Año Nuevo 2013

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A ÑO NUE VO ‘13



Presentamos la cuarta edición de los ejercicios de intervalos breves que Concepción Fotográfica ha comenzado el 2012. Pero ya es un nuevo año y, junto con las reflexiones que todo final/comienzo trae consigo, llegan las vivencias y la particular mirada que este evento significó para los que formamos esta colectividad, siempre desde lo fotográfico, desde lo personal. En esta edición, Año Nuevo ‘13, nuevamente invitamos a nuestro amigo español, Ignacio Bisbal, quien se sumó a este caleidoscopio de visiones de fin de año 2012.

Colectivo C/CF


FERNANDO

MELO

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Carne Celebrar considera casi siempre un banquete, compartir en torno a una mesa; la fiesta de año nuevo -a diferencia de la navidad y su relación directa con los regalos- me remite a la comida, específicamente a la carne; sobre todo que ahora, vivimos con mi esposa e hija en Chillán, una ciudad que se reconoce carnívora; basta sentir el aroma de asados en el ambiente los días feriados y casi cualquier fin de semana. Para esta serie decidí salir tras el objetivo ¨”Carne”, lo que me provocó de ello fue ver a un perro callejero comiendo afanosamente un trozo enorme de otro animal. No me interesa crear conciencia ni convertirlos, estas fotos son el resultado de seguir la ruta de la mayoría que iba de compras para su cena de año nuevo durante 2 horas de recorrido por 3 puntos de la ciudad, una avenida, un mercado de animales informal y las carnicerías del mercado chillanejo el ultimo día del año 2012.










CRISTÓBAL

BARRIENTOS

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Año nuevo, casa nueva Cambio de casa justo el 1° de enero; las casas también empiezan su “vida nueva” desde el caos y la incertidumbre; cajas y objetos desparramados, espacios que aún no se definen, que todavía no son.












CLAUDIA

INOSTROZA

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Quema del Año Nuevo Cuando era niña, pasamos un fin de año en casa de mis tíos y primas de Lomas Coloradas (en realidad mis tíos eran compadres de mis papás y sus hijas, amigas de mi hermana y mía). Ese año ellos junto a sus vecinos hicieron una pira, rellenaron un muñeco, le colgaron un calendario del año que terminaba y lo quemaron frente a nuestros ojos. Recuerdo haber pasado varios veranos con ellos en Lomas Coloradas. Era todo tan distinto a mi vida en Villa Acero, que me resultaba toda una experiencia. Hace poco empecé a recordar esos momentos y a preguntarme por ese lugar. Ya no queda nadie que yo conozca por allá, pero ¿Qué hay de la Quema del Año Viejo que tanto recuerdo?


Al llegar, no reconozco nada. Le digo a mi esposo – Que nos ha llevado a Leonor y a mí el 1° de Enero, aguándole el feriado-: “esto se parece a San Pedro”. (Resulta que ya no pertenece a la comuna de Coronel, sino a la de San Pedro de la Paz).


Luego de dar vueltas bajo el intenso calor del sol, nos concentramos en encontrar el Colegio San José, mi mejor referente. Mis tíos fundaron este colegio que partió como una escuelita rural muy pequeña. Nunca he conocido a un matrimonio con más amor por la enseñanza y dispuesto a tales sacrificios. De hecho, la escuelita era esta. A pocas cuadras del colegio, todavía se reconoce la casa.


Debe haber sido esta misma casa. Cuando mis tíos (y sus hijas, a regañadientes, imagino) comenzaron con su proyecto educativo, usaban esta casa como vivienda y como escuela. Debían dormir en colchonetas, levantarse bien temprano, replegar las colchonetas, guardar la ropa de cama y desplegar las sillas y pupitres, para esperar a los alumnos. Sus dormitorios eran las salas de clases. En ese tiempo –unos treinta años atrás-, no tenían alcantarillado ni conexión a la red eléctrica. Esta casa-escuela era como una nave encallada en la arena. Más tarde, se mudaron a la casa del lado y ésta quedó como escuela únicamente. En pocos años la escuela tuvo luz eléctrica, baños apropiados, mejores instalaciones.


Cuando comenzaron las obras del nuevo colegio, la mayor de las hijas (la más cercana a mí), debía cumplir todos los días con el ritual de manguerear el cemento, para evitar que se partiera. Recuerdo ese verano, su sentido de la responsabilidad y su cansancio también. Mientras estuve allí, la acompañaba. El colegio creció y creció. Su lema los retrata de cuerpo entero: Somos buenos y queremos ser mejores.


Este rincón parece concordar más con mi recuerdo. Lomas Coloradas ya no es tan colorada. Tampoco es ese caserío grande de mi niñez. Ahora parece ser una villa tranquila, con servicios, calles pavimentadas, áreas verdes, luminarias, un parquecito con juegos, casas bonitas y diferentes. A mi juicio, esto la diferencia de una población de esas que aparecen día a día cerca de los centros urbanos. Eso y las dimensiones de los terrenos, que aún permiten jardines y confort para el desarrollo de vida familiar.


Finalmente creo llegar a la esquina de aquella noche de Año Nuevo. Han pasado veinte años o más. Pregunto y nadie recuerda nada. Me siento vieja. Sé que no lo imaginé. Sé que ayudé a rellenar de aserrín y a vestir ese muñeco de medias. Sé que costaba fijarle la cabeza. Tal vez nadie hace esas cosas ahora y ese lugar y esa quema del año viejo que busco reside únicamente en mi cabeza.


NICOLÁS

SÁEZ

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Ojos de Piure A las 7:00 de la mañana me encuentro a las afueras de un conocido bar clandestino que funciona a puerta cerrada como after hours. A goteo van saliendo sus fiesteros participantes luego de la habitual juerga de celebración de fin de año. Absorbidos por la alegría y la desinhibición no dudan en posar frente a mi cámara con “su mejor cara”… El sol de aquel amanecer de un primero de enero de 2013 iluminó sus enrojecidos ojos caracterizando cada uno de los retratos.














IGNACIO

BISBAL

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Vida Nueva He cambiado la marca del café. Mi horario es otro. Tengo nuevo empleo. Me he mudado de casa. He pasado del otoño a la primavera. He emigrado a otro país... Construyo el día a día sobre mi nueva rutina. Las imágenes vacías que flotan en mi casa se poblarán algún día con los recuerdos y los objetos de esta construcción. Verlos me proporcionará seguridad y sosiego. Mientras tanto, trato sin éxito de convertirlas en algo cercano. Así es. Lo cotidiano todavía es hoy distancia y desarraigo.












MANUEL

MORALES

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Son miles y venidos de diferentes lugares los que llegan a la gran celebración en la quinta región. Muchos arriban con el dato de que será una noche inolvidable. Así, entre preparativos, cábalas y aperitivos, comienza la celebración del último día donde nadie se enoja, ni se lleva su basura. Viña del mar, 31 diciembre 2012 - 1 enero 2013










AÑO NUEVO ‘13

Colectivo Concepción Fotográfica C/CF Concepción Chile




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