Evolución Estructural del Antiforme de Navalpino (Zona CentroIbérica Meridional, España) Vol. I

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UNIVERSIDAD DE OVIEDO

DEPARTAMENTO DE GEOLOGÍA

EVOLUCIÓN ESTRUCTURAL DE LA ANTIFORMA DE NAVALPINO (ZONA CENTROIBÉRICA, ESPAÑA)

TESIS DOCTORAL VOLUMEN I

1992
FERNANDO LOPEZ DIAZ

BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA AL TRABAJO:

-Evolución estructural de la Antiforma de Navalpino (Zona Centroibérica, España)-

Por: Fernando López Díaz (2014)

El Trabajo de Geología que es objeto de la publicación completa, constituyó la Tesis Doctoral del Autor, presentada en el año 1992.

Sin embargo sus ideas, datan de mucho antes, en concreto del año 1984, cuando fui contratado para trabajar los materiales del Complejo Esquisto-Grauváquico (CEG), que permanecian en el Limbo de los Justos desde su enunciación por Oen Ing Soen, en el vecino País de Portugal. Era tal el desconcierto que no había, entre los pocos geólogos que se habían aventurado a trabajar estos materiales, acuerdo sobre cuestiones geológicas generales. Por una parte estaban los que aducían que no existían discordancias internas en dicho Complejo. Otros autores sí pensaban que había alguna o algunas discordancia, pero no coincidían ni en su posición geológica, ni su edad ni siquiera, dándose el caso de que existían algún autor que dependiendo de la fecha de la publicación, hacía variar als discordancias en número y localización. Todo ellonecesitaba un trabajo de campo intenso y la elaboración de un mapa geológico que situara un punto de partida para la discusión de la estructura y división interna de los Materiales del Precámbrico-Cámbrico que nos ocupan. A ello me dediqué intensamente a partit del año 1984. La casualidad, o lo que sea, hizo que ya a partir de muy temprana fecha, pudiera distinguir tres grupos de materiales separados por discordancias dentro del Precámbrico más Superior (probablemente Rífense Superior-Vendiense Superior) y el Cámbrico Inferior (ya datado regionalmente pro fauna y flora). El trabajo posterior al año 1984, consistió en una exploración de las Antiformas vecinas (El Domo de Abenójar, el Anticlinal del esteras, ambos al Sur, y el anticlinal de Valdelacasa al Norte), para tratar de entender el porqué de sus diferencias tanto litológicas como estructurales, además de examinarlos en busca de la deformación que tan notoriamente se manifestaba en la Antiforma de Navalpino.

Cuando más tarde pude escribir mis ideas para presentarlas como Tesis de Doctorado, me decidí a presentar las ideas originales y los hechos geológicos que me condujeron a emitir la hipótesis de la presencia de tres discordancias internas en el CEG, lo que costó bastante en ser admitido, pues eran discordancias, que en muchos lugares aparecían enmascaradas por la superposición de deformaciones. Sin embargo, mi intento era manifestar la caracterización de las diferentes deformaciones existentes, que afectaban a materiales diferentes litológica- y sedimentológicamente, pero a los que la homogeneidad de las deformaciones que presentaban pudo hacer posible la atribución temporal de los diferentes materiales, según sus características estructurales. Era precisamente esa homogeneidad estructural lo que sustituía a un pobre contenido paleontológico, dado que apenas existían yacimientos fosilíferos en los materiales Precámbricos y eran también muy raros los fósiles del Cámbrico Inferior.

Así que finalmente en el mes de Junio, a finales, pude presentar la Tesis presente, con las ideas originales del año 1984, las cuales fueron publicadas posteriormente de modo resumido y sin fotografías (qué no son muy buenas, la verdad), que ayuden a la identificación de lugares, rocas, etc. Solamente en el presente trabajo se exponen las ideas mencionadas de forma completa y en su versión original.

Posteriormente al año 1984, los trabajos de exploración mencionados, y reflexiones posteriores así como la visita a la Península de Kola (Rusia), me permitieron considerar los problemas manifestados ya con el hecho de su vigencia en diferentes Cratones Precámbricos. Pero las ideas posteriores al año 1984, serán objeto de un trabajo posterior (DM), que exponga las ideas que fueron más tardías, respecto a las enumeradas aquí.

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3 ÍNDICE VOLUMEN I INTRODUCCIÓN SITUACIIÓN GEOGRÁFICA……………………….....................................................……………5 GEOMORFOLOGÍA………………………………………....................................................……....5 Las Sierras Cuarcíticas………………………………………..................................................5 Las Depresiones………………………………….................................................…………...6 SITUACIÓN GEOLÓGICA………………………………....................................................….……6 ANTECEDENTES GEOLÓGICOS………………………...................................................…….….7 OBJETIVOS Y MÉTODOS DE ESTUDIO………………..................................................……….12 ESTRATIGRAFÍA LAS ROCAS PREORDOVÍCICAS……………………………….......................................................……13 GRUPO DOMO EXTREMEÑO…………………………..................................................…,,……13 Los Materiales del GDE en el Domo de Villarta……...…................................................….14 Los Materiales del GDE en el Domo de Navalpino……...............................................……14 Los Materiales del GDE en el Domo de Fontanarejo……...............................................….16 GRUPO IBOR-NAVALPINO…………………………………..................................................…..16 El Grupo Ibor-Navalpino en el sector occidental del Anticlinal de Navalpino (Serie del Castillejo) ...........18 Conglomerados de La Antigua…………………..........................................................…….18 Lutitas de Los Parrales…………………….............................................................………..18 Calizas de Villarta……………………….............................................................………….18 Lutitas y grauvacas del Tamujosillo……….........................................................………….19 Interpretación sedimentológica de la Serie del Castillejo…………….................................19 El Grupo Ibor-Navalpino en el Sector del Torilejo (Serie del Torilejo)....................................................…19 Alternancias del Valdehornos………………………................................................………20 Conglomerados del Torilejo……………………...............................................…………...21 Lutitas y grauvacas de Los Parrales……………………................................................…..21 Interpretación sedimentológica de la Serie del Torilejo…....................................................21 El Grupo Ibor-Navalpino en el Sector de la Dehesa de Fontanarejo………………………..…………......23 Lutitas de La Dehesa……… ...........………......................................................…………...33 Interpretación sedimentológica general del Grupo Ibor-Navalpino………………………..23 GRUPO VALDELACASA……………………...............................................…..………………...24 Brecha calcárea de Navalpino…………..............................................……..…………...….24 Limolitas del Pusa………………….............................................…………..……………...24 Las Areniscas del Azorejo…………………................................................………………..26 LAS ROCAS ORDOVÍCICAS…………………..................................................……..…………..29 El Conglomerado Basal……………………………………..................................................29 La Serie Púrpura…………………………………................................................………….31 La Cuarcita Armoricana…………………………………….................................................31 Los Estratos Pochico……………………………............................................…..………....32

SITUACCIÓN GEOGRÁFICA

El presente trabajo se encuadra geográficamente en el interior de la Meseta Ibérica, en su mitad meridional, abarcando una forma alargada en sentido NO-SE, de unos 40 Kms de largo y 12 de ancho, cuyas coordenadas geográficas pueden vrese en la cartografía. Esta área ocupa parte de las Hojas del Mapa Topográfico Nacional a escala 1: 50 000 Nº 733 (Castilblanco), 734 (Villarta de los Montes), 735 (Fontanarejo), 757 (Puebla de D. Rodrigo) y 758 (Casas del Río), situados en las provincias de Badajoz al Oeste y Ciudad Real al Este (Fig. 1).

Los núcleos de población existentes son los de El Alcornocal, Fontanarejo y Arroba de los Montes al Este, Navalpino en la zona central y Villarta de los Montes al Oeste. Todos ellos son de pequeño tamaño (menos de 1000 habitantes), y aunque acompañados por algunos cortijos aislados, confieren a la zona el carácter de escasamente poblada.

Respecto a las vías de comunicación más importantes, la zona está atravesada en su parte occidental por la carretera Villarta-El Bohonal, con un trazado general NE-SO, y en su parte oriental por la de PiedrabuenaHorcajo de los Montes, de dirección NO-SE, que pasa por Arroba y Navalpino, y tiene un ramal que la une con Fontanarejo.

El clima es de tipo continental, con inviernos fríos y veranos muy calurosos. Las precipitaciones, que en conjunto son escasas, tienen lugar principalmente en otoño y la primavera.

La red hidrográfica del área pertenece a la Cuenca del Guadiana, río que atraviesa la zona longitudinalmente en su mitad occidental, situándose en la misma una de las colas del Embalse del Cíjara. Aparte de este, los principales ríos de la zona son el San Marcos y el arroyo Valdehornos, afluentes del Guadiana por la derecha.

GEOMORFOLOGÍA

El anticlinal de Navalpino se encuentra situado en los Montes de Toledo, área de características morfológicas muy peculiares, entre las que cabe destacar la existencia de alineaciones de sierras producidas por los materiales cuarcíticos del Ordovícico Inferior, con niveles de cumbres muy constantes. Estas zonas elevadas se encuentran separadas por cubetas y depresiones relacionadas con núcleos anticlinales o sinclinales, donde afloran fundamentalmente materiales precámbricos y postordovícicos, respectivamente. Las depresiones se encuentran recubiertas por sedimentos pliocenos y/o pliocuatrenarios discordantes (Fig. 2).

Así, en nuestro csao, los materiales del Ordovícico Inferior forman dos sierras en conjunto alargadas, directamente dependientes de la estructura hercínica y que rodean a una depresión interior formada sobre materiales en conjunto pizarrosos del precámbrico y cámbrico inferior. Describiremos a continuación por separado las sierras cuarcíticas y las depresiones, que son los elementos morfológicos que constituyen la zona estudiada.

