NUESTRAS HISTORIAS 6º B

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NUESTRAS HISTORIAS ALUMNOS 6ยบB PRIMARIA

CEIP DIEGO LAYNEZ ALMAZร N (SORIA)


UNA NIÑA DULCE Esta es la historia de una niña llamada Celia que era como otra niña cualquiera. Acudía diariamente al colegio, tenía muchos amigos, era alegre, iba a los cumpleaños... De repente, un día empezó a estar muy cansada, a beber mucha agua, a comer mucho, a ir muchas veces al servicio. Su hermana no hacía más que decir que estaba muy delgada y que se estaba quedando en los huesos y que se le notaban todas las costillas. Su familia empezó a preocuparse y la llevaron al médico. Su pediatra le diagnosticó diabetes tipo 1. La doctora le explicó a Celia que su páncreas estaba cansado y que ya no producía la insulina. Celia preguntó qué era eso. La doctora le explicó que para que los azúcares de los alimentos entraran en las células hacía falta una llave y esa llave se llama insulina. Sin ella, los alimentos se marchaban y las células de Celia estaban hambrientas. Los niveles de azúcar en la sangre subían y los tenía que eliminar en la orina. Por eso le dijo la doctora a Celia: -"Estás tan cansada y tienes tanta hambre". Entonces Celia comprendió que tendría que ponerse insulina todos los días de su vida. La doctora le regaló un aparato que se llama "Glucómetro", que sería el encargado de controlar los niveles de glucosa en su sangre, y muchos cuentos. Sus papás le regalaron una estupenda mochila de color rosa para llevar el medidor, galletas, azúcar y agua por si acaso tuviera una hipoglucemia. Su hermana le enseñó a comer verduras y frutas. Cuando empezó a tratarse, Celia volvió a encontrarse bien. Se fue de vacaciones a la playa, a la piscina, volvió a ir a los cumpleaños... Cuando iba a los cumpleaños sus amigos le daban un regalito y la bolsa de chuches, que se la daba a su hermana. Celia decía que sus amigos se comían las chuches en un momento y ella se quedaba con el regalo y no se gastaba.


Han pasado 4 años, Celia se encuentra muy bien y hace una vida como cualquier otro niño. Es muy responsable y respeta mucho su tratamiento. Su familia le apoya mucho. Su doctora la felicita cuando va a los controles. Y todos deseamos que las investigaciones sobre la diabetes solucionen su problema. En este mes cumplen los años ella y su diabetes. Este cuento se lo dedico a mi hermana, que es Celia, y va a ser su regalo de cumpleaños.

LUCÍA CARPINTERO ANGULO


MANUEL Y SUS AMIGOS Manuel y su madre eran una familia pobre y con poca suerte. La madre le dijo a su hijo que fuera al bosque a por un fruto que tenía muchas vitaminas y le podía curar y también le dijo que le traería muchas aventuras. Manuel era un niño listo y muy amistoso. Él fue al bosque por la mañana para encontrar el fruto para su madre que estaba muy enferma. De camino se encontró a un perrito que tenía ensangrentada su pata. Manuel le curó la herida y se la vendó. Se sentó a descansar y a comerse un bocadillo de jamón y queso porque ya era hora de comer. Por la tarde, fue de camino a buscar ese fruto, pero... el perrito lo perseguía. Manuel lo cogió y continuaron su camino. Al día siguiente, encontraron una casa vacía, llena de polvo, escombros y muchas telarañas. La limpiaron y vieron que había una chimenea, dentro de ella había un pájaro durmiendo. Por la noche, cogieron al pájaro e hicieron una hoguera. El pájaro se despertó y se chocaba con las paredes y Manuel se pensaba que estaba ciego. Manuel le cogió cariño y se la llevó junto a él y con el perrito. Al fin, encontraron ese fruto pero el árbol era demasiado alto y había una ardilla. Él le pidió a la ardilla que por favor le tirara un fruto y la ardilla bajó del árbol y se fue con él. Cuando llegaron a casa Manuel preparó el medicamento y se lo dio a su madre y poco a poco fue mejorando y él le dijo que fue encontrando amiguitos por el camino.

