AGRO BOLETÍN 01 MAYO 2013
QUE HAY DETRÁS
DE LA CRISIS Resulta inconcebible que teniendo un gran potencial agropecuario, este sector no sea la base del crecimiento y el desarrollo económico y, por el contrario, sea una fuente permanente de generación de violencia, pobreza y desequilibrios sociales, sin contar la baja competitividad y productividad que lo caracteriza. El agro colombiano tiene la capacidad de desarrollarse en el 37 por ciento del territorio colombiano, que comprende sistemas tradicionales (18 por ciento) como los integrados con el bosque (19 por ciento) como los sistemas silvopastoriles, silvoagricolas y agrosilvopastoriles, según las investigaciones de Ricardo Malagón. Asimimo, el país posee importantes ventajas comparativas asociadas con la localización intertropical y ecuatorial, y disponer de suficientes suelos y tierras que nos permitirían satisfacer la creciente demanda de alimentos en el país y poseer un gran potencial exportador. Un bajo crecimiento histórico Aún así, con todas esas posibilidades, desde hace rato el sector agrícola estancó su aporte al crecimiento de la economía, apenas un 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Este bajo aporte se explica por el pobre desempeño del sector en la última década, por debajo del crecimiento del PIB total, a pesar de la recuperación de la economía y del boom del precio mundial de los alimentos que no aprovechamos (ver gráficos). De la misma manera, el sector presenta altos niveles de pobreza, 64 por ciento en el campo, frente a la tasa nacional de 45 por ciento del país. Y esto a pesar de que genera el 19 por ciento del empleo nacional y el 66 por ciento del empleo rural.
Igualmente, dada la poca diversificación de la oferta exportable centrada en los productos tradicionales como el café, el banano, el azúcar y las flores, la agricultura colombiana presenta un rezago significativo frente a otras economías de la región, como las de Brasil, Perú y Chile. Estos países vecinos, con menos dotación productiva, hoy son importantes proveedores mundiales de un grupo amplio de productos no tradicionales generadores de más empleo, con énfasis en cadenas productivas como la soya, el jugo de naranja congelado, el mango, los espárragos, las uvas y las manzanas. Razones de una crisis En ese contexto, dificultan la competitividad del sector agropecuario colombiano vario problemas de fondo, los cales están ligados al uso ineficiente de los recursos, la estructura de la tenencia de la tierra, las variaciones del clima, los altos costos de ttt
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RAZONES DE LA CRISIS Resulta inconcebible que teniendo un gran potencial agropecuario, este sector no sea la base del crecimiento y el desarrollo económico y, por el contrario, sea una fuente permanente de generación de violencia, pobreza y desequilibrios sociales, sin contar la baja competitividad y productividad que lo caracteriza. El agro colombiano tiene la capacidad de desarrollarse en el 37 por ciento del territorio colombiano, que comprende sistemas tradicionales (18 por ciento) como los integrados con el bosque (19 por ciento) como los sistemas silvopastoriles, silvoagricolas y agrosilvopastoriles, según las investigaciones de Ricardo Malagón. Asimimo, el país posee importantes ventajas comparativas asociadas con la localización intertropical y ecuatorial, y disponer de suficientes suelos y tierras que nos permitirían satisfacer la creciente demanda de alimentos en el país y poseer un gran potencial exportador. Un bajo crecimiento histórico Aún así, con todas esas posibilidades, desde hace rato el sector agrícola estancó su aporte al crecimiento de la economía, apenas un 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Este bajo aporte se explica por el pobre desempeño del sector en la última década, por debajo del crecimiento del PIB total, a pesar de la recuperación de la economía y del boom del precio mundial de los alimentos que no aprovechamos (ver gráficos). De la misma manera, el sector presenta altos niveles de pobreza, 64 por ciento en el campo, frente a la tasa nacional 34RGT
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UN BAJO CRECIMIENTO HISTORICO Resulta inconcebible que teniendo un gran potencial agropecuario, este sector no sea la base del crecimiento y el desarrollo económico y, por el contrario, sea una fuente permanente de generación de violencia, pobreza y desequilibrios sociales, sin contar la baja competitividad y productividad que lo caracteriza. El agro colombiano tiene la capacidad de desarrollarse en el 37 por ciento del territorio colombiano, que comprende sistemas tradicionales (18 por ciento) como los integrados con el bosque (19 por ciento) como los sistemas silvopastoriles, silvoagricolas y agrosilvopastoriles, según las investigaciones de Ricardo Malagón. Asimimo, el comparativas
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intertropical y ecuatorial, y disponer de suficientes suelos y tierras que nos permitirían satisfacer la creciente demanda de alimentos en el país y poseer un gran potencial exportador. Un bajo crecimiento histórico Aún así, con todas esas posibilidades, desde hace rato el sector agrícola estancó su aporte al crecimiento de la economía, apenas un 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Este bajo aporte se explica por el pobre desempeño del sector en la última década, por debajo del crecimiento del PIB total, a pesar de la recuperación de la economía y del boom del precio mundial de los alimentos que no aprovechamos (ver gráficos). De la misma manera, el sector presenta altos niveles de pobreza, 64 por ciento en el campo, frente a la tasa nacional 34RGT