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IBCE - CADEX
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El 2022 debía ser el año de consolidación de la recuperación económica del país, luego de que el crecimiento en 2021 de un 6,1% fue insuficiente para superar la caída del 8,7% del 2020, por la pandemia. La guerra Rusia-Ucrania, el contexto mundial marcado por la inflación, devaluaciones y amenazas de recesión; más, la alta conflictividad política y social en el país, y la terrible incapacidad que demostramos tener los bolivianos para resolver nuestros problemas a través del diálogo, impactaron sobre la economía que no alcanzará el 5,1% de crecimiento proyectado para este año; de confirmarse los pronósticos de impacto del Gobierno, debido a los paros, bloqueos y cercos, podría esperarse un crecimiento entre el 2% y 3%, insuficiente para generar más empleos y combatir la pobreza.
Pese a las adversidades, las proyecciones que hizo el IBCE, de récords de exportación e importación, se confirman para este año. Hasta octubre, las Exportaciones No Tradicionales significan 30% del total y, con casi $us 3.500 millones, superan ya todos sus registros de gestiones completas por el gran desempeño de las agroexportaciones, destacando la soya y derivados con un récord de $us 2.017 millones por más de 3 millones de toneladas, su mayor nivel histórico; seguida de la castaña, con 180 millones; la carne y derivados, con un nuevo hito de $us 154 millones; los derivados de girasol, con 127 millones; y, las maderas y manufacturas, con casi 90 millones, destacan entre los cerca de 800 productos no tradicionales exportados; los minerales suman casi 5.500 millones y los hidrocarburos, 2.630 millones. Es nuestra recomendación que se generen estímulos para una mayor sustitución competitiva de importaciones, por ejemplo, con una mayor compra de bioetanol por parte de YPFB a la agroindustria sucroalcoholera, y que se permita al sector privado producir biodiésel y se aliente la siembra masiva de cultivos de materias primas energéticas eficientes y, de manera general, se ofrezca mejores condiciones al capital extranjero para captar más inversión en exploración y explotación de hidrocarburos Lograr un mejor futuro para Bolivia está en nuestras manos, lo podemos activar a través de un trabajo sinérgico público-privado, promoviendo el crecimiento de sectores con actividades que sean económicamente viables, ambientalmente sostenibles y socialmente responsables; de nosotros depende crecer más en 2023, así como que haya estabilidad económica y no se mueva el tipo de cambio; si priorizamos las exportaciones podemos generar muchos más empleos de calidad porque las posibilidades de comercio con el mundo son casi infinitas.
DEMETRIO SORUCO
PRESIDENTE
El esfuerzo del sector productivo exportador, trascendiendo los problemas internos del país y enfrentando a los internacionales, es lo que permitió que, en tiempos de postpandemia y de guerra, nuestras exportaciones, especialmente las no tradicionales, sean las más estables de los últimos años, generando importantes ingresos para Bolivia.
Pese a las restricciones a las exportaciones, el bloqueo de carreteras y los problemas socio-políticos del país, el sector exportador no disminuyó su esfuerzo por llegar a más mercados internacionales, lo que pone el relieve nuestro sano orgullo exportador. Llegar, en los últimos 8 años, con productos elaborados en
Santa Cruz a 128 países de los 152 a los que llega Bolivia con sus exportaciones y ser líderes de los productos no tradicionales comercializados en el exterior, nos demuestra que el esfuerzo continuado, la visión y la inversión del sector exportador da frutos. Los problemas socio-políticos que vive el país, las medidas restrictivas para las exportaciones, así como la falta de apoyo del Gobierno para hacer más competitivas nuestras exportaciones, junto a la coyuntura internacional postpandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, fueron factores que frenaron el trabajo sostenido que durante décadas viene desarrollando el sector exportador para generar crecimiento económico Nuestras exportaciones hubiesen tenido mejores resultados, pero la realidad nos colocó escenarios de incertidumbre que nos frenaron. Pero por responsabilidad con las familias que dependen del sector productivo exportador y con el país, decidimos seguir adelante con trabajo y fe. En la actualidad, nadie tiene una bola de cristal para adivinar el futuro, que pese a los análisis y las proyecciones de organismos internacionales, se presenta cada vez más incierto. Pero eso no nos debe frenar, nos debe hacer más cautelosos, analíticos y estratégicos, pero de ninguna manera debe paralizarnos. Comenzar a borrar la cultura del bloqueo para no romper la cadena logística es fundamental para un país mediterraneo como el nuestro; así como simplificar trámites, agilizar los pasos de frontera, establecer una coordinación con el Gobierno para atraer inversiones, generar mejores condiciones de producción agropecuaria y facilidades para las exportaciones agroindustriales, son aspectos que debemos comenzar a trabajar con celeridad y responsabilidad. Es urgente desarrollar una cruzada en la que todos los sectores productivos, en coordinación con las autoridades gubernamentales, nos pongamos en la tarea de identificar los aspectos que impiden que seamos más competitivos y hacer los ajustes inmediatos para superar estas limitaciones.