La hora manda: Apuntes y bosquejos sobre la revista Hora de Espa単a Pau Rausell
Faxdocs 13/2005 Documentos de trabajo Faximil Ediciones Digitales
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se convierte en un limitado ejercicio que apunta a algunos aspectos parciales y que resultan destacables, no dentro de un marco de coherencia interpretativa académica, sino desde el rango de la anécdota. No obstante, si lo que buscan es aquello otro, les conmino a recurrir a la bibliografía citada que aporta numerosas y valiosas luces.
La hora manda: Apuntes y bosquejos sobre la revista Hora de España
Con la voluntad de apuntar a algunos aspectos parciales, más o menos poco tratados en la literatura existente sobre la revista, y desde una perspectiva que no supone más que una navegación personal, parcial y limitada y sin mayor ligazón que las fobias y las filias del abajo firmante, les invito a discurrir por estos discretos apuntes y bosquejos. Y así, como discreto adorno y prescindible abalorio tengan en cuenta que el verdadero objetivo es que engullan el ingrediente principal, que una vez más, nos sirve en bandeja ligera, pero de diseño, la aventurada editorial Faximil. Que ustedes disfruten de la extravagancia.
Pau Rausell Universitat de València
Prefacio. Glosa a la extravagancia Las ventajas del mundo digital radican en el hecho de que la información se convierte en pulcras y ordenadas series binarias que por alguna misteriosa razón son capaces de amontonarse en esos aparatitos que hay más allá de los frontales del ordenador. Ya es el colmo de la magia que además sean capaces travestirse en nuestras pantallas en letras y formas aprehensibles por nuestras cortas entendederas. Lo que nos propone el editor de Faximil, en esta otra de sus extravagantes aventuras, es condensar la Historia de una Hora de España en un rincón de nuestro ordenador y hacernos accesibles a golpe de ratón esas montañas de poesías ¿tendrán la misma belleza en código binario?-, ensayos y relatos que se agolpan en ese frenético producto de guerra que ahora tienen ante ustedes. La dificultad del encargo al que me someto, por tanto, es tratar de ofrecer un mapa a escala cuando los lectores tienen al abasto, de manera ordenada y a golpe de clic, la escala 1:1.
La hora manda Creemos, en suma, que la hora manda Como la hora manda, nos resulta tremendamente difícil recorrer las páginas de Hora de España con la urgencia, y el apremio de la trascendencia con las que embastan las cuadernas sus autores. Nos escriben desde la vorágine de la revolución y la guerra. Setenta años más tarde, en esta hora de debout du siecle en la que lo posmoderno ya nos impregnó la raíz del pensamiento, la sonrisa cínica y el cáliz del descreimiento nos perturban la claridad de criterio con la que habría que juzgar una obra como la Hora de España. Su hora más importante como señala el redactor del PROPÓSITO del número I.
En este contexto de la tiranía del acceso al todo, la cuestión sólo puede superarse si el estudio introductorio, más que mapas precisos, formales y académicos para la interpretación y mejor comprensión del proyecto Hora de España en sus dimensiones, históricas, literarias o sociológicas,
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Hora de España, es si atendemos a sus contenidos, una revista bien descrita en su portada interior. ENSAYOS POESIA CRÍTICA –VIÑETA DE RAMÓN GAYA- AL SERVICIO DE LA CAUSA POPULAR. Esta sintética descripción, sin embargo no nos descubre
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que los que firman los ensayos o las críticas son Machado, Rosa Chacel. Bergamín, Julián Marias, Sánchez Barbudo, Max Aub, Maria Zambrano, Dámaso Alonso, ni que los poetas son Neruda, Aleixandre, Alberti, Cernuda, Gil-Albert, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Tristan Tzara, León Felipe.
Pero eso no lo sabíamos cuando el Gobierno Republicano se traslada a Valencia, y con él un selecto puñado de intelectuales montados en la eufórica marcha de la “causa popular”. Y decir, a los que aún lo ignoran, que esta fe en la justicia y hondura de nuestra causa, esta certidumbre que tenemos todos los españoles, que tiene todo el verdadero pueblo español, de que al luchar por su propia libertad lucha también por la libertad del hombre, por la libertad del pensamiento, por la libertad del mundo entero, es para nosotros el mayor acicate en la pelea y la base en que fundamentamos nuestra gran esperanza en la victoria. Todos los pueblos, todos los mejores intelectuales están hoy con nosotros. (HdE, nº 7 pág 6). Es decir, que en la intimidad de la conciencia de los arquitectos del proyecto se vive con claridad la sensación de que los hados les acompañan … o en términos de Justicia Universal, les deberían acompañar.
