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Ramírez Falcón, Antonio “Antonio Ramírez”

rAmírez FAlcón, antOnIO

“ANTONIO RAMÍREZ”

Matador de toros nacido en Carmona (Sevilla), el 22 de junio de 1979. Tras la lógica etapa de becerrista recorriendo las plazas de pueblo, debutó con picadores en Arenas de San Pedro (Ávila), el 3 de abril de 1999, con Ramón Mateo “Morita” y Juan Carlos de Alba y novillos de José Miguel Arroyo “Joselito”. Ovación y aplausos fue el balance de su actuación. Terminó la temporada con 7 novilladas en las que cortó nueve orejas. En la temporada de 2000 se presentó en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla la tarde del 2 de julio, alternando con Julio Pedro Saavedra y Javier Castaño en la lidia de novillos de Juan José González, astifinos y mansos. Saavedra resultó cogido de gravedad al entrar a matar a su primero, y Antonio Ramírez tuvo que dar cuenta de él de pinchazo, media y tres descabellos. Antonio Lorca vio la corrida y escribió la crónica en “El País”, que trascribo en parte: “La cornada llegó, como todas, en el momento más inoportuno. Tras varios ensayos, el torero consiguió que el novillo se quedara quieto y fijo en la muleta. Se volcó sobre el morillo, no vació la embestida del animal y el torero quedó prendido en los pitones de mala manera; cayó al suelo, fue pisoteado y de nuevo levantado por los aires. Finalmente, tras unos segundos angustiosos, Saavedra quedó desmadejado en la arena. Aunque consiguió levantarse, se desplomó rápidamente en los brazos de las asistencias. Hasta entonces, el novillero madrileño se había ganado el respeto del público en una labor de menos a más, en la que destacó su quietud ante un novillo manso, cobarde, sin clase y que no se empleó en ningún momento. El mérito del novillero consistió en sujetar la huidiza embestida y torearlo con hondura con ambas manos. Su secreto está en que corre bien la mano, conoce los terrenos, se coloca en el sitio adecuado y, sobre todo, no mueve las zapatillas. Así las cosas, el toreo resultante tiene que ser bueno. La faena, sin embargo, no fue maciza porque un viento muy molesto se hizo presente, y la mansedumbre del animal no permitía excesivos adornos. Quiso asegurar la oreja y se volcó sobre el morrillo del animal. Pinchó en hueso y llegó la cogida. Su compañero Ramírez se

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encargó de matar al novillo y lo hizo con excesivas precauciones. Parecía sobrecogido por la impresión y así siguió durante la lidia de su primero, otro manso astifino que embistió con codicia por el lado izquierdo. Poco experto con el capote, consiguió dos naturales majestuosos que debieron ser diez, si le hubieran acompañado el ánimo y la confianza en sí mismo, pero esas cualidades las tiene cogidas con alfileres. En el cuarto volvió a evidenciar sus carencias: toreó al hilo del pitón. Muleta retrasada, abuso del pico de la muleta y movimiento de zapatillas. Así no es posible la emoción. Así no se debe venir a Sevilla a probar una suerte imposible. Ramírez mató también el sexto y volvió a las andadas. No es hombre que se crezca ante las dificultades de sus novillos, que fueron variadas. Éste también era manso y huidizo. El novillero se esforzó algo más, aunque su toreo siguió siendo vulgar y sin fundamento. Persiguió a su oponente por todo el ruedo, mientras la gente le pedía por favor que lo matara, que eran ya las 10.30 de la noche. El tercer novillo fue devuelto al corral por cojo y estuvo 45 minutos en el ruedo ante la inoperancia de los cabestros y la negativa de Castaño a matarlo. Cuando por fin salió con la espada y la muleta, recibió algunos pitos por la tardanza y, ni corto ni perezoso, se enfadó y volvió al callejón. Minutos más tarde se lo pensó mejor y acabó con el devuelto de tres descabellos. Cuando salió el sobrero eran las 9.15 y el festejo había comenzado a las 7.30”. Solamente toreó esa novillada en la temporada y otra en la de 2001, en la plaza de Baeza (Jaén) el 17 de junio. En 2002 se vistió de luces en una ocasión, en Carmona, ante sus paisanos, la tarde del 18 de mayo. Continuó toreando escasísimo número de festejos varias temporadas más, algunas pasándolas en blanco. En 2005, toreó 3 corridas: el 24 de junio en Cabra (Córdoba); en Almadén de la Plata el 14 de agosto, y en Zufre, el 3 de septiembre, pero en 2006 volvió a torear una sola función, el 7 de mayo en Rota (Cádiz). Pese a estar apoderado por Manolo Camará, las oportunidades fueron siempre muy escasas, y sin presentarse en Madrid, decidió tomar la alternativa, seguramente con la intención de retirarse del toreo con el titulo de matador de toros. Fue en Villamayor de Santiago (Cuenca), de tabaco y oro, con el toro “Altas Costas”, número 28, de 547 kilos, de la ganadería de Manuel Caro, que le cedió su paisano José Luis Torres en presencia de Pérez Mota que actuó de testigo. El toricantano no puede guardar buen recuerdo del día de su alternativa porque fue abroncado en sus dos toros. Esta fue la única corrida que toreó como matador de toros, a la que había llegado con 27 novilladas picadas.

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