1 minute read

Reencuentro

Es la historia de María y Antonio, pareja que tiene 40 años viviendo juntos. Ella con 60 años, portadora de una belleza señorial, apacible, silueta delgada y menuda que denota firmeza y fuerza en cada uno de sus movimientos, ojos marrones que cuando te miran te sacan todas las verdades que encierra tu alma. Antonio 65 años, moreno, estatura y complexión mediana, andar rápido y decidido ojos chispeantes y sonrisa pícara; tuvieron 8 hijos a los cuales dieron una educación basada en el ejemplo de trabajo y rectitud, todos con una carrera profesional concluida. Se casaron enamorados, apasionados uno del otro. En cada uno de sus hijos se reflejaba el amor que se profesaban; al trascurrir el tiempo, su tiempo lo dedicaban cada vez más a su familia, hogar y trabajo diario; fueron olvidando que antes que todo eran una pareja que se amaba. Un día María se vio al espejo y observó en su rostro las huellas de cada momento vivido, volteó a su alrededor y no escuchó ningún ruido, pero se percató que Antonio se encontraba ahí con ella sin hablar, sin compartir buscó sus ojos tratando de encontrar en su mirada el destello de amor compartido, pero solo vio indiferencia entonces le preguntó ¿Antonio,

Por: Dra. Laura Gpe. Loeza Montero Médico Familiar Ced. Prof. 2190556 UAG Ced. Esp. 09269609 UNAM

Advertisement

todavía me amas? - Antonio incomodo no le pudo contestar. María se sentó enfrente de Antonio, le pidió que miraran alrededor, vieron una casa bonita, acogedora, limpia, pero silenciosa, sus hijos ya no vivían ahí, y ellos ya no compartían un hogar. Se produjo un largo silencio; de repente Antonio levantó la vista y le contestó: María si te amo aún, pero no sé cómo compartir nada contigo, me acostumbré a que siempre estábamos ocupados sin tiempo para nosotros como pareja, pero quisiera tener la oportunidad de volver a conocerte no debemos desperdiciar nuestro tiempo para reencontrarnos; María sonrió y dijo: ¡Eso esperaba oír! Juntos emprendieron la aventura de volverse a enamorar, no fue una tarea sencilla, tenían miedo de volver a compartir su tiempo, de tener intimidad, de contarse sus anhelos. Eran dos extraños bajo el mismo techo, más sin embargo su amor se fortaleció día a día para continuar juntos y tener nuevamente un hogar para los dos. Me despido con una frase «Si dos personas que han sido extrañas dejan de pronto que la pared que hay entre ellas se rompa para sentirse y descubrirse, esta será una de las experiencias más emocionantes de la vida» Erich Fromm.

This article is from: