo y, sin más, vivir.

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Desde que me llamaron para hacer este curso y hasta el día de hoy he cambiado mucho. Me siento muy afortunada y feliz, doy gracias a la vida por lo que tengo y por lo que soy, me siento persona, estoy orgullosa de mí misma, me veo válida para cualquier trabajo dentro de mis posibilidades de estudio… Sé que voy a encontrar un trabajo cuando esto termine. Lo que pido es salud para mí y mis hijos y empezar una nueva vida más tranquila. Tengo fuerza para luchar con los problemas que vengan.

He hecho muy buenas amigas y las voy a echar de menos cuando esto termine, aunque espero seguir en contacto con ellas.

A mi profesora le deseo lo mejor del mundo, no hay palabras para describirla.

Tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Y a cada una de las personas que habéis hecho esto posible, gracias, no podéis imaginar lo felices que hacéis a tantas mujeres abriéndoles el camino para poder vivir sin depender de nadie.

Os deseo a todas lo mejor y no olvidéis que: - Querer es poder.

- Todas podemos ser independientes.

- Somos importantes.

- Hay mucha gente que nos quiere.

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Ayer me miraba al espejo y veía a una mujer de grandes ojeras, finos labios, demacrada, una mirada vacía y rota de dolor. Los últimos tiempos no han sido nuestros mejores aliados, aunque con la cabeza agachada y desganada decidí empezar de nuevo.

Yo nací libre, de niña condicionan tu libertad, de adolescente controlan tu actitud, porque supuestamente eras rebelde y no se podía permitir una mujer con rebeldía. Cuando crecí y extendí mis alas, un hombre me las quería cortar y yo, que no estaba acostumbrada a volar, me las deje cortar. Pero no respiraba, no florecía en primavera y decidí que ya no más y mis alas crecieron y volví a volar. Gracias por pintar mis alas doradas con esta oportunidad.

Encontré desconocidos y no entendía porqué teníamos que estar allí. De mi mano sólo te llevaba a ti, aunque no lograbas entender porqué cambiaron nuestras vidas, pero sabía que el día de mañana me lo agradecerías. Luchamos juntos y fuiste, eres, mi apoyo. Todo el amor que necesitaba lo tenía en esos días tan duros con tus besos, tus abrazos.

Sólo han pasado siete meses, pero han pasado. Hoy tengo fe en que podemos salir y lo lograremos. Esos desconocidos se convirtieron en ángeles y son los que, hoy por hoy, guían nuestras vidas, los que nos han devuelto a un mundo normal, donde ya no tendremos que saltar día a día muros enormes e imposibles, y que por fin podemos luchar; que nos apoyan, nos entienden, comprenden nuestros miedos y que la paciencia se nos reconoce, es verdad, ¡existe la paciencia!

Hoy me miro al espejo y veo a una mujer de finos labios, una mirada llena de ilusión, de esperanzas, con frente firme y valiéndose por sí misma. De mi mano llevo toda mi vida, mi fuerza.

Tengo toda mi vida por delante, sé que puedo comerme el mundo. Hoy me siento optimista.

Este fue el comienzo y el desarrollo de una historia, mi historia, que hace siete meses decidí que llegaba a su final, una historia más que, lamentablemente, se vive cada día, pero de la que se sale.

Gracias hijo; por ti, por mí.

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Doy gracias a la vida porque existe CUALIFICA, me ha ayudado a cambiar tristeza, dolor, desesperación, impotencia y desprecio por la vida, por otras emociones y sentimientos llenos de optimismo, valor, respeto, confianza, dignidad y alegría de vivir.

He sentido el calor y la solidaridad de la sociedad a través de las personas que participan en el curso: desde empresas, instituciones… y esto me hace ilusionarme con la idea de que todo va a mejorar y, sobre todo, de que nuestras hijas vivirán en un mundo más justo, donde ser mujer no es perjudicial para la salud. Gracias a mis compañeras, porque son maravillosas.

Tengo 22 años y ante todo decir que estoy muy agradecida al programa CUALIFICA por haberme dado la oportunidad de entrar en el curso, porque gracias a él tengo ganas de levantarme cada día y de luchar por lo que quiero. Porque antes de entrar yo me sentía una persona sin futuro, no tenía ganas de nada y ni era capaz de expresar mis sentimientos a mi familia y amigos.

Aunque ante todo me gustaría dar las gracias a dos personas que el día 3 de enero me salvaron la vida de aquel infierno y me dieron fuerzas para ir a comisaría y a decírselo a mi familia, porque yo lo que no quería es que mi familia se diese cuenta de lo que me estaba pasando, ya que no quería preocuparles más. Pero ya cuando se enteraron me sentí bien porque no les tenía que mentir más y sobre todo por el apoyo tan grande que me dieron.

