REINICIO Kalton Harold Bruhl
A
bro los ojos. Despacio. Dejo que se acostumbren de nuevo a la luz. Hay algunas sombras: son tres, logro
precisar. Se acercan. Dejan de ser sombras y se transforman en rostros. Mi cerebro rechaza de inmediato esas imágenes, esas facciones que no encajan en el molde mental de lo que debe ser un semblante humano. Quiero gritar, pedir ayuda, pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta. Nada. Ni siquiera un gemido. Se acercan aún más. Algunos destellos me hacen entornar los párpados: es la luz que se refleja en el metal 24