Hora de España es un producto de la España atribulada de los años 30, de la España desgarrada de la guerra, pero también rezuma de la efervescencia de unas generaciones que concentran sobre sí la especial confluencia de la sensibilidad genial e inexplicable. Nunca nos han convencido del todo, a pesar de ser uno de sus usuarios más provectos, las explicaciones excesivamente deterministas, ni desde el punto de vista sociológico, ni económico. Los creadores son fruto de su tiempo hasta cierto punto, porque hay ciclos estériles y ciclos fecundos sin que la meteorología histórica nos pueda dar razones claras y precisas. Lo que es cierto es que Hora de España se inserta en una era fecunda y casi sin saberlo se convierte en colofón del estallido intelectual y estético que estalla en la España de los años 20.
Para completar, Hora de España cuenta también con un final de thriller, cuando el último número, el XXIII, se pierde en la estampida Republicana de Barcelona y la imprenta acaba bajo las botas de las tropas franquistas. La Historia, sin embargo, benevolente con los discursos de los vencidos (que no con sus circunstancias vitales) nos devuelve el último número después de un peripatético viaje por los destinos del exilio, tal como nos cuenta Maria Zambrano.
Hora de España, es un proyecto que cuenta con todos los ingredientes de las grandes épicas y en ella se barrunta la tragedia en el más puro sentido literario. Primero, acontece y se desarrolla en un momento de precipitación histórica en el que se lidia no solo el destino local de la Historia, sino casi el Universal. Del mundo de las tertulias, España ha pasado a la epopeya, dice Ilya Ehrenburg 1 en su discurso para el II Congreso Internacional de Escritores (HdE Nº VIII, pág 37). La Guerra Civil Española es una de las causas universales donde se dirime una verdadera batalla entre la Luz y las Tinieblas, y si hasta ahora la mística ilustrada sobre el progreso, nos apuntaba a la queriente victoria de la Luz, desde la Revolución Francesa, a la Guerra de la Independencia Americana o la Revolución Rusa, con la Guerra de España se empieza a presentir que puede que la victoria no siempre esté al final de las justas causas.
Al margen de este incidente logístico, lo que sí que sorprende es que tratándose de una revista de guerra, formalmente sea tan constante y homogénea, e incluso habríamos de decir que responde a un deseo claro y muy cartesiano impropio de momentos turbulentos, con la redacción trasladándose de Valencia a Barcelona y sus miembros masculinos y más jóvenes incorporándose a las trincheras. También las aportaciones de autores europeos y latinoamericanos supone un esfuerzo dificultoso y meritorio en un momento en que Internet ni siquiera era objeto de sueños provocados por sustancias psicotrópicas. Hora de España sorprendentemente es el fruto de una disciplina y perseverancia impropia de las almas gráciles y volubles de los poetas.
1 Ira Ehrenburg es un controvertido personaje, periodista ruso que reporta la guerra de España y que, entre otras cosas, traduce por primera vez al ruso a Neruda, al que precisamente conoce en Madrid.
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Y efectivamente muchos de ellos son llamados a filas, por lo que el consejo de redacción va renovándose a lo largo de la guerra hasta quedar las responsabilidades en mujeres como Maria Zambrano o de generaciones anteriores como Emilio Prados.
La hora de la propaganda, sus excesos y sus impactos El 28 de noviembre del 36, el Ministerio de Instrucción Pública anuncia que los intelectuales y los artistas, junto con el gobierno y algunos miembros de la Presidencia de la República, serán sacados de Madrid, cuya caída parece inminente, y trasladados a Valencia. Allí se instalarán en el “casal dels sabuts de toda mena” donde tienen criados y comodidad 2, y es en esta mística de los grandes proyectos donde la iniciativa de Moreno Villa que junto con Gil-Albert, Gaya, Dieste y Barbudo funda la revista Hora de España, cuya dirección editorial inicial y el estilo tipográfico es resultado de las decisiones de Manuel Altolaguirre.
Sin obviar el hecho de que estamos ante un selecto ramillete de intelectuales que no son sólo diletantes estetas, hay que explicitar también que la revista no es sólo una revista comprometida en un universo ardiente y polarizado, sino que la revista es parte de la estrategia de la Republica para unificar y dinamizar esfuerzos destinados a dignificar la causa republicana y conseguir avales en el mundo. Cierto es que según relata Trapiello, la iniciativa surgió de los jóvenes más animosos 3, pero finalmente la financiación corre a cargo del explícito Ministerio de la Propaganda, creado por Decreto Presidencial en noviembre de 1936 y dirigido por el activo periodista y político alicantino Carlos Esplá Rizo. No estamos, por tanto, sólo ante el espontáneo hervor de intelectuales republicanos que apasionadamente se defienden de la agresión fascista sino que nos hemos de situar ante el instrumento, legítimo por otra parte, del poder republicano que prepara el Congreso de Escritores Antifascistas, organiza espectáculos, conferencias, periódicos de trinchera, películas 4, arengas en el frente de conocidos intelectuales, así como todo aquello que contribuyera a mejorar la formación y a elevar el ánimo de los combatientes republicanos. Y en esta estrategia total aparece La Hora de España.
Pero no se trata únicamente de jóvenes demiurgos de poemas, sino que en el alma de la revista se disponen toda una generación de literatos, disciplinados y dispuestos a inmolarse, no sólo en sentido metafórico por la causa, que es la causa de la Revolución. A. Sanchez Barbudo, Ángel Gaos, Antonio Aparicio, A. Serrano Plaja, Arturo Souto, Emilio Prados, Eduardo Vicente, Juan Gil-Albert, J. Herrera Petere, Lorenzo Varela, Miguel Hernández, Miguel Prieto, Ramón Gaya, verdaderos motores de la revista Hora de España, firman una ponencia conjunta en el II Congreso Internacional de Escritores, en la que afirman: Por eso nosotros, jóvenes escritores, artistas y poetas, para conquistar esa categoría humana a que aludimos, no sólo, claro está, para nosotros, sino para todos los hombres, declaramos aquí, en un Congreso de Escritores, precisamente, que como escritores y artistas y como hombres jóvenes, luchamos, disciplinada, serena y altivamente, sin demagogia, sin truculencia, allí donde el pueblo español, del que lo esperamos todo, nos diga, a través de sus órganos de expresión democrática, allí donde nos diga el Gobierno Español.
3 Cierto día Dieste (del que había sido la idea), Gaya, Gil-Albert y Sánchez Barbudo, todos ellos, menos Gil-Albert, antiguos misioneros pedagógicos, fueron a ver a Moreno Villa (de quien fue el título) para que éste les acompañara al despacho del director de Propaganda (que financiaría el proyecto). Allí, entre todos, le convencieron de la necesidad de crear una revista que agrupara el mayor número de tendencias, estilos y escritores de la República”. 4 Entre la producción cinematográfica del Ministerio de Propaganda cabe destacar las siguientes películas: Todo el poder para el gobierno (1937), España 1936, producida en París por Buñuel, junto con España leal en armas (1937). Espoir/Sierra de Teruel (1937) de la Subsecretaría de Propaganda trasladada a Barcelona. Fue la producción más famosa del gobierno republicano, dirigida por André Marlaux, donde la acción se concentra en el bando republicano, mostrando sus graves carencias materiales y militares, que requieren la ayuda y la solidaridad internacional. También realizaron documentales que trataban de justificar las posiciones de los líderes: Discurso del Presidente de la República Don Manuel Azaña (1937), Ejército Regular (1937) y Los trece puntos (1938).
2 Cassani, Alessia (2002):“José Moreno Villa 1935-37: un izquierdista crítico al Frente Popular”, en A. Bullón de Mendoza y L. E. Togores (coord.), Revisión de la guerra civil española, actas del Congreso Internacional ”La guerra civil española. Sesenta años después” 11-13 de noviembre de 1999, Madrid, Actas, 2002, pp.931-941.
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O es posible encontrar también exageradas y ridículamente hiperbólicas soflamas como las palabras de Machado en el Discurso pronunciado en Valencia en la sesión de clausura del Congreso Internacional de Escritores. No faltará quien piense que las sombras de los yernos del Cid acompañan hoy a los ejércitos facciosos y les aconsejan hazañas tan lamentables como aquella del “robledo de Corpes”. No afirmaré yo tanto, porque no me gusta denigrar al adversario. Pero creo, con toda el alma, que la sombra de Rodrigo acompaña a nuestros heroicos milicianos y que en el Juicio de Dios que hoy, como entonces, tiene lugar a orillas del Tajo, triunfarán otra vez los mejores. O habrá que faltarle al respeto a la misma divinidad. No nos cabe ninguna duda que aún la propaganda cuando resulta tan exageradamente explícita no sólo no es eficaz sino que puede rozar lo contraproducente. Tampoco desdeñemos que al final de cada número aparece la vergonzante, al menos a nosotros nos lo parece, sentencia de VISADO POR LA CENSURA que aparece del número II hasta el XVI.
Y la verdad es que este hecho, que a nosotros nos parece muy relevante para contextualizar la revista, es señalado por muy pocos autores y de manera muy superficial. Maria Zambrano, en su ejercicio de dibujar la intrahistoria de la revista, señala: “Ligera casi aladamente se hacía. Cuando se caía en la cuenta ya estaba. Ningún conflicto, que yo sepa, con la Subsecretaria de Propaganda de la que materialmente dependía” 5. De esa ligereza angelical a la que alude Maria Zambrano, cabe deducir que la revista contaba con los recursos adecuados para poner en la calle cada mes el ejemplar correspondiente. Su regularidad también lo corrobora. Es en este contexto agradecido (disculpen la insinuación políticamente incorrecta) donde ha de entenderse la sección de Comentario Político, donde lo más destacado no era la finura periodística, ni el rigor analítico, y en donde aparecen discursos absolutamente serviles como el de Ángel Gaos sobre Azaña: E1 día 21 de enero, en las salas de la Casa Consistorial de Valencia, ante el Gobierno, el Cuerpo Diplomático y el Parlamento, habló el Presidente de la República, y sus palabras fueron retransmitidas por todas las emisoras leales, lanzadas al aire libre de Europa, que evidencian que aún en circunstancias extremas y trágicas no se puede decir, sin convocar el sonrojo por la vergüenza ajena cosas como: [...] comenzó su discurso analizando, y allí resplandeció su poderosa y clara inteligencia. Mas a partir del momento en que Madrid, bañado en sangre y coronado de fuego, atravesó como una imagen de heroísmo y de tragedia el discurso, su voz se veló de emoción, y ya hasta el final sus palabras claras se tiñeron de humanidad, y la voz, las referencias y el sentido fueron cada vez más profundos. [...] Y más abajo, donde todos los casticismos, las elegancias y las ironías de su discurso se apagan para dejar levantar una llama más alta: la expresión suprema de la creación colectiva fundida por el genio popular en el fuego y la sangre del más tremendo sacrificio. (Ángel Gaos, 1937, HdE, nº II, pág 45).
A pesar de que se trataba de una revista de propaganda, su dimensión literaria fue mayor de la que esperaban algunos, y esta circunstancia le granjeo las críticas de la revista explícitamente comunista de Renau Nueva Cultura. Nos hubiera gustado que alguien hubiese investigado, con la misma profundidad con la que se hacen los estudios literarios sobre la revista, el impacto real que tuvo su publicación en términos de efectividad publicitaria. Sobre cómo se distribuyó, cuántos ejemplares se vendieron, quién la leía, qué efectos tuvo, qué impactos mediáticos (en terminología contemporánea) provocó, etc … ; tenemos, por desgracia, muy poca información. No nos atreveríamos a afirmarlo, pero podemos barruntar que la República no saldría muy bien parada en un análisis de eficacia (lo sentimos, deformación profesional) de esta acción de propaganda. Ni siquiera los mismos gestores de la revista tenían clara esta información, lo que demuestra que a pesar de estar al servicio de la propaganda se desentendieron bastante de las implicaciones prácticas y de la eficacia de la misma. Según cita Juan F. Villar 6; “Sánchez Barbudo en una 6 Villar Dégano (): “Ideología y Cultura en Hora de España. (1937-1938). Las revistas de la Guerra Civil”. Nota 4 en la página 172.
