Alas de Historia
22 DE ABRIL NATALICIO DEL CAPITÁN FAP
José Quiñones J osé Quiñones, era un muchacho norteño, nacido un 22 de abril de 1914 en el puerto de Pimentel, Chiclayo. Era un adolescente como podría ser cualquiera de ustedes. Alegre, emprendedor, hábil, responsable y con sueños por realizar.
En su etapa escolar, estudió en el colegio Nacional “San José” de Chiclayo en donde se interesó por los planeadores, gracias al director del plantel, Karl Weiss, un profesor de origen alemán que importó planeadores y enseñaba la teoría y práctica del ensamblado de estos aparatos voladores entre sus alumnos. A “Pepe”, como le decía su familia, le gustaba también practicar otros deportes como el bogar en caballito de totora, natación y basquetbol. A los 14 años (1928) sus padres lo traen a Lima para estudiar su secundaria. Ingresa al colegio La Recoleta. Empieza a practicar pelota vasca (un deporte parecido al frontón pero se juega con una canastilla en vez de raqueta). Sus padres deciden su traslado al Colegio Nacional “Nuestra Señora de Guadalupe”. Allí estudió 3ro. 4to. y 5to. de secundaria. Mejora sus estudios pero no dejó de practicar su deporte favorito. Él y su buen amigo
Roberto del Río, se convierten en los mejores jugadores peruanos de pelota vasca. Al concluir el colegio, “Pepe” era un muchacho de mediana estatura (1.68 m), fuerte, alegre, bromista, de sonrisa franca y gran simpatía. Su padre, José Quiñones Arizola, le compró un auto con el que competía en carreras y “piques” en las descampadas zonas de Chacra Colorada y lo que es hoy la Av. Grau. Era la época de los tranvías, los solares limpios y apacibles. Lima era una ciudad jardín en expansión. A inicios de la década del 30, José Quiñones vivía con su madre, María Gonzales Orrego y su hermano Raúl, en una calle trasversal a la actual Av. Alfonso Ugarte. La pasaba bien entre amigos y fiestas. No era bailarín, le gustaba la poesía. José Quiñones, a sus 19 años, decide su futuro profesional: Ser aviador militar pero debía convencer a sus padres. Él quería mucho a su madre, María Gonzales Orrego y a ella no le gustaba la idea que su hijo fuera aviador, pero, José, convenció a sus padres para que le firmaran la autorización y poder postular a la Escuela de Oficiales del entonces Cuerpo de Aeronáutica del Perú (CAP hoy FAP).
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Oficial El Alférez Quiñones es designado el 6 de febrero de 1939 al Escuadrón de Aviación N°4 en Ancón. Cuatro meses más tarde retorna a su alma mater, la Escuela Central de Aviación y, tras un breve periodo de instrucción, lo envían al XXI Escuadrón de Caza del 1er. Grupo Aéreo, en Chiclayo. Vuelve a familiarizarse con su tierra y los amigos que dejó de ver.
Cadete El 20 de marzo de 1935 ingresa a la Escuela Central de Aviación “Jorge Chávez” y egresa el 21 de enero de 1939, integrando la promoción “Comandante CAP José Raguz”. El Cadete José Quiñones se destaca por su innata habilidad para el vuelo. Logra volar solo, tras cuatro horas 40 minutos de entrenamiento inicial de doble mando. El 20 de enero de 1936 con 30 horas 23 minutos de vuelo y 275 aterrizajes obtiene su ansiado “brevete internacional de vuelo”. Recibe instrucción en los aviones Curtiss Flewing, Morane Sauinier, Stearman, Traver Air, Vought Corsair, Douglas, Caproni, Ca.114 y 113, Curtiss Hawk y en la Escuela de Hidroaviación se entrena en Chance Vought y Fairey Seal Gordon. Como Cadete voló un total de 307 horas 34 minutos de entrenamiento. Se recibe de Alférez, piloto de caza, “Ala de Oro”, en una ceremonia de graduación que contó con la presencia del Presidente de la República, General EP Oscar Benavides.
Acrobacia singular
Durante su graduación realiza una impresionante demostración de vuelo invertido aproximadamente a metro y medio de altura del suelo que causa la admiración y el aplauso del público asistente y es la que podemos observar impreso en los antiguos billetes de diez soles.