Las Sierras Cuarcíticas

La Cuarcita Armoricana y en menor medida los niveles de cuarcitas y conglomerados del Ordovícico Inferior, son los constructores del relieve, siempre siguiendo directrices estructurales por lo que la forma alargada E-O sufre inflexiones y dibuja en el mapa formas redondeadas allí donde aparecen zonas de interferencia de pliegues. Esto sucede en la zona del alto de las Acederas al O y en la Umbría de la Burra al E.

Las diferencias altimétricas entre las cumbres cuarcíticas no son acusadas, situándose entre los 750 y los 950 m., con los valores más altos al E y los más bajos al O. En conjunto, tenemos pues una altiplanicie de

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INTRODUCCIÓN

cumbres inclinada al O, sobre cuyo orígen no existe acuerdo. MUÑOZ (1976) atribuye la homogeneidad del nivel de cumbres al arrasamiento finipaleozoico que sufrió la cordillera y que sería el responsable también del hundimiento de los sectores occidentales de la misma, mientras que PILES MATEO y otros (1989) opinan que el nivel de cumbres es una reliquia de una antigua superficie de erosión Paleógena. Así pues, existe acuerdo en que la superficie de erosión es antigua, pero no respecto a su edad. SOLÉ (1952) la denomina Superficie Fundamental de la Meseta, aunque otros autores le atribuyen otro nombre, como MARTINSERRANO (1979) que la denomina Superficie Inicial. Otros aspectos morfológicos que se han discutido en la literatura son las alteraciones y paleoalteraciones que afectan a los materiales paleozoicos y precámbricos con anterioridad a la aparición de las rañas (MOLINA 1975 y MOLINA & BLANCO 1980). Estas alteraciones juegan un papel fundamental en la generación, en época alpina, de un relieve apalachense por degradación de la superficie mencionada.

Las vertientes aparecen actualmente tapizadas por masas de derrubios de laderas y/o coluviones que constituyen el nexo de unión con las depresiones, no apreciándose solución de continuidad entre estos depósitos y los de raña típicos de las depresiones.

Las Depresiones

En el inetrior de la forma de domo alargado que dibuja el Anticlinal de Navalpino, tenemos dos depresiones diferentes.

Depresión de Navalpino.- Con orientación E-O, ocupa casi todo el interior de las sierras mencionadas anteriormente. En ella aparecen los depósitos de raña, que consisten en fanglomerados asociados a los glacis derivados de la meteorización y erosión de las sierras cuarcíticas. Las rañas presentes en esta depresión pertenecen al primer tipo diferenciado por MUÑOZ (op. cit.), que produce unas típicas morfologías de mesa; su edad es pliocuaternaria y se sitúan en torno a los 600 m de altura. Estas formas aparecen muy desarrolladas en la mitad E, y llegan a desaparecer en el extremo occidental de la depresión, lo que indica que están claramente basculadas hacia oriente. En la actualidad se encuentran drenadas por varios arroyos, entre los que destacan el Valdehornos, el San Marcos y el Tamujoso, todos ellos afluentes del río Guadiana.

Depresión de El Alcornocal.- Separada de la anterior por la sierra de la Umbría de la Burra, es de pequeño tamaño y forma redondeada y se sitúa sobre materiales del Cámbrico Inferior y no presenta rañas, sino materiales cuaternarios de potencia métrica.

En conjunto tenemos pues un relieve caracterizado por los niveles de cumbres derivados de las cuarcitas paleozoicas, que encierran unas depresiones actualmente sometidas a erosión fluvial.

SITUACIÓN GEOLÓGICA

Según la división más antigua del Hercínico Peninsular, realizada por LOTZE (1945) en función de la paleogeografía de las series paleozoicas y precámbricas, el área estudiada pertenece a la zona Lusitano-Alcúdica. Según la división más moderna, realizada por JUIVERT y otros (1972), se sitúa en la zona Centro-Ibérica (Fig. 3), resultado de la fusión de las zonas Galaico-Castellana y Lusitano-Alcúdica de LOTZE (op. cit.) y en su sector meridional.

Siguiendo a DÍAZ BALDA y otros (1990), la Zona Centro-Ibérica en su sector meridional se caracteriza, en cuanto a su estructura, por la presencia de grandes pliegues verticales y sin vergencia, que se dibujan claramente en la cartografía utilizando como nivel de referencia el de la cuarcita en facies Armoricana. Pueden diferenciarse así grandes anticlinales, donde afloran extensamente materiales pre-ordovícicos, separados por estrechos sinclinales constituidos por materiales paleozoicos post-cámbricos. La inmersión hacia el E de los ejes de los pliegues da lugar a la división de la zona en dos sectores, uno occidental con predominio de los matriales pre-ordovícicos, y otro oriental donde dominan los post-cámbricos. El Anticlinal de Navalpino se sitúa en la zona de transición entre ambas áreas y aparece flanqueado por estructuras sinclinales de tamaño

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similar al suyo como son el sinclinal de Guadarranque-Hornillo al N y el sinclinorio de la Puebla de D. Rodrigo al S. (Fig. 4).

La Zona Centro-Ibérica, ha sido dividida por HERRANZ y otros (1977) en dos sectores, el de los Montes de Toledo y el de Alcudia-Alta Extremadura, caracterizados respectivamente por la presencia y la ausencia de materiales de edad Cámbrica. El Anticlinal de Navalpino se encuentra asimismo en una zona intermedia entre ambos sectores. Su parte occidental pertenecería a la segunda de las zonas mencionadas, pues el Ordovícico se encuentra directamente sobre materiales pre-cámbricos, mientras que la zona oriental pertenece al sector de los Montes de Toledo, ya que el Ordovícico reposa directamente sobre materiales del Cámbrico Inferior.

Así pues, la zona estudiada se extiende a lo largo de uno de los grandes pliegues que constituyen al Zona Centro-Ibérica, el Anticlinal de Navalpino, donde afloran materiales de edad pre-cámbrica y cámbrica, rodeados por la series del Ordovícico Inferior, y formando en conjunto un domo alargado en sentido E-O.

ANTECEDENTES GEOLÓGICOS

En conjunto la Zona Centro-Ibérica es una zona poco estudiada y en la que no existe acuerdo sobre aspectos geológicos básicos, como pueden ser los estratigráficos, cuestión sobre las que versan la mayoría de los trabajos publicados. Sobre el Anticlinal de Navalpino existen, en concreto, tan sólo dos trabajos, ambos de tipo estratigráfico sintético (SAN JOSÉ, 1981 y 1984).

La principal cuestión a debatir consiste en la división interna y edad del Complejo Esquisto-Grauváquico (CEG) (OENG ING SOEN 1970), unidad litoestratigráfica que engloba a todas las series Preordovícicas de la Zona Centro-Ibérica, y a la que pertenecen la mayoría de los materiales que aparecen en los núcleos anticlinales de la región.

Diversos autores han negado durante mucho tiempo la existencia de discordancias internas en el Complejo, o bien han considerado que su significado era local debido a causas sedimentológicas (niveles deslizados, olistostromas, etc.). Este es el caso de VEGAS (1971), CAPOTE y otros (1971), PARGA y VEGAS (1971), VEGAS (1971), MORENO (1974), CAPOTE y otros (1977), VEGAS y otros (1977) y ROIZ y VEGAS (1980).

Por el contrario, otros autores han determinado la presencia de discordancias y/o discontinuidades dentro

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del CEG, aunque de unos a otros varía el número de estas, su posición y su importancia. Debemos citar con especial énfasis el trabajo de BOUYX (1970), en el que por primera vez se cita una discordancia intra-precámbrica, aunque sólo se le atribuye una importancia local (Anticlinal del Esteras). Por otra parte CRESPO y REY (1971) distinguen, en una serie estratigráfica del Valle de Alcudia, el Alcudiense Inferior eminentemente grauváquico y el Alcudiense Superior con participación carbonatada, ambos separados por una discontinuidad. CRESPO y TAMAIN (1971) prolongan el Alcudiense Superior al Domo de Abenójar. En 1986, ORTEGA y GONZÁLEZ LODEIRO definen la discordancia intra-Alcudiense en el Domo de Abenojar. Este trabajo presenta uan gran importancia, pues en él quedan establecidas tanto la localización como la edad geológica de la discordancia, y las relaciones estructurales de los materiales situados a un lado y otro de ella.

SAN JOSÉ (1983) realiza un análisis histórico del desarrollo del conocimiento de los materiales Preordovícicos en la Zona Centro-Ibérica y divide estas series en Alcudiense y Grupo Superior. El contacto entre ambos lo considera discordante y lo sitúa en el nivel de Megabrechas (Fuentes, Navalpino). El tránsito Precámbrico-Cámbrico se encontraría para este autor en el nivel olistostrómico o en las pizarras del Pusa.

A partir del año 1984, en el Proyecto Hespérica de investigación minera realizado por MAYASA, se realiza un estudio de toda la zona Centroibérica meridional, en el que participó el autor del presente trabajo. Algunos de los resultados, generalmente de tipo estratigráfico, de este proyecto pueden verse en ÁLVAREZNAVA & ROBLES (1988), ROBLES & ÁLVAREZ-NAVA (1988), CALVET & SALAS (1988), PARDO & ROBLES (1988), NOZAL & ROBLES (1988), LORENZO & SOLÉ (1988), NOZAL y otros (1988). El trabajo de ÁLVAREZ-NAVA y otros (1988) resume el conjunto de estas informaciones, manteniendo la tesis, defendida asimismo en el presente trabajo, de la existencia de tres grupos de materiales bien distintos en lo que antes se denominaba CEG, grupos separados por discordancias, sobre cuya importancia no había acuerdo (ÁLVAREZ NAVA y otros, op. cit.), manteniendo el autor del presente trabajo, la opinión de que se trataba de discordancias asociadas a procesos tectónicos diferentes en cada caso.

