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A media voz: Pedro Molina
A media voz
Pandemia y Centros Integrados
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Ha pasado un año de pandemia provocada por el omnipresente coronavirus. En este periodo se ha manifestado crudamente la necesidad de los cuidados: en la sanidad, las residencias, los barrios, las familias...También en la educación que ante esta nueva situación se ha respondido con un análisis y la ejecución de una serie de respuestas, que en conjunto son lo suficientemente positivas como para provocar la satisfacción del conjunto de los profesionales y de toda la comunidad escolar. Enhorabuena.
Ya hace tiempo que, en Aragón, ante la baja natalidad y la escasa población, en los Centros rurales se empezaron a proponer que acogiesen a un alumnado desde los 2 a los 16 años. Este número de nuestra revista lo dedicamos a los centros integrados, en los que se desarrolla su actividad desde las etapas de Infantil, Primaria y ESO. Estos centros comenzaron, de forma experimental el curso 2017-18, motivados por diversas causas, IES saturados, colegios con escasez de alumnado, reducir los transportes escolares… En su desarrollo, surgieron nuevas necesidades de materiales, de espacios y de personal ya que eran diferentes a las que tenían los colegios, unitarias y CRAs. Los retos estaban en el personal docente que debía estar especializado en educación Infantil, Primaria y Secundaria. En el alumnado con un amplio espectro de edades y características, desde niños a adolescentes. Y las familias habituadas a estar muy cerca de la escuela y, generalmente, con un arraigado sentimiento de propiedad, “el colegio de mis niños”.
En general, determinadas quejas manifestadas por algunos docentes me parecen que surgen para responder al juicio de personas que se les da la categoría de fiscalizadores o de supervisores o simples opinadores que deberían aprobar su labor. Considerando que estos observadores suelen emitir sus reflexiones o propuestas para guiar hacia la perfección el proceso educativo por el camino más eficiente. ¡Pero si no hay un único camino! Pienso que, en la variedad, dentro de los límites establecidos por nuestro entorno y normas democráticas, está el contraste para comparar y elegir, para que se desarrolle una hermosa diferencia de personas y agrupamientos. Así todos podemos seguir aprendiendo a lo largo de la vida. No son muy necesarios los “salvadores o gurús que guíen certeramente la vida”, suelen crear problemas e incluso peligros en el libre desarrollo de las personas.
También hay quejas que reclaman la importancia de los cuidados. Los cuidados son los que nos ligan con las características más básicas de nuestra especie gregaria, como es la familia, la sociedad, pandilla, tribu, barrio, pueblo, ciudad, etc. Así valoraremos la importancia y necesidad del “Estado del bienestar”, que se olvida cuando los recursos son abundantes, pero lo echamos en falta en la enfermedad y cuando escasean los recursos básicos, como así ha sido en esta pandemia del COVID. Esta pandemia ha visualizado que para un importante sector de la población las necesidades sanitarias, de alimentación, vivienda y otros cuidados no estaban cubiertos adecuadamente o ha sido inexistente la atención recibida. Son las carencias de nuestro estado de bienestar: incompleto de recursos y con una gestión mejorable.
Estos problemas siempre aparecen con dramatismo, aunque no son nuevos. En un futuro próximo habrá que responder a los efectos perniciosos de la acción de nuestra “sociedad industrial y avanzada”. La contaminación de la atmósfera, suelos y aguas, el calentamiento global, el derroche y despilfarro de recursos naturales, con el agotamiento de algunos de ellos. Los hemos oído, los estamos estudiando, pero parece que nos queremos olvidar de ellos. La experiencia reciente, nos ha permitido constatar que medidas muy drásticas, que han sido necesarias, las estamos cumpliendo, cuando antes difícilmente podíamos creer que las cumpliríamos y que las respetaríamos.
Pero esta experiencia nos exige reflexionar, analizar y pensar que habrá que elaborar respuestas colectivas frente a estos problemas ambientales y que estas soluciones deberían sustentarse en un estado de derecho y con una autoridad controlada por una sociedad empoderada y bien articulada.
Me gusta observar experiencias educativas que avanzan con ilusión resolviendo y dando respuestas. No disculpando las inacciones por causas externas, éstas, generalmente, no son accesibles, pero inmovilizan y provocan frustraciones. Buscar soluciones fomenta la creatividad y la innovación. Además, conviene recordar que el margen en los centros es muy amplio y el control del resultado suele estar muy cercano, casi siempre es el alumnado, los compañeros o las familias. Es el día a día, que es satisfactorio en la proximidad, aunque alguna vez pueda llegar en los escasos reconocimientos externos. Buscar las sinergias en el entorno escolar no es tan difícil pues la disponibilidad, sencillez y humanidad está presente. Haber realizado lo posible siempre es mucho más que no hacer nada, más que esa monotonía de las quejas.
En el artículo de Chelo García Piquer, descubrimos la utilidad que desde algo tan básico y concreto como es la costura permite innovar con la aplicación de experiencias en el aula que hasta tiempos recientes eran técnicas muy habituales, eso sí minusvaloradas y ser fundamentalmente femeninas. En estas actividades, tan relacionadas con lo más próximo, se desarrollan conceptos y valores que manejamos en la educación, como son la inclusión, el respeto, el trabajo en grupo, la transmisión de cultura, el ecologismo, el feminismo, la socialización, la cooperación, la participación de las familias. Bien por esta maestra digital.
En el colegio Odón de Buen de Zuera llevan tiempo planteándose la utilidad del recreo. Este espacio, que suele ser el más extenso en las instalaciones de los colegios no así en los IES, no aparece en la práctica y en los documentos para el logro de objetivos educativos. La observación de los recreos les ha permitido analizar las distintas características personales y estados de ánimo, algunos aspectos básicos en la socialización, los roles femeninos y masculinos, la comunicación y la cooperación entre individuos… Jorge Coloma, muestra la utilidad de “ese espacio que queda inscrito dentro del recinto escolar, pero fuera de las dependencias educativas: las aulas”, para aprovechar la oportunidad de incluirlo en el proceso educativo. Han implicado a toda la comunidad escolar, la propia del colegio y la del entorno, aplicando lo de que la educación es obra de todos. Si acaso, falta o se ha dejado de mencionar la colaboración de la Administración educativa, Consejería y Servicio Provincial de Educación. Las ideas, la cooperación y el uso de los recursos disponibles dan origen a estos proyectos tan interesantes para el desarrollo de la educación en el centro, cambiando de forma radical la utilidad del uso del patio. Provocadora obra para el tiempo del recreo, una de las áreas que más horas de profesorado consume en las plantillas de los colegios.
En Sabiñánigo, el Colegio Sta. Ana se abre a su entorno, fomentando la participación, la movilizando y ayudando a la cooperación y a la convivencia en el centro y en la localidad del alumnado y las familias.
En las propuestas de lectura, parece interesante el libro sobre la escuela rural y más en estos tiempos donde tanto se oye sobre la España vaciada o vacía, hay que recordar que uno de los factores más influyente en la huida de los pueblos fue el cierre de la Escuela. El cambio del paradigma sobre las características de los que se fueron y de los que se quedaron debería ser fundamental para la ocupación del territorio y así evitar los desiertos tan extensos y peligrosos en la España del interior. En ese cambio cultural, que acompañaría a otros aspectos de esa cultura rural, pienso que juegan un papel esencial sus Colegios Públicos y los IES.