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Martín García, Alberto José “Martín Antequera”

mArtín gArcíA, albertO JOsé

“MARTÍN ANTEQUERA”

Matador de toros y posteriormente banderillero, nacido en Bobadilla (Málaga), el 11 de marzo de 1973, sin que en su familia hubiese antecedentes taurinos. “Yo descubrí la afición más o menos como todos, creo, yendo un día a una corrida de toros. A mí me parece que lo que nos engancha a todos, por lo que yo he hablado con los demás compañeros, es sobre todo la admiración que siente la gente por un torero. Eso es lo que te llama la atención y te hace intentar que el día de mañana tú seas una de esas personas que la gente admira. Un día fui a una corrida de toros, en la que curiosamente estaba el maestro Espartaco. Salió a hombros y formó un lío muy gordo. Me impactó mucho lo que vi y es lo que me hizo llegar a la conclusión de que el día de mañana yo quería ser como ellos”. Ese día tuvo la convicción de que quería ser torero y su primera lucha fue convencer a sus padres para que lo inscribiesen en una Escuela Taurina, que al cabo, fue la de Algeciras, de donde salió preparado para vestir su primer terno de luces, blanco y plata, en Algeciras (Cádiz), el 24 de junio de 1991 con Javier Conde, Santi Acevedo, Miguel Andana, Juan Antonio Berlanga y Alfonso Torralba, en la lidia de un eral por coleta de la ganadería del que fuera rejoneador Juan Jiménez Alarcón, de San Pedro de Alcántara (Málaga). Tras dos años toreando novilladas menores, debutó con piadores en Antequera (Málaga), el 30 de mayo de 1993, con novillos toros de Francisco Medina junto con Juan José Trujillo y Javier Conde como compañeros de cartel, que fue la única corrida que toreo dicho año. “Cuando la gente del toro y los aficionados se enteran de que empecé con caballos hace siete años, creen que soy un novillero muy placeado, y no es así. Yo estuve cuatro años parado porque tuve unos problemas personales que no vienen al caso. Reaparecí después en 1998 y ya empecé a torear por las plazas de tercera”. Él mismo lo explicó a la periodista Elena Palos en un entrevista: “Las escuelas dan un apoyo muy importante en los inicios pero después podríamos decir que te dejan un poco desamparado. En cuanto debutas con caballos ya prácticamente no se hacen responsables y ahí vienen los problemas. Si en los inicios como novillero sin caballos no tienes alguien que confíe en ti luego viene un parón muy grande. En mi caso, había toreado sin caballos durante dos temporadas y llegó el momento de debutar con picadores. Quizá yo no estaba lo suficientemente preparado para dar ese paso, pero había que darlo porque ya había toreado en bastantes ferias sin caballos y la gente, y uno

mismo, necesita otros retos. Cuando debuté me planteé mi futuro y sabía que quedándome aquí en mi tierra no iba a tener ninguna oportunidad. No me quedó más remedio que marcharme a Madrid y, la verdad, los comienzos allí han sido muy duros. Allí es donde se mueve todo, pero también es cierto que el mundo del toro está muy cerrado y para que te tomen en cuenta se necesita tiempo. He estado cinco años prácticamente parado pero gracias a Dios no he dejado de luchar, de prepararme físicamente”. En las siguientes temporadas toreó muy reducido número de festejos. En 1998, por ejemplo, debutó en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, donde fue ovacionado en sus dos faenas y terminó el año con 8 festejos. Aquel éxito le abrió de nuevo las puertas del coso maestrante el 27 de junio de 1999 para lidiar novillos toros de Juan José González en unión de Juan Carlos de Alba y Rafael Ronquillo. Martín Antequera saludó en ambos novillos de su lote y dejó un grato sabor de boca en los aficionados, y terminó la temporada con 24 corridas de novillos. Esa misma temporada estaba previsto que debutase en Madrid, pero una cornada en Algemesí se lo impidió. Después, el torero reflexionó de este modo en una entrevista: “Ahora, con el paso del tiempo y tal y como han sucedido las cosas, pienso, y creo que no me equivoco, que no era el momento de ir a Madrid. Y digo que no era mi momento porque la temporada de ese año ya había sido importante ya que habíamos toreado un número importante de novilladas y por eso parecía que era el momento, pero luego te paras a pensar y ves que era una novillada a final de temporada y a lo mejor no hubiera tenido la repercusión que uno esperaba. Sobre todo, viendo después la oportunidad que me dio la empresa de debutar en la feria de San Isidro, me reitero más en la idea de que igual no era el momento para ir a Madrid”. Y así fue, porque debutó en Madrid la temporada de 2000, de azul marino y oro, en la 4ª corrida de la Feria de San Isidro, el 16 de mayo, con novillos de “La Quinta”, con Fernando Robleño y Antonio Barea (Hijo), que resultaron heridos gravemente por lo que solo pudieron matar su primer novillo, quedando Martin Antequera como único espada de la corrida, que mató los dos novillos de ellos. Una vez terminado el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo del aniversario de la muerte de “Gallito”. Respecto a su debut, Martín Antequera decía a Elena Palos: “Inolvidable, porque ya de por sí lo es debutar en Madrid. La verdad es que son cosas que no te puedes ni imaginar que van a suceder así porque yo, como llevo tantos años viviendo en Madrid y viendo toros allí, me imaginaba mi debut en una novillada de agosto o en una de

