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Muñoz Sevilla, Manuel “Sevillita”

muñoz seVillA, manuel

“SEVILLITA”

Matador de toros nacido en Zanona (Cádiz), el 19 de noviembre de 1963, donde se crió hasta que tuvo quince o dieciséis años y se trasladó a Los Barrios, de donde se le considera natural. Desde pequeño ayudó a su padre en las labores del campo entre vacas, cabras y cochinos. Lo curioso es que sin antecedentes taurinos en la familia y con una vida tan sencilla y apartado de la vida urbana, desde pequeño siempre sintió la inclinación por el toreo incluso sin haber visto ni una corrida de toros. Y como el joven Manuel tenía una personalidad muy definida y sabía muy bien lo que quería, a sus dieciséis años se sacó el carné de aspirante y con él se fue a Madrid a realizar una prueba en la Escuela Taurina “Marcial Lalanda”, en el llamado “Certamen de toreros del mañana”. Fue un gran impacto para un chaval que nunca había salido del medio rural, y pasó muchas calamidades para poder sustentarse. Para ello frecuentaba las capeas y “pasaba el guante” para que les echaran algunas monedas para poder comer. Pero era avispado y tenía mucha afición, y con los profesores que tenía en la Escuela: Gregorio Sánchez, Andrés Vázquez, Serranito, etc, pronto empezaron a ponerlo en alguna novillada donde fue aprendiendo la técnica del toreo. Precisamente, en la época que permaneció en la Escuela protagonizó una película “Tú Solo” y se rodó en la misma Escuela. “Hablaba de la vida de un maletilla que se buscaba la vida en los pueblos, y yo hice de ese maletilla. Al fin y al cabo es lo que yo hacía. A raíz de la película me propusieron para la serie “Juncal” que realizó la misma empresa cinematográfica. Hice un papel cortito, de siete capítulos salí en tres, pero fue una experiencia inolvidable”. Luego estuvo en el espectáculo cómicotaurino “El Bombero Torero”, en cuya parte seria mataba un novillo. Dos años estuvo con “El Bombero Torero” durante los cuales toreó más de 100 festejos al año, pese a lo cual –se lamentaba el torero– solo mató ocho novillos, aunque cuando no toreaba siempre hacía algún quite o ponía algún par de banderillas. Cuando terminaba la temporada, el joven Manuel Muñoz regresaba a Los Barrios a la casa paterna para pasar el invierno, al tiempo que se buscaba un trabajo temporal de los que daban en el ayuntamiento, aunque tampoco perdía el tiempo y en cuanto se enteraba de algún tentadero en Medina Sidonia allá se iba haciendo autostop, y en cuanto empezaba la temporada taurina, de nuevo se iba a Madrid, para continuar su formación taurina como y donde podía. Logró debutar con

picadores. En “El Cossío”, edición de Juan Miguel Sánchez Vigil en el escueto epígrafe que le dedica al torero se aventura a decir: “Parece que debutó con picadores en Cerceda (Madrid) hacia el año 1988. Ni él puede precisar más, ni yo encuentro dato alguno de este festejo, por lo que solamente dejo constancia de la posibilidad de ese debut”. Lo cierto es que nosotros tampoco hemos encontrado pista alguna sobre su debut con picadores, aunque en una entrevista que “Sevillita” concedió a José E. Domínguez para “El Templete” de Los Barrios, a la pregunta de ¿Por qué decidió especializarse en banderillas?, la respuesta del torero fue esta: “Porque no me fueron bien las cosas como torero. Para torear con picadores necesitaba un apoderado, no lo tenía, y necesitaba pagarme la carrera y no tenía dinero. Toreé unas cuantas novilladas con picadores, pero pasando mucha fatiga para conseguir que me pusieran. Al ver las puertas cerradas decidí hacerme banderillero y vivir del toro que es lo que me gusta. Acerté, porque me coloqué con “El Juli”. Si hubiera tenido a alguien que me hubiera ayudado, hubiera seguido intentando ser figura del torero”. Efectivamente, como dice Sánchez Vigil, ni el propio torero precisa donde fueron esas novilladas picadas ni donde fue la de su debut. Lo cierto es que la providencia pareció ayudarle, porque cuando toreaba de novillero en alguna ocasión llevó de banderillero en su cuadrilla a Julián López, el padre de “El Juli”. Cuando decidió hacerse banderillero vivía en un piso de Madrid con otros chavales que también eran novilleros. Un día sonó el teléfono y era el conserje de la Escuela Taurina de Madrid preguntando si alguno quería ir de banderillero en la cuadrilla de un chaval de la Escuela. Le dieron el teléfono del padre del chico, que resultó ser “El Juli”, y concretaron para ir a torear a Segurilla (Avila). “El Juli” tenía entonces once años, y “...a partir de ahí me dijo que me fuera con él a vivir a su casa para que entrenara con él. Le dije que no, sabía lo que era meterse en una casa de familia. Pero el padre me dijo que el niño le había dado la lata para que me fuera con ellos y cedí. Viví en su casa durante esos años y me trataron como un hijo más”. La convivencia con la familia de “El Juli” era muy agradable porque... “El Juli” como persona es extraordinario que no le gustaba dárselas de creído y eso que desde niño ya era famoso. Siempre ha pasado desapercibido. No mira a nadie por encima del hombro. Una persona normal. No se ha venido arriba por la fama, siendo la máxima figura del toreo de todos los tiempos y siendo multimillonario. Y su familia es igual”. Y continúa explicando “Sevillita” su historia a José E. Domínguez

