APOSTILLAS CRÍTICAS AL DELIRANTE PROYECTO MONTAUK: THE MIX SALAD PROJECT

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APOSTILLAS CRÍTICAS AL DELIRANTE PROYECTO MONTAUK

THE MIX SALAD PROJECT1 Por Fernando Jorge Soto Roland*

EL UNIVERSO PARALELO DE LA RAZÓN Ver relaciones en todo y con todo es considerado una enfermedad de la conducta. Una disfunción que distorsiona la realidad y por la cual se creen detectar conexiones en donde éstas no existen, transformando el mundo en una red de patrones ficticios e intensiones secretas que sólo muy pocos detectan. Por lo general, personas afectas a lo paranormal y las conspiraciones. Hay un término para caracterizar esta forma de interpretar el mundo: apofenia. Y viene siendo utilizada desde que el neurólogo y psiquiatra alemán, Klaus Conrad, la implementó en 1959. Esta singular experiencia apofénica atraviesa gran parte de los actuales mitos contemporáneos, en especial aquellos empapados de cierta religiosidad encubierta (pero visible en la creencia de ovnis, energías, conexiones chamánicas y mucha de la parafernalia mística de la New Age). Del mismo modo, libros, películas y series de TV estimulan esta “inteligente” y “original” mirada de las cosas ―que exacerba la tan promocionada “Mente abierta”― facilitando así el desarrollo de fantasías de amplio espectro y aún más amplia recepción. La media docena de chiflados, en cuyos testimonios se fundamenta la historia del Proyecto Montauk, es un clarísimo ejemplo de ello. 1 *

Proyecto Ensalada Mixta. En inglés suena mucho más ominoso, ¿verdad? Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de la UNMdP (Argentina).


2 Es la “ensalada mixta conspirativa” más grande que he leído (a excepción, claro, de la desarrollada en la novela El Péndulo de Foucault de Umberto Eco). Un delirio para delirantes. Interesante, peligroso y revelador del alto nivel de ignorancia (en cuestiones científicas, técnica e históricas) en la que colectivos inmensos de personas normales se mantienen, promediando la segunda década del siglo XXI. Si algún pretendido portal dimensional se abrió, es el que dio paso al universo paralelo de la necedad. Una grieta en el espacio/tiempo que permite el ingreso de seres extraños (¡vaya si lo son!), insensibles, mentalmente atrofiados, que actúan irracionalmente amparados por el principio de autoridad que les da la capacidad de engarzar tonterías con cierto estilo académico; además de encontrar tribunas disponibles en editoriales y programas de televisión. Sin nombrar el inimaginable poder de difusión de las redes sociales en Internet.

El poder de los medios masivos

Un universo alternativo que se creía inocuo ―dormido, hibernando más allá de lo concreto― ha irrumpido, controlado por personajes oscuros, fenotípicamente imbéciles, que sorprenden al mundo desatando un vórtice capaz ―como un agujero negro― de fagocitarse todo. Incluso el sentido común. Se observan “cosas extrañas”. Los eventos anómalos han empezado a ser parte de la vida cotidiana de muchos. La realidad está trastocada y nadie parece ser capaz de frenar este impresionante alud de tonterías destructivas. Los reptilianos han hecho acto de presencia. Se han adaptado al aspecto humano. Están entre nosotros y debemos ―contrariamente al celebre arquitecto David Vincent, de la serie Los


3 Invasores― convencer a un mundo (por demás) crédulo de que la pesadilla… es un delirio. Y uno de los mayores es el de Montauk.2 UNA RECETA CON CONDIMENTOS EXÓTICOS Intoxicantes. Así pueden resultar algunas comidas. Y no me refiero al exclusivísimo pez globo, que unos pocos chefs japoneses preparan haciendo gala de precisión y exotismo. Nada de eso. Lo que aquí pretendo no es mostrar una receta en sentido culinario, sino exponer a través de una simple metáfora los componentes que han ayudado a establecer una leyenda contemporánea, hoy en alza. Cualquiera que hay leído algo sobre el mentado Proyecto Montauk encontrará una trama en la que se entreveran de los siguientes elementos:

Influencias de la serie de TV El Túnel del Tiempo (1966-1967).

Reminiscencias directas a la serie Star Trek (Viaje a las Estrellas, 1966-1969).

Connotaciones a Star Wars (La Guerra de las Galaxias).