SERGIO GRANDE MORALES


UNA NOCHE HORRIBLE PARA JACK Era una noche de invierno tras una terrible tormenta, Jack decidió irse a la cama y como le daban miedo los rayos y los truenos, se fue a la habitación de sus padres a esperarlos. De repente, oyó un trueno y cayó un rayo cerca de su casa y justo en ese instante oyó un ladrido que solo se repitió una vez. Entonces, Jack bajó las escaleras lo más rápido que pudo a ver que había pasado. Abrió la puerta y vio a su perro Max tumbado en el suelo. Lo cogió, lo metió en casa y se dio cuenta de que Max había muerto. En ese instante, Jack se acordó de que cuando fue a por Max había un coche justo como el de sus padres. Corrió a ver y... vio a sus padres que también habían sido alcanzados por aquel rayo. Jack se echó a llorar, subió a la habitación de sus padres e intentó calmarse pero no podía. Entonces, se hicieron las 2 de la mañana y Jack oyó un ruido procedente de su habitación. Fue a ver lo que era pero no vio nada. Luego vio algo blanco que parecía un perro igual que Max pero ese perro tenía los ojos rojos y se dio cuenta de que era un fantasma y corrió a esconderse en la habitación de sus padres. Allí vio otros dos fantasmas y se asustó tanto que salió corriendo de su casa mientras que los fantasmas le perseguían. Jack se alejó mucho de su casa y no sabía ni dónde estaba y ni a dónde iba. Como Jack se cansó, cayó al suelo y los fantasmas lo alcanzaron. Al final le dijeron que era mejor que todos estuvieran muertos y... mataron a Jack.

ANAMEL GUERRERO SUZAÑA


EL CIRCO MONSTER..... En un lejano país cercano a la ciudad de Caramoon existe un pequeño pueblecito abandonado, en el que ya no se oyen los gritos de alegría de los niños, ni el ruido de los coches... Un día caluroso de verano una pandilla de amigos de Caramoon decidieron ir de acampada y, de paso, acercarse a conocer el pequeño pueblo del que tanto habían oído hablar a sus familias y al que tenían prohibido acercarse. El pueblecito se encuentra a unos veinte minutos en bicicleta, por lo que a primera hora de la tarde llegaron a la entrada del pueblo donde vieron una pancarta en la que se leía "PUEBLO DESIERTO, POR PRECAUCIÓN NO ENTRAR", pero ellos pensaron que alguien la había puesto para que nadie encontrara o viera algo importante que había allí. Así que decidieron entrar. Al llegar a la Plaza, justo en el centro, vieron una gran carpa de circo, les llamó la atención que estaba destrozada, como si alguien la hubiera rajado con un gran cuchillo, siguieron adelante y llegaron a un parque lleno de maleza y árboles secos, había varios columpios todos arañados; por las calles las puertas de las casas, al igual que los columpios, estaban todas llenas de arañazos profundos como hechos por unas garras muy fuertes o un cuchillo... - ¿Qué pasó aquí? preguntó Mario, ¿quién se habrá dedicado a hacer todo esto? - No tengo ni idea, pero yo me iría de aquí lo antes posible, comentó Julia. - No seas cobarde, le contestó Ana. Todo esto lo habrá hecho alguna pandilla de vándalos. ¿O qué crees tú que ha podido ser? - Es verdad, dijo Mario. Sigamos descubriendo otros lugares del pueblo. Caminando de nuevo llegaron a la biblioteca, todo estaba lleno de polvo, todos los libros colocados como si el tiempo se hubiera parado de pronto, allí encontraron unos periódicos de hacía cuarenta años, en ellos leyeron la llegada del circo que había en la plaza: "Ya llegó el gran día, hoy ha llegado a nuestro pueblo el CIRCO MONSTER, con su más famosa atracción,"el Hombre Lobo". - ¡Lo veis!, dijo Julia, un hombre lobo, eso explica todos los arañazos del pueblo, yo me voy de aquí antes de que se haga de noche. - ¡Qué tontería!, eso son leyendas e historias de los abuelos para meternos miedo, dijo Mario, yo pienso acampar aquí a pasar la noche, es un lugar estupendo para contar historias de miedo y pasar una noche divertida. ¿Quién se apunta? - Pues yo me marcho con Julia, dijeron a la vez tres de los amigos. Julia y los otros tres amigos tomaron el camino de vuelta a casa, mientras el resto de los chicos montaron sus tiendas de campaña en el parque alrededor de una hoguera y, después de comer unos bocadillos, comenzaron con sus historias.