En 1989 tiene lugar la edición de varias hojas del plan MAGNA que en conjunto rodean la zona estudiada, y que incorporan los conocimientos aparecidos como resultado del Proyecto Hespérica en 1988, pero de una manera inconexa (NOZAL & PÉREZ ROJAS 1989, NOZAL & MARTIN SERRANO 1989, MARTIN SERRANO & NOZAL 1989, PILES MATEO, PORTERO GARCÍA y otros 1989)

En 1990 aparece un trabajo de síntesis estratigráfica realizado por SAN JOSÉ y otros, en el que para el Anticlinal de Navalpino se citan cuatro discordancias dentro de los materiales preordovícicos. Esta división no coincide con la que se propondrá en el presente trabajo, ya que consideramos equivalentes materiales que en la mencionada obra se muestran en evolución vertical, reduciéndose así el número de discordancias a tres.

Igualmente, las edades de los materiales preordovícicos en la Zona Centroibérica son objeto de fuerte controversia, debido al pobre contenido paleontológico de estas series. Las opiniones que se considerarán en este trabajo son las expuestas en SAN JOSÉ (1984), las cuales básicamente son corroboradas en trabajos posteriores de SAN JOSÉ y otros (1990) y PALACIOS (1989).

Respecto a trabajos de tipo estructural, hemos de decir, que estos o bien no existen para grandes zonas, o se refieren únicamente a la deformación hercínica, como sucede en DÍEZ BALDA (1986) y PALERO (1991). La única referencia fiable de deformación pre-hercínica es la que aparece en ÁLVAREZ-NAVA y ROBLES (1988). Un trabajo de síntesis de los conocimientos existentes puede verse en DÍEZ BALDA y otros (1990).

Por lo que respecta a nuestra zona de estudio, SAN JOSÉ (1981) divide los materiales del núcleo del Anticlinal de Navalpino en dos conjuntos , superior e inferior, separados por la Brecha de Navalpino. El mismo autor (SAN JOSÉ 1984) divide esta misma sucesión en tres grupos separados por discordancias:

-El Grupo Inferior (Alcudiense Inferior) de más de 7000 m de potencia y al que asigna una edad Rífense (s.l.).

-El Grupo Intermedio de 300-2500 m, con conglomerados, areniscas, lutitas y carbonatos y edad Vendiense Medio-Superior.

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-El Grupo Superior (Grupo Pusiense) de 600 a 3000 m de potencia, compuesto por megabrechas basales, lutitas y un nivel conglomerático en la parte alta. Su edad es consifderada Precámbrico Terminal-Cámbrico Precoz.

En este mismo trabajo se realiza una correlación general de los materiales anteordovícicos.

La información presentada en estos últimos trabajos se basa en series estratigráficas sintéticas, sin columnas estratigráficas ni mapas que muestren la disposición de los diferentes grupos de materiales y las superficies de discordancia que los separan.

Al plantearse la realización del presente trabajo (año1984), existía pues una falta de información cartográfica sobre el Anticlinal de Navalpino, y asociada a ella una confusión notable sobre los materiales existentes en su interior y sus relaciones mutuas, y sobre todo respecto a las deformaciones presentes en al zona. Todos estos aspectos han sido los que han dirigido la investigación del presente trabajo

OBJETIVOS Y MÉTODOS DE ESTUDIO

El objetivo esencial del presente trabajo es el conocimiento estructural del Anticlinal de Navalpino. No obstante, este objetivo plantea la necesidad de aclarar previamente las características estratigráficas generales de los matriales presentes en la zona. Como se ha visto en los antecedentes, no existe un acuerdo generalizado en la Zona Centroibérica sobre las subdivisiones internas de los materiales preordovícicos: Por tanto, el priemr objetivo de este trabajo consiste en el levantamiento de varias columnas estratigráficas de los materiales, que muestren tanto la evolución en vertical de los materiales, como también las variaciones laterales que se producen en el Preordovícico. Sin estos datos sería imposible el ulterior trabajo estructural.

Respecto a la estructura, se plantea aquí conocer, en primer lugar, la distribución cartográfica de los distintos grupos en que se subdivide el Preordovícico, así como el significado de las discontinuidades que los separan, y la existencia y características de las deformaciones propias de cada grupo.

Debido a la existencia de una clara Deformación Hercínica en la zona, otro objetivo primordial del trabajo es el estudio de sus características; así, debe plantearse primero la caracterización de las etapas que la componen, y el análisis posterior de sus características estructurales de todo tipo. Dado que esta Deformación Hercínica debe haber afectado a los materiales más antiguos presentes en la zona, resulta muy interesante comprobar los efectos de dicha deformación en el Preordovícico y sus posibles interferencias con las deformaciones previas.

Los métodos de estudio empleados para conseguir los objetivos propuestos, serán descritos esquemáticamente a continuación, y responden a los que son habituales en un estudio regional de estas características.

Así, el primer paso se da con al elaboración de uan cartografía geológica 1: 50000, basada en trabajos de campo a escala 1: 18 000 y un análisis fotogeológico a escala 1: 18000 y 1: 33000. Para esta elaboración se realiza una toma masiva de datos, muy necesaria dada la homogeneidad de la mayoría de los materiales presentes en la zona de estudio, que hace que el reconocimiento fotogeológico sólo rinda amplios frutos en el trabajo del Ordovícico, por estar este formado por numerosos niveles competentes de claro resalte en el relieve. En la zona occidental, se contó con una serie de datos puntuales, referidos a direcciones de capa y de foliaciones fundamentalmente suministrados por J.L: GARCÍA CASQUERO. Asimismo en la zona entre El Torilejo y el arroyo Valdehornos, se han utilizado otra serie de datos, también puntuales recopilados por A. GIL TOJA, en el seno del Proyecto Hespérica, al igual que en el caso anterior.

Basándose en el trabajo cartográfico, se llevó a cabo una selección de zonas, donde mediante las técnicas habituales, se realizó un análisis de los distintos elementos geométricos de las estructuras presentes, con vistas

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a la caracterización de ciclos y etapas de la deformación.

También se realizó un muestreo para analizar las características microscópicas de las distintas foliaciones presentes en la zona.

ESTRATIGRAFÍA

El objetivo del presente trabajo es fundamentalmente de carácter estructural. No obstante y debido a la confusión reinante en la actualidad sobre la división interna del Complejo Esquisto Grauváquico, parece apropiado basar la estratigrafía de la zona estudiada en los resultados obtenidos en el curso de la investigación realizada y no en los resultados publicados anteriormente por otros autores, tales como SAN JOSÉ (1984) y ÁLVAREZ NAVA y otros (1988), pues aunque ambos dividen el CEG en tres grupos de materiales, no existe acuerdo en cuanto a la composición de los mismos, sus subdivisiones internas, el carácter y edad de sus límites y la distribución de sus afloramientos. Como se indicó, el Anticlinal de Navalpino ocupa una posición estratégica en la Zona Centro-Ibérica donde afloran casi todos los tipos de materiales de edad preordovícica que se han descrito en ella.

Para la nomenclatura de los materiales preordovícicos se seguirá la propuesta por ÁLVAREZ NAVA y otros (op. cit.), que a nivel de Grupo parece la más indicada por su adaptabilidad no sólo al Anticlinal de Navalpino, sino a toda la Zona Centro-Ibérica. Para las subdivisiones internas se usará en lo posible la nomenclatura de SAN JOSÉ (1984), por ser más concreta y tener, aunque en distinta posición, casi todos los materiales diferenciados en el actual trabajo.

LAS ROCAS PREORDOVÍCICAS

GRUPO DOMO EXTREMEÑO (GDE)

La denominación Grupo Domo Extremeño fue utilizada por vez primera por ÁLVAREZ NAVA y otros (1988), para referirse a los materiales más antiguos que afloran en la mitad suroriental de la Zona Centroibérica. Los materiales de este grupo presentan como características generales comunes las alternancias de pelitas y grauvacas, alternancias que pueden estar organizadas o desorganizadas, predominando las primeras hacia el E y las segundas hacia el O, donde aparecen también materiales conglomeráticos. En cuanto a su interpretación sedimentológica, estos materiales, han sido considerados (SAN JOSÉ 1984 y ALMADÉN-IGME 1988) como de tipo turbidítico (s.l.), correspondiendo los niveles desorganizados a transportes en masa a pié de talud, y los organizados a facies de lóbulo e intrelóbulo, apareciendo a veces formas canalizadas, niveles de “slumps” y transportes en masa del tipo “debris flow”.

Los materiales del GDE afloran en el núcleo de tres domos producidos por el plegamiento y fracturación de los materiales suprayacentes. Los domos se sitúan longitudinalmente al trazado de todo el anticlinal (ver mapa), ocupando sus zonas internas. Para su descripción y análisis contamos principalmente con las observaciones propias y con las descripciones proporcionadas por SAN JOSÉ (1984) y ALMADÉN-IGME (1988).

La edad de estos materiales es asignada por SAN JOSÉ (1984 y 1990) al Rífense, basándose en hallazgos de acritarcos (Orygmatosphaeridium sp. y Protosphaeridium sp.) clasificados por TIMOTIEYEV y MITROFANOV. No obstante, dado que estos taxones tienen uan amplia distribución, se podría alcanzar en la parte superior la edad Vendiense Inferior.

Estos tres domos no son homogéneos en cuanto a su estratigrafía, por lo que los describiremos de una manera separada.

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Los materiales del GDE en el Domo de Villarta

Situado en la zona occidental del Anticlinal de Navalpino, se encuentra rodeado de materiales ordovícicos al S y al O, y limita al N y al E con el Vendiense Superior del Grupo Ibor-Navalpino.

Aparecen en este domo materiales muy desorganizados, presentándose aquí una columna esquemática (Fig. 5), dado que la estratificación no es observable en casi todo el domo. La única excepción se encuentra en una franja situada al S, en contacto con los materiales paleozoicos, en la que aparecen niveles conglomeráticos, bien estratificados en su extremo NO. Un espesor mínimo de 3000 m parece en cualquier caso muy probable para estos materiales, aunque podría llegar a ser mucho mayor.