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septiembre, pero ni muchísimo menos me imaginaba que iba a ser un debut en una feria de San Isidro, con las cámaras de televisión por delante, la plaza llena… El ambiente de esas novilladas comparado con el de las que van después es totalmente distinto y fue muy bonito verme anunciado en ese San Isidro y en esa novillada, todo. Luego, lógicamente, lo que aconteció hizo que fuera todavía más inolvidable. Son sensaciones que, sinceramente, no se las deseo a ningún compañero, porque hay mucha gente que puede pensar que son oportunidades que surgen, pero en ese momento uno no piensa en eso. Se piensa en que tienes una papeleta muy gorda, que hay dos compañeros heridos de gravedad en la enfermería y que te quedas tu sólo con toda la novillada. Es muy difícil superar ese momento pero quizá eso me ha hecho sentirme más torero, porque son trances que para superarlos uno tiene que ser una persona dedicada a esta profesión. La verdad que es otra de las cosas que te hace madurar muchísimo en todos los aspectos”. Cortó una oreja al último de la tarde que le sirvió para repetir en la misma plaza la tarde del 30 de mayo con novillos de Baltasar Ibán con Rafael de Julia y Alberto Alvarez, en la décimo octava corrida de la Feria. Martín Antequera, más antiguo abrió plaza y resultó herido leve por su primer oponente, con el que fue ovacionado, pero salió de la enfermería para lidiar a su segundo toro, el 4º del festejo, al que cortó una oreja. Luis Martínez escribió en “El País” “Salía el cuarto de la tarde y un herido Martín Antequera, con siete puntos en el mentón, se aprestaba a arrancarle, antes que cortarle, las orejas. El novillero veía cómo la pelea del martes 16 de mayo, en la que él solo, por cogidas de sus compañeros, tuvo que matar los seis novillos de la tarde, vivía un punto y seguido.” “Con el primer novillo había intentado dejar claro que, además de tener valor, sé torear. Si no llego a fallar con la espada, estoy seguro de que corto una oreja. Ganas y arrojo, nunca faltan. Temía que la gente se quedara, como habían dicho los medios, con que lo mío era sólo asunto de entrega y... no. También sé poner la mano baja y llevar al toro despacito”. Repitió paseíllo en el coso venteño por tercera vez en la temporada, el domingo 3 de septiembre con 5 novillos de los Hnos. Vergara, y 1 de los Hnos. Lozano (2º) compartiendo cartel con el granadino Curro Gea, que se presentaba en Madrid y Tomás López, y de nuevo Martin Antequera dejó su impronta de buen torero, y aunque se silenció su primera faena, fue muy ovacionado en el segundo de su lote, lo que le dio la ocasión de volver a torear por cuarta vez consecutiva en Madrid, el domingo, 24 de septiembre, 5 novillos de la ganadería de Nazario