En el libro “Águilas de Acero”, su autor, Luís Zárate, recuerda una anécdota del espíritu cálido y alegre de Quiñones en aquel entonces. ”Pepe iba a ser padrino de bautizo de su sobrino Gustavo, hijo de su hermano mayor José Salvador y cargaba al bebé y lo zarandeaba de un lado a otro en el despacho parroquial, cuando el sacerdote que observaba la escena preguntó: ¿Cuál es el niño?, el de pañales o el de uniforme? Esa fue, para siempre, una anécdota familiar. En Chiclayo, José, de 26 años, se enamora de Consuelo Russo, de 19 años. Fue una relación bonita y juvenil. Quiñones era aficionado, como muchos en Chiclayo a la pelea de gallos y por entonces, con su amigo Rafael, “Rafaco”, compraron un gallo de pelea al que llamaron “Tarzán”. Ese gallo giro les hizo ganar algunas peleas. En 1940, forma parte de un pull denominado “Ases Acrobáticos”integrado por seis Alféreces y un Capitán. Ese mismo año, el Comandante César Álvarez Guerra, forma el “Primer Grupo de Paracaidistas” integrado por el Alférez Quiñones otro oficial y seis Suboficiales. El 23 de setiembre de 1940, la población chiclayana observa el primer lanzamiento colectivo de paracaidistas a nivel sudamericano. El 28 de enero de 1941, José Abelardo Quiñones es ascendido a Teniente. Su habilidad para el vuelo, su audacia y aptitud para la acrobacia aérea y su espíritu deportivo es evidente.
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Muere el hombre, nace el HÉROE En 1941, Perú y Ecuador se enfrentan en un conflicto armado y la 1ra. División Ligera del Perú tiene como misión de recuperar la frontera. Las primeras acciones del Teniente Quiñones son de reconocimiento fotográfico del teatro de operaciones. El 22 de julio de ese año, tropas enemigas atacan el puesto El Lechugal, en nuestra frontera. El 23 de julio de 1941, la aviación peruana bombardea Chacras y Quebrada Seca, donde se ubica la mayor parte de la artillería enemiga. La 41° Escuadrilla integrada por el Teniente Comandante FAP (entonces CAP) Antonio Alberti, los Tenientes Fernando Parraud, José Quiñones y el Alférez Manuel Rivera, son los encargados de esa misión. Quiñones y Rivera en el fragor del ataque, realizan una arriesgada picada a 300 metros del objetivo; el avión NA-50 de Quiñones es alcanzado por una ráfaga de fuego. Quiñones envuelto en llamas, con mano firme, dirige su aeronave contra la artillería enemiga,
destruyéndola y haciendo gala de su lema: “Derribado, pero sobre el objetivo”. Él, un joven de 27 años, piloto de caza y paracaidista, pudo salvar su vida, saltando en paracaídas, pero decidió, en ese instante supremo, ofrendarla a su patria: El Perú. Acto heroico que lo llevó a la gloria eterna. De esta manera muere el hombre y nace el héroe. El 19 de octubre de 1941, tres meses después de su deceso, el Coronel del Ejército de Ecuador, Octavio Ochoa, entregó a nombre de las Fuerzas Armadas de Ecuador, los restos mortales del héroe peruano, precisando lo siguiente: “Entrego a la Fuerza Aérea del Perú los restos de quien supo honrar a su Patria, a su pueblo y a su Fuerza Armada. Mi pueblo rinde homenaje al pueblo peruano, dignamente encarnado en la figura heroica de José Abelardo Quiñones Gonzales”.
DATOS OFICIALES l El 10 de mayo de 1966, el Congreso de la República, de acuerdo a la Ley N°16126, lo declara: Héroe Nacional del Perú.
l Cada 23 de julio, día de su inmolación, se
conmemora el Día de la Fuerza Aérea del Perú.
l En julio de 1991, el Banco Central de
Reserva, al conmemorarse 50 años de su inmolación, colocó su imagen en los billetes de diez soles y en la parte posterior, el vuelo invertido que hizo el héroe el día de su graduación.
l El 18 de diciembre del 2007, el Congreso
de la República, mediante Ley N° 29160, le confiere a título póstumo, el grado honorífico de “Gran General del Aire del Perú”.
l El 15 de abril del 2014, el Congreso de
la República de acuerdo a la Ley N°30189 declara el espacio aéreo del Estado peruano, “Cielo de Quiñones”.
l El 2014, la FAP al cumplirse los cien años del natalicio del Capitán Quiñones presentó el libro “Quiñones 100 años”.