5 Subrayado nuestro
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carta [...] cree que la tirada era de 5.000 ejemplares”, y sin precisar números, Juan Gil-Albert, en otra carta [...] dice refiriéndose a lo mismo :”No tengo ni idea, debía ser una tirada considerable, ya que el Ministerio de Propaganda la enviaba a nuestras Embajadas y Legaciones, aparte de los ejemplares que estaban a la venta”.
De acuerdo. Pero es sumamente extraño que el compañero Gaya escamotee de pronto los factores reales del problema planteado cuando insinúa que el único medio de acabar con esa odiosa preocupación por la eficacia, el cálculo, la frialdad mecánica en el cartel, podría hallarse a través del ejercicio del arte libre, auténtico y espontáneo, sin trabas ni exigencias, sin preocupación de resultar práctico ni eficaz ( José Renau, 1937, HdE, nº II, pág 57). Las conclusiones de Renau no pueden ser más militantes al confiar, paradójicamente con excesivo ornamento literario, en que la sangre española, tan pródigamente derramada, ahogará todo el barroquismo superfluo y odioso, todo cartón o frivolidad en nuestro arte. Confiemos en que el fulgor ardiente de nuestra causa lo purificará todo. Y la guerra contra el fascismo tendrá sus carteles, como tiene sus héroes.
A la venta estaba a 12 pesetas en 1937, precio “no muy popular” que correspondería a una cantidad que va entre los 12 € y los 18 € actuales 7 y al doble desde abril de 1938. Lo cierto es que el tiempo no ha sido del todo implacable y aún hoy se puede comprar una reedición de los 22 números en cinco volúmenes a 180 € lo que da un precio por ejemplar de unos 8 € y el número 23, el “perdido” a 45 €. El producto considerado así fríamente, mantiene por tanto una solemne dignidad entre el olvido y la rememoranza.
Y parece que la guerra también tendrá sus revistas, -y entre ellas Hora de España- con sus poemas, pero como bien señala Gaya, no se puede ganar la guerra con un poema (Ramon Gaya, 1937, HdE, nº III pág 60) y a pesar de que los mejores poemas estaban a este lado de la raya republicana, la guerra, descarnadamente, eligió situar a los vencidos bajo sus bellas palabras.
¿Se puede ganar la guerra con un poema? En éste contexto, las disquisiciones sobre los poetas y la guerra, sobre los intelectuales y la causa popular, sobre el arte y el devenir de la historia se repiten en la teoría y en la práctica en casi todos los veintitrés números de Hora de España. En la urgencia del momento se agazapan las bien conocidas polémicas sobre el efecto del cartelismo de guerra 8 entre Renau y Gaya, que bien pueden resumir el propio papel que puede jugar la revista en el contexto de la guerra. Renau defiende la sumisión del artista a la funcionalidad social del cartel. Es indudable que la situación creada por la guerra, pone al cartelista ante nuevos motivos que, rompiendo con la vacía rutina de la publicidad burguesa, trastornan esencialmente su función profesional. Ya no se trata de anunciar un especific,o ni un licor: Ni la guerra es una marca de automóviles.
Sánchez Barbudo, uno de los secretarios de la revista, hasta que es movilizado en junio de 1937, aclara con precisión meridiana la perspectiva filosófica de ese grupo de jóvenes sobre sus propias responsabilidades: A nosotros no nos interesa la renovación literaria, sino la renovación total de la sociedad, el enderezamiento del hombre hacia su último destino. En esto nos diferenciamos los jóvenes que hoy estamos más directamente al lado de la revolución, de ustedes, los de la generación anterior: en que no estamos aislados, en que tenemos una juventud en las trincheras, que late con nosotros, como nosotros, que somos nosotros mismos. Y no nos interesa la literatura por la literatura ni el arte por el arte, porque para nosotros arte o literatura es verdad, poesía, drama y no juego; es hombre, libertad. (HdE, nº VII, pág 76).
7 Dado que es dificultoso, por las irregularidades monetarias de la guerra obtener el valor adquisitivo de la peseta en 1937 y 1938 hemos optado por hacerlo con pesetas de 1936, donde el valor adquisitivo de 12 pesetas corresponden a 18,024 € y a 1939 donde este mismo valor correspondería a 12,02 €.
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En el Segundo Congreso de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura, en España, en l937, me tocó ser testigo de la reacción religiosa o más exactamente; inquisitorial —de los escritores comunistas y de sus aliados ante las críticas más bien suaves que había hecho Gide en la realidad soviética. Confieso que a mí, como a otros amigos de esos días —Gil-Albert, Altolaguirre, Cernuda, Pellicer, María Zambrano y el mismo Serrano Plaja— nos indignó y entristeció la saña de los acusadores de Gide pero ninguno de nosotros se atrevió a contradecirlos en público. Malraux lo defendió, oblicuamente y con razones tan complicadas que nadie comprendió su abstruso alegato. El poeta holandés Jef Last, si la memoria no me traiciona , también hizo una defensa, mesurada y sentimental.
En estas disquisiciones se situará también Juan Gil-Albert del que aparecen reseñadas conferencias tituladas el Juglar de la Guerra. Y los poemas se convierten también en panegíricos vibrantes -... al servicio de la causa popularescribe Vicente Huidobro en un poema a la Pasionaria: Mujer con la garganta llena de paisajes doloridos Mujer de tierra firme y cielos hinchados de optimismo Mujer de terciopelo y armaduras Naciendo en cada ensueño visible en toda herida Cruzada de palomas y de truenos Vas y te acercas y todas las alas llegan Y todas las bocas cantan en la marea que sube El dolor de los tiempos pasados Para crear la alegría de los tiempos futuros. (HdE, Nº 7 pág 48)
En un momento trágico de grandes opciones, Hora de España supone un remanso balsámico no sólo de ideologías compartidas sino también de sensiblidades y actitudes Los tropiezos de los autores en la imprenta o en casa de Gil-Albert y las reuniones de la redacción son relatados por los protagonistas con una relajada cordialidad y sintonía
Y hablando de escarnio vale la pena destacar la explosión de rabia que Neruda muestra en el número 3 a raiz del fusilamiento de García Lorca y desde París escribe un encendido y elegíaco texto en el que al final destaca “Y perdonadme que de todos los dolores de España os recuerde sólo la vida y la muerte de un poeta”.
Valencia y Barcelona, el no-locus de Hora de España
Así la lectura secuencial de los números, aunque se haga hojeando y sin detenimiento, trasluce un creciente desencanto ante la constatación evidente y realista de que la guerra se decanta hacia los alzados, y del arrebato mesiánico y entusiasmado de los primeros números, se pasa al lamento por el hecho de que a pesar de la obstinación y la entrega ni el más sublimes de los poemas gana contiendas.
La revista Hora de España, a pesar de contar con algunos colaboradores valencianos como Juan Gil-Albert, Pascual Pla y Beltrán de la generación del 36, o el decano de la Facultad de Derecho José María Ots, ocasionalmente Renau o Miguel Hernández, no muestra ningún otro atributo que vincule el proyecto a la ciudad. La revista se ubica en Valencia por contingencias circunstanciales hasta enero de 1938, en que de nuevo trasladan los bártulos a la retaguardia de Barcelona.
En la revista aparecen posicionamientos diferenciados, no hay ninguna duda. Sin embargo, el conjunto refleja una posición compacta y un consenso inusual en ambientes literarios e intelectuales. Una cohesión de sensibilidades que, por ejemplo, Octavio Paz recoge en el prólogo al libro de Alberto Ruy-Sánchez sobre el viaje de André Gide a Rusia en el que afirma:
Si acaso, la ubicación geográfica se puede entrever en algunas críticas que hacen referencia a acontecimientos que ocurren en Valencia como espacio en que se va agostando la realidad republicana. Así en el número aparece una crítica teatral de un espectáculo estrenado en el Teatro
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Principal, de dos colaboradores habituales de la publicación, donde el crítico, aparentemente anónimo, no parece muy entusiasmado con el experimento pero se echan de menos en ella[en la obra] unidad en la concepción y relieve dramático, virtudes entorpecidas por un desbordamiento de escenas accidentales y de alocuciones, con que los autores quisieron, sin duda, reforzar los efectos de propaganda. Altolaguirre y Bergamín han querido, generosamente, ceder su talento, renunciando un poco a sí mismos ; pero esto no fué posible, y la renuncia se llevó, indudablemente, las mejores posibilidades de estos dos magníficos escritores. La experiencia no sólo servirá en este caso a Bergamín y a Altolaguirre, sino también a todos los escritores y poetas que, como ellos, se han ligado con la espontánea pasión del momento a la causa popular.
Era necesario esperar horas para encontrar sitio.[...] en Valencia había tránsito todo el día y toda la noche”. Era el momento en que E. Hemingway y R. Capa, siguiendo los acontecimientos, realizaban viajes diarios al frente de Teruel y volvían por las tardes para sentarse al anochecer en los cafés como atestiguan algunas fotos de la mítica agencia Magnum. Barcelona es aún más invisible en la revista. Las únicas referencias a Barcelona que aparecen en los últimos número son las que fechan y ubican las Poesías de Arturo Serrano Plaja. Sin embargo, Madrid se convierte en tema literario y simbólico principal y es en la sección de Testimonios donde se suceden constantes referencias, convirtiendo a la capital en la materialización literaria de la esperanza, el baluarte más fuerte contra el fascismo 10, tratando de repetir la épica de la resistencia a la invasión francesa de un siglo antes. Madrid, por tanto, es la mención geográfica de mayor contenido de una revista forzosamente itinerante pero que mantiene una dolorosa constancia referencial de su pérdida. Madrid fue, sin duda, el escenario perdido de esta perseverante singladura literaria.
A pesar de que Hora de España no es una revista que pueda sentirse, más que circunstancialmente ligada a la ciudad de Valencia, si cabe detectar que la ciudad juega como cierto marco de Arcadia de retaguardia, donde los rigores de la contienda se suavizan. A Levante alimentación abundante, señalaban los carteles de Mauricio Amster para incentivar que los madrileños enviaran sus niños a la zona de Valencia. La Valencia de la Guerra aparece a veces como un efervescente centro de la retaguardia que no se sustrae a ejercer de Parnaso caótico pero feliz: En ese momento Valencia conoció un enorme trasiego humano, constituido por atistas, escritores, espías, políticos, científicos… y prestigiosos periodistas, como, por poner un ejemplo significativo, Dorothy Parker, la famosa musa del Club Literario y Escala Incompleta —de póquer— Tanatopsis del Hotel Algonquin de Nueva York, que escribía crónicas para The New Yorker. Se puede decir que la ciudad, alejada de penurias y peligros inmediatos, presentaba una notable efervescencia cultural y un ambiente cosmopolita inusual 9.
Epílogo. Los poetas cuando se ponen a trabajar, ¡también trabajan¡
En el mismo artículo se señala que un personaje de Hemingway describiendo las calles de Valencia de aquel momento afirmaba: “nunca he visto tanta gente, nunca había visto los cafés tan llenos.
He estado a pique de atrapar, intelectualmente, una pulmonía. Sí, si; intelectualmente; por enfriamiento psíquico y a consecuencia de una ducha de imágenes. ¡Es tan tentador, y tan arriesgado, jugar con las imágenes¡ Sobre todo, con las que constipan. El trance es chusco. Pero lo narro con toda puntualidad.
Yo sin lugar a dudas, de Hora de España me quedo, para desintoxicarme de la épica de combate, con un delicioso texto de Juan José Domenchina en el volumen 12: El desorientado (Glosa, ditirambo y vejamen de un nuevo D. Juan Apócrifo) que en la tragedia del momento es capaz de publicar un texto que empieza así:
8 Durante la guerra se editaron más de 3500 carteles en ambos bandos 10 Villar Degano, pág 185
9 Pérez, C, 2004, EL PAÍS, suplemento Quaderns de la CV, 9/12/2004
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Bibliografía
Esta puntualidad no es regodeo de ufana inverecundia ; ni palidonia humilde de pecador contrito. No asume ninguna de estas dos formas de la ostentación. La recantación, más que reconocimiento y pesadumbre del pecado, es técnica remisoria, lustral, a que se acoge el culpable : exoneración de la culpa ; interesado y aflictivo alarde de humildad. La exhibición jactanciosa del propio error es pusilánime añagaza, menesteroso y alharaquiento ardid del réprobo sin carácter. Y no viril afirmación de un hecho que se reputa ilícito.