Los materiales desorganizados (Fig. 6) pueden ser divididos en dos tipos, según predominen los cantos o la matriz. Los primeros consisten en acumulaciones de enormes bloques areniscosos y fragmentos de capas, en los que se han llegado a medir bloques de hasta 100 m de dimensión mayor. Estos bloques contienen alternancias decimétricas a métricas de lutitas y grauvacas con secuencias granodecrecientes, canalizadas, con término basal masivo o granoclasificado de tamaño de grano grueso a medio. La matriz consiste en lutitas y/o arenas finas con cantos dispersos de 0,02 a 0,4 m de arenisca, grauvaca, cuarzo y lidita, generalmente de forma subangulosa a redondeada. Los cantos más aplanados suelen disponerse subparalelos a la dirección de aporte, apreciándose en algunos de estos marcas de corriente de dirección E-O. En ocasiones, las capas de arenisca se encuentran tan sólo suavemente deformadas, como resultado de ligeros fenómenos de “slump”. Los materiales desorganizados con predominio de la matriz son difíciles de estudiar desde el punto de vista estratigráfico, ya que apenas se distingue en ellos la estratificación, y tan sólo en ocasiones puede verse un canto aislado o un trozo de capa en posición probablemente no original. El resto de la roca está constituido por una masa indiferenciada de material político, que no presenta estructuras sedimentarias.

En la parte superior (al Sur), aparece, en tránsito a materiales organizados, un considerable espesor de lutitas con algún canto aislado de arenisca, generalmente redondeado.

Los materiales organizados, que afloran en el extremo Sur del domo, están constituidos por dos niveles de alternancias de pelitas y areniscas similares a los que forman los bloques, junto con niveles de paraconglomerados, separados por un nivel ortoconglomerático que en el extremo NO posee cerca de 150 m de espesor.

Los niveles de ortoconglomerado reciben la denominación de Conglomerados de las Torrecillas (SAN JOSÉ 1984), y están constituidos por ortoconglomerados en bancos de 3 a 8 m de potencia, con cantos bien redondeados de cuarzo blanco de 0,03 a 0,15 m de diámetro. Ocasionalmente, se encuentran otros cantos de lidita gris y negra, así como de arenisca. Los ortoconglomerados poseen el contacto basal neto y erosivo, a menudo tapizado de cantos blandos, y una granoclasificación grosera. Lateralmente, evolucionan a formas canalizadas conglomeráticas de 1 a 3 m de potencia.

A techo y muro de estos niveles de ortoconglomerado, aparecen los niveles de alternancias, constituidos por capas de 3 a 15 m de espesor de paraconglomerados masivos con matriz arenoso –limosa rojiza o lutítica gris-verdosa, capas lutíticas verdosas (5-25 m) y areniscas grauváquicas. Estos niveles de alternancias tienen 100 m de espesor el inferior y de 200 a 300 el superior. Las alternancias tienen lugar en capas de 0,1 a 0,3 m de potencia, con “ripples” de corriente y de oscilación, con estratificaciones “convolute” y numerosos “slumps”. En ocasiones aparecen niveles con secuencias completas del tipo descrito por BOUMA (1962).

Los materiales del GDE en el Domo de Navalpino

Este domo está situado en la zona centro-oriental del Anticlinal, y en él los recubrimientos pliocuaternarios hacen la observación de los materiales muy difícil. Está limitado por el Grupo Valdelacasa al N, el Grupo Ibor-Navalpino al E y al O, y el Ordovícico al S. Sin embargo, las características estratigráficas de todos los

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afloramientos son muy homogéneas, pudiendo levantarse una serie sintética en dirección N-S (Fig. 5).

Al igual que en el domo de Villarta, la base no aflora, pudiendo estimarse su espesor mínimo en 3000 m. En conjunto se trata de una serie de alternancias grauvaca-pelita, a lo largo de la cual se puede encontrar cualquier relación de espesores entre términos pelíticos y grauváquicos. El espesor de las capas de grauvaca raramente sobrepasa el metro de potencia, aunque en ocasiones las amalgamas de las capas hacen que determinados niveles parezcan más potentes. El tamaño de grano dominante en las grauvacas es de arena fina a media, aunque en ocasiones se dan niveles microconglomeráticos. Las estructuras sedimentarias más frecuentes son las laminaciones cruzadas a pequeña escala, los “ripples”, generalmente de corriente, y también la granoclasificación positiva. La geometría de las capas suele ser planoparalela con contactos bruscos a muro. A veces aparecen capas arenosas decimétricas de tamaño de grano medio a grueso, con laminaciones cruzadas a mediana escala, morfología de barra y continuidad lateral métrica. También es frecuente que aparezcan en los tramos políticos niveles grauváquicos afectados por “slumps” de espesor decimétrico. Los niveles conglomeráticos son en general muy discontinuos y de algunos decímetros a metros de espesor, poseen abundante matriz arenosa y cantos bien re-

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dondeados de 0,03 a 0,06 m de tamaño, en su mayoría de cuarzo blanco (80%), liditas y areniscas grauváquicas.

En el extremo SO del domo aparecen, en tránsito gradual con las alternancias que se acaban de describir, niveles de pelitas con cantos, similares a los descritos en el domo de Villarta. Esto se interpreta como un cambio, bien en la vertical hacia abajo, bien lateral entre las facies organizadas típicas de este domo y las desorganizadas típicas del otro. Sin embargo, dado el aislamiento de los dos domos y la falta de niveles guía no es posible correlacionar estas capas con las existentes a techo del GDE en el Domo de Villarta.

Los materiales del GDE en el Domo de Fontanarejo

Este domo está limitado por el Grupo Valdelacasa por todos lados menos por el SO, donde lo recubre el Grupo Ibor-Navalpino. De tamaño muy pequeño, este domo es similar al anterior (Domo de Navalpino) por su estratigrafía, apareciendo también alternancias decimétricas de pelitas y grauvacas y algunos niveles deslizados. No aparecen, en cambio, conglomerados. En conjunto, puede decirse que se trata de la prolongación hacia el NE de los mismos niveles aflorantes en el domo anterior. Este afloramiento en su parte occidental aparece recubierto discordantemente por materiales más modernos, que probablemente pertenecen al Grupo Valdelacasa (Fm. Pusa), aunque esto es difícil de asegurar, dado su carácter pizarroso, pues podrían pertenecer al Grupo Ibor-Navalpino, sin que haya un método seguro para diferenciar entre ambos en esta localidad. El espesor del GDE en este domo es, aunque reducido, difícil de precisar.

GRUPO IBOR-NAVALPINO

Los materiales del grupo Ibor-Navalpino en el anticlinal estudiado en este trabajo presentan dos facies muy diferentes. Por una parte se encuentran los materiales del sector occidental del anticlinal, compuestos por conglomerados, pizarras tanto masivas como bandeadas y niveles calcáreos frecuentes en capas aisladas intercalados entre las pelitas y también en potentes bancos masivos, y por último niveles alternantes de areniscas grauváquicas y pelitas, que se describirán más adelante como la serie del Castillejo. Todos estos materiales son claramente asimilables al Grupo Ibor-Navalpino tal y como está definido (ÁLVAREZ-NAVA y otros 1988), y presentan fuertes analogías con los materiales atribuidos a este grupo en los Anticlinales vecinos de Ibor y Abenojar (ALMADEN-IGME 1988 y NOZAL y otros 1988).

Por otra parte, aparecen tanto en el sector central del Anticlinal de Navalpino (El Torilejo) como en el sector oriental (La Dehesa) materiales diferentes a los mencionados, compuestos en el primer caso por alternancias de areniscas grauváquicas y pelitas con algunas intercalaciones de materiales carbonatados y un nivel muy potente de conglomerados en la aprte superior de la serie; y en el segundo por pelitas con alguna capa intercalada de caliza, siendo en general muy escasos los niveles areniscosos. Estos materiales han sido atribuidos en este trabajo al Grupo Ibor-Navalpino, a pesar de que tanto sus facies como su espesor (en torno a los 4800 m) no parecenlso típicos descritos hasta ahora, al menos en el sector meridional de la Zona Centroibérica. No obstante, la presencia de relativamente frecuentes niveles carbonatados, el carácter de las pelitas en las que se dan frecuentes niveles bandeados, muy comunes en el Grupo Ibor-Navalpino, y la presencia de niveles de conglomerados similares (excepto en su espesor) a los existentes en la zona occidental, constituyen claros argumentos a favor de la atribución realizada. Hay que tener en cuenta además, que no todos los materiales considerados hasta ahora como pertenecientes al Grupo Ibor-Navalpino tienen abundancia de calizas. En el Anticlinal del Esteras los materiales atribuidos a este grupo no presentan niveles calcáreos (ALMADEN-IGME 1988), a pesar de encontrarse geográficamente muy próximos al Anticlinal de Abenojar donde las calizas son abundantísimas. De no pertenecer estos materiales de la zona del Torilejo y La Dehesa al Grupo Ibor-Navalpino, pertenecerían al Grupo Domo extremeño; sin embargo, en este grupo no hay ninguna referencia a capas calcáreas en toda la Zona Centroibérica. En este caso además, la presencia de calizas en el Anticlinal de Navalpino no tendría lugar al azar dentro del Grupo Domo Extremeño, sino en áreas muy determinadas, que en

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general se diferencian también por su mayor contenido pelítico y por el carácter bandeado de muchas de estsa pelitas, además de poseer una estructura distinta de la de los materiales claramente pertenecientes al grupo Domo Extremeño, como se verá más adelante al referirse a la deformación de estos materiales.

Dada la variedad litológica existente, se han levantado tres columnas, representativsa de los sectores del El Castillejo, El Torilejo y La Dehesa, que representan la variación longitudinal de Oeste a Este en los materiales del Grupo en el Anticlinal de Navalpino (Fig. 8). En cada una de estas columnas se han definido una o más unidades, que en algunos casos se conservan de una a otra.

