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I Las telecomunicaciones, un sector diferente al resto
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Las telecomunicaciones, un sector diferente al resto
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Carles Salvadó Usach - Ingeniero de Telecomunicación
Si algo diferencia el acceso de la ciudadanía a los servicios de telecomunicación del resto de servicios esenciales, como, por ejemplo, el acceso a la energía (eléctrica o gas) o al agua (sea potable o de saneamiento), es el llamado Servicio Universal.
En el Estado español, este término se empieza a regular con la liberalización de las telecomunicaciones a partir de la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones, LOT (Ley 31/1987), que, en su artículo 13, especifica: “También se podrán incluir entre los servicios finales de telecomunicación los que sean definidos por los Organismos internacionales de telecomunicación competentes para ser prestados con carácter universal, y en particular los que se definan en el ámbito de la Comunidad Económica Europea para su introducción coordinada en todos los países miembros”.
Hasta entonces, toda la distribución y provisión de los servicios de telecomunicaciones estaba en manos del Estado, pero con la liberalización, se tenía que garantizar este servicio a todo el territorio y a la ciudadanía, y que no quedara solo supeditado a la rentabilidad económica de los operadores privados.
en el sector de las telecomunicaciones tenemos mucho trabajo por hacer
A partir del despliegue normativo de la LOT se define y regula el Servicio Universal, donde básica y principalmente dice que, todo ciudadano español tendrá acceso a una conexión de telefonía básica en su casa con un coste igual para todos. Aprovisionar una conexión a un hogar de una gran ciudad o de un pequeño pueblo no tiene el mismo coste, pero a todos los ciudadanos les tiene que costar lo mismo. Así aparece el concepto de subvenciones cruzadas: unos (ciudad) pagan más del que realmente cuesta el servicio, para que otros paguen el mismo a pesar de que el servicio cueste más (rural).
Y así es como las telecomunicaciones se constituyen como un sector solidario y cohesionador tanto territorial como socialmente. Este hecho hace que los profesionales que trabajamos en él, nos sintamos orgullosos. Un orgullo que no podríamos sentir si trabajáramos en un sector energético como el de la electricidad: si se quiere un punto de conexión de luz allá donde reside, y la actual línea de luz no pasa o llega a su casa, o se financia Ud. mismo la extensión del cable eléctrico hasta su domicilio, o no tendrá luz. Y esto pueden ser miles de euros. Esto hace que haya masías o iniciativas empresariales en todo el país que no puedan salir adelante, fomentando un territorio vacío y deshabitado que, a la larga, solo hace que contribuir al despoblamiento y degradación del mundo rural, un factor que, como ya sabemos, contribuye a los incendios forestales
Capítulo aparte, largo y pesado, impresionante e inverosímil, seria comentar la obligación que las empresas eléctricas trasladan a los promotores de viviendas, no solo de ceder los terrenos, sino también de pagar la nueva infraestructura eléctrica que tiene que suministrar la energía a las nuevas viviendas. Una inversión, y un IBI, que pagarán los nuevos propietarios de las viviendas, pero que acaba al bolsillo de las eléctricas.
MIRADOR 15
Pero volvamos a las telecomunicaciones. En el marco liberalizado marcado por la Unión Europea, el despliegue y provisión de los servicios quedan garantizados, no solo por la definición y aplicación del Servicio Universal, sino por la existencia de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (actual CMNC), órgano regulador que, entre otros, supervisa las obligaciones que tienen que cumplir los operadores, a la vez que fomenta la competencia.
El esquema no estaba mal: explicado de manera simple, por un lado, fomentas la competencia, dado que el mercado libre hace mejorar calidad y costes, y por otra, allá donde no haya competencia, y, por tanto, no haya negocio para que los operadores inviertan, se aplica la obligación en la provisión del Servicio Universal.
A día de hoy, acabando ya el primer cuarto del siglo XXI, con todo el aprendizaje de los últimos 30 años, ¿cómo estamos?
Querría acabar con un mensaje positivo y de orgullo, pero no es posible.
De los dos pilares del esquema: Antes, los del sector Telecom conocíamos tanto al presidente como a los consejeros de la CMT. Hoy en día, quien regula nuestro sector, pues... queda fagocitado por lo mucho que regula la CNMC. Sí, de los mismos que hace más de 100 años que no han arreglado, como correspondería, el tema energético.
• La definición del Servicio Universal ha quedado parada y estancada como si estuviésemos a finales del siglo pasado. Actualmente se define así: “Suministro de la conexión a la red pública de comunicaciones electrónicas desde una ubicación fija con capacidad de banda ancha a 10 Mbps”. ¿Dónde quedan los objetivos de Europa para el 2030 en cuanto a capacidad de conexión a Internet? ¿Cómo puede ser que no haya referencia alguna a los servicios en movilidad?
En el sector Telecom tenemos trabajo por hacer: debemos espabilar y recuperar nuestros orígenes o, en unos años, nos convertiremos en otro sector más, del cual no podremos sentirnos orgullosos.
Y acabo con un deseo: que, en el futuro, los consejos de administración de las empresas del sector no estén llenos de ex-ministros, no sea que, al final, los usuarios acabemos pagando el tráfico a internet al precio marginal más caro de todos los precios que configuran el acceso a internet, como pasa con la actual factura eléctrica.