Angosto Vélez, P.L (2001) Sueño y pesadilla del republicanismo español. Carlos Esplá: una biografía política. Ed. Biblioteca Nueva, Universidad de Alicante y Asociación Manuel Azaña, Madrid, Cassani, Alessia (2002):“José Moreno Villa 1935-37: un izquierdista crítico al Frente Popular”, en A. Bullón de Mendoza y L. E. Togores (coord.), Revisión de la guerra civil española, actas del Congreso Internacional ”La guerra civil española. sesenta años después” 11-13 de noviembre de 1999, Madrid, Actas, 2002, pp.931-941.
Juan José Domenchina, poeta, fue ni más ni menos que secretario personal de Manuel Azaña, el cual según cuenta Ernestina Champourcí, su esposa, llegó a declarar “”Pues resulta que los poetas cuando se ponen a trabajar, también trabajan” 11. Y bien cierto resultó que el selecto y nutrido grupo de poetas que se encomendaron a Hora de España trabajaron como condenados … condenados, aún sin saberlo, a un exilio que ensombreció, quizás para siempre, la literatura española.
Caudet, Francisco (1974).Notas para una biografía de Hora de España XXIII. Incluido en la edición facsímil de Hora de España XXIII, Kraus Reprint Nendeln-Liechtenstein. Osuna, Rafael (1986): Las revistas españolas entre dos dictaduras.1931-1939. Pre-Textos. Valencia. Pérez, C, 2004, EL PAÍS, suplemento Quaderns de la CV, 9/12/2004. Ródenas de Moya(2004): “Hora de España”. en Quimera. Nov 2004. Ruy-Sánchez, Alberto (1991): Tristeza de la verdad: André Gide regresa de Rusia. Ensayo. Joaquín Mortiz, México. Trapiello Andrés (2002). Las armas y las letras: Literatura y Guerra Civil (1936-1939). Destino. Barcelona. Villar Dégano (): “Ideología y Cultura en Hora de España. (1937-1938). Las revistas de la Guerra Civil”. Zambrano, María (1974). Hora de España XXIII. Incluido en la edición facsímil de Hora de España XXIII, Kraus Reprint Nendeln-Liechtenstein.
11 en http://www.ucm.es/OTROS/especulo/numero8/champour.htm
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Documentos de trabajo Faximil Ediciones Digitales faximil.com l 01/2001 / El Viaje Bibliográfico de Pere Salvá, por Romà Seguí i Francés.
10/2004 / La obra botánica de Cavanilles, por Jose María López Piñero.
02/2001 / Cavanilles, una vida azarosa, una obra fundamental, por Francesc Ferrando Vila.
11/2004 / Bibliografía de Antonio José Cavanilles (1745-1804) y de los estudios sobre su obra (3ª edición revisada y actualizada), por Jose María López Piñero y María Luz López Terrada.
03/2001 / El viaje literario de los hermanos Villanueva, por Emilio Soler Pascual.
12/2004 / ARQVITECTURAS BIS, diecinueve años después del fin de la primera serie, por Amando Llopis.
04/2002 / Cuadernos de Ruedo Ibérico: Exilio, oposición y memoria, por Arantxa Sarriá Buil.
13/2005 / La hora manda: Apuntes y bosquejos sobre la revista Hora de España, por Pau Rausell.
05/2002 / La estética gráfica de Cuadernos de Ruedo Ibérico en el contexto del arte español de los años setenta, por Carlos Pérez.
14/2005 / Índices de la revista Hora de España (1937-1938), por Alfonso Moreira.
06/2003 / L’Espill de Fuster (1979-1991), una utopia gramsciana, per Josep Sorribes Monrabal.
15/2005 / Un somni trencat del nacionalisme valencià: La República de les Lletres, per Romà Seguí i Francés.
07/2003 / Los saberes morfológicos y la ilustración anatómica desde el Renacimiento al Siglo XX, por Jose María López Piñero.
16/2005 / Índexs de La República de les Lletres (1934-1936), por Alfonso Moreira.
08/2003 / La imagen del cuerpo humano a través de las técnicas del arte gráfico: Siglos XVI-XX, por Felipe Jerez Moliner. 09/2004 / Valencia 138 a. C.-1929: De la fundación de la ciudad romana a la configuración y colmatación de la ciudad burguesa, por Amando Llopis, Luis Perdigón y Francisco Taberner.
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