UNIVERSIDAD DE OVIEDO
DEPARTAMENTO DE GEOLOGÍA
EVOLUCIÓN ESTRUCTURAL DE LA ANTIFORMA DE NAVALPINO (ZONA CENTROIBÉRICA, ESPAÑA)
TESIS DOCTORAL
VOLUMEN II
LAS DEFORMACIONES PREHERCÍNICAS FERNANDO LÓPEZ DÍAZ
TECTÓNICA PREHERCÍNICA
INTRODUCCIÓN
La ausencia total de trabajos previos sobre las deformaciones que afectan a los materiales del Anticlinal de Navalpino plantea la necesidad de un análisis que permita separar las características de los sucesivos episodios de deformación que han dado lugar a las discordancias descritas anteriormente, así como las de sus relaciones con áreas afines dentro de la Zona Centroibérica
Se han encontrado en la zona evidencias de la actuación de cuatro ciclos de deformación diferentes, tres Preordovícicos y uno Hercínico, alguno de ellos de carácter polifásico, consistiendo los dos primeros preordovícicos principalmente en fenómenos de plegamiento y el tercero en un basculamiento generalizado hacia el NE, y los hercínicos, el primero en un plegamiento y el segundo en una zona de cizalla que produce tanto fracturas como flexiones de las estructuras previas. El conjunto de todos ellos sólo se encuentra afectando a los materiales más antiguos (Grupo Domo Extremeño), y por el contrario, y como era de esperar, los materiales ordovícicos están afectados solamente por la Deformación Hercínica. Esta variedad de deformaciones plantea el problema de por donde se ha de comenzar su descripción. Se ha resuelto comenzar por la más antigua de las deformaciones, para después ir subiendo en edad, describiendo las más jóvenes; así se obtiene una visión secuenciada de la deformación, que se considera muy apropiada para la compresión de la estructura en conjunto.
Las cuatro deformaciones mencionadas son la Deformación pre-Vendiense Superior, la Deformación Cadomiense, que separa el Precámbrico del Paleozoico, la Deformación Paleozoica Preordovícica que afecta a todos los materiales ante-ordovícicos y la Deformación Hercínica que se encuentra en todos los materiales, y es la responsable de las mayores estructuras que se observan a nivel cartográfico como es el propio Anticlinal de Navalpino y sus pliegues menores asociados. De la interferencia de todas estas deformaciones se obtiene la compleja distribución de unidades estratigráficas que observamos en la cartografía.
Aunque, como se verá a lo largo de este capítulo, la zona estudiada presenta una fuerte complejidad estructural, esto no se refleja desde el punto de vista metamórfico. Así, no se han observado variaciones en el desarrollo de los minerales índices de metamorfismo en las metapelitas. Las asociaciones observadas en estsa rocas, tanto en los materiales precámbricos como en los paleozoicos, se encuadran dentro de las facies de los esquistos verdes (zona de la clorita). La clorita aparece en porfiroblastos orientados según la foliación dominante, que por lo general corresponde a la primera deformación hercínica, que es a la que este mineral aparece fundamentalmente asociado. También se han observado porfiroblastos de clorita-moscovita. En las litologías cuarzosas y grauvá-
quicas no se aprecia en general una recristalización importante. Esta homogeneidad en el grado metamórfico alcanzado viene corroborada por el similar desarrollo de las foliaciones en la zona, como se verá más adelante.
En cuanto al grado metamórfico alcanzado en los tiempos prehercínicos, solo podemos afirmar que no debió alcanzar la epizona en ningún momento.
En las descripciones de datos estructurales de orientación de planos y líneas se usará la notación habitual compuesta de dos números separados por una barra inclinada, el primero de ellos representa el ángulo respecto al Norte de la proyección a la horizontal de la línea de máxima pendiente del plano o simplemente de la línea, medido en el sentido de las agujas del reloj. El segundo número representa su ángulo de buzamiento o inclinación.
DEFORMACIÓN PRE-VENDIENSE SUPERIOR (Dpv)
Afecta exclusivamente a los materiales del Grupo Domo Extremeño, siendo su posible edad de Rifeense a Vendiense Inferior.
