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Guatemala

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IGSS

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Nace en la ciudad de Guatemala, el 2 de diciembre de 1891 , en el seno de una familia de clase media emergente, de madre maestra y padre abogado. Aunque los primeros años de su vida transcurren en la capital, a muy temprana edad la familia se traslada a Quetzaltenango, como ya se ha dicho.

En 1909 retorna a la Ciudad de Guatemala, conoce al venezolano Santiago González y al catalán Jaime Sabartés, impulsores del arte moderno en el contexto local, de la misma manera, entra en contacto con Carlos Valenti y Rafael Yela Günter, con quienes comparte inquietudes intelectuales, que posteriormente definirán sus respectivas propuestas estéticas.

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A pesar del carácter provincial de la pequeña ciudad, cuenta con una escena artística cultural que da contenido a una agenda mucho más relevante que el de las otras ciudades de la región. En ese contexto en el año de 1910, con el apoyo de Sabartés, Mérida monta su primera exposición pictórica en las oficinas del Diario El Economista, donde laboraba el catalán. Sus primeras obras están enmarcadas dentro de los parámetros del academicismo romántico del Siglo XIX, con gran influencia de Murillo, quien según el historiador Eric Hobsbawm , para ese entonces ya había pasado de moda, por lo que los encuentros en círculos intelectuales y artísticos organizados por Sabartés y González, van a impactar en la transición de su propuesta hacia el impresionismo y al cubismo, uno de los paradigmas estéticos característicos de las vanguardias europeas, los cuales se discutían en dichos círculos, dado que la información llegaba a Guatemala gracias a la amistad de Sabartés con Pablo Picasso. De 1912 a 1914 vive en París, a su regreso junto a su amigo Rafael Yela Günter inician un movimiento cultural nacionalista, enmarcado en las artes plásticas y basado en el indigenismo. Regresa a su ciudad natal en varias ocasiones, sobresaliendo aquellas que viajó para integrarse al proyecto del Centro Cívico de la ciudad. Desde 1954 y coordinado por el arquitecto Jorge Montes, con la intervención de Pelayo Llarena y la colaboración de Roberto Aycinena, Carlos Haeussler y Raúl Minondo, integrándose al equipo los artistas, Roberto González Goyri, Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena, Efraín Recinos, para los murales externos, complementan el equipo ingenieros y obreros de la construcción que supieron ejecutar las ideas innovadoras de arquitectos y artistas; los murales internos son creación del maestro Carlos Mérida, en 1956 “La Raza Mestiza” mosaico en el vestíbulo de la Municipalidad de Guatemala, en 1958 “El Hombre” mural de mosaico a doble cara, para el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, en 1963 termina los murales en mármol y planchas de cobre esmaltado titulado “Intenciones muralísticas sobre un tema maya” en la sala de atención al público del Crédito Hipotecario Nacional, en 1968 concluye el magnífico mural para el vestíbulo del Banco de Guatemala titulado “Sacerdotes danzantes mayas”, esta serie de obras se integran perfectamente a la arquitectura y al conjunto urbano, a través de un hilo conductor que muestra distintas escenas de la identidad guatemalteca, a este hilo Jorge Montes registra la afirmación del artista Luis Díaz, quien lo llamó el Gukumatz , haciendo 5 alusión a la serpiente emplumada que sinuosamente recorre por los vestíbulos, entrando y saliendo de los edificios. Pese a que el conjunto urbano arquitectónico del Centro Cívico en la actualidad es considerado Patrimonio Cultural de la Nación, desde el 2014, salvo el edificio del Banco de Guatemala, el resto de edificios patrimoniales están en riesgo dado la falta de Planes de Manejo que garanticen su conservación, o la amenaza de la especulación inmobiliaria que se cierne sobre las áreas vecinas, aún siendo públicas.

todo lo cual queda registrado en la historia con hechos sociales, culturales y económicos, realidad captada para la posteridad en un libro inconcluso de Walter Benjamin , o de una manera más gráfica en las 6 dos grandes exposiciones

París en 1889 y 1900, marcan- do de una vez y para siempre el paisaje de la urbe, con un íco- no como la Torre Eiffel, La Belle Époque, como los historiadores llaman a este período.

En julio de 1912, viaja por primera vez a París y se inserta en la escena artística de la ciudad acompañado de su amigo Carlos Valenti y gracias a una carta que Carlos Sabartés dirige a Pablo Picasso, presentando a los jóvenes universales celebradas en: artistas. En la ciudad luz, se relaciona con Amadeo Mo digliani, Kees van Donguen, German Anglada Camarasa, Piet Mondrian, Diego Rivera y otros, cuya influencia mutua será evidente tanto en la obra de Mérida como de Valenti, compartiendo algunos aspectos, pero cada uno de ellos en la búsqueda de su propia expresión. wLa ciudad era una de las capitales europeas de la Ilustración y a principios del Siglo XX, el espíritu de la época está marcado por la consolidación del capitalismo, una enorme fe en la ciencia y en el progreso, una sensación de que todo es posible,

parís francia

Es el caso estrafalario del americano que regresa americano a América después de larga perma- nencia en Europa.

En el ámbito artístico, para 1914, según Hobsbawm , ya existía todo lo que se podía englobar 7 bajo el término vanguardia: el cubismo, el expresionismo, el futurismo y la abstracción en la pintura, así como el despojo de los ele mentos decorativos que caracteriza la nueva estética en la arquitectura, por lo que culturalmente y según la misma referencia, se puede decir que da inicio el siglo XX, inicia la verdadera modernidad.En este contexto arriba Mé rida a París, comparte apartamento con Carlos Valentí, quien sufre fuertes ataques de depresión y finalmente se quita la vida. Para buscar recuperación de dicho trauma psicológico, viaja por Europa, principalmente a España. Regresando a Guatemala a mitad de 1914. Salvando la pérdida de su amigo, este viaje y la temporada vivida en París va a marcar su búsqueda por un discurso estético que lo identifique con sus orígenes, en palabras de Car doza y Aragón: .

Pese a la intensa actividad intelectual y artística que se desarrollaba en Berlín, Londres, Milán, Moscú, Viena o Zu rich, París es esa olla de ideas en ebullición, donde todos convergían, por lo que será la casa de Enrique Gómez Carrillo, Miguel Ángel Asturias, Antonieta Rivas Mercado y José Vasconcelos o Ernest Hemingway, por citar algunos nombres no solo de artistas, sino de intelectuales, gestores culturales o políticos. Posterior a la Segunda Guerra Mun dial la ciudad también acogerá a García Marquez, Vargas Llosa, Julio Cortázar, en sus bares y cafés entre tazas de café, copas de vino y absinthe, se van a dar las condiciones para lo que llegaría a conocerse como el Boom de la lite ratura latinoamericana, todo lo cual propicia el escenario perfecto para que París sea considerada la capital cultural del mundo occidental, por lo menos hasta que Nueva York, la reemplace en esas vocaciones, lo cual no sucederá has ta la consolidación de la economía global de los Estados Unidos, hecho que vendrá en la posguerra, en la segunda mitad del Siglo XX.

MÉXICO CIUDAD DE

Como ya se ha mencionado, Mérida llega a esta ciudad en compañía de su esposa Dalila, es aquí donde nacen sus hijas Alma y Ana. En 1921 colabora con Diego Rivera en el mural del Anfiteatro Bolivar de la Escuela Nacional Preparatoria, dos años después diseña y ejecuta su primer mural para la Biblioteca Infantil en la Secretaría de Educación Pública y se inscribe como miembro fundador del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de México. Sin embargo, poco tiempo después cobra distancia del movimiento del muralismo mexicano, ya que lo considera portador de un mensaje demagógico, con una fuerte carga política, mientras que según Gonzalez Goyri, Mérida totalmente dueño de su consciencia, establece una dicotomía y opta por

Una ruta más de acuerdo a sus íntimas convicciones: el de hacer un arte que fuera puro, sin mácula, libre de compromisos de ninguna especie, atendiendo a sus valores meramente plásticos

Esta situación lo dejó prácticamente solo, aislado de la corriente principal, ocasionando cierta exclusión de la escena oficialista, un ejemplo de ello es el mural diseñado para la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-, el cual no pudo ser construido debido a que David Alfaro Siqueiros amenazó al comité encargado de la universidad para impedir su realización. Para poner en contexto lo anterior, debe recordarse que en esa época México vive la euforia de una Revolución en pleno apogeo, ya consolidada, por lo que cualquier intento que pudiese considerarse un retorno al Porfiriato era inmediatamente señalado, los aspectos sociales son el tema y motivo central. Mérida lo sabe, pero su discurso va más allá, es hacia una estética que se integre a lo útil con lo funcional, en consecuencia en 1949 en pleno apogeo del espíritu moderno latinoamericano, el crecimiento de las ciudades, Mérida investiga sobre la integración de la plástica y la arquitectura, coherente con las preocupaciones sobre cómo la era de la máquina poco a poco cobraba terreno y como poder hacer que la arquitectura y la ciudad recuperan su sentido humano, que lejos estaban de imaginar la realidad actual.

1987

Es cuando colabora con los arquitectos Mario Pani, Salvador Ortega y Ruth Rivera, quienes aplicando la tesis de la modernidad en la cual los nuevos paradigmas en urbanismo, también buscan integrar el arte a la arquitectura, al igual que otros arquitectos en Latinoamérica, Pani comparte estas ideas y las aplica, primero en el Multifamiliar Alemán, proyecto construido de 1947 a 1949, en el cual Mérida interviene la guardería; sin embargo, es en el Centro Urbano Presidente Juárez, construido de 1951 a 1952, donde verdaderamente se logra una integración plástica, gracias a la colaboración en equipo, como lo registra Graciela de Garay:

el reto era encontrar un lenguaje que recogiera las ideas plásticas del pintor y una pintura funcional que armonizara con las ideas del arquitecto

ocasión que Mérida encontró oportuna para 11 impulsar su propuesta de una narrativa basada en lo prehispánico, pero con un lenguaje abstracto, integrando en el edifi cio a través de murales que fueran parte de los elementos de interconexión, por lo tanto parte de la funcionalidad y por ende de uso cotidiano, distanciándose de lo simplemente decorativo. Todo lo anterior será validado en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna -CIAM-, principalmente en el VIII celebrado en Hoddesden, Inglaterra, en 1951, denominado “El Corazón de la Ciudad”, esto demuestra que 12 el centro intelectual productor de ideas y conocimiento, ya no solo son los países que por tradición lo habían sido en Europa, Latinoamérica es lugar de vanguardias, véanse los casos de Brasilia, la Ciudad Universitaria de la UNAM o el mismo Centro Cívico de la Ciudad de Guatemala.

la UNAM recibió el mural titulado “Abstracción Integrada”, el cual había sido realizado para la Fábrica de Bujías Champions en una zona industrial de la ciudad; sin embargo, con el ánimo de que pudiera ser apreciado por más público, se instaló de manera aislada en la Avenida Insurgentes Sur, contradiciendo la tesis de Mérida de lograr una integración a la arquitectura. Vivió y dejo testimonio de sus casi cuarenta años de vida en la Ciudad de México, tiempo durante el cual generó alrededor de 24 proyectos de integración plástica a la arquitectura; sin embargo, es lamentable que mucha de su obra ya no pueda ser visitada ya que por diversas circunstancias fue destruida. Murió en la Ciudad de México un 21 de diciembre de 1984, dejando un legado que debe ser conservado por su carácter de importancia patrimonial único y universal, lo integran valores históricos, fi losófi cos, sociales, culturales, artísticos, tecnológicos, todos ellos de importancia no sólo para los guatemaltecos o mexicanos, sino para toda la humanidad.

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