Por último, decir muchas gracias a todas mis compañeras, que gracias a ellas y al programa son mis ganas de venir día tras día; y decirles que las quiero muchísimo.

Gracias, por último, a las tutoras por lo que estáis haciendo por nosotras; nos estáis ayudando muchísimo y también decir a una de ellas que muchas gracias por toda la ayuda que me ha dado cuando lo he necesitado.

Un beso y un abrazo a todas, espero que esta amistad siga hacia delante.

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Hoy voy a contar una historia.

Tengo 39 años y una niña preciosa. La verdad es que no sabía que escribir en este diario me iba a resultar tan difícil, pero, después de haber leído lo de las demás, me he dado cuenta de la fuerza que me han dado esas desconocidas compañeras.

En mi vida hay un período de tiempo que quisiera borrar de mi mente. Lo único bueno que ha ocurrido ha sido el nacimiento de mi niña. Nunca pensé que me iba a ocurrir a mí. Yo siempre he sido una persona alegre y bastante fuerte, todavía no sé cómo pude cambiar tanto. No era la misma y me daba una vergüenza horrible que mis seres queridos se dieran cuenta de por todo lo que estaba pasando.

Gracias al programa he conocido a unas personas maravillosas que, sinceramente, me dan una ayuda diaria tan importante, que me da miedo pensar el día que esto acabe, que no vuelva a verlas a diario y que esta amistad tan entrañable que estamos creando se pierda con el tiempo.

Para mí el calvario con el “biológico” de mi hija (no se le puede llamar padre al que no actúa como tal) aún no ha terminado, pero hay una diferencia, ahora soy fuerte, ya no soy tan vulnerable y ya no puede dominarme y someterme como antes.

Tengo que dar las gracias a mis compis de desayuno con las que tanto me río, ellas no saben lo que de verdad las quiero.

Y no me olvido de las demás, y por último disculparme ante la tutora por tener que aguantarme, ¡Dios mío!

Bueno chicas, espero que algún día nos reunamos y nos contemos todas las cosas tan extraordinarios que nos están pasando, os quiero a todas.

De repente la vida cambia y en esta noche tengo que escribir. Hacía tiempo que no lo hacía, no porque no me hayan pasado cosas, sino más bien al contrario, igual me negaba a dejar plasmado unos escritos que al leerlos una y otra vez sólo me llevaran al sueño del sufrimiento.

Este es un escrito diferente… lleno de ilusiones, de nuevas sensaciones, de nuevas esperanzas, de (quizás, tal vez) nuevos sueños. Me paso horas pensando en mi futuro y todos los momentos que jamás he vivido. Y cuando abro los ojos, cuando vuelvo a la realidad, descubro que todo sigue igual, mi cama en el mismo lugar, mis fotos, guardadas para el recuerdo y yo sigo aquí, escribiendo estas líneas, líneas que igual nadie leerá o quedarán para el recuerdo…

Muchas veces tengo miedo de quedarme estancada en los recuerdos y sé que no debería ser así, he de volver a la realidad y hoy sé que tengo una y muy real, la realidad de la vida misma, la realidad de sentirme persona, la realidad de que me suena el despertador cada mañana (como siempre) pero en este caso con una inmensa diferencia, ese reloj que maneja el tiempo suena y me dice que he de reunirme con 19 maravillosas mujeres, 19 que están a mi lado por una sola y única lucha, la supervivencia, el sentimiento común que nos une a cada una de nosotras y la ilusión de querer olvidar y comenzar a vivir.

De repente, amigas mías, quiero detener las horas y más tarde quiero que transcurran deprisa para volver a escuchar con mis oídos sordos el festival de palabras que aquí se hace notar. De repente, no importa nada más que nosotras, los problemas y el exterior son insignificantes cuando reímos juntas, pues mi cabeza al terminar la mañana sólo piensa en el próximo encuentro y en cómo responderé a esas preguntas, sin respuesta aparente, que me dejan muda ante tanta emoción.

De repente hoy, sólo tres cosas puedo decir: esperanza, vida y orgullo… y no quiero saber qué pasa, no quiero entender de dolor, no quiero escuchar razones, sólo deseo recorrer a paso lento el puente de emociones que se ha extendido junto a mí y disfrutar el camino con los ojos vendados, sin pensar en el pasado, sin pensar en el ayer, dejándole todo al cielo y también a la esperanza, como quién no espera nada y a escondidas recuerda el sabor de la vida.

De repente me voy a la cama… y soñaré que las ilusiones por la vida existen y borraré de mi mente eso que todas saben nos tortura el alma y el corazón… Buenas noches.

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Hola queridas compañeras y amigas, me encuentro aquí en esta ciudad, muy lejos de mi familia e hijas, aunque mantengo relación telefónica con mi hermana mayor y mis hijas mayores. Mis hijas también han venido a verme aquí, pero mi familia no, todavía no confía en mí.

He sufrido mucho, pero gracias a las personas que trabajan en el Centro de la Mujer, (hasta las limpiadoras), que me acogieron con tanto cariño y comprensión, que no me pareció normal, fui conociendo a las compañeras y fue maravilloso. Allí empecé a recuperarme, aunque luego me mandaron aquí, a otra ciudad.

El traslado fue mortal, vine todo el trayecto llorando porque dejaba mi ciudad, mi entorno, mis vecinas, mi trabajo, mi casa. Cada vez que me alejaba, más me iba acercando a lo desconocido, sin saber lo que me iba a encontrar.

Llevo aquí tres meses y para mi mente ha sido un milagro. ¡Cómo yo venía y cómo estoy! Es que no me lo creo ni yo. Pero es así, soy otra persona. Gracias a todas ellas, porque todas se han volcado en mí, porque escuchan nuestros problemas y están siempre dispuestas para nosotras. Gracias de corazón.

Aquí he hecho buenas amigas. Me encuentro deliciosamente bien. Veo que soy persona, que participo, que opino sin miedo y cada día que pasa me siento más feliz. ¡Por fin libre y ocupándome de mí misma, y descubriendo cosas que estaban adormecidas! Y todo ello gracias a las tutoras y mis compañeras del grupo, tan excepcionales y maravillosas, tan buena gente. Hemos congeniado todas muy bien.

Todas somos iguales. ¡Gracias tutoras! ¡Gracias por vuestra paciencia, conocimientos, por lo que hacéis por nosotras! ¡Tenéis un carisma especial! ¡Gracias, gracias, gracias!

Cuando llegué a España, tenía mil ilusiones, aunque también un gran dolor por dejar mi familia, mi tierra, mis amistades… Sabía que empezaba una nueva vida, pero no sabía lo que me encontraría. Entre las cosas buenas y malas que me han sucedido, me quedo con lo mejor, que han sido mis tres hijos (nacidos aquí), no siento rencor ni odio por la persona que me hizo daño y me siento muy bien siendo así. Sé que la experiencia del curso será inolvidable, me ha marcado un antes y un después, me he demostrado una vez más que valgo en determinados trabajos, es algo que no sentía desde hace 9 años y que espero seguir sintiendo. Ahora hago lo que yo quiero y lo mejor para mí y mi familia.

Deseo vivir el presente intensamente, intentar no recordar un mal pasado y pensar en el futuro. Doy gracias a España por todo, pero en especial al Instituto Andaluz de la Mujer por su labor, ¡no sé a dónde hubiéramos ido solas!, nos han enseñado un camino y sabremos seguirlo para llegar a nuestra meta. Al Instituto, compañeras, monitoras, psicólogas, etc. siempre las llevaré en mi corazón y les deseo lo mejor de la vida, porque se lo merecen.

Espero traerme el título del programa, porque soy capaz y me lo merezco y por tener algo donde volver a empezar de cara al trabajo, que junto con la salud es lo más importante.

Para despedirme de todas ustedes y saludar a quienes lean esto os quiero decir que: “¡Adelante chicas! sois buenas luchadoras, muchas amas de casa, trabajadoras. Lo lograréis como yo, que estoy superándome a mí misma, y que no creía que sería capaz”.

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“Un día más que pasa”. Eso hubiera pensado no hace mucho tiempo.

Sin embargo, un día es toda una vida, y mirar cómo se nos va de las manos no está hecho para ninguna de nosotras.

Cada día lucho por ser mujer entre mujeres, persona entre personas. No es fácil, pues a veces pienso que este mundo no está hecho para mí.

Y sin embargo estoy aquí, abriendo ventanas, respirando hondo, gritando al mundo que quiero vivir.

Antes, cuando no era persona, los miedos eran el motor de mi existir. Hoy ¡bendito hoy! , ese motor son las ganas que tengo de crecer.

Crezco un poquito cada día, agarrada del brazo de mis compañeras, riendo con ellas, apoyada en su hombro.

Y, por fin, soy capaz de mirarme al espejo y me río frente a él, mientras pienso que existe un mañana, y que lo que hoy siento es tan sólo un anticipo de todo lo que me está esperando, de todo lo que nos espera a todas.

Y qué decir sobre CUALIFICA, que hace que todo esto que me pasa sea posible. Que respira conmigo, que crece conforme yo crezco, que me está enseñando que somos mucho más que la mochila que llevamos, dándonos además la oportunidad de demostrarlo al mundo.

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