La evidencia más destacable de esta deformación consiste en la discordancia mediante la que los materiales del Grupo Ibor-Navalpino reposan sobre los materiales del grupo Domo Extremeño. En los sectores central y occidental del Anticlinal, la discordancia es difícil de ver, debido sobre todo al carácter desorganizado de los materiales del Grupo Domo Extremeño. Sin embargo la discordancia puede deducirse, debido al carácter algo organizado de los materiales infrayacentes, en un corte desde el Embalse del Cijara que sube por la vertiente oriental del arroyo del Carrear, situado en el margen N de dicho embalse, en la zona central del Anticlinal. En este sector los materiales del Grupo Ibor-Navalpino comienzan con un conglomerado, y su posición, buzando 75/50, contrasta fuertemente con la de todos los materiales infrayacentes del Grupo Domo Extremeño, que se encuentran siempre próximos a la vertical y con direcciones, en los pocos casos en que estas se pueden medir, casi ortogonales a las del conglomerado.
Otro lugar donde se aprecia esta discordancia es en el arroyo San Marcos, en las cercanías de su cruce con la carretera Arroba-Navalpino (Fig. 32, página 27). Aquí a lo largo de dos kilómetros de corte, pueden seguirse los materiales del Grupo Domo Extremeño que afloran en un flanco homoclinal de buzamiento 320/90; sin embargo, al pasar a los materiales del Grupo Ibor-Navalpino, los buzamientos se hacen menos verticales y adquieren otras muchas posiciones, pues abundan los pliegues, tanto cadomienses como hercínicos, y cambia también notablemente la litología, pasando de una serie casi totalmente grauváquica a otra fundamentalmente pizarrosa con alguna que otra distintiva capa calcárea. Aquí, sin embargo, no se ha encontrado ningún nivel conglomerático en la base del Grupo Ibor-Navalpino. La superficie de discordancia se encuentra Grupo Ibor-Navalpino. La superficie de discordancia se encuentra en este caso casi obliterada por las deformaciones posteriores
Fig.-22. Proyección polar de los datos de So en los materi del GDE. Nótese la dispersión generalizada y los buzamientos siempre próximos a la vertical
que la aplastan, y el cambio en el buzamiento es de 140/90 a 120/80, lo cual es muy poco significativo, aunque regionalmente esto mismo se puede ver con mayor claridad en el arroyo del Tapujar situado inmediatamente al Sur, donde el cambio es de 145/90 a 5/85. En cualquier caso, llama la atención el pequeño ángulo existente en la inclinación del buzamiento entre los materiales a un lado y otro de la superficie de discordancia. Esto, como se apuntó, se debe a las deformaciones posteriores que reaplastan la superficie de dis-
cordancia. No obstante, la diferencia en la dirección de los materiales a un lado y otro de esta superficie hace que la discordancia sea apreciable. Por otra parte, la cartografía de la superficie de discordancia lleva en el arroyo San Marcos uan dirección similar a la de las capas, pero regionalmente se sitúa NNO-SSE, lo que contrasta fuertemente con el trazado del flanco homoclinal mencionado.
Otra muestra de la existencia de la deformación tratada es el buzamiento vertical generalizado que muestran las rocas del Domo de Navalpino, y todas las rocas del Grupo Domo Extremeño en general (Fig. 22). La diferencia sistemática de buzamiento entre estos materiales y los pertenecientes a los grupos superiores que, como veremos, presentan en general buzamientos más bajos, hace necesaria también la existencia de una deformación antigua exclusiva de los materiales del grupo Domo Extremeño.
Respecto a las característicsa de la Deformación pre-Vendiense Superior, poco se puede decir aquí, pues no se han visto pliegues propios de ella, ni ninguna otra estructura asociada tal como sería un clivaje, etc. Es este un dato importante, pues si bien en el Domo de Villarta no se ha podido reconstruir la estructura de estos materiales, sí se ha hecho en los Domos de Navalpino y de Fontanarejo. En el Domo de Navalpino, a pesar de su gran extensión, no se han detectado cambio en la posición de las capas previa a la siguiente deformación (Cadomiense), o lo que es lo mismo en todo el Domo solamente existe un flanco de la deformación pre-Vendiense-Superior. El pequeño afloramiento que supone el Domo de Fontanarejo no aporta datos nuevos sobre esta problemática.
Observando el trazado cartográfico de las capas en el Domo de Navalpino (Fig. 23), y descontando el plegamiento cadómico, parece deducirse como muy posible la orientación previa de la estratificación E-O y con una inclinación alta, lo que se deduce de la actual posición vertical generalizada de estos materiales. No obstante, para llegar a conocer los pliegues habría que poder obtener otros flancos en otros anticlinales diferentes de la Zona Centroibérica. En resumen, concluimos que la Dpv existe y que tan sólo conocemos de ella que produjo pliegues con un flanco aproximadamente E-O, de fuerte inclinación, careciendo de clivaje.
DEFORMACIÓN CADOMIENSE (Dc)
La Deformación Cadomiense afecta a los materiales precámbricos presentes en la zona y tiene una clara representación en el área del Anticlinal de Navalpino. Esta deformación afecta tanto a los materiales del Grupo Domo Extremeño como a los del de Ibor-Navalpino. En el primer caso se sobreimpone a la Dpv y en el segundo afecta a rocas sin deformación previa, ya que, como muestra la cartografía actuall (ver mapa), no se aprecian efectos importantes previos a los pliegues cadomienses. La excepción a esto puede encontrarse en la zona del Torilejo, donde el grupo de fallas del Torilejo, de las que ya se habló en el capítulo de estratigrafía y a las que se atribuyó carácter sinsedimentario con descenso del labio oriental, pudieran haber producido alguna modificación en forma de acomodaciones de la estratificación a las fracturas (arrastres, “roll-over”, etc.).
Al tratar de esta deformación hablaremos primero de sus efectos en las rocas del Grupo Domo Extremeño en los tres domos en los que aflora, y después trataremos de la misma en los distintos afloramientos de los materiales del Grupo Ibor-Navalpino.
La deformación Dc en los materiales del Grupo Domo Extremeño
Como ya se indicó, esta deformación se sobreimpone en estos materiales a la deformación Dpv, siendo el principal efecto la formación de pliegues de eje vertical.
La deformación Dc en el Domo de Villarta
En este domo (Fig. 21), la naturaleza habitualmente desorganizada de los materiales del Grupo Domo Extre-
meño impide la reconstrucción de la estructura y, por tanto, la observación de pliegues cadomienses a gran escala. A pequeña escala, en afloramiento no se han observado tampoco pliegues que puedan ser atribuidos a esta deformación. Por tanto en este domo no se pueden apreciar los efectos de la Dc.
La deformación Dc en el Domo de Navalpino.
Al contrario que en el caso anterior, en este domo (Fig. 21) los materiales son de tipo organizado y permiten una reconstrucción aproximada de su estructura, dificultada siempre por la gran extensión del domo que está cubierta por rañas y otros depósitos cuaternarios. Tal reconstrucción pone en evidencia la existencia de pliegues cadomienses en la casi totalidad de la extensión del domo (Fig. 23), y que son más visibles en su mitad Sur.
Los pliegues mayores presentan una longitud de onda que varía entre 1 y 3 Kms. Su ángulo entre flancos es también muy variable (Fig. 24), con un valor modal a 95º y valores extremos de 35 y 145º. Los ejes de estos pliegues (Fig. 25) son predominantemente verticales, aunque algunos se dirigen al E, SE y S, pero siempre, con una gran inclinación. Los planos axiales poseen una gran dispersión, presentándose en la actualidad un amplio abanico de direcciones N50ºE a N20ºO, todos ellos próximos a la vertical (Fig. 25). En al Fig.36 se muestra la diversidad de estos pliegues.
En el análisis de estos datos deben tenerse en cuenta los efectos producidos por la Deformación Hercínica, sobre todo por la segunda etapa de esta deformación, claramente visible en el domo (Fig. 23), y que cambia las orientaciones originales de la primera etapa hercínica. Así, aunque los pliegues sigan siendo de eje próximo a la vertical, la dirección de sus planos axiales en la zona no afectada por esta segunda etapa de la Deformación Hercínica (extremo occidental de la Fig. 23) debe de corresponder a la posición original de
estos pliegues, que se cifra por tanto en torno a una dirección de 140/90. Por el contrario, la posición de los planos axiales de estos pliegues que se observa en la parte oriental de la Fig. 23, donde la S1 herciniana aparee doblada por efecto de la segunda deformación hercínica, debe acusar también los efectos de esta misma deformación, por lo que esta posición no debe corresponderse con la que originalmente tenían los pliegues.
Los pliegues cadomienses llevan en ocasiones asociado un clivaje de plano axial, cuya disposición en el campo (Fig. 23) es coherente con la dirección deducida para los planos axiales de estos pliegues. Se trata de una foliación que aparece tan sólo localmente, donde las características litológicas, tales como la presencia de niveles pelíticos y estructurales, como el grado de apretamiento de los pliegues, lo permiten. Generalmente se trata en el campo de un clivaje espaciado. En lámina delgada presenta habitualmente el aspecto de un clivaje pizarroso o de un clivaje pizarroso grosero, cuyas característicsa serán descritas en un apartado posterior.
Respecto a la deformación frágil cadomiense en el Domo de Navalpino, poco se puede decir. Dado el carácter homogéneo de las rocas del Grupo Domo Extremeño y el tipo de afloramiento, un estrecho cauce rodeado de materiales de la raña y sus derrubios, no es posible visualizar el trazado de las fracturas que afectan a estos materiales y su juego. En conjunto no parecen ser muy importantes, pues la estructura ha podido ser reconstruida con fidelidad en varios lugares. La única excepción importante a esto es el contacto del Grupo Domo Extremeño con el Grupo Ibor-Navalpino en el margen occidental del domo (Fig. 23 y mapa). Aquí, el contacto parece ser tectónico (Falla del Valdehornos), pues los materiales de ambos grupos muestran unas relaciones no explicables por la existencia única de una discordancia que los separe (ver mapa). En efecto, la base de los materiales del Vendiense Superior no llega a aflorar nunca, y en el borde N del domo los pliegues en uno y otro material no son en absoluto correlacionables. En los materiales ordovícicos que recubren a estos, no aparece ningún accidente de importancia que pueda ser correlacionado con el descrito, sino una fractura simple que apenas tiene salto y que debe ser el producto de un rejuego posterior. Debe de concluirse entonces que se trata de un accidente de edad Cadomiense, el único visible en todo el área, de trazado NNE-SSO, que hunde el labio Oeste y lleva asociada una pequeña fractura N-S con un juego similar (Fig. 23 y mapa).
La deformación Dc en el Domo de Fontanarejo
Este domo, de muy pequeña extensión, se localiza al E del de Navalpino (Fig. 21). En él afloran únicamente materiales del Grupo Domo Extremeño en facies organizada, en los que se observan pliegues de eje próximo a la vertical, pero no transectos por el primer clivaje hercínico, sino con una relación que indica, más bien, que debe de tratarse de pliegues hercínicos; así unos flancos aparecen paralelos al clivaje hercínico S1, mientras en los otros, este aparece formando un ángulo alto. Quizás se trate de la prolongación del flanco que se observa en el sector SE de la Fig. 23, donde no hay pliegues cadomienses desarrollados.
La deformación Dc en los materiales del Grupo Ibor-Navalpino
El principal afloramiento de rocas del Grupo Ibor-Navalpino está situado al O de la Falla del Valdehornos (Mapa y Fig. 21), conformando un amplio sinforme de traza aproximada N-S, el Sinforme del Torilejo, con equivalente de su parte central en el flanco Sur (ver mapa). Aparte de este, existe un pequeño afloramiento, también sinforme, más hacia el E (Fig. 21), conocido como el Sinforme de la Dehesa. Trataremos ambos de una manera separada, para así poder demostrar la equivalencia de la Deformación Cadomiense que los afecta.
En conjunto, la deformación sufrida por estos materiales se caracteriza por el predominio de las capas inclinadas fuertemente (Fig. 27), aunque existen pocos buzamientos verticales, en contraposición a los materiales del Grupo Domo Extremeño donde estos son absolutamente predominantes (Fig. 22).