Cuando Julia y el resto llegaron a Caramoon comentaron a sus familias la visita al pueblo y que el resto de la pandilla había decidido acampar allí. Rápidamente la gente mayor de Caramoon se reunión en la plaza Mayor y todos armados salieron hacia el pueblo. Era una noche clara de luna llena. Al llegar a la entrada del pueblo bajaron de los coches decididos a buscar a los chicos, pero de repente se escuchó un fuerte aullido que venía del centro del pueblo, seguido de gritos de terror de los niños que se oyeron por toda la comarca. Todos entraron rápidamente, pero no encontraron a nadie, solamente las tiendas destrozadas como si las hubieran cortado, pero ni rastro de ninguno de los amigos. Desde entonces nadie ha vuelto a intentar entrar en el pueblo, que después de aquello fue rodeado por una gran alambrada por los habitantes de Caramoon.

ANDREA GUTIÉRREZ MATEO


LA LIEBRE Y LA NIÑA Érase una vez una niña que iba al parque todos los días. Un día, la niña vio a una liebre; la niña veía que la liebre se acercaba a ella. Pasados dos días, la niña se llevó la liebre a casa. La liebre y la niña siempre estaban juntas, pero cuando la niña se iba al colegio la liebre se ponía muy triste. Al pasar siete semanas, la niña pensó en llevarse a la liebre en su mochila. Al día siguiente la niña se llevó la liebre al colegio. Después de entrar en su aula, la liebre se escapó y la profesora castigó a la niña. Al llegar a casa su madre preguntó: "¿Qué te pasa?" La niña con sinceridad le dijo: "Que me han castigado". La madre preguntó: "¿Castigada? ¿Por qué? La niña respondió:" porque me llevé la liebre al colegio y después de entrar en el aula se me escapó". La madre le dijo a la niña que se fuera a la cama y que no saliera hasta la hora de cenar. Tras pasar un buen rato la madre llamó a la niña y a la liebre para que cenaran. Mientras cenaban la madre le dijo a la niña que tenía que intentar que la liebre aprendiera a portarse mejor. Ella respondió: "Vale, lo intentaré". Su madre la animó. Al final la niña consiguió que la liebre se portara mejor y su madre se puso muy contenta.

