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Agudo Bretones, Joaquín “Joaquín Agudo”

donde sufrió una grave cogida que lo tuvo apartado de los ruedos. En 2015, en declaraciones a la revista “Aplausos” manifestó que “Mi última corrida ha sido en 2014. Toreé en una plaza portátil que se instaló en Córdoba y corté tres orejas”. Fueron las únicas corridas que toreó, porque tras cinco años en el escalafón de matadores de toros y no haber encontrado oportunidades para torear, fue lo que decidió al torero cordobés a cambiar el oro por la plata en 2017 e ingresar en el escalafón de los banderilleros.

Agudo bretones, JOaquín

“JOAQUÍN AGUDO”

Matador de toros y posteriormente banderillero nacido en Baza (Granada), el 24 de noviembre de 1986. Sin antecedentes taurinos en su familia empezó a interesarse por el mundo taurino desde muy pequeño, asistiendo a las corridas feriales de su pueblo. El toreo se convirtió en su obsesión hasta tal punto de hacer de la finca “El Royo”, situada en el paraje conocido como La Rivera, propiedad del aficionado baztetano Romualdo Azor su cuartel general. Aquella finca, en la que había una punta de reses bravas se convirtió en el lugar donde se fraguaron todos sus sueños. Todos los días al salir de clase dejaba la mochila con los libros en su dormitorio que ya, por supuesto, no volvía a coger hasta al día siguiente para ir a clase. Y así un día tras otro y tarde tras tarde se pasaba las horas mirando embelesado las vacas tras la alambrada, hasta que un día el ganadero, extrañado de verlo todos los días en el mismo sitio lo llamó. Lo cuenta el propio torero: “...chico ven pacá...pensando yo ¿qué querrá el tío este? y me pregunta...¿qué haces ahí todas las tardes? Respondiéndole: pues viendo las vacas que quiero ser torero....” Y ahí empezó una bonita historia de amistad que dura hasta el día de hoy, y aún más que eso, porque D. Romualdo Azor se convirtió desde ese día en una persona clave en su carrera y en su vida, porque tanto él como su familia fueron como la suya propia. Todos los días después del colegio el ganadero lo recogía y juntos iban a la Rivera a echarle de comer al ganado, y cuando había corridas en Granada capital lo llevaba consigo, y desde su barrera le fue enseñando cuanto había que saber, llevándolo al terminar la corrida a tertulias de buenos aficionados de toros. Por aquella época, con tan solo once años aproximadamente ya tenía claro que su vida era el toro. También entonces conoció a otra persona clave en

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su carrera y en su vida personal: a Ivo Álvarez, compañero dentro de la plaza y un hermano fuera de ella... “pero no de los de la coba y el bracito por encima sino de los de verdad”. Los dos empezaron de novilleros al mismo tiempo. Ivo, por motivos que todos conocemos de esta profesión llego solamente a debutar con caballos y torear un corto número de novilladas; tenía un buen corte de artista, pero se vio obligado a hacerse banderillero y acertó porque cuando se escriben estas líneas se está haciendo un gran profesional. Joaquín en cambio era torero de más valor, de los de cruzar el albero para ponerse de hinojos en la puerta de chiqueros a portagayola; torero de largas cambiadas, de recibir al toro en los medios de rodillas o cambiándolo por la espalda. Su concepto del toreo era más muletero que capotero. Es muy difícil torear bien, pero él se sentía más a gusto sobre todo toreando con la zurda. La espada se le dio bien siempre aunque pinchara algunos toros, pero podemos decir que fue un torero que con el estoque tuvo regularidad. Con apenas catorce años mató su primer becerro en su pueblo natal, el 20 de julio de 2000. Al año siguiente, influido por su amigo Ivo Álvarez que ya tenía 17 años, se inscribieron en la Escuela Taurina de Murcia que dirigía el matador de toros Alfonso Romero. Desde entonces, todos los martes y jueves cogían el autobús a las doce de la mañana para ir a Murcia y entrenar con el Maestro Romero a partir de las cuatro o las cinco de la tarde hasta las ocho y media, tras lo cual, cogían el autobús de regreso a Baza a las diez de la noche, cansados pero rebosantes de sueños de gloria. Así estuvieron un año, viajando dos veces a la semana en autobús: BazaMurcia, Murcia-Baza. Y tras un año de duro sacrificio su tesón se vio recompensado al debutar en público vestido de luces en aquella plaza en la feria de septiembre de 2004 con novillos de la ganadería de Sonia González, hija del siempre recordado matador de toros albacetense Dámaso González. Fue el 19 de septiembre y el feliz acontecimiento se saldó con corte de dos orejas. Aquel triunfo sirvió a Joaquín para llamar la atención de su maestro Alfonso Romero, que lo acogió en su finca de El Jimenado (Murcia) con su compañero y paisano Ivo para que no tuvieran que viajar con tanta frecuencia y hasta les proporcionó un trabajo en el matadero de Torre Pacheco. A los dos años de estar en Murcia se inauguró la Escuela Taurina de Granada bajo la dirección del matador de toros Fernando Martín “Sacromonte”, y el joven Joaquín decidió cambiarse a ella para estar más cerca de su tierra. En esta escuela resultó ser uno de sus alumnos aventajados, ya que era el que estaba más toreado, cosa que le sirvió para