La edad de estos materiales es atribuida por ÁLVAREZ-NAVA y otros (1988) al Vendiense Superior, dado su contenido en acritarcos, estromatolitos, icnofósiles y algas macroscópicas (Vendotaenidae). La misma opinión mantienen otros autores para estas y otras rocas equivalentes en otros anticinales de la Zona Centroibérica (SAN JOSÉ y otros 1990 y PALACIOS 1989).

El Grupo Ibor-Navalpino en el sector occidental del Anticlinal de Navalpino (Serie del Castillejo)

Discordantes sobre el sustrato del Grupo Domo Extremeño, aparecen en este sector materiales en los que es posible diferenciar cinco unidades, que describiremos a continuación de abajo a arriba, conservando, en lo posible, las denominaciones establecidas por SAN JOSÉ (1984).

Conglomerado de La Antigua

Afloran preferentemente en la margen N del río Guadiana, formando una banda que va desde las proximidades de la carretera Villarta-El Bohonal hasta el arroyo Pizarroso (Fig. 8). Cuando el pantano del Cíjara está bajo, pueden asimismo observarse en la margen sur del río (margen izquierda), a la misma altura que al N (Fig. 9). Están constituidos por unos 75 m de orto y paraconglomerados, con cantos subredondeados a subangulosos preferentemente de grauvaca, cuarcita y cuarzo, cuyo tamaño oscila entre 0,03 y 0,4 m, siendo su morfología de subesférica a elipsoidal. La matriz puede ser intersticial o formar hasta un 60 % de la roca; esté constituida por material pelítico-arenoso, con granos de cuarzo y de fragmentos de roca. Según SAN JOSÉ (1984), existen evidencias tales como cuarzos idiomorfos y con golfos de corrosión y cantos de rocas ígneas ácidas, que indican un área fuente de contenido en parte plutónico, mientra que la mayoría de los cantos provienen del infrayacente Grupo Domo Extremeño.

Lutitas de Los Parrales

En tránsito gradual, pero rápido, con la unidad precedente, aparecen lutitas negras con intercalaciones limoníticas finamente laminadas (0,03 m) de color claro (Fig. 10), lo que les confiere un aspecto de pelitas “microbandeadas”. También existen niveles arenosos de grano fino. Su potencia oscila en torno a los 400 m, y en su mitad inferior aparecen una o dos intercalaciones de hasta 50 m de potencia de grauvacas de grano medio a grueso, con tonos grises a verdes, normalmente masivas con base erosiva canalizada, y que alternan en niveles decamétricos con limonitas en las que se aprecia estratificación lenticular y “flaser”. En la parte alta existen algunas intercalaciones métricas de grauvacas carbonatadas con huecos de decalcificación y en algunos casos aparecen niveles métricos de calizas, generalmente con laminaciones de algas, que al hacerse más abundantes constituyen el tránsito a la unidad suprayacente

Calizas de Villarta

En contacto gradual con las pelitas anteriores, y comenzando con intercalaciones centimétricas, que hacia arriba se van haciendo cada vez más potentes, aparece la Unidad de las Calizas de Villarta. En la margen derecha del río Guadiana, su espesor se cifra en torno a los 100 m, aunque en el otro margen, en la Sierra de la Umbría, son mucho más potentes, pues se siguen materiales carbonatados durante al menos 300 m.

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Estratigráficamente, esta serie carbonatada consiste en una alternancia pelita-caliza en niveles de 0,2-0,3 m para las primeras y de 0,1-0,4 m para las segundas (Fig. 11). Las pelitas son de color negro y contienen niveles grauváquicos que les confieren un aspecto acintado similar al descrito en la unidad infrayacente. Las calizas, texturalmente están constituidas por grainstones y/o packestones, formadas casi exclusivamente por fragmentos bioclásticos (¿algas?) localmente dolomitizados. La base de estos niveles carbonatados suele ser plana y su techo ondulado. Hacia arriba en la serie, las calizas pasan a estratos decimétricos de aspecto tabular, con nivelillos milimétricos locales de pelitas que confieren al conjunto un cierto aspecto ondulado. Estos niveles llegan a formar bancos de hasta 20-30 m de potencia, intercalados con niveles métricos de pelitas. También se trata, en este caso de grainstones bioclásticas y, en ocasiones de packestones. Los bioclastos son en general alargados y su disposición preferente es la horizontal; su tamaño oscila de 0,25 mm hasta 1 cm y como componente accesorio se observa algún oolito. Los bioclastos pueden estar recristalizados o bien parcialmente dolomitizados con cristales romboédricos de 100 a 200 m. Intercalados en la parte media y alta se encuentran domos estromatolíticos de 1 a 5 m de ancho y de 0,5 a 3 m de altura. Los domos de primer orden están constituidos por domos de segundo orden decimétricos de morfología subesférica a seudo-columnar. Petrográficamente, estos materiales corresponden a calizas muy recristalizadas en las que localmente se observan texturas que podrían corresponder a fenestrales.Asimismo, estas calizas que forman domos están afectadas por un proceso de dolomitización parcial, presentándose además cristales de ankerita romboédricos.

Intercalados en la serie de calizas, a ambos lados del río Guadiana existen niveles potentes (25 m) y discontinuos de areniscas masivas de color ocre de muy difícil observación en el campo debido a los recubrimientos, pero que se pueden seguir claramente en foto aérea al originar un resalte característico en el relieve.

Lutitas y graucacas del Tamujosillo

Sobre los últimos tramos carbonatados aparecen en el margen derecho del Guadiana más de 100 m de lutitas negras o verdes con laminación paralela muy persistente (SAN JOSÉ 1984) y niveles decimétricos de gruvacas de grano fino o limolitas cuarzosas. A techo de las anteriores aparece un nivel gruváquico potente (50 m); se trata de grauvacas feldespáticas gris oscuras en bancos masivos o con laminación paralela y que alternan con algún nivel pelítico métrico. Hacia arriba pasan a tener el grano de tamaño medio a grueso y laminación de “ripples” de gran tamaño. A techo predominan otra vez las limonitas grauváquicas y las lutitas masivas. En conjunto la potencia de la Unidad puede cifrarse en torno a los 200 m.

Interpretación sedimentológica de la serie del Castillejo

La secuencia de los materiales citados resulta coherente con sedimentos depositados en una plataforma carbonatada abierta hacia el E (CALVET y SALAS 1988). En relación con dicha plataforma, estos autores diferencian varias partes. Así, las alternancias de calizas y lutitas representarían depósitos de alta energía, tales como los originados por tormentas, correspondientes a las calizas, alternando con depósitos propios de periodos de calma (lutitas). Los domos estromatolíticos se enmarcan en un contexto de margen de plataforma, situados a barlovento de los bancos marginales, que estarían representados por los potentes niveles de calizas bioclásticas.

En conjunto esta serie constituiría una secuencia global de somerización, en la que las facies de alternancias lutítico-calcáreas se sitúan en un marco de talud proximal, en el que hacia al parte superior, y con íntima relación con los bancos marginales bioclásticos, se desarrollaría una barrera de domos estromatolíticos gigantes. Las facies de plataforma interna o bien no aflorarían o bien estarían representadas por las lutitas y gruvacas del Tamujosillo. La cuenca se abriría hacia el E-NE, dirección que coincide con las de las paleocorrientes medidas en los tramos detríticos.

El Grupo Ibor-Navalpino en el Sector del Torilejo (Serie del Torilejo)

Esta Serie representa los materiales aflorantes inmediatamente al E de los anteriormente descritos, y está separada de ellos por fracturas de dirección NNO-SSE. La base de estos materiales no llega a aflo-

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rar debido a problemas estructurales. En esta serie, se distinguen tres unidades de muro a techo: Las alternancias del Valdehornos, los conglomerados del Torilejo y las lutitas y grauvacas de los Parrales.

Alternancias del Valdehornos

Corresponden a los niveles más bajos de la Serie. Esta unidad posee un espesor visible próximo a los 3500 m, no observándose la base debido a que su contacto con los materiales del Grupo Domo Extremeño en el domo de Navalpino es tectónico. La litología de esta unidad consiste en alternancias lutítico-grauváquicas muy homogéneas (Fig. 12), con capas que no suelen sobrepasar el medio metro de espesor formando secuencias granodecrecientes. Las capas de grauvaca presentan techo planar y base ondulada, muchas veces erosiva. En la parte inferior existen potentes intervalos hectométricos con predominio de lutitas, mientras la parte superior es grauváquica en casi su totalidad. Las secuencias rítmicas presentes a lo largo de toda la sucesión están

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Fig.-8. Columnas estratigráficas de los materiales del Grupo Ibor-Navalpino.

constituidas por intervalos granodecrecientes cuya base suele ser un nivel lenticular grauváquico de hasta 0,3 m de potencia, normalmente en contacto erosivo con la secuencia precedente, y que pasa a techo a limonitas o arcillitas de espesor centimétrico a decimétrico. En algunas ocasiones, se detectan secuencias completas de BOUMA, y en otras, grauvacas microconglomeráticas con niveles de mayor acumulación de cantos blandos, encontrándose las capas gradadas y con estructuras de deformación por carga. Normalmente, los intervalos pelíticos presentan alternancias limo-arcilla, componiendo secuencisa TBT (“thin bedded turbidites”).

Intercaladas en la Serie existen frecuentemente niveles de cantos decimétricos calcáreo-dolomíticos, o bien capas aisladas de naturaleza calcárea en torno a los 0,3 m de potencia y 2-3 m de continuidad lateral. Todos ellos de color chocolate y grano muy fino( mudstones).

