SERES ALADOS en la mitología
LOS MENSAJE ROS: IRIS Y HERMES
Mercurio Villa Medici Roma
Canto a Hermes el Cilenio, el Argicida, que tutela Cilene y Arcadia, pr贸diga en reba帽os, raudo mensajero de los inmortales, al que pari贸 Maya,la hija de Atlante, tras haberse unido en amor aZeus, ella, la diosa venerable.
Himno Hom茅rico a Hermes
Iris John A. Grinshaw Entonces Juno todopoderosa, apiadada de un dolor tan largo y de una muerte difícil a Iris envió desde el Olimpo a quebrar un alma luchadora y sus atados miembros. Que, como no reclamada por su sino ni par la muerte se marchaba la desgraciada antes de hora y presa de repentina locura, aún no le había cortado Prosérpina el rubio cabello de su cabeza, ni la había encomendado al Orco Estigio. Iris por eso con sus alas de azafrán cubiertas de rocío vuela por los cielos arrastrando contra el sol mil colores diversos y se detuvo sobre su cabeza. Virgilio Eneida IV 694 ss
EL CARRO DE FAETÓN Apenas había acabado de hablar cuando Faetón pide el carro de su padre y la potestad y gobierno, durante un día, de los caballos de alados pies.
… y al ver libre ante ellos el camino del cielo inmenso se precipitan en tromba y batiendo sus patas en los aires desgarran las nubes que se les oponen; elevados por sus alas, dejan atrás a los Euros que partieron de la misma región. Ovidio Metamorfosis II 190 ss
La ca铆da de Faet贸n Jan Van Eyck
PEGASO Y BELEROFONTES
Moneda de Emporion
Minerva coloca las bridas a Pegaso Pedro P. Rubens Pues bien, así el esforzado Belerofontes, empeñado en ello, puso en torno a su quijada el magnífico objeto apaciguador y se apoderó del alado corcel. De inmediato revestido de bronce lo montó para realizar evoluciones marciales. Con él desde el helado regazo del éter desierto acometió un día a la arquera hueste mujeril de las Amazonas y dio muerte a los sólimos y a la Quimera de aliento abrasador. Silenciaré el final de Belerofontes. Al corcel, en cambio, lo acogen en el Olimpo los pesebres primigenios de Zeus. Píndaro Olímpica XIII
ÍCARO
La caída de Ícaro Pedro P. Rubens
“Aunque me cierre el paso en la tierra y en las aguas, al menos el cielo está abierto; por ahí voy a ir: podrá poseerlo todo Minos, pero el aire no lo posee”. Dijo, y dispone su espíritu para trabajar en una nueva técnica, y revoluciona la naturaleza. Porque va colocando plumas con arreglo a un orden, empezando por la más pequeña y siguiendo una corta a una larga, de manera que se diría que han crecido cuesta arriba en una eminencia; así es como la zampoña en otro tiempo fue surgiendo con cañas de avena desiguales; a continuación sujeta con un hilo las centrales y con cera las últimas, y, una vez así dispuestas, les da una pequeña curvatura para imitar a las aves verdaderas. Junto a él se encontraba el niño Ícaro, y, sin saber que estaba manejando su propio peligro, ya con gozoso semblante se apoderaba de las plumas que una brisa pasajera había dispersado, ya moldeaba la cera con el pulgar y con su juego estorbaba el admirable trabajo de su padre. Una vez que la obra hubo recibido la última mano, el artífice balanceó su propio cuerpo sobre las dos alas, y agitando los aire se cernió en ellos.” Ovidio Metamorfosis VIII185-202
LAS SIRENAS
Llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos pequeñuelos rodeándole, llenos de júbilo, cuando torna a sus hogares; sino que le hechizan las sirenas con el sonoro canto,… Homero Odisea XII
Sirena. Santo Domingo de Silos (Burgos)
LAS HARPÍAS
Que la siniestra Celeno y las otras Harpías habitan luego que la casa de Fineo se les cerró y por miedo dejaron las mesas de antes. No hay monstruo más aciago que ellas ni peste alguna más cruel o castigo de los dioses nació de las aguas estigias. Rostros de doncella en cuerpos de ave, nauseabundo el excremento de su vientre, manos que se hacen garras y rasgos siempre pálidos de hambre. Virgilio Eneida III 209 ss
ArpĂas y quimeras. San Esteban en Moradillo de Sedanos (Burgos)
Victoria de Samotracia. Louvre