SILVIA JADRAQUE PARIS


EL DIARIO DEL DETECTIVE ROYER FOX Martes, 3 de agosto de 1875 Estimado diario: Yo, el famoso detective Royer Fox, he estado a punto de descubrir un nuevo misterio con mi ayudante Petter. Aquí cuento lo sucedido: Era una tarde muy extraña de verano, porque, normalmente, tendría que hacer sol, pero una misteriosa niebla invadía la ciudad de Londres (Inglaterra). Petter y yo caminábamos por las inestables calles de Londres. De momento todo parecía normal hasta que un agudo chillido nos llamó la atención. Ocurrió en la calle Water Street Nº 12. Una mujer vestida de época lanzaba gritos de horror y desesperación. Me fijé muy bien que tenía el tobillo ensangrentado y Petter y yo decidimos curarle el tobillo. Pero el misterio no había terminado, en la otra esquina de la calle, se halló la mitad del collar, que tenía la mujer. Miércoles, 4 de agosto de 1875 Petter y yo acabábamos de salir del apartamento donde vivíamos. Tuvimos noticias de aquella mujer que encontramos en esa calle está en perfecto estado, pero seguía dudando del extraño que le había ensangrentado el tobillo. Hoy, había un pequeño mercado que hacen todos los miércoles, Petter se moría por unos pastelitos del puesto de pasteles. Al principio, le dije que no había tiempo, pero él insistió con comprarse uno. Yo le repetía que tenemos que resolver el caso primero, pero me convenció con la carita de cachorro. Con él funciona, pero con los villanos, no. Un extraño hombre se acercó hacia nosotros y nos dijo que si queríamos comprar un reloj de pulsera con incrustaciones de diamantes. Petter se comía el pastelito, pero yo le dije que no teníamos tiempo. Estuve a punto de rendirme, pero algo me sorprendió. De la chaqueta de aquel extraño hombre cayó la otra mitad del collar y por su estilo, supe que era de aquella mujer. Rápidamente, Petter y yo nos dirigíamos hacia él, pero chocamos contra un hombre que vendía sandías y el fugitivo escapó. Jueves, 5 de agosto de 1875 Este día me he propuesto terminar la búsqueda del aquel tipo del mercado. Petter estaba enfermo y tuve que realizar la búsqueda yo solo. Por suerte, Petter me dio la dirección de un barrio cercano a su vivienda. Me encontraba en ese barrio, ya era hora de la verdad. Vi como el supuesto asesino entraba por la puerta de su habitación, entonces oí pasos cada vez más cercanos, me escondí en la esquina de una pared simulando ser una estatua (La peor idea que se me ocurrió) y esa persona resulta que era la mujer del tobillo ensangrentado. Entró por la puerta de la habitación del asesino, en ese momento rompí la puerta de su habitación y se asustaron. Hice varias preguntas y por fin me aclaré. Resulta que todo fue un mal entendido; al parecer, la mujer se rompió el tobillo en un bache que hay en la carretera y su marido en que yo pensé que era el asesino solo quería arreglarle el collar. Volví al apartamento agotado y vi a mi fiel amigo Petter tirado por las escaleras. Pues, quería más pastelitos de la pastelería, le ayudé a subirlas y nos fuimos a dormir los dos agotados.

SERGIO LLAMO MARTÍNEZ


CURRO, MI AMIGO Juan era un niño travieso y alegre que le gustaba jugar con sus amigos. Le gustaban los animales. Un día cuando regresaba del colegio, al cruzar por el parque para llegar a su casa, se encontró con un pájaro herido y decidió llevárselo para curarlo. Cuando llegó, Ana, su madre, le preguntó qué llevaba en la mano y Juan le contestó: - Llevo un pájaro herido. - ¿Dónde lo has encontrado? - En el parque, ¿puedo quedármelo para curarlo? - Bueno, pero es muy difícil que sobreviva. Todos los días Juan, con mucho cuidado, curaba las heridas a Curro, pues era el nombre que le había puesto. Pasado un mes Curro ya se había curado, pero Juan lo veía muy triste, y le preguntó a su madre: - Mamá, ¿por qué está tan triste Curro? - Mira Juan, Curro es un pájaro silvestre y lo que le haría feliz es volver al parque. Entonces Juan tuvo una idea, se acordó de un programa de televisión en el que construían una caseta para pájaros y decidió hacer una para su amigo Curro y la colocó en un árbol de su jardín. Cuando soltó a Curro se puso a revolotear alrededor de la caseta muy contento, pues seguiría estando con su amigo Juan, pero en libertad