torear en Granada y representar a la Escuela Taurina en las novilladas de promoción de Canal Sur toreando en la novillada televisada de Écija (Sevilla), un novillo de Julio de la Puerta, jabonero brochito, rajado en tablas que rehusó la pelea por lo que solo le pudo cortar una oreja. En total toreó cerca de cuarenta novilladas sin caballos, destacando entre ellas en la de Granada; la de Zaragoza en el coso de la Misericordia, donde dio una vuelta al ruedo con fuerte petición de oreja; en Baza (Granada); en el ciclo de novilladas de Chapín (Jerez), además de resultar finalista en varios bolsines taurinos. Debutó con picadores el 9 de julio de 2006 en Jumilla (Murcia), alternando mano a mano con el murciano Juan Belda. Además, hubo un complemento ecuestre a cargo del rejoneador apodado El Cartagenero, con novillos toros de la ganadería de Nazario Ibáñez. Joaquín Agudo obtuvo un gran éxito al cortar tres orejas, una a su primer novillo, que pudieron ser dos si no hubiera fallado con el acero, y las dos al segundo de su lote, un toro castaño muy serio con mucho trapío. Sumó esa temporada 8 festejos con corte de veintiuna orejas y ocho rabos. En 2007 toreó parecido número de festejos, 7 novilladas con corte de nueve orejas. Una de esas novilladas fue la que toreó en Granada el 2 de junio, primer festejo del ciclo ferial del Corpus, con novillos-toros de Rosario Osborne Domecq, y los espadas locales David Sevilla “El Taranto”, Jesús Fernández “Yiyo”, Ivo Álvarez, Ginés López y Miguel Hidalgo, que completaban el cartel. Los dos últimos debutaron ese día con picadores. El ganado de Rosario Osborne sacó cara pero fue disparejo de hechuras, y aunque los novillos fueron buenos, dieron un juego desigual, destacando entre todos el segundo por su bravura. En cuanto a los actuantes, sobresalió entre todos Yiyo, al cortar dos orejas y salir a hombros por la Puerta Grande. Jesús Fernández dejó evidencia de su constante progresión y ganas de ser torero. Abrió plaza El Taranto, con un novillo de muy poca transmisión con el que se estrelló el torero, que pareció falto de recursos para resolver la papeleta. Decepción grande de la afición, que esperaba más de él. Silencio. Joaquín Agudo, de blanco y azabache, cortó una oreja muy merecida, pues desde que salió el novillo –al que recibió a portagayola– hasta que entró a matar, estuvo totalmente entregado ante un astado de muy poquitas fuerzas pero que embistió siempre con buen son. Dejó ver un toreo de buen corte, y gustó a los pocos que allí nos congregamos. Ivo Álvarez escuchó un aviso tras el que fue aplaudido, e igual premio obtuvo Ginés López, mientras que el otro debutante, Miguel Hidalgo, cortó una oreja con petición de la segunda. El 3

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de septiembre, jueves, de ese mismo año, toreó en su ciudad natal –Baza– alternando en la lidia de novillos de la ganadería de Los Millares, con Ivo Álvarez, que cortó cuatro orejas. Él cortó una a cada uno de los novillos de su lote y salió a hombros de la plaza con su compañero y paisano. Continuó toreando corto número de festejos durante los años siguientes, hasta que en 2011, creyéndose suficientemente placeado y con el oficio aprendido, decidió tomar la alternativa en la plaza de toros de Baza, incluido en la corrida de su Feria, celebrada el 12 de septiembre, en un cartel que fue considerado como de verdadero lujo, ya que se corrieron ocho toros de la ganadería cacereña de Guadalest que fueron lidiados por Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”, Manuel Díaz “El Cordobés, Diego Silveti, y Joaquín Agudo, que por cierto, fue el primer diestro bastetano doctorado en el coso taurino de Baza, propiedad de los taurinos Hermanos Lozano y de Julián López, padre de “El Juli”. Cómo dato anecdótico hay que hacer constar que solamente se había lidiado otra corrida de ocho toros en Baza, y eso aconteció allá por los años cuarenta del siglo XX. El festejo del que nos ocupamos fue posible al esfuerzo conjunto del Ayuntamiento de la ciudad y de la Peña Taurina “Tercio de Quites”: “...que hemos hecho un gran esfuerzo para que los aficionados bastetanos tengan la ocasión de contemplar un acontecimiento taurino de gran calidad y con el valor añadido de estar presentes en el momento que un torero bastetano toma la alternativa”. El toro de la alternativa se llamaba “Sandalio”, aunque puede que por error, en otros medio informativos he visto el nombre de “Salido”. El festejo fue todo un éxito, en el que Francisco Rivera “Paquirri”, indultó al toro “Caluroso”, entrepelado, marcado con el numero 46, de la mencionada ganadería de Guadalest. En enero de ese año Joaquín Agudo y el taurino jiennense José Arias “El Formidable” habían llegado a un acuerdo de apoderamiento para las próximas temporadas. Sin embargo, tras la corrida de la alternativa, el novel espada no volvió a vestir el terno de luces en corridas de toros más que en dos ocasiones y ambas como sobresaliente. La primera vez en Osuna (Sevilla), en una corrida en la que alternaron mano a mano los matadores Ángel Luis Carmona y Alejandro Manrique; y la segunda en Antequera (Málaga), en un festejo en el que el diestro Manuel Escribano mató seis toros en solitario. Como es preceptivo, en corridas en las que actúa un solo matador tiene que haber dos sobresalientes, y en este caso, el otro fue el también granadino Chamaquito de Granada. No se vistió de luces en 2012, y en 2013, con muy buen criterio cambió el oro por la plata y se hizo

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