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en 2017: “Cuando era novillero no lo dejaban torear con picadores en España porque era menor de edad. Pero en México esa ley no existe. Allí nos fuimos para que toreara con picadores. Fuimos para una novillada mixta, dos toreros y él como novillero. Debutó con picadores y cortó los máximos trofeos. La prensa decía que sería una casualidad, siendo la primera vez. Toreó otra vez mas y formó otro revuelo. Empezó la prensa a anunciarlo, la gente aclamado al “niño torero”. Se formó tanto que fuimos para una novillada y terminamos toreando 80. En las primeras no ganaba dinero, pero cuando empezaron a llenarse las plazas y a correrse la voz comenzó a ganar mucho dinero, sin ser aún torero. Lo conocieron antes en México que en España. Una vez llegamos a torear tres novilladas seguidas el mismo día. Nos llevaban en helicóptero. Por tanto, lo vivimos todo muy rápido y de manera intensa”. También lo he pasado mal, confiesa “Sevillita” en la entrevista “...en el sentido de no estar con mi familia, de no ver a mi mujer y a mi niña. Mi hija se ha criado sin mí. Venía a lo mejor para diez días y a las seis horas de estar aquí me llamaba “El Juli” y me decía... “Sevi, que te tienes que venir y ya te traes las cosas porque tenemos un tentadero en Portugal y de allí nos vamos a recoger un trofeo a otro sitio y luego a torear a Nimes”. (...) “por un lado, en lo personal lo pasé mal, pero profesionalmente viví lo mejor del toreo, con la máxima figura, en las mejores plazas de España, los mejores carteles y las mejores ganaderías. Es como jugar en el Real Madrid. Ha sido lo más bonito que me ha podido pasar en mi vida, con la pena de no haber podido estar con mi familia, pero el agua tenía que cogerla cuando llovía. Y además he tenido la suerte de tener a una mujer que ha sabido aguantarme tanto tiempo porque ella no me ha abandonado”. Pese a todo, y vivir tantos triunfos junto a su Jefe de filas y amigo Julián López “El Juli”, la ilusión de toda su vida fue la de ser matador de toros. Cuando iba a tentaderos con Julián, siempre le dejaba que toreara alguna vaca, y hasta llegó a torear muchos festivales con él, y cuando terminaba la temporada “Sevillita” organizaba un festival y él mataba un novillo. Así fueron pasando los años hasta que un día se atrevió a decirle que la ilusión de su vida era la de tomar la alternativa y le propuso que se la diera él, a lo que Julián le respondió que era una idea muy bonita y que se la daría ese año al finalizar la temporada. Estamos hablando del año 2001. “...A partir de ahí comencé a prepararme más, toreé con él más veces en los tentaderos...y llegó el 13 de octubre de 2001 y me dio la alternativa con Rafael de Julia de testigo, triunfador de la feria de Madrid ese año. Tomé

la alternativa por un día pero para toda la vida. Al día siguiente toreé de banderillero otra vez con “El Juli”, y tuve que renunciar, pero lo que viví lo tengo para toda la vida. Fue una cosa bonita, que un torero diera la alternativa a su banderillero de confianza. Además, algunos empresarios me propusieron torear corridas con Julián, pero dije que no, estaba de banderillero con la máxima figura y no quería probar otra suerte, me iba muy bien como estaba”. En efecto, la ceremonia de alternativa se produjo en su pueblo, Los Barrios (Cádiz), el 13 de octubre de 2001, de blanco y plata, con el toro “Vinatero”, herrado con el número 28, de la ganadería de Gavira, que Julián López “El Juli” le cedió ante Rafael de Julia. El toricantano fue ovacionado en el toro de su doctorado y cortó las orejas al toro que cerró plaza y salió a hombros de sus paisanos con su padrino y testigo de la ceremonia. “Fue algo muy especial. Con la gente de mi pueblo apoyándome. La plaza casi se llenó y cuando miraba para arriba y veía a gente conocida, más responsabilidad me surgía. Fue la primera alternativa que se ha dado, y no se ha vuelto a repetir hasta el momento”. En declaraciones a Patricia Sánchez, de Mundotoro, previas a la corrida, Sevillita reconoció que “tomar la alternativa era un sueño desde que comencé a querer ser torero, era algo que siempre tuve en la mente pero que por las circunstancias no pude llevar a cabo. Un día estando con Julián se lo comenté y él aceptó encantado, la verdad es que él está casi tan ilusionado como yo”. Y aquel día, Manuel Muñoz Sevilla “Sevillita”, lucía unas frondosas patillas al estilo del siglo XVIII, las que siempre le caracterizaron y pensó hasta en comprarse un vestido de torear del siglo XIX para la ocasión, “pero al final me voy a hacer uno nuevo –que él mismo diseñó– que va a tener todo el sabor de los que se lucían en aquella época”. A finales de la temporada de 2001 sufrió una cogida y se fracturó el humero con la fatalidad de quedar el brazo sin movilidad no pudiendo levantarlo a más de media altura. El médico quiso pasarlo por el tribunal médico como no apto para la profesión, pero él pidió el alta voluntaria pensando que como El Juli banderilleaba podría estar con el capote de brega, pero la realidad fue que cuando El Juli no banderilleaba porque el toro no se prestaba para el lucimiento, él no podía levantar los brazos y solamente ponía una banderilla. Así banderilleó siete toros de las 112 corridas que torearon. Así pues, el mismo comprendió que no podía seguir en activo y una vez jubilado, se dedicó a ver toros para el que fuera su Jefe de filas, y fue ojeador de toros hasta que compró el aeródromo de Medina Sidonia, porque volar en

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