Conglomerados del Torilejo

Aparecen en tránsito gradual sobre la unidad precedente, comenzando por pizarras con cantos dispersos de grauvaca feldespática, arenisca, cuarzo y en algunos casos, hacia la parte superior, de carbonatos. Estos cantos comienzan en la serie con un tamaño pequeño (0,02-0,05 m) y pasan rápidamente a tamaños en torno a los 0,3 m, aunque en casos aislados alcanzan el metro de tamaño y son además muy heteromorfos (desde subangulosos a redondeados). Hacia el techo vuelven a disminuir su tamaño. El aspecto general de estos niveles es masivo, no apreciándose la estratificación más que en algún nivel grauváquico aislado.

La matriz muchas veces no se aprecia y cuando aparece está constituida por lutitas y areniscas de grano fino ocres, que ocupan los huecos intersticiales entre los cantos.

Al igual que los Conglomerados de la Antigua presentan una cierta participación ígnea de carácter ácido, sobre todo de cantos de grauvaca feldespática volcanogénica.

La extensión lateral que se observa para estos conglomerados apenas llega a los 3 Km, debido a su rápida desaparición debajo del Ordovícico, aunque antes de esta desaparición, se observa una disminución en el espesor del conjunto de conglomerados hacia el E. Su potencia no sobrepasa los 1000 m.

En conjunto, estos conglomerados son litológicamente muy parecidos a los Conglomerados de la Antigua, sin embargo, se diferencian de ellos en el tamaño de los cantos y sobre todo en el espesor de la unidad. Dada su posición estructural (ver el Capítulo de Estructura Cadomiense y el corte V-V´), el Conglomerado de la Antigua y el de el Torilejo podrían muy bien constituir el mismo nivel, aunque dado que presentan ciertas diferencias bastante importantes, se ha preferido denomianrlos de forma distinta.

Lutitas y gravacas de Los Parrales

Las rocas que forman los niveles culminantes del Grupo Ibor-Navalpino en la Serie del Torilejo, son muy semejantes a las ya citadas en la Serie del Castillejo. Es por ello, y sobre todo por su situación a techo de los Conglomerados del Torilejo, que se consideran equivalentes a los de La Antigua, que se conserva aquí la misma denominación, señalándose únicamente las características diferenciales con respecto a las Lutitas de Los Parrales en la Serie del Castillejo.

En su parte basal, esta unidad está constituida por varios tramos de areniscas finas con persistente laminación paralela, entre las que se intercalan algunos niveles métricos de conglomerados de cantos rodados de pequeña talla (0,3 m). Por encima, aparecen areniscas grauváquicas en bancos, intercaladas en una serie predominante de limonitas y pizarras. Entre las limonitas y pizarras, a veces se intercalan niveles con cantos generalmente dispersos, cuyo tamaño alcanza los 0,3 m. su espesor es difícil de precisar debido fundamentalmente a la falta de afloramientos, aunque según la cartografía no debe de ser inferior a los 300 m.

Interpretación Sedimentológica de la Serie del Torilejo

En conjunto, esta Serie, al igual que la anterior, presenta evidencias de un proceso de somerización, que esta

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Fig.-10. Aspecto normal de las Lutitas de los Parrales (GIN). Obsérvese la intersección de la S1 subvertical con la So suavemente inclinada, formando una lineación de intersección subhorizontal. Fig.-9. Detalle de los Conglomerados de la Antigua (Escala Rotulador)

vez afecta a materiales más profundos, pues las turbiditas inferiores y los conglomerados son depósitos más profundos que los que se observan en la Serie del Castillejo. En especial los conglomerados deben de ser depósitos asociados a procesos de deformación tectónica relacionados con fracturas, pues el cambio entre el Conglomerado de La Antigua y el del Torilejo es muy brusco, dado que estos materiales se encuentran separados en la cartografía (ver Mapa) por tan sólo 200 m; además, también en cartografía se observa la presencia del grupo de fracturas del Torilejo en la zona de transición entre ambas series, tratándose de fracturas que apenas afectan a los materiales paleozoicos. Hay que tener en cuenta también la presencia de las alternancias del Valdehornos, que no teniendo equivalente en la Serie del Castillejo, presenta fuertes analogías con los materiales de dicha serie (presencia de lutitas bandeadas y de niveles calcáreos), lo que nos habla de un proceso local de subsidencia, que podría estar causado por un movimiento de tipo directo de las fracturas mencionadas con descenso del labio Oriental. Así pues, se trata de fracturas de probable carácter distensivo y sinsedimentario, de dirección NO-SE y que en conjunto delimitan una zona de cambio en los materiales a un lado y a otro, excepto para los materiales más altos, que son comunes a ambos lados. La presencia de las Lutitas de los Parrales en las dos Series, indica que la zona llegó a homogeneizarse, produciéndose en ella un depósito único de los materiales más someros de toda la zona, persistiendo la incógnita, debido a la situación estructural de los materiales afectados, de si en la zona del Torilejo llegaron a depositarse materiales calcáreos del tipo de las Calizas de Villarta.

Este depósito único de las Lutitas de los Parrales en las Series descritas, nos lleva a pensar que el movimiento de las fracturas sinsedimentarias debió de cesar antes del depósito de los últimos materiales visibles de la Serie. Si ahora se ven estos materiales afectados por estas fracturas se debe a un juego posterior de las mismas, en un posible movimiento asociado a fenómenos tectónicos no sinsedimentarios.

El Grupo Ibor-Navalpino en el Sector de La Dehesa (Serie de La Dehesa)

El afloramiento más oriental de materiales del Grupo Ibor-Navalpino dentro del Anticlinal de Navalpino lo constituye un estrecho sinforme de dirección NO-SE situado en la zona de La Dehesa de Fontanarejo. En este sector se distingue un único conjunto litostratigráfico que será descrito a continuación:

Lutitas de La Dehesa

Esta unidad se compone únicamente de alternancias limo-arcilla, sin que afloren niveles de areniscas nada más que ocsaionalmente y en niveles centimétricos. Intercalados en la Serie aparecen con frecuencia, al igual que en el caso anterior, niveles decimétricos calcáreo-dolomíticos, de color achocolatado y grano muy fino (mudstones) (Fig. 13). Apenas se observan estructuras de ningún tipo, siendo el aspecto general de la roca masivo. El espesor es en este caso difícil de apreciar debido al fuerte replegamiento, tanto Cadomiense como Hercínico, siendo los 500 m una cifra acorde con la expresión cartográfica del sinforme.

Interpretación Sedimentológica general del Grupo Ibor-Navalpino

Las rocas del Grupo Ibor-Navalpino registran un proceso de somerización hacia arriba en las Series y un proceso de distalidad hacia el Oriente. De esta forma, existen en la zona occidental materiales de plataforma, como son las pelitas bandeadas, las calizas con estromatolitos y las areniscas masivas de carácter muy somero. A partir de la zona de falla del Torilejo, aparecen materiales de carácter distal, como las alternancias turbidíticas del Valdehornos, de gran espesor y continuidad lateral, que en la zona lejana de La Dehesa se han transformado en lutitas masivas. En este mismo sector, y a techo de estos materiales distales aparecen facies conglomeráticas de talud asociadas a fracturas, como son los conglomerados del Torilejo. En la parte superior de las Series, tanto en la zona de plataforma, como en la más profunda, aparece un grupo de materiales someros, probablemente de plataforma interna, de tipo areniscoso y pelítico, lo que nos evidenciaría un proceso de somerización en la serie, probabemente asociado a un cese o descenso en el ritmo de subsidencia.

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Algo típico de los materiales de edad Vendiense Superior es su contenido en rocsa carbonatadas, que aparecen no sólo en la unidad de las Calias de Villarta, sino también, aunque de una forma muy reducida en las alternancias del Valdehornos y en las Lutitas de La Dehesa. Este rasgo diferencia a este Grupo de todos los otros Grupos de materiales presentes en el Anticlinal de Navalpino.

GRUPO VALDELACASA

Este Grupo está definido en el Anticlinal de Valdelacasa, situado al N de la zona estudiada (ÁLVAREZ-NAVA y otros 1988; GABALDÓN & HERNÁNDEZ–URROZ 1989), y comprende cuatro formaciones: El Nivel de Fuentes (denominado Brecha Calcárea de Navalpino en el presente trabajo), las Limolitas del Pusa, las areniscas del Azorejo y las calizas de los Navalucillos (SAN JOSÉ y otros 1974). De estas formaciones, solamente las tres primeras están representadas en el Anticlinal de Navalpino por efecto de la Discordancia Preordovícica (Fig. 4). Debido a la misma discordancia, la representación de la Fm. Pusa no es completa en afloramiento, aunque sí lo debe ser en realidad bajo los materiales ordovícicos que la recubren en la zona de la Umbría de la Burra (ver cartografía).

La edad de estos materiales está considerada como Cámbrico Inferior, y una excelente discusión sobre ello puede verse en NOZAL y MARTÍN-SERRANO (1989). Otros autores, sin embargo, consideran los niveles más bajos del grupo todavía como Vendiense Superior (BRASIER y otros 1979, SAN JOSÉ y otros 1990).

Este Grupo se encuentra discordante tanto sobre el Grupo Domo Extremeño como sobre el Grupo Ibor-Navalpino, debido a los efectos de la discordancia Cámbrico-Precámbrico. Como ya se ha indicado también, sobre él aparecen discordantes los materiales ordovícicos, debido a la ya mencionada discordancia preOrdovícica. Esto se demuestra cartográficamente de una manera clara en la zona del Sinforme de la Dehesa (ocupado por rocas del Vendiense Superior, ver cartografía), y también a nivel de afloramiento en la zona más al O, en el cruce de la carretera Navalpino-Villarta con el arroyo Valdehornos (Fig. 14 del Vol. III, La Deformación Hercínica), donde puede verse el contacto de la Brecha de Navalpino con los materiales del Vendiense Superior. En estos últimos, aparecen pliegues asociados tanto a la Deformación Precámbrica con su plano axial N-S, como a la deformación herciniana con el clivaje S1 de plano axial y dirección E-O. Todos estos materiales se ocultan bajo al Brecha de Navalpino con un fuerte ángulo. Otro lugar para ver esta Discordancia es el arroyo del Puerto cerca de su confluencia con el arroyo Valdehornillo, en el Sinforme de la Dehesa, donde se aprecian los materiales de la Brecha de Navalpino horizontales sobre materiales del Grupo Ibor-Navlapino casi verticales, pero la realización reciente de una pequeña presa impide en la actualidad observar el contacto.

Brecha Calcárea de Navalpino

Consiste en una enorme acumulación de bloques y cantos que forman una megabrecha de aspecto caótico (Fig. 14). Los bloques de mayor tamaño sobrepasan los 2 m de dimensión mayor, y son de composición calcárea. Los cantos más pequeños, de tamaño centimétrico, están compuestos de areniscas, calizas, limonitas y conglomerados, y forman una pasta que engloba a los más grandes. Los grandes bloques suelen ser redondeados, mientras los pequeños con frecuencia son angulosos. Lateralmente hacia el E, se pierde en gran medida el carácter carbonatado, quedando sólo algún bloque aislado, y el Nivel está compuesto principalmente de pelitas con bloques redondeados de arenisca grauváquica y de pizarra (Fig. 16). El espesor de esta formación, aunque difícil de precisar en general, debido a la falta de afloramientos, ronda en torno a los 60 m.

Las características antes descritas permiten interpretar estos materiales como un olistostroma producto del desmantelamiento de las calizas del Grupo Ibor-Navalpino, como lo demuestra el hallazgo de fauna resedimentada (Bavlinella faveolata, SHEPELEVA 1962 y Trachysphaeridium laufeldi? VIDAL 1976) en las calizas de la localidad original de Fuentes (NOZAL & MARTÍN-SERRANO 1989), que muestra una edad Vendiense Superior. Asimismo, en el Olistostroma del Membrillar, (Otra denominación local del Nivel de Fuentes), situado también en la terminación SE del vecino Anticlinal de Valdelacasa, PALACIOS (1983, 1989) encontró organismos tubulares del tipo Cloudina sp. Atribuidos al Proterozoico Terminal (CONWAY y otros 1990, GRANT 1990).

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Fig. 11.- Aspecto de campo de las Calizas de Villarta. Nótese el carácter ondulado de la base y el techo de las capas. Fig. 12.-

Limonitas de Pusa

Aunque sedimentológicamente se ha subdividido esta formación en seis subunidades (GABALDÓN & HERNÁNDEZ-URROZ 1989), cartográficamente tan sólo pueden diferenciarse tres miembros, siendo el inferior y el superior netamente lutíticos y el intermedio conglomerático. El espesor total de la Formación Pusa es del orden de los 3500 m.

El Miembro Inferior es eminentemente lutítico, contiene alternancias de delgadas capas de arena fina y limonitas con geometría plano-paralela, de gran continuidad lateral y un espesor de las capas de 0,002 a 0,03 m (Fig. 17). Los niveles arenosos suelen tener bases muy netas y laminación cruzada y los lutíticos laminación paralela de decantación. En ocasiones se dan alternancias con proporciones variables en el contenido arena-arcilla, e incluso se dan facies de tipo “channel-levee” de MUTTI (1985). También se observan niveles con “slumps” y “mud–flow”, que cuando llegan a la desorganización total confieren a la roca un aspecto conglomerático, en ocasiones cartografiable, cuando alcanza los 15 m o más de potencia. Hacia el techo del Miembro predominan las lutitas con intercalaciones de arenisca fina, pero sobre todo abundan las pizarras “microbandeadas”, que consisten en lutitas con lamianción paralela claro-oscura, dependiendo del contenido en materia orgánica. En conjunto, el espesor de este tramo alcanza los 1100 m.

El Miembro Medio está formado principalmente por ortoconglomerados, esencialmente de cuarzo, separados por paraconglomerados y lutitas. También existen microconglomerados grauváquicos o arcósicos y conglomerados poligénicos cuarzofeldespáticos con matriz lutítica o arenosa. El tamaño de los cantos es en general pequeño (0,01-0,1 m). Son muy frecuentes los cambios laterales de facies, pasando los conglomerados a microconglomerados e incluso a cuarcitas de grano medio. Los paraconglomerados están inmersos en una matriz pelítica de color verde similar al de las lutitas predominantes en el Miembro Inferior. Los cantos de cuarzo tienen por lo general aspecto acaramelado. Son frecuentes las formas canalizadas y los cambios de espesor debidos a procesos de acrección lateral, aunque las capas conglomeráticas llegan a alcanzar los 50 m de potencia en algunos lugares. El número de niveles varía considerablemente a lo largo de la estructura. Así en el flanco NO del Anticlinal de Navalpino aparecen tan sólo dos niveles y muy discontínuos, mientras que en la zona de charnela y en el flanco E, aparecen 3 y 4 niveles, en ocasiones separados por un espesor importante de lutitas ( 100 m) similares a las de la matriz de los paraconglomerados.

A techo de todos estos niveles aparecen en el flanco E de la estructura mencionada niveles conglomeráticos compuestos de cantos fosfatados de un tamaño que oscila en torno a los 0,01 m y de forma redondeada. La matriz está compuesta sobre todo por granos de cuarzo y fosfato cristalizado. La morfología de estos niveles es canalizada y descripciones de la misma pueden verse en GABALDÓN y otros (1987); SANTAMARÍA y otros (1987 a y b); SANTAMARÍA (1988); PICART (1988) y GABALDÓN & HERNÁNDEZ-URROZ (1989). Lateralmente se sustituye en los conglomerados el contenido fosfático por otro cuazoso, llegando incluso a desaparecer, como sucede en el flanco NO, en el que los conglomerados no existen. En conjunto posee este Miembro un espesor de 350 m, llegando en ocasiones a los 500. La base del Miembro Superior aflora en la zona de Fontanarejo, sin embargo, la mayor parte de este miembro está oculta bajo los materiales ordovícicos, aflorando el techo de la unidad en el vecino Domo del Alcornocal, situado más al E, debido a los efectos de la Discordancia Preordovícica. Su espesor puede cifrarse por comparación con el vecino Anticlinal de Valdelacasa en torno a los 1900-2000 m.

En un sondeo realizado por MAYASA (Proyecto HESPÉRICA 1987) en el Domo del Alcornocal, se han cortado los últimos 577 metros de este Miembro Superior de la formación, y se confirma el parecido que tienen estas rocas con las aflorantes en el Anticlinal de Valdelacasa.

Los materiales de la parte inferior de este Miembro aflorantes en el Anticlinal de Navalpino corresponden a lutitas similares a las mencionadas en el Miembro Inferior, encontrándose sobre todo las pizarras “microbandeadas”. Su espesor visible ronda los 150 m. En El Alcornocal gracias al sondeo mencioando se han podido reconocer

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Fig. 13.- Niveles calcáreos decimétricos intercalados entre las Pelitas de La Dehesa (GIN) Fig.-14. Bloque calcáreo formando parte de la Brecha de >Navalpino (NIvel de Fuentes)

milimétricas

na fina. Otras veces se observan alternancias de materiales pelíticos con capas del mismo espesor de arena fina a muy fina, que presentan gradación, estructuras de carga en la base y “ripples” a techo. Por último se aprecian en ocasiones niveles (0,25-5 m) de “slumps” y “mud-flow”. Hacia el techo de la serie aparecen cada vez facies más arenosas, en las que se hace evidente el tránsito hacia la formación suprayacente. Estas intercalaciones areniscosas muestran retrabajamiento por olas y capas de tormenta con estratificación cruzada “hummocky”.

En lo referente a la interpretación sedimentológica de las Limonitas de Pusa, en los trabajos mencionados en el anterior epígrafe y sobre todo en GABALDÓN & HERNÁNDEZ-URROZ (1989) se atribuyen los materiales descritos a diferentes tipos de facies. Así las lutitas del Miembro Inferior se consideran sedimentadas en una plataforma distal fangosa con capas de tormenta de afinidad turbidítica, depositadas muy por debajo del nivel de base de oleaje en las tormentas. Los “slumps” y “mud-flows” y las facies de “channel-levee” se interpretan como tránsito entre talud y plataforma distal dominada por la acción de las tor-

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Fig.- 15. Columna Estratigráfica sintéctica del Grupo Valdelacasa (NF= Nivel de Fuentes o Brecha de Navalpino) pelitas masivas de color gris, que pueden contener algunsa intercalaciones centimétricas a de are-

mentas. Las pizarras “microbandeadas”, como sedimentos euxínicos de margen de plataforma externa. Los conglomerados de fosfato y de cuarzo asociados a ellos se considera que constituyen el relleno complejo de cañones submarinos situados en el margen de la plataforma (GABALDÓN

& HERNÁNDEZ-URROZ

1989, Fig. 7). Respecto al Miembro Superior, este se caracteríza por una rápida somerización de la cuenca, apareciendo cada vez facies más arenosas hacia techo, correspondiendo a una plataforma interna somera.

Areniscas del Azorejo

Debido al recubrimiento cuaternario, los afloramientos en el Domo de El Alcornocal son mínimos; sin embargo presentan características completamente asimilables a las descritas por SAN JOSÉ y otros (1974) y NOZAL (1989) en el Anticlinal de Valdelacasa. Así, la Serie es algo lutítica en la base, con transición gradual desde las Pizarras de Pusa, y rápidamente pasa a ser predominantemente arenosa, aunque no son raras las intercalaciones pizarrosas de tamaño métrico y decamétrico. En las areniscas son muy frecuentes los “ripples” de cresta recta y también los de interferencia e incluso linguoides. El ordenamiento preferente de las secuencias es en general granodecreciente, la morfología preferente es la de barras (Fig. 18) y asimismo son muy frecuentes la bioturbación y las pistas (HERRANZ y otros 1977 citan los géneros Astropolithon y Scolicia dentro de esta formación de plataforma). El tamaño de grano de las areniscas es normalmente de medio a fino, y son característicos los cubos de pirita (hasta 0,02 m de arista). Su composición es de arcósica a cuarcítica.