La deformación Dc en el Sinforme del Torilejo
La parte estructuralmente más interesante de todo el sinforme es la zona de su núcleo y su prolongación hacia el E. Un esquema estructural de la zona puede verse en la Fig. 28. La estructura, a pesar del cambio de facies es coherente con la existencia de un gran sinforme cuyo núcleo se encuentra en la zona del Torilejo, con un flanco occidental que se extiende por casi todo el afloramiento del grupo, y un flanco oriental que llega hasta la zona de aparición del Grupo Valdelacasa, en la cabecera del arroyo Valdehornos, y que está en contacto mecánicamente con los
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materiales infrayacentes del Grupo Domo Extremeño. En su extremo oriental, este flanco presenta una zona antiformal (Antiforme del Valdehornos), el cual dada su situación en el extremo del afloramiento, tanto puede representar un pliegue menor de flanco, como un pliegue de similar tamaño al del Sinforme del Torilejo (aunque esto último es más complicado, pues exigiría más movimiento de la falla que separa a los dos Grupos de materiales).
En la margen izquierda del Embalse del Cíjara, en la que aparecen los materiales en contacto con el ordovícico del flanco S del Anticlinal de Navalpino, como se indicó, los afloramientos del Grupo Ibor-Navalpino son mucho más reducidos y corresponden a la zona de charnela del Sinforme del Torilejo y a parte de su flanco oriental (ver mapa).
Aparte de los liegues mencionados, los pliegues menores cadomienses son de orden hectométrico, llegando incluso a 1 Km, y presentan algunos pliegues menores asociados, que no suelen sobrepasar los 200 m, siendo su tamaño más abundante el de orden decamétrico. Los planos axiales de estos pliegues, se sitúan próximos a la dirección N-S, o ligeramente inclinados hacia el NNE-SSO (Fig. 29). Sus ejes varían notablemente, pues si bien el núcleo situado en el flanco N del Anticlinal de Navalpino se encuentra inclinado hacia el N (ver mapa), en el Sur buza al Sur, y en medio existe una zona con cubetas (interferencia de tipo 1 de RAMSAY 1967) y otras figuras de interferencia. Asimismo en la zona antiformal del Valdehornos, los ejes de los pliegues cadomienses se encuentran inclinados mayoritariamente hacia el Sur (Fig. 29). Esta variación en la posición de los ejes se debe a las deformaciones posteriores y no es difícil deducir que en la época de su formación estos ejes debían encontrarse próximos a la horizontal. Los cambios en la posición de la dirección de estos ejes no son frecuentes. Tan sólo una banda de pliegues menores aparece claramente doblada por las deformaciones posteriores (Fig. 28, parte central), alternando direcciones NE-SO con direcciones NO-SE, pero los pliegues principales y otras figuras de interferencia (domos y cubetas) mantienen las direcciones originales que por tanto ciframos en N-S ó NNE-SSO. El grado de apretamiento de estos pliegues es muy variable (Fig. 30) con valores de ángulo entre flancos entre los 15 y los 125º, pero resultando un valor modal de 85º. En parte, la dispersión puede ser debida a los fenómenos de interferencia desarrollados con posterioridad, aunque no parece descartable una amplia variedad original debida principalmente a factores litológicos.
La homogeneidad de la Dc en todo este sinforme refuerza la argumentación expuesta en el capítulo de Estratigrafía en torno a la consideración de los materiales de la Serie del Torilejo y, en especial, las alternancias del Valdehornos como pertenecientes al Grupo Ibor-Navalpino.
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Las fracturas cadomienses en el Sinforme del Torilejo
Al igual que sucede en el Grupo Domo Extremeño, la monotonía litológica del Grupo Ibor-Navalpino en sus facies más profundas y el tipo de afloramiento, bastante pobre, impide reconocer la existencia de fracturas. A ello existen tres excepciones. Así, tenemos en primer lugar la zona de fractura del Torilejo (Fig. 21), de probable carácter sinsedimentario, ya descrita en el capítulo de estratigrafía y la falla del Valdehornos, de la que ya se habló al tratar de la deformación cadomiense en los materiales del Grupo Domo Extremeño. Queda, por último, tratar una serie de fracturas que afectan al flanco occidental del Sinforme del Torilejo. Se trata de fallas de trazado general NO-SE, de carácter vertical, pero sin un juego claro, pues tanto podrían ser fallas que elevaran su labio S, como con un fuerte componente de desgarre dextrógiro, siendo probable que posean ambos. A menudo, su superficie se encuentra reflejada por la presencia de venas de cuarzo, en ocasiones de potencia métrica. La principal incógnita que presentan estas fracturas es su edad, pues dado su juego probable y su dirección, no se puede excluir la posibilidad de que se trate de estructursa tardihercínicas, asociadas a la Falla del Cíjara. En conjunto, pues, no podemos hablar de ninguna serie bien desarrollada de fracturas cadomienses, sino solamente de algunas estructuras aisladas.