Relaciones directas con el mentado Experimento o Misterio de Filadelfia.

Elementos de criptozoología.

La infaltable presencia de la ufología, sus extraterrestres y elementos de la serie de TV Los Invasores (1967-1968).

Teorías conspirativas, en la que proyectos ultra-secretos del gobierno juegan un rol clave.

Presencia de los siempre renovados y peligrosos “científicos locos” de la literatura y el cine.

Fantasías relacionadas con el imaginario referido a sitios aislados, lejanos, en el que las distancias marcan la diferencia.

La presencia de los Hombres de Negro (Men in Black), productos de la fantasía delirante de unos pocos autores (pero extendida a los cuatro vientos por el cine, y las historietas).

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Influjo de la New Age.

Religiosidad y culto platillista.

Intromisión de los Iluminati y demás “Élites Oscuras” (terrestres y extraterrestres).

Véase: El Delirante Proyecto Montauk. Disponible en Web: https://www.academia.edu/35491283/EL_DELIRANTE_PROYECTO_MONTAUK_CONSPIRACIONES_SECRETO S_EXPERIMENTOS_PARANOIA_Y_EXTRATERRESTRES


4 

Leyendas relacionas al control mental y proyectos tendientes a lograrla.

Lo subterráneo como elemento clave del misterio y la alteridad.

El poder del miedo, visto como energía (casi como Monster Inc.).

Reeditadas fantasías marcianas (“Personas teletransportadas a Marte”).

Ciudades perdidas.

Desapariciones misteriosas.

Presencia de la inefable energía orgónica de W. Reich.

El “Poder de la Mente” y la parapsicología.

La manipulación del clima.

Elementos de la “Guerra esotérica”.

La Atlántida y conceptos básicos de Teosofía.

Milenarismo.

Experimentos nazis y bases secretas del Tercer Reich.

Inexorable presencia de locos, delirantes, paranoicos y embaucadores.

La capacidad de asombro ―aletargada a medida que se enveceje― no se agota con las temáticas señaladas. Todo lo contrario. Se ve inyectada de nuevos bríos. La ensalada de eventos anómalos que conforman la leyenda de Montauk es estimulante. Lejos está de ser una droga que narcotice, se sea o no creyente. El ingenuo “open mind” podrá encontrar elementos que cimienten su creencia. El escéptico, del mismo modo, se despabilará hallando un nuevo nicho que criticar. Un espacio donde empollar la ironía y asegurarse mejor dentro de sus propios límites. Hay para todos los gustos. Aún así, lo que se rescata de todo este asunto son historias, cuyos protagonistas y seguidores hablan más de ellos mismos que de los extraños sucesos a los que prestan su atención. Sólo eso: historias. Relatos. Sin sus escritores, propagandistas y supuestos actores, el Proyecto Montauk no es nada. Más allá de las palabras, conferencias, simposios, encuentros y mesas redondas que se organizan en torno al tema, las pruebas incontrovertibles brillan por su ausencia. No están por ningún lado y muchísimos ni siquiera las exigen. Les bastan los testimonios. Son suficientes. Y si quienes los transmiten vienen con saco, corbata y rodeados de tecnología como telón de fondo, mucho mejor.3

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¿O no ha advertido, usted, cómo muchas series documentales de televisión buscan legitimar sus conclusiones estrambóticas apoyándose sólo en computadores, sofisticados software y demás instrumentos tecnológicos para ganar crédulos?


5 El resurgimiento de esta leyenda urbana ―cuyos primeros y trémulos pasos los encontramos en la década de 1990, de la mano de un librito de ciencia ficción escrito por Preston Nichols 4― resulta por demás sintomática. No es casual que sus links en Internet hayan acrecentado su número desde 2016-2017 a partir del estreno ―y tremendo éxito― de la serie producida por Netflix, Strager Things. Los mismísimos directores del programa han confesado públicamente que se basaron en los lineamientos generales del Proyecto Montauk a la hora de elaborar la trama. Incluso, el título original del programa había sido, justamente, Montauk; pero lo cambiaron por una simple estrategia de marketing. Así, olvidados promotores de la leyenda ―que consideran irrefutable― han resurgido del olvido, difundiendo a los cuatro vientos la tremebunda conspiración que esconde (incluso Netflix es acusada de estar dominada por los Iluminati). A no dudarlo: estamos a un paso de que las legiones de creyentes acríticos exijan poner “Basada en Hecho Reales” en los créditos del programa.