Dadas las condiciones de afloramiento es difícil calcular un espesor para esta formación en El Alcornocal, pero con seguridad este no es inferior a los 500 m.

Según GABALDÓN & HERNÁNDEZ-URROZ (1989) esta formación corresponde a barras someras en las que se evidencia el oleaje y las tormentas. Para NOZAL y MARTÍN-SERRANO (1989) se trata de depósitos poco profundos de llanuras de barro (“mud-flat”) y arenas.

LAS ROCAS ORDOVÍCICAS

Los materiales de esta edad afloran de manera contínua a lo largo de todo el Anticlinal de Navalpino, definiéndolo. Se trata de un conjunto de rocas claramente transgresivo, con materiales detríticos de facies muy constantes a nivel regional, y en el que se han dividido cuatro formaciones claramente diferenciables litológicamente en el campo e incluso por foto aérea (Fig. 19). Su edad es Arenig excepto para la parte alta de la última formación (Estratos Pochico), en que se alcanza el Llanvirn. Respecto a este tema se puede observar una discusión sobre la inexistencia del Tremadoc en PINEDA (1989).

Conglomerado basal

Se trata de un nivel muy continuo observable casi a lo largo de todo el anticlinal, excepto en algunos lugares, por motivos tectónicos, y en el borde O, donde su pequeño espesor lo hace difícilmente reconocible. Su potencia más frecuente está en torno a los 50 m. La base es netamente erosiva y se sitúa sobre cualquiera de los materiales vistos hasta ahora debido a los efectos de la discordancia preordovícica.

Litológicamente está constituido por conglomerados y microconglomerados de cantos redondeados de areniscas (Fig. 20), grauvacas, pizarras y sobre todo cuarzo filoniano y cuarcitas, con algún canto de lidita. El tamaño de los cantos más frecuente es de 0,02 a 0,07 m. La matriz, generalmente escasa, unas veces es lutítica verdosa, mientras en otras ocasiones es de areniscas finas de tonos morados-púrpura. Estos conglomerados se encuentran estratificados en bancos métricos y decimétricos, separados por pequeños niveles centimétricos de limonitas y areniscas de grano fino. Las estructuras más frecuentes son: Base erosiva, granoselección positiva, laminación paralela y cruzada de gran ángulo. Hacia el techo aumentan las intercalaciones hasta que los conglomerados llegan a desaparecer.

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Fig.- 16. Brecha de Navalpino en el sector de Fontanarejo. Nótense la abundancia masiva de Pelitas y los pocos cantos Fig. 17.- Aspecto generalizado de las Pelitas de la Fm. Pusa. Fig. 18.- Vista de capas areniscosas con morfología de barra pertenecientes a la Fm. Azorejo. Domo del Alcornocal

PINEDA (1989) interpreta sedimentológicamente estas rocas como barras submarinas depositadas en una plataforma somera en la que las corrientes redistribuían los materiales depositados por los aparatos fluviales costeros o deltaicos.

Serie Púrpura

Está formada por un conjunto de materiales en torno a los 900-1000 m de espesor, en los que diferenciamos dos partes, la inferior compuesta sobre todo por areniscas y cuarcitas, que en al mitad occidental llegan a destacar fuertemente en el relieve debido a la presencia de 4 ó 5 tramos conglomeráticos, y la superior (de unos 300 m), claramente limolítica y pizarrosa. La menor competencia de estos materiales produce efectos en el relieve, formando una zona deprimida. Los conglomerados son similares a los descritos para el Conglomerado Basal, y lateralmente y en vertical pasan a cuarcitas y a arensicas cuarcíticas. Estas están constituidas por una serie alternante en la que se intercalan miveles milimétricos de limonitas o pizarras. Las capas arensicosas y las cuarcíticas tienen por lo general un espesor de 0,05 a 0,5 m y tonos rojizo-morados o violáceos, y se amalgaman formando bancos de espesor métrico. Su tamaño de grano varía ampliamente de fino a muy grueso (transición a los conglomerados). Las estructuras más frecuentes varían mucho, entre ellas podemos citar la laminación paralela y cruzada de bajo y alto ángulo, los “ripples” de corriente y también de oscilación, la estratificación cruzada de tipo “hummocky”, las bases erosivas y canalizadas. La morfología general de las capas suele ser lenticular o de cuña (sigmoides) formando “sand waves”, que están constituidos por megaripples, todo ello agrupado formando barras. También se da la estratificación “flaser” en alternancias decimétricas de areniscas y pelitas. Quizá al estructura más típica sea la fuerte bioturbación, tanto en niveles pelíticos como areniscosos. Generalmente la bioturbación es vertical (Skolithos y Daedalus), pero también existe abundante icnofauna de tipo variado (PILES y NOZAL 1989).

En ocasiones se dan intervalos decamétricos de limonitas y pizarras generalmente en bancos métricos, con laminación paralela, o bien masivos. Su color es normalmente violáceo.

El tránsito a esta formación desde la infrayacente es gradual, sin embargo el tránsito a la suprayacente es más neto, pasándose de limolitas a ortocuarcitas en muy poco espesor.

Desde el punto de vista sedimentológico, para PILES & NOZAL (1989), los tramos lutíticos representan niveles por debajo de la base del oleaje de tempestad, y las alternancias arenisca-cuarcita corrientes y oleaje inducidos por tormenta, todo ello en una plataforma litoral de pendiente pronunciada. Para PORTERO (1989) todo forma una megasecuencia transgresiva formada por acumulación de barras de plataforma somera. Sin embargo, PINEDA (1989) en la Hoja de Puebla de D. Rodrigo (757), que engloba parte del Anticlinal de Navalpino, interpreta las barras como sedimentos fluviales en una zona costera con paleocorrientes dirigidas al SO, retrabajadas en sentido NO-SE. Estos materiales serían enterrados por sedimentos costeros y pasarían hacia arriba a sedimentos marinos someros.

Cuarcita Armoricana

Esta formación es la principal causante el relieve en la zona, y la directora de los procesos de plegamiento y fracturación. Existen pocos afloramientos que permitan la realización de un corte estratigráfico, siendo quizá el mejor el de la Hoz del Guadiana, en el flanco Sur del Anticlinal, por lo que las principales observaciones se encuentran referidas a él.

Son características en esta formación su gran extensión superficial, y la constancia de sus facies y espesor. Está formada por 3 ó 4 grandes niveles de ortocuarcitas de tamaño de grano fino y color preferentemente blanco, separadas entre sí por intervalos más lajeados de areniscas, cuarcitas y algún nivel métrico de lutitas (en ocasiones de hasta 40-50 m). En conjunto, su espesor se evalúa en los 450 m. Se encuentra estratificada en bancos métricos (0,5-5 m) de gran continuidad lateral, formando secuencias decamétricas estrato y granocrecientes. Se trata de bancos con estratificación cruzada a gran escala, a la que se superponen megaripples con estratificación cruzada a mediana escala. Frecuentemente los techos de las secuencias se encuentran bioturbados por Skolithos, y en otras ocasiones están retrabajados con lami-

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nación paralela y “ripples” de oscilación. En el corte citado, aparecen niveles métricos de brechas monogénicas cuarcíticas (PINEDA 1989), de bases irregulares algo erosivas, producto probablemente de la destrucción de barras arenosas algo litificadas ya, por efecto de la acción del oleaje de tormentas. En toda la serie es muy frecuente la presencia de icnofósiles característicos como Oaedalus, Skolithos y Cruziana, atribuidos al Arenig (NOZAL y MARTÍN SERRANO 1989). En las depresiones intermedias entre los gran-

Fig. 19.- Columna Estratigráfica sintética de los materiales ordovícicos del Anmticlinal de Navalpino . des bancos cuarcíticos, aparecen sobre todo areniscas cuarcíticas en niveles finos, con laminación paralela y cruzada y abundante icnofauna, alternando con pizarras arenosas y micáceas en bancos decamétricos.

Desde el punto de vista sedimentológico, esta formación constituye en conjunto una megasecuencia granocreciente, que PINEDA (1989) interpreta como de barras depositadas en un medio marino somero, afectado por corrientes cuyo tipo es difícil de precisar.

Estratos Pochico.

Esta formación ha sido definida en Sierra Morena Oriental por TAMAIN (1972). Se trata de una serie alternante de areniscas, cuarcitas y pizarras. Los bancos cuarcíticos de color gris o blanquecino tienen un espesor variable entre 0,1 y 0,5 m, y son de tamaño de grano medio a fino. Alternan estos bancos con areniscas lajeadas micáceas amarillentas y pizarras grises micáceas en tramos de espesor similar. Hacia el muro existe un predominio de materiales cuarcíticos, y hacia el techo, de areniscas pizarrosas, aunque las cuarcitas coronan la sucesión, frecuentemente asociadas a un nivel conglomerático algo ferruginoso del tipo “hard ground”. Su espesor normal oscila entre los 150 y los 250 m, aunque en algún caso llega a los 300 m.

Las estructuras más frecuentes consisten en “ripples” de oscilación, laminación paralela y cruzada de bajo ángulo, estratificación cruzada de tipo “hummocky”, amalgamación de capas y bioturbación, tanto vertical (Skolithos), como horizontal a techo de las capas. No existe una ordenación secuencial clara.

La edad del techo de esta formación es Llanvirn, según PINEDA y otros (1989), que se basan en el hallazgo de bivalvos de esa edad en la Hoja 18-28 (Las Guadalerzas), pero la mayor parte de su serie pertenece todavía al Arenig.

PINEDA (1989) interpreta estos niveles como materiales depositados en una plataforma de esca-

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sa pendiente y profundidad, siendo los agentes predominantes las corrientes y el oleaje de tormentas.

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Fig.- 20. Detalle del Conglomerado Basal Ordovícico Fin del Volumen I (Introducción y Estratigrafía)

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