Ibáñez, que ese día adquirió antigüedad, y 1 de Félix Hernández (2º), con Gregorio Rodríguez Alcañiz “Gregorio Alcañiz”, hermano del matador de toros Miguel Rodríguez, que debutaba en Madrid, y José Luis Osuna. Lógicamente, sus triunfos en la plaza de Las Ventas le abrieron puertas de plazas muy importantes que hasta entonces no había pisado, caso de la de Valencia, Barcelona, y regresó a Sevilla, e incluso se pensó en la oportunidad de tomar la alternativa en Málaga, en su feria de agosto. “Era nuestra intención tomarla allí, pero antes de torear en Madrid. Siempre se ha dicho que Madrid te puede cambiar la vida completamente y yo en mi caso he visto que es cierto. A raíz de lo de Madrid tuvimos la oportunidad, que no había tenido otros años, de torear en las ferias importantes de novilladas, de torear un número importante de tardes… Fue otra decisión difícil de tomar, pero ahora, vuelvo a repetirme, ahora, a toro pasado, creo que acertamos totalmente. Aunque la alternativa que me propuso la empresa en la feria de agosto de Málaga era también muy bonita, la que se nos presenta ahora yo creo que ya mejor imposible”. Fue en la temprana fecha del 28 de febrero de 2001 en Málaga, el “Día de Andalucía”, en corrida televisada para la Comunidad andaluza, de corinto y oro, de manos de Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, que con Rivera Ordóñez de testigo, le cedió el toro “Churrero”, negro mulato, marcado con el número 130 de la ganadería de José Luis Pereda. El toricantano dio dos vueltas al ruedo, una tras acabar con cada uno de sus oponentes. Sobre su alternativa comentó el diestro a Elena Palos: “La verdad es que yo con el maestro Espartaco siempre tendré una deuda pendiente, por torear en una fecha tan temprana en la temporada y sobre todo por el tema televisión, ya que los toreros también quieren decidir cuándo se les televisa y cuándo no. Él sabía que para mí era una ilusión tremenda que él estuviera en el día de mi alternativa y en el momento que le hablaron de dar la alternativa a Martín Antequera echó para adelante sin ningún reparo. En el caso de Rivera Ordoñez ha sido igual. Me han demostrado los dos que son tanto o más figuras como personas que como toreros, que para mí eso es lo importante”. Respecto a Espartaco, expresó su agradecimiento “Porque es un torero que he admirado siempre. Curiosamente, el otro día estuve mirando un álbum de fotos y había una foto en la cual estoy yo con el maestro Espartaco, en una corrida que toreó en Antequera siendo yo un niño, en uno de los primeros años que él estuvo como figura del toreo. Es un torero por el cual siempre he tenido un gran respeto y él lo sabía, porque además lo hemos hablado muchas veces, que para mí

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sería muy importante que fuera él quien me diera la alternativa. Parece que ha sido una cosa de Dios, porque él ha estado muchos años parado por la lesión, cuatro años sin poder torear, y parece que ha venido a reaparecer cuando era el momento de darme la alternativa a mí. Por eso estoy especialmente contento”. Toreó 6 corridas en la temporada, una de ellas la de su confirmación de alternativa en Madrid, de añil y oro, el 15 de julio, con Mariano Jiménez de padrino y Andrés Sánchez de testigo, con 4 toros de Moreno de la Cova, 1 de Hnos. Astolfi (4º), y 1 de “Los Derramaderos” (5º). El toro de la reválida fue “Nieblero”, negro, marcado con el número 3 y 547 kilos. No estuvo afortunado el novel espada. Previo al inicio de la corrida se guardó un minuto de silencio por la muerte de Joselito Huerta y los asesinatos de la banda terrorista ETA de Miguel Uribe y José Javier Múgica. En la temporada de 2002 solo se vistió de luces en 9 corridas de toros, una de ellas el 12 de octubre en Málaga, en la que triunfó al cortar una oreja. En esa temporada viajó a Perú, donde debutó en la plaza de Cutervo, el 26 de junio, de azul y oro, alternando en la lidia de reses de “La Viña” con Carlos Rondero y Aníbal Vázquez. Fue exitoso su debut en América, ya que consiguió una oreja del toro de su presentación y las dos del segundo de su lote, erigiéndose en el triunfador absoluto del festejo. En la campaña de 2003 toreó tres corridas y 9 en 2004, dos de ellas en Málaga y Barcelona, sin que sus actuaciones tuviesen ninguna repercusión en su carrera. En 2005 toreó 4 corridas y 3 en la temporada de 2006. Parecidas fueron las siguientes temporadas hasta la de 2008, que toreó su última corrida como matador de toros en Antequera (Málaga), el 22 de agosto, en sustitución de Cayetano alternando con El Juli y Alejandro Talavante, que cortaron cada uno un trofeo. Ángel Guerrero cubrió el festejo: “Se esperó a Cayetano hasta última hora y al no acudir, se le dio la oportunidad a Martín Antequera, que anunciaba su última temporada. Y la verdad es que el antequerano aprovechó la ocasión de torear una corrida de las que torean las figuras, para demostrar que sabe torear como el que más, demostrando suavidad, majestuosidad y lentitud en sus lances tanto con el capote como con la muleta. A su primero lo recibe con dos largas de rodillas que se jalean, para luego instrumentarle verónicas ajustadas que remata con dos medias. Dos puyazos, tres pares de banderillas y brindis al alcalde Ricardo Millán. Con la muleta, estuvo literalmente majestuoso con ambas manos, ligando los pases, adornándose con desplantes pintureros y aprovechando las excelentes cualidades del toro. Mató de una sensacional estocada y cortó dos orejas. En su

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