Iluminati y reptilianos no podían faltar en la trama del Proyecto Montauk

Una de las cosas que más me ha llamado la atención de toda esta “movida montaukiana” es la puesta en vigencia de hipótesis parapsicológicas y esotéricas a la hora de explicar los eventos anómalos que vienen circulando por los medios desde hace décadas. Incluso la supuesta presencia de extraterrestres entre nosotros ha dejado a un lado el origen alienígena para centrarse en otras explicaciones, hoy con mayor aceptación (especialmente entre los que creen en el asunto). A primera vista, los viajes espaciales están siendo fagocitados por otros que dicen ser interdimensionales. Hasta Indiana Jones en su última película del 2008 (La Calavera de Cristal) debió lidiar con arqueólogos de otras dimensiones. Pero 50 años atrás las cosas eran distintas. David Vincent y sus Invasores eran los que moldeaban los miedos de aquella generación y los que nos visitaban eran seres extraños de un planeta que se extinguía. Lejos estaban todavía las hipervaloradas y sui generis hipótesis de Jacques Vallée, hablándonos de viajeros de otras dimensiones, 4

Véase: Nichols, Presto, El Proyecto Montauk. Disponible en Web: https://www.bibliotecapleyades.net/montauk/esp_montauk_19.htm


6 crononautas y “sistemas de control”, de los que nadie (ni siquiera él mismo) puede dar cuenta cabalmente. Hoy ―2017)― el legado que el ufólogo francés desarrolló a fines de los ’70 con Pasaporte a Magonia, ha copado las tramas de series que buscan explotar la nostálgica década de 1980 (Stranger Thing y Dark entre las más importantes) 5, impactando en el imaginario social y archivando en el arcón de los recuerdos la procedencia clásica de los ET. Sin evidencias de ningún tipo que prueben la llegada de alienígenas desde otras galaxias ―y viendo muy difícil explicar cómo se pueden atravesar miles de años luz de distancia en una nave de tuercas y tornillos― el imaginario se amoldó. A los viajeros del espacio se los suplantó por los viajeros interdimensionales. Una solución perfecta. Acomodaticia. Perfecta frente las nuevas preguntas que iban surgiendo. De este modo, las “ventanas” o “portales” ―al principio rechazados por la ufología― resolvieron el problema. Lo inmaterial (de la mano de la llamada teletransportación que veíamos en la Enterprise de Viaje a las Estrellas) desplazó a lo concreto y la materialidad dura de los platos voladores se volvió cada vez más laxa. De alguna forma, tanto la temática como las naves propiamente dichas, se espiritualizaron, retrotrayendo las explicaciones a argumentos que se encontraban vigentes a fines del siglo XIX en el movimiento espiritista. Los viejos marcianos se transformaron en “seres de luz” y sus platos voladores en artilugios carentes de materia, capaces ―por ejemplo― de entrar y salir del Cerro Uritorco (Córdoba) atravesando sus laderas pétreas sin problema alguno. La New Age empezaba a meter su cuchara en el caldo. Los poderes de la mente, la evolución de los estados de conciencia, hasta cierta orientalización de los maestros venidos de otros universos (una clara influencia de la Teosofía), se volvieron comunes en el discurso. Los hombres supuestamente contactados por alienígenas, interpretaron esos encuentros como etapas en un salto evolutivo del ser y hasta el uso de drogas alucinógenas se transformó en una vía posible para entablar ese tan mentado contacto con el Otro Mundo (o dimensión) del que provendrían los “Maestros Superiores”. Guiados por esas creencias, muchos transpersonalizaron la psicología y la antropología. El chamanismo se actualizó en función de esas “verdades” y los viajes a otras realidades ―a través de la ingesta de plantas sagradas, simple meditación o trance (en casos extremos)― se hicieron teóricamente posibles y “terapéuticamente recomendables”. El “Más Allá” se arropaba de lenguaje científico (o pseudocientífico). Todo se mezclaba con todo. La ciencia se chamanizaba y la realidad profana era desplazada por otra trascendente, mágica y más espiritual. Los “experimentos mentales” (comunes en Montauk, al punto de llegar a la tortura con el fin de desencadenar en la víctima cierta 5

Véase páginas oficiales de ambas series: Stranger Things. Disponible en Web: https://www.netflix.com/ar/title/80057281 // Dark. Disponible en Web: https://www.netflix.com/ar/title/80100172


7 misteriosa energía vital u orgónica) se confunden con experiencias internas, subjetivas, por demás espiritualizadas. Los viajes a otras dimensiones o a través el tiempo, semejan los vuelos del chamán; y el antiguo ruido de motores provenientes de poderosas naves interestelares es sustituido por el armónico sonido del OM y otros mantras orientales. El positivismo científico ha sido denostado. La palabra materialismo pasó a ser una mala palabra. Aún así, la ciencia y su discurso ―basado en lo concreto y verificable― siguió siendo la mejor forma de legitimar las fantasías que se pretendían ―y pretenden― instalar como verdaderas. Más allá del desprestigio y falta de confianza que la ciencia heredó del siglo XX ―particularmente después del estallido de las dos bombas atómicas sobre Japón― su método se mantuvo enarbolado en lo alto del mástil, aunque desde lo ético siguiera despertando desconfianza y temor. Los relatos que circulan en torno al Proyecto Montauk arrastran muchas de estas ideas. Sus científicos se presentan como amorales. Individuos que no piensan ni cuestionan los medios para alcanzar un fin. Éste justifica a los anteriores. La ciencia se recorta en el imaginario como una actividad con tintes oscuros, peligrosos, amenazantes. Es la responsable de los grandes males. ¿Qué otra cosa se podría esperar de ella si está ―como muchos creen― controlada por “científicos locos” hambrientos de poder, capaces de organizar las más diabólicas conspiraciones con el sólo fin de conservarlo y acrecentarlo?

El científico loco

En Montauk todo esto es innegable y el contexto de Guerra Fría justificaría las atrocidades que ―se dice― allí se produjeron. Todo vale. Pero el discurso moralista no podía estar ausente. Se evidencia en boca de sus participantes más sensibles. De ahí que personajes como Preston Nichols, Duncan Cameron, Stuart Swerdlow y demás, se hayan convertido en ácidos denunciantes de las


8 manipulaciones practicadas en el subsuelo de Long Island (que es donde la mitología ubica el laboratorio del proyecto). El miedo a la bomba ya no alcanza. No inspira el terror de hace medio siglo. Actualmente, la angustia montaukiana pasa por la capacidad destructiva generada por agujeros negros, grietas, ventanas o fracturas dimensiónales, capaces de desaparecer todo. De fagocitarse la realidad material en segundos y provocar una ruptura en el espacio-tiempo realmente catastrófica. Estamos, pues, ante un asunto más que repetido en la literatura y cine de ciencia ficción: el de la tecnología fuera de control. El hombre que juega a ser Dios manipulando palancas y oprimiendo botones. Pero en el caso Montauk no se trata de cualquier tipo de botones. Conocer las entrañas de la base militar en la que supuestamente se llevaron a cabo los experimentos implica hablar de la utilización de tecnología extraterrestre (o tecnología inversa en el léxico ufológico). Es que, según se deja entrever, hay una minoría de humanos deseosos de dominar el mundo desde un laboratorio a cualquier precio (igual que el cínico ratón Cerebro del cartoon televisivo).

Cerebro (Brain)

Acomodándose perfectamente a la evolución del imaginario surgido del Realismo Fantástico, la “Silla de Montauk” y toda la parafernalia de aparatos, manivelas, pantallas y detectores varios con las que suelen ilustrarse las notas referidas al proyecto, se condimentan (como ya hemos referido en otro articulo) con nombres y apellidos reales de científicos reconocidos, pero falseando el contexto de sus trabajos y desvariando respecto de sus supuestas participaciones en experimentos oscuros. Así, no solo Albert Einstein, sino también Nicola Tesla o el matemático John Von Neumann quedan asociados a la fábula Montauk. Pero, que todo esto sea falso, parece no importar. Hay publicados muchos y variados trabajos críticos que demuestran a las claras que las fantasías y las mentiras ha campeado libremente en este tipo de temas. Aún así, resultan irrelevantes


9 a las mayorías, que siguen buscando delirios que justifiquen sus deseos de creer. Las mentiras no tienen patas cortas. De ser así no estaríamos arrastrando falsedades, ni considerando ciertas historias que sabemos son inexistentes. Hay ejemplos de sobra. Desde el trillado Triángulo de las Bermudas, pasando por la famosa Huella del Pajarillo de Capilla del Monte, el Caso Roswell, la autopsia del extraterrestre o la existencia de los Hombres de Negro. Desde hace décadas sabemos que el famosísimo Experimento de Filadelfia de octubre e 1943 ―por el cual la marina de EE.UU. habría vuelto invisible y teletransportado al destructor SS Eldridge D-173― es una mentira de cabo a rabo. Un invento producto de la mente afiebrada de un tal Carl Allen (o Carlos Allende) y en la que se vieron involucrados escritores-ufólogos, militares crédulos y el periodismo sensacionalista. Aún así, documentales de TV e Internet siguen promocionándolo como un misterioso hecho histórico. Y el caso de Filadelfia nos interesa porque, según el parecer de muchos “diabólicos”, es el antecedente directo de Proyecto Montauk.

La leyenda del Proyecto Filadelfia, un clásico contemporáneo

Una fantasía arrastra a la otra. Un mentiroso alimenta a la siguiente generación de fabuladores. Y así, la “bola de nieve” crece y se vuelve más y más fuerte. Imposible casi de detener. Para miles de lectores, locos-paranoides han devenido en sabios y maestros de sabiduría. No importa que sus argumentos sean descabellados. Cuanto más delirantes, más aceptación encuentran. Lo sobrenatural se vuelve natural, a pesar de la inexistencia de pruebas. Las legiones de creyentes van en aumento (reconociendo que los contextos de crisis son los más aptos para que ello se ocurra). Congresos, seminarios, reuniones y mesas redondas, promocionan esta visión neo-romántica y absolutamente irracional de la realidad. Conferencistas y “autoridades” en la materia (como Nichols, Cameron y muchos otros contactados y teletransportados) elevan la apuesta en círculos cerrados en los que retroalimentan sus delirios y en los que la crítica brilla por sus ausencia. El escéptico es un hereje. Un aguafiestas peligroso. De ahí que los obispos de la fantasía busquen


10 espacios compartimentados, rehuyendo de las opiniones contrarias y echando a quienes no piensan como ellos. De este modo ―evitando el diálogo, los cuestionamientos y el debate― pueden sostener sin prurito alguno las más descabelladas “verdades” (como ese personaje que en Capilla del Monte afirmó ―sin que nadie cuestionara nada― que había sido transportado al planeta Marte).6 Que tanta gente crea en tonterías es interesante y preocupante al mismo tiempo. Un síntoma más de que la ignorancia no depende de la capacidad de informar, sino del modo en que se procesa esa información. Internet es un buen ejemplo de ello. Su imperio no significó automáticamente el triunfo de la razón. Casi les diría que pasó lo contrario. Hoy lo paranormal y sus derivados se alimentan por WIFI. La cantidad se impuso sobre la calidad informativa y cada vez más se vuelve difícil diferenciar la verdad de la mentira. Especialmente cuando ésta última es presentada con un lenguaje que simula ser científico y críptico. “Si salió en la Web debe ser cierto”. Algo parecido ocurrió y sigue ocurriendo con las cosas que se publican en los diarios. El creer se impone. La fantasía vence al tedio y el realismo fantástico (alimentado por autores con llegada al gran público) se convierte en la nueva vía hacia la trascendencia, en un mundo inmanente y mediocre.

Algunos de los libros del Realismo Fantástico que marcaron al imaginario actual

Dicen que la realidad supera a la ficción. ¿Es eso cierto? ¿Acaso no nos estamos engañando con slogans que demuestran ser ―al menos en lo cotidiano― completamente falsos, o como mínimo un tanto exagerados? En el caso Montauk la imaginación desbocada supera con creces a la realidad objetiva. De hecho, estamos ante un mito basado en fantasías más antiguas, derivadas de la literatura de ciencia ficción de principios del siglo XX. Un volver a viejas mentiras estéticas ―que sólo buscaban entretener― pero con una postura por demás abierta y crédula, convirtiendo la ficción en verdad. Aquí está la clave que explica en gran parte a la mitología contemporánea y sus leyendas urbanas 6

Véase: Conferencia de Andrew Basiago: Mis experiencia en Marte. Disponible en Web: https://www.youtube.com/watch?v=iIygxH2zIpg


11 derivadas. Un pastiche de viejas ideas/creencias/cuentos, sazonados de irracionalismo, ignorancia y deseos de trascendencia. Por ejemplo, en julio de 2008 los portales de Internet anunciaron a los cuatro vientos la aparición de un monstruo en una playa cercana a Montauk Point. Los retos, en avanzado estado de putrefacción, dieron pie a que se hablará del chupacabras, de un engendro producto de la manipulación genética e incluso de un derivado de la Bestia de Montouk, aquella que ―según el relato de Nichols― fue materializada por la poderosa mente de Duncan Cameron con el propósito de destruir las instalaciones secretas y darle fin a los peligros desatados por el experimento. Lo que muchos no repararon es que el pobre machape desollado por el mar y arrojado a la costa (de eso se trataba) en nada se parecía al ser bípedo, peludo y de casi tres metros de altura (¡un Bigfoot!) supuestamente responsable de terminar con el Proyecto Montauk.7

La “Bestia” (izquierda) y el “monstruo” (derecha) de Montauk

¿Quién no querría viajar por tiempo o toparse con el Yeti, Mothman o un marciano grisverdoso, subirse a un plato volador y recorrer en segundos el universo? Todo aquel que haya incursionado en el mundo la lectura añoraría encontrarse con situaciones y personajes de ese tipo. Sería como romper el molde para empezar de nuevo. Replantearse toda la historia humana, la física y la religión. Reescribir todo una vez más. Renovarse. Sentirse joven nuevamente. Pero nada de eso es probable que ocurra. A menos que deseemos abrir una grieta o portal a cuanta bobada circula.

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Véase: El Monstruo de Montauk. Disponible en Web: https://es.wikipedia.org/wiki/Monstruo_de_Montauk


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Credulidad

Leer la mente, ser invisible, comunicarnos a distancia o ser transportados a otras épocas gracias a cierta tecnología provista por alienígenas (para luego ser perseguido por Hombres de Negro) son algunos de los rasgos de megalomanía que advertimos en los escritores que promocionan la realidad del Proyecto Montauk. Quieren ser especiales. Se sienten especiales. Son los custodios de secretos que el resto de los mortales desconocemos. Por eso nos miran con la displicencia de los seres superiores. Desde arriba. Pontificando. Afirmando. No dudando jamás. En todos estos sentidos el tema de Montauk es un compendio claro de la Tontería Global que nos venden. MONTAUK, LAS DESAPARICIONES MISTERIOSAS Y EL PROYECTO MK-ULTRA

La mirada conspiranoica que le da forma al Proyecto Montauk nada tiene que ver con las conspiraciones reales que, en mucho menor medida de lo que se cree, han existido a lo largo de la historia. Sería inocente negarlas. Han estado presentes en revoluciones, golpes de estado y operaciones de inteligencia, persiguiendo objetivos concretos. Son, sin duda, un capítulo importante en la difícil historia del espionaje, en la que testimonios y documentos confidenciales tardan décadas en salir a la luz, dejando así baches o agujeros sin resoluciones claras, que son justamente las que aprovechan los paranoicos que pululan por Internet para rellenar con delirios y quimeras.


13 El Proyecto Montauk se encuadra dentro de estas operaciones ultra-confidenciales. En consecuencia, sus baches son verdaderos cráteres en los que los apasionados del tema se regodean llenándolos con todos los condimentos que hemos señalado al inicio de este artículo (Iluminti de por medio). Las zonas oscuras de la historia se completan con especulaciones que, en manos de desaforados creyentes, pueden llegar alcanzar dimensiones épicas. Sin pruebas, cualquier cosa puede decirse. Pero, ¿hay algo cierto detrás del Proyecto Montauk, más allá de los nombres de científicos que supuestamente participaron (aunque así no fuera)? La respuesta es afirmativa. Se trató de un programa secreto implementado por la CIA entre 1953 y 1975, conocido como el Proyecto MKUltra. Y éste sí que existió.8

Del Proyecto MK-Ultra también se han derivado historias inverosímiles

En 1975 estalló en EE.UU. un escándalo político de proporciones. The New York Times publicó documentos y testimonios que certificaban que la CIA había experimentado con seres humanos durante casi 20 años siguiendo procedimientos por completo ilegales. El proyecto perseguía estudiar detenidamente el uso de técnicas de tortura, con el fin de extraer información fidedigna del enemigo. Pero no se conformaron ello. La Guerra Fría exigía seguir indagando y por tal motivo, químicos, bioquímicos y especialistas en farmacología, así como psiquiatras, psicólogos y médicos de la Agencia Central de Inteligencia, empezaron a experimentar con drogas. Primero usaron LSD y algo más tarde otras drogas diseñadas para conseguir diversos efectos (reacciones erráticas e ilógicas ―para desacreditar a los espías propios cuan se pasaban al bando contrario―, perfeccionar la concentración, suspender los efectos del alcohol en sangre, confusión mental y borrar la memoria a corto y largo plazo, entre otras cosas). MK-Ultra produjo daños irreversibles (incluso la muerte) en mucho ciudadanos estadounidenses y canadienses, utilizados secretamente como conejillos de indias. Según se supo eran elegidos entre personas que tenían pocas relaciones, que socializaban muy poco o directamente 8

Véase: MK-Ultra. Disponible en Web: https://www.clubensayos.com/Historia/El-Proyecto-MK-Ultra/1709834.html


14 era enfermos mentales y vagabundos. Como era de prever no hubo condenados. Los responsables de la CIA salieron libres. La doctrina de la Seguridad Nacional se impuso. Estaban siendo amenazados por los rusos y cualquier medio era válido en la prosecución de la victoria sobre el comunismo. Nada de esto debió pasar desapercibido para los inventores de la leyenda Montauk. Se basaron en el MK-Ultra. Jugaron con la historia del lavado de cerebro, incorporaron la desaparición misteriosa de niños para hacer experimentos con ellos y el uso de tortura y drogas. Sólo que exageraron los resultados hasta límites imposible de creer.9

Según la leyenda, miles de niños desparecieron en el área de Montauk Point para ser utilizados en tremendos experimentos. La historia del “Hombre de la Bolsa” readaptada.

PALABRAS FINALES Que una base militar abandonada de la Fuerza Aérea estadounidense como la de Camp Hero, en Long Island (Montauk Point), se haya convertido en un punto de encuentro para los amantes del misterio y del turismo alternativo ―como Roswell (Nuevo México, EE.UU.) o Capilla del Monte (Córdoba, Argentina)― no deja de ser un hecho sociológico muy interesante. Una señal de que los lugares de peregrinación están mutando y que los acólitos a los nuevos mitos contemporáneos buscan materializar de alguna forma las fantásticas historias que leen en libros de dudosa credibilidad.

Ya no interesa que la mayoría de los autores que tratan el tema demuestren una absoluta falta de vergüenza al vender como ciertos relatos que se saben falsos desde hace tiempo. No importan 9

Nota: Los “diabólicos” de turno no han dejado pasar la oportunidad para elaborar las más descabelladas especulaciones sobre el proyecto MK-Ultra. Internet es un manantial infinito de delirios al respecto. Como para muestra sólo basta un botón, diremos que se “afirma” que el MK-Ultra estuvo (y sigue estando) controlado por… ¡Iluminati! Los cuales tienen bajo su control a políticos y actores de nivel internacional.


15 sus tendencias paranoicas y mitómanas; y mucho menos aquellos trabajos que demuestran las falacias que han tejido a lo largo de los años. Que personajes como Preston Nichols, Duncan Cameron, Carl Allen o Charles Berlitz (entre otros) sigan arrastrando a tantos seguidores hoy en día, nos dice más de los tiempos que corren que de los autores mismos. Seguimos buscando lugares sagrados y parece que ya no bastan los pesebres o los sitios marianos. Hoy los seres superiores vienen de arriba y de abajo. Extra e intraterrestres. Pero también de otros planos dimensionales, tal como especulan los sabios que hablan de proyectos como el de Montauk; generalmente cercanos a cerros y bosques, sitios aislados, liminales. Fronteras en las que la lógica se detiene (esbozando una sonrisa irónica, no exenta de bronca).

Camp Hero, Base Militar abandonada de Montauk

Estas son las poderosas fábulas que instalan los medios, los libros y los miles de sitios de Internet, armados de un lenguaje pseudocientífico, engañoso y repleto de adjetivos. En definitiva: un intento mayúsculo de rescatar lo trascendente. De creer. Un anuncio más de que un importante porcentaje de la población sigue arrastrando creencias propias de cosmovisiones que creíamos perimidas hace siglos. Y ése tal vez sea el error que cometimos: creer que estaban muertas, cuando en realidad siempre estuvieron presentes, asomando más ―o menos― la cabeza según el contexto histórico y el modelo epistemológico dominante.

Diciembre 2017, Buenos Aires /Argentina.


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