La deformación Dc en el Sinforme de la Dehesa
Este sinforme consiste en una pequeña estructura de trazado NO-SE situado en la parte oriental de Anticlinal de Navalpino (ver mapa y Figs. 21 y 49). En él, los afloramientos pueden encontrarse a lo largo del cauce de algunos arroyos que lo cruzan, en especial el arroyo San Marcos. Especial importancia adquiere el tramo de dicho arroyo próximo a la carretera Arroba-Fontanarejo (Fig. 31). Aquí puede verse la discordancia que separa el Grupo Ibor-Navalpino del Grupo Domo Extremeño, como ya se indicó previamente. Si el ángulo de discordancia es pequeño, esto se debe a los fenómenos de plegamiento posteriores (hercínicos) que lo enmascaran. Aparecen aquí numerosos pliegues cadomienses de amplitud decimétrica a decamétrica, cuyos planos axiales (Fig. 32) se encuentran próximos a la dirección NO-SE; si bien es cierto que se encuentran algunas direcciones distintas, estas deben tener su origen en las interferencias posteriores que deforman estos pliegues. Sus ejes (Fig. 32) se inclinan preferentemente al SE, pero también lo hacen al NO y esto debido también a los efectos de las otras deformaciones, por lo que hay que pensar que en orígen estos pliegues tenían el eje próximo a la horizontal. Sus ángulos entre flancos son mayores generalmente que en el Sinforme del Torilejo, variando entre 60 y 160º (Fig. 33), lo que puede deberse a la naturaleza más pelítica de aquel sinforme. Un ejemplo de estos pliegues puede verse enla Fig. 34.
Al igual que en el caso anterior, no se han reconocido fracturas propias de esta deformación, con excepción de una asociada al apretamiento de los pliegues (Fig. 31, sección A-B).
Síntesis de la Deformación Cadomiense
La Dc se manifiesta en los materiales del grupo Domo Extremeño por la formación de pliegues de todos los tamaños (incluido el kilométrico) con un grado de apretamiento variable, de eje vertical y de plano axial por lo general orientado N-S, aunque con mucha variabilidad debida a las deformaciones posteriores. En los materiales del Grupo Ibor-Navalpino, la Dc consiste también en pliegues de apretamiento muy variable, pero con ejes que en la actualidad, y donde no han sido afectados por las cizallas de la segunda deformación hercínica, presentan una posición con inclinaciones medias contenidas en un plano aproximadamente N-S o bien NNESSO, pues si bien en el Sinforme de la Dehesa los planos axiales se encuentran en otra posición, esto se debe a la segunda deformación hercínica, como se verá más adelante, y restituyendo los elementos geométricos de los pliegues a su posición original, descontando el efecto de la primera deformación herciniana, cuya geometría es bien conocida, resultan pliegues con su45os axiales próximos también a la dirección N-S y con sus ejes subhorizontales y coinciden perfectamente con los que se observan en el Sinforme del Torilejo (Fig. 28).
Después de lo descrito, tenemos que la deformación Dc consiste principalmente en pliegues que forman parte
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de trenes, producto probablemente de fenómenos de “ Buckling” con direcciones para sus planos axiales que estarían próximos a N-S, o bien NNE-SSO, pues si bien en el Sinforme de La Dehesa los planos axiales se encuentran en otra posición, esto se debe a la segunda deformación hercínica, como se verámás adelante, y restituyendo los elementos geométricos de los pliegues a su posición original, coinciden plenamente con los que se observan en el Sinforme del Torilejo (Fig. 28)
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Esta deformación, dentro del Grupo Ibor-Navalpino, es coherente desde las facies de plataforma carbonatada hasta las turbidíticas más distales, y en todas ellas produce pliegues de ejes próximos a la horizontal, lo que separa claramente estos materiales de los pertenecientes al Grupo Domo Extremeño, donde los ejes se formarían verticales o muy próximos a esta posición.