VERÓNICA MARINA DE DIAGO


EL POZO DE LOS DESEOS En un lugar muy lejano había una familia pobre que lo estaba pasando muy mal debido a una sequía que había echado a perder las cosechas, por lo que no tenían alimentos y sus ropas estaban rotas, además, la cabaña que tenían para vivir estaba para caerse y vivían en la miseria. Un día, la hija mediana de 16 años, que se llamaba Matilde, fue a un pozo que estaba al lado de su cabaña y pidió un deseo, cosa que nunca se le había ocurrido. Entonces un hada salió del pozo y le preguntó: -"¿Quieres pedir un deseo?, dijo el hada". -"Si, quería que a mi familia le fuese mejor en la vida", dijo la niña. -"Como no has sido egoísta y pudiendo haber pedido para ti el deseo, lo has pedido para tu familia, te voy a recompensar por ello concediéndole tu deseo", dijo el hada. -"¡Oh, muchas gracias! -dijo la niña. Entonces la cabaña que tenían se convirtió en una granja y sus ropas se volvieron nuevas y los campos de cultivo secos cambiaron a cultivos productivos. La familia se puso muy contenta y sus caras demostraban su gran alegría. Ya no pasarían más hambre. Un día pasó por la granja un chico mal herido. Le acogieron y le curaron sus heridas. Eduardo, que así se llamaba, en agradecimiento les prometió que toda la leche que produjeran sus vacas se la compraría. Ellos aceptaron la propuesta. La granja de Matilde y de familia se convirtió en la más próspera de toda la región. Y desde entonces fueron muy afortunados y el hada dejó el pozo para buscar otras familias que necesitaran su ayuda.

IRASEMA MÉNDEZ MADERO


LA DESAPARICIÓN DE LAS HERMANAS GONZALES Todo sucedió una semana antes de las vacaciones de verano. El lunes de esa semana Tania y su hermana Kendra salieron rápido de su casa porque iban a llegar tarde al colegio, como perdieron el autobús tuvieron que ir andando. Durante el camino Kendra pensó que alguien las estaba persiguiendo, se lo dijo a su hermana, pero ella no le hizo caso, siguieron andando pero… justo al dar la vuelta para entrar al colegio ellas dos desaparecieron sin dejar rastro. Las profesoras de las chicas pensaros que estarían malas, llamaron a la madre de las hermanas Gonzales y ella asombrada dijo que habían ido directas al colegio. Al darse cuenta de que las cosas no cuadraban, cogió el teléfono y llamó a su marido para contarle lo que había pasado. La madre estuvo durante horas dando vueltas al pueblo mientras el padre llamó a la policía, nadie las encontraba. Los policías estuvieron buscando las durante semanas y esas semanas se convirtieron en meses, la madre estaba depresiva y el padre no le apetecía ir al trabajo. La madre no dejaba de echarse la culpa de lo que había ocurrido pensaba que había sido culpa suya por no acompañarlas al colegio, mientras tanto todas esas noches que no tenía al lado a sus hijas, soñaba con ellas. El padre, sin saber qué hacer intentaba animar a su mujer, pero… nada de lo que decía o hacía le ayudaba. Ellos solo pensaban en volver a tener a sus hijas entre sus brazos, el 1 de agosto la policía les visitó llevándoles buenas noticias, habían encontrado una prenda de ropa de una de las niñas. Era la chaqueta de Tania, la madre nada más verla la reconoció. El primer día de septiembre los padres de Tania y Kendra estaban ansiosos porque los policías volvieran a aparecer por su casa, durante la espera el padre de las niñas le dijo a su mujer que lo más seguro es que llegarían de un momento a otro. Pero, ese momento nunca llegó. Solo quedaban dos días para empezar las clases de nuevo y… las niñas seguían sin aparecer. Esos días pasaron y con ellos los dos siguientes dos meses. Los padres de las niñas no se daban por vencidos y siguieron buscando, el padre una noche empezó a pensar en que tenían que aparecer antes del día de Navidad. Llego el día de Navidad y las niñas no aparecían. Entonces, el día antes de Noche Buena, como si fuera un regalo llegado del cielo, la policía llamó al timbre diciendo que tenía una buena noticia, de repente, del coche de policía salieron Tania y Kendra, sus padres no se lo podían creer. Su madre no paraba de decir que era un milagro mientras que el padre no paraba de preguntar ¿qué había ocurrido durante todo ese tiempo? Las niñas no decían nada porque seguían con el impacto de volver a ver a sus padres y sobre todo porque no se acordaban de nada. Aquella noche de Noche Buena fue la más alegre de toda su vida tanto para los padres como para ellas.

MARTA NÚÑEZ LÓPEZ



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