Una explicación alternativa para la disposición subho-
rizontal de los ejes de los pliegues de la Dc tanto en los materiales de las Alternancias del Valdehornos, como en los de la Dehesa es la pertenencia de los materiales citados al Grupo Domo Extremeño y la existencia de un gran pliegue previo perteneciente a la Dpv que tuviera tanto flancos verticales como horizontales. Los flancos verticales se deducen de la posición vertical que muestran los ejes de los pliegues cadomienses tanto en el Domo de Villarta como en el de Navalpino, y en especial en el borde S de este último, donde deshaciendo los efectos de la Dc se obtendría un flanco previo vertical y de orientación aproximada E-O. Los flancos subhorizontales resultan de considerar la posición de los pliegues cadomienses previamente al hercínico, que como se dijo al tratar tanto del Sinforme de La Dehesa como del de El Torilejo resultan subhorizontales. Otro hecho que refuerza la existencia de flancos subhorizontales es el paralelismo que muestra el contacto entre las Alternancias del Valdehornos y el Conglomerado del Torilejo, como se observa en el mapa y en la Fig. 28, lo que supone que el depósito del conglomerado, claramente perteneciente al Grupo Ibor-Navalpino, se realizó sobre un flanco subhorizontal.
La distribución actual de un domo central con los ejes cadomienses verticales y dos sinformes a los lados con los mismos ejes subhorizontales, resultaría de la interferencia de la Dc con el pliegue previo mencionada, conjuntamente con una erosión posterior que haría aflorar diferentes flancos del pliegue de la Dpv.
La principal objeción para aceptar esta alternativa consiste en el cambio litológico que iría asociado al cambio de flanco de la Dc, cuando debido a la propia existencia del pliegue previo la litología debería de ser similar en toda al zona, o al menos no estar los cambios de facies, siempre posibles, íntimamente unidos al cambio de flanco. Otra objeción importante resulta del estudio de las polaridades en las zonas de contacto entre los materiales típicos del Grupo Domo Extremeño en el Domo de Navalpino y los materiales puestos en cuestión tanto en el Sinforme del Torilejo como en el de la Dehesa. Así, en este último caso, y como puede verse en la Fig. 30 la polaridad del Grupo Domo Extremeño es hacia el SE, y la del probable Grupo IborNavalpino hacia el E, lo que si coincidiría con la hipótesis de discordancia, pero no con la de un pliegue que uniera tales materiales. En el caso del contacto del Sinforme del Torilejo (ver mapa y Fig. 28), la estructura es más complicada y puede hacerse compatible con cualquiera de las dos ideas mencionadas.
En conjunto, tenemos pues, que se forman en la Dc grandes pliegues del orden de varios kilómetros de longitud de onda. De E a O, los dos primeros de estos pliegues son el Sinforme de La Dehesa y el Antiforme del Valdehornos, del que a nivel del Grupo Ibor-Navalpino solamente queda un pequeño resto en el borde oriental del Sinforme del Torilejo, pero que produce todo el afloramiento del Grupo Domo Extremeño en el Domo de Navalpino. El siguiente pliegue es el Sinforme del Torilejo, que corresponde a la más amplia estructura cadomiense, que ocupa gran parte del núcleo del Anticlinal de Navalpino. Terminan los pliegues cadomienses con el anticlinal de Navalperal (ver mapa), que consiste en una pequeña y apretada estructura, englobada en un antiforme mayor que da lugar al Domo de Villarta, donde vuelve a aflorar el Grupo Domo Extremeño.
Dado que este grupo posee materiales carbonatados datados como Vendiense Superior, y que los materiales suprayacentes, que pertenecen al Cámbrico Inferior, no están afectados por esta deformación, la misma debió de tener lugar al final del Vendiense Superior o principios del Cámbrico Inferior, por lo que creemos correcto designarla con el nombre de Deformación Cadomiense. El clivaje Sc ligado a la deformación cadomiense
Asociado a la Deformación Cadomiense aparece en algunos lugares de condiciones litológicas y estructurales favorables, un clivaje primario que se desarrolla preferentemente en las rocas pelíticas. En las areniscas y conglomerados no se observa casi nunca, apareciendo sólo en casos excepcionales una foliación muy espaciada. En las rocas pelíticas, se observa en el campo como una estructura penetrativa en algunos casos y más incipiente en otros. Al microscopio aparece normalmente como un clivaje pizarroso grosero (Fig. 35 A), aunque se dan todos los casos intermedios entre un clivaje grosero y un clivaje casi pizarroso (Fig. 35 B). A menudo, este clivaje aparece crenulado por el clivaje S1 hercínico (Fig. 35 A). Al microscopio puede observarse una estructura que podemos denominar clivaje en dominios, pero también con un desarrollo generalizado sin apenas dominios cuando el grado de desarrollo es más alto.
Fig. 31.- A) Aspecto en lámina delgada del clivaje Sc en rocas del GDE, apareciendo como un clivaje pizarroso grosero replegado por una crenulación (S1). Nótese la vena de cuarzo afectada por las dos deformaciones.
B)Aspecto del clivaje Sc en rocas del GIN, donde aparece como un clivaje pizarroso algo grosero en las pelitas y prácticamente no aparece en las rocas areniscosas.
Los principales mecanismos que intervienen en su formación son la disolución por presión y la cristalización de minerales, especialmente de filosilicatos (Fig. 35 B)
DEFORMACIÓN PALEOEZOICA PRE-ORDOVÍCICA (Dpp)
La presencia de esta deformación en la zona estudiada y en conjunto en la Zona Centroibérica, está evidenciada por la discordancia con que reposan los materiales ordovícicos sobre los del Cámbrico Inferior. Esta discordancia se observa pues, no solo en el Anticlinal de Navalpino, sino también y de manera perfecta en el vecino Anticlinal de Valdelacasa y en la zona de Salamanca-Tamames.
La Deformación Paleozoica Preordovícica consiste en un basculamiento hacia la dirección NE, de carácter simple y de 5 a 10º de ángulo (Fig. 36), como se demuestra por la posición de los materiales del Cámbrico Inferior (Grupo Valdelacasa) y de su estructura interna, y su comparación con la posición de los materiales ordovícicos adyacentes.
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La dirección del basculamiento puede obtenerse directamente a partir de la observación del mapa. En efecto, en este puede verse que los afloramientos en los extremos cartográficos del Grupo se ocultan bajo el Ordovícico conformando la unión de los puntos de ocultamiento de estos materiales una dirección NO-SE, que es la que resulta de unir los afloramientos dela Brecha de Navalpino a aproximadamente 4 Km al Oeste del pueblo de Navalpino con los afloramientos del arroyo del Castillejo, situado en el otro flanco del Anticlinal de Navalpino a unos 6 Kms al SE de Fontanarejo.
El ángulo de una discordancia se mide generalmente confrontando los valores de buzamiento en los materiales por encima y por debajo de la discordancia. En nuestro caso esto no es en general posible, puesto que la superficie de discordancia está próxima normalmente al comienzo del relieve que suponen los materiales
ordovícicos, con toda una serie de materiales cuaternarios asociados que ocultan la propia superficie de discordancia. Por esta razón se ha escogido otro método, mediante le cual se obtiene el valor mínimo del ángulo de discordancia. Este valor puede obtenerse midiendo la distancia de la separación con la que desparecen los diferentes niveles del Grupo por debajo de la superficie de discordancia, y comparándola con su potencia real.
La Deformación Paleozoica Preordovícica se limita al basculamiento simple cuyas características se acaban de describir. La estructuras apreciadas en el Grupo Valdelacasa son explicables solamente con la interacción de las dos deformaciones hercínicas como se demostrará posteriormente. Esta deformación podría relacionarse con la tectónica simple de bloques propuesta por McDOUGALL y otros en 1987 para la Zona Centroibérica, basándose en el análisis sedimentológico de los materiales ordovícicos. Cabe la posibilidad de que alguna de las fallas de las que se trató previamente hayan sido reactivadas en esta época, aunque no es posible asegurarlo con certeza, siendo posible que el basculamiento mencionado esté asociado al rejuego de fracturas antiguas.
Fig. ig.-36.- Esquema tridimensional de la situación en la mitad oriental del Anticlinalo de Navalpino inmediatamente después de ocurrida la Deformación Palñeozoica >Preordovícica (GV. = Grupo Valdelacasa; GIN = Grupo Ibor-Navalpino; GDE = Grupo Domo extremeño; FV = Falla del Valdehornos)
Dado que este evento afecta a los materiales del Cámbrico Inferior y está fosilizado por el Ordovícico Inferior, su edad puede considerarse como Cámbrica Media a Superior